Traducciónes: inglés
Bendiciones, estimados hermanos. Estamos aquí reunidos en el nombre del Señor Jesucristo, el Salvador, el misericordioso, el que está lleno de gracia y de perdón, pero también el Rey de reyes, el que tiene toda la autoridad sobre todo principado, potestad y reino en la tierra, en el cielo y debajo de la tierra. La gloria sea para él, para el Príncipe de paz.
Estoy viendo al Señor Jesús en este momento. Aunque es el Príncipe de paz, lo veo con una espada en la mano. El Señor quiere hablar a su iglesia y a todo aquel que tenga oídos para oír y quiera escuchar lo que el Dios Todopoderoso tiene para decir.
Hijitos, dice el Señor, tengo la espada apuntando a la tierra.
Noelia: El Señor me trae ahora a la mente este pasaje:
[Mateo 24:7] Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
El Señor ha hablado recientemente a través mío para advertir a los suyos que no se confíen en los tratados de paz que están firmando los gobernantes actualmente en guerra. El mensaje de hoy es para la iglesia del Señor Jesucristo, para que permanezca en estado de alerta mientras estos tratados de paz se van concretando.
Estoy aquí, dice el Señor, utilizando esta boca profética para advertir a los míos que no se acuesten a dormir una vez que se firmen esos tratados de paz.
Estoy viendo a Putin, el presidente de Rusia, firmando un tratado de paz, pero es simplemente una pausa. Esta firma es solo algo simbólico para que las naciones crean que un espíritu de paz se está moviendo sobre la tierra. Sin embargo, sigo viendo al Señor Jesucristo suspendido en el aire, con una gran espada en su mano apuntando a la tierra.
Las guerras no van a cesar, dice el Señor, porque, cuanto más conocimiento y poder gana el hombre, y cuanto mejor entiende cómo funcionan las cosas terrenales y espirituales, más codicioso se vuelve y más decidido está a conquistar todo lo que se propone.
Noelia: El Señor me revela que se va a firmar un tratado de paz. Se va a declarar paz entre Rusia y Ucrania, pero Putin no está saciado.
Desde hace dos años, el Señor ya advertía que Putin buscaba reconstruir el imperio ruso, de una manera similar a como estaba conformado anteriormente. El Señor dijo que Putin no solo iba por los territorios de Ucrania, sino también por otros territorios que en el pasado pertenecieron a ese imperio.
Putin no quiere ser solamente un presidente; él quiere ser llamado emperador. Quiere ser el emperador de la «nueva Rusia». Eso es lo que estoy escuchando. Lo que Putin tiene en su corazón es convertirse en el emperador del nuevo imperio ruso. El Señor viene hablando de esto desde hace un par de años a través de este ministerio, antes de que estas cosas comenzaran a revelarse públicamente.
El mundo está en dolores de parto. Entre contracciones van a tener momentos de pausa, dice el Señor, y no deben olvidar que esas pausas son tiempos donde tienen que seguir activos y no dormirse, no apagarse, no dejar de velar continuamente, porque cuando menos lo esperen, Putin dará el segundo paso, que ya tiene planeado desde hace mucho tiempo.
Recuerden que estos son tiempos imperialistas. Recuerden que estos son tiempos de conquistas. Recuerden que estos son los tiempos postreros, dice el Espíritu de Dios. Por lo tanto, deben estudiar lo que la Biblia dice sobre estos tiempos postreros.
No esperen a que los tiempos postreros se cumplan en un futuro lejano, dice el Señor. Tienen que entender que estos son los tiempos postreros mencionados en las Escrituras. Ustedes están transitándolos, y aunque este no es el fin, sí es el principio del fin.
Como en el trabajo de parto, que una vez que comienza ya no se detiene sino que se intensifica cada vez más, con pausas entre contracciones para que la mujer pueda recuperarse, de la misma manera, dice el Señor, la tierra tiembla como un borracho y se prepara para un nuevo nacimiento.
Si disiernen que hay hermanos a su alrededor que no entienden que hay una paz falsa que se está actuando, si ven que esos hermanos se adormecen, se confían y bajan la guardia, cuando deberían mantenerse en alerta permanente, llámenlos a despertar de nuevo, dice el Señor.
