Bendiciones, amado pueblo del Señor. Estamos aquí este 29 de julio del 2024 para hablar sobre Venezuela. El Señor quiere hablarle a los venezolanos en este día.
Sabemos que se han realizado elecciones presidenciales en Venezuela el día de ayer y que hoy Nicolás Maduro se ha autoproclamado Presidente de la Nación. Y en mi espíritu veía a muchos hermanos venezolanos desilusionados, tristes, frustrados, preguntándole al Señor en sus corazones, ¿cómo puede ser, qué ha pasado?, que otra vez seguimos en lo mismo. Y me venían los mensajes que el Señor me había dado en los años anteriores sobre el proceso que Venezuela pasaría, las palabras que Dios me había dado, si ustedes van a mi canal de Noelia ama Jesús pueden ver que he venido hablando de este país desde casi mis comienzos. El Señor ha hablado sobre Venezuela y sobre lo que sucedería a Venezuela. Y búsquenlo ustedes, hace más de cinco años que vengo profetizando cosas que ya han sucedido sobre este país y otras cosas que están a punto de cumplirse. Y en todas esas palabras que el Espíritu me ha dado, siempre he anunciado que la libertad de esta Nación no sería sin sangre, que nacería una nueva Venezuela, pero que como todo nacimiento sería a través del dolor y el derramamiento de la sangre. Y por ejemplo, para no buscar y compartir tanta información que ustedes mismos pueden chequear en mi canal, les voy a compartir algo muy corto que hace unos meses posteé en mis redes sociales, donde ustedes pueden ver parte de lo que el Señor me había dicho.
El 19 de noviembre del año 2023, del año pasado, hace menos de un año, donde comparto una palabra que dice Palabra para Venezuela y Argentina entregada el 17 de noviembre del 2023, extraigo del mensaje profético una parte a donde el Señor dice que vendrían vientos de cambio para distintas naciones. Y ustedes pueden leer, por ejemplo, aquí en mi página de Facebook, pero también lo pueden encontrar en el Telegram de Noelia Ama Jesús, donde pueden seguir los mensajes de manera privada, o en la pestaña Comunidad del canal de YouTube. Y dice así, hay ciertas naciones latinoamericanas como Venezuela y Argentina que se van a levantar para ser como faros entre las naciones. Y dice aquí, pero antes de ver el sol viene la noche más oscura, así como una mujer que está a punto de dar a luz, y las últimas contracciones son las más dolorosas. Se acerca el tiempo de parto para estas naciones, pero no será un parto sencillo. Resistan las últimas contracciones antes del alumbramiento, dice el Señor. Resistan el último tramo, que será el más difícil, antes de ver la libertad. Y compartí Juan 16:21, donde dice, cuando la mujer está para dar a luz, se angustia porque ha llegado su hora. Pero después de que ha dado a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que al mundo le ha nacido un ser humano. Y no solo eso, sino que al día siguiente de haber publicado ese posteo, el 20 de noviembre del 2023, dice, Palabra para Venezuela, he aquí que la esclava pasa a ser reina, he aquí que la plebeya pasa a ser princesa. Y escribí, por la inspiración del Espíritu Santo, resiste un poco más. Este último tramo, que será muy fuerte, pero que te llevará a la libertad. Resiste las últimas contracciones y el dolor de dar a luz. Para la mujer embarazada, esos son los momentos más dolorosos. Pero luego, cuando ve a su hijo, se olvida de lo malo y ve el fruto de su sufrimiento, será un parto con sangre, pero luego nacerá una nación nueva. Y esta es la frase que más quiero que el pueblo venezolano tenga en cuenta, aquellos que creen que Dios aún habla a través de sus profetas. Será un parto con sangre, pero luego nacerá una Nación nueva. El resto del mensaje ustedes lo pueden encontrar en mis redes sociales como ya les he dicho. Pero sentía de compartirles esto, porque si hubiera un pueblo que toma en cuenta lo que Dios habla, no hubieran esperado que fuera tan fácil el nacimiento de la nueva Venezuela. La luz en Venezuela va a resplandecer, pero no será fácil, no será rápido, sino que