Dios te bendiga, amado pueblo del Señor Yeshua, amado pueblo destinado para caminar sobre la tierra en estos últimos días. Dice Isaías 21:6: «Porque así me ha dicho el Señor: Ve, pon una atalaya, y lo que viere, que anuncie». Y por esa causa, hoy, 8 de diciembre del año 2023, estoy aquí para anunciar lo que he visto sobre el país de México, estando en tiempos de oración, de intimidad, y de intercesión en estos últimos días. Les voy a compartir en primer lugar un audio donde el Señor me habló sobre juicio que viene para esta nación.
Padre, venimos juntas, Señor, colocándonos la bandera de México sobre nuestras vestiduras espirituales, porque yo veo ahora que entramos juntas a la oración por esta nación, y en el espíritu es como si nos colocáramos un vestido que en el frente tiene la bandera de México. Este simboliza que cuando uno intercede, tiene que interceder con un corazón por lo que está intercediendo, ponerse la camiseta de eso por lo cual está intercediendo, como cuando uno es hincha de algún cuadro de fútbol y se pone esa camiseta, que quiere decir que pertenece a ese cuadro de fútbol.
Nosotras ahora, no importa de qué nacionalidad seamos, venimos delante de tu presencia, Señor, a clamar por esta nación, colocándonos esta camiseta de México, tomando en nuestras manos esta bandera de México. Oh, Padre, venimos a clamar, Señor, venimos a clamar, porque yo veo una balanza, veo una balanza de la justicia, una balanza donde México es pesado, y viene juicio para esta nación. Yo veo fuego, conflictos sociales, corrupción en el gobierno.
Hijitas, clamen, dice el Señor, clamen. Clamen por esa corrupción que hay en el gobierno, porque Yo estoy viendo que en el país de México hay mucha corrupción en la política y que hay decisiones que han sido tomadas en este gobierno, que han sido dichas como que son a favor del pueblo de México, pero es mentira. Son decisiones que han sido tomadas, políticamente hablando, con una intención oculta en corrupción.
Se han tomado decisiones en corrupción, me dice el Señor. Por eso yo veo esta balanza. Veo esta balanza donde México está siendo pesado, y mientras este presidente que está ahora, López Obrador se llama, mientras este presidente tomaba decisiones, cuando él hablaba, decía que eran a favor del pueblo, en realidad no lo eran, sino que eran a favor de los políticos, a favor de los ricos.
Decisiones corruptas, decisiones con arreglos estoy viendo, arreglos como cosas que se tejen detrás de lo que se ve, en lo oculto. Dice el Señor que Él estaba mirando todo eso que se estaba haciendo de cerca, porque yo veo los ojos del Señor mirando de cerca lo que hacía este señor.
Por lo tanto, viene fuego a este país, fuego que representa problemas de distintos tipos, juicios, gente que se rebela. Veo como agitaciones sociales, porque la balanza se inclina en contra de México, me dice el Señor, y el tiempo de su juicio llega. Y este señor, este presidente que hoy está en México, López Obrador, piensa que Dios no ve lo que él hace. Este presidente se sienta en su silla, que es como un trono que yo estoy viendo en esta visión, que representa el liderazgo que él tiene al estar en la cabeza del país. Él se sienta ahí y dice: «Nadie me ve. Nadie me va a descubrir». Pero sus bolsillos están sucios.
Yo veo algo que se corta. Veo como una cinta y veo una tijera que corta, que corta algo, que corta como una soga, una cinta en el país de México. Viene un corte, escucho. Hay un corte que va a venir. No sé si tiene que ver con el gobierno o con qué, pero yo veo un corte y veo una tijera. Veo que algo se corta. Algo que se venía haciendo o algo que estaba en México se va a cortar.
Por eso dice el Señor que intercedamos por la política de México, porque no es solo el presidente. Hay toda una red de corrupción en el gobierno y entre los políticos mexicanos. Hay una corrupción terrible. Ellos se juegan cartas. Yo veo que entre ellos se pasan cartas, cartas como de póker, es decir, como que juegan cartas. Esa es la metáfora, la simbología.
