El tema principal de hoy y el mensaje para este año es: «año de conquistas, año imperialista». El Señor indica que el libro clave para este tiempo, para 2025, es el libro de Josué, donde comienza esta gran historia en la que el pueblo de Israel obtiene la tierra prometida luego de pasar por un largo desierto y por un milagroso rescate de parte del Dios de Israel.
[Josué 1:2-3 LBLA] Mi siervo Moisés ha muerto; ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Todo lugar que pise la planta de vuestro pie os he dado, tal como dije a Moisés.
Yo ya escucho al Espíritu Santo de Dios —al Espíritu de la verdad, al Espíritu de profecía— moverse sobre las aguas, hablar a sus hijos y decirles:
Amados míos, quítense el calzado de sus pies, porque están a punto de pisar la tierra prometida. Muchos de ustedes han estado esperando por años y años que se manifieste lo que les había dicho desde hace tanto tiempo, dice el Señor, y están entrando en este tiempo de conquistas. Porque 2025 es un año de conquistas, dice el Padre, en el que finalmente van a cruzar ese río Jordán por mi mano milagrosa para conquistar la tierra que se ve del otro lado.
Hijitos, dice el Señor, tengan esperanza, porque reciben lo anhelado, porque conquistan ese territorio tan esperado, por el cual han intercedido durante tanto tiempo, por el cual han clamado y llorado durante tantas noches.
He aquí que lo conquistan, dice el Padre, y así como a Josué y al pueblo que estaba con él les entregué todos los enemigos que habitaban en esas tierras y despejé esas tierras para que él, junto con todo aquel que lo siga, conquiste esos terrenos, he aquí que en este tiempo le doy a mi pueblo lo prometido.
Pero también ustedes, dice el Señor, deberán esforzarse y ser valientes y pelear por eso. Porque Yo les entrego esos enemigos en sus manos, dice el Señor, pero ustedes deberán conquistar esas tierras, deberán enfrentar a esos gigantes, deberán hacer su parte.
Esas tierras están a su disposición, dice el Señor. He aquí que Yo se las entrego, que Yo les entrego, a su vez, al cananeo, al amorreo, al jebuseo y a todos aquellos que habitan en esas tierras. Pero así también como Josué tuvo que esforzarse y ser valiente, obedecer a mi voz y cumplir con mi pacto, dice el Señor, también ustedes tendrán que caminar en rectitud, tendrán que ser obedientes y tendrán que esforzarse y arrebatar eso que tanto anhelan.
Este es un año de conquistas para el pueblo de Dios, dice el Padre. Este es un año donde se obtiene esa tierra prometida, y entrego lanzas a mis guerreros y a mis guerreras, a aquellos que están dispuestos a esforzarse. Y entrego escudo para defenderse a mis guerreras y a mis guerreros, a aquellos que están dispuestos a conquistar esa tierra.
Esfuércense y sean valientes y conquisten, dice el Señor, porque les doy el terreno, les doy el territorio, y van a llegar a ese lugar y plantar mi bandera. Solamente esfuércense y sean valientes, dice el Padre. Solamente créanme y obedezcan. Les doy la llave, dice el Señor, les doy la llave.
He aquí, dice el Padre, les envío una boca mía para hablarles de mi parte y para mandarles a que conquisten esas tierras.
Este es un año de conquistas, dice el Señor. Las cabezas de naciones, los gobernantes y los reyes van a conquistar, pero también mi pueblo. Mientras los reyes se preparan para la conquista, para el imperialismo de este tiempo, dice el Señor, mi iglesia también conquista.
Yo (Noelia) veo ahora a Napoleón Bonaparte, y el Espíritu me enseña que una de sus cualidades distintivas era ser un conquistador, dispuesto a morir, si era necesario, para conquistar territorios y hacer de Francia un gran imperio.
El Espíritu Santo me enseña que hay un espíritu imperialista, una potestad de imperialismo, que ha sido soltada en este tiempo sobre la tierra y las naciones, para agitar los espíritus de los reyes y llevarlos a conquistar territorios.