Sacúdanlos y recuérdenles lo que está escrito —en Mateo 24, por ejemplo— acerca de los tiempos postreros, de los últimos días. Recuérdenles a modo de alerta y sean trompetas, para que lo que venga no los encuentre desprevenidos y traiga mayor destrucción sobre ellos y sobre sus casas.
Hijitos, dice el Señor, este hombre —el presidente de Rusia— ya tiene una agenda definida y planeada desde hace muchos años. Tiene en su corazón un cronograma, como una agenda personal incorporada, y sabe de memoria, estratégicamente y detalladamente, cada paso que quiere dar entre las naciones de Europa para reconquistar lo que Rusia perdió en el pasado. Así es su mentalidad: los países que antes formaban parte del bloque ruso no tienen derecho a ser independientes.
Noelia: Este espíritu imperialista, del que el Señor habló varias veces durante este año, se mueve fuertemente alrededor de Putin y su círculo cercano. Putin está decidido a conquistar esos territorios que Rusia perdió y que él piensa que todavía le pertenecen. Él piensa que esas naciones que se independizaron son como hijos rebeldes a los que hay que volver a traer de la oreja.
Eso es lo que va a hacer, dice el Señor, y así está negociando con otros presidentes de potencias mundiales, dándoles lo que quieren para obtener todo territorio que él quiere recuperar.
Solo una parte —apenas el 50% de lo que ellos hablan— llega a los medios, dice el Señor, y de ese 50%, ni siquiera la mitad es verdad. El resto son mentiras y engaños para poner una venda sobre los ojos de las naciones y evitar que sospechen de los planes que Putin tiene debajo de la mesa.
Pero el otro 50% son negocios que se hacen en lo escondido, dice el Señor, en frente de testigos privados que no hablan en público y que solo están allí para certificar lo que se acuerda en secreto y que no queda registrado públicamente, ni estampado en un tratado, ni respaldado por una firma.
Hay tratados de palabra que ellos no comparten, dice el Señor.
Noelia: Veo a Trump y a Putin sentados, conversando sobre negocios y buscando beneficiar a sus países.
Hay cosas que se muestran en lo público, pero la mayoría se maneja en secreto. El Espíritu Santo me muestra que, en ocasiones, ellos no hablan completamente solos, sino acompañados de dos testigos que escuchan y registran lo que se dice. Pero esto no se firma ni se comparte. Son tratados de palabra, acuerdos que se cierran simplemente con un apretón de manos y que todavía se utilizan en estos tiempos modernos.
De la mayoría de estas cosas ustedes no se enteran, dice el Señor. No se enteran de los negocios que ellos realizan a puertas cerradas. No se enteran de lo que intercambian entre ellos, porque son asuntos que deben llevarse a cabo sin que el público internacional lo sepa, para no generar revuelo.
Pero Yo sí escucho todo lo que ellos hablan, dice el Señor. Yo sí escucho los tratados que sellan con ese apretón de manos. No hay nada que mis ángeles no estén anotando. Ellos no pueden esconder de ninguna manera lo que se habla, porque esas palabras quedan registradas en mis libros. Aunque no las compartan públicamente, en el espíritu hay una nube de testigos que escuchan y registran todo lo que ellos hablan.
Les comparto y revelo esto porque no quiero que mi pueblo permanezca ignorante, dice el Señor, porque no quiero que mi pueblo coma cualquier bocado engañoso que le quieran dar. Les revelo lo que viene para que sigan preparándose en todos los aspectos de la vida, de modo que, cuando vengan más golpes —no solo a Europa— y tengan que vivir estas cosas en carne propia, ya estén advertidos.
No hagan la vista gorda a lo que está pasando, dice el Señor. No dejen de velar. No dejen de orar. No dejen de levantarse en la madrugada a buscar mi rostro para que Yo les dé dirección. No dejen de preguntarme lo que tienen que hacer o dejar de hacer.
Es clave que ustedes entiendan cuál es la dirección para sus propias vidas y sus familias enteras, dice el Señor, porque algunos únicamente se salvarán de todo lo que viene —guerras, ataques, revoluciones y otras cosas— a través de seguir esta guía profética personal.
