Dice Isaías capítulo 24:
[Isaías 24:1-6, RVR1960] He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
En el día de hoy, 11 de noviembre del año 2023, el mensaje para el pueblo del Señor es: Juicio viene para toda la tierra. Todas las naciones serán sacudidas, dice el Señor. Este es un tiempo apocalíptico, donde se desencadenan juicios de distintas maneras que estaban preparados para caer sobre los pueblos rebeldes en estos últimos días, y mi pueblo no quiere oír, o a veces mi pueblo escucha, pero no obra. Mis profetas son como cantores de amores que profetizan para alertar a mi pueblo de que este es el tiempo del cumplimiento de muchas de las cosas anunciadas para este tiempo.
Yo levanto atalaya tras atalaya, dice el Señor, para llamarte a que te despiertes, para agitar tu espíritu y que te levantes, pero mi pueblo no escucha mi voz, así como dice Ezequiel capítulo 33:
[Ezequiel 33:31-33, RVR1960] Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia. Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra. Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.
De la misma manera, dice el Señor, en este tiempo se vuelve a repetir la historia. No es solamente Israel el que se ha rebelado contra mí, dice el Señor una vez más. No es Jacob el que está embarrado hasta el cuello por causa de su rebelión, por causa de su pecado, sino que mi cuerpo, dice el Señor Jesús, está contaminado, refiriéndose a la congregación de los justos, a la congregación de los santos, a la iglesia de los últimos días, que es el cuerpo de Cristo.
Yo (Noelia) veo el cuerpo de un hombre ahora, que tiene manchas de lodo, manchas de suciedad, que está enfermo, contaminado, lleno de gusanos. Así está el cuerpo de Cristo hoy, dice el Señor: enfermo, sucio, separado, dividido, y contaminado. Y no solo eso, sino que mi pueblo no quiere escuchar las advertencias, y aún cuando las escuchan, no quieren apercibirse.
Hijitos, viene destrucción sobre toda la tierra, dice el Señor. Y yo (Noelia) veo como sobres sellados con esos sellos de cera que los reyes colocaban en la antigüedad para que el sobre quede sellado y se abra en el tiempo en que tenía que ser abierto y no antes, y no después. Así se aseguraban los reyes de que ese mensaje solamente sea leído por quien tenga que ser leído en el momento de recibirlo en sus manos.
[Daniel 12:4, RVR1960] Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
De esta manera, dice el espíritu de Dios a los hijos del Rey de Israel, hay profecías que solo estaban preparadas para ser abiertas en estos últimos días. Hay profecías que estaban selladas para que esos sellos fueran rotos y el mensaje pueda ser leído y entendido únicamente para el tiempo de su cumplimiento. Este es el tiempo, dice el Señor, del cumplimiento de muchas profecías antiguas que estaban selladas, para ser entendidas en este tiempo.
Hijitos, abran los ojos, dice el Señor. ¿No ven a su alrededor? ¿No ven cómo explotan las bombas en las distintas regiones del mundo? Y yo (Noelia) veo que no solamente son las bombas que hoy se están viendo explotar con nuestros ojos carnales, sino que debajo del terreno hay muchas más bombas preparadas para que exploten en los días que vienen. El mundo se está transformando en un campo de guerra, dice el Señor, porque este no es tiempo de paz, sino de guerra, y mis hijos no toman sus armas, dice el Espíritu de Dios, sino que así como Israel el 7 de octubre estaba distraído, confiado en su sistema de protección, y le vino el agua por todos lados—por cielo, mar, y tierra—y no entendió lo que le sucedía.
De la misma manera están mis hijos alrededor de todo el mundo, dice el Señor, distraídos y confiados en que solo porque son hijos de Dios no van a pasar por nada malo. Este es un tiempo de sacudimiento de todas las cosas, te dice el Espíritu de Dios, y el que no esté advertido, y el que no haya escuchado lo que digo, y el que no se haya preparado, y el que no esté detrás de la puerta de su casa esperando al enemigo, y el que no esté a cuentas conmigo, dice el Señor, no va a contar con mi protección.
He llamado, he advertido, he atalayado, he alertado a través de sueños, a través de visiones, a través de voces proféticas en distintos idiomas alrededor de todo el mundo, porque no les ha alcanzado con la Palabra escrita, dice el Señor, que, si fueran obedientes, sería suficiente. Pero tengo que volver a recordarles lo que está escrito. Tengo que alertar que este es el tiempo donde van a ver que muchas de esas cosas que leyeron y aún no se cumplieron se van a cumplir.
Hijitos, entiendan, dice el Señor, que están puestos para ser probados en medio de la tribulación que viene al mundo. Entiendan que han sido entregados para ser zarandeados en este tiempo, para ver si realmente me aman, para ver si están dispuestos a resistir hasta el final, para ver cómo reaccionan. Mis hijos no entienden y se sientan en los laureles, y les viene el agua, y les el aluvión, y viene la ola, y viene el tsunami.
