El Señor te bendiga. Hoy es 31 de marzo del año 2025, terminando este mes en este año profético de los últimos días. Estoy aquí nuevamente por mandato del Altísimo para entregar palabra al pueblo, porque la Biblia dice que sin profecía el pueblo se desenfrena.
En esta ocasión, el Espíritu Santo de Dios me ha entregado este pasaje:
[Apocalipsis 3:19 RVR1960] Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Hijito mío, hijita mía, dice el Señor, te estoy hablando para que tu corazón entienda lo que estoy haciendo contigo en este tiempo. Te estoy quebrando, dice el Señor, te estoy enderezando, te estoy corrigiendo con vara. Estoy enderezando tus sendas.
Te estoy llamando al arrepentimiento, pero a un arrepentimiento genuino y al 100%, dice el Señor, no superficial, no por arriba, no liviano. Porque hay distintos tipos de arrepentimiento, y gran parte de mi pueblo se arrepiente parcialmente y no totalmente.
No estás verdaderamente arrepentido, dice el Señor. No estás totalmente arrepentida. Te has lavado a medias. Por eso quiero que te limpies. Quiero que quites toda mancha de tus vestiduras.
Yo reprendo y castigo a todos los que amo, dice el Señor. Y porque te amo tanto y no quiero que te pierdas, te corrijo y nuevamente te llamo a arrepentirte, porque tus obras no son derechas delante de mis ojos, le dice el Señor a aquellos que están tomando las cosas espirituales de manera suave y liviana.
Están jugando con puertas que, una vez abiertas, pueden traer muchas consecuencias graves a sus vidas y a la vida de los suyos. Muchos de ustedes están en ocultismo, me muestra el Señor, y tienen anatema en sus casas, cuando la Palabra del Señor dice:
[Deuteronomio 7:26 RVR1960] No traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.
Y muchos de ustedes están trayendo a sus casas cosas abominables, ídolos que el alma de Dios detesta. Eso es lo que estoy escuchando de parte del Espíritu Santo.
Mi alma detesta esos objetos anatemas que estás trayendo a tu casa, dice el Señor.
Yo (Noelia) estoy viendo en una visión esa estatuilla de un gato que mueve una patita levantada, muy común en las culturas orientales. Ese gato se vende por todos lados, también acá en Argentina, y te lo venden haciéndote creer que si tú pones ese ídolo en tu negocio o en tu casa, eso va a atraer el dinero.
¡Este es anatema!, dice Dios con ira, con énfasis, con fuerza, con poder; no calmado, sino airado.
Cuando ustedes hacen eso, dice el Señor, están convocando a Mamón para que gobierne sobre sus finanzas y sus negocios. Cuando hacen esto, están poniendo la fe en este objeto maldito.
Se están maldiciendo a ustedes mismos. Están maldiciendo su trabajo, están maldiciendo su cementera, están maldiciendo sus hogares y los bolsillos, no solo suyos, sino también los bolsillos de sus hijos y de las personas que trabajan para ustedes.
Porque no tienen fe para pedirme a Mí como conviene, dice el Señor, le piden a los ídolos y recurren a otras fuentes, a fuentes demoníacas. Le están abriendo la puerta de par en par en sus vidas a estos demonios inmundos, para que vengan a traer espíritus de ruina, de pobreza, de falta, de escasez, de desempleo. Y estos a su vez traen consigo espíritus de tristeza, de depresión, de frustración y de rechazo.
A partir de ahí comienza una cadena, dice el Señor, porque simplemente la puerta se ha abierto al enemigo. El enemigo entra primero con un demonio, pero después va a buscar a sus amigos para venir al lugar donde se ponen estos objetos anatemas.
El enemigo encuentra la puerta abierta, y entonces no solo entra Mamón, sino que, como esa puerta se mantiene abierta, el enemigo va y busca amigos de otros géneros para arruinar a la persona que está poniendo su confianza en estos ídolos, y también a todo lo que la rodea.
Hijitos, sean sabios, dice el Señor. No sean como el pueblo de Israel.
[Josué 7:11-12 RVR1960] Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
Los hijos de Israel han hurtado, han mentido, han tomado del anatema y lo han guardado entre sus enseres. Y escuchen lo que dice este pasaje: por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos. Por esto, por el anatema, Israel no pudo hacer frente a sus enemigos.
Muchos de ustedes me están pidiendo un rescate, dice el Señor. Me están pidiendo que los rescate del pozo económico en el que están. Me están diciendo: «Señor, ¿por qué estoy pobre si yo creo en Ti, si yo voy a la iglesia, si yo Te amo, si yo Te sigo, si yo Te sirvo?».
Es porque hay anatema entre tus enseres, dice Dios. No vas a poder hacerle frente a esos enemigos de la escasez, de la pobreza y de la ruina, porque los portones de tu vida espiritual están abiertos.