No sean ingenuos en la manera de manejarse, dice el Señor, cuando estoy anunciando desde hace miles de años que esto viene. Este es el tiempo profetizado por muchos de los profetas que ustedes leen diariamente en la Biblia. No dejen de prepararse. Crean lo que hablo y anuncio a través de mis siervos, los profetas actuales.
No se confíen, porque no es paz lo que viene, dice el Señor. Únicamente son como pausas, pero no son stops. No es algo que se frena por completo. Es un descanso para que ellos puedan rearmarse, recuperarse, reunirse, reactivarse y prepararse para dar el siguiente paso que ya tienen programado.
No se duerman, dice el Señor. Porque los amo, estoy aquí para advertirles que no es paz lo que viene. Si bien ustedes mismos pueden tener paz en ustedes mismos, no es paz lo que viene a las naciones, sino guerra, mortandad, exterminio, hambre, catástrofes, pandemias y enfermedades mortales. Todo se va a los extremos.
Reaccionen, hijitos, y no se duerman, dice el Señor.
Noelia: Una de las cosas que tenemos que hacer es levantarnos de madrugada a orar. Muchos han dejado de hacerlo, pero Dios dice que esta actividad es clave para mantenernos fuertes, no solamente a nivel espiritual, sino también emocional y carnal.
Dios dice que levantarnos a orar de madrugada es clave para mantenernos como una torre fuerte y difícil de derribar. Nuestra voluntad se mantiene fuerte cuando realizamos esta práctica por el Espíritu de Dios. Ayuno y oración le falta a la iglesia del Señor Jesucristo, y la iglesia tiene que dejar la carnalidad en la que está hoy.
Dios dice que tenemos que aprender a levantar las armas espirituales para defendernos mentalmente de los traumas y las secuelas que van a dejar las imágenes que vamos a ver, no solamente en las pantallas, sino ante nuestros propios ojos. Tenemos que estar fuertes para resistir las cosas que vamos a presenciar: cosas terribles, cosas difíciles de digerir y de olvidar, que dejan una marca en el alma.
El Señor dice que los que no han recibido sanidad del alma hasta ahora deben ocuparse en buscarla y orar por ella. Porque si no hemos alcanzado cierto nivel de sanidad del alma, si no estamos sanos de los traumas que hemos vivido y de las heridas que no han sanado, cuando veamos esa mortandad y violencia extrema en frente de nuestros propios ojos, va a ser difícil mantenernos mentalmente sanos.
[2 Timoteo 3:1] También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
Esto es un aviso del Señor a no dormirse, a no relajarse y a no confiar en lo que ellos dicen que se viene, porque las noticias y los medios dirán una cosa, pero lo que realmente se está forjando es otra, y mucho peor de lo que se ha visto hasta ahora.
El Señor dice que debemos prepararnos espiritualmente, mentalmente y físicamente para poder resistir lo que vamos a ver y escuchar sin quebrarnos en nuestra mente. El diablo sabe que no tiene derecho legal para entrar en sus vidas y destruirlos —a aquellos de ustedes que no están en pecados voluntarios— pero también sabe que aún hay puntos débiles en sus almas y que esas almas están fragmentadas.
Por lo tanto, como no puede hacerlos caer a través de la tentación del pecado, porque ustedes se han decidido a permanecer en santidad, va a lanzar flechas contra sus almas para ver si pueden entrar por esas pequeñas hendiduras que existen entre un fragmento y otro. El diablo sabe que ustedes no están fuertes mentalmente, aunque anden en santidad, y apunta precisamente a esas hendiduras en sus armaduras.
Cuando un alma no está completamente sana, es como una armadura cuyas rejillas tienen pequeños agujeros, por los cuales no entra lo grueso, pero sí las herramientas más finas y pequeñas. El Señor me dice que hay agujeritos en esa malla metálica que deben ser cerrados para que sean capaces de resistir lo que viene en los últimos días, como una torre imposible de derribar.
Hablando del leviatán, la Biblia dice:
[Job 41:15-17] La gloria de su vestido son escudos fuertes, cerrados entre sí estrechamente. El uno se junta con el otro, que viento no entra entre ellos. Pegado está el uno con el otro; están trabados entre sí, que no se pueden apartar.
