Traducciónes: inglés, rumano, chino
[Santiago 5:1-3 RVR1960] ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.
Hijitos, dice el Señor, en esta ocasión quiero advertirles y quiero que sepan del desastre financiero que viene al mundo.
Colapso. Las redes se caen. Apagón mundial. Recesión. Escasez. Hambruna. Pestes. Necesidad de pan. Búsqueda de agua. Dos libras de trigo por un denario, dice el Señor.
[Apocalipsis 6:6 RVR1960] Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino.
Sin embargo, dice el Señor, muchos de ustedes están acumulando riquezas sin imaginarse que lo que acumulan no será para ustedes. Piensan que están ahorrando, pero eso que están ahorrando de manera virtual no les pertenece realmente.
El Señor me hace saber que los ahorros virtuales están a nuestra disposición mientras podamos usarlos, pero va a llegar un momento en que esos ahorros se van a borrar.
Muchos de ustedes están ahorrando de forma virtual, dice el Señor, pero nunca han visto sus posesiones. Están ahorrando y ven un valor en las pantallas, pero en parte es como si esos ahorros no fueran reales, porque todo lo que es virtual es intangible.
Dios me dice que los gobernantes de la tierra nos han llevado a dejar de tener nuestras posesiones en nuestras manos para colocarlas en las suyas, haciéndonos creer que cuando ahorramos de manera virtual es como si ahorráramos de manera tangible.
Sin embargo, esos ahorros son condicionales. Mientras el sistema no se caiga, mientras no ocurra un reseteo mundial, esos ahorros están a nuestra disposición y podemos utilizarlos para comprar o invertir.
Pero lo que muchos de ustedes no saben y no están teniendo en cuenta, dice el Señor, es que la élite mundial es la que maneja el flujo del dinero de un lado a otro y la que decide qué va a suceder con ese dinero.
Yo (Noelia) veo una pirámide, y en la punta hay personas. El Señor me hace saber que, de un momento a otro, estas personas pueden apretar un solo botón y dejar en cero todas las cuentas. Porque el ahorro físico ya casi ha dejado de existir y la mayor parte de los bienes se ahorra de manera virtual. Es una estrategia que ellos han planeado para llevarnos a este punto.
Una persona puede tener un millón de dólares en la cuenta, pero nunca ha visto esos dólares con sus ojos ni los ha tocado con sus manos. Simplemente ha visto un número en la pantalla que le informa que tiene un millón de dólares. Pero ese dinero es condicional.
Esto es lo que el Señor quiere que sepas en estos tiempos peligrosos, donde estamos siendo manejados por estos titiriteros. Nosotros somos sus marionetas y ellos son los titiriteros que nos controlan.
Muchos de ustedes piensan ahora: «Ah, pero yo soy hijo de Dios. Yo soy hija de Dios. Yo no soy una marioneta del sistema».
Hijitos, dice el Señor, hace rato que ustedes forman parte de este sistema. Ustedes han ingresado en este sistema virtual desde hace mucho tiempo y ellos ya tienen todos sus datos. Porque ustedes tienen un número de identificación personal, que se les ha asignado para saber todo sobre ustedes y controlarlos, ellos ya tienen todos sus datos financieros, dice el Señor.
Cristiano o no, todo aquel que participa de ese mundo virtual ya es parte de ese sistema. Por lo tanto, cuando ellos aprieten ese botón y reseteen todas las cuentas a cero —lo cual es el plan de la élite, según me revela el Señor ahora—, todos los que ahorran en cuentas virtuales sufrirán las consecuencias.
Ese dinero virtual es de ustedes, dice Dios, pero condicionalmente y no para siempre, porque ya forman parte de un sistema. Hace rato que sus datos están en esa banca de datos. Hace rato que ellos vienen evaluando los movimientos financieros que ustedes hacen. Ustedes no están fuera de eso, dice el Señor.
El Señor no dice que no tenemos que participar de este sistema, porque en realidad el mundo ya nos ha llevado, desde hace muchos años, a formar parte de él. Lo queramos o no, estamos nadando en el mismo río, y eso no es un pecado en sí, porque no somos del mundo, pero estamos en el mundo, como dice la Palabra.