Este es un tiempo donde varios juicios serán lanzados al mismo tiempo sobre el mundo. En una parte de la tierra será un tsunami literal que entrará sobre las costas. En otra parte de la tierra será un huracán que se desata, llevándose miles de vidas y provocando destrozos incalculables. En otra parte, guerra. En otra parte, hambre, escasez, desesperación, bolsillos vacíos. Y al mismo tiempo, la elite que envía y reenvía virus de distintos tipos, cada vez más agresivos, sobre el mundo entero.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora en una visión al pueblo hebreo cuando estaba en la tierra de Egipto y el Señor envió las plagas. El Señor envió a Moisés indicaciones específicas de qué era lo que tenía que hacer el pueblo para no sufrir junto con el pueblo egipcio las plagas que Él habría de enviar. Y qué hicieron los hebreos? Rociaron los postes con la sangre de los corderos. Y cuando pasó el ángel de la muerte, no tocó las casas que habían obedecido al mandato del Señor, a las instrucciones proféticas que el Señor le dio a su profeta para guardar a su pueblo.
De esta manera el Señor probó la obediencia de los hebreos. Y aquellos que hicieron caso, aquellos que guardaron la pascua exactamente como Moisés lo había mandado, ellos fueron salvos, mientras el resto eran destruidos. Mientras el pueblo egipcio sufrió calamidad tras calamidad, plaga tras plaga, invasión tras invasión, sufrimiento tras sufrimiento, escarmiento tras escarmiento, castigo tras castigo, estaban aquellos que obedecieron y fueron protegidos, y el Señor los marcó cuando ellos obedecieron, para que cuando pasase el ángel de la muerte no se los llevara. Aquellos que obedecieron fueron marcados, me dice el Señor, para que cuando la muerte pase por cada casa, no se lleve a los que habían obedecido.
[Éxodo 12:7, RVR1960] Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.
[Éxodo 12:13, RVR1960] Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.
Fue una cuestión de fe y de obediencia, me dice el Señor. Los que tuvieron fe en el Señor, los que fueron obedientes, fueron guardados, pero los desobedientes fueron destruidos. Los rebeldes sufrieron juntamente con el pueblo egipcio estos juicios que cayeron sobre ese territorio. De la misma manera, dice el Señor, en estos días estoy probando a los que dicen ser mi pueblo, a los que dicen que me creen, a los que dicen que me aman, a los que dicen que me siguen, a los que confiesan la fe del Mesías venido en carne y resucitado al tercer día y que hoy se sienta la diestra del Padre, bajo cuyos pies sus enemigos serán colocados.
En estos días, estoy probando a mucho pueblo, dice el Señor, mientras las plagas caen sobre la tierra, pero muchos no me creen, pero muchos me cuestionan, pero muchos piensan que porque se llaman hijos de Dios no tendrán que colocarse bajo mi cobertura a través de esa obediencia. Hijitos, entiendan dice el Señor, que estos son días peligrosos y que estoy alertando del engaño que viene sobre la tierra.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora hologramas en el cielo, imágenes mentirosas, engaño que crece. No todo lo que ven, dice el señor, es como se muestra. La tarea del enemigo en este tiempo es engañar a la mayor parte de la gente que se pueda, y si en esa bolsa entraran los que dicen ser míos, aún mejor. Por eso dice la Palabra: «para engañar, si fuese posible, aún a los escogidos».
El enemigo entra en acción en esta temporada, dice el Señor, en un nivel mayor, porque tiene nuevas armas de ilusión, porque puede leer a las masas a través de las redes y saber lo que la gente quiere, lo que la gente busca, lo que la gente compra, hacia donde se inclinan los corazones en cada época de la humanidad. El enemigo puede leer estos algoritmos, y entonces crear nuevas armas para engañar a la gente. Y ustedes, los que están dormidos, dice el Señor, están cayendo en esta trampa, están cayendo en este engaño, y están creyendo todo lo que se les dice, todo lo que leen, todo lo que les hablan.
[Mateo 24:24, RVR1960] Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Este es el tiempo del gran engaño, dice el Señor, y los míos duermen, y los míos no entienden que tienen que leer la Palabra escrita como nunca, que tienen que preguntar al Espíritu de Dios qué significan esas cosas como nunca lo habían hecho antes, que tienen que velar en este tiempo más que nunca, que el enemigo viene por varios frentes.
Y me repite el Señor el ejemplo de lo que pasó con Israel el 7 de octubre. El enemigo burló la seguridad de Israel. El enemigo destruyó partes de su cerco de protección en las fronteras. El enemigo buscó creativamente nuevas formas de invadir a un territorio mundialmente conocido por una seguridad supuestamente excelente comparada con el resto del mundo. El enemigo entró por varios frentes, dice el Señor. Aún por debajo de la tierra el enemigo entraba a Israel mientras Israel se peleaba contra sí mismo, mientras Israel pecaba, mientras Israel escondía sus ojos de mí, mientras Israel me descartaba, mientras Israel seguía esperando a un Mesías que Yo ya había enviado, dice el Señor.
