El Señor los bendiga en este 9 de mayo del año 2025. Para la gloria del Señor, estamos aquí nuevamente, transmitiendo a las naciones.
[Isaías 21:6 RVR1960] Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea.
Así como en los tiempos antiguos el Señor utilizaba a personas como Isaías para ser un centinela —para guardar, velar y ver desde lejos lo que iba a venir, y avisar e interceder por el pueblo—, hoy en día Dios utiliza profetas, en su mayoría videntes, para que vean lo que va a venir sobre las naciones de la tierra y avisen a su pueblo, para que este se ponga bajo techo, se abrace de la columna fuerte que es nuestro Señor Jesucristo y se prepare, y así no reciba más daño del necesario para ser perfeccionado a través de ser afligidos y pasados por fuego.
El Señor me dice en este momento que, por más que el hombre ha alcanzado altísimos niveles de ciencia, tecnología y desarrollo, hay partes del mundo donde, por causa del pecado y de la maldad, no va a ser posible acceder a esa tecnología y a esos recursos.
[Daniel 12:4 RVR1960] Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
Más temprano, cuando estaba intercediendo por las naciones con mi grupo de intercesión, el Señor me decía: «Hijita, la gente no lo va a poder creer, porque, teniendo el mundo tantos recursos a su disposición —agua, gas, electricidad, internet, alimentos y demás—, va a haber partes del mundo que no van a poder acceder a estos recursos y se van a volver a un estado similar al del mundo en la Edad Media». Eso fue impactante para mí.
Y ahora me está viniendo una imagen, porque justamente el Señor une todas las cosas y habla proféticamente a través de lo que te pasa en tu vida diaria: a través de los lugares por donde caminas, de los carteles que ves, de la gente con la que te juntas, de las situaciones que observas mientras las horas de tu día van pasando.
Hace unos días fuimos invitados a ministrar en una congregación en la ciudad de Formosa, en el norte de Argentina, a orillas del río Paraguay. En ese lugar, los hermanos tenían un pozo donde se recogía el agua de lluvia, y de ahí la usaban para sus necesidades.
Para mí fue asombroso, no solamente porque en la ciudad de Mendoza, donde vivo, esos pozos no son tan comunes, sino también porque el Señor nos había dado antes una visión donde nosotros íbamos a abrir un pozo en esa congregación, proféticamente y espiritualmente hablando, y aumentar el caudal del agua del Espíritu Santo.
Y no solo eso. En la casa del pastor de esa congregación hay un pozo que, cuando lo vi, fue una confirmación de lo que el Señor me había hablado sobre el tema de los recursos que van a ser escasos y de cómo el hombre va a tener que rebuscarse para sobrevivir en los últimos tiempos.
El Señor me decía que, por causa de las guerras, no se va a poder acceder a fuentes de agua a las que normalmente se podía acceder. Y yo veía trabas y represas que los gobernantes comenzaban a poner en los ríos, y muros para que la gente no pueda acceder a las fuentes de agua.
No solo eso, sino que los gobernantes también van a contaminar el agua a través de distintos tipos de venenos, me decía Dios.
Esto ya lo he anunciado hace muchísimos años: que muchas de las fuentes de agua van a estar contaminadas, y el Señor lo va a permitir por causa del pecado del hombre.
Esto va a pasar en parte por los químicos desparramados por las bombas y las armas de exterminio que el hombre va a usar, que van a contaminar el ambiente en un nivel muy alto. Y por esta causa, la gente va a comenzar a abrir pozos de agua.
El hombre va a tener que volver a utilizar técnicas antiguas para extraer los recursos de la tierra y poder sobrevivir. Estos sistemas antiguos, que son mecánicos y ya no son necesarios en la mayor parte de la tierra civilizada, van a volver a resurgir.
El hombre va a tener que retroceder en ese sentido, por más que la ciencia haya aumentado y la tecnología sea altísima. El hombre va a tener que sobrevivir y va a tener que aprender.
Estoy viendo ahora a una persona en la selva. Va a haber gente que escape no solo a los montes y a las cuevas, como dice la Palabra, sino también a las selvas, a estos lugares donde hay mucha vegetación. Van a tener que aprender a extraer agua de las plantas, me dice el Señor, porque no la van a poder encontrar en los lugares donde antes era fácil acceder a ella.
Y ahora estoy viendo en mi mente imágenes de películas del fin del mundo, como Mad Max, donde la gente hace cualquier cosa para conseguir recursos que hoy son fáciles de obtener. Un pedazo de pan se vuelve tan valioso y difícil de encontrar que uno estaría dispuesto a vender todo lo que tiene para conseguirlo. Una botella de agua potable va a valer más que un lingote de oro, y no estoy exagerando.