Ellos juegan por debajo, por debajo de lo que la gente ve. Como cuando se juntan grupos a jugar al póker en lo escondido, como debajo de las casas, veo que hay gente que se junta a jugar al póker porque es ilegal, parece en mi visión. Yo no sé de estas cosas, pero es lo que veo, que hay gente que se junta a jugar al póker debajo de las casas. Hay como habitaciones especiales o subsuelos, no sé cómo se llaman, donde hay grupos de personas que se juntan ahí a apostar entre ellos, a hacer apuestas ilegales, eso escucho, y ellos se juegan cartas.
Esta visión quiere decir que ellos traman cosas en lo oculto, que lo que se ve en el gobierno de México, actualmente hablando, solamente es la punta del iceberg de lo que sucede debajo de ese mar, que es enorme. Lo que sucede debajo, lo que está escondido, lo que no se ve es mucho y es muy groso. Yo veo muchísimas cantidades de dinero que se mueven de una cuenta a otra.
Son cifras grandes, son cifras enormes que ellos mueven entre ellos, que roban, y tienen toda una red de protección para que nadie los descubra. Tienen una red de coimas. Tienen una red para poder mover esa plata de un banco a otro o a distintos países. Ya lo tienen todo armado en México para que no los descubran. Y ellos dicen: «Bueno, cuando termine mi cargo político ya tengo a dónde voy a ir, ya sé a dónde me voy a ir, a la isla no sé cuánto, a disfrutar de no sé qué cosa, a gastar la plata que me robé».
Viene juicio a México, me dice el Señor, porque su presidente tiene las manos sucias, tiene las manos manchadas, porque su presidente ha tocado el bolsillo de los ciudadanos. A mí me parece ver leyes que él ha hecho, que han impactado a los ciudadanos, no sé si a través de impuestos o algo así, y él ha tocado el bolsillo de los ciudadanos, me dice el Señor. Él se metió con el bolsillo del pueblo de México, y el Señor lo estaba mirando.
Y por eso viene un corte, me dice el Señor. Por eso viene un corte. Por eso veo problemas políticos en el pueblo también. Yo veo agitaciones del pueblo, como que el pueblo sale a la calle a manifestarse. Veo fuego también, veo agitaciones sociales en las calles. Por eso dice el Señor que oremos por estas cosas…
Este audio, hermanos, es desde hace 4 días, del 4 de diciembre de 2023, estando en intercesión por este país junto a otras hermanas. También les quería compartir, además de lo revelado durante esta oración, una visión de noche que tuve el 4 de marzo de 2018, hace 5 años. Esta visión de noche ya fue publicada en mi canal unos días después de haberla recibido, pero se los voy a volver a compartir ahora mismo para que lo tengamos en cuenta, porque tiene que ver con lo que el Señor ha hablado en la oración que acabo de compartirles. Y dice así:
Amados hermanos, amada iglesia del Señor Jesucristo, Dios los bendiga grandemente en el nombre de Jesús. Mi nombre es Noelia, en mi canal «Noelia ama a Jesús», soy argentina, y hoy vengo a compartirles una profecía que me entregó el Señor el día 4 de marzo de este año del 2018 en visión de noche. Y la visión fue así:
Estando yo durmiendo, me despierto en la conciencia y empiezo a mirar una visión. Claramente veía desde el espacio al continente de América del Norte, y veía cómo este continente se empezaba a sacudir, se empezaba a mover de una manera terrible, se empezaba a sacudir de una manera incontenible. Y empiezo a ver cómo este continente de América del Norte empezaba a quebrarse, empezaba a dividirse.
me pareció ver que se dividía en tres partes y que quedaban muchas islas también a causa de estos movimientos sísmicos. Y al mismo tiempo veía cuando la tierra se iba separando. Se iba dividiendo en tres partes el continente. Veía como el agua ingresaba entre estas tres partes y entre las islas que quedaban, y que varias zonas del continente americano desaparecían, quedaban debajo del agua.