Ha salido el espíritu imperialista, dice el Señor. El espíritu imperialista ha salido por las naciones y está agitando los espíritus de los reyes para que conquisten territorios.
[Jeremías 51:11 RVR1960] Limpiad las saetas, embrazad los escudos; ha despertado Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, y venganza de su templo.
Este espíritu imperialista que ha salido a recorrer las naciones del mundo está agitando a los reyes para conquistar territorios y arrollar a otros reyes como tractores demoledores, dice el Señor.
Yo (Noelia) vuelvo a escuchar: «El espíritu imperialista… El espíritu de imperialismo ha salido por las naciones», y veo simbólicamente a Napoleón Bonaparte en su caballo, con una espada en la mano y uno de esos sombreros franceses de la época. Lo veo rodeando el mundo en el ambiente espiritual, en el aire.
El Espíritu Santo me enseña ahora que el mismo espíritu que se movía en el tiempo de Napoleón Bonaparte es el que se está moviendo en este tiempo, porque las cosas espirituales se mueven en ciclos.
Lo mismo que fue ayer es hoy, dice el Señor, solo que se manifiesta de una manera distinta. Pero es el mismo espíritu que habitaba en Napoleón y lo impulsó a conquistar territorios y anexarlos a Francia. Es el mismo espíritu que ha salido a moverse en este tiempo de conquistas, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo ahora en una visión a Napoleón Bonaparte extendiendo su espada hacia el territorio que quería conquistar. No sé por qué, pero me viene a la mente este pasaje de la Biblia:
[Josué 8:18 RVR1960] Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía.
De la misma manera, me muestra el Espíritu Santo, Napoleón extendía su espada y lanzaba un grito de guerra, un grito de conquista hacia las tierras que quería tomar. Napoleón no era plenamente consciente de lo que lo impulsaba, pero dentro de él se movía un espíritu imperialista que no le permitía tener paz hasta conquistar los territorios que deseaba.
Esto mismo están haciendo los reyes de hoy. Están extendiendo sus armas hacia los territorios que quieren tomar. Y esto mismo debe hacer mi pueblo, dice el Señor: extender las lanzas que les he dado en el espíritu hacia las tierras prometidas que deben tomar en este tiempo.
Señores, sean ustedes también conquistadores, imperialistas, dice el Señor, pero para tomar lo que les he prometido. Vayan y conquisten imperios, amplíen sus territorios, dice el Señor, así como lo hizo Josué, conquistando tierra tras tierra, anexando territorio tras territorio. Ustedes también sean conquistadores.
El Espíritu Santo me muestra ahora que hay dos maneras en las que se manifiesta un espíritu de conquista, un espíritu imperialista. Una es conquistando territorios legítimamente, por orden de Jehová, y la otra es conquistando territorios ilegítimamente, sin la orden de Jehová, cuando no es el tiempo de la conquista o cuando Dios no ha entregado a los habitantes de esas tierras en tus manos.
¡Conquisten, hijitos! Ustedes también sean conquistadores, dice el Señor. Decídanse y determínense.
Otra de las cosas que Dios dice para este año es que es un año de determinación, y que nuestro sí sea sí y nuestro no sea no.
Por lo tanto, dice el Señor, determínense a conquistar eso que les he prometido, porque este año se los voy a dar. Sean también imperialistas, dice el Señor. Sean imperialistas del Reino y conquisten territorio para el Reino de Dios en este tiempo.
¡Conquisten, hijitos, porque entrego esos territorios en sus manos!, dice el Padre.
Es por fe, hijitos, es por fe que obedeció Josué. Es por fe que Josué fue un conquistador, dice el Señor, porque creyó en mi palabra y obedeció mi mandato.
He aquí que les mando a conquistar, dice el Señor. Hoy Yo les mando, dice el Señor. Es un mandato del Reino de los Cielos, extendido hacia ustedes para que conquisten las tierras de Canaán que les doy para conquistar.