El hombre va a tener que aprender a hacer fuego a la manera antigua, a la manera aborigen, porque el gas no va a estar disponible. No va a haber calefactores que se consigan fácilmente como ahora.
Cuando estábamos intercediendo más temprano, el Espíritu Santo me mostraba que, por ejemplo, van a resurgir las fábricas de velas. Yo veía que la producción de velas aumentaba, cuando en muchas partes del mundo ya se habían dejado de usar. Casi nadie compra velas hoy en día, porque no hace falta.
El Espíritu Santo me dice ahora que esas cosas que se utilizaban antes —como velas, faroles y lámparas de aceite— van a tener un resurgir, porque el hombre va a tener que sobrevivir y se las va a tener que rebuscar.
Muchas veces, el hombre va a tener que volver a utilizar técnicas primitivas, técnicas antiguas, y el Señor lo va a permitir para humillar a la gente, y que de esta manera quizás busquen el rostro del Señor.
Cuando estaba profetizando sobre esto en el grupo de intercesoras más temprano, una de las hermanas, que trabaja en una fábrica de cajas, me dijo: «Esto ya está pasando, porque nos han pedido cajas para enviar a fábricas de velas, que están necesitando más».
No es la intención del Señor que tengamos miedo, sino que nos refugiemos en Él y entendamos que es necesario que esta oscuridad caiga sobre la tierra, para que nosotros iluminemos aún más. Para que los que caigan en terror por causa de lo que viene vengan a refugiarse en nuestra paz, que solo nos puede dar nuestro Señor Jesucristo. Para que su gloria se muestre sobre la tierra y ocurran milagros de provisión como nunca antes se vieron en el mundo, al estilo de Elías, cuando el Señor envió a los cuervos para proveerle pan y carne.
Nuestra fe va a crecer, porque, por causa de la necesidad, muchas veces los recursos les van a faltar incluso a los cristianos. Pero Dios nos va a probar de esta manera, para ver si igualmente confiamos en Él, creyendo que Él nos va a guardar en medio de esta escasez. Porque la Biblia dice que Dios hace una diferencia entre el justo y el injusto, entre lo limpio y lo inmundo.
[Salmos 37:25 RVR1960] Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.
Tenemos que entender que nuestra fe tiene que ir a una gloria mayor, a un nivel más alto, y esto sucede a través de la aflicción, de la falta, de la necesidad. Porque la fe no opera cuando no hace falta aplicarla, sino justamente cuando uno entra en emergencia, cuando hay una necesidad especial de que esa fe entre en acción.
Las cosas que van a suceder —y que ya están sucediendo— nos van a llevar a un nivel de aflicción mayor, donde la iglesia va a ser probada, pero guardada, si es fiel. Y en esas situaciones es donde vamos a necesitar un nivel más alto de fe. Ahí es donde el Señor se va a glorificar con sanidades, con milagros, con prodigios y señales, al modo antiguo también.
Mientras la vida del hombre retrocede en este sentido, nuestra vida espiritual va a aumentar. Los milagros, las sanidades y la provisión divina —a la manera del milagro de los panes y los peces que hizo Jesús— van a multiplicarse también. Por eso dice la Biblia que la gloria postrera será mayor que la primera, y que nosotros haremos señales más grandes que las que hizo Él.
Hijitos, dice el Señor, tengan paciencia. Sepan esperar y pidan entendimiento. No le den lugar a la desesperación.
Y yo (Noelia) estoy viendo que, donde van a caer estas bombas —nucleares y de nuevos tipos—, las cañerías se van a destrozar, los cables se van a cortar y los lugares donde hay gas van a explotar. Esto lo estamos viendo apenas a nivel de un grano de arena, por ejemplo, en la guerra entre Ucrania y Rusia, que Dios está mostrando como un adelanto de lo que viene en muchos lugares del mundo al mismo tiempo.
Estas bombas van a provocar que las fuentes de agua se contaminen y ya no se pueda acceder a ellas. Van a provocar escasez, porque donde hay guerra, viene hambre y desestabilización.
Y no solo eso, sino que el Señor también me dice que va a haber falta de recursos, por ejemplo, de medicamentos, y que es bueno que los hijos de Dios aprendan e investiguen sobre medicina natural.
Mientras el mundo retrocede en lo que es tecnológico en ese sentido, el hombre va a tener que recurrir a recursos que se usaban en la antigüedad, pero que habían sido descartados. Las personas que escuchen el llamado van a tener que aprender a vivir como en tiempos antiguos para poder sobrevivir.
Y va a haber personas a las que no les va a hacer falta aprender este tipo de cosas, porque el Señor está levantando a otros para que se preparen en áreas específicas: supervivencia en zonas inhóspitas, medicina natural a través de las plantas que se encuentran en la naturaleza, cómo sanar heridas, cómo extraer agua de las plantas de formas inusuales, cómo encender fuego y todo tipo de técnicas de supervivencia.