Después de ver eso, el Señor me mostraba en la visión el número 23, muy muy grande. Y luego escuché una voz que me dijo, «México, México», y me desperté.
Esto tiene que ver con los juicios que vienen a México, porque en esta visión que tuve en el año 2018, yo veía el continente de América del Norte dividirse y que el agua entraba y su mapa cambiaba. El territorio cambiaba. Y no era solamente Estados Unidos, sino que era el continente que sufría este terremoto que yo veía en la visión. Esto también tenía que ver con México, y después escuché una voz que dijo, «México, México».
Así que, aunque esta visión sea simbólica, representa juicio para este país. El número 23, bíblicamente hablando, aunque también puede tener un sentido positivo, en sentido negativo normalmente se asocia con la muerte, con el infierno. Quiere decir, este número 23 en grande que yo podía ver está anunciando que viene muerte a México, y estas muertes van a venir a través de distintos tipos de juicios que el Señor está trayendo sobre este país.
Muchos de ustedes que vienen siguiendo las cosas que venimos anunciando a través de este ministerio ya han escuchado que algunas de las cosas que anuncié para México se han cumplido. Algunos de los terremotos anunciados, algunas de las inundaciones que han venido sobre México, habían sido anunciadas antes de que sucedan, pero el Señor también habló en otras oportunidades de un terremoto grande que viene para México, que aún no ha sucedido, de erupción de volcanes. Esto ya ha sido profetizado en el año 2019.
El Señor ya viene avisando que estos juicios vendrían sobre el país de México, y no solamente debido a lo que se mencionó en el audio que compartimos al inicio de esta transmisión. He hablado también de la idolatría de México, de la brujería que hay en México.
Y no solo eso, sino que yo veía cuando oraba, que el pueblo mexicano lo tiene a su presidente en gran parte como un ídolo, y no se dan cuenta de que él es como una moneda de dos caras, me decía el Espíritu de Dios, que muestra una sola de esas caras, pero no muestra la otra, y que por esto viene juicio no solamente al país, sino también a él.
Así que el país de México tiene que levantarse en intercesión, tiene que levantarse en clamor, tiene que clamar para arrepentimiento, porque estos juicios que van a venir van a limpiar a este país, cuya tierra está manchada, y esto en parte por la sangre de los sacrificios que se han realizado sobre este territorio.
Oh, hijitos, dice el Señor, clamen, clamen y clamen, porque ciertamente viene muerte sobre México. México me ha abandonado, dice el Señor. México se ha entregado, prostituyéndose con imágenes, adorando distintos dioses. Y cuando los mexicanos adoran a sus dioses, son dedicados, dice el Señor.
Son tercos, en el sentido de que son como alguien que es muy difícil de hablar para que cambie de opinión. Son duros de cerviz. Tienen la frente como diamante en su mayoría, dice el Señor. Y cuando los llamo y los llamo para que me miren y se conviertan, dice Jesús, no responden. Yo golpeo la puerta de los mexicanos, dice el Señor, pero hay pocos que me abren.
Oren, hijitos, oren, porque viene el agua. Viene el agua sobre México, viene la inundación repentina. Yo sigo viendo inundación, aguas de desastres, de calamidades, de catástrofes. Veo gente que no tiene tiempo a reaccionar porque el agua entra en sus casas tan repentinamente que no hay tiempo para ponerse a salvo. No quieren escuchar, dice el Padre. Estoy enviando voces, estoy enviando profetas, pero no escuchan a mis atalayas, porque son duros de cerviz. Son tercos como una mula, dice el Señor.
Juicio, juicio, juicio viene para México, dice el Señor. Y yo veo el martillo que ya ha sido golpeado contra el escritorio de nuestro poderoso Señor. Familias enteras van a sufrir, dice el Señor, por lo que viene a México. México está contaminado, dice el Padre, está sucio, empezando por su presidente, que tiene las manos manchadas, que tiene las manos sucias, dice el Señor.