Hasta el límite les doy, dice el Señor. Hasta los límites de esa tierra, al norte, al sur, al este y al oeste, les voy demarcando para que la conquisten, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo a Josué levantando una bandera y lanzando un grito de guerra, porque era por Dios que iba a conquistar esos territorios.
Sean valientes como lo fue Josué, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo que a Josué le temblaron las rodillas cuando el pueblo pecó con el anatema y, por eso, no pudieron conquistar Hai en el primer intento. Dios había ordenado que no tomen nada del anatema, que no se queden con nada del anatema de Hai. Sin embargo, Acán pecó y tomó del anatema, y por su pecado, algunos hombres del ejército de Josué murieron.
En ese momento, las rodillas de Josué temblaron y él clamó: «Señor, ¿por qué? ¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Para hacernos morir?». Entonces Dios le reveló que era por el pecado de Acán, porque los hijos de Israel se habían quedado con lo que no debían, introduciendo en su campamento el anatema de pueblos extranjeros y contaminados.
Saca el anatema de tu casa, dice el Señor. Elimina todo objeto maldito. Limpia lo que está contaminado en tu vida, en tu hogar, en tu casa, para que puedas conquistar esa tierra prometida. De lo contrario, no lo lograrás, y el enemigo te vencerá en el camino.
Arrepiéntete del pecado en tu casa, dice el Señor. Límpiate y ponte a cuentas conmigo, para que pueda entregarte ese terreno y a tus enemigos en tus manos. Debes ser recto, dice el Señor; debes limpiarte, santificarte y obedecer mi Palabra para conquistar lo que te he prometido.
Humíllate, pueblo, delante de mí, dice el Señor. Humíllate como lo hizo Josué, preguntándome: «¿Por qué no puedo conquistar esto, Señor? ¿Por qué no lo he logrado todavía?». Pregúntame, y en lo secreto te revelaré cuál es el anatema que está impidiendo que conquistes aquello que te dije que sería tuyo.
Yo (Noelia) estoy sabiendo ahora que a muchos de ustedes el Señor les dijo que les iba a dar algo en posesión, que hay algo específicamente para ustedes, una tierra prometida. Pero no han podido conquistarla y se han preguntado por qué, cuestionando si esa palabra realmente venía del Señor.
Sí, esa palabra venía de mi parte, te dice el Señor, pero no hiciste lo que debías hacer de tu parte, y hay anatema en tu casa. Sin embargo, si lo quitaras de en medio, Yo limpiaría tus tiendas, y entonces estarías apto para ir y conquistar ese territorio prometido.
Mi pueblo no entiende lo que está pasando, dice el Señor. Mi pueblo ve las noticias y se estremece. Mi pueblo no llega a captar qué sucede con los conflictos actuales, dice el Señor. Mi pueblo piensa: «Cuando termina uno, comienza otro», o dice: «Ni siquiera ha terminado un conflicto mundial y ya se está desatando otro».
Mi pueblo no entiende que es un tiempo de conquista, un tiempo de guerra y no de paz. Mi pueblo no entiende que este es un tiempo donde el reloj de arena se da vuelta, donde el mapa del mundo es borrado para trazar nuevos límites—límites que normalmente se trazan con sangre, dice el Señor.
Es a través de la sangre y de la guerra que se conquistan los territorios, dice el Señor, pero ustedes, en lo personal, no quieren que haya sangre. No quieren sufrir para conquistar esos territorios.
Yo (Noelia) veo a gobernantes del mundo extendiendo sus lanzas hacia los territorios que quieren conquistar. Veo al presidente Trump extendiendo una lanza y diciendo: «Cualquiera que haga algo indebido contra Estados Unidos de América será atacado. Cualquiera que no honre lo que se le ha dado—como en el caso de Panamá—será atacado».
Veo al presidente Trump sin pelos en la lengua, sin dudas, decidido a conquistar lo que, según su criterio, le ha sido robado. Lo veo firmando decretos y enviando tropas. «¡Basta de juegos!», dice. «¡Basta de juegos! Vamos a conquistar lo que nos pertenece».