será como un parto prolongado en donde el dolor asomará su cabeza, en donde las complicaciones se presentarán en ese parto. Y la mujer va a sufrir hasta ver a su bebé nacer. La nueva Venezuela va a nacer, pero no será de una manera normal, no será un parto normal a través, por ejemplo, de unas simples elecciones presidenciales. ¿O ustedes piensan que el faraón va a largar Egipto o va a soltar de la esclavitud de Egipto a los hebreos que habitan en él tan fácilmente? Maduro miente, Maduro muestra múltiples caras y se vende acorde a la situación en la que está, como más le conviene. Él se muestra cristiano para los cristianos, él se muestra evangélico para los evangélicos, él se muestra católico para los católicos y hechicero para los hechiceros. Maduro tiene múltiples caras y de nuevo el pueblo no discierne a quién tiene enfrente. ¿Y por qué digo esto? Porque hace tiempo corría en las redes que Maduro había participado de una ceremonia cristiana, evangélica, con ciertos pastores y demás y él supuestamente declarando el nombre de Jesús y presentándose como uno de ellos y un pueblo que no tiene discernimiento creyéndole. Él simplemente es como una carta de Jocker, como un comodín que se acomoda a la situación acorde a sus necesidades y aún tiene en su mano apretándole el cuello a un pueblo que anhela la libertad. Pero que, me atrevo a decir por el Espíritu Santo, no pelea por ella como tiene que pelear. ¿A qué me refiero con esto?; que el Señor demanda más ayuno, que el Señor demanda más oración, pero por sobre todo arrepentimiento y pedida de perdón. Porque yo escucho a Dios ahora que me trae a mi espíritu ese versículo que dice que: Si mi pueblo se humillara y clamara a mí, yo perdonaría y sanaría su Tierra. Y no es que no hay un pueblo que no clama a Dios en Venezuela. No es que no hay hermanos que no estén activos en esta hermosa Tierra, en esta hermosa nación que personalmente yo, Noelia, amo y me siento muy cercana e identificada. Sino que la maldad es tan grande que tiene que ser contrarrestada con un sacrificio mayor. Porque los sacrificios que han hecho los baales en esta tierra es superior al sacrificio de ayuno y oración que ha hecho el pueblo venezolano. Dice la Palabra:
[2 Crónicas 7:14, RVR1960] Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
El Señor te habla, pueblo de Dios, en esta noche del 29 de julio del 2024, porque sabe que tu corazón está roto, porque otra vez el Faraón se ha salido con las suyas y en vez de dejarte libre te ha oprimido más que nunca, haciéndote creer que habrían elecciones libres y democráticas, mintiéndote en la cara, ilusionándote.
El Señor me muestra ahora corazones llorando, diciéndole Señor, pensé que este era el final, pensé que al fin nos librarías de la mano del opresor que es Nicolás Maduro y que es un dictador que realmente está ocupando ese trono, ilegítimamente me dijo Dios hace como cinco años, cuando entregué esa palabra profética, la primera para Venezuela, que entregué, que si no me equivoco se llama algo como Primera tremenda profecía para Venezuela y Nicolás Maduro o algo así.
Hay un pueblo que llora, me muestra el Señor, pero que otra vez se equivocó porque en vez de creer a lo que el Señor dijo, le creyó al opresor, a los políticos y a las noticias. Hijitos, entienden, entiendan, dice el Señor, que para ustedes saber lo porvenir me tienen que buscar a mí y no a los hombres que no hablan de parte mío. Entiendan, dice el Señor, que yo vengo hablando a través de mis bocas proféticas, pero ustedes no han prestado atención en los detalles que se han nombrado. Entiendan, dice el Señor, que hasta que la soga que los ata no se corte, aún va a pasar agua debajo de ese puente. Pero tengan fe, dice el Señor, porque ciertamente viene la liberación. Ciertamente he escuchado el clamor de un pueblo. Nada más que tienen que tener en cuenta que antes de la libertad viene la mayor opresión sufrida. Al igual que antes de que el Faraón de Egipto deje ir al pueblo de Dios, los oprimió como nunca antes.