El Señor dice que así es como debemos estar sellados. Tenemos que alcanzar un nivel de sanidad que sea como una cobertura imposible de penetrar, ni por flechas grandes ni por flechas delgadas. Tenemos que sellar nuestra mente y lograr que esté tan firme y fortalecida que el diablo no pueda quebrarla.
Nuestros ojos van a presenciar cosas muy fuertes, y debemos llegar a un punto de estar preparados mentalmente, sin negar que estas cosas pueden pasarnos. Tenemos que entender que el Señor nos va a permitir pasar por cosas muy difíciles, y cuando esos momentos lleguen, nuestra mente tiene que ser como un tanque de guerra o como uno de esos vehículos blindados que transportan dinero: imposible de romper.
Tienen que entender que su mente tiene que estar blindada para cuando sus ojos vean cuerpos destrozados en guerras o cuerpos flotando en las aguas que inundarán las costas, trayendo muerte masiva a las ciudades costeras, dice el Señor.
Ustedes van a sentir el impacto de esas imágenes, que no solo aparecerán en las pantallas, sino que también las verán con sus propios ojos. Tienen que prepararse para ese tipo de cosas, dice el Señor, para que, cuando sus ojos las vean, su mente esté totalmente blindada y esas imágenes reboten contra ese blindaje.
Noelia: El Señor no dice que tenemos que estar ciegos a estas cosas, sino que tenemos que prepararnos para verlas, porque vamos a ser utilizados en medio de estas catástrofes para ayudar a los demás. Y así como un enfermero se prepara mentalmente para ver sangre, heridas y huesos quebrados, de la misma manera tenemos que prepararnos nosotros.
El Señor dice que tenemos que prepararnos mentalmente, espiritualmente y también físicamente para todo lo que viene. No para escapar, sino para pasar por esas catástrofes siendo instrumentos útiles para Dios y para el prójimo, aprovechando esas situaciones para sembrar la semilla del Evangelio, para predicar el Evangelio del Reino a los heridos, a los necesitados y a los moribundos.
El Señor dice que muchos de nosotros vamos a tener en nuestros brazos a personas que están a punto de morir por causa de estas catástrofes que vienen, y tenemos que estar preparados, al menos para poder hablar con ellas sobre el Señor Jesucristo y su salvación, para poder ministrar a estas almas antes de que mueran.
Pero muchos no están preparados. Mientras hablo estas cosas, siento que muchos de ustedes están espantados por lo que estoy diciendo. Sin embargo, Dios utiliza esta palabra cortante como una espada de doble filo para que tomen conciencia de la importancia de la sanidad del alma en estos últimos tiempos.
Hablando del leviatán, la Biblia también dice:
[Job 41:26-29] Cuando alguno lo alcanzare, ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará. Estima como paja el hierro, y el bronce como leño podrido. Saeta no le hace huir; las piedras de honda le son como paja. Tiene toda arma por hojarasca, y del blandir de la jabalina se burla.
Así tenemos que estar nosotros de fuertes, y así tenemos que enfrentar lo que se viene.
[Job 41:33] No hay sobre la tierra quien se le parezca; animal hecho exento de temor.
Muchos de ustedes tienen que ponerse las pilas y pedir por sanidad de sus almas. Tienen que enfrentar esos gigantes que nunca han querido enfrentar. Tienen que entender que la adversidad tiene que encontrarlos fuertes. Tienen que entender que necesitan resistir esas olas que van a probar a la iglesia y ser como una torre imposible de derribar.
El Señor está avisando y levantando la voz en cuello, a través de sus atalayas, constantemente en estos últimos días. Vemos cómo cada vez más voces se levantan para advertir no solo al mundo, sino especialmente a los hijos de Dios, para que se preparen, porque van a pasar por muchas de las cosas que están escritas y que se van a cumplir en estos últimos días.
El Señor dice que tenemos que reunir los pedazos de nuestra alma en uno solo. Aun después de muchos años de conocer a Jesucristo, muchos son como una piedra preciosa que ha sido rota en muchos pedazos y que nunca volvió a juntarse en uno.
En este estado se encuentra todavía el alma de muchos de los hijos de Dios. Aunque el Señor nos ayuda a sanar las heridas de nuestra alma, muchos están siendo negligentes con esa sanidad y la están postergando, diciendo: «Más adelante. Ahora no puedo enfrentar estos temas. No me animo. No tengo la fuerza».