Hijitos, dice el Señor, abran sus ojos y pónganse largavistas. Abran sus ojos y observen de cerca lo que sucede: conquista tras conquista, conflicto tras conflicto. Mis hijos deberán clamar, dice el Señor. Mis hijos deberán interceder. Mis hijos deberán pedirme a través de gemidos que mi voluntad sea establecida sobre la tierra.
Muchos de ustedes saben en este momento que es el Señor quien los está llamando a interceder por las naciones, a clamar por Taiwán, porque el dragón quiere devorar a Taiwán.
Yo (Noelia) veo un dragón en el cielo, que representa a China. Lo veo observando desde arriba, flotando en los aires de esa región. En un momento, fija su mirada en Taiwán y lanza fuego desde el cielo. Esto es lo que China está haciendo ahora.
El Señor ya había advertido sobre esta ofensiva progresiva de China contra Taiwán, y eso es lo que se está cumpliendo en estos días. El dragón está lanzando fuego para debilitar la isla. Veo a Taiwán achicharrada, quemada, seca por ese fuego, y luego el dragón viene y devora la isla de un solo bocado.
Esto ya está todo estipulado, dice el Señor. Esto ya ha sido tratado en las mesas de los gobernantes de esa región del planeta. Y yo (Noelia) veo un juego de damas, donde una pieza se mueve y captura a otra.
Así es, dice el Señor. Este es el tiempo donde se mueven fichas en el tablero para que algunas naciones conquisten, anexen o recuperen territorios que antes les pertenecían. Porque este es un tiempo de conquista y de imperialismo.
Oh, hijitos, clamen, clamen, porque esto no ha terminado, dice el Señor. Hay fichas que aún se están moviendo sobre ese tablero, y mis hijos tienen que clamar, tienen que ayunar, tienen que interceder por lo que estoy avisando.
Yo (Noelia) veo al presidente de China hablando en los medios y diciendo: «Lo que le pertenece a China será recuperado. Esto es nuestra legitimidad, es lo que nos pertenece. Él dice que la independencia de Taiwán no es legítima. «Esta es una provincia rebelde que nos pertenece», dice Xi Jinping. Lo veo ahora en una visión como un padre y a Taiwán como un hijo rebelde; el padre lo toma de los peolos y lo arrastra de vuelta a casa.
Prepárense, dice el Señor, porque se están enviando tratados. Y yo (Noelia) veo una lanza clavada en Taiwán.
El Espíritu Santo vuelve a repetir que el mapa del mundo no seguirá siendo el mismo. El mapa está cambiando, y los nombres de los lugares también. Yo (Noelia) dije anteriormente, por el Espíritu Santo, que hay lugares, territorios y accidentes geográficos que van a cambiar de nombre, y ya en 2025 empezamos a ver cómo esto se cumple. Por ejemplo, con el Golfo de México, que ahora Trump quiere llamar Golfo de América. Esto me lo está trayendo a la mente ahora el Espíritu Santo.
Los mapas políticos no van a seguir siendo los mismos, y ustedes van a ver cómo algunos países van a ampliar sus territorios. Uno de ellos es Rusia, que se va a quedar con una parte de Ucrania. En enero de 2024, el Señor dijo a través de este ministerio que Rusia iba a estrujar a Ucrania, y así fue durante todo el año 2024.
Yo (Noelia) veo ahora en una visión al presidente Trump reunido con Putin, sentados en la misma mesa. Están conversando y negociando sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. Veo al presidente Trump preguntarle a Putin: «Entonces, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que realmente quieres?», como si hablaran en un entorno privado o secreto, donde supuestamente pueden expresar lo que realmente desean y piensan sobre el asunto.
El presidente Putin le contesta a Trump: «Quiero que la OTAN saque todas sus armas de Ucrania, quiero que los países involucrados con ese armamento retrocedan por completo, y quiero que Zelensky sea removido del mando. Yo quiero que Ucrania sea un territorio neutral».
Yo (Noelia) veo a Ucrania en un mapa. Todos los otros países están coloreados, pero Ucrania tiene como rayitas cruzadas, verticales y horizontales, en un color como gris, que representa neutralidad.