No está mal formar parte de ese sistema, siempre y cuando no participemos de ciertos pecados en los que están los que dominan al mundo, me dice Dios, y mientras manejemos nuestras finanzas de manera sabia, recta y limpia: de manera irreprensible y bíblica, con una balanza justa y un peso justo.
Pero lo que el Señor quiere que entiendas es que no puedes poner tu esperanza en tus ahorros en este tiempo. No puedes poner tu esperanza en tus riquezas y en tus graneros, ya sean físicos o virtuales. Porque lo que ellos están planeando es un vaciamiento mundial de los bolsillos virtuales, me dice Dios.
Ellos sabían que no podrían vaciar los bolsillos si el dinero seguía siendo físico. Si el vaciamiento hubiera tenido que hacerse de forma tangible, no habrían podido llevar a cabo lo que están por hacer: vaciar las cuentas a nivel mundial. Por eso pensaron: «Si logramos que el dinero y los bienes se muevan de manera virtual e intangible, entonces será mucho más fácil resetear todo a cero, con la excusa de una bancarrota mundial».
Es un quiebre de sistemas lo que ellos van a presentar: una caída bancaria, una falla mundial. Lo van a vender como un error del sistema. Pero esto ya fue planeado, ya fue pensado y ya se viene ensayando desde hace tiempo.
Hijitos, Yo los voy a probar, les dice el Señor a todos los que están poniendo su seguridad en sus ahorros. Todos ustedes que no aprendieron a dejarse llevar por la provisión sobrenatural de mi Espíritu en tiempos de escasez, lo van a aprender.
Voy a probar a muchos, dice el Señor, porque cuando este vaciamiento ocurra y sus cuentas queden en cero, no les va a quedar otra que depender completamente de mí.
Lamentablemente, el estado del corazón de muchos de ustedes con respecto a las finanzas no es recto delante de mis ojos, dice el Señor. Ustedes creen que porque tienen oro, están seguros. Creen que porque tienen dólares, euros o yuanes, están seguros. Y Yo voy a derribar y destruir todo becerro de oro que me esté reemplazando a mí.
Poseer bienes materiales no es un pecado en sí, dice el Señor. Pero que alguien que dice ser mi hijo ponga su confianza en esos bienes, sí es un pecado. Es idolatría, porque Yo no soy lo primero, porque no están dependiendo de mí, sino de sus riquezas. Han acumulado tesoros para los días postreros, dice el Señor, poniendo su confianza en esos tesoros y no en mí.
Y el Espíritu de Dios me está revelando ahora que, para que los milagros de provisión se manifiesten en la casa de Dios, primero tiene que haber una falta de provisión. El Señor no le envió cuervos a Elías para alimentarlo porque le sobraba la comida, sino porque le faltaba. No le envió pan milagrosamente porque tenía sus alacenas llenas, sino porque no tenía nada para comer.
[1 Reyes 17:6 RVR1960] Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.
Cuando todo falte, dice el Señor, soy Yo el que les va a dar. Cuando sus cuentas bancarias estén vaciadas a cero y venga la desesperación en muchos de ustedes, entonces verdaderamente se van a tomar de mi mano y van a levantar sus ojos para mirarme a mí, en vez de a esas cuentas bancarias. Y voy a ser Yo quien les va a proveer.
Los magnates de la tierra están planeando este golpe contra todo habitante del mundo en este tiempo, para dejarlo pobre, desnudo y necesitado, dice el Señor. Pero Yo voy a usar este mal para el bien de mis hijos: para que vuelvan a depender de mí. Y, dependiendo nuevamente de mí, su fe crezca, y entonces pueda manifestarme milagrosamente como nunca antes en el área de la provisión en estos últimos días.
[Romanos 8:28 RVR1960] Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
En estos últimos días, lo que van a hacer los titiriteros, los magnates que manejan el mundo, es dejarnos a todos en cero, porque quieren convertirse en nuestros proveedores, en nuestra salvación. El Señor me está revelando que su plan es vaciar todos los bolsillos para luego ofrecernos la solución, haciéndonos depender de ellos otra vez y llevándonos a un nuevo nivel dentro de ese sistema que están creando, para controlarnos aún más.