El Señor te dice que te esfuerces y seas valiente, que te mires en el espejo y entiendas que no vas a ser tú el que te va a sanar, pero sí tienes que tomar la decisión de predisponerte para pasar por esa sanidad.
Muchos de ustedes saben que tienen que pasar por una operación. El médico les ha dicho que es conveniente que se operen de ciertos problemas en sus cuerpos, pero por miedo han postergado esas operaciones y no se han encargado de arreglar esas cosas que están funcionando mal en sus cuerpos, sin entender que esa falta de sanidad puede acarrear aún más enfermedad.
El Señor dice que muchos de ustedes, así como son negligentes con sus cuerpos físicos, también lo son con sus almas, con sus mentes y con sus corazones. Este es el tiempo de ocuparse de esas cosas. Este es el tiempo de pedirle al Señor que los sane, que los ayude, que los restaure y que los una en uno para ser resistentes como el diamante.
Este es el tiempo de sanidad, dice el Señor. Este es el tiempo de restauración. Este es un tiempo donde estoy llamando a los míos a que se ocupen de lo que no se han querido ocupar hasta ahora. Este es el tiempo cuando tienen la oportunidad de ocuparse de esas cosas y de poner en orden no solo sus casas, sino también sus cuerpos, sus almas y sus espíritus, para que cuando ya no tengan tiempo de hacerlo, se encuentren sanos y puedan resistir lo que viene.
Noelia: El Señor dice: «No será por vuestra fuerza, sino por la fuerza de mi Espíritu», pero también es cierto que el Espíritu de Dios busca moverse en un templo restaurado, en un templo limpio, santo y consagrado para Él.
El Señor dice que muchos de ustedes tienen que arrepentirse de ser negligentes con ustedes mismos, de no ocuparse de sí mismos como deberían, y empezar a buscar el consejo de Dios para saber cómo hacerlo, de qué ocuparse y cómo arreglar lo que tengan que arreglar, para que cuando vengan los golpes más fuertes, que todavía no han venido, ustedes sean como el leviatán en cuanto a fuerza y resistencia, sin temor y absolutamente blindados.
Aprendan de lo que está escrito, dice el Señor. Aprendan a levantarse a ustedes mismos como torres difíciles de derribar. No todo es espiritual. Hay cosas carnales de las que tienen que ocuparse. Enfréntenlas. Enfrenten esas enfermedades que están dejando avanzar por no tratarlas. Hablen con esos médicos para finalmente concretar esas operaciones que han postergado durante tanto tiempo y que han empeorado su funcionamiento en esta vida.
Aprovechen este tiempo ahora, dice el Señor, durante este periodo en el que no están pasando por la prueba más fuerte de sus vidas, para arreglar lo que tengan que arreglar en todas las áreas, para que cuando vengan los golpes más grandes para probar su fe, ustedes no estén débiles en ninguna área.
Rellenen esos agujeritos que tienen sus armaduras. Revisen dónde están sus debilidades. Revisen cuáles son las cosas que el enemigo utiliza con éxito contra sus vidas, desanimándolos, frustrándolos y haciéndolos dudar, deprimiéndolos.
Tienen que reconocer esos puntos débiles. Tienen que empezar a examinarse, como cuando uno va al médico y le hacen una revisión completa para detectar lo que no está funcionando bien, y luego arreglarlo y lograr que el cuerpo funcione de manera íntegra. Tienen que revisar su casa, dice el Señor.
Noelia: Veo a una persona recorriendo una casa, revisando si está ordenada y limpia, si las puertas funcionan bien, si las paredes tienen agujeros, o si hay cosas que necesitan ser reemplazadas, arregladas o restauradas. Esa casa son ustedes, y Dios dice que en este tiempo tienen que ocuparse de ustedes mismos.
Dios me hace saber que muchos de ustedes quieren ayudar y ministrar sanidad a otros, cuando han sido negligentes con la sanidad de su propia alma. Muchos tratan de ministrar sanidad a hermanos que luchan con la depresión, cuando ustedes mismos vuelven a casa y pasan el día llorando porque no se han ocupado de la sanidad de su propia alma como deberían.
Pero un ciego no puede guiar a otro ciego y llevarlo a un buen destino, dice el Señor.