«Quiero que dejen de utilizar a Ucrania como una plataforma para posiblemente atacar a Rusia», dice Putin. Entonces, el presidente Trump le responde: «¿De modo que quieres dejar a un país indefenso?». Pero Putin repite: «Quiero que Ucrania sea un territorio neutral. Quiero que dejen de usar a Ucrania como un puente entre Europa y Rusia». Trump le pregunta: «¿A cambio de qué? ¿Qué vas a hacer de tu parte si esto sucede?». Y Putin le dice: «Yo retiro todas mis tropas de Ucrania y me llevo los territorios anexados».
Yo (Noelia) veo a Putin insistiendo en que Zelensky no debe seguir en el poder porque lo detesta. El Espíritu Santo me está revelando que Putin lo detesta. No lo ve como un hombre de palabra ni como alguien con quien se pueda hacer ningún tipo de negociación, tratado o acuerdo. Si fuera por él, lo preferiría muerto, pero al menos fuera de la presidencia, y mejor aún, encarcelado. Putin no considera a Zelensky un hombre con todas las letras. Prefiere hablar con Trump, quien, encubiertamente, es más su enemigo que Zelensky.
Trump le responde a Putin: «¿Cuál es tu palabra? ¿Cuál es la garantía de que vas a cumplir con esto?». Y Putin le dice: «Yo sí soy un hombre de palabra. Mi palabra es la garantía, y retiro todas mis tropas. Rusia retrocederá de Ucrania».
Yo veo que Trump va y consulta con los suyos hasta dónde se puede cumplir esto. Y me viene a la mente este pasaje:
[Juan 11:50 RVR1960] Ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
Sin embargo, dice el Señor, estos dos hombres son como el agua y el aceite: no se pueden mezclar. Están sentados en la misma mesa, pero sin entrelazarse, hablándose con mentiras, y en el caso de Putin, guardando ases bajo la manga. Es una paz ficticia, me dice el Señor, una paz provisoria y no definitiva. Esto no está terminado. No crean todo lo que dicen o anuncian, porque no todo es verdad, dice el Señor.
Hijitos, dice el Padre, clamen por estas naciones.
Yo (Noelia) veo a Putin declarando: «La OTAN debe retroceder, y cualquiera que se acerque demasiado a nuestros límites, ya sea por aire, tierra o mar, será eliminado». Esto tiene que ver con la palabra «determinación», que el Espíritu de Dios ha mencionado repetidamente en estas profecías del año 2025.
Intercedan, clamen y ayunen, dice el Señor, para que los gobernantes del mundo tengan sabiduría en las decisiones que van a tomar.
Yo (Noelia) vuelvo a ver a Zelensky y veo que su cabeza es cortada. Esto representa, normalmente, que el mando le es quitado.
En otra visión, lo veo con las manos atrás y esposado, como cuando alguien es arrestado para ser llevado preso o detenido.
Esto es parte de mi justicia, dice el Señor, porque él, sabiendo cosas, no ha actuado; y al que sabe hacer el bien y no lo hace, se le cuenta como pecado. Él cargó con el peso de una nación sobre sus hombros, y frente a las cámaras dice una cosa, pero detrás hace otra. No crean todo lo que dice, dice el Padre, porque él es culpable.
No sé por qué, pero yo (Noelia) escucho la palabra «reo». Él es reo. Y veo una balanza de la justicia.
Las decisiones de Zelensky han sido pesadas y han sido encontradas faltas, dice el Señor. Él no es inocente y ustedes, mis hijos, no deben creer todo lo que ven y todo lo que escuchan, dice el Señor. Él es culpable y es reo.
Rusia ciertamente se va a quedar con los territorios que ha anexado, como ha venido diciendo el Señor desde hace mucho tiempo.
Un tiempo imperialista. Un tiempo de conquistas. Un tiempo de avances y de retrocesos.
El mundo es probado, el mundo es pesado, así como mi pueblo, dice el Señor. ¿Qué van a hacer ustedes? ¿Van a conquistar lo que les he prometido o se van a quedar sin obtener el Canaán?, pregunta el Padre.