Dios está llamando a algunas personas para que aprendan sobre todas estas áreas: sobre alimentos, sobre qué se puede comer y qué no, para poder ayudar a grupos de personas.
En todo caso, sea como sea, nunca tenemos que darle lugar al miedo, porque ese no es el mensaje del Señor. El Señor no está diciendo que nos va a desamparar en medio de todo esto. El Señor no está diciendo que no vamos a tener agua, alimentos, medicinas, luz y demás.
El Señor está diciendo que Él se va a encargar de proteger, guardar y proveer a los suyos. Pero hay una parte que nos toca a nosotros: prepararnos en todas las áreas, en lo posible. No solo en lo espiritual, estando a cuentas con el Señor, sino también en lo físico y lo emocional, preparando nuestra mente y nuestro corazón para ver cosas terribles y salir a ayudar a personas que nos van a necesitar. No solo para predicarles el Evangelio del Reino en medio de este desastre, sino también para traerles tranquilidad y ser enfermeros espirituales, socorriéndolos en lo que podamos.
El otro día, cuando estaba ahí en Formosa, le estaba profetizando a una nena de 11 o 12 años y la veía como doctora. A través mío, el Señor le decía que Él la quería usar como una doctora de los últimos tiempos.
Yo la veía en visión dentro de una ambulancia, ayudando a personas que pasaban por las guerras y las catástrofes de los últimos tiempos profetizadas en la Biblia. Veía a esa nena con un llamado a ser doctora, a tener ese trabajo a nivel secular, pero al mismo tiempo servir al Señor a través de esa vocación.
Lo bonito fue que ella lo confirmó y dijo que quería ser doctora, y que anhela ayudar a las personas en los últimos tiempos. Esta fue una de las palabras que el Señor entregó a través mío para confirmarle lo que Dios ya le había puesto en el corazón.
El Espíritu Santo me dice ahora que el Señor va a llamar a muchos de nosotros a aprender cosas que nunca aprendimos. Y algunos van a entender por qué tenían curiosidad e interés en aprender ciertas cosas.
Veo gente estudiando sobre sustancias químicas y cómo afectan la respiración y la piel, o cómo se ve afectado el cuerpo después de haber pasado por una bomba atómica. Veo cristianos que sienten curiosidad por estudiar sobre eso, aunque no tengan títulos, aunque esa no sea su profesión. Pero Dios los está llamando igual, para que cuenten con ciertas herramientas en su haber y, llegado el momento, puedan aplicar el entendimiento y la ciencia que ganaron anteriormente.
Va a haber incluso cocineros que van a cocinar con productos extraídos de la naturaleza, los cuales normalmente no están disponibles en los supermercados, y con ingredientes inusuales. Dios me está diciendo que Él se va a glorificar de maneras nuevas e inusuales.
Veo también pescadores, gente que sabe cómo pescar. Hasta a estas personas Dios las va a utilizar. Aunque existen barcos pesqueros súper avanzados, Dios se va a glorificar en lo vil, en lo bajo, a través de personas con este tipo de conocimiento, a quienes la gente, en general, subestima.
[1 Corintios 1:27-29 RVR1960] Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Voy a utilizar pescadores que quizás no usen la última tecnología y las herramientas más modernas, dice Dios, pero que sepan cómo hacer un hilo para sacar pesca de la naturaleza.
Yo (Noelia) veo incluso mujeres que van a asistir a otras mujeres que estén en trabajo de parto y no tengan quién las socorra. Algunos hospitales van a ser destruidos, y otros van a estar excedidos en capacidad, sin electricidad o completamente sin recursos. No van a poder brindar la atención médica normal que hoy tenemos disponible.
El Señor me dice ahora que es importante utilizar paneles solares en lo que se pueda, tener pozos de agua, volver a ser independientes de lo que provee una ciudad o un pueblo, y estar listos para subsistir sin depender de la provisión general destinada a la población.
El Señor incluso va a otorgar conocimiento, a través del don de ciencia, a personas que van a socorrer a otros en situaciones extremas. Por ejemplo, donde no haya un médico y un hijo de Dios se encuentre con alguien tirado en el suelo, en medio del desierto, el Señor, a través del don de ciencia, le va a hacer saber cómo socorrer a esa persona a nivel físico: cómo sanar heridas, cómo salvarle la vida.
Por el Espíritu Santo del Señor, vamos a saber qué hacer y cómo hacerlo, y Dios nos va a usar como enfermeros —metafóricamente hablando— de personas que Él ya habrá marcado de antemano.
