Traducciónes: inglés
[Daniel 5:1-4] El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino. Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.
Hijitos, dice el Señor, mi alma está indignada porque están convirtiendo en clubes nocturnos los templos que inicialmente fueron edificados para ser centros de adoración, de alabanza, de santidad, de sanidad, de edificación y de restauración.
Noelia: El Señor me muestra que en algunas congregaciones se organizan eventos donde apagan las luces normales y encienden luces de colores, como en una discoteca.
Así es como se ve el infierno: en oscuridad, sin luz, dice el Señor.
La noche viene sobre las congregaciones que están ofrendando a dioses ajenos estos lugares que antes me pertenecían a mí, dice el Señor. Están ofrendando los templos a dioses ajenos y adorando a esos dioses en mi nombre, desprestigiándome, deshonrándome, escupiendo sobre la cruz del calvario.
Noelia: El Señor me muestra que estos lugares se están transformando en casas de fiestas mundanas.
Inmundicia es lo que se está acumulando en estos lugares que ya no me pertenecen, dice Dios. Estoy indignado y quiero que corrijan sus caminos. Quiero que limpien mi casa para que verdaderamente sea llamada casa de oración.
[Mateo 21:13] Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Hijitos, los llamo a santificarse, dice el Señor. Los llamo a no participar en esas fiestas mundanas donde muchas veces se emborrachan, igual que Belsasar, que bebía de los vasos santos de mi templo sin ninguna vergüenza, regocijándose mientras profanaba esos vasos consagrados y dedicados a mí. ¡Qué atrevimiento el de hacer esto en mi cara!
Hijos, disciernan lo que está pasando, dice el Señor, porque estas cosas no vienen de mí. Yo estoy llamando a mi pueblo a que se santifique, no a que siga participando de las cosas del mundo, porque ustedes están en el mundo, pero no son del mundo.
Sin embargo, la iglesia está trayendo el mundo a la iglesia, cuando la Biblia dice:
[Jeremías 15:19] Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
La congregación de los santos no entiende que está abriendo de par en par las puertas de sus templos para que entren la contaminación, la inmundicia y el pecado, dice el Señor. Las paredes se van manchando y llenando de moho espiritual. Las puertas se van quebrando, y las hendiduras se abren más y más, permitiendo que el enemigo entre, destruya y haga lo que quiera con los míos.
Hijitos, dice el Señor, ¿por qué permiten esto en sus congregaciones y se quedan callados? ¿Por qué no dicen nada? ¿Por qué no defienden mi santo nombre? ¿Cómo se atreven a seguir como si nada estuviera pasando, cuando ven con sus propios ojos que estos pastores mundanos permiten fornicación en mi casa?
Noelia: El Señor me muestra que incluso hay pastores que se hacen los tontos y los ciegos, sabiendo que en algunos de estos templos hay habitaciones donde los jóvenes se retiran a fornicar. Así como el sacerdote Elí sabía que sus hijos fornicaban mientras servían en el altar, lo mismo están haciendo hoy los hijos de estos pastores y líderes. Fornican no solo en la puerta de los templos y en los alrededores, sino también adentro de los templos, y los pastores lo saben.
[1 Samuel 2:22] Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
¿Por qué ustedes no hacen nada?, dice el Señor. ¿Por qué no interceden? ¿Por qué lo permiten y aún participan de esta inmundicia?
Esta es una palabra de amonestación contra un pueblo que se hace el ciego, que se hace el sordo, que se hace el tonto, para quedar bien con el hombre y no conmigo.
Los pastores incluso invitan a prostitutas para que entren en mi casa y ensucien cada rincón, dice el Señor, fornicando con los jóvenes desesperados como perros apresurados por aparearse.
Noelia: Veo a estas mujeres como perras en celo y a estos jóvenes como perros que siguen sus propias concupiscencias y ceden ante la tentación sin dudar. Y los pastores se hacen los ciegos ante lo que está pasando, dándoles un lugar para que puedan fornicar en la casa de Dios.