Para algunos, esto es un ministerio. Para otros, es un ascenso en el trabajo que han estado esperando por tanto tiempo. Para otros, es un bebé, un embarazo. Para otros, es el comienzo de viajar por el mundo con el ministerio que el Señor les ha concedido. Para otros, es una mudanza importante a otro país. Hay distintas cosas que representa esta tierra prometida.
Hijitos, dice el Señor, escuchen mi voz. Lean el libro de Josué y grábense esas palabras en sus corazones, porque van a ser la llave para tener la victoria en este tiempo de conquistas.
Yo (Noelia) me veo a mí misma a un lado del río Jordán. Enfrente mío está el río, y del otro lado veo la tierra prometida.
Conquístala, hijita, me dice el Señor, porque este es el tiempo en que te la sirvo en bandeja. Sé valiente, esfuérzate y cruza ese río Jordán, porque la lanza está en tu derecha y el escudo en tu izquierda. Avanza, me dice el Señor.
Y me veo a mí misma vestida de guerrera, con un escudo en la mano izquierda y una lanza en la mano derecha. Eres pequeñita, me dice el Señor, pero en el espíritu eres gigante. Eres pequeñita, pero grande en el espíritu y valiente para obtener y conquistar.
Veo que del otro lado del río Jordán hay una tierra que es para mí y un trofeo en esa tierra.
Este es el tiempo de levantarte, de tomar esa tierra y de obtener ese trofeo, me dice el Señor, porque tu conquista va a ser la conquista de muchos que te escuchan. Avanza y conquista, Noelia, y extiende tu lanza también hasta esa tierra. Lanza un grito de guerra, porque te doy a tus enemigos en tu mano, y lo que ellos perdieron te será entregado a ti, me dice el Señor.
Avanza para que los demás vean cómo avanzas y se inspiren. Así como el pueblo de Israel veía cómo Josué avanzaba y me obedecía, cómo escuchaba mi voz y respondía, avancen ustedes también, dice el Señor, porque hay algo para todos los Josués de estos últimos días.
El año pasado les dije que el libro clave para ese año era el libro del Éxodo. Durante todo el año estuve repitiendo que el libro del Éxodo era una similitud entre lo que sucedió en ese libro y la temporada actual del mundo y de la Iglesia de Dios. Para este año, el Señor me dice que el libro clave es el libro de Josué.
¡Conquisten!, dice el Señor.
El Señor me dice ahora que voy a pisar distintas tierras y naciones. Veo mi pasaporte y distintas tierras, naciones, países y lugares, y escucho las palabras «tierras inhóspitas». Eso representa esta tierra prometida para mí, Noelia.
Ustedes van a ser testigos del cumplimiento de esta palabra, dice el Señor. Por eso la entrego a mi hija en público, porque ustedes van a testificar del cumplimiento de las palabras de su boca por mi Santo Espíritu. Oren por esto también, hijitos, dice el Señor.
En este momento yo (Noelia) coloco lanzas en sus manos, en el nombre de Jesús. En este momento imparto fe para escuchar la voz de Dios y obedecerla. En este momento imparto valentía a través de mi espíritu a sus espíritus, en el nombre de Jesús.
Vayan por eso, les dice el Señor, porque es ahora cuando está disponible. No esperen a que se cierre esa ventana de tiempo y no lleguen tarde, advierte el Señor, porque Josué conquistó esas tierras en el momento en que estaban disponibles, no antes y no después. Midan los tiempos, obedezcan al momento y no erren, dice el Señor. Para eso, van a tener que permanecer en el cuarto secreto, en ayuno, en oración y en búsqueda de la palabra profética del Señor.
[Josué 1:9 RVR1960] Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Ustedes simplemente reciban la dirección, obedezcan y avancen, dice el Señor.
Señor, derrama espíritu de conquista sobre tus hijos ahora. Derrama fuerza, determinación, visión de lejos, larga vista espiritual para reconocer esa tierra.
Gracias, Señor. En el nombre de Jesús, amén y amén.