Hoy es 29 de agosto del año 2024 y estoy aquí para bendecirte a través de lo que el Señor quiere hablarte en esta noche de los últimos días.
[1 Corintios 1:3-4, RVR1960] 3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
Precioso pasaje que representa lo que el Señor quiere hablar hoy a su pueblo, porque yo escuchaba al Espíritu Santo de Dios que me decía, hijita háblale a mi pueblo porque los quiero consolar y comenzamos esta palabra profética así.
Hijos míos, preciados de mi alma, benditos por mi Mano, hoy quiero hablarles a sus corazones porque estoy viendo lo que ustedes están sufriendo, porque Yo sé por lo que están pasando, porque estoy viendo pies descalzos que al caminar el Camino que he trazado para ellos se lastiman, pies que caminan por Caminos pedregosos que a veces provocan lastimaduras en su piel, pies gastados del Camino, y yo (Noelia) veo sangre en esos pies que van avanzando en ese camino, pero que a medida que avanzan esos pies (que estoy viendo en esta visión) se ven cada vez más cansados, se van envejeciendo, van perdiendo su fuerza, se van lastimando.
Y a veces es tan grande el dolor que hasta las uñas de esos pies se caen por debilidad, porque ya no resisten al camino por donde van caminando y el Señor en esta transmisión, a través de esta Palabra quiere hacerte saber que Él primeramente ya caminó por ese Camino.
El Señor te dice en esta Palabra, amado, amada de mi Alma, Yo sé lo que se siente que los pies sangren mientras vas caminando por la Senda recta, las Sendas de justicia no son fáciles de transitar, y Yo más que nadie sé lo que se siente experimentar el tránsito por ese Camino difícil, no es fácil, mantenerse justo, caminar de una manera recta, permanecer hasta el final de ese Camino que he trazado para ustedes, pero Yo vencí primero, para que después ustedes puedan vencer, Yo completé primero ese Camino, Yo fui el Primero de muchos, que llegué hasta el final de ese Camino y obtuve mi trofeo, para ser de Ejemplo para los que siguieran después de Mí, también lo pudieran hacer a través de mi Victoria.
Y el Señor te dice en este momento, no van a ser ustedes por su propia fuerza, los que puedan terminar, los que logren terminar con ese Camino, sino que lo van a lograr a través de mi Fuerza, porque Yo ya obtuve la Victoria para que ustedes sean victoriosos, porque Yo ya obtuve la Corona, para que a ustedes se les sea dada después de Mí.
Yo fui el Primero de muchos que pasó dolores insoportables, que sufrí en la carne, en el cuerpo, en el alma, en el espíritu, cosas insoportables, casi imposibles de superar, pero con la ayuda de un Padre bueno para el cual todo es posible, Yo fui el pionero para que todos los que quieran seguirme después, para todos los que quisieran seguirme después de Mí, después de haber completado ese Camino en primer lugar Yo, lo pudieran también lograr.
Hijitos mi Victoria es la victoria de ustedes, mi Corona es la corona de ustedes, el Camino que Yo completé, lo completé no por Mí, sino para los que vinieran después de Mí, para que ellos también lo pudieran completar y ustedes a veces piensan que no van a poder lograrlo, que no van a poder hacerlo, que no van a no van a lograr terminar, este camino que han iniciado, cuando ingresaron, cuando empezaron a formar parte del Reino de los cielos, cuando se transformaron en ciudadanos de un Reino inconmovible.
El diablo les habla y les miente para ver si tal vez ustedes creen en esas mentiras, el diablo les predica que no van a lograrlo, que ese camino se va a cortar en la mitad y que no van a llegar hasta el destino final, el diablo los hace dudar, los confunde, les miente, diciéndoles que no son capaces de completar esa tarea 100% y hasta el final; pero ustedes no tienen que creerle a él, sino a lo que está Escrito y Escrito está que «porque Yo obtuve la Victoria, ustedes son más que vencedores en Mí».
Hijitos dice el Señor, recuerden que al final de este Camino difícil, los estoy esperando con el trofeo en la Mano, los estoy esperando para abrazarlos, para felicitarlos, para decirles bien hecho siervo fiel, porque resististe hasta el final, porque fuiste obediente hasta terminar lo que tenías que hacer, porque me creíste a Mí y no al enemigo de las almas, que quiso engañarte tantas veces.
