Dios te bendiga, amado pueblo del Señor. Hoy es 9 de diciembre del año 2024 y estamos aquí nuevamente como una voz profética a las Naciones, para justamente profetizar de lo alto, a un pueblo que tiene necesidad de saber de las cosas celestiales, a un pueblo que tiene necesidad de saber directamente de la boca del Señor lo que Él quiere decir, lo que Él quiere expresar, lo que Él quiere aclarar, lo que Él quiere darnos de comer, en estos últimos días donde estar cerca de la verdad es tan necesario.
Padre amado, en el nombre poderoso de tu Hijo Yeshua, de tu Hijo Jesús, oh Padre te damos la gloria, por todo lo que estás haciendo, por todo lo que vas a hacer, porque tienes un plan perfecto de redención, de todas las cosas que se cayeron. Oh Señor, porque no dejaste al mundo, caído como estaba, por causa del pecado del hombre, sino que tuviste misericordia, de la creación e ideaste un plan perfecto ya desde antes de crear a la tierra, para levantar todo eso que se iba a caer.
Hay muchas cosas que nosotros no entendemos, porque somos tan pequeños, porque nuestra sabiduría no se puede comparar a la tuya, Señor. Nuestra sabiduría humana es tan sólo como una gota, como una gota pequeña de agua que forma parte de un mar mucho más extenso, mucho más grande.
Oh Señor, profetizamos en parte y sabemos en parte y conocemos en parte. Señor y en esta hora te damos gracias, porque pusiste candeleros en todos los países prácticamente, que en esta visión que veo representan tus profetas, tus atalayas, aquellos, que levantaste, que ungiste y que enviaste para hablar de tu parte, para que tu pueblo no camine en oscuridad y tenga una guía segura para salir de la tierra de Egipto, que representa todo tipo de esclavitud, inclusive en estos últimos días.
Gracias, porque habiendo sido nosotros tan necios, nos perdonaste y nos concediste por gracia la vida eterna a través de precio de sangre y de sangre del Hijo de Dios, del Unigénito del Padre.
Ante ti nos arrodillamos, ante ti nos humillamos, Señor, porque eres digno, digno de amar, digno de seguir, digno de servir, porque cualquier otra cosa, Señor, es como nada delante tuyo.
Señor, todo lo tenemos por basura, con tal de vernos algún día cara a cara y rendirte devoción, pero mirándote finalmente a los ojos, a esos ojos de llama de fuego. Oh Jesús, el que camina alrededor del candelero, el que se pasea en la gloria del Padre, el que habita en luz inaccesible.
Yo escucho al Señor que nos dice en esta hora:
Oh, amados, comprados a precio de sangre, no se dejen esclavizar. Ustedes son libres porque mi sangre los hizo libres; Yo ya pagué para que disfruten de esa libertad. No se dejen atar, no se dejen colocar grilletes en sus tobillos, no se hagan esclavos una vez que ya han sido libertados. Ustedes son míos. Yo soy el Mesías, el que rescata, el que salva, el que libera, y ya he pagado con el derramamiento de mi sangre para que ustedes puedan caminar libres, sin cadenas, sin ataduras.
Hijitos, disfruten de esa libertad que logró el sacrificio de la cruz, dice el Señor. Muévanse en la gracia bajo la cual están aquellos que han creído en mí. Hijitos, no se dejen esclavizar, no vuelvan atrás. Sean libres, respiren ese aire de libertad, caminen con zapatos livianos, porque he cambiado los zapatos pesados por unos livianos. Y yo (Noelia) estoy sabiendo que los zapatos pesados representan al viejo pacto, y que los zapatos livianos en esta visión representan el nuevo pacto. Elijan esos zapatos que no pesan, dice el Señor, esos zapatos que no son difíciles de colocar, esos zapatos que no son como una carga que ustedes no pueden llevar en sus pies.
Yo he liberado a sus pies, los he hecho livianos, no solo para que caminen con una liviandad que les da plenitud, entre otras cosas, sino para que puedan danzar para mí, adorarme de una manera más libre, porque para eso he liberado a mi pueblo del antiguo pacto. No solo para que caminen en esa libertad, en el Espíritu de Dios, sino también para que puedan adorarme libremente. No busquen atenerse a reglas que les quieren imponer, que yo no les estoy imponiendo. No se encierren a ustedes mismos.