La fe de los venezolanos está siendo probada, dice el Señor, y será probada mientras pasan por la etapa final de este proceso de purificación. Porque la tierra del país de Venezuela estaba manchada de la sangre de los brujos, de los hechiceros, de los satanistas y de todo tipo de ocultista con el nombre cual sea que se le tenga que dar. Por los sacrificios de los animales, de los niños y de los grandes que se han hecho, la tierra venezolana clama por justicia. Y tuvo que hacerse una limpieza, dice el Señor, que está a punto de cerrarse, a punto de terminar. Quedan los últimos muebles viejos para sacar de esta casa, de esta mansión. Y mi pueblo tiene que resistir, así como la iglesia tiene que resistir a los días finales antes del arrebatamiento. Por lo tanto, el Señor les dice a los venezolanos no crean lo que se está diciendo porque no es verdad. No crean en los números que les comparten porque son una farsa y hay fraude que se está dando, dice el Señor. Pero no ahora, sino desde hace muchos años, durante los cuales el Faraón está sentado, y no solo él que es maduro, sino su dinastía. Quiere decir que desde Chávez esto ya era todo un fraude, una farsa, una mentira para seguir indefinidamente en el trono del liderazgo principal.
Lo mismo que está pasando en Corea del Norte pasa ahora en Venezuela, me dice el Señor. Nada más que con una fachada más irreal. Porque les han vendido democracia, dice el Señor, cuando no la hay. Les han hablado de libertad de elección cuando hace tiempo que no la tienen, dice el Señor. Que se caigan las caretas. Entiendan a quién tienen enfrente, dice el Señor, y que el opresor no va a soltar su mano, hasta que no sea quebrantado por mi mano, dice el Señor. Porque ciertamente lo voy a quebrantar, con mano dura, al igual que tuve que quebrantar al Faraón. Pero antes, su corazón se va a endurecer más al igual que sucedió con el corazón del Faraón para no dejar ir a mi pueblo.
Lean el libro del Éxodo, me dice el Señor. Porque la historia de Venezuela se asemeja a la libertad de los hebreos, de la esclavitud de Egipto. Este es el tiempo en el que, así como los hebreos clamaron a Dios y se arrepintieron de sus pecados y se acordaron de que tenían un Dios, y Dios los escuchó y se acordó de ellos, dice la Biblia, y les envió a Moisés para rescatarlos de esa esclavitud. Este es el tiempo en el que Dios ha escuchado al pueblo. Pero todavía falta que sucedan algunas cosas como similar a las que sucedieron en el Éxodo. No fue fácil que los hebreos sean quitados de la esclavitud de Egipto. Tuvieron que pasar muchas cosas. Y tuvo que ser por la fuerza. No será fácilmente, repite el Señor y ya lo había dicho, sino que será por la fuerza, con sangre, con muerte, con revolución.
Porque el nudo ya es tan fuerte que no se puede desatar. Hay que cortarlo con el hacha, dice el Señor. Y el pueblo va a pasar por una prueba, hasta que estas cosas se den, para ver si realmente mantienen la fe en el Señor mientras no ven la promesa cumplida de la tierra prometida. El sol va a salir sobre Venezuela. El Señor ya lo ha anunciado desde hace varios años, pero que la visión se tarde no quiere decir que no va a suceder.
Sino que el pueblo debe aprender a resistir y a esperar mientras yo limpio esta Tierra, dice el Señor. Hijitos, tengan esperanza. No permitan que sus corazones decaigan, que su semblante baje, sino que mejor que eso aprendan a escuchar lo que yo estoy hablando para no creer ni crearse falsas esperanzas y entender que no será la libertad de Venezuela sin sangre, sin sudor, sin angustia, pero va a florecer y va a reverdecer, dice el Señor. Es el futuro que tengo para ella, será una reina entre las naciones. Vuelve a repetir el Señor en este mensaje de exhortación, pero también de esperanza.
Ustedes sigan clamando. Después de este golpe, dice el Señor, mañana se levantan. Levántense mañana y siguen clamando, dice el Señor, por esa libertad que está cada vez más cerca. Porque ciertamente voy a extender mi brazo, dice Dios, contra este Faraón y lo voy a quitar del puesto a donde ahora está. Y ustedes van a ver mis maravillas, así como los hebreos vieron mis maravillas cuando los saqué de la tierra de Egipto, pero me voy a glorificar porque no será por la mano del hombre, sino por la mía, dice el Señor.