El Señor dice hijitos, Yo sé que es difícil, Yo mismo pasé por eso, como el Primero para después poder ponerme en su lugar, Yo sé de lo que están hablando, Yo lo viví, Yo viví pruebas, tentaciones, tribulaciones, angustias, aflicciones, maltratos, inclusive aún más graves de los maltratos que ustedes están sufriendo en estos momentos.
Yo sé lo que se siente porque no es solamente, que lo aprendí a través de mi propio Camino, que el Padre trazó para que Yo camine en él, sino que Yo estoy en ustedes y cuando ustedes sufren porque son maltratados, Yo también lo hago, cuando ustedes lloran por todo lo que les duele, este Camino de la fe que no es fácil, mi Alma también llora, junto con ustedes, Yo los acompaño, pero no soy una Compañía no experimentada en el sufrimiento, en el calvario, en el dolor, sino alguien que sabe exactamente de qué se trata, lo que a ustedes les está pasando, porque si ustedes están sufriendo, Yo ya sufrí, si ustedes están siendo golpeados, Yo más fui golpeado.
Si ustedes están siendo burlados en este tiempo, cuánto más fui burlado Yo; Yo lo sé hijito, Yo lo viví hijita, no estás solo, hay alguien que puede comprenderte 100%, y es tu Salvador, Yo tenía que vivirlo, tenía que pasarlo, tenía que experimentarlo para no hablar y tratar de consolarlos solamente con palabras, sino a través de la vivencia, ¿Quién mejor que Yo, para ponerme en tus zapatos?
Alguien que experimentó el dolor hasta la sangre, alguien que entregó lo más valioso que tenía, que era su Vida por amor a ti, para poder entenderte, para que hoy cuando me hables, Yo sé de qué estás hablando y no ser ajeno a esas palabras de clamor, de dolor, de angustia, de decepción, de traición, hijitos Yo entiendo lo que se sienten los puñales en la espalda, porque aun los que comían conmigo me traicionaron, aun los que vieron mis sanidades y milagros, aun los que con sus propios ojos de la carne, presenciaron Testimonios del cielo, saborearon el poder de Dios, convivieron conmigo, con el Hijo de Dios y así me abandonaron.
Me hicieron a un lado, no me entendieron y algunos hasta me traicionaron, huyeron de delante de mi Presencia, dejándome completamente solo, habiéndoles dado Yo todo, me desecharon como un pedazo de carne que ya no sirve para comer, como algo que es usado mientras sirva, pero después tirado a la basura, porque ya cumplió su función, así me sentí, traicionado por los míos, crucificado por mis propios hermanos, Yo sé lo que se siente, Yo estuve ahí, Yo fui escupido, vituperado, golpeado, desnudado, puesto por escarnio de todos los que me veían.
Así que, si ustedes se sienten ridiculizados, si ustedes sienten vergüenza, Yo sentí más, Yo lo sé hijitos, Yo sé de lo que ustedes me están hablando, Yo sé lo que ustedes me están contando cuando oran y lloran y claman y exponen sus casos delante de Mí, para que tal vez Yo salga en rescate, no soy un Dios ajeno a lo que ustedes sienten.
El Padre se aseguró de poner en mi Camino, distintos tipos de aflicciones y sufrimientos, para que pasando Yo por ellos, sea capaz de entender a los míos, a los que Él me dio, no soy alguien que habla desde la comodidad, desde la inexperiencia, sino alguien que pasó por los dolores más terribles, por las traiciones más dolorosas, alguien que puso su Espalda, para recibir lo que no se merecía, por eso Yo puedo entenderlos desde un lugar, puedo escucharlos, puedo verlos, desde un lugar de empatía, en donde lo que ustedes sienten Yo ya lo sentí, lo que ustedes viven, Yo ya lo viví y aún multiplicado.
Pero si Yo vencí, ustedes también lo pueden hacer, si Yo me levanté, ustedes también se van a levantar, si Yo resistí, ustedes también son capaces de resistir, decidan poner sus vidas por amor a Mí, como Yo lo hice por amor al Padre, porque renunciar a sus propias vidas, es la clave de la victoria.
Hijitos entiendan que el dolor no siempre es algo malo, sino que se puede convertir en un instrumento para refinarlos, así como el Padre me refinó a Mí, a través del dolor, a través de la aflicción, a través de los sufrimientos, entiendan que la obediencia se aprende a través del dolor, aprendan también a bajar la cabeza, a no defenderse por ustedes mismos, porque hay alguien Mayor que los quiere defender, así como Yo no me defendí por mí mismo, así como Yo no levanté mi Cabeza, cuando me estaban golpeando, cuando me estaban maltratando, cuando me estaban crucificando, cuando clavaban esos clavos en mis Manos y en mis Pies.