Dios me dice que, cuando eso sucede, vamos a tener que elegir de quién vamos a depender: de los titiriteros o del Creador de toda creación. Porque Dios también nos va a ofrecer una solución cuando llegue ese momento, y vamos a tener que decidir dónde poner nuestra confianza cuando nuestros bolsillos queden en cero y la desesperación lleve a muchos a querer agarrarse de cualquier cosa para subsistir, salir adelante y renacer económicamente.
El Señor va a probar a sus hijos para ver si se van a agarrar de las columnas bancarias de los últimos días o de la única columna estable, que es el Señor Jesucristo.
[Proverbios 30:8-9 RVR1960] Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. No me des pobreza ni riquezas. Manténme del pan necesario. No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios.
Esa es la oración que todo hijo de Dios tiene que proclamar en estos últimos días, ya desde antes de que este blanqueo financiero se concrete.
Hijitos, dice el Señor, muchos de ustedes han escuchado teorías conspirativas y no las han creído. Pero hay señales que se han venido dando desde hace años, y hay ensayos que ellos han estado haciendo para que, cuando realmente todo caiga, las bolsas quiebren y las cuentas queden en cero, la gente no se escandalice.
Ellos los han venido preparando desde hace décadas, dice el Señor, y ustedes no se han dado cuenta. Algunos sí, pero es un remanente el que está despierto, esperando que se cumpla la palabra.
Son muy pocos los que han sido sabios y no han puesto su esperanza en sus riquezas, dice el Señor. Son muy pocos los que han trabajado en su corazón para estar desprendidos de todo bien material.
Son muy pocos los que se han preparado para estar bien —espiritualmente y materialmente— tanto estando saciados como teniendo hambre, estando calientes o teniendo frío, teniendo lo necesario o teniendo poco, en abundancia o en escasez.
Son muy pocos los que se han dejado moldear para que, cuando este plan de la élite mundial se concrete, no sufran el golpe de la manera en que lo va a sufrir la mayoría de las personas del mundo. Son muy pocos los que me han permitido prepararlos para ese apagón mundial, dice el Señor.
Y yo (Noelia) estoy viendo el interruptor de la luz en una casa, y una mano con un guante negro encendiendo y apagando la luz. Y cuando provoca esos apagones, observa cómo reacciona la gente que vive allí.
En el primer apagón, la gente se escandaliza, se preocupa e incluso tiene miedo. Se preguntan: «¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo puedo alumbrar si me falta la luz eléctrica?».
Cuando viene el segundo apagón, esas personas ya no se escandalizan tanto. Compran algunas velas o formas alternativas de alumbrarse, guardan un poco de comida y se calman un poco más.
Y cuando viene el tercer apagón, ya están acostumbrados. Casi no les queda miedo y están confiados en que la luz va a volver.
A través de esta parábola, el Señor dice que lo que estamos viviendo en estos días son ensayos que ellos están haciendo para cuando llegue el apagón definitivo y final antes del reseteo mundial. Están entrenando a las personas para que se acostumbren no solo a estar sin electricidad, sino también sin conexión a internet y sin acceso a su dinero virtual.
Si en algún momento nos quedáramos sin internet a nivel mundial, mucha gente ya no podría comprar ni vender por no tener dinero en efectivo. El uso del efectivo está siendo cada vez menos frecuente en todos los países de la tierra —en algunos más, en otros menos—, pero la transición hacia un sistema sin efectivo está ocurriendo rápidamente.
Y entonces, al no haber ya necesidad de usar efectivo, será mucho más fácil dejarnos sin la posibilidad de comprar ni vender. Porque lo virtual depende de las conexiones de internet y de la electricidad, y estas dos cosas van a entrar en crisis.
Ahora estoy viendo una red suspendida en el aire, con hilos que se entrecruzan. La red está en movimiento, y de repente se forma un agujero en una de sus partes, que comienza a afectar a gran parte de la estructura, provocando movimientos de inestabilidad.
Lo que ellos están haciendo desde hace mucho tiempo es unir todas las cosas en una sola red, para que, llegado el momento, un problema en una parte de la red afecte a toda la red.
