Traducciónes: inglés
[Isaías 55:6-7] Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
A las naciones las llamo hoy, dice el Señor. Llamo hoy a las gentes de todo pueblo, de toda nación, de todo reino. Llamo a todo aquel que esté dispuesto a dejar sus caminos torcidos y enderezarse para caminar conmigo, dice Jesús, porque Yo soy un rey que muestra misericordia a millares y que perdona abundantemente el pecado cuando el impío se arrepiente, cuando el que estaba en el lodo decide salir y limpiarse para mí.
Hoy le hablo a todo aquel que se arrepienta de sus caminos desviados y torcidos y me pida ayuda, dice el Señor, porque soy amplio en misericordia, porque soy un Dios perdonador, un Dios que se olvida de lo malo cuando el hombre se arrepiente de todo corazón.
No lo dudes, dice el Señor. No lo dudes más. Deja todas esas cosas malas que estabas planeando hacer y ven a reconciliarte conmigo, dice Jesús, porque te estoy esperando, porque quiero que me busques, porque quiero que me encuentres.
Tengo los brazos abiertos para abrazarte y dejar atrás todo eso que te separaba de mi amor, dice el Señor.
Noelia: El Señor llama hoy de todo pueblo y de toda nación a todo aquel que esté cansado de su vida, a todo aquel que ya ha probado cientos de caminos distintos, sin ningún buen resultado.
Heme aquí, dice Jesús. Yo soy la verdad, Yo soy el camino y Yo soy la vida. Yo soy el único que te puede sanar. Yo soy el único que puede quitarte esas mochilas de tu espalda que hace tanto tiempo vienes cargando.
Yo soy, y nadie más, dice Jesús. Ninguna de esas imágenes de piedra va a poder restaurarte como Yo puedo restaurarte. Ninguno de esos dioses va a poder hacerte nuevo como Yo puedo hacerte nuevo.
Hoy aplico misericordia a las naciones, dice el Señor, a todo plebeyo y a todo rey, a todo siervo y a todo aquel que está en eminencia. Hoy estoy dispuesto a perdonar. Búsquenme, mientras pueda ser hallado. Búsquenme a mí, y van a encontrar respuestas. Búsquenme a mí, la única fuente de agua que salta para vida eterna.
Arrepiéntanse de todo corazón y abrácense a mis piernas, dice el Señor, tratando de tocar mi manto, como esa mujer que estuvo enferma tantos años y nada pudo sanarla, pero al buscarme, al tratar de encontrarme, al tratar de tocarme, fue completamente sana.
Hoy quiero derramar de mi gracia sobre todo aquel que está cansado de sus caminos malos y torcidos. Hoy te estoy llamando a que te arrepientas, dice el Señor Jesús, no porque quiero castigarte, sino porque quiero restaurarte.
Yo soy el único que verdaderamente perdona y sabe dejar atrás las cosas que hiciste mal. Yo soy el único que puede borrar esos errores del libro de tu vida para ya no recordarlos más.
Ven, dice Jesús, porque este es el momento. Esta es la respuesta que esperabas. Este es el llamado que estabas anhelando escuchar de mi boca, y hoy utilizo a esta mi sierva para volver a llamarte y para hacerte saber que estoy interesado.
Ven, dice el Señor Jesús, ven y arrepiéntete de todo lo malo que hayas hecho y conviértete a mí, porque Yo soy lento para enojarme y rápido para perdonarte. Ven, dice Jesús. Abrázame, búscame, llámame, pídeme rescate, y voy a estar ahí más rápido que nadie más. Voy a llegar antes que los otros. Voy a estar primero y voy a quedarme.
Golpea la puerta, porque quiero abrirte, dice el Señor. Llama, porque quiero responderte. Estoy aquí. Nunca me fui y sigo aquí, y voy a darte tantas oportunidades como necesites hasta que vuelvas a mis brazos.
He aquí que hoy llamo a las naciones a que se arrepientan, dice el Señor. No importa de dónde vengan, no importa de dónde provengan, no importa cuán grandes sean las manchas en sus vestidos. Yo puedo lavar todo pecado si se arrepienten y claman a mí de todo corazón.