Mi pueblo peca de la misma manera, y aunque les advierto y les advierto, no se dan cuenta que el enemigo está a la vuelta de la esquina, esperando el momento exacto para entrar a las casas y burlar toda seguridad que pueda estar alrededor de ellos. Hijitos, muchos de ustedes están bajando el escudo de la fe. Hijitos, muchos de ustedes tienen hendiduras abiertas por donde el enemigo puede ingresar granadas. Ustedes no se imaginan lo que va a pasarle a los tibios en esta era donde los dolores de parto se intensifican más y más, porque viene hambre, porque viene destrucción, porque viene cáncer en más regularidad y con más violencia.
Yo (Noelia) veo tipos de cánceres que son como perros rabiosos que cuando empiezan a morder la carne no hay nada ni nadie que pueda quitarles la mandíbula de eso que están mordiendo, de esa carne que empieza a destrozar. El Señor dice que en este tiempo, por causa de que los moradores de la tierra están entrando en un distinto nivel de pecado que es aún mayor que en los tiempos anteriores… Es decir, el pecado no solamente que está aumentando en cantidad, sino también en gravedad. Es otro nivel de pecar.
El Señor dice que como el pecado se eleva, como los corazones se ensucian cada vez más, como los vasos se llenan de demonios, hablando de las personas, de los pecadores, las enfermedades que vienen reflejan ese nivel de pecado, y los cánceres que se van a manifestar van a sorprender a la ciencia, porque cuando los médicos lo descubran, ya va a ser tarde para poder hacer algo, y la ciencia va a tardar en desarrollar antídotos para tratar de agarrar a este perro rabioso que está mordiendo esa carne.
La fuerza de la mandíbula de ese perro, que simboliza estos tipos de cánceres, será tan alta que, aunque 10 médicos juntos traten de abrir esa mandíbula y de quitar a ese perro que está mordiendo a esa carne, no lo van a lograr. Simplemente, el enemigo está ganando más derechos, está ganando territorio, y la balanza de la justicia se inclina hacia la injusticia para los pecadores de este siglo.
Y no solo eso. Yo veo, como dije ya en el 2020 creo, que se sueltan distintos tipos de virus que andan en el aire al mismo tiempo, y los contagios serán mayores. La distancia entre una persona y otra para que se contagien ciertas enfermedades, que antes era de una medida, ahora se disminuyen, y no hace falta tener contacto tan cercano para que una enfermedad se mude de una persona a la otra. No como en el pasado. Se acortan las distancias, se agravan los contagios, los virus se reproducen más rápido, con más velocidad. Son más inteligentes que antes, al igual que las bacterias.
No hay nada que pueda frenar lo que viene sobre la tierra, dice el Señor, porque escrito está, y la Palabra se va a cumplir de la A a la Z. Vienen terremotos, y ya se están viendo, y la tierra se tambalea como un borracho y caen los habitantes. Los juicios vienen sobre todas las naciones que no escuchan la voz de Dios, y peor, aún sobre quienes escuchan la voz de Dios, pero no reaccionan.
Por qué piensan, dice el Señor, que ustedes van a escapar de estas cosas? Porque cuando vino el COVID en el año 2019, muchos de ustedes pensaban que esta peste no iba a tocar sus casas. Sin embargo, en muchas ocasiones así lo hizo, y muchos de ustedes decían: «Sí, pero yo soy hijo de Dios. A mí no me va a tocar. Yo no me voy a enfermar. Yo no me voy a contagiar.» Y, sin embargo, no solo no fue así, sino que varios de ustedes sufrieron la pérdida de seres queridos, de seres cercanos, de gente que ni se esperaban.
Murieron pastores, ministros, profetas, evangelistas, y todo tipo de siervo del Señor. Porque este es el tiempo donde viene mucha muerte, dice el Señor. Y no solo eso, sino que yo (Noelia) estoy viendo que muchos artistas famosos se van en este tiempo, porque Dios es el dueño de todas las almas. Y, dice el Señor, este es el tiempo donde corto mucho pueblo, pero no solamente mucho pueblo es cortado por distintas razones, sino también que se van a ver múltiples muertes de gente famosa, de gente que influenciaba al mundo y que hasta este tiempo cumplieron una misión diabólica, gente que, a través de su llegada a la población en general, corrompieron a los demás.
Hay muchos famosos que van a morir en los días que vienen. Todos juntos, uno detrás del otro, van a empezar a ser árboles que se empiezan a talar, que se empiezan a cortar, porque este es el tiempo de cambios. Hay árboles que son quitados, y hay árboles que son plantados. Hay muchas de estas personas que ya cumplieron con su tarea, que era corromper a las personas, a la mayor parte de ellos, y provocar a la gente al libertinaje y al pecado. Muchos de ellos van a ser cortados en este tiempo, dice el Señor.