No abrí mi Boca para reclamar justicia, sino que solamente lo hice para pedir por mis enemigos, para que tal vez el Padre tuviera misericordia de ellos, y se salven algunos, las almas son más importantes que el dolor de ustedes, la obediencia se aprende a través de la aflicción, y a veces el dolor no es su enemigo, sino el instrumento a través del cual Yo puedo refinarlos, quebrantar su orgullo y provocarlos a una mayor humildad y mansedumbre.
[Isaías 53:7, RVR1960] Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Así que el Señor te dice en esta noche, resiste, resiste, porque estoy contigo, sigue adelante, no desmayes, aunque tus rodillas se doblen y sientas que no puedes más, si clamas a Mí, Yo te voy a levantar, aunque sientas que tu cuerpo no quiere responder, que tus piernas no se mueven para dar un paso más, si pones tu esperanza en Mí, en medio de esa debilidad, Yo me voy a glorificar, porque mi Poder se perfecciona en las debilidades de ustedes y cuanto más débiles estén, más fuertes pueden ser, porque el cuerpo puede estar sufriendo, y el alma puede estar siendo quebrantada, pasando por distintos tipos de dolores y a veces el dolor del alma, es más insoportable que el de la carne.
Pero nadie puede quebrar una decisión una vez que ha sido tomada, en el sentido de que sus cuerpos pueden ser maltratados, sus almas pueden estar sufriendo, pero alguien que ha decidido que se ha determinado seguirme hasta el final, no importa lo que pase, no importa cuánto es el monto del dolor que está experimentando, el poder de esa elección y la fuerza de esa voluntad, nadie la puede quebrantar, nadie puede quitarles el poder de una decisión de seguir hasta el final igual.
Cuando el diablo ve que una persona ha decidido en lo profundo de su corazón y se ha determinado a terminar el Camino pase lo que pase, venga lo que venga, sufra lo que sufra, el diablo se retuerce, porque sabe que no hay nada más para hacer, porque sabe que ha perdido esta alma, porque si Dios lo permite el diablo puede tocar su cuerpo para que sufra, inclusive puede llevarlo por distintas situaciones, para que su alma esté completamente quebrantada, pero un espíritu decidido, nada lo puede quebrantar y el diablo sabe, cuáles son tus debilidades y va a ir por ahí, probando una tras una, para ver con cuál de ellas puede hacerte caer, para que renuncies al Camino de la fe.
Sin embargo, él no puede tocar tu voluntad, él no puede obligarte a decidir, ya no seguir en el Camino de la fe, él puede intentar llevarte a tomar esa decisión de que renuncies a seguir al Señor Jesucristo, pero no puede obligarte, él no tiene la potestad de cambiar una decisión que has tomado, él va a intentar por todos los medios doblegar tu voluntad, pero la decisión, el poder de tomar una decisión de seguir hasta el final, él no te la puede robar.
Yo (Noelia) veo un boxeador, que es golpeado, múltiples veces recibe golpes este boxeador, y el boxeador ya tiene los ojos negros, los huesos quebrados, ya está mareado, confundido, no sabe a dónde está, casi ha perdido el conocimiento, se tambalea, siente que en cualquier momento se va a caer, se va a desmayar, pero por más que lo golpeen, este boxeador ha decidido que va a terminar esa pelea, adonde se ha metido por su propia decisión, por su propia voluntad.
Es decir, el oponente lo puede golpear, lo puede debilitar, lo puede maltratar, pero no puede hacer que el boxeador cambie su decisión de resistir hasta el final y el Señor dice en este momento que entendamos, que tenemos que tomar la decisión de resistir hasta el final.
Si nosotros llegamos a este punto de tomar la decisión, de resistir hasta el final, pase lo que pase, venga lo que venga, duela lo que duela, no hay nada, ni nadie y ningún poder de las tinieblas que pueda hacernos dejar el Camino, que pueda hacernos renunciar, que nos provoque a rendirnos.
Y el Señor dice que aquellos que se determinen de esta manera y que decidan seguir hasta el final de cualquier manera, lleguen como lleguen, pase lo que pase, duela lo que duela, a esos el Señor los ayuda a llegar, porque ciertamente por su propia fuerza no van a poder, humanamente no se puede y no es por fuerza ni con ejército, sino con mi Espíritu.