Hay idolatría en tu corazón, y estás poniendo a Mamón antes que a Mí, dice el Señor. Estás atrayendo a estos espíritus orientales y a todos sus secuaces —porque trabajan en grupo— para que vacíen tus bolsillos.
No vas a poder hacerle frente a estos espíritus, dice el Señor, en tanto no abandones y no te deshagas de esos anatemas que trajiste a tu hogar.
Muchos de ustedes tienen amuletos. Tienen amuletos colgados en sus collares. Tienen amuletos que han adquirido creyendo que colgándose esas cosas van a aumentar su provisión.
Y el Señor te dice en este momento: ¿No soy Yo el dueño del oro y de la plata? ¿No soy Yo el que abre los graneros de los cielos y las ventanas de los cielos para que caiga sobre ti todo tipo de abundancia? ¿Acaso no es suficiente lo que mi mano pueda darte? ¿Por qué recurres a los anatemas?
Yo (Noelia) escucho la palabra «adivinación», y escucho la palabra «ruleta».
Son muchos los pecados que están abriendo la puerta en esta área. Y estamos hablando de la casa de Dios, de los creyentes, de los hijos de Dios —aun los que han nacido de nuevo—, que siguen pecando en esta área y subestimando los poderes de las tinieblas, invitando estas cosas a sus vidas. Con el tiempo, ellas comienzan a arruinarlos, y ustedes no se explican por qué.
Muchos de ustedes dicen: «Señor, ¿por qué en mí no se cumple ese proverbio que dice: ‘No he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan’? ¿Por qué en mí no se cumple ese proverbio que dice: ‘Siete veces cae el justo y vuelve a levantarse’? Señor, ¿cómo puede ser que yo me caigo y no me levanto? ¿Acaso me has abandonado, me has dejado? No me amas. A este tipo de Dios ya no quiero seguir».
Sin embargo, no se dan cuenta de que ustedes son los que están invitando al diablo a sus hogares. Ustedes son los que se están casando, poniendo de acuerdo y armonizando con las potestades de las tinieblas.
Arrepiéntete de verdad, dice el Señor. Arrepiéntete de todo corazón y elimina estas cosas de debajo de tu cama.
Yo (Noelia) estoy viendo cosas que están debajo de sus camas, que están guardando ahí abajo. Estoy viendo hechizos que les han mandado a hacer. Veo un fangote de dinero envuelto en un papel con fórmulas mágicas que ustedes han leído y que han colocado debajo de su cama.
Aun siendo hijos de Dios, ustedes han consultado a las brujas y a las adivinas, y ellas les han dicho lo que tienen que hacer, supuestamente, para atraer la provisión económica a sus vidas.
De esa manera están embrujando su habitación, dice Dios. El diablo les va a dar por un lado —porque tiene la potestad de darles a los que le sirven—, pero les va a quitar por otro.
Si hacen esta clase de hechizos, ustedes verán que sus cuentas bancarias aumentan por un tiempo, dice el Señor. Pero con el tiempo, cuando llegue el momento marcado, van a ver cómo la enfermedad entra en su casa y cómo las maldiciones generacionales comienzan a activarse.
Van a ver como si una nube de tormenta se posara sobre sus hogares por haber puesto su confianza en estas cosas y no en el Creador, en el dueño de todo banco celestial.
Hijitos, arrepiéntanse, dice el Señor. Dense cuenta de lo que están haciendo. Miren sus manos: están manchadas. Ustedes se están acostando con el enemigo, dice Dios. Son como una ramera que se prostituye con los adivinos.
Sus ojos están llenos de codicia, llenos de avaricia. Quieren más y no quieren dar. Están malditos los que hacen estas cosas, dice el Señor, por causa de idolatrar a los ídolos, de poner su confianza en las imágenes, de consultar con los muertos.
Porque hay muchos de ustedes que hablan con sus seres queridos que están muertos. Ustedes piensan que hablan con ellos, pero en realidad hablan con demonios, porque los muertos nada saben, como dice la Biblia.
Oh, hijitos, dice el Señor, les estoy hablando de esta manera, aplicando la vara de la corrección, porque de otra forma no escuchan.
Muchos de ustedes se entretienen jugando a los casinos virtuales. Juegan a la ruleta virtual. Apuestan. Cuidado, dice el Señor.
Muchos de ustedes no están siendo precavidos con el tema de las criptomonedas.
Yo (Noelia) estoy viendo criptomonedas suspendidas en el aire, pero debajo de ellas no hay nada. Ese mundo está en el aire. Muy pocas de estas criptomonedas están fundamentadas en algo que esté avalado por el sistema bancario y financiero.
Yo no entiendo nada, no sé nada de estas cosas, pero es el Señor el que les está advirtiendo.