Yo (Noelia) estoy viendo a alguien que, teniendo la posibilidad de caminar libremente, va y se mete en una cárcel él solo, por él mismo, y se cierra la puerta a sí mismo, y él mismo se cierra con llave esa cárcel desde adentro. No es que el Señor lo metió en una cárcel, sino que esta persona que estoy viendo decidió meterse por propia voluntad en esa cárcel. Pero también estoy viendo que Jesús lo llama desde afuera y le dice: «Ven, ven a mi gracia, camina en la libertad de mi Espíritu, es decir, del Espíritu Santo. Sé libre de esas cadenas, porque no te impongo más carga de la que puedes llevar. Y si tú solo te la impones, entonces sufrirás las consecuencias de ese peso innecesario en tus espaldas».
Hijitos, sean libres, saboreen la gracia, vuelen con las alas de la libertad que he otorgado a través de mi sangre, rompiendo para siempre esas cadenas. Amados, disfruten de lo que puedan mientras lo tienen disponible. Porque vienen tiempos de persecución para la iglesia, pero no en ciertos lugares del mundo exclusivamente o en ciertos sectores de la tierra, sino a nivel general. Y cuando eso pase (y me viene la parte de Mateo 24, cuando habla de la persecución que viene), el Señor dice: cuando eso pase, todas estas reglas que ustedes quieren seguir en estos días no va a haber forma de cumplirlas.
Por eso también, en parte, viene la persecución a los que me siguen, porque dentro de todo lo malo, Yo busco lo bueno. Y en medio del sufrimiento de mi pueblo, Yo lo refino. Parte de lo que va a ser esta persecución y estas pruebas que vienen sobre el mundo entero será para que, sintiéndose perseguida, mi iglesia camine en una libertad espiritual en la que antes no caminaba. Porque es paradójico que los míos, los que pueden disfrutar de una libertad verdadera, buscan esclavizarse. Pero cuando estén esclavos realmente, van a querer ser libres. Y entonces, aquellos que no entendían cómo moverse en la libertad por el Espíritu de Dios, lo van a entender.
Me viene a mí, Noelia, ese pasaje que dice:
[2 Corintios 3:17, RVR1960] Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.
Y muchos de ustedes se están privando de cosas, me dice el Señor, que Yo no les pedí que se priven, esclavizándose así a ustedes mismos. Y muchos de ustedes están queriendo hacer ciertos rituales que Yo no establecí como mandamientos. Y muchos de ustedes, entre esas cosas en las cuales ustedes mismos se están encarcelando, se están judaizando, creyendo que tienen que guardar preceptos, despreciando el sacrificio de la cruz, pensando que me agradan, pero no me están complaciendo. Porque, ¿para qué hice lo que hice si ustedes no lo van a querer tomar, amados míos?
Amados, hay tantas preguntas en sus corazones: que si esto es lícito, que si no lo es, que si pueden hacer esto o lo otro, o no lo pueden hacer, que si es pecado o no es pecado. Y es porque no han entendido el nuevo pacto en mi sangre. Amados, abran los ojos, lean mis palabras. El foco está en mí; todo tiene que estar centrado en mí. Yo tengo que ser el primero en sus vidas, y Yo tengo que ser el último. Yo tengo que ser la razón de todas las cosas en sus vidas. Ustedes ya son míos, los que creyeron en mi muerte y en mi resurrección. A ellos les he abierto las esposas de las muñecas, porque antes, cuando estaban en el mundo, ciertamente estaban esclavizados; eran esclavos del pecado, esclavos de sus concupiscencias. Pero una vez que se entregaron a mí, Yo los liberté, para que ya no vuelvan atrás.
¿Por qué los que salieron de la esclavitud, de cuando estaban en el mundo, ahora quieren volver a una esclavitud que se muestra de distinta manera, de distinto color, en distinta forma, pero que no deja de ser esclavitud? Amados míos, no se dejen engañar, porque han salido muchos engañadores en este siglo queriendo hacer que los míos, que ya han sido lavados, que ya han sido justificados, que ya han sido perdonados y redimidos por el poder de mi sangre, vuelvan atrás, pero de distinta manera que cuando estaban en el mundo.