Yo estoy pesando en mi balanza, dice el Señor, lo que cada uno hace, y no hago acepción de personas. Estoy probando a mi pueblo en primer lugar, y el juicio comienza por la casa. Estoy viendo lo que muchos predicadores hablan. Estoy viendo lo que muchos profetas profetizan. Estoy viendo lo que muchos maestros enseñan. Estoy viendo si los evangelistas predican. Estoy viendo si los apóstoles de estos días plantan o no plantan iglesias.
Estoy observando a mi pueblo, y toda planta que no lleve fruto, todo árbol que no lleve fruto será cortado en estos días, porque, me repite el Señor, este es un tiempo de cambios, de evolución, de transición para mucho pueblo, pero también para el mundo. Este es un tiempo de sacudimiento, donde mientras sacudo todas las cosas, solo permanecerán los que eran verdaderos. Y los que no escuchen mi voz, los que no escuchen mi llamado a ponerse a cuentas, los que no entiendan cuáles son las directrices para este tiempo específico, no van a resistir. Y también los que sean de mi pueblo, dice el Señor, pero se apeguen a costumbres viejas, no van a resistir, porque no están entendiendo que Yo doy instrucciones específicas para cada temporada.
Los que no aprendan a seguir la guía del Espíritu Santo, cuando venga la tormenta… Porque dice la Biblia que la tempestad viene sobre justos e injustos, tanto para el que está parado sobre la roca como para el que no está parado sobre la roca, para el que su casa estaba fundada sobre la arena como para el que la casa estaba fundada sobre la roca. Para los dos viene la tempestad, dice el Señor. Por lo tanto, el que no se edifique, el que no entienda que estamos entrando en un nuevo tiempo, el que no se adapte a lo que estoy haciendo, dice el Señor, no va a contar con las armas específicas para la guerra que viene en este tiempo.
No son las mismas armas las que Israel necesitaba hace muchos años atrás en las guerras que se dieron en ese territorio que las armas que necesita hoy para vencer al enemigo. Para cada tiempo en específico se utilizan las armas creadas durante ese tiempo en específico. No puede Israel hoy defenderse de estos ataques de los terroristas con armas del 1948. No es posible tener la victoria con armas antiguas, con armas que ya no son capaces y que no evolucionaron para combatir la guerra de hoy.
Imagínense qué pasaría, dice el Señor, si Israel peleara contra Hamas, contra los terroristas de Hezbollah, y todos estos enemigos de Israel con las armas antiguas. Los enemigos se reirían de ellos, dice el Señor. ¿Con qué venís a enfrentarnos? le dirían los enemigos a Israel si utilizaría las mismas armas que utilizó en las guerras del pasado. ¿Cómo puede alguien defenderse si no va evolucionando como el enemigo evoluciona?
Los tiempos no son los mismos, dice el Señor, y quizás las instrucciones que Yo di hace cincuenta años atrás a los míos no son las mismas que voy a dar hoy para poder resistir a los tiempos que vienen. Así son ustedes a veces, dice el Señor, los que no quieren cambios, los que no están entendiendo que estoy hablando distinto, los que no están obedeciendo cuando les digo: «Hijos, tienen que batallar de esta manera y no como lo hacían antes.»
Hay cosas que permanecen siempre iguales y que no cambian, dice el Señor, pero el mundo está en permanente cambio y ustedes tienen que aprender a nadar en distintas piletas, y los que no entiendan que tienen que adaptarse a lo nuevo que estoy haciendo no van a poder resistir, porque van a ser como un soldado que se enfrenta al enemigo con una ametralladora del año 1900, por dar un ejemplo, cuando el enemigo viene con un láser. ¿Quién de los dos piensan ustedes que va a ganar? ¿Cuál de esos triunfaría? dice el Señor. ¿El que entendió que tenía que ajornarse, el que entendió que tenía que aprender sobre nuevas armas tecnológicas, aplicarlas, adaptarlas y utilizarlas, o el que se quedó en el tiempo?
Mi pueblo se cristaliza, dice el Señor, mi pueblo se estanca, mi pueblo es como un bosque petrificado, porque mi pueblo no respira el aire de mi Espíritu, porque mi pueblo no es como una hoja en el viento que se deja llevar por Él. Dice la Palabra del Señor que nosotros somos como el viento, que escucha su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son los nacidos de nuevo, y la Palabra del Señor dice que los hijos de Dios son los que siguen la guía del Espíritu de Dios.
Aquellos que no entiendan que deben moverse por el Espíritu y no por doctrinas de hombres no solo no van a discernir los movimientos del enemigo, sino que para cuando quieran defenderse, ya va a ser tarde, porque van a tener al enemigo encima. Por eso falló Israel, porque no confió en mi escudo de protección, dice el Señor, sino en su sistema de defensa, no entendiendo que el que peca está lejos de mí, que al que peca deliberadamente no lo escucho y no lo protejo.