El que no sepa socorrer a una mujer que esté pariendo, lo va a saber hacer sobrenaturalmente en ese momento. El que no sepa cómo detener una herida que sangra, va a saber cómo hacerlo sobrenaturalmente en ese momento.
A veces, Dios nos va a usar únicamente a través de la imposición de manos para traer sanidad a los heridos y a los enfermos, y va a haber un avivamiento como nunca antes lo hubo.
Dios quiere advertir y avisar sobre lo que viene en un nivel mayor, para que estés preparado. Pero también quiere traer esperanza, luz, gozo y alegría. Porque, en medio de tremenda oscuridad, Él se va a glorificar como nunca a través nuestro, y nuestras manos van a estar ungidas para sanidades, milagros, prodigios y señales.
El Señor me dice que, así como Eliseo sanó las aguas malas, de la misma manera Él va a indicar a los que caminan en fe cómo solucionar problemas ambientales a través de los dones sobrenaturales.
[2 Reyes 2:19-22 RVR1960] Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.
Hijitos, prepárense, dice el Señor. Pero no se preparen únicamente de forma espiritual, emocional y mental. No solo deben preparar sus espíritus, sus corazones, sus mentes, sus almas y sus cuerpos, sino también sus manos para servirme mientras las bombas explotan, los hospitales se quedan sin recursos y los niños se quedan huérfanos.
Prepárense, porque a muchos de ustedes los voy a llamar a ser padres de esos niños. El Señor va a llamar a muchos a adoptar a los que queden huérfanos, porque viene una orfandad al mundo como nunca antes. Una de las cosas que sucede cuando hay guerras a gran escala es que aumenta el número de huérfanos.
Dios dice que ahí vamos a estar nosotros, cumpliendo roles que van a hacer falta: siendo padres para los huérfanos, socorriendo a los que necesiten estabilidad emocional, como sanadores emocionales, como sanadores del alma. Dios nos va a utilizar de distintas maneras.
Veo mujeres con las manos ungidas para cocinar para muchos. Veo otras mujeres que saben coser y que van a coser para los que se queden desnudos.
Veo un ejército que se levanta en medio de estas catástrofes, un ejército de trabajadores que son como empleados de una fábrica, todos con un puesto distinto, pero trabajando para un mismo producto final: el bien de las almas.
Veo de nuevo a personas que van a socorrer a las mujeres que están por parir, ayudando a que la vida se concrete, a que esas almas vean la luz. El Señor me dice que va a ungir las manos de nuevas parteras, y que va a levantar parteras que no estudiaron para eso.
Todo eso que estudiaste sobre alimentos, sobre supervivencia, sobre emergencias en catástrofes, dice Dios, Yo te voy a llamar a usarlo y a ser útil. No es en vano todo lo que aprendiste. No son en vano todos esos libros que te comiste. No son en vano todos esos cursos que tomaste.
Yo (Noelia) veo hijos de Dios sanando heridas, poniendo vendajes, practicando primeros auxilios, reviviendo a personas. No solamente a través de resucitación física, sino también simplemente a través de imposición de manos.
Ustedes no se imaginan cuánto me voy a glorificar mientras los juicios caen sobre la tierra, dice el Señor, mientras se cumple la palabra de la profecía más segura, que es la Biblia. Me voy a glorificar en grande, y mi misericordia, mi piedad, mi perdón y mi amor se van a extender como una sábana que cubre la tierra.
Porque ahí donde el hombre esté más quebrantado, ahí me va a escuchar más, dice el Señor. Es cierto que habrá más dureza, es cierto que los corazones se enfriarán, como dice la Palabra, pero también es cierto que, en medio de esas tinieblas que crecen, mi luz va a resplandecer aún más.
Tengan esperanza, dice el Señor, porque los voy a usar como nunca antes, pero a los que no tengan miedo. Voy a llamar a los guerreros que no tengan miedo de servirme en medio de esta desesperación, de ese llanto, de tanta angustia. Ustedes van a traer una sonrisa a los que estén amargados por causa de estas cosas, dice el Señor.
A ustedes los voy a llamar a dar un abrazo a estos huérfanos, a los que pierdan a su familia entera, a los que se queden solos y desprotegidos, a estos viejitos que estén tan confundidos porque no entienden lo que está pasando.
Ustedes van a ser la luz en medio de la oscuridad. Ustedes me van a mostrar, dice Jesús. Los voy a llamar a ser intermediarios de mi amor y de mi perdón. Las noticias del Evangelio van a correr y van a predicar en medio de estas catástrofes, dice Dios.
Sean valientes. Escuchen mi voz. Hagan aquello para lo cual los he llamado y los voy a llamar.