Y así como este es el tiempo de las comunicaciones, también es el tiempo de la incertidumbre, me dice el Señor. Porque lo que hace la globalización es aumentar la interdependencia entre las partes, de modo que, si una falla, todas las demás se ven afectadas.
Cuando las naciones trabajan por separado, cada una tiene sus desventajas. Pero al asegurar sus propios recursos, producir sus propios alimentos, generar su propia energía, contar con su propio gas, su infraestructura y demás, obtienen una ventaja: no dependen tanto de otras naciones. Aunque eso también tiene sus desventajas, ofrece cierto grado de independencia.
En cambio, cuando todo se globaliza, todo queda conectado y todos dependen de todos.
A este punto es al que ha llegado el mundo. Los gobernantes quisieron globalizar todo para que, cuando uno tenga un problema, todos tengan un problema. El punto principal en el que han puesto su foco es la dependencia mundial de todos.
Lo que están haciendo ahora es reforzar esa red de interdependencia mundial, para que nadie quede fuera y todos formen parte de ella. De ese modo, cuando reseteen el sistema financiero para establecer un nuevo sistema y nuevas monedas, todos se vean obligados a participar.
¿Ustedes piensan que estoy contando un cuento de hadas?, pregunta el Señor. ¿Ustedes piensan que esto es imaginación de mi sierva? ¿Creen que todo lo que han visto en las películas del cine son simplemente invenciones caseras de la mente humana? ¿No se dan cuenta de que ellos han enviado mensajes subliminales constantemente y que nada es por casualidad? ¿No se dan cuenta de que hasta ellos se vienen preparando más que la Iglesia?
Ustedes no dependen de mí hoy en día, dice el Señor, pero Yo voy a utilizar todos estos planes macabros que ellos tienen con los habitantes del mundo para volverlos dependientes de mí.
Van a tener que quitar sus ojos de sus ahorros, de su bienestar económico (aquellos que lo tienen). Van a tener que quitar la esperanza de todo bien material, para ponerla en mí nuevamente. Porque todo lo que estorbe nuestra relación, dice el Señor, lo voy a quitar del medio.
Soy un Dios celoso, y espero que los míos realmente pongan sus ojos en el banco de los cielos y no en el banco del mundo, en los tesoros celestiales y no en los terrenales. Y hoy, el estado de la Iglesia en general es terrorífico: sumamente dependiente de las cosas materiales, idolatrando al dinero, a los autos, a las casas y a todo lo que represente un estatus económico y un seguro financiero.
Yo (Noelia) lo veo al Señor pasando lija a su Iglesia, y Él me dice que va a refinar a su pueblo en el área financiera. Porque hay muchas formas de idolatrar, y una de ellas es poner el corazón en lo que se posee materialmente.
El Señor me hace saber ahora que muchos de ustedes le han dicho: «Señor, a mí no me importa nada. Si me quedo sin nada, voy a depender de ti. Señor, Tú eres lo primero. Si quieres quitarme todo, quítamelo, Señor. Yo voy a seguir adelante teniéndote como mi Dios. Señor, yo tengo fe y no dependo de nada, solamente de ti». Y va a llegar un momento donde el Señor va a probar si lo que dijeron era real, si aquello con lo que se comprometieron son capaces de cumplirlo.
Y me viene este pasaje de la Escritura:
[Eclesiastés 5:4 RVR1960] Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
Muchos de ustedes han prometido cosas a Dios en el área financiera y económica, y el Señor va a pesar esas palabras y va a probarlos para ver si realmente son capaces de cumplir esos compromisos. Y más vale que tu «sí» sea sí y que tu «no» sea no, y que no te halles habiéndole mentido al Señor por hablar de manera ligera.
Si ese es tu caso, te invito a que te arrepientas y le pidas perdón al Señor, porque no sabías lo que estabas diciendo ni si eras capaz de cumplirlo. Si prometes, tienes que cumplir. Es mejor no prometer que prometer y no cumplir.
Hijitos, viene un desastre financiero, dice el Señor, y a muchos el agua se les va a diluir en las manos —el agua representando la liquidez financiera, el flujo del dinero—, y entonces voy a probarlos para ver en qué ponen sus ojos, para ver en quién ponen su esperanza.