Ustedes se quejan de Israel en este tiempo, dice el Señor, y lo condenan y lo juzgan y lo señalan, y dicen en sus corazones: «Bueno, si eso es lo que los judíos se merecen, porque le han dado vuelta la espalda al Mesías y se han olvidado del Señor y se quedaron en el tiempo, porque aún están guardando la ley de Moisés y están bajo ese viejo pacto.» Eso piensan ustedes y cavilan en sus corazones en contra de Israel, dice el Señor, y no se dan cuenta que ustedes hacen lo mismo, que ustedes también confían en ustedes mismos, que ustedes también son tibios. Y aún es peor, porque ustedes, teniendo el conocimiento del Mesías, siguen escupiendo su cruz; sabiendo lo que la fornicación significa, espiritualmente hablando, igualmente fornican; sabiendo que la Palabra dice «no adulterarás», igualmente adulteran; conociendo las Escrituras y estudiándolas diariamente, ustedes también creen que eso solo los va a guardar de los juicios que vienen, cuando después van y se distraen con el resto del mundo.
Ustedes son rápidos para condenar a Israel por lo que ahora está haciendo, dice el Señor, pero son lentos para autoexaminarse, pero tienen los ojos vendados para ver el estado actual de la iglesia. Ustedes son rápidos para entender que los judíos que no están convertidos al Mesías están equivocados, pero son lentos para escudriñarse a ustedes mismos, que aunque lo conocen, no le obedecen.
Este es un tiempo de juicios, dice el Señor, y aún faltan más guerras que las que hoy están activas. Y yo (Noelia) vuelvo a ver cómo se levanta el mar sobre las costas. Veo lluvias torrenciales, la tierra que se abre, que se parte. La tierra se raja. La gente se muere. Y vienen nuevas epidemias mundiales. ¿Cómo vas a resistir, dice el Señor, cuando nuevos virus golpeen a tu puerta? Y el Señor nos está invitando hoy que recordemos lo que pasó con la iglesia cuando vino la pandemia del COVID-19, cómo reaccionaron los suyos. Y el Señor me está pidiendo ahora que les diga que recuerden cómo vivieron ese tiempo, que se acuerden de que muchos de ustedes no estaban listos, no se lo esperaban, aún cuando estaba anunciado en la Palabra y recordado a través de muchas bocas que estos juicios vendrían: pestes, hambres, pestilencias, terremotos, nación que se levanta contra nación. Mateo 24 lo dice claro.
El señor dice: Acuérdense cómo fue ese tiempo, porque viene otro tiempo, duplicado, porque se viene una réplica. Y yo (Noelia) veo que así como cuando viene un terremoto a una parte de la tierra, y al rato a veces hay réplicas. Y así, el Espíritu me dice ahora que viene una réplica de la pandemia anterior. Pero ahora ellos tienen más información de cómo reaccionó la población. Ahora ellos, los que enviaron esta pandemia adrede, a propósito, porque esto no fue una casualidad, sino que el Señor lo permitió…
La gente que trabaja en los laboratorios y que tiene guardados virus específicos de enfermedades específicas para ser lanzadas a propósito sobre la población en ciertos tiempos específicos, ellos ahora, después del COVID-19, tienen mucha información que recolectaron a través de las redes sociales sobre la reacción de la gente, y en la próxima réplica de esta pandemia, ellos van a utilizar todo este información que recolectaron en contra nuestro, y los puntos débiles que ellos vieron, los van a utilizar contra nosotros mismos.
Ellos piensan: «Bueno, en esta faceta, en esta parte fallamos cuando lanzamos el COVID-19. Esta parte se nos fue de las manos. Esto no salió bien, pero esto no salió mal.» Pero ahora es como que lo siguen ensayando, siguen pensando, siguen diseñando esta nueva pandemia, tratando de mejorar las áreas donde se les fue de las manos, las áreas donde fallaron. Y mientras ellos trabajan día y noche para destruir a la población, para diezmarla, para conquistarla, para dominarla, ustedes siguen durmiéndose en los placeres mundanos, dice el Señor. Y cuando venga lo que ha de venir, otra vez se van a sorprender, otra vez no se lo van a haber esperado, otra vez van a decir, «no, no puede ser que venga esto», otra vez van a decir, «a nosotros no nos va a tocar».
Lávense, dice el Señor, y pónganse a cuentas, porque ustedes también, me dice el Espíritu Santo de nuevo, se quejan contra Israel y dicen: «Bueno, pero el pueblo de Israel siempre fue igual. En la Palabra se lee que una y otra vez Israel le daba vuelta a la espalda a Dios, Dios los castigaba, Israel se arrepentía por un tiempo, y después otra vez pecaba, otra vez se olvidaba de Dios, otra vez idolatraba a los ídolos, otra vez hacía su propio camino y se olvidaba del Señor, y así la historia se repetía una y otra vez.» Pero ustedes hacen lo mismo, dice el Señor. Y me viene el versículo que dice: «¿Cómo vas a sacar la paja del ojo de tu hermano si vos mismo tenés una viga en el tuyo?»