Tengan cuidado con dónde invierten, dice el Señor, porque en este tiempo estoy llamando a que inviertan en las cosas espirituales en primer lugar, pero también en las materiales.
Están llamados a reproducirse, dice Dios, a multiplicar lo que les he dado, no solo en lo espiritual, sino también en lo material. Es lícito multiplicar el dinero que ustedes tienen, si lo hacen de manera ordenada.
Es el Espíritu Santo el que los puede guiar a multiplicar lo que han ganado, dice el Señor, y no hay pecado en poner el dinero en movimiento.
Y yo (Noelia) veo que el dinero tiene que estar en movimiento.
No hay pecado en las inversiones, mientras se hagan dentro de un marco legal, me dice el Señor. Pero muchos de ustedes están jugando con estas cosas y se van a quemar, porque son como niños que juegan con fuego.
El papá les está diciendo: «Cuidado, que te vas a quemar. No juegues con algo que es peligroso, porque te vas a quemar». Y el niño subestima los avisos de su papá, mete la mano y finalmente se la quema. Después sufre y se aflige por ese dolor.
Quiero salvarlos, dice el Señor. Dejen de apostar en cosas que no tienen sustento.
Dios no solamente habla del juego y de los casinos, presenciales o virtuales, sino también de algunas formas de invertir que son como formas de juego. Es como una ludopatía escondida, me dice el Señor. Y ahí está la mano del diablo, moviéndose para tentarlos, para ver si los puede atrapar, para ver si los puede llevar a que apuesten e inviertan más y más, sin tener absolutamente ninguna garantía de que eso pueda llegar a salir bien.
Entes desregulados, entes que no están regulados, escucho que dice Dios. Son ilegales.
El Señor me está diciendo esto en este momento. Seguramente ustedes saben más de esto que yo, pero tengo que decir lo que escucho de parte de Dios, para que después ustedes busquen al Señor en sus lugares secretos y Él les confirme lo que les estoy diciendo, les enseñe y los rescate de esas trampas.
Porque yo veo trampas, trampas y trampas.
El mundo virtual de las criptomonedas está lleno de trampas, lleno de bombas, dice el Señor. Y cuando ustedes se meten ahí, están caminando en un campo minado. A veces ni siquiera saben con quién se están metiendo. No saben quiénes son las personas que están detrás de eso: caras que ustedes no pueden ver, que recolectan sus datos, que conocen sus intereses, que se guardan sus contraseñas.
Algunos ofrecen una seguridad que no existe, dice el Señor, una privacidad que no existe. Les están vendiendo algo que no es real.
Tengan cuidado y manéjense con lo que está regulado, me dice el Señor, con lo que tiene un aval, con lo que les ofrezca algún tipo de garantía.
Cuidado, hijitos, dice el Señor, porque haciendo esto, ustedes no saben que se están metiendo en el juego. Es una forma de juego, si no lo hacen bien. Hay distintas puertas que ustedes pueden estar golpeando, y cuando se abran, se van a encontrar con demonios y potestades muy grandes. Una vez que les abrieron la puerta a estos poderes, puede ser muy alto el precio que paguen.
Amigos míos, dice el Señor, sean buenos administradores de los bienes con los que cuentan. Porque muchos de ustedes piensan que no están en pecado, que están sin mancha, que están lavados, que están justificados, pero pecan diariamente.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora esos lugares ilegales donde acá en Argentina se compra el dólar. También escucho la palabra «cueva».
Hay cuevas virtuales, dice el Señor, lugares oscuros donde ustedes se están metiendo. Tengan cuidado, amigos míos, dice el Señor. Le están confiando su dinero a personas que son inversores, que supuestamente saben cómo multiplicar su dinero, pero ustedes no saben lo que esas personas están haciendo.
Yo (Noelia) escucho la palabra «asesores», y el Espíritu me revela que algunos de ustedes no tienen idea sobre esto, pero quieren hacer rendir su dinero y confían sus bienes a ciertos asesores. Pero algunos de ellos se están manejando ilegalmente, a través de estas cuevas virtuales, me muestra el Señor. Quizás multiplican lo que ustedes tienen y llenan sus bolsillos, pero están quebrantando las leyes.
Y me vienen los pasajes de la Escritura como esto:
[Romanos 13:7 RVR1960] Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.
Nosotros no tenemos que ser deudores a nadie. No podemos estafar a nadie, y no podemos tener ganancias deshonestas, me dice el Señor.
El Espíritu Santo me está revelando que algunos de ustedes se están metiendo en este mundo donde no todo es ilegal, pero aun así están teniendo ganancias deshonestas, no justificadas ante los ojos de Dios.
Con esto están abriendo la puerta al enemigo. Tienen manchas en sus vestiduras y no están justificados delante del Señor.