No será sin que exploten todas las cosas. No será una transición suave, sino dolorosa, pero al mismo tiempo poderosa. Oren por eso, dice el Señor, y retomen los ayunos. Porque el tiempo está pronto a cumplirse. Y las palabras que vienen hablando varios profetas desde hace años se van a cumplir en frente de sus ojos y ustedes van a glorificar mi nombre, dice el Señor.
Y al mismo tiempo, el Señor invita a arrepentirse a todos aquellos que creyeron a las noticias en vez de a lo que Dios hablaba. Que creyeron lo que los políticos declaraban sobre elecciones libres, honestas y justas en vez de tomar en cuenta lo que Dios hablaba y avisaba de que no sería así. Existe el fraude, dice el Señor, en varias naciones de la Tierra. Y aún viendo lo que acontece en frente de sus ojos, aún mucha población cree lo que estas personas, hablando de los políticos, predican y lo que muchos noticieros cuentan; pagados por ellos, comprados por ellos, dominados por ellos.
Hijitos, tengan esperanza, dice el Señor, y resistan, escucho que dice Dios, el último tiempo para Venezuela. El sol está a punto de levantarse sobre esta nación. Pero tiene que haber una intervención. Así como Dios envió a Moisés a rescatar a los hebreos de la esclavitud de Egipto, Venezuela no saldrá adelante sola, sino que el Señor enviará al Libertador para liberarlos de esa Tierra. Y me viene una profecía que el Señor me ha dado también, que muchos de ustedes la han escuchado, que se llama: Se levantan los Moisés en este tiempo.
Dios está enviando muchas personas, muchas no, es decir, algunas personas, con una unción semejante a la que tenía su siervo Moisés para libertar a países y naciones. Y también lo mismo está sucediendo en las congregaciones, porque no son solamente las naciones algunas que están esclavizadas por ciertos dictadores, sino también que esto está sucediendo en la Iglesia de Dios y en las congregaciones del Señor. Y el Señor ha levantado a ciertas personas con la unción de Moisés para libertar a todo aquel que anhela la libertad y la verdad. Esto está pasando a nivel congregacional y a nivel nacional en los casos en donde hay dictaduras en algunas naciones.
Venezuela es uno de los casos en donde Dios va a libertar al país, pero a través de un Moisés. Oren por eso, dice el Señor, porque será con la vara extendida. Y vuelvo a repetir, no será Maduro el que traiga la libertad, él seguirá mintiendo hasta el final, porque su corazón se va a ir endureciendo cada vez más mientras Dios le dice: Deja ir a mi pueblo, así como se endurecía el del Faraón. Él no va a abrir su mano para soltar lo que tiene agarrado; será por la fuerza, pero será, mantengan la esperanza, dice el Señor, porque el tiempo está cerca y sus ojos se van a maravillar, repite el Espíritu Santo, y me van a declarar como su Dios, y pondré mi corona sobre Venezuela, dice el Señor, para hacerla brillar, y el mundo se va a admirar de lo que voy a hacer con ella, que siendo una esclava, una plebeya, va a pasar a ser reina entre las naciones, ejemplo para el mundo, faro de Latinoamérica, gloria a Dios. Sigan orando, hijitos, es importante que no decaiga el ánimo, porque justamente el último tiempo es el más difícil antes de ver la libertad, así como cuando una mujer, en las últimas contracciones, antes de que salga el bebé, son las más dolorosas y las más largas, y la mujer siente que no puede más, que se va a morir del dolor, pero sabe que tiene que resistir para ver ese bebé y mirarlo a los ojos, dice el Señor que no decaiga su semblante, que se vuelvan a levantar, que sigan orando, que sigan ayunando, que sigan clamando, que sigan creyendo, y que vean la Tierra prometida por fe y no por vista, y que sigan respondiendo al llamado de interceder por esta Nación, que pongan su fe en el Mesías y no en ningún hombre, porque por más que el Señor utilice a alguien, o a algo, o a una nación extranjera para intervenir en este asunto, al menos una, no pongan su fe en ellos, dice el Señor, no confíen en los caballos de Egipto y en ningún otro Faraón, sino que vean a los hombres y a las naciones como un instrumento que Dios puede utilizar, pero el único que gobierna sobre todas las cosas es el Señor.