El Señor me está diciendo que es cierto que nuestros ojos físicos van a ver cosas muy difíciles de digerir, como bombas que exploten mientras estamos cerca. Es posible que veamos escenas muy duras: partes de cuerpos que vuelan por el aire, sangre por todos lados, imágenes que parecen sacadas de películas de terror. Pero Dios va a ungir nuestros ojos con colirio y nos va a dar la capacidad de ver estas cosas sin que nuestros corazones sufran daño y sin que quedemos traumados.
Ahí va a ser cuando el Espíritu Santo nos imparta una fuerza extraordinaria para resistir esas cosas y para salir a ayudar a la gente. No van a ser situaciones normales las que vamos a ver, pero tampoco va a ser normal nuestra reacción, me dice el Señor.
Nuestra reacción va a ser por el poder del Espíritu Santo, que nos va a permitir operar en una manifestación en la que nunca habíamos operado antes. Nos vamos a sorprender de lo que somos capaces de ver y digerir, me dice el Señor. Y no solo eso, sino que vamos a estar activos.
Ahí se va a mostrar la Iglesia de Dios y el poder de Dios en su pueblo.
Es necesario que todo esto pase, porque la maldad del hombre ha aumentado, me dice Dios. Porque el pecado es mayor y más abundante, y le ha dado legalidad al enemigo para hacer pasar al hombre por esto. Y porque la Escritura tiene que cumplirse de la A a la Z.
Pero esto también es necesario porque ahí es donde el pueblo de Dios se va a levantar. Ahí es donde se va a mostrar el amor que decimos que tenemos por el prójimo. Ahí es donde muchos sueños que hemos tenido se van a cumplir.
Yo veo ahora que muchos de ustedes se han soñado de la manera que estoy describiendo: socorriendo a gente en los trenes, en los micros, en las calles, yendo a hospitales a ayudar físicamente a los cuerpos rotos, quebrados, quemados, y también a ayudar a nivel psicológico y mental.
Dios nos va a dar palabra para saber cómo ayudar a las personas traumadas por estas cosas que se van a ver, y nosotros vamos a estar fuertes si nos mantenemos llenos del Espíritu Santo.
Yo veo sueños que ustedes han tenido y no entienden, donde se ven recibiendo a un bebé de parte de una mujer que está pariendo, cuando no saben cómo atender a una parturienta. Es porque Dios los está preparando y les está avisando lo que viene y cómo Él los va a usar.
La gloria postrera será mayor que la primera, dice el Señor. Pero ahora prepárense y velen. Velen y oren. Velen y oren.
Yo (Noelia) veo unción de parte del Señor en aquellos que oran en esta dirección.
Dios les dice que pregunten, en su lugar de oración íntimo, si ustedes son esa persona que tiene que estudiar sobre recursos naturales en tiempos de escasez, si ustedes son esa persona que tiene que leer libros sobre medicina natural y plantas, si ustedes son esa persona que Dios está llamando a hacer cursos de supervivencia en distintos hábitats, si ustedes son esa persona que Dios va a usar como un José en tiempos de escasez.
El Señor dice que le pregunten a Él cuál va a ser su rol —y estamos hablando no a largo plazo, sino a corto plazo— para cuando estas cosas te toquen a ti en el lugar donde estás.
Busquen mi guía, dice el Señor.
Aunque no son enfermeros, muchos de ustedes han estudiado igual sobre enfermería, porque ahora todo está disponible en internet. Dios dice que aprovechen el internet en este tiempo para equiparse. El Espíritu Santo les va a decir, les va a inspirar, les va a traer ideas o les va a poner en el corazón la necesidad de estudiar sobre cosas específicas.
El Señor dice que está levantando este ejército de los últimos días, un ejército que Él está llamando a usar a nivel físico, a nivel material. Y mientras los pozos de agua física se sigan abriendo alrededor de todo el mundo para que la gente tenga agua para utilizar, va a haber pozos donde la gente venga a buscar el agua espiritual.
Yo veo una vela encendida en una casa donde ya no hay luz. Vuelve a ser como en el tiempo medieval, donde no había luz y por las noches había que encender velas y distintos tipos de lámparas.
El Señor dice que mientras esto sucede, la luz del Espíritu Santo va a alumbrar a muchos a través nuestro, porque nosotros somos la luz. Mientras haya personas que hagan milagros, como Eliseo, que sanó las aguas malas con sal, esto representa proféticamente que nosotros vamos a ser la sal.
Dios va a utilizar a pilotos de aviones que son hijos de Dios para salvar personas, para ser rescatistas de los últimos tiempos.
Dios va a utilizar a doctores para salvar a las almas heridas de los últimos tiempos.
Dios va a utilizar a ingenieros para crear nuevas maneras de usar el agua de lluvia y demás.
El Espíritu Santo me está trayendo a la mente que, cuando estábamos en Formosa, un hermano nos contaba cómo había ideado y creado en su casa un nuevo sistema de riego para enfriar el techo con agua.