Pero muchas veces nos olvidamos, te olvidas de que, en esos momentos, cuando no podes más, es cuando viene el Espíritu Santo a ayudarte, para que puedas por su Fuerza y no por la tuya.
Y el Señor te dice, hijitos resistan, falta poco amados de mi Alma, entiendan, el valor que tienen ustedes, sus almas valen tanto, que ni siquiera una, ni una sola alma puede ser pagada con todo el oro y las piedras preciosas que existen en el mundo. Todo ese oro, todas esas piedras preciosas, todos los diamantes y los rubíes y las cosas más valiosas que existen en el mundo, ni todas ellas juntas, que se acumularían en montañas de riquezas, ni siquiera pueden comprar una sola de las almas de ustedes.
Lo único que pudo pagar, es la sangre del Hijo de Dios, inocente e inmaculada. Eso es lo que ustedes valen, y muchas veces se olvidan, se olvidan de que ustedes valen la sangre del Hijo de Dios, la sangre del Perfecto, la sangre del Cordero inocente, entregado al matadero sin abrir la boca. Eso es lo que valen.
Y se olvidan de lo valiosos que son, se olvidan que tengo mis Ojos sobre ustedes, ¿Cómo no los voy a tener? Si los compré al precio de mi Sangre, mi Dolor fue el pago. ¿Cómo pueden pensar que después de haber hecho ese sacrificio por ustedes para obtenerlos para Mí, puedo olvidarme de alguno de los que han sido comprados? Ustedes valen más que todas las cosas que existen. Ustedes son mi Causa, ustedes son mi Interés. Yo los sigo de cerca, nunca quito mis Ojos de ustedes, porque fueron comprados con el precio de mi Dolor, mi Sangre, Sangre divina, fue derramada para que ustedes puedan vencer. Y muchas veces se olvidan.
O acaso ustedes cuando logran comprar algo, que realmente les ha costado, algo para lo cual habían ahorrado mucho dinero, por mucho tiempo, algo que sus almas habían anhelado muchísimo, habían deseado, algo que les costó conseguir, piensen en eso. Ustedes piensan que, una vez obtenido ese tesoro, lo abandonarían, lo tirarían, lo dejarían, lo desecharían. No, dice el Señor, seguramente no, por lo que les ha costado.
Cuánto menos, Yo los voy a abandonar si ustedes me costaron mi Sufrimiento, mi Clamor, hasta la muerte. Yo no me olvido de los míos, aunque los míos sí se olvidan de Mí. Yo no los dejo solos, aunque ellos sí me dejan a Mí. Porque una vez que han sido comprados, Yo hago todo lo posible para rescatarlos cuando se pierden, para ayudarlos, cuando necesitan rescate, para guiarlos cuando están perdidos, para limpiarlos cuando están sucios o sanarlos cuando están enfermos.
Yo cargué, con todos sus dolores en la cruz. No se olviden, amados de mi Alma, porque yo, Noelia, estoy viendo algunos de ustedes que están siendo maltratados. Maltratados en los trabajos, maltratados por sus parejas, maltratados por los familiares, maltratados en las congregaciones, maltratados en distintos tipos de circunstancias. Y a veces ustedes piensan, mientras están sufriendo esos maltratos, que el Señor no los ama, que el Señor no los aprecia, que el Señor los hace pasar por eso con malicia, que el Señor los desprecia, que el Señor los ha desechado, se ha olvidado.
Cuando eso les pase, recuerden que el precio ha sido la Sangre. Recuerden, que el precio de comprarlos ha sido mi Sangre. Y yo sé exactamente, quiénes son los míos. Justamente porque el precio de los míos ha sido mi Sangre. Cuando estén sufriendo, por esos vituperios, por esos maltratos, cuando estén siendo juzgados injustamente, cuando se rían de ustedes, los avergüencen, los ridiculicen, los expongan, cuando no les den el pago que les corresponde, cuando los desechen, los menosprecien, los dejen apartados, los releguen, recuerden que el precio de su pago fue mi Sangre.
Estoy con ustedes, hijitos no los he abandonado, no los he dejado, no me he olvidado de ustedes. Pero tienen que entender que es necesario pasar por la prensa (En el contexto del trabajo con vinos, la prensa se refiere a una máquina o dispositivo utilizado para extraer el jugo de las uvas durante el proceso de vinificación.), porque ahí, cuando la uva es apretada, sólo ahí su jugo puede ser extraído. Las uvas tienen que ser pisoteadas, para extraer lo mejor de ellas, para después convertir ese jugo en vino.