Van a tener que clamar a mí cuando eso acontezca, dice el Señor. Pero tengan esperanza, porque Yo les voy a proveer. Les voy a proveer de maneras impensadas y de formas que nunca se imaginaron ni consideraron.
Los milagros bíblicos pasados acerca de la provisión no se comparan con los milagros divinos de estos tiempos postreros, en medio de la escasez, dice el Señor. Me voy a mover con un pueblo que realmente cree, con un pueblo que realmente ora, con un pueblo que se ha dejado refinar para que su fe y su paciencia crezcan.
Hijitos, estoy con ustedes, dice el Señor, y aún estaré con ustedes. Para algunos de ustedes, Yo voy a ser lo único que quede en ese momento, porque las personas pueden ir y venir, y de hecho, así será. Muchos de sus seres queridos partirán de esta tierra, y otros los abandonarán por causa del Evangelio.
Van a perder muchas cosas, van a sufrir muchas pérdidas, pero el único que va a permanecer para siempre soy Yo, dice Jesús. Sus bolsillos pueden estar llenos o pueden estar vacíos, pero el único que va a permanecer ahí para darles ese pan y esa carne soy Yo, dice Jesús.
Mi Iglesia realmente va a pasar por un desierto y va a ser probada de distintas maneras, al igual que los hebreos que salieron de la tierra de Egipto y estuvieron cuarenta años en el desierto para ser probados y para que se revele lo que había en sus corazones.
De la misma manera, mi pueblo de estos días postreros —los que están saliendo de Egipto, que representa no solamente al mundo o a estructuras eclesiásticas humanas o demoníacas, sino también al sistema mundial de la bestia— va a pasar por el desierto y va a ser probado, incluso en lo financiero, para que se revele lo que realmente había en sus corazones.
Y así como en aquel tiempo llovió maná del cielo y encontraron carne por la cual no tuvieron que trabajar con sus manos, dice el Señor, de la misma manera, el trigo no les va a faltar y el agua va a brotar en lugares donde normalmente no brota.
Les voy a hacer llegar lo sólido y lo líquido para alimentarlos, dice el Señor. No hay nada que les va a faltar, salvo que tengan que pasar por la prueba de la escasez para ver si igualmente me aman, para ver si igualmente confían en mí, para ver si están dispuestos a pagar ese precio para obtener la vida eterna: el precio de ser refinados en mi nombre, dice el Señor.
¿Cuántos de ustedes se han imaginado que pueden pasar por estas cosas extremas? ¿Cuántos se han preguntado en sus corazones: «¿Quizás seré yo esa persona que pasará de tenerlo todo a no tener nada? ¿Quizás seré yo esa persona a la cual va a probar en la fe el Señor? ¿Quizás a mí me van a blanquear las cuentas? ¿Cómo voy a reaccionar en ese momento? ¿A quién voy a clamar? ¿En qué voy a poner mis ojos? ¿Quién va a hacer mi rescate? ¿Le voy a creer a Dios que no me va a dejar desamparado de todas maneras? ¿O voy a escuchar la voz de los miedos y de la desesperación?»?
Tienen que preguntarse esas cosas, dice el Señor, porque el tiempo está presto. El tiempo se avecina.
Esta es la era de las comunicaciones. Esta es la era de la red mundial. Esta es la era del sustento económico virtual que, en algún momento, será borrado, y voy a probarlos, dice Dios.
El Espíritu Santo me hace entender ahora que muchos de ustedes no creen lo que está escrito en este pasaje:
[Nehemías 9:21 RVR1960] Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
Muchos de ustedes no lo creen. No tienen fe. Lo ven como algo que está escrito, pero que a ustedes no les puede pasar. Piensan: «Esto no puede volver a pasar. Esto está escrito y es bonito leerlo y escucharlo, pero no creo que eso pueda pasar».
Tienen que arrepentirse de esa incredulidad y de endurecer sus corazones contra lo que el Espíritu de Dios está diciendo que va a hacer en estos últimos tiempos.
El Señor también dice que no crean todo lo que ven con sus ojos. Y si están obteniendo alguna ganancia en este tiempo, traten de que sea tangible y no virtual.
Ahora estoy viendo metales de distintos tipos y colores, que se usan para diversas aplicaciones, y Dios me dice que los metales serán una de las cosas más necesarias en estos últimos tiempos.