Aquí estoy, llamando a las naciones a que se arrepientan, dice el Señor, porque no quiero que nadie se pierda, porque no quiero que nadie sufra por causa de su propio pecado. Por eso estoy llamando y llamando y llamando. Por eso levanto las trompetas para que suenen por todos lados, para que nadie se quede sin llamar, para que nadie se quede sin oportunidad.
He aquí que vuelvo a repetir este llamado a la salvación. Vengan a mí, todos los que están cargados y cansados, y Yo los haré descansar. Vengan a mí, todos los que están hartos de su propia vida, todos los que se han equivocado muchas veces y han sufrido las consecuencias de esos errores.
[Mateo 11:28] Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Vengan a mí, todos los que se sienten como un vaso quebrado, porque solo mi mano puede repararlo. Vengan con esperanza, porque los estoy esperando.
[Isaiah 1:18] Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Este es el momento, dice Jesús. No dudes más, porque sé que lo estás meditando en tu corazón. Te veo con las valijas en las manos, pensando si dejar todo atrás o no, y Yo te digo que sí, dice Jesús. Te digo que sí.
Deja ese camino que no te lleva a nada bueno y ven a caminar conmigo. Seamos amigos. Déjate amar. Suelta esos pesos y ven conmigo. Corre a mis brazos, que te espero, que te anhelo, y te abriré las puertas. No te voy a rechazar.
Todas esas lágrimas, yo quiero limpiarlas. A todas esas heridas en tu corazón, quiero ponerles una venda. Todos esos cuchillos de traiciones en tu espalda, soy Yo quien los quiere sacar y curarte, para que ya no estés más triste.
En el mundo vas a encontrar aflicción, pero conmigo vas a encontrar descanso. Yo sé que tu alma anhela descansar, que hasta ahora ha sido como alguien que busca un lugar donde reposar y no lo encuentra por ningún lado.
Aquí estoy, dice el Señor, ofreciéndote descanso para tu alma como nadie más puede hacerlo.
Te amo, dice el Señor. Te creé para ser restaurado. Te creé para ser rescatado. Solo tienes que tomar una decisión y renunciar a lo que no te conviene.
Ven, dice el Señor, y estemos a cuenta. Sé mío, sé mía, y ya no vuelvas atrás.
Noelia: Veo al Señor Jesús suspendido en el aire, arriba de la tierra, mirando a todos lados, buscando alrededor del mundo quién responde a este llamado, quién está dispuesto a dejarlo todo para seguirlo, quién tiene la valentía de venir y seguir sus pisadas.
Hoy es el día del cambio, dice el Señor. Hoy te estoy esperando. Aprovecha y entra por esta puerta abierta. Tengo una vida nueva para darte, una vida que no te imaginabas, una vida que no esperabas, una vida que nadie más puede darte. Estemos a cuenta, para que pueda restaurarte.
Noelia: Veo al Señor Jesús suspendido en el aire, esperando a que vengan a Él para darles la salvación eterna, esperando que digan que sí para restaurar a muchos. Veo enfermos que vienen y se sanan. Vienen deprimidos y son liberados de su aflicción constante. Vienen encadenados y, a medida que se acercan a Él, sus cadenas caen. Vienen personas que estaban en tinieblas y, a medida que se acercan, se llenan de luz. Y me viene a la mente ese pasaje:
[Isaías 61:1] El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.
Eso es lo que quiere hacer Jesús en tu vida. El Señor te está esperando.
Ven y come de mi Palabra, dice el Señor, porque quiero darte el remedio a esa enfermedad. Ven y bebe de mis aguas de justicia, porque quiero liberarte. Ven y come de este pan celestial, que soy Yo, para que ya nunca más tengas hambre.
Oh, hijitos, dice el Señor a los suyos, hoy extiendo mi misericordia a muchos y perdono a otros tantos, y todo aquel que decida dejar sus malos caminos para seguirme será bien recibido.