Esas ideas no vienen de él, dice el Señor. Esas ideas las estoy repartiendo Yo, y son un ejemplo de lo que mis hijos van a empezar a caminar. Muchos, no siendo técnicos, van a tener ideas creativas más grandes que los técnicos. No siendo ingenieros, van a saber rebuscárselas de una manera que va a sorprender a los ingenieros, y van a decir: «¿Para qué estudié tantos años? Para que venga esta persona no letrada y cree algo que nunca se me ocurrió».
Dios se va a glorificar a través de sus hijos como nunca antes.
¿Lo creen, hijitos? ¿Lo creen?, pregunta Dios. Porque voy a llamar a muchos para glorificar mi nombre, pero van a tener que caminar en fe. Van a tener que caminar en fe.
Yo (Noelia) veo pozos. Veo que se abren pozos en la tierra, pero no pozos de agua. Son surcos, sistemas nuevos de agricultura, sistemas nuevos para cultivar la tierra que nunca antes se usaron. Y esto lo va a conceder el don de sabiduría, me dice el Señor. Muchos van a recibir ideas creativas a través del don de sabiduría, porque una de las cosas que el don de sabiduría hace es dar ideas, concedidas por el Espíritu Santo, de cosas que la persona nunca aprendió a través de la ciencia humana.
Muchas de estas ideas van a ser recibidas a través de los sueños, me dice el Señor.
No sé si ustedes lo saben, pero hay varios científicos que han hecho descubrimientos porque Dios les mostró primeramente esas cosas a través de los sueños, y después las pusieron en práctica. Ha sido el Señor el que les concedió esos sueños con descubrimientos científicos o ideas de invenciones que después ayudaron tremendamente a la evolución de la vida del hombre.
No me acuerdo exactamente de ejemplos con nombres, pero pueden investigarlo.
[Éxodo 31:1-5 RVR1960] Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.
Esto es lo que el Señor está haciendo, y esto es lo que el Señor va a incrementar mientras los recursos escasean. Estas cosas se van a multiplicar en aquellos que sean valientes para responder y para llevar a la práctica sus sueños y hacerlos realidad.
Dios ya había hablado de que iba a haber conflictos por causa de territorios que los países iban a intentar recuperar. Dios ya había dicho que los gobernantes querían ampliar sus límites y que el mapa del mundo iba a cambiar.
Y mientras el mapa del mundo cambia, va a haber nuevos continentes que se van a formar, que antes no existían. Va a haber montañas que van a desaparecer. Va a haber ríos que se van a secar y otros nuevos que van a surgir. Va a haber ríos que se habían secado, pero el flujo del agua va a empezar a correr nuevamente. Va a haber lugares desérticos que van a estar reverdecidos, y también lugares verdes que se van a convertir en desiertos.
Hay cosas que eran de una manera desde siempre y que van a cambiar completamente. Esto es parte del cambio global de los últimos tiempos, porque antes de la venida de Yeshúa, de nuestro Señor Jesucristo, todo se va a invertir, como cuando uno da vuelta un reloj de arena que estaba en cero.
Estos son los últimos tiempos, y mientras esos últimos granos de arena pasan, nuestros ojos no van a poder creer lo que sucede en el mundo, cómo todo cambia y cómo el rompecabezas de Dios se va armando enfrente de nuestros ojos.
[Apocalipsis 16:12 RVR1960] El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de este se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.
Y damos este ejemplo porque parte de estas cosas van a suceder para que los propósitos de Dios se cumplan. Montañas van a desaparecer y terrenos con mucho relieve se van a aplanar, porque Dios tiene propósitos específicos con esos lugares.
Estos son tiempos de cambios, tiempos de conquistas, tiempos de batallas monumentales, dice el Señor. Son tiempos donde cosas que venían avanzando velozmente van a comenzar a retroceder, y cosas que retrocedían van a comenzar a avanzar. Son tiempos donde cosas que estaban abajo van a subir, y cosas que estaban arriba van a bajar.
Se invierten los roles. Salen reyes de los tronos para que otros ocupen su lugar, como dijo Dios. Las ideologías en algunas naciones van a cambiar completamente, como lo había dicho el Señor, y ya estamos viendo esto. Son tiempos extremos.
Hoy escuchaba un rato un canal de noticias donde hablan de distintas cosas en poco tiempo —porque no suelo llenarme la cabeza— y el periodista decía que estos son tiempos extremos, donde lo blanco es más blanco y lo negro es más negro.
No podía creer lo que estaba escuchando, porque es lo mismo que el Señor nos venía diciendo a los atalayas años atrás: que lo blanco iba a ser más blanco, y que lo negro iba a ir más negro.