[Lucas 6:39] ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
Tienen que ocuparse de ustedes mismos en este tiempo, dice Dios, para que, cuando vean imágenes de mortandad muy fuertes y difíciles de digerir sin que provoquen golpes en el alma, la mente o el corazón, puedan llegar a ser como alguien que mira unas fotos impresas sobre una mesa y luego simplemente las deja donde estaban.
Noelia: El Señor dice que tenemos que aprender a pasar por ciertas situaciones resistiéndolas, no escapar de ellas. Cuando pasemos por ellas, tenemos que ser capaces de resistirlas de principio a fin, manteniéndonos íntegros y sin desarmarnos. El Señor dice que debemos limpiarnos de toda mancha en nuestras vestiduras, para que el diablo no tenga nada que decir acerca de nuestro comportamiento.
Presten atención a ustedes mismos, dice el Señor. Mírense en el espejo, buscando defectos y debilidades de los que el diablo pueda aprovecharse para tratar derribarlos. Quiten esas sogas que tienen en los tobillos y que el enemigo quiere utilizar para entramparlos.
Tienen que enfrentar esos gigantes de una vez por todas. Tienen que darse tiempo y ser pacientes con ustedes mismos. Aprendan a amarse, no solo para resistir lo que viene, sino también para poder amar mejor al prójimo y a Dios.
Noelia: El Señor me dice que muchos de ustedes están autoengañados. No quieren saber ni escuchar que tienen esos agujeritos en sus armaduras. No quieren entender que tienen que pasar por esa operación del alma. Prefieren seguir huyendo de esas cosas que Dios hoy les está llamando a enfrentar. Pero lo que no tienen en cuenta es que por esas cosas viene el diablo.
A veces no hay puertas abiertas por pecado voluntario, sino por falta de sanidad. El diablo tiene fuerza y puede hacerte caer cuando hay una falta de liberación de la que no te ocupaste y por la que no buscaste ni pediste ayuda como debías. Esa falta de sanidad y liberación puede convertirse en el espacio por donde entra el enemigo para arruinarte. Tu propia falta de sanidad y liberación puede volverse tu trampa.
Por eso es importante que enfrentes esas debilidades y te fortalezcas, para que, cuando venga el enemigo de las almas y te examine de arriba a abajo, te encuentre fuerte, blindado, íntegro y unificado, no fragmentado en tu propia alma.
[3 Juan 1:2] Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Ahora veo a una persona en medio de una inundación. El agua del mar se ha levantado y ha entrado en la ciudad, y mucha gente ha muerto por causa de esta catástrofe.
Todavía no hemos visto las inundaciones de las que el Señor ha hablado desde hace algunos años. No las hemos visto en el nivel en el que van a suceder. Pero algunos de nosotros vamos a ser testigos de estas cosas en persona, y el Señor espera que, cuando ese momento llegue, seamos como enfermeros que se han preparado mentalmente para resistir esos momentos, para ser de ayuda y para predicar el Evangelio a los que nos van a necesitar.
Tenemos que ser como doctores para los demás, siendo más fuertes que ellos mentalmente y espiritualmente, porque el Espíritu de Dios mora en nosotros.
El Señor dice que quiere usarnos a muchos de nosotros en esas situaciones para ser de bendición para los que no lo conocen, para los que están perdidos y sin esperanza. Sin embargo, muchos de ustedes no están listos para ser usados, sino que ustedes mismos van a necesitar ser atendidos mentalmente, porque se van a quebrar, aun teniendo al Señor en sus vidas, aun con el Espíritu Santo adentro de ustedes. Esto no puede seguir así y tiene que cambiar.
Esto pasa en parte porque nos han predicado que la iglesia no tiene que prepararse para nada, porque va a ser arrebatada antes de que sucedan las peores cosas. Sin embargo, aunque hay un arrebatamiento, este va a ocurrir en el punto más crítico, cuando la iglesia esté más necesitada que nunca de un salvador. Este va a ser en un momento de prueba mucho mayor que todo lo que hemos visto hasta ahora. Cuando pensemos que es nuestro final, ahí va a venir el Señor. El Señor no va a venir antes de haber probado nuestra fe.