Amén. Gracias, Señor Santo, eres Rey de Gloria y Majestad, porque yo veo la bandera de Venezuela, gloria a Dios, aleluya, y yo veo ahora que la bandera de Venezuela está llorando. Venezuela llora, su bandera llora, su bandera está opacada, le falta brillo, le falta luz, le falta alegría, está amargada, e inclusive veo personas que se quieren suicidar por causa de lo que está pasando hoy, cuando ha sido declarado este fraude electoral, porque los números publicados mienten, me repite el Señor, para confirmar la sospecha de muchos de ustedes.
La bandera está opacada, pero también veo que el Señor la limpia, la lava, para que sus colores vuelvan a ser vibrantes. La bandera que hoy está rota, que hoy no se mueve, no hay ningún viento que la mueva, está como caída. El Señor soplará de su Espíritu sobre ella para que se mueva y para que vuelva a recibir la honra y el respeto que se merece. Y la olla está hirviendo, me dice el Señor, a punto de explotar. Yo veo revueltas en el pueblo, la gente que se levanta, la gente que se agita, la gente que se atacan entre ellos, se matan entre ellos, hay caos en las calles.
Pero ustedes no olviden lo que el Señor habló, dice Dios, cuando estas cosas se vean. No retrocedan, no le crean al enemigo lo que les habla, diciéndoles que van a estar en la cárcel para siempre, sino que oren para que todas las cosas salgan a la luz, para que aquellos que el Señor está llamando para defender a Venezuela y a la verdad, respondan a este llamado. Porque yo veo que el Señor está llamando a líderes de otros pueblos a reaccionar sobre lo que está pasando.
¡Los amo, hijitos! Dice el Señor, no lloren, sino que créanme a mí. Porque los venezolanos que se fueron van a volver, dice el Señor, y en muchos casos de las naciones a donde se fueron se van a tener que ir, porque Venezuela se va a levantar y ellas van a comenzar a caer. Tengan esperanzas, dice el Señor, y vayan preparando sus valijas para volver, porque estoy abriendo los caminos. Inclusive veo que hay vuelos que se han cortado, vuelos de aviones literales que han sido cortados, pero se van a restablecer para que la gente vuelva por cielo, por mar y por tierra. Y Venezuela, que fue dejada desierta en su momento por la emigración, se dice, cuando se van del país, se va a volver a llenar. El vaso que fue vaciado va a volver a llenarse por el poder de mi Espíritu, dice el Señor, y ningún hombre se va a glorificar en eso, sino que voy a poner mi nombre escrito sobre esta Tierra amada venezolana, dice Dios. Y una bandera de la paz se va a levantar en ese país y todos van a glorificar mi nombre y a reconocer que soy Dios.
Hijitos, oren por eso y traigan sus cargas delante de mis pies, dice Jesús, confesándome que creyeron en una mentira y pídanme que les revele mi plan, dice el Señor, para esta Nación. Porque Dios les ha hablado a muchos de ustedes por sueños, pero no creyeron a esos sueños. Arrepiéntanse, porque ahora están entendiendo muchos de esos sueños que tuvieron.
Arrepiéntanse de no creerle a Dios, sino que por desesperación el hombre se equivoca. Lo mismo que pasa, recién estaba haciendo una transmisión sobre un falso arrebatamiento que se anda predicando para el 17-18 de septiembre del 2024. El pueblo está desesperado y por eso cree en estas mentiras, por eso cae en estas mentiras, porque su corazón desea que sea así. Y los venezolanos están cometiendo el mismo error y en vez de creer lo que Dios les está hablando, a ellos mismos y también a través de los profetas que verdaderamente son de Él, atalayas del reino. Por desesperación creyeron que hoy sería la salida. Pero el precio será más alto, dice el Señor, porque el valor de ustedes es más alto. En el sentido de que ustedes valen demasiado. El precio que se va a pagar para la libertad de Venezuela, no será de dos pesos, como se dice en Argentina. Será mucho más alto y lo voy a pagar Yo, dice el Señor, con mi sangre. Porque la libertad va a venir y las cadenas se van a romper. Pero la pared que hay que romper antes de eso es muy gruesa y es muy grande. Y sólo se rompe con un nivel mayor de ayuno, de oración y de fe. Hijitos, hoy les hablo para traerles esperanza, dice el Señor, y claridad.