¿Cómo puede ser que ustedes ven lo que está pasando, y que todo el mundo lo sabe, pero mantienen la boca cerrada? Yo voy a juzgar no solo al que comete el pecado en estas habitaciones, dice el Señor, sino también a los que lo saben y no dicen nada. Porque si saben hacer el bien y no lo hacen, se les contará como pecado.
Amigos míos, dice el Señor, en estos eventos cristianos donde se mezcla lo santo con lo profano y lo puro con lo vil, ¿por qué no entresacan lo que hay que sacar? ¿Por qué no limpian lo que quiere venir a ensuciar? ¿Por qué permiten que estas telarañas llenen toda mi casa?
Amados míos, dice el Señor, estoy indignado. Quiero que se limpien y quiero que limpien mi casa.
Noelia: Veo eventos de distintos tipos que realizan las congregaciones cristianas, donde se mezclan prácticas bíblicas con prácticas del mundo, eventos que supuestamente hacen para atraer a las almas. Pero no se dan cuenta de que, en vez de atraer a los peces, están atrayendo al diablo para que venga a ensuciar estos lugares que deberían mantenerse santos.
Amados míos, dice el Señor, limpien sus congregaciones. Amonesten al que tengan que amonestar. ¿Acaso no está escrito que hay una forma bíblica de amonestar al hermano que está en pecado? ¿Por qué se callan? ¿Por qué no aman a través de la disciplina y la corrección, como Yo los amo y los disciplino y los corrijo para que no se pierdan?
Me duele lo que está pasando en mi casa, dice el Señor. Me duele la apostasía, la caída de la fe. Me duele que se vendan por dos pesos. Me duele que tan rápidamente se olviden de quién soy Yo.
Mi corazón sufre, porque hay gente que realmente está necesitada y busca un hospital espiritual, pero se encuentra con un hospital abandonado, sucio, contaminado, donde no se puede ir para ser operado, porque la sala de cirugía está tan sucia que uno sabe que puede infectarse y quedar peor que antes.
Estas casas están igual, dice el Señor, y sin desparpajo muchos las llaman casa de oración. ¡No es casa de oración; es casa de petición! «Señor, dame un auto. Señor, dame una mujer. Señor, permíteme divorciarme de la mía porque quiero otra. Señor, quiero más dinero. Quiero, quiero, quiero, quiero.»
Ya no es casa de oración; es casa de petición para sus propios deleites, dice el Señor.
¿Qué están haciendo? ¿Qué están haciendo?
Noelia: Estoy viendo la torre de Babel, cuando el Señor destruyó los planes de los que querían engrandecerse hasta el cielo. El Señor trajo sobre ellos un espíritu de confusión para que no puedan comunicarse y concretar esos planes.
El Señor dice que su pueblo está confundido por causa de su propio pecado, porque quieren llegar alto. Hay muchas congregaciones que quieren ser mega congregaciones, no porque el Señor lo haya decretado o profetizado así, sino por codicia y competencia: templos más grandes, más gente, más dinero, escenarios más prominentes.
El Señor dice que la confusión ha venido sobre su pueblo por causa del deseo de engrandecerse, igual que aquellos que empezaron a construir la torre de Babel para llegar lo más alto posible y parecerse al Creador, o igual que Lucifer, que quiso ser igual o mejor que Dios. Es el mismo pecado, el mismo orgullo, la misma arrogancia, el mismo ego que hoy tienen muchos ministros que dirigen congregaciones que deberían ser pulcras, blancas y puras.
Hijitos, dice el Señor, ¿ustedes no ven lo que está pasando? Reaccionen y no participen de lo que hace Babilonia.
Noelia: El Señor me muestra que la iglesia ha invitado a Babilonia a la iglesia. Babilonia representa la mugre, la contaminación, el pecado, la lujuria, la inmundicia, el deseo mundano, dejar correr el deseo de la carne sin freno, hacer lo que la carne pide, como la glotonería o la borrachera. Babilonia representa el pecado, la carnalidad, la mugre de la que el Señor nos limpió cuando nos convertimos, si es que nos convertimos de verdad.