Ustedes también extiendan misericordia. Dejen de mirar mal a los que están en oscuridad y extiendan la misericordia a ellos. Dejen la crítica y la murmuración atrás y aprendan lo que significa misericordia.
Rescaten a los perdidos. Alimenten a los que tienen hambre. Vistan a los que están desnudos. Ayuden a los necesitados. La iglesia tiene que salir de los templos para rescatar a los que están perdidos.
Extiendan la misericordia que Yo ejercí con ustedes, dice el Señor. Aprendan lo que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio».
Perdonen al que los ha ofendido. Ayuden al que está necesitado. No endurezcan sus corazones contra su prójimo. Amen como Yo amé, hasta la última gota de sangre. Aprendan lo que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio».
Noelia: El Señor me hace saber que hay personas que están pensando si decidirse por seguir al Señor o no, si dejar todo atrás para seguirlo o no. Hay personas que están meditando si este es el momento de la salvación, si Dios los perdona por todas esas cosas que hicieron mal, si todavía tendrían la oportunidad de arrepentirse y ya no pecar más.
Algunos piensan: «¿Será que Dios aún me puede perdonar todas esas cosas terribles que he hecho? ¿Será que me va a recibir y no me va a rechazar? ¿Será que todavía hay tiempo para mí?»
Eso es lo que están pensando muchos, y Jesús viene y se para enfrente tuyo para responderte.
Acá estoy, dice Jesús. Soy el mismo, no he cambiado, y busco la salvación de muchos, no la perdición.
Acá estoy, dice Jesús, dispuesto a perdonarte. En el mismo momento en que decidas arrepentirte de todo lo que has hecho, voy a borrar esas cosas del libro de los pecados. Si decides cambiar tu rumbo para seguirme a mí, acá estoy, porque no he cambiado, porque mi nombre es el Salvador.
Arrodíllate, dice el Señor, arrepiéntete de todo corazón y clama por ayuda, y ahí voy a estar. No te voy a rechazar, no te voy a echar, sino que te voy a recibir para que caminemos juntos.
He aquí que perdono y restauro, dice el Señor. He aquí que otorgo salvación a todo aquel que la busque.
Noelia: Veo que, a medida que las personas se arrepientan y aceptan a Jesús como su Señor y Salvador, y deciden cambiar sus caminos para ya no pecar más voluntariamente, el Señor comienza a entregarles coronas, que en esta visión representan salvación. El Señor abre la puerta a muchos para que entren en una nueva temporada de sus vidas, donde todo va a cambiar.
Vengan, vengan, vengan, dice el Señor.
Noelia: Veo a Jesús como un pastor que abre la puerta del redil para que todas las ovejas que estaban afuera entren y se queden a ser pastoreadas por Él. Y Él dice que todo aquel que lo acepte será bien recibido.
Ahora veo la misericordia como algo que se mueve en el aire. Sigo viendo a Jesús suspendido arriba de la tierra, extendiendo su misericordia, y esa misericordia se extiende muy lejos hasta cubrir toda la tierra.
[Juan 6:37] Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Toda la tierra está llena de mi misericordia, dice el Señor. Es por mi misericordia que perdono a los que han hecho tanto mal. Es por mi misericordia que los espero. Es por mi misericordia que el mundo no ha sido destruido, para que todos tengan la oportunidad de ser perdonados, porque no quiero la condenación de muchos, sino su restauración.
[Lamentaciones 3:22-23] Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Hijitos, entiendan lo que significa: «Misericordia quiero y no sacrificio», dice el Señor. Amen como Yo amo, perdonen como Yo perdono, esperen como Yo espero y den oportunidades como Yo doy.
Aún hay tiempo, dice el Señor. Aún hay tiempo de que vengas a mí. Decídete de todo corazón ahora y vas a encontrar respuesta.
Te estoy esperando, dice el Señor. Decídete y avanza.
Noelia: Veo a una persona que estaba arrodillada y que se decide por Jesús. Entonces se pone de pie y presenta su cabeza al Señor, y el mismo Señor unge su cabeza con aceite.