Ustedes se quejan de Israel y lo condenan, dice el Señor, y lo señalan en vez de orar por ellos. Han tomado el mismo camino del enemigo, que quiere destruir al pueblo de los judíos, que quiere borrar de la faz del mundo a todo lo que tenga que ver con el pueblo del Señor, a todo lo que tenga que ver con la tierra prometida. Ustedes se están influenciando también por espíritus de antisemitismo, me dice el Señor, y no se dan cuenta. Levantando el martillo contra Israel, ustedes hacen lo mismo, porque ustedes también les mando un juicio y reaccionan por un tiempo. Me buscan porque tienen miedo, no porque me aman, sino porque dicen, «Si no buscamos a Dios pereceremos», pero después, una vez que retiro mi mano de sobre la tierra y quito ese juicio, ustedes también vuelven a los Baales, ustedes también vuelven a la idolatría, ustedes también vuelven al pecado. Son igual que ellos, dice el Señor.
Arrepiéntanse y entiendan que juicio viene sobre toda la tierra y que en este tiempo que viene me estoy llevando cantidad de almas. Yo (Noelia) veo cantidad de almas que se levantan al cielo. Yo veo que se levantan almas y almas, mucha gente. Mucha gente va a morir en los días que vienen. Son masas. Son multitudes. Millones de muertos Ee lo que viene a la tierra en los próximos días, especialmente por esta esta réplica, esta pandemia que viene.
Van a ser justos e injustos, dice el Señor, no todos por causa del castigo, no todos por idolatría, no todos por pecado, no todos porque no hicieron lo que les pedí, no todos porque predicaban una cosa, pero hacían otra. Muchos de ellos van a morir porque ya se cumple su tiempo para caminar sobre el mundo, porque ya habrán terminado sus propósitos divinos sobre la tierra. Y yo (Noelia) veo mucha gente elevarse al cielo, mucha gente que se va para arriba, mucha gente. Son muchos los que yo veo que se van al cielo con el Señor, porque este es un tiempo donde solo van a quedar los que estaban preparados para sobrevivir estos últimos días.
No todo es reprensión, dice el Señor, aunque muchos que no hicieron lo que les pedí van a ser cortados a través de estos juicios. Otros van a ser probados a ver si tienen fe aún hasta la muerte. A otros los voy a refinar, especialmente por el orgullo de creerse intocables, invencibles, de que aun siendo hijos míos pensaban que a ellos nada les iba a pasar, que a ellos nada les iba a tocar. Van a ver distintas razones porque mucho pueblo del Señor va a partir en los próximos días. Son muchas las razones.
No todo será reprensión, dice el Señor. A algunos se le acortan los días por desobedientes, pero para otros simplemente se termina su tiempo. Y yo (Noelia) veo un reloj de arena que, cuando termina de pasar la arena por el reloj, se queda vacío arriba. Se termina el tiempo. Simplemente, para muchos se termina el tiempo, dice el Señor, porque Yo otorgo al hombre un tiempo específico para cumplir los propósitos que programe desde antes de la fundación del mundo. Cada alma es mía y me pertenece, dice el Señor. Yo sé por qué me voy a llevar a muchos justos, y es porque simplemente se les termina el tiempo, por un lado, y por otro lado porque no son almas que están creadas para ser capaces de resistir lo que viene después de eso. Porque cada alma está creada específicamente para estar sobre la tierra específicamente en el lugar y para pasar las cosas que van a venir sobre la tierra específicamente en ese tiempo.
Entiendan, hijitos, dice el Señor, que mi justicia es perfecta, y que cada uno de ustedes debe alinearse con lo que diseñé para sus vidas, rápido, ahora, sin pérdida de tiempo. Al que llamé a hablar, que hable. Al que llamé a escribir, que escriba. Al que llamé a profetizar, que profetice. Al que llamo a los enfermos, a los enfermos. El que sirva, que sirva, dice el Señor, cualquiera sea la cosa a la que te he llamado.
Activáte, dice el Señor, porque el juicio empieza por la casa de Dios, y estoy pesando a los míos. Pónganse a cuentas. Actívense en las cosas celestiales. Dejen la tibieza, que mi alma detesta, dice el Señor. Pregúntenme cómo seguir, pregúntenme cómo redimir el tiempo, porque los días son malos. Dejen de perder el tiempo en cosas que los hombres les mandan a hacer, pero que Yo nunca les pedí que hagan. Porque muchos de ustedes, por obedecer más a los hombres que a Dios, pierden tiempo, no haciendo lo que verdaderamente Dios quiere que hagan.
En este tiempo, muchos son probados para ver si son dignos de pasar estas pruebas que están viviendo ahora, porque si pasan lo que están viviendo ahora, van a ser capaces de resistir lo que viene, que es aún peor. En vez de leer la Palabra, donde está escrito que así serían los últimos días, se frustran, se vienen abajo, se desmoralizan, pierden la fe, bajan el escudo de la fe, se quitan la armadura, se acuestan a dormir, se deprimen, se entristecen, tiran la toalla.