Resistan, hijitos, al lagar. Resistan el proceso, porque estoy sacando lo mejor de ustedes, aunque ahora no lo entiendan. Yo estoy ahí. Los estoy ayudando en medio de ese proceso, como el Padre me ayudó a Mí en medio del mío. Si Yo fui pisoteado, ¿cuánto más ustedes, los que están en Mí? Si yo fui probado ¿cómo no van a ser probados ustedes? Entiendan, hijitos, y resistan, les dice el Señor.
Resistan hasta el final, pero tiene que ser una decisión, una decisión determinante, una decisión tajante, una decisión que no conoce las medias tintas, una decisión que protejan con uñas y dientes, para que nadie se las haga cambiar.
Decidan, dice el Señor, resistir hasta el final, sabiendo que esa decisión los va a llevar a obtener la corona de la vida, donde ya no habrá lágrimas, no habrá sufrimiento, no habrá injusticias, donde recibirán el pago de sus lágrimas, donde ya no se acordarán de esas aflicciones tremendas por las cuales ahora están pasando.
Estoy con ustedes, dice el Señor, y voy a estar hasta el final. Y en medio de los tiempos más difíciles, más me voy a glorificar en ustedes, porque cuanto más quebrantados están, más me puedo mostrar a través de ustedes. Cuanto más mengüen, más puedo crecer Yo en ustedes. Créanme, en este momento los abrazo, en este momento los consuelo, en este momento les digo que los amo, que los amo, con un amor perfecto, con un amor que no titubea, que no cambia, que no se vende, con un amor que no es negociable, con un amor que no se corrompe, que no depende de lo que ustedes hagan o dejen de hacer. Ustedes son míos y los amo, y estoy con ustedes hasta el final.
Y yo veo al Señor Jesús, porque Él es capaz de estar en todos lados al mismo tiempo, y lo veo abrazándolos ahora, fuerte, fuerte. Y el Señor dice, descansa en mi Hombro, derrama tus lágrimas en mi pecho. Confía en Mí, abre tu corazón y cuéntame cómo estás, para que pueda responder a esas palabras con mi Amor eterno con el que te amo.
Porque te formé desde antes de nacer, para que seas capaz de pasar por lo que estás pasando y obtener la victoria. Yo te hice resistente, solamente que no lo crees o no te recuerdas. Descansa, descansa tu cabeza en mi Hombro, para que Yo te restaure, para que Yo te sane, para que te devuelva la fuerza que te faltaba. Estoy aquí, ahora, contigo, consolándote, y mi Espíritu te envuelve. No estás solo, y aunque todos te abandonen, Yo no te voy a abandonar, aunque todos te dejen, y te hayan dejado, porque de hecho veo, yo, Noelia, muchos que están literalmente, completamente solos.
Pero, dice el Señor, aunque tu padre y tu madre te dejaran, Yo nunca te voy a dejar. Aunque los que decían que eran tus amigos, huyan de tu lado, Yo aún estoy ahí, sentado a tu mesa. Aunque los que decían que te amaban, te traicionen, Yo nunca te voy a traicionar. Soy el único Amigo fiel, que permanece a tu lado para siempre, si tú me aceptas. Te amo, te amo hijita, te amo hijito, Me interesa lo que tienes para decirme, Me interesan tus intereses, cada detalle de tu vida es importante, y Yo estoy ahí, marcándote el camino, no abandones, no abandones, como Yo no abandoné.
No es fácil, y no lo será y ciertamente, la iglesia va en empinada, subiendo a una montaña difícil de escalar, pero no va sola, Yo voy delante de ella, marcando el camino, llevando la bandera de la victoria y de la paz, y todo el que cree y se apoye en Mí, también lo va a lograr, porque Yo lo hice primero.
Hijitos, piensen en esa corona, piensen en esa diadema, piensen en la nueva Jerusalén, piensen en la vida eterna, piensen en las moradas que tengo preparadas, para los que venzan. Piensen en lo que viene después de esto, que esto sólo es un momento, un segundo, en el tiempo comparado con lo que les espera, eternamente y para siempre. Enfóquense, en lo que sus ojos no ven, pero que está ahí, levanten sus miradas al cielo y piensen de una manera celestial y no terrenal, y esto les va a ayudar, así como Yo pensaba, en volver a sentarme al lado de mi Padre, cuando el dolor terminara.