Mis hijos no son justos, dice el Señor. Mis hijos me piden justicia para sus vidas, pero ellos mismos no la practican.
Cada uno recibirá acorde a lo que dé, dice el Padre. Si ustedes quieren justicia, primero sean justos. Si quieren la retribución que piensan que se merecen, entonces retribuyan ustedes primero lo que los demás merecen.
Muchos de ustedes les están pagando de menos a sus empleados. Son corruptos, dice el Señor. Están en corrupción, y están tan acostumbrados, y hace tanto tiempo que son corruptos, que para ustedes eso ya es normal. Para ustedes, ya no hay pecado en eso.
Sus empleados están sufriendo por causa de su injusticia, dice el Señor, porque no les están pagando lo que ellos se merecen. Cierran sus bolsillos a los necesitados, comenzando por sus propios empleados, y esto no es justicia.
[Santiago 5:4 RVR1960] He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.
Si no les dan lo que se merecen a los que están más cerca de ustedes, dice el Señor, ¿qué van a hacer con el extranjero, con la viuda, con el huérfano, con las personas que necesitan y no están cerca de ustedes?
Mi pueblo perece por falta de conocimiento. Mi pueblo se olvida de que hay leyes espirituales que están en vigencia. Que están bajo la ley del Espíritu, bajo la ley de la fe, no significa que ya no existan leyes espirituales.
Están confundidos, dice el Señor, y están pidiendo una justicia que no les corresponde. Pónganse a cuentas ustedes primero, y después los voy a escuchar, porque estas iniquidades están provocando separación entre ustedes y Yo.
[Isaías 59:2 RVR1960] Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
Por lo cual, dice el Señor, en este tiempo estoy corrigiendo a mi pueblo. Estoy castigando a los que amo, para que tal vez, pagando lo que deben, se pongan a cuentas conmigo y estén sin adeudar nada. Los estoy castigando con vara, dice el Señor.
Yo (Noelia) estoy sabiendo ahora, por palabra de ciencia, que lo que estoy diciendo les está impactando terriblemente. Que Dios diga que castiga a sus hijos les está impactando terriblemente. Nunca habían escuchado una prédica así, y piensan: «Ese me parece que no es el Señor. El Señor no castiga, el Señor no endereza, el Señor no corrige, porque Dios es amor».
Sin embargo, está escrito en Apocalipsis 3:19: «Yo reprendo y castigo a todo el que amo».
Viene la corrección sobre muchos hijos que no solo han dejado entrar ídolos en sus casas y en sus trabajos, idolatrando a otros dioses, sino que se están idolatrando a sí mismos.
Este es el tiempo donde estoy destruyendo becerros de oro, dice el Padre. Becerros de oro que ustedes mismos levantaron, así como el pueblo de Israel cuando se fue al desierto, después de salir de la esclavitud de Egipto.
Estoy destruyendo esos becerros, dice el Señor, que a veces no son esos ídolos extranjeros a los cuales les dan la bienvenida en sus vidas, sino que, a veces, son ustedes mismos.
Muchos de ustedes van a caer, pero para luego ser levantados. Porque en esto se cumple la Escritura que dice que el que se enaltece será humillado, y el que se humille será enaltecido.
Muchos de ustedes han sido levantados como estrellas en el cielo, dice el Señor. Se han dejado admirar, se han dejado adular. Han dejado que otras personas Me reemplacen con ustedes. Han creado una dependencia de ustedes mismos, en vez de enseñarles a los demás a depender de Mí.
Hijitos, arrepiéntanse, dice el Señor.
Y yo (Noelia) veo un hacha que viene y corta la cabeza de muchos becerros de oro, destruyéndolos con violencia.
Muchos de ustedes van a sentir esa violencia en sus vidas, dice el Señor, porque los he llamado una y otra vez y los he redargüido a través del Espíritu Santo para que vean que se estaban autoidolatrando, para que vean que tenían un concepto más alto de ustedes mismos del que debían tener.
[Romanos 12:3 RVR1960] Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Pero como no han podido ver, no han sabido entender y no han respondido a este llamado de arrepentimiento, porque no han creído que estaban en este error, el hacha viene violentamente sobre sus vidas.
Por lo tanto, el golpe será duro, y está siendo duro, porque tengo que desarmar esos becerros para que entren en la tierra prometida, dice el Señor.
Yo (Noelia) estoy viendo las tablas de Moisés con los diez mandamientos, y el más grande mandamiento de la ley es:
[Deuteronomio 6:5 RVR1960] Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Ustedes están quebrando este mandamiento escrito en sus corazones, y ya no en las tablas de la ley. Se están idolatrando, dice el Señor.
Siempre van ustedes primero. Siempre se trata de ustedes. Siempre van delante del resto. Creen que tienen toda la verdad, todas las respuestas, todo el conocimiento, dice Dios, cuando nadie sabe como debería saber todavía.