El Señor me dice que la iglesia está invitando a los babilónicos a entrar en ella, en vez de invitarlos a que se conviertan a ella.
Amados, dice el Señor, ¿no creen que se va a cumplir lo que está escrito sobre los que ensucian lo que es santo, sobre los que pisotean lo que es dedicado?
Detesto estas ofrendas de inmundicia que no tienen olor fragante sino olor a azufre y estiércol. Mis narices no pueden sufrir las alabanzas manchadas de fornicación que esta gente me ofrece en esos eventos «cristianos» donde los que alaban practican abominaciones sexuales apenas unos minutos antes de tomar el micrófono.
Pero a los pastores no les importa, dice el Señor. Solo ven los números, los dólares. Tienen el signo de peso en los ojos. Solo quieren oro, plata, piedras preciosas, joyas, autos, casas más grandes y mejores, y un nombre sobre todo nombre.
Estoy indignado no solo por lo que ellos hacen, dice el Señor, sino también porque ustedes callan. Estoy indignado no solo por lo que ellos permiten, sino también porque ustedes participan. Estoy indignado tanto por los que pecan como por los que avalan ese pecado.
Quiero un cambio y demando una reacción, dice el Señor. Si de verdad me aman, levanten mi nombre en alto y dejen de deshonrarme. ¿Por qué defienden a estos hombres y mujeres que se prostituyen con todo tipo de pecado? ¿Por qué los levantan en alto como si fueran dioses?
Yo soy el único Dios, dice el Señor. Yo soy el Santo de Israel. Conmigo nadie va a jugar. Nadie va a manchar mis vestiduras. Y todo aquel que no se arrepienta de entrar con las sandalias llenas de tierra en mi santuario lo va a pagar caro.
Noelia: Siento la ira, la indignación, el celo santo y la severidad del Señor, pero también el dolor y el llanto en su corazón.
Hagan algo, dice Dios. ¡Reaccionen!
Noelia: Veo a una persona que compra un ticket para ir a un concierto de cantantes como Madonna o Beyoncé, y esa persona es hija de Dios. Y el Señor me dice que ese concierto está dedicado a Satanás y que ahí se adora a Satanás, aunque lo digan explícitamente o no.
Los conciertos de estas artistas son una dedicación a él, una ofrenda para su señor. Y cuando un cristiano compra un ticket para esos conciertos, va allí a adorar al diablo, sin saberlo o sin querer saberlo, y ese ticket es como fuego que quema sus manos.
Arrepiéntanse, dice el Señor. No pueden servir a dos señores. Decidan si van a seguir a Baal o a mí, pero no pueden tener el corazón partido por la mitad. O están con el mundo, o están conmigo.
¿Hasta cuándo voy a esperar que tomen una decisión? ¿Cuándo van a salir de ese valle de la decisión? ¿Cuánto tiempo más se van a quedar ahí hasta que se decidan por mí, hasta que se decidan por la santidad, hasta que decidan caminar como verdaderos seguidores de Cristo Jesús, imitando su ejemplo, siguiendo su camino?
Esta es una profecía de amonestación, dice el Señor, y demando que se haga algo después de escucharla. O me siguen a mí de todo corazón, o váyanse a servir a Baal de todo corazón, pero decídanse.
[Gálatas 6:7] No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Noelia: Veo en un vaso agua con aceite, dos sustancias que no se pueden mezclar.
¿Qué tienen que ver ustedes con ellos?, dice el Señor. ¿Qué tiene que ver la luz con la oscuridad? ¿Qué tienen en común los altares de los baales con los altares levantados para adorarme a mí?
¿Cuándo han visto ustedes que alguien adore de todo corazón en una religión y también participe de otra? ¿Cuándo han visto a un musulmán que adore a la virgen María? ¿Cuándo han visto a un católico que adore a dioses hindúes?
No tiene nada que ver una cosa con la otra, dice el Señor. No se pueden seguir dos caminos al mismo tiempo, sino solo uno, y el que no me sigue a mí está siguiendo a alguien más.