¿Cómo no pueden ver que no es lo que él muestra? Hasta ustedes mismos, muchos de ustedes, han sido engañados, dice el Señor, porque él tiene apariencia de bondad, pero está lleno de maldad, de codicia, de avaricia, y les roba el dinero a ciudadanos en el nombre de la mejoría. Ha sido pesado en la balanza y encontrado falto.
He esperado, dice el Señor, he esperado que México se arrepienta. He esperado, dice el Señor, que quite los ojos de sus ídolos para levantarlos y que me miren. Le he dado oportunidades. Inclusive los terremotos que han venido no han sido de la magnitud que estaban programados por causa del clamor de la iglesia, por la intercesión. Pero, si Yo hubiera quitado mi mano completamente de México, dice el Señor, hubiera habido una mortandad mucho mayor.
Es la iglesia la que tiene que levantarse en México, me dice el Padre, con ayunos, con intercesión, con clamor, con vigilias, uniéndose, uniendo las manos, dice el Señor, porque lo que viene es grande para México y no se va a detener este caballo del hambre. Y estoy viendo un caballo negro, un caballo que va a traer hambre a esta nación. Juicio está decretado para México, dice el Señor. La balanza se inclina en su contra, en contra de su presidente y en contra de la nación.
México está marcado con el número 23, dice el Señor, que es la muerte, porque la muerte viene a México. Este caballo, dice el Señor, viene, viene sobre México. Y yo también veo el caballo pálido, el caballo amarillo, que está mencionado en Apocalipsis 6, pero en este momento estoy sabiendo que representa enfermedades. Veo una cruz roja sobre el mapa de México, sobre el país de México. Emergencia mundial, dice el Señor, emergencia mundial, emergencia de salud mundial.
Oren, hijitos, oren. Oren, dice el Señor. Unjan sus casas para no ser tocados por lo que viene. Yo tengo un remanente, dice el Padre, un remanente mexicano que es entendido, un remanente mexicano que sí se ha convertido de todo corazón, un remanente, que sí ha recibido la alerta, que sí ha escuchado la alarma, un remanente que siente el temor de Dios porque sabe lo que se avecina para esta nación que aparentemente de afuera se ve bien, pero por dentro es como un sepulcro blanqueado. Así está la cabeza, dice el Señor, y así está la tierra.
Conflictos vienen a México, conflictos, agitaciones sociales, levantamiento del pueblo. El agua inundara las calles. Fuego, fuego en las ciudades. El pueblo que se levanta a protestar. Espada clavada en México. Voy a limpiar esta nación, dice el Señor, y voy a agitar a los míos para que se tomen en serio mis cosas celestiales, porque nadie juega con mi nombre, dice el Señor.
Y viene el hacha en las iglesias mexicanas. Viene el hacha contra los pastores incrédulos que no dejan a mis ovejas en México que crezcan, no las alimentan con pasto verde verdadero, sino que le dan pasto seco, pero ellos sí se llenan los bolsillos, dice el Padre. Estoy cansado de ver estas cosas. La balanza se inclina en contra de ellos también.
Es una limpieza no solo contra la nación, sino contra los altares, porque es una misma cosa lo que va a pasar en el gobierno, una misma cosa lo que va a pasar en el territorio de México, en la nación en general, y una misma cosa lo que viene a mi casa, dice el Señor, porque viene juicio, y nadie se va a salvar de ser pesado en mi balanza justa.
Por lo tanto, arrepiéntanse, dice el Padre. Arrepiéntanse y clamen, para que tal vez derrame de mi gracia sobre muchos. Clamen, dice el Señor, para que tal vez muchos pastores se arrepientan, abran sus ojos, y vean el estado de las congregaciones y se pongan a cuentas conmigo, para que cuando venga esta agua de inundación, que representa juicio en esta visión, sean encontrados dignos de escapar.