Ustedes son su propio dios, y el dios para los que están alrededor de ustedes.
Arrepiéntanse y humíllense con un corazón quebrantado y blandito y vuelvan al primer amor, dice el Señor. Vuelvan a ponerme primero. Salgan de ese trono de su corazón y déjenme sentarme a Mí otra vez, como al principio, y Yo los voy a levantar de ese golpe poderosamente. Los voy a levantar de donde han sido tirados.
Humíllense para ser exaltados de una manera sana, dice el Señor. Traigo la vara a mi pueblo. Los estoy corrigiendo. Porque los amo tanto, los estoy refinando. Porque los anhelo celosamente, los estoy limpiando.
Entiendan que soy su Padre, dice el Señor, y no voy a dejarlos ir tan fácil para que caigan en las manos del adversario.
Hijitos, arrepiéntanse de querer títulos. Muchos de ustedes anhelan ser llamados apóstoles, pastores, maestros, profetas, evangelistas. Algún título quieren. Sin eso piensan que no valen nada.
Ustedes son ovejas de mi prado, dice el Señor, y Yo los llamo por lo que ustedes son.
Hay títulos legítimos y hay títulos ilegítimos, dice el Señor. Hay títulos lícitos y hay títulos que no son lícitos para muchos. Pero a muchos de ustedes no les importa. Simplemente quieren un título antes de sus nombres.
Arrepiéntanse, dice el Señor. Arrepiéntanse de querer puestos en la congregación, porque al final son iguales.
Y me vienen a la mente esos pasajes donde los discípulos pedían lugares, querían ser importantes y competían entre ellos.
[Lucas 9:46 RVR1960] Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor.
[Mateo 18:1 RVR1960] En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?
[Marcos 9:33-34 RVR1960] Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor.
Cuidado, dice el Señor, porque en este tiempo voy a quitarles esos títulos que ustedes mismos se colocaron, títulos que Yo nunca les di.
Cuidado, dice el Señor, porque están compitiendo por puestos en los lugares de servicio ministerial, y esto es una abominación ante mis ojos. Todos los que están haciendo esto, que se están enalteciendo a sí mismos, se van a quedar sin ningún tipo de servicio, hasta que aprendan que están para servir y no para ser servidos.
Yo (Noelia) veo a una persona que limpia los baños en una congregación.
Muchos de ustedes ven a esta gente y los desprecian, pensando: «Yo no quiero eso. Yo quiero ser importante». Ustedes desprecian a los miembros que, según su forma de ver, son menos importantes; según lo que sus corazones consideran, y no según el mío, dice Dios.
Sin embargo, estos miembros son los que más honra tienen de mi parte.
[1 Corintios 12:23 RVR1960] A aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
Muchos de ustedes piensan que, porque conocen mucho la Biblia, porque aconsejan todo el día a muchas personas, porque tienen un puesto en la congregación o han adquirido un título —de parte de los hombres quizás—, son importantes por eso. Sin embargo, para Mí, el mayor es el menor.
Aprendan a ser humildes de verdad, dice el Señor. ¿Acaso no dice la Biblia que Jesús vino para servir y no para ser servido?
Ustedes son orgullosos. Se están exaltando y Me deshonran, dice el Señor. No muestran mi carácter en ustedes; muestran el carácter de Lucifer en ustedes de esta manera.
Porque Lucifer se enalteció. Lucifer anheló más de lo que tenía. Lucifer codició mi trono.
Ustedes lo representan a él cuando se están autoidolatrando, dice el Señor, cuando están deseando puestos en las iglesias y títulos que no les he dado.
Arrepiéntanse de verdad, dice el Señor, porque viene la reprensión para ustedes. Viene el hacha y la vara contra los que lo representan a él y no a Mí.
Oh, amados de mi alma, entiendan que muchos de ustedes Me van a llamar: «Señor, Señor», y Yo les voy a responder: «Apártense de Mí, hacedores de maldad. Porque tuve hambre y no me diste de comer. Tuve sed y no me diste de beber. Tuve frío y no me tapaste. Estuve desnudo y no me vestiste. Estuve en la cárcel y no me fuiste a visitar. Estuve en el hospital y me dejaste solo».
Se trata de misericordia, de piedad, de servicio, de ayudar, dice Jesús. ¿Cuándo van a entender de qué se trata el evangelio del Reino de los Cielos? ¿Cuándo van a entender que se trata más de dar que de recibir, que se trata de entregarse a sí mismo, de negar sus propias vidas por amor al prójimo y a Mí?
Amados míos, están confundidos, dice Jesús. Ese no es el Reino de los Cielos.