En otra visión, veo a una persona que invierte y está mirando una pantalla con números, observando una número de cuatro o cinco cifras. Veo un símbolo de alerta y la palabra «peligro» en la pantalla, y, de un segundo a otro, ese número pasa a cero.
Quiero aclarar que no hay pecado en invertir, si se hace de una manera justa y legal. No hay pecado en tratar de multiplicar los bienes que el Señor nos ha dado.
El Señor me hace saber ahora que muchos de ustedes no creen lo que Él está avisando en este momento. Simplemente no lo creen. Dicen: «Eso no puede pasar. No hay manera de que dejen las cuentas en cero. ¿Qué explicación van a dar? ¿Qué excusa van a inventar para estafarnos de semejante manera?»
Sin embargo, ese será el caso. Muchos van a tener infartos cuando esto pase y van a fallecer. Algunos se van a suicidar. Otros van a salir a matar porque se van a volver completamente locos. Gente que viene ahorrando toda su vida va a perder esos ahorros de un momento a otro.
Eso es lo que va a pasar, porque el sistema actual tiene tal cantidad de errores que está destinado a hundirse, me dice el Señor. El sistema económico y financiero actual está tan defectuoso que ellos saben que no se puede salvar. No hay forma. No hay manera.
Todos los economistas —los más dotados, los más inteligentes, los más entendidos y hasta los más inspirados— ya pueden ver que el Titanic va directo a chocar contra el iceberg y saben que nadie va a poder salvarlo, me dice el Señor.
El sistema financiero actual está destinado a morir, para luego resucitar con una nueva forma. Esto es lo que ellos planean: borrarlo todo, como una página que queda en blanco, para escribir sobre ella algo nuevo.
El Señor dice que cada uno de ustedes tiene que ir al cuarto secreto y preguntarle qué hacer con sus bienes: en qué invertir o dejar de invertir, qué comprar o dejar de comprar, o de qué inversiones o negocios salir.
Algunos de ustedes están metidos en grupos de negocios donde no deberían estar, me dice Dios. Otros están invirtiendo en monedas virtuales que están destinadas a desaparecer.
Y yo veo que, cuando esos pequeños barcos se hunden, ustedes se hunden junto con ellos, porque están ahí adentro. Están navegando en esos barcos pirata, dice el Señor, refiriéndose a monedas virtuales que no tienen ningún aval legal ni aprobación.
Cada una de esas monedas virtuales está fuera de lo legal. Por lo tanto, esas monedas son como barcos piratas que navegan en la noche, me dice el Señor. Y si desaparecen, no hay nada ni nadie que pueda rescatar a los que iban en ellos.
Otros de ustedes están confiando en personas que asesoran financieramente y que son lobos disfrazados de ovejas. Tengan cuidado, dice el Señor, porque lo único que quieren es su inversión para hacer crecer su propio capital, no el de ustedes.
Porque no están orando para buscar la dirección del Señor en esta área, el diablo está metiendo los cuernos en sus vidas, haciéndoles creer que estos asesores los están ayudando, cuando en realidad los están usando para su propio beneficio.
Oren, hijitos, dice el Señor. Oren. Y si alguno de ustedes tiene algún tipo de capital, pregúntenme a mí cómo salvarlo de esto que viene, si es que debe ser salvado.
Amigos míos, viene un nuevo comienzo, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo ahora el sol levantándose e iluminando con fuerza, y las bolsas comienzan a moverse como hormigueros, realizando transacciones sin descanso.
El Señor dice que los días pasan y ustedes piensan que todo sigue igual. Pero debajo de la superficie del agua hay un monstruo —un monstruo gigante que ustedes no pueden ver y que está comiendo en lo oculto.
Yo (Noelia) veo a este monstruo, que pesa miles de toneladas y mide miles de metros por miles de metros. Es un monstruo marino que se mueve bajo las aguas, ocupando gran parte del océano, y cuando se mueve, se forman olas en la superficie. Los que están por encima del agua no saben que el monstruo está ahí y no pueden verlo, pero sí perciben las oleadas del agua cuando el monstruo se mueve.