Pero ahora hay muchos que ya están marcados, y esta peste que viene a México, me dice el Señor, va a tocar a muchos pastores y se va a ir mucho pueblo en México porque no escucharon las alertas, porque no reaccionaron, porque no se pusieron a cuentas, porque no destruyeron los altares, los lugares altos.
Son cerrados los mexicanos, me dice el Señor, y los hijos de Dios muchas veces solamente participan de las cuatro paredes de sus iglesias, pero cuando tiene que ver con las calles, se comportan como uno más, como un ciudadano más, como un inconverso más, como un incrédulo más, sin hablar de mis cosas, sin compartir el evangelio, dice el Señor.
No se cierren, dice el Padre, ábranse. Y los que son como vela encendida, enciendan a otros, salgan a las calles, dice el Señor, porque el tiempo a México se le termina. Yo veo un reloj de arena que le queda poca arena en la parte de arriba para terminar de pasar toda la arena. Se termina el tiempo, dice el Señor, y mi juicio cae, y mi juicio cae poderosamente.
Hijitos, arrepiéntanse, dice el Señor, de toda negligencia, porque a muchos de ustedes en el país mexicano les he dado dones, les estoy hablando, les estoy dando sueños y visiones, profecías, les estoy revelando, dice el Señor. Hay un pueblo profético en México, pero no todos hablan, no todos responden. Los atalayas están callados, dice el Señor. Se comparan los unos con los otros en vez de hacer lo que cada uno tiene que hacer, en vez de hacer lo que estoy llamando a hacer a cada uno de ustedes.
¿Cuándo van a reaccionar? ¿Están esperando el terremoto para moverse? Arrepiéntanse, dice el Señor, y sean humildes, porque yo veo mucha soberbia, mucho orgullo en los mexicanos. Inclusive hablan sobre su presidente, «Miren qué bueno es mi presidente, miren qué santo, miren cuánto cree», mientras se llena los bolsillos, sacándole la plata a ustedes, dice el Señor. Abran los ojos y pidan discernimiento.
Y vuelvo a ver el martillo que golpea. El martillo ya ha golpeado. El juicio ya está presto. Vienen los caballos de la muerte, del hambre sobre México, de la enfermedad sobre México. Vienen juicios de distintos tipos. La tierra se va a sacudir, el agua va a entrar, la gente se va a levantar: agitación social, falta de paz. La balanza está en contra de México.
Pero ustedes, dice el Señor, mi remanente, los verdaderos, los santos, los puros, los blancos, los que están llamados a resplandecer para estos últimos días, los que son la sal del mundo: proliferen, salgan a las calles, vuelve a repetir el Señor, y contagien el amor por Cristo Jesús. Ábranle los ojos a las almas inconversas antes de que venga la muerte. Porque sigo viendo una cruz roja sobre el mapa de México. Emergencia de salud mundial.
Ustedes tengan esperanza, hijitos, los que me siguen, los que me son fieles, los que me escuchan a mí antes que a los hombres, los que han clamado, los que han llorado, los que han intercedido, los que se han colocado en el vallado, dice el Señor, los que han intervenido en las cosas espirituales. Ustedes están en mi mano, dice el Señor.
Tengan fe y no permitan que el miedo ingrese ni en sus corazones, ni en sus casas, porque haré diferencia entre el justo y el injusto, dice el Señor, a menos que quiera probarte para aumentar tu fe sobremanera, para que seas capaz de resistir a los días finales. Ten fe, hijito; ten fe, hijita, te dice el Señor, a los que son hijos de Dios, puros y verdaderos en el país de México, porque voy a sostenerte mientras la tierra se mueva debajo de tus pies. Mientras estos juicios caen, mi misericordia será desparramada en tu vida. ¡Gloria a Dios!
Intercedan por los pastores, intercedan por las congregaciones, porque cuando la tierra se sacuda de la manera que se va a sacudir, muchas paredes de iglesias evangélicas se van a desmoronar. Y ahí muchos se van a escudriñar en sus corazones y van a decir: «¿Por qué, Señor, sucedió esto? ¿Por qué no nos protegiste? ¿Por qué pasó el ángel a destruir nuestros edificios al igual que los demás?»