El Reino de los Cielos es gozo, amor y paz en el Espíritu Santo de Dios. El Reino de los Cielos es armonía entre los hermanos. El Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Ustedes no saben cómo ganarse la copa, dice Jesús. No saben cómo adquirir ese trofeo. Y como no conocen al Espíritu Santo de Dios, ni saben seguir su guía, ni escuchan cuando Él los redarguye, tratan de ganar ese premio por la fuerza y por estructuras de hombres.
Se abrazan a estas columnas humanas, dependiendo de ellas y no de Mí. Y cuando las destruyo, no les queda nada.
¿Cuándo se van a abrazar de Mí, la piedra angular, la columna que nunca cae, el castillo fuerte que nadie puede derribar?, dice Jesús. ¿Cuándo voy a ser Yo primero? ¿Cuándo me van a poner a Mí, de verdad, en ese trono de su corazón?
Dejen de jugar con las cosas espirituales, hijos, porque no quiero que venga ese golpe para sus vidas. Sin embargo, si lo tengo que hacer —porque de otra manera no reaccionan—, es lo que les vendrá.
Los amo, dice Jesús, y no quisiera que pasen por esto. Pero al que amo corrijo, y al que se equivoca lo enderezo.
Arrepiéntanse. Escudriñen sus corazones de verdad, y van a ver que muchos de ustedes van a encontrar cosas que están mal, porque no son perfectos aún.
Los estoy perfeccionando, dice Dios, y mientras tanto van a encontrar que siguen habiendo cosas para limpiar, cosas para cambiar, si bien ya están justificados por la sangre de Jesús, comprados en el calvario.
Los voy refinando como se refina el oro y la plata.
Amados míos, la vara de la corrección se está moviendo sobre la tierra, sobre las congregaciones, sobre los hogares y sobre sus vidas personales, porque no voy a permitir que, cuando venga la tribulación severa, mi pueblo no pueda resistirla.
Voy a quitar toda mugre de sus vestiduras, dice el Señor. Voy a enderezar su caminar. Voy a hacer que los míos vuelvan a la senda antigua.
A través de los juicios que vienen al mundo, voy a provocar un arrepentimiento profundo, genuino y verdadero, porque no les va a quedar otra opción que golpearme la puerta.
Lo que viene al mundo es juicio para los injustos, y llamado y corrección para mis hijos.
Ahí se van a dar cuenta de dónde estaban parados, dice el Señor: que no estaban parados sobre la Roca, sino sobre la arena. Que Yo no era el primero en sus vidas, sino los ídolos de piedra y los ídolos en sus corazones.
Ahí se van a dar cuenta de a qué se estaban abrazando… y que no era a Mí.
Ahí, en el punto más alto del sufrimiento de mi Iglesia, dice el Señor, cuando no vea salida, ahí verdaderamente van a doblar las rodillas para clamar a mi nombre y acordarse de que mi nombre es Yeshua, el Salvador.
Ahí se van a dar cuenta de que solos no pueden salvarse, sino que me necesitan a Mí.
Doblen sus rodillas ahora, dice el Señor, y no esperen a que llegue ese momento. Dobleguen su voluntad ante Dios, que es uno, ahora y no después, porque les va a costar más.
No esperen a ser blanditos por causa del golpe del martillo. Decidan recibir la corrección ahora. Porque viene el hacha sobre muchos hogares.
¿Y saben dónde va a golpear? ¿Saben dónde va a golpear ese mazo que está viniendo contra los míos? Detrás de sus rodillas, para que, si no se doblan por propia voluntad, se doblen por la fuerza a través de este golpe.
Viene ese mazo a golpear las rodillas de los altivos por la parte trasera, y ese golpe provocará que muchos de ustedes que estaban orgullosos y enaltecidos doblen sus rodillas y reconozcan que Yo soy Dios, y no ustedes.
En este momento, ahora mismo, arrepiéntanse, dice el Señor. ¡Arrepiéntanse! Declaren lo que han hecho mal. Enderecen sus caminos. Corrijan el salario de sus empleados. Dejen de maltratar a la gente que limpia en sus casas. Dejen de tratar con arrogancia, con soberbia, con altivez a los que los rodean. Dejen de ser duros con aquellos que ya están quebrados.
Hijitos, los amo. Y porque los amo, los corrijo.
Para algunos viene la enfermedad. Viene la enfermedad como pago por sus pecados no arrepentidos. Viene la enfermedad porque es la carta que tengo para jugar con aquellos que de otra manera no reflexionan, no se detienen a pensar, no dejan de escalar, y se siguen enalteciendo hasta perderse.
Para algunos viene la carta de la enfermedad para que tal vez, a través de ese dolor, a través de esa aflicción, finalmente sus corazones se quebranten y me reconozcan otra vez como su Dios.
Los voy a corregir de distintas maneras a los que no quieran escuchar mi voz, a los que endurezcan sus corazones a la voz del Espíritu Santo, como en el día de la provocación.