No, dice el Señor. Hijitos, abran los ojos y reciban las alertas, porque me repite el Señor que este es el tiempo donde se cumplen profecías apocalípticas, este es el tiempo donde se abren sellos, este es el tiempo donde se revela el significado de profecías escritas en el libro de Daniel. Este es un tiempo fuertemente profético, tiempo sobre el que profetizaron varios profetas en las escrituras.
Sean estudiosos de las profecías, dice el Señor, y comprendan cuál es este tiempo: tiempo apocalíptico, tiempo de revelación de cosas que antes no fueron reveladas, de cosas que antes muchos predicadores que tenían la misión de alimentar a mi pueblo malentendieron. Profecías que estaban selladas y que no estaban para ser entendidas antes, igualmente fueron interpretadas mal, porque las interpretaron los hombres y las enseñaron mal, provocando que en vez de que un pueblo se caliente por mí, se vuelva tibio y frío, y se descuide, y baje las armas, y se quede cómodo.
Ahora hay que revertir y hay que limpiar la casa de esa suciedad que quedó, dice el Señor. Por eso, estoy llamando a los predicadores apocalípticos, me dice el Señor. Estoy abriéndole los ojos a muchos hijos de mi pueblo, que a su vez le van a abrir los ojos a los demás. Y así estoy trabajando como en cadenas. Estoy revelando profecías bíblicas que eran exclusivamente para este tiempo.
Son predicadores apocalípticos, me dice el Señor, y el que no quiera creer por causa de la comodidad, de la incredulidad, y otras cosas más, se va a volver en contra de los predicadores apocalípticos, porque van a pensar que hablan blasfemias, que le mienten al pueblo, que el pueblo no está para pasar por nada, que el pueblo no va a ser probado, que el pueblo no tiene que ser purificado. Le mienten al pueblo. Y entonces, dentro de las iglesias, los que no creen que este es un tiempo donde se cumplen profecías bíblicas se van a levantar en contra de estos predicadores apocalípticos y los van a querer cortar del pueblo.
Y otra vez, así como los judíos entregaron al judío, que era Jesús, así como sus propios hermanos lo entregaron a la muerte y no entendieron que Él era el cumplimiento de la Palabra, lo mismo va a pasar hoy, y va a acrecentarse, y va a verse en mayor escala: ancianos contra jóvenes predicadores apocalípticos; ancianos que se quedaron estancados en estructuras de hombres, que no se mueven por el espíritu de Dios, que no tienen la revelación de la Palabra, que no entienden el tiempo donde estamos caminando, contra predicadores apocalípticos, jóvenes en su mayoría, que el Señor está instruyendo a través del Espíritu de Dios y diciéndole: «Hijo, ¿te acordas de lo que dice Isaías tanto? Este es el tiempo del cumplimiento. Hijo, ¿te acordas de lo que dice el Libro de Apocalipsis tanto? Ahora va a pasar eso.»
Así está siendo, pero será mucho peor, donde el amor de muchos se enfriará y el hermano se levantará contra el hermano, y los mismos que se hacen llamar hijos de Dios van a meter presos a otros que son hijos de Dios. No se cristalicen, dice el Señor, no se duerman, no se petrifiquen, no se queden. Muévanse, porque el Espíritu de Dios se mueve continuamente, provocando cambios, trayendo revelación continua, hablando permanentemente, profetizando en parte aquí, en parte allá, hasta que el rompecabezas se ve más claro.
Y yo (Noelia) veo a Jesús. Lo veo en el aire, suspendido sobre la tierra de Israel. Lo veo vestido como judío, el Mesías, el enviado, el mensajero, el ungido. Lo veo suspendido arriba del aire sobre la tierra de Israel, mirando con sus ojos lo que sucede hoy, mientras esta guerra contra los terroristas se lleva delante en Israel. Y Jesús, Yeshua, dice: mi corazón se duele, porque mi pueblo duerme. Yo llamo a Israel y no me responde, y vino la destrucción, y vino el secuestro, y vino el torturador contra ellos, porque me desecharon, porque me siguen esperando cuando Yo ya vine y estoy pronto a volver.
Israel, ¡despierta! dice el Señor. ¡Mírame! dice Yeshua. Estoy suspendido sobre tu territorio, mirando lo que acontece. Yo (Noelia) veo que las lágrimas del Señor caen sobre la tierra de Israel mientras esta espada está clavada en su territorio, mientras Él ve desde arriba como la sangre fluye como ríos. Mi corazón sufre, dice el Señor, porque Israel está siendo reprendido, porque su propio pecado permitió que el enemigo entrara como río. Son hechiceros, muchos de los que dicen ser judíos, dice el Señor. Cambian y alteran la Palabra escrita para entenderla a su conveniencia, cumplirla cuando se les da la gana, y cuando no, hacer lo suyo una vez más.