Hoy te unjo, dice el Señor. Hoy derramo de mi aceite sobre ti. Hoy te unjo para salvación. Hoy te unjo y te elijo para que seas salvo, dice el Señor. Hoy es el día de la salvación.
Noelia: Mientras Jesús unge a varios en la cabeza para ser salvos, veo que los ángeles festejan y celebran en el cielo, porque nuevas almas se convierten a Cristo.
Hoy es el día de la salvación, dice el Señor, y a todo aquel que escuche esta palabra, se arrepienta y me acepte en su corazón, Yo no lo echo afuera, sino que lo abrazo fuerte, como dos amigos que se reencuentran después de mucho tiempo.
Hoy te recibo y no te echo afuera, dice el Señor. Créelo.
Yo te voy a mostrar el camino que debes caminar. Te voy a mostrar los pasos que debes de dar. Te voy a guiar, dice el Señor.
He aquí que pongo guardas a tu lado para que cuiden tus pasos, para que no tropieces y puedas lograrlo. He aquí que Yo te guío por este camino. He aquí que Yo te llevo para que no te pierdas. Estoy contigo y no te he dejado, y soy capaz de llevarte hasta el final, para que obtengas la corona de la vida y entres en la vida eterna.
Noelia: Esta palabra profética es un llamado para los que aún no se han convertido, y también para los que conocieron al Señor Jesús alguna vez, pero después se apartaron. Ese Dios al que un día le diste la cara, pero después te apartaste, te perdona hoy y no te deja de lado si decides volver a su costado.
Esta palabra profética es una palabra de amor. Dios quiere perdonar tus errores y te dice que hoy es el día, que este es el momento de dejar atrás todo aquello que te hizo tanto mal, que no te funcionó y que te dejó peor de lo que estabas.
Hoy es el día, y este es el momento para elegir a Jesús como tu Salvador, como tu Redentor. Esta es tu oportunidad de ser redimido y de que tus pecados sean borrados de ese libro que el diablo utiliza para acusarte. Este es tu momento.
Dile que sí al Señor en esta misma hora y el Señor te va a recibir, y vas a ser lavado y limpiado de todo lo que te ensució.
El Señor no dice que no a un corazón quebrantado, a alguien que se equivocó pero que reconoce su error, y Él te acepta en este momento si decides ponerlo en primer lugar en tu corazón.
Si realmente vienes con un corazón contrito y humillado, no hay nada que hayas hecho que Él no quiera perdonarte. Él no desecha al que se arrepiente, sino que mira alrededor de la tierra para buscar a los que son necesitados de un Salvador.
Él murió también por ti, para rescatarte de ese lodo que te ensuciaba, de esa mugre que te perturbaba. Solo Él puede quitarte esas pesadillas que no te dejan dormir cada noche. Solo Él puede sanar tu mente de esos pensamientos que no te dejan vivir en paz.
Ningún psicólogo pudo sanar tu depresión, pero Él sí puede hacerlo con solo un chasquido de sus dedos. Ninguna pastilla pudo darte la paz que necesitabas, pero el Señor da una paz como el mundo no la puede dar.
Decidite ahora. Este es el momento de tu salvación. Simplemente tienes que confesar tus pecados con tu boca y decir:
«Señor, me arrepiento. Me arrepiento de mis ofensas. Me arrepiento de mis errores. Me arrepiento, porque pensaba que sola iba a salir adelante. Yo te pido perdón, porque fui arrogante, porque fui orgullosa, porque creí que me la sabía todas. Pero me equivoqué y me rompí la cabeza contra una pared, una y otra vez.
«Lo reconozco y me humillo delante de tu presencia y te pido perdón por todo lo que hice mal en contra tuyo y también en contra de los demás. Perdóname. Me arrepiento de todo corazón y ya no quiero volver atrás. Quiero que mi vida cambie. Quiero ser una persona nueva. Quiero conocerte de verdad. Quiero seguirte y ser fiel hasta el final.