Y el Señor les va a responder en ese momento: «Porque fuiste pesado en mi balanza y encontrado falto», como dice Daniel 5, porque «mene, mene, tekel uparsin» viene para muchos ministros y pastores corruptos en México, porque no es solamente el presidente, no es solamente el gobierno y los políticos, es la gente que está corrompida en gran mayoría, incluyendo los pastores. Es normal la corrupción en México, me dice el Señor.
Lávense las manos. Vacíen sus bolsillos de ganancias deshonestas, les dice el Señor a los pastores mexicanos, porque estoy anotando todo lo que te estás guardando en el bolsillo, y no voy a dejar de contar ni una moneda que le pertenecía a los míos pero que te la guardaste. Juicio viene sobre los injustos, dice el Señor, y prueba para los justos. Amén.
Y el Señor en su misericordia le está revelando estas cosas a varios de ustedes a través de distintos medios de comunicación que el Señor tiene para hablar a Sus hijos. Por lo tanto, el Espíritu de Dios dice hoy que le presten atención a sus sueños, que le presten atención a sus visiones, que no se hagan los sordos, para que después, cuando venga lo que va a venir, no tengan para decir que Dios no les avisó.
Sean responsables con los talentos que el Señor les ha dado y pongan manos al servicio de la obra, para que cuando venga lo que va a venir, el Señor los encuentre activos, con las manos puestas en la mies, porque los obreros son pocos, pero la mies es mucha. Abran sus oídos, dice el Señor, porque les voy a hablar a muchos de ustedes, confirmando esta palabra.
Muchos de ustedes están soñando con estos caballos que vienen a México, y esto es lo que representa. Unjan sus casas, preparen a sus familias, pidan la guía del Espíritu Santo, pero por sobre todo, arrepiéntanse y clamen, para que quizás muchos ojos sean abiertos y la destrucción no les caiga a los que sean salvos, gracias a sus oraciones. Amén. Gloria a Dios.
He cumplido, Padre. No tengo sangre en mis manos. Amén y amén.
Hermana Noelia, Dios la bendiga, le agradezco infinitamente esta revelación, soy mexicana y sufro de percatarme como mi país está sumido en la desgracia por este presidente que consagró a México a Satanás y la mayoría del pueblo está zombificado, hechizado, no ve el peligro que se cierne por su desobediencia a Dios. Dios permita que llegue a muchos mexicanos este mensaje y abran los ojos espirituales. Saludos afectuosos desde ka CDMX
Mexico está sumido en una gran crisis de identidad desde que fue colonizada por España. El clero católico aliado del poder político y económico han sido un lastre para esta nación. Juárez en el siglo XIX con las leyes de reforma, estableció la división entre el estado y el clero. Cerca del siglo XX llegaron los primeros cristianos evangélicos a establecer la verdadera iglesia de Jesucristo, que es su cuerpo sobre la tierra. Sin embargo, en su gran mayoría, desarrolla sus actividades dentro de las cuatro paredes de los lugares donde se congrega. Falta mucho por hacer. Además de la ceguera espiritual impuesta por el clero Romano, hay una gran cantidad de ritos satánicos, algunos que subsisten de los pueblos prehispánicos. Estamos iniciando el 2024, hay violencia política, se prevén levantamientos civiles y los grupos delincuenciales se disputan el control de muchos estados. Oren por la extensión del reino, por valentía para trascender como iglesia fiel que acude al llamado a predicar el evangelio de Jesucristo, por un genuino arrepentimiento y conversión no solamente de los incrédulos sino también de muchos que creen ser cristianos, pero viven engañados. Y el engaño ciertamente viene del interior. No esperemos a que el país termine de derrumbarse. El eterno y poderoso Dios Padre nos confrontará por ser tibios!