Preparen sus casas, preparen sus corazones, preparen a sus hijos, como cuando alguien se prepara para la guerra. Porque no será un nacimiento suave ni fácil, repite el Señor. Pero yo voy a estar ahí con los míos, como siempre estuve todos estos años durante este proceso de limpieza y de restauración de esta Tierra. Voy a colocar una bandera de la paz, pero a veces la paz se consigue a través de la guerra.
Aleluya, gloria a Dios, gracias Padre Celestial. Gracias Señor, te pido que infundas fe, que infundas esperanza ahora, que traigas claridad. Señor, que ayudes a todos los venezolanos a ser resilientes, a levantarse rápido, porque eso me muestra el Señor. Que muchos de ustedes están caídos en el piso por el dolor, por la desilusión, pero dice el Señor que se levanten rápido, que sean como un resorte que se acomoda rápidamente, para que vuelvan a sus tareas que cada uno tiene en la oración acerca de esto. Que alienten a otros y no hablen palabras tristes de desaliento, de desesperanza, y que vuelvan a creer en lo que Dios ha hablado y no se concentren en las malas noticias y que se preparen para resistir al parto. Que tengan fe en Dios de que Él está con ustedes y que en medio de este desastre, Él está logrando sus propósitos. Que aprovechen a evangelizar, que sean un ejemplo de fe y de resistencia delante de los inconversos, que ahora tienen sus ojos puestos en la iglesia diciendo cómo puede ser que los que dicen que tienen fe en Dios se caigan tan rápido de ella.
Vuelvan a levantar las banderas que tiraron, dice el Señor, porque veo a muchos de ustedes que tiraron la bandera de Venezuela como un símbolo de frustración, de que ya no quieren creer en nada u orar por nada o tener fe en nada, dice el Señor. Vuélvanla a levantar y pónganla de pie en sus casas como un símbolo profético, una señal profética de lo que viene, porque esa bandera volverá a ser colocada en alto.
Vienen vientos de cambio, como dijo el Señor en otras palabras a través de este ministerio, pero no son brisas suaves, son vientos tormentosos. Porque para que algo sea quitado, el viento tiene que ser fuerte, tiene que tener mucha fuerza, mucho poder, para arrebatar lo que está en un lugar. Para que la mugre de un lugar se levante, el viento tiene que soplar con fuerza. Y por eso estos vientos soplarán tremendamente, para limpiar el terreno, y es lo que está soplando. Para que después, cuando se calmen, venga verdaderamente el cambio.
Yo imparto fe en este momento. En el nombre de Jesús, aliéntense sus corazones, hijitos. Hoy le hablo a los corazones venezolanos, dice Jesús, y les imparto mi amor por ustedes y por esta nación. Los amo. No se olviden de que los amo. No me he olvidado de ustedes, no me he olvidado de sus peticiones, están en mi mano y en mi corazón, dice el Señor. No los he dejado solos, todo tiene un porqué, todo tiene un propósito. Y estoy refinando un pueblo que está pasando por este proceso doloroso. Es más, yo, Noelia, estoy sabiendo ahora que muchos venezolanos no son como antes, sino que son mejores que antes, por causa de la humillación que están sufriendo, y como el que se humille será enaltecido, así como Venezuela está siendo humillada, así será levantada, así será exaltada. El Señor está preparando el corazón de los venezolanos para que cuando tengan la libertad no se exalten por causa de ella, sino que habiendo aprendido el sabor de la humillación, se mantengan con la cabeza baja aún, habiendo recibido la libertad que ahora no tienen y el bienestar económico que ahora no tienen.
Cuando eso pase, cuando el sol se levante, cuando la luz venga sobre esta nación, no se olviden, dice el Señor, por dónde han pasado ni de adónde han venido y manténganse agradecidos, dice el Señor, humildes y sirviendo a los demás. Gracias, Padre Celestial. Alabado sea, Señor. Yo escucho Venezuela libre, Venezuela libre, Venezuela libre, canta el pueblo en las calles, pero el pueblo tiene que arrepentirse antes de pedir libertad. Oren por eso, dice el Señor, para que esta catástrofe de las elecciones de hoy, provoquen aún un nivel mayor de arrepentimiento, para que esa angustia se vea reflejada en una humillación mayor.