Igual que lo que fue antes es ahora. Israel está como Sodoma y Gomorra, dice el Señor. Hijitos, clamen. Clamen para que este pueblo que hoy está ciego pueda verme, dice el Señor, porque así como ustedes, los míos, están ciegos y no pueden ver en su mayoría el tiempo donde están caminando—que varias profecías bíblicas ya se cumplieron y que para otras ahora es el tiempo del cumplimiento—ellos también están ciegos y no pueden ver que ya se cumplió la promesa del Mesías restaurador.
Pero ustedes no son más ni menos que ellos, dice el Señor, porque también están velados en ciertas cosas, también están distraídos en otras, también son tibios y me buscan cuando les conviene, dice el Señor. Intercedan por ellos como cuando alguien intercede por su hijo descarriado del cual nunca se puede olvidar, porque Israel todavía está en mis entrañas, a punto de nacer. A pesar de todo, no los he abandonado completamente, dice el Señor, y la guerra no va a llegar más lejos de lo que tenga que llegar. Pero todavía la canilla está abierta. Todavía el agua corre. Todavía mi ira no ha cesado.
Intercedan, porque como no escucho a los pecadores, hay un pueblo que resta que sí, puede levantar sus oraciones por Israel. Es decir, ustedes son los que quedan para interceder por los que pecan, porque dice la Biblia que el Señor no escucha a un pecador. Pero Yo llamo a los santos para interceder por los pecadores para que se arrepientan, dice el Señor, para que tal vez sus vestiduras puedan ser limpiadas. Les pido a ustedes que intercedan por ellos, dice el Señor, para que sus ojos sean abiertos y se arrepientan, y el mal retroceda.
Yo (Noelia) veo a Israel rodeado de perros que quieren comerlo. Todos sus límites están rodeados de perros, bombas, y misiles que están a punto de ser lanzados, no solo desde Gaza. Alrededor ya está todo preparado, y los enemigos están contentos por esta puerta que se les abre para concretar los deseos de sus corazones.
Entonces, el Señor, como no puede llamar a ellos, que hoy están descarriados en su mayoría—si bien el Señor siempre se reserva un remanente ahí en la tierra de Israel que son suyos que sí, claman, que sí, ayunan, que sí, gimen por Israel y para el cumplimiento de las promesas para Israel, pero ellos son una minoría—por eso el Señor levanta intercesores en toda la tierra, santos a quienes Él sí, escucha. Porque recuerden que cuando interceden por ellos, lo hacen por ustedes mismos, dice el Señor, y quizás Yo pueda perdonarles su propia ceguera si ustedes oran contra la ceguera de ellos. Quizás Yo pueda perdonar tu tibieza, dice el Señor, si vos intercedes por la tibieza de ellos. Quizás Yo pueda perdonar tu rebeldía si vos intercedes por la rebeldía de ellos. Es una misma cosa lo que le pasa a la manzana que lo que le pasa al árbol, y vos estás en ese olivo e injertado gracias a ellos, porque la salvación viene de los judíos.
Yo (Noelia) veo juicios, juicios, juicios, que llueve, llueve, llueve. Veo como una lluvia radioactiva. Veo una lluvia, pero es radioactiva, lluvia que desmenuza, lluvia que desintegra. Eso viene contra los enemigos de Israel, me dice el Señor. Cuando Israel sea atacado por muchas naciones al mismo tiempo, la paga contra los enemigos va a ser lluvia radioactiva, me dice el Señor, y los enemigos y todas las naciones juntas que se van a levantar contra Israel cuando se cumpla la profecía de que muchas naciones vienen contra Israel, este pueblo pequeñito, este territorio pequeñito, este gusano de Jacob, cuando eso suceda, esta será la retribución del Señor contra sus enemigos. Se van a desintegrar y van a caer las ropas.
Yo (Noelia) veo como un guerrero que está vestido con armaduras, y cuando se desintegra por dentro, la carne se va a desintegrar y solamente va a quedar la armadura. Así va a ser; una lluvia radioactiva que va a llover contra los enemigos de Israel, porque el que los toca, toca la niña de mis ojos. Pero ustedes, hijitos, prepárense, estén alertas, e intercedan por lo que tengo en mi corazón. E Israel ciertamente está en mi corazón, dice el Señor.
Intercedan específicamente por tsunamis. Yo (Noelia) veo agua que entra por las costas otra vez, y siento que esto es pronto. Siento en mi espíritu que se viene algo de esto, como el mar entrando por las costas. El otro día publiqué en mis redes sociales por escrito que oremos por Japón y por Chile, específicamente. Aunque no sé si habrá otras naciones, más que nada veo el área de Japón. Pero también esto puede ser simbólico, o puede hablar simplemente del mar entrando en distintas naciones, o de algún tsunami real que viene, además de esta simbología de un tsunami espiritual que viene contra todo el mundo, además de todas las cosas que ha hablado el Señor.