[Hechos 14:22] Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
Nos han predicado tibieza y comodidad, sin la necesidad de prepararnos para nada, y muchos no están listos para ayudar a nadie, sino que ellos mismos van a colapsar si no hacen lo que tienen que hacer para prepararse para esas cosas.
Dios dice que se seguirán firmando más tratados de paz entre naciones que hoy están en guerra, pero esto será solo una pausa en el plan de conquista de los reyes. Esa paz es ficticia y nosotros tenemos que seguir velando y en alerta, y ocuparnos de nosotros mismos en primer lugar para después poder ayudar a otros de una manera digna.
Cuando uno sube a un avión y está por volar, la azafata aconseja que, si hay una urgencia, los adultos se pongan el chaleco salvavidas primero y después se lo pongan a los niños.
El Señor me trae esto a la memoria como ejemplo para que entiendan que, si no se ocupan primero de lo que ustedes mismos necesitan para alcanzar cierto nivel de sanidad, liberación y fortaleza espiritual, serán como alguien que no se pone el chaleco salvavidas primero, sino que se lo pone a otro, y al final ambos terminan pereciendo.
Tienen que ser inteligentes, astutos y rápidos para prepararse. Tienen que ir adelante y no quedarse atrás, no quedarse quietos, no esperar a nadie, sino accionar. Tienen que estar siempre en movimiento y no conformarse con el estado en el que están ahora.
Hijitos, ganen más fuerza, dice Dios. Ganen más fortaleza a través de la oración nocturna, a través de la oración en lenguas por horas, a través de la alabanza y la adoración, a través de la danza profética. Fortalézcanse en comunidad unos con otros, orando, partiendo el pan, hablando de mis cosas. Mantengan sus mentes fuertes y sanas, y no se dejen quebrar. Y cuando vean que se caen, levántense rápido, como un patinador que, cuando se golpea, se levanta enseguida y sigue patinando.
Revisen sus vidas, revísense a ustedes mismos y pídanme las estrategias que necesitan para sanar. Enfrenten lo que tengan que enfrentar y que han postergado hasta ahora. Ocúpense de sus negocios, en primer lugar del negocio de ustedes mismos, dice el Señor. Es un buen negocio mantenerse en buen estado físico, espiritual y mental, pero es un mal negocio descuidarse; no es conveniente ni para ustedes, ni para sus hijos, ni para sus esposos, ni para sus amigos, ni para nadie que esté afuera.
Ocúpense primero del núcleo, dice el Señor, para que el resto se vea afectado por ese orden, por esa sanidad, por esa liberación, por esa fortaleza espiritual. Prepárense para lo que viene, no siendo negligentes ni negando las cosas que están escritas y que van a suceder, porque la tierra y el cielo pasarán, pero mis palabras no pasarán; todo lo que está escrito se va a cumplir, estén ustedes preparados o no. Lo que va a venir vendrá y nada lo va a frenar, porque mi plan profético sigue corriendo como una rueda que no frena.
Sean inteligentes y astutos para acomodarse a estos tiempos proféticos y no se queden detenidos, dice el Señor. Yo los voy a ayudar. Estoy ahí. Ya tengo la respuesta en mi boca y estoy esperando que me pregunten. Pero también espero que ustedes se muevan, porque hay una parte que les corresponde. Yo estoy haciendo todo lo que está de mi lado, pero muchos de ustedes están dormidos y no despiertan.
Tomen una decisión y actívense. No esperen más y no crean todo lo que se les dice. No crean todo lo que dicen los periodistas y los gobernantes de las naciones, porque son mentirosos y no dicen la verdad, sino que engañan a un pueblo que quiere mantenerse ingenuo, para seguir con sus vidas como si nada pasara.
No sean como el que camina por la vía del tren sin mirar que el tren viene detrás de él, dice el Señor. Salgan de esa zona de peligro, porque así están cuando no quieren ver lo que viene, cuando no quieren saber lo que estoy avisando: como un suicida que va y se tira en esas vías del tren para que lo arrolle.
Ocúpense de ustedes mismos y pídanme ayuda, dice Jesús, y los voy a guiar a esas aguas de sanidad. Los amo y estoy con ustedes. Nunca los he dejado y nunca los dejaré. Estoy con ustedes hasta el fin, dice el Señor. Amén.