[Salmos 119:71 RVR1960] Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos.
Los llamo a destruir todo ídolo, de afuera o de adentro, antes de que lo destruya Yo.
No es solamente Israel el que es duro, el que es terco. No son solamente los judíos a los que les cuesta escuchar, aprender y cambiar, sino también el Israel espiritual. Son ustedes los que a veces solo aprenden a través de la violencia, a través de lo duro, a través de los golpes.
Cuídense, porque dice la Palabra:
[1 Corintios 9:27 RVR1960] Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
Tengan cuidado de ustedes mismos, dice el Señor. Teman de sus corazones. Estén alertas a lo que piensan, a lo que quieren, a lo que desean, a lo que hacen. Porque es un error —un solo error— el que los puede llevar a la perdición, dice el Señor.
[Jeremías 17:9 RVR1960] Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Tengan cuidado de ustedes mismos, repite el Señor.
Algunos no están siendo rectos, y por eso sus oraciones no son escuchadas; mucho menos van a ser respondidas. No es porque no quiera ayudarlos, dice el Señor. No es porque no quiera ayudar a las ovejas quebradas, enfermas, solitarias, maltratadas. Sino que es la oveja misma la que se mete en los charcos de mugre, la que provoca quebraduras en sus patas cuando cruza el alambrado para irse lejos de Mí.
No soy Yo el injusto, dice el Señor. Son ustedes, hijos míos.
Enderecen sus caminos, y voy a escuchar, y voy a responder. Amen verdaderamente al prójimo y dejen esas estupideces mundanas en las que están pensando, en las que se están concentrando.
Mi pueblo vaga como ovejas sin pastor, pero no son solo los pastores los que abandonan a mis ovejas; son mis ovejas las que no quieren ser pastoreadas.
Muchas ovejas no son ovejas; son cabras, y creen que son ovejas, dice el Señor. Pero la cabra recibirá lo que haga la cabra, y la oveja lo que haga la oveja.
Piensen en esta palabra y mediten en sus corazones, porque muchos de ustedes le están llamando «prueba» a algo que no es prueba. Muchos de ustedes están diciendo: «Voy de prueba en prueba. Esto es una prueba para mí. El Señor me está probando». Y no quieren ver que no es una prueba, sino una corrección.
Es una consecuencia de sus pecados. Es una consecuencia de la propia terquedad de ustedes, de querer hacer su propio camino, lejos de los caminos rectos del Señor. Es una consecuencia de la injusticia que ustedes mismos están haciendo y que no quieren reconocer, arrepentirse y cambiar.
Para muchos, lo que están viviendo no es una prueba. Es una corrección por el pecado. Es una llamada de atención. Es un pago por la deuda que ustedes mismos han generado.
Por lo cual, es necesario un nivel de arrepentimiento mayor.
Arrepiéntanse más. Revisen cada esquina de su corazón. Cada habitación dentro de él debe ser revisada y escudriñada, y encontrarán que hay cuartos secretos en sus corazones donde nunca habían entrado, y donde habitan las tinieblas y no la luz.
Conviértanse de todo corazón, en todas las áreas de sus corazones, y no solo en las que a ustedes les conviene, dice el Señor. Porque si no, en aquellas áreas de sus corazones que no estén convertidas, esas partes son las que va a utilizar el diablo para acusarlos delante del trono del Santísimo.
Cuidado, hijitos. Muchos de ustedes piensan que son perfectos, pero no lo son. Muchos de ustedes creen que son buenos, pero son malos. Muchos de ustedes dicen hacer el bien, pero hacen el mal.
Juzgan sus vidas de acuerdo a los anteojos que ustedes mismos se están colocando, y no de acuerdo a mi Palabra. Están torcidos y tienen que enderezarse. Están haciendo el mal y tienen que empezar a hacer el bien. Son injustos y tienen que aprender a hacer justicia.
Los amo, dice Dios, y por eso no les miento. Arrepentimiento genuino, profundo, verdadero y continuo es lo que estoy esperando de mi pueblo. Porque muchos son culpables del juicio que se ha llevado en las inmediaciones celestiales, donde se juzgan todas las cosas, en la corte celestial.
Hay casos de su vida que ya se han juzgado en la corte celestial, y ustedes han sido encontrados culpables. Han roto las leyes espirituales. Han quebrado la ley espiritual de Dios. Han subestimado el pecado. Han subestimado al enemigo. Han caído en la tentación. No han sido rectos.
Por lo cual, muchos están sufriendo la retribución justa a lo malo que han hecho, para que después no se pierdan. Para que, cuando mueran, mueran sin deudas, porque están pagando ahora.