El periodista también decía: «Porque este es un tiempo de conquistas, este es un tiempo imperialista». Todas las palabras que Dios utiliza en las profecías, hasta los periodistas las están usando. Y me sorprendía y glorificaba a Dios, y dije: «Wow, Señor. Hasta ellos entienden lo que está pasando, y a veces tu iglesia no».
Abre tus ojos y tus oídos y presta atención, dice el Señor, porque, si hace falta, aún te voy a hablar a través de las piedras, a través de los animales, a través de las mascotas. Hasta el agua va a emitir mi voz, dice el Señor, si no me quieres escuchar.
Me voy a asegurar de que estés avisado, de que estés alertado, de que hayas recibido mis avisos y mi llamado. No te voy a dejar atrás, dice el Señor. Me voy a asegurar de haberte dado muchas oportunidades, para que, cuando esa bomba explote en tu lugar, en tu ciudad, no te tome por sorpresa. Me voy a asegurar de hablarte tantas veces como sea necesario, para que, cuando ese terremoto fuerte sacuda lo que está debajo de tus pies, ya hayas sido advertido. Me voy a asegurar de que, para cuando esa lluvia radioactiva caiga en tu país, hayas salido de esas tierras.
Yo soy Dios, dice el Señor, y Yo aviso las cosas desde antes de que ocurran, para que mi pueblo esté advertido y busque refugio.
Escuchen las alertas. Guarden alimentos, aquellos que puedan y que tengan dónde almacenarlos. Tengan un botiquín de primeros auxilios. Estén preparados y sepan ya a dónde tienen que ir si la alarma suena en sus ciudades, siempre manteniendo la calma. El Espíritu Santo los va a ayudar en esos momentos.
Van a ser tiempos sobrenaturales sobre mi pueblo. Pero los recursos van a faltar, el agua va a escasear, o la que quede va a estar envenenada, no solamente por los productos químicos arrojados durante las guerras.
Los gobernantes de las naciones, los ocultistas y la élite mundial ya están contaminando las fuentes de agua para que la población disminuya, a través de lo que vierten en las aguas que supuestamente son potables.
Ya los están tratando de envenenar, dice el Señor, pero Yo los estoy guardando y los estoy limpiando. Guarden agua e instrúyanse cada uno en lo que los estoy inspirando a instruirse. Sean y manténganse como niños, para ser enseñados en todo lo que van a necesitar para subsistir en estos días.
Porque voy a probar a mi pueblo y lo voy a refinar como cuando se refina el oro. Van a pasar por el fuego de la prueba, dice el Señor. Pero si me son fieles, no solamente van a resistir y obtener el trofeo final y la corona de la vida ustedes, sino que van a llevar mucho fruto para el Reino y van a salvar almas a través de compartir el Evangelio y de trabajar en la mies mientras ese proceso acontece.
Hijitos míos, los amo, dice el Señor, y estoy con ustedes. Tengan fe y paciencia, y mantengan sus velas encendidas —hablando del Espíritu Santo—, y se van a sorprender y maravillar.
Así como cuando los hebreos salieron de Egipto por mano fuerte y extendida, por milagros, prodigios y señales, y cuando no tuvieron para comer les di del maná celestial, ustedes también van a experimentar ese tipo de milagros.
Yo (Noelia) estoy sabiendo que Dios está poniendo en nuestros corazones pedirle milagros, señales y prodigios, porque eso es lo que Él nos quiere dar mientras estas cosas pasan.
La carne no les va a faltar. El pan les va a sobrar, porque los voy a llamar a repartir. Pero van a tener que caminar por fe y no por vista, porque la provisión será a último momento. Será instantánea y exactamente en el momento en que la necesiten: no antes y no después.
Va a haber un pueblo que realmente camine sobre las aguas, dice el Señor. Va a haber un pueblo que realmente resucite a los muertos. Habrá sanidad de cánceres terminales y de virus. Mientras las pandemias caigan, van a resurgir nuevos sanadores del Reino de los cielos. Simplemente al extender sus manos —ni siquiera llegando a tocar a esos enfermos contagiosos—, me dice el Señor, ellos ya van a recibir la sanidad.
El poder será mayor y mi gloria crecerá, dice el Señor. Mientras todo baja, ustedes van a subir. Mientras la decadencia viene al mundo, ustedes van a ser mejores que antes: el remanente que me siga, me escuche y me obedezca.
Tengan fe y no decaigan. No disminuyan su paciencia, sino extiéndanla. Sigan adelante, dice Dios. Coman y beban, porque largo camino les resta.
Y así como hice milagros, prodigios, señales y provisión divina en la vida de Elías, así voy a hacer con ustedes, mis Elías de los últimos días, dice el Señor. Caminarán en fuego y quemarán la hojarasca. Harán desaparecer lo que no sirve, dice el Señor.