Límpiense y decídanse de todo corazón por mí, dice el Señor. No participen de estos eventos de idolatría.
Noelia: Dios me dice que muchos de ustedes van a conciertos de cantantes cristianos, pero idolatran a esos artistas y no a Dios, y así siguen igual, creyendo que han cambiado.
Al vaso de barro no se lo idolatra, dice el Señor, y ustedes están en ese pecado.
Noelia: El Señor me muestra que muchos de ustedes asisten a eventos donde viene un profeta, un apóstol o un pastor, y no van para adorar al Señor, sino para adorar a esos ministros, cayendo en idolatría, que es poner cualquier cosa o persona antes que al Señor.
Arrepiéntanse y conviértanse de todo corazón al único Dios, dice el Señor, al que es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último, el que creó todas las cosas. Yo soy Dios y no ellos, ni ustedes, ni la música, ni la comida, ni la bebida, ni la danza. Nada creado puede reemplazarme a mí.
Limpien sus corazones, hijitos, dice el Señor, porque vengo por una iglesia sin mancha. Vengo por una iglesia santa. Vengo por mi novia, la que tiene el vestido pulcro y blanco, la que ha sido santificada.
[Efesios 5:27] A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Amados míos, esto no es un juego, dice el Señor. Si ustedes ven que sus líderes juegan con las cosas santas, no participen de eso. Cierren esa puerta y déjenla atrás si no se arrepienten y cambian, porque su pecado los va a contaminar.
Noelia: Veo que muchos de ustedes se preguntan: «Sí, pero ¿cómo sé cuándo hay algo que está mal? ¿Cómo sé cuándo hay algo en lo que no tengo que participar?» Y la respuesta del Señor es: «Basándose en la Biblia, en lo que está escrito. Ahí pueden pesar todo lo que ellos hacen, si está bien o si está mal, si es del mundo o no es del mundo.»
El Señor dice que juicio viene contra Babilonia, y si Babilonia está en la casa, la casa caerá junto con Babilonia.
Cuídense, cuiden sus corazones y limpien sus manos, especialmente los que son tesoreros en estas congregaciones y están manejando dinero para estos eventos mundanos que el Señor acaba de nombrar, donde los templos se transforman en clubes nocturnos y salones de fiesta. Pero no son fiestas para el Señor, no son celebraciones santas a nuestro Dios, sino al dios de este mundo.
Vuelvan a lo blanco, a lo bueno, a lo purificado, dice el Señor. Disiernan, separen y no participen. Borren de sus vidas todo lo que no les edifica, lo que no los lleva a una mayor pureza, lo que no los acerca al verdadero Jesús. Límpiense, dedíquense y conságrense, dice el Señor, separándose para mí y no participando de lo que ellos hacen.
[Efesios 5:12] Vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
Noelia: Dios me dice que intercedan por las personas que están en esto, por los pastores y líderes que están llevando a muchos a la perdición. Clamen por arrepentimiento, clamen para que abran los ojos, clamen para que se limpien, se arrepientan y vuelvan al camino angosto.
El Señor me revela que esta palabra es una confirmación para muchos de ustedes, porque Dios ya les ha mostrado cosas en sueños, y ustedes se preguntaban si era Él quien los estaba redarguyendo y mostrando que hay cosas que están mal en sus congregaciones.
Pesen todas las cosas en la balanza de la Palabra y en oración, dice el Señor, y Yo les voy a responder para que puedan discernir, separar lo bueno de lo malo y tomar una decisión. Pero santifíquense, porque muchos de ustedes están contaminados por estas cosas, por haber participado en ellas, por haberlas avalado, por haberlas acompañado, e incluso por haber ayudado para que se den.
Noelia: Veo en una visión a pastores y ministros celebrando la cena del Señor, y mientras realizan esta ceremonia, declaran y proclaman cosas que no son bíblicas. Y Dios dice que disiernan lo que se dice durante la cena del Señor, y que desechen lo malo y retengan lo bueno, porque algunos de ellos simplemente manipulan a los congregantes a través de la cena.
Así que oren sobre esto y presten atención a las palabras.