Hijitos, piensen en lo que les he hablado y resistan hasta el final, y no le den tan importancia, a las voces del enemigo, no les den tanto lugar a las ofensas de las otras personas. No se enfoquen en eso, no le den la importancia que el diablo quiere que ustedes le den. Así como Yo no le di la importancia, cuando me ofendían, sino que seguía enfocado en cumplir mi Misión para poder salvarlos y los bendecía.
Hagan a un lado las ofensas, no les abran tanto las puertas a esas palabras, sino que déjenlas pasar de largo y no las inviten a quedarse en sus vidas permanentemente y para siempre. Depende de ustedes en qué se quieren enfocar, si en las ofensas o en la recompensa.
Y no devuelvan con mal al mal, sino con el bien, sean de ejemplo. Así como lo fui Yo mientras me estaban clavando en esa cruz, diciendo, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Hijitos, enfóquense en el amor de Dios y no en el odio del enemigo, porque eso los puede hacer caer, los puede hacer retroceder, los puede hacer dudar, confundirse y hasta equivocarse. Aprendan a pensar de una manera celestial.
Ustedes no tienen lucha contra carne ni sangre, sino contra potestades espirituales. Y comprendan que no son las personas contra las cuales ustedes se tienen que levantar, sino contra lo espiritual, que se mueve y que el enemigo utiliza a través de ellos. Amén.
Bendíganlos, dice el Padre, para que ustedes sean bendecidos. Perdonen para que Yo los perdone. Porque haciendo esto, ascuas de fuego amontonan sobre sus cabezas. Sean sabios y que no se conviertan ustedes a ellos, sino ellos a ustedes. Aún en los momentos más difíciles de tener dominio propio. Están siendo probados, para ver cuánto me aman, para ver cuánto me siguen, para ver cuánto resisten, para ver cuánto aplican de lo que hablan, para ver cuánto amor hay en ustedes, porque es fácil amar a los que los aman.
Pero la prueba está en amar a los que los ofenden, a los que los odian, a los que los atacan. Hijitos, cuando les tiren piedras, devuelvan una bendición y no se tornen acusadores como el enemigo. Bajen los dedos, acusadores, y déjenme la justicia a Mí. Porque mía es la venganza, Yo pagaré, dice el Señor.
Pero si ustedes devuelven a las ofensas y a las piedras con más piedras, entonces ya no hay lugar para que Yo los defienda, porque ustedes ya hicieron la justicia que Yo quería hacerles. No están entendiendo que a veces, cuando no responden a los maltratos, acumulan saldo a su favor, que Yo después les quiero pagar. Amén.
Sean justos como Yo soy justo. Sean buenos como Yo soy bueno. Y clamen para pedir mi ayuda como Yo clamé al Padre para pedir su ayuda. Pero también digan que no se haga mi voluntad, Señor, sino la tuya. Sean entendidos de las cosas espirituales y ya no sean carnales. Y recuerden que estoy con ustedes y que veo todas las cosas. Y no hay nada que ellos les hayan dicho para lastimarlos y ofenderlos que Yo no haya escuchado.
Pero no les deseen el mal, pecando de la misma manera que ellos, sino que pidan por ellos y bendíganlos. Y esto se tornará en justicia para ustedes mismos. En el nombre de Jesús. Amén.
En este momento los lleno de gozo, dice el Señor, los lleno de poder para resistir. Lleno sus vasos los que se sentían secos. Sano sus pies de toda lastimadura. Vendo sus manos de todo sangrado. Acaricio sus espaldas para fortalecerlos. Lavo sus ojos y los unjo con colirio, dice el Señor, para que puedan ver las situaciones por las que están pasando de otra manera. En la misma manera que el Padre me enseñó a mí a verlas.
Y el Señor repite que nos ama, que somos la niña de sus ojos, su especial tesoro, su deleite, su alegría, su gozo, su placer, su deseo, que Él nos anhela celosamente. Y que no estamos solos aun cuando parezca que sí.
Muy bien, hermanos, escuchen esta Palabra cada vez que lo necesiten, cada vez que se sientan golpeados, que sientan que no puedan más, que les vengan pensamientos de frustración, de abandonar, de renunciar a la fe. Y aun cuando no entiendan, sigan caminando, porque el Señor está con ustedes, declarando su fe y su amor en Él.