Oren sobre esto. Vayan al cuarto secreto y pregúntenle al Señor:
¿Hay lugares de mi corazón que no he conocido? ¿Hay cuartos secretos en mí que están velados ante mis ojos? ¿Hay maldad en mí que esté provocando consecuencias espirituales en mi vida: ruina, escasez, soledad, traiciones, infidelidades y demás? ¿Hay algo que tenga que corregir? ¿Hay algún camino entorcido que tenga que enderezar en mi vida?
Padre, ayúdame a ver lo que no estoy viendo. ¿Estoy teniendo un concepto más alto de mí del que debería tener? ¿Me estoy autoproclamando como Dios sin darme cuenta? ¿Estoy creyendo en cosas que están mal? ¿Tengo falsas doctrinas en mi haber?
Corrígeme, Señor, y enséñame tus caminos. Dime la verdad sobre mi persona. ¿Estoy poniendo algo antes que a Ti? ¿Me estoy abrazando de algo que no seas Tú? ¿Estoy amando más a alguien antes que a Ti? ¿Estoy siendo injusto con alguna persona?
Y el Señor les va a responder, porque Él está esperando que hagan estas preguntas que normalmente no se hacen. El Señor te va a mostrar tu corazón en el espejo de su Palabra y te va a enseñar a seguir el camino recto.
Porque Él no abandona a los suyos, sino que, como un padre, corrige, ama y restaura. Dios te va a restaurar después de este golpe, porque tú eres suyo, y el Señor se dedica a los que son suyos.
Dios te va a restaurar, pero no sin antes haber aprendido la lección y haber enderezado todo camino torcido, toda senda desviada.
Ten esperanza, te dice el Señor, porque después de este golpe te voy a restaurar y te voy a levantar. Pero ya no vas a ser el mismo que antes. Vas a aprender a hacer justicia y a caminar verdaderamente de mi mano.
Yo (Noelia) veo que el Señor los consuela en este momento y los acaricia, porque muchos de ustedes están muy movidos por esta palabra, muy conmovidos, muy sacudidos, hasta sorprendidos, y algunos hasta un poco choqueados. Pero lo veo a Jesús acariciando sus brazos, sus espaldas, sus cabezas, y diciéndoles:
No te preocupes. Yo te voy a mostrar. Yo te voy a enseñar. Así como le enseñé a David cuando se torció. Así como le enseñé a Moisés cuando pecó. Yo me ocupo de todos mis hijos, y utilizo lo malo para lo bueno.
Ten esperanza, dice el Señor. Clama y levanta tus ojos al cielo. Dobla tus rodillas por decisión propia, antes de que tengan que ser dobladas por la fuerza a través del dolor. Decide humillarte y quebrantarte delante de mi presencia, para que no tengas que ser humillado obligatoriamente.
El Señor dice que, después de esta palabra, lo alabes y escuches alabanzas que te ayuden a restaurar tu espíritu —porque esta palabra ha sido como un golpe para ti— y a recuperar el equilibrio después de haber escuchado estas palabras duras de parte del Señor.
Dios te ama y se ocupa de ti. La Palabra dice que Dios es amor, pero también fuego consumidor. Que Dios es bueno, pero también es estricto y disciplina a los que ama. Así que recibe esta corrección en amor y en humildad.
El Espíritu me dice que le pregunten a Él para que sepan si lo que están pasando es una prueba, o una consecuencia de lo que hicieron mal y no se arrepintieron ni arreglaron… o quizás, de algo que todavía están haciendo mal y no están corrigiendo.
Vayan al cuarto secreto y pregúntenme por qué está pasando lo que les está pasando, dice Dios.
A veces, el Espíritu les va a responder que es una prueba. Que están siendo probados, y no es una consecuencia de sus pecados. Pero otras veces, el Espíritu les va a marcar algo que ha traído esta consecuencia a sus vidas.
A veces, Dios te deja solo y guarda silencio para probarte, para ver qué hay en tu corazón. A veces, Dios no habla por un tiempo y se queda en silencio para ver cómo reaccionas, para ver si igualmente lo sigues y confías en Él.
Hay un pasaje muy interesante que dice:
[2 Crónicas 32:31 RVR1960] Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.
A veces, Dios te deja solo para probarte, para ver cómo reaccionas, y también para que tú mismo sepas lo que hay en tu corazón. Tenemos que conocernos más y no descuidar este proceso de santificación en el cual estamos.
Mediten sobre esto y hablen conmigo, dice el Señor. No se victimicen y no se justifiquen cuando han hecho algo mal. Simplemente, hay cosas que hacemos mal y hay que corregirlas si se puede, o arrepentirse… o las dos cosas, a veces.
El Espíritu Santo los va a ayudar a discernir, y con esto se van a salvar de muchos males. No solo ustedes mismos, sino también los que estén bajo su influencia: en su casa, en su trabajo y en distintas áreas de sus vidas.