Se levantarán muchos magos del enemigo, magos que harán magia por el poder del diablo para engañar a muchos y, si fuera posible, aun a los escogidos en estos últimos días. Pero sobre mi pueblo saldrá el sol de justicia, y los milagros de los míos superarán a los milagros de los magos, como los milagros de Moisés y Aarón superaban a los milagros de los hechiceros de Egipto.
Me voy a glorificar en grande, dice Dios. Pero deberán estar alerta y escuchar el llamado, aquellos que estén llamados a irse de las ciudades y vivir en el campo, en las selvas, en las cuevas, en las montañas, en los desiertos, en los valles o adonde Yo los llame.
Y deberán poner en práctica lo que están recibiendo por el Espíritu Santo o a través de sueños, visiones y profecía. Enviaré ángeles a guardarlos, a guiarlos y a darles mensajes del cielo y nuevas ideas para la subsistencia de familias completas en estos últimos días.
Al mundo le va a faltar, pero ustedes van a tener. Y el mundo va a tener que venir a ustedes a pedirles lo que ustedes tienen, porque la historia de José es un ejemplo y una sombra de los últimos tiempos. Porque sobre mi nación habrá luz, así como en Gosén, cuando vino la plaga de la oscuridad sobre Egipto. Sobre mi nación santa de los últimos días habrá luz, y sobre ellos no.
Ellos estarán en oscuridad física. No tendrán electricidad, no tendrán lámparas, no se van a encender, y muchas veces no van a tener otro sistema de iluminación: ni velas, ni lámparas, ni faroles, ni nada. Pero sobre ustedes habrá luz, porque lo que pasó antes se va a repetir, pero en un nivel mayor.
El Señor vuelve a repetir que lo que pasó antes es solamente una sombra de lo que sucederá en los tiempos finales.
Lean esas historias de fe, dice el Señor, porque es lo que se va a dar en estos días, en un nivel sorprendente.
Oren e intercedan por los necesitados, por los niños, por los ancianos, por los enfermos, por los inocentes y por los que creen en Jesús pero no lo conocen, para que se conviertan de todo corazón y las vendas les sean quitadas.
Intercedan, dice el Señor. Siempre hay algo para hacer. Seanme útiles. Si no saben qué hacer, al menos oren por ellos, para que venga salvación, para que, mientras muchos cuerpos mueren, las almas reciban vida al creer en el Salvador Jesucristo el Señor y entregar sus vidas a Él.
Seanme útiles y guárdense para mí como instrumentos dedicados, consagrados en el templo de Dios.
Hijitos, hago maravillas. No todo son malas noticias. Aprendan a concentrarse en lo espiritual mientras acontece lo material. Aprendan que hay mucho más que lo que sus ojos físicos pueden ver. Aprendan que, a veces, para que se vea la gloria, cosas difíciles tienen que pasar.
Conquisten, dice el Señor. Mientras los gobernantes conquistan las naciones, ustedes conquisten las naciones a nivel espiritual, predicando y llevando la Palabra. Conquisten ustedes también. Aprovechen este envión imperialista para conquistar lo que Yo los llamo a conquistar, dice el Señor.
Sean valientes, esfuércense y dedíquense a mí. Abran bien sus ojos y vean cómo cada cosa que he dicho a través de mis bocas proféticas se cumple al detalle. Pero no pongan su atención en eso, dice el Señor, sino en las almas que son rescatadas mientras eso pasa.
Los llamo a separar los mares, como hizo Moisés.
Yo (Noelia) estoy viendo milagros de este tipo. Estoy viendo hijos de Dios que tienen que escapar y huir, o que tienen que mudarse porque no hay recursos en las ciudades donde vivían antes. Y mientras pasan por ríos y desiertos, hacen milagros: dividen las aguas, sanan las aguas o tocan los árboles y empiezan a dar fruto. Veo milagros creativos y milagros en la naturaleza.
Hay cosas que ni se imaginan que van a pasar, dice Dios. Los voy a sorprender. Oren por esto y no se duerman, porque mientras la oscuridad se vuelve más y más densa sobre la tierra, la luz aumenta y la contrarresta aún más.
Pídanme que los llene del aceite del Espíritu Santo y del poder que quiero verter en ustedes para usarlos milagrosamente.
Este es el tiempo de los milagros. Este es el tiempo de las maravillas. Amén.
Gracias, Señor.
Dios les va a confirmar a muchos esta palabra a través de distintas situaciones diarias. Presten atención, porque en este mensaje he nombrado palabras clave que el Espíritu Santo les va a traer a la memoria a través de situaciones que van a vivir desde ahora en adelante. Y de esta manera, Dios va a confirmar lo que he hablado.
Presten atención y abran los ojos, porque la vida es profética.