Hijitos, no se dejen imponer yugos que ustedes no pueden cargar. Y yo (Noelia) estoy viendo ahora a una persona que tiene como una lista en su mano. Es como una lista larga, una lista larga de las cosas que, según esta persona que yo estoy viendo en mi visión, no puede hacer, no debe hacer. Son reglas, me está diciendo ahora el Espíritu Santo, reglas autoimpuestas, reglas que esta persona cree que tiene que cumplir para agradar a Dios y para estar salva.
Pero el Señor me dice que Él, el Señor Jesús, ya cumplió con toda regla en el lugar tuyo, que Él ya llevó ese yugo para que vos no lo tengas que llevar, que Él se sujetó a esos preceptos para que tú ya no tengas que sujetarte a ellos. Él, en algún sentido, se hizo esclavo de esas reglas para libertarte a ti.
Yo (Noelia) estoy viendo a esta persona que va agregando y agregando cada vez más cosas, hasta que esas reglas se empiezan a tornar absurdas. Se hace cada vez más difícil la vida para esta persona, más pesada, más oscura, más amargada, y la persona dice: «No toques, esto no se puede tocar, esto no se puede comer, esto no se puede celebrar, esto es pecado», y tiene una lista larga que en esta visión se me representa como un rollo, simbólicamente hablando.
Estoy sabiendo que, en este rollo de listas de reglas, la cual la persona se está autoimponiendo y a donde va sumando cada vez más cosas, la mayoría se las impone ella misma y no el Señor. Y yo estoy viendo que esta persona de esta visión toma esposas, esposas para las muñecas, y se las coloca a ella misma, y no es el Señor el que se las está colocando.
[Colosenses 2:20-23, RVR1960] Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? 23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.
Yo (Noelia) estoy sabiendo que lo descrito en este pasaje es lo que muchos seguidores de Yeshúa hoy en día están haciendo, sin darse cuenta, por supuesto. Están tratando de cumplir con preceptos que no aplican bajo el nuevo pacto.
Continúo viendo que esta persona, en esta visión, a medida que sigue agregando más y más reglas a su vida diaria, no solo se va colocando ella misma una esposa en las muñecas, sino también grilletes en los tobillos. Ella misma se va envolviendo con cadenas, atándose los brazos y las piernas, hasta que llega un punto en que ya casi no se puede mover, porque ella misma se ha inmovilizado para no caminar en la libertad del Espíritu de Dios y ser como una hoja que es llevada por el viento, viento que no sabes ni de dónde viene ni adónde va, viento que oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así son los nacidos del Espíritu de Dios.
Pero esta persona, aunque es nacida por el Espíritu de Dios, se autoimpone preceptos y reglas, y termina sin poder moverse por el Espíritu de Dios. Y el Señor la llama y la llama continuamente para que ella misma suelte esas cadenas y comience a dejarse llevar por el Espíritu Santo de Dios, como dice (Romanos 8:14): «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.»
Yo, Noelia, estoy viendo ahora que las distintas naciones del mundo tienen costumbres que tienen que ver con la cultura de cada nación, de cada país (costumbres culturales), pero hay otras que son costumbres acordes a la cultura de una región que abarca más de un país.
Es necesario entender la diferencia entre nación y país. «Nación» se refiere a un grupo de personas que comparten una identidad común, que puede incluir elementos como la cultura, la lengua, la historia, las tradiciones y, a menudo, una conexión emocional o un sentido de pertenencia. Una nación puede existir sin tener un territorio definido o un gobierno propio. «País» se refiere a una entidad geográfica y política que tiene fronteras definidas, un gobierno y un sistema de leyes. Un país es un territorio que puede incluir una o varias naciones.
El Señor ahora me está hablando de que las naciones de la tierra tienen distintas costumbres, tienen distintas raíces, y algunas son culturales.
[Deuteronomio 4:27, RVR1960] Y el Señor los esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará el Señor.
Cuando Dios le hablaba a Israel en la Biblia, tengo entendido que le hablaba a la nación de Israel porque todavía no había un país de Israel establecido como hoy. A eso me refiero. Sin embargo, Israel ya tenía sus costumbres, que venían de distintas raíces, de distintas fuentes, si se puede decir. Hoy en día sucede lo mismo, y no es lo mismo la cultura occidental, por ejemplo, que la cultura oriental.