Esta visión significa que ya se están viendo señales de este monstruo financiero, que está por asomar la cabeza para que todo el mundo lo vea. Hay algo muy grande que ellos están a punto de usar contra nosotros.
Abran los ojos, dice el Señor. Y si no quieren escuchar la palabra profética, al menos estudien los movimientos financieros que están ocurriendo en el mundo, y se van a dar cuenta de que el agua se está moviendo en la superficie, generando olas que quizás ahora no son de gran magnitud, pero que ya están afectando algunas áreas del sistema financiero y provocando inestabilidad.
Es ese monstruo que está debajo de la superficie del agua, ensayando sus movimientos para provocar un gran tsunami financiero cuando se revele.
Todo se está preparando para ese momento, dice el Señor. Pero que ustedes no vean ese plan sobre la mesa no quiere decir que no esté ahí. Que no vean al monstruo debajo del agua no quiere decir que no esté ahí.
Aprendan a leer las señales, dice el Señor: lo que sucede día a día, mes a mes, año a año; lo que dicen los gobernantes y cómo se están preparando. Porque hay personas que realmente se están preparando para este golpe. Existe un pequeño grupo de personas, en distintas partes del mundo, que saben que todo está planeado y se están preparando, compartiendo información entre ellos.
Son los masones y toda esta gente. Ellos se comparten estos secretos para protegerse entre ellos y para sobrevivir a la hecatombe financiera que se viene.
Pero a nosotros Dios nos está hablando de lo mismo abiertamente. No hace falta que ellos nos cuenten estos secretos, porque el Señor sabe todo lo que está escondido y nos avisa de lo que viene sobre el mundo. Nosotros tenemos el privilegio de ser avisados sobrenaturalmente. Sin embargo, muchos igualmente no lo creen.
Este es un llamado de alerta. Este es un llamado de SOS. Ve a tu lugar secreto con el Señor y pregúntale cómo manejar tus finanzas a partir de ahora, o dónde guardar tus recursos materiales, si es que tienes algo para guardar. El Señor va a dar sabiduría a mucho pueblo que busca y que la pide. Este es el momento de la sabiduría financiera.
Hay personas que Dios ha llamado, ungido y levantado para dar seminarios sobre lo económico y lo financiero en las iglesias, con el propósito de preparar a los hijos de Dios para cuando esto suceda.
En 2001 sucedió en Argentina una crisis económica tan grande que el gobierno implementó un «corralito» financiero. Todos los que tenían ahorros en los bancos perdieron esos ahorros, que quedaron en manos del gobierno, supuestamente para que Argentina salga adelante económicamente y no se hunda por completo.
Había personas que habían ahorrado toda su vida y lo perdieron todo en ese corralito, sin recuperarlo jamás. Argentina nunca devolvió ese dinero. Esto sucedió realmente, y yo fui testigo de eso, aunque no lo sufrí en carne propia porque no tenía ahorros en ese momento.
El Espíritu Santo me está diciendo que fui testigo de eso para que hoy, avisando proféticamente sobre lo que se viene, tenga este testimonio para contarles a ustedes y para que yo misma crea que esto que el Señor está diciendo es real y posible de concretar.
Se viene un corralito mundial, me dice el Señor, y esto ya se ha ensayado en distintas naciones de la tierra. Ya se viene ejercitando de manera específica en varios lugares, y el objetivo final es que se implemente a nivel mundial. Es posible que todos sus ahorros desaparezcan de un momento a otro y que nunca más vuelvan.
¿Qué van a hacer en ese momento?, pregunta el Señor. ¿Qué van a hacer? ¿Van a reaccionar como hijos espirituales o como hijos carnales? ¿Van a reaccionar igual que el resto del mundo, que no me tiene a mí, el Dueño del oro y la plata? ¿O van a reaccionar como sabios, más llenos de fe que nunca antes?
Oren, piensen y mediten sobre esto, hijitos, dice el Señor. Es porque los amo tanto que estoy hablando de esta manera, para que abran el paraguas y la lluvia de la tormenta financiera no les caiga en la cara.
Prepárense, dice el Señor, y preparen sus casas. Mantengan llenas las alacenas, en lo posible. Compren distintas formas de iluminación para no depender de la electricidad, dice Dios. Tengan provisiones en distintas formas, de modo que puedan hacer fuego aun sin la red de gas.