«Hoy me entrego a ti y me entrego de todo corazón, para caminar en este camino de la fe junto contigo, Jesús. Hoy te reconozco como mi único Dios y te pido que me salves y me limpies y me quites estas cargas que ya no puedo soportar. Hoy me entrego a ti y solo a ti, Señor Jesús, y dejo atrás todos esos dioses que me prometieron tantas cosas, pero únicamente me hicieron mal.
«Hoy es el día de mi salvación, y yo recibo el perdón. Yo aprovecho esta oportunidad y entro por la puerta que me abres. Me arrepiento, me vuelvo de todo camino torcido y me dejo limpiar.
«Enséñame a amar, Señor. Hoy recibo tu misericordia. Hoy recibo ese manto de compasión. Hoy acepto salir de esa cárcel que me tenía esclavizada. Libértame de estas cadenas, porque ya no puedo soportarlas más. Hoy tomo la decisión de dejar todo atrás, porque nada me pudo ayudar. Fui a médicos, busqué ayuda en distintas terapias, me metí en cosas ocultas, y nada me funcionó.
«Pero hoy elijo el camino de la verdad. Hoy elijo esta salvación tan grande. Hoy me decido por ti, Jesús, y creo en ti. Creo que te entregaste en esa cruz del Calvario para morir también por mí. Creo y confieso con mi boca que eres el Hijo de Dios, que te entregaste también por mí, que tu sangre fue derramada para salvarme a mí. Te reconozco como el que resucitó al tercer día para sentarse a la derecha del Padre de la gloria, a la diestra de su majestad.
«Creo en ti, Jesús, y decido entregarme a ti. Aquí estoy, como un perro desahuciado, como un vaso al que ya no le queda espacio para más quebraduras. Aquí estoy, como un enfermo al que le han dicho que no hay esperanza. Aquí estoy, como una planta sin vida, como un bosque petrificado que hace tiempo olvidó lo que es sentir la luz del sol.
«Me encuentro quebrantada. Sin embargo, me entrego para que puedas sanarme, para que puedas restaurarme, para que me liberes de estos grilletes y de esas esposas que no me permiten moverme. Me entrego, Señor, porque ya no puedo más. Gracias, en el nombre de Jesús.»
El Señor dice que todo aquel que se haya reconciliado con Él tome una Biblia y comience a leerla de principio a fin, que todo aquel que quiera conocer a Dios de verdad lea lo que está escrito sobre Él y pida revelación.
El Señor dice que todo aquel que haya recibido a Jesús como su Señor y Salvador hable con Él en cualquier momento y en cualquier lugar, y Él lo va a escuchar. Ya no estará solo, sino acompañado por su Dios.
Tengan esperanza, porque Él los va a ayudar en todo el proceso y va a abrir puertas para que puedan avanzar.
[2 Corintios 5:18] Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.
El Señor está llamando por sueños a muchos. Jesús se te está presentando en tus sueños. Cristo te llama a través de tus sueños. Cristo te está llamando de noche y de día y de distintas maneras, y te vuelve a confirmar ese llamado a través de esta palabra profética.
El Señor no te va a dejar ir, porque se preocupa por ti. Él deja las 99 ovejas para buscar a la número 100 que se le perdió. Y si esa eres tú, Jesús va a volver a buscarte tantas veces como sea necesario, porque el amor que Él siente por ti es incalculable. No te olvides que Él es bueno y que Él es amor y luz para los que le buscan.
A todos los que ya estén convertidos, el Señor repite nuevamente su llamado a que evangelicen, a que repartan las buenas noticias del Evangelio, a que siembren esas semillas, a que abran la boca y hablen de Jesús, a que compartan sus testimonios y no se queden callados, a que sean generosos con lo que han recibido y ya no sean egoístas.
[1 John 4:8] El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
Amen y evangelicen, dice el Señor. Salgan a buscar esos peces que representan las almas. Háganse pescadores de hombres, mientras todavía se pueda salir a pescar.
Aprovechen estos juicios terribles que están cayendo sobre la tierra. Mientras la tierra se sacude como un borracho, aprovechen para predicar la Palabra, para que muchos sean salvos.
Este es el tiempo de la salvación. Vuélvanse pescadores de almas que están perdidas y necesitan conocer el amor.