Si ustedes analizan, y voy hablando lo que el Espíritu Santo me trae a mi espíritu, la cultura japonesa es totalmente distinta a la cultura latina o, al menos, a la cultura argentina, que es la que más conozco y en donde nado. La cultura de los árabes, por ejemplo, en los Emiratos Árabes y este tipo de países, no es la misma que la cultura de Estados Unidos, por ejemplo. Entonces, cada grupo, cada pueblo, cada conjunto de personas tiene una cultura propia que ha desarrollado y que se formó por distintas fuentes, distintas maneras y distintas causas. Esto se trata de la diversidad de los pueblos, me dice el Señor.
Ustedes tienen que entender, hijitos, dice el Señor, que el hombre, en general, piensa acorde a su cultura, a donde nació, a donde creció, a lo que vivió. Si ustedes traen a una persona que vive en un lugar como Pakistán, por ejemplo, a vivir a Argentina, no le va a ser fácil a esa persona acostumbrarse, acomodarse o entender la cultura argentina. Pero esto es un ejemplo nada más. Si ustedes ponen a un chino a vivir en Inglaterra o en cualquier otra parte del mundo donde la cultura se asemeja poco o nada, a esta persona no le va a ser fácil nadar en esas aguas, porque ya está formado de esa manera, con una enseñanza, un idioma, una manera de pensar distinta a la que tienen en Inglaterra.
El Espíritu Santo, ¿por qué me indica que hable de esto? Porque muchos de ustedes tienden a encajar las cosas y a decir que las cosas tienen que ser así, A o B o C, según como ustedes lo creen. Pero no es como se maneja en la realidad, no es como es en la realidad, no es como Dios lo ve, lo piensa ni lo considera. Y el Señor está trayendo a la salvación a hombres y mujeres de todo tipo de culturas, de todo tipo de naciones, de todo tipo de estructuras, de enseñanzas. Y todos los que creen en Yeshúa y nacen de nuevo forman parte de una nación espiritual de Israel, más allá de la nación física de Israel.
Todos los que creen en Jesús como el Hijo de Dios, que se entregó por nosotros, resucitó al tercer día, está sentado a la diestra de la gloria del Padre y espera su venida, son hijos de Dios. Y yo (Noelia) estoy viendo ahora, en una visión, el trono del Padre al que se acercan chinos, colombianos, armenios, rusos, inclusive coreanos. Es decir, digo «inclusive» porque en Corea del Norte sabemos que no se puede ni predicar ni tener Biblias ni nada; sin embargo, igualmente están viniendo al Señor. De toda cultura, credo y nación, se están convirtiendo. Y veo personas que son de Irán, de Irak, de Pakistán. Como dije antes, veo personas de distintos lugares de la tierra en donde es difícil predicar el Evangelio; sin embargo, igualmente están viniendo.
[Apocalipsis 7:9, RVR1960] Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones, tribus, pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en las manos.
Porque el Señor quiere decir en esta hora que entiendas cómo son las cosas del Reino y que entiendas que Dios hasta utiliza costumbres culturales de cada país y nación de la tierra para revelarle a Jesucristo. Para Dios no hay límites, y todo lo que Él pueda usar a favor de la conversión de las almas lo hace, lo va a hacer y lo va a seguir haciendo. Porque, si Él tuviera que dejar afuera costumbres paganas de las distintas naciones de la tierra, entonces nadie se podría convertir.
Ahora ya sé que los malpensados van a decir cualquier cosa descabellada que yo no estoy queriendo decir, pero bueno, el que tenga oídos para escuchar, que escuche, y el que tenga corazón para entender, que entienda. De eso se tratan los misioneros, me dice el Señor. Los misioneros son como camaleones que cambian de color acorde a la nación adonde están. Y los misioneros son capaces de estar en Argentina en una fiesta de Navidad, si hace falta, para cumplir su propósito con esas personas, tanto como estar en China en una fiesta que quizás hasta es idólatra, pero que igualmente ese misionero la utiliza para llevar el Evangelio o rescatar a las almas que están metidas en ese pozo de oscuridad.