Tengan en cuenta que, de un momento a otro, los recursos también pueden dejar de estar disponibles. Estas cosas van a tomar por sorpresa a muchos.
Pregunten al Espíritu Santo en qué tienen que invertir, si es que deben invertir en algo, me dice el Señor. Porque las cosas en las que antes se invertía no van a ser necesarias cuando todo esto suceda. Y otras cosas, que hoy no son tan caras ni tan necesarias, van a tomar protagonismo.
El Señor va a revelar sobre esto —y ya está revelando— a través de sueños, visiones y profecías.
Pregúntenme a mí en qué tienen que invertir, dice el Señor, y dónde deben guardar ese oro.
Yo (Noelia) veo que hay personas que compran oro, pero no oro físico, sino certificados. El Espíritu Santo está aconsejando que tratemos de tener a mano todo recurso que sea posible. Y Él mismo nos va a dar ideas sobre dónde, cómo y hasta cuándo guardarlo.
Pero si no tenemos cuarto secreto e intimidad con el Señor, si no estamos en santidad, si no pedimos sabiduría en esta área y no seguimos la guía del Espíritu Santo, igualmente vamos a perder esos recursos, aunque los tengamos tangiblemente en la mano.
La guía del Espíritu Santo es la clave en este tiempo, no solo para subsistir, sino también para proveer a otras personas. El Espíritu Santo nos va a decir: «Ve a tal lugar, dobla en tal calle, esconde esa piedra preciosa en tal sitio», y cosas por el estilo.
A ustedes les puede parecer que estoy hablando cosas descabelladas, pero así será. De hecho, ya es así en lugares como África, donde se encuentran minas de diamantes y otras piedras preciosas. La gente esconde los diamantes en lugares impensados.
Dios dice que el Espíritu Santo va a dar a algunos palabras de sabiduría con dirección específica, para que sepan dónde guardar lo que deben guardar. Pero a otros, el Señor les va a decir que estén completamente libres: que no acumulen nada, que no se preocupen, porque Él les va a proveer.
A algunos se les proveerá en el camino todo lo que necesiten, mientras que a otros se los va a llamar a guardar, tanto para sí mismos como para proveer a los demás. Porque esto se conecta con el evangelismo y con el rescate de almas en los últimos días.
Los hijos de Dios entendidos van a recibir una sabiduría extrema en esta área y van a bendecir a otros a través de esa dirección sobrenatural. Estos son los que estén conectados con el Espíritu Santo, los que estén enchufados al movimiento de Dios en los últimos días. Estos son los entendidos que van a resplandecer.
[Daniel 12:3 RVR1960] Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
No tengan miedo, dice el Señor. Yo los voy a aconsejar y voy a seguir arrojando luz sobre este tema, dándoles las partes que faltan del rompecabezas profético de estos días, para que ustedes entiendan todo y no solamente una parte, dice el Señor.
[1 Corintios 13:9 RVR1960] Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.
El Señor ha dado hoy una pieza del rompecabezas a través mío, pero otras piezas las puede dar a través de un sueño, una visión o por medio de otro profeta. Y así, uno finalmente va entendiendo lo que se viene y qué tiene que hacer con eso.
Cuando escuchen estas palabras de advertencia y aviso, no deben temer, sino buscar la sabiduría de Dios, que vale más que todas las piedras preciosas, como dice la Palabra.
Deben mantener la calma y manejarse con mucha sabiduría con los de afuera, porque muchos engañadores y estafadores van a aparecer, diciendo que quieren rescatar a la gente de estos nuevos problemas financieros, y van a dejar secas a muchas ovejas.
Discernimiento es lo que tienen que aplicar, dice el Señor. Pero les voy a proveer. Si ustedes me son fieles, Yo también les voy a ser fiel, dice el Señor.
No teman, no tengan miedo, no se desesperen y no pierdan la esperanza, porque estoy con ustedes. Yo miro sus bolsillos, sé quién tiene y a quién le falta, y pongo pan en las balanzas vacías en esta nueva era, dice el Señor.
Alabado sea el Señor. Amén y amén.