Hasta los pastores venezolanos veo que se sienten defraudados, como si yo me hubiera equivocado en algo, dice el Señor, y no entienden que cuanto más difícil sea, mejor va a ser el final, que cuanto más doloroso el parto, más se va a disfrutar del nuevo bebé que va a dar. No entienden, dice el Señor, que antes de salir a flote tienen que tocar el fondo, para que lleve una gloria mayor. Tengan fe, hijitos pastores, dice el Señor, y alienten a las ovejas, para que no decaiga su semblante. Pero no les hablen palabras mentirosas que no vienen de mí, creando falsas expectativas, como pasó con estas elecciones. Tengan cuidado de que sus palabras no salgan de sus corazones, sino de mi corazón, dice el Señor, para que el pueblo no sufra de desilusión. Amén.
Sigan adelante, hijitos, repite Dios, y tengan fe, esperanza, amor, resiliencia, resistencia y fuerza por mi Espíritu. Y abróchense el cinturón, por las turbulencias que van a venir antes de que el avión aterrice en el aeropuerto a donde tiene que llegar, dice el Señor, porque falta poco. Y cuanto menos lo piensen, las cadenas de sus muñecas serán quitadas, y sus pies caminarán en una tierra nueva bendecida, donde podré manifestar mi gloria, dice el Señor, y glorificar mi nombre entre las naciones. Amén. Gracias, Señor.
El Señor me ha dicho desde hace varios años que viene el hacha para varios dictadores del mundo, y eso ya ha comenzado a cumplirse. El Señor ya ha sacado algunas cabezas que regían con vara de hierro a esas naciones. Ya ha cortado cabezas de los tronos, pero aún faltan que más dictadores sean arrancados, porque viene el hacha sobre ellos. Y llega el tiempo a donde más cabezas serán quitadas, he hablado, por ejemplo, de Nicaragua, donde el Señor ha dicho que pasaría el hacha sobre ese país, y también sobre Venezuela. Así que el Faraón no dejará el poder por su propia cuenta, sino que será ahogado en el mar, mientras los hebreos son libertados. Viene el hacha sobre cabezas de dictadores.
Recuerden y guarden en sus corazones estas palabras. Amén. Y glorifiquen a Diós cuando así lo vean y cuando así lo sigan viendo, porque Dios está trayendo libertad a naciones esclavizadas, así como también esclavitud a naciones que eran libres, pero que no usaron esa libertad para glorificar a Dios. Y yo sigo viendo hombres que son quitados, que son cortados, en la representación de un hacha que les corta la cabeza. Visión fuerte que me ha sido dada, pero así lo quiere hablar el Señor. Oren por estas cosas, repite el Señor, para que los tiempos se aceleren y la humillación de un pueblo provoque que el cumplimiento esté más cercano para la gloria de Dios. Amén. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Yo bendigo a este país. Bendigo a todos los hermanos venezolanos. Bendigo esa Tierra en el nombre de Jesús y proclamo su libertad aún antes de verla, por fe, en el nombre de Jesús. Amén.
Bueno, hermanos, hemos cumplido con un nuevo mensaje. Lleven esto a la oración, ustedes mismos tienen la responsabilidad de inquirir en estas cosas de manera personal, en su cuarto secreto, para que nadie los engañe. Ustedes mismos deberían mantenerse en oración y en comunión con Dios, íntima, permanente, para que cuando alguien venga a hablarle palabras de Dios, ya resuenen en su espíritu, porque Dios les habló primero a ustedes. Ustedes mismos tienen que administrar los sueños que Dios les ha dado, sobre estos temas que están de importancia sobre la mesa en este tiempo, para que cuando alguien venga a traerles la interpretación, ustedes hayan recibido un mensaje similar. Vemos en parte, profetizamos en parte, dice el Señor, y el Señor otorga un pedazo de ese rompecabezas a todos los que lo buscan y que lo aman y que están cerca de Él. Sean responsables y busquen a Dios para no ser engañados y no ser desilusionados, en distintas áreas y no solamente en esta, amén. Los bendigo y les mandamos abrazos desde Argentina, el pastor del ministerio, Mandala, y también que es mi esposo y yo, Noelia, desde Argentina. Bendiciones, la gloria a Dios por todo.