El Señor me está haciendo entender que a Él le gustaría llamar a muchos de ustedes como misioneros a las distintas naciones de la tierra. Pero ¿saben por qué no lo puede hacer? Porque muchos de ustedes son los que tienen ese papiro lleno de reglas en sus vidas, llenos de «no», de prohibiciones y de reglas autoimpuestas que Dios no les está imponiendo.
[1 Corintios 9:20, RVR1960] Y me he hecho judío para los judíos, a fin de ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como si estuviera yo bajo la ley (aunque yo no estoy bajo la ley), a fin de ganar a los que están bajo la ley.
¿Saben lo que el Espíritu Santo me está diciendo que está pasando en el pueblo de Dios en estos días? Hoy es 9 de diciembre del año 2024, y se acerca la fecha en la que, en Occidente y en muchos países también de Oriente, de Europa y demás, se festeja la Navidad. ¿Saben lo que está pasando? El pueblo de Dios está más concentrado en acusarse unos a otros, entre los que festejan la Navidad y los que no la festejan, que en salvar las almas.
El pueblo de Dios no es sabio en este tiempo y se está apagando por querer imponerse estas reglas que lo único que hacen es encadenar sus pies, sus manos y colocar en sus espaldas y en sus huesos yugos que no tienen que llevar. Hay gente que está guardando el Shabbat, acorde a la ley de Moisés —y no estoy hablando por mí—, y no sale a predicar los sábados. En vez de aprovechar el tiempo, de redimir el tiempo, porque los días son malos, el tiempo se acorta, las cosas se van de mal en peor, todo se está agitando. En vez de entender que hay que predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, como dice la Biblia, para que, cuando ya no haya más oportunidad, hayamos sembrado todo lo que se pudo y rescatado la mayor cantidad de almas que se haya podido.
[Proverbios 11:30, RVR1960] El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio.
En vez de caminar en el poder del Espíritu Santo de Dios y en la libertad del Espíritu Santo, y de ser como estos camaleones que me mostraba el Espíritu de Dios, que representan a los misioneros del cielo, que tienen la capacidad de entrar en cualquier tipo de ambiente, hacer lo que tienen que hacer, cambiar de color, digamos, para adaptarse. Pero no en un sentido de participar en esas prácticas mundanas, sino de entrar en esas celebraciones o en esas situaciones en donde Él no participa en realidad, pero igualmente tiene la capacidad de cambiar de color para entrar y evangelizar a esas personas, rescatar de ahí a los que están perdidos y traerlos a la luz, y después volver a su color original, por decirlo de alguna manera.
Los cristianos, especialmente de Occidente, y especialmente donde no hay persecución todavía, y especialmente donde hay demasiada libertad, en el sentido de que no hay persecución todavía de los gobiernos y todo esto, es cuando más pierden el tiempo, es cuando más se legalizan en un sentido negativo, religioso, y es cuando menos trabajan para Dios. Y lo único que están haciendo en estas fechas es debatir si es pecado festejar la Navidad o no.
El Señor dice: Hijitos, ¿cuándo van a despertar? ¿Cuándo van a entender que los sanos no tienen necesidad de médico? ¿Cuándo van a responder a mi llamado? ¿Cuándo los llamo a meterse en cierto grupo de personas para hablarles justamente cuando están abiertos a recibir?
[Isaías 29:13, RVR1960] Y el Señor dijo: ‘Por cuanto este pueblo se acerca a mí con su boca y me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.’
El Señor me dice: hay muchas cosas que ustedes consideran como pecado que no lo son. Emborracharse sí es pecado, idolatrar es pecado, mentir es pecado, murmurar es pecado, criticar es pecado. Ustedes tienen que poner sus ojos en mí. Hagan lo que hagan, celebren lo que celebren dentro de un marco de santidad, de respeto, de honra, de modestia. Porque Yo miro los corazones, y muchos de ustedes se están criticando entre ustedes por causa de esta celebración de la Navidad, y no saben que están murmurando contra muchos de mis hijos, que lo que están haciendo en esa fecha es adorarme a mí. Y al que me adora, Yo no lo condeno, dice el Señor. El que levanta su vaso para celebrarme a mí, Yo no lo echo afuera.
Y me viene el pasaje cuando la mujer rompió un frasco de perfume en el Señor y la criticaron por eso. Y el Señor les dijo a todos: «Déjenla, porque algo como esto representa la unción para mi muerte, la preparación para mi muerte.» El Señor les dijo a todos los que la criticaban: «Déjenla que lo haga.»
[Mateo 26:10, RVR1960] Al enterarse de esto, Jesús les dijo: ‘¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues ha hecho una buena obra conmigo.’
Hay muchos que, en la fecha donde la mayor parte del mundo, si bien es cierto, celebran cualquier otra cosa que no es Jesús en la Navidad, y Dios no se complace de ninguna manera en eso. También están los que aman a Dios, los que quieren glorificar al Hijo de Dios, los que en su mayoría son conscientes de que lo más probable es que en esa fecha no haya sido el nacimiento del Señor. Mas, sin embargo, no ponen su atención en eso, sino que su foco es Jesús, es celebrar a Jesús, es mirar hacia arriba y no abajo a los hombres, es darle la gloria a Él.
Yo (Noelia) estoy viendo muchos grupos de cristianos que, en la fecha en la que se celebra la Navidad, se reúnen a alabar a Dios, con guitarras, con teclados, con instrumentos musicales. Cantan al Señor, danzan para el Señor, lo celebran a Él, lo adoran en espíritu y en verdad, y el Señor está en esas reuniones. Porque dice la Biblia:
[Mateo 18:20, RVR1960] Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
El Señor se complace, porque estas personas de las que Dios me está hablando en esta visión no tienen su foco en un árbol, no tienen su foco en los regalos, no tienen su foco en la borrachera, en la glotonería. Ellos se reúnen mientras, en la mayor parte del mundo, la Navidad está en oscuridad y en tinieblas. Y sí, es una fiesta para el diablo, porque está centrada cuando el foco no es Jesús. Sin embargo, mientras eso pasa en la mayoría de los que celebran la Navidad, hay un remanente que Dios siempre tiene guardado para que sea la luz en medio de la oscuridad.
Estas personas, mientras el enemigo se regocija, porque, en realidad, los que no están regocijándose por causa del Señor Jesús, del sacrificio de su cruz, las personas que no tienen su foco en el sacrificio de Jesús en esa fecha, ellos sí están adorando indirectamente a Satanás, porque su foco está en cualquier otra cosa menos en el Señor. Pero Dios tiene un remanente que lo glorifica mientras el resto de la gente glorifica a Satanás.
Y ustedes no lo entienden porque tienen el corazón lleno de religiosidad, me dice el Señor. Muchos son como sepulcros blanqueados, que dicen: «Yo no participo, yo no celebro, eso es cosa del diablo». Pero tampoco son la luz, mientras la oscuridad se lleva su premio. Comiencen a pensar al modo celestial y entiendan que, donde están las tinieblas, ustedes tienen que ser luz; que donde se levanta un altar a Satanás, ustedes tienen que venir a destruirlo y a adorar al Señor en espíritu y en verdad.
Ustedes tienen que provocar que ellos se conviertan a ustedes y no ustedes a ellos. Pero, si no hacen nada y lo único que hacen es criticar, murmurar y esclavizarse a ustedes mismos, entonces no están recogiendo conmigo, dice el Señor. Y el Señor me está haciendo saber ahora que Él tiene en gracia, en sus ojos, a las personas que lo celebran los 365 días del año, en el sentido de que aman al Señor Jesús todos los días del año, incluyendo el 25 de diciembre.
Yo, Noelia, no buscaba hablar de esto de ninguna manera, porque, imagínense la avalancha de fariseos que se me va a venir en contra. Pero bueno, la gloria sea para el Señor, que Él tiene su mano protectora sobre mí. El Señor me está haciendo saber que no hay pecado para todos aquellos que se reúnen en familia a brindar por el sacrificio de la cruz, aun cuando es un 25 de diciembre, a menos que sus miradas estén desviadas y su corazón se desvíe en darle demasiada importancia a las cosas materiales, a la decoración, a la vanidad que muchas veces se sale a lucir, ¿no?, en esta fecha.
El Señor dice que celebrarlo, inclusive el 25 de diciembre, en sencillez, en honestidad, en el corazón, con un espíritu que lo adore en espíritu y en verdad, entendiendo que la adoración es interna y no externa, pero que se puede manifestar en un acto externo. Que no hay pecado en levantar tu copa ese día y brindar en el nombre del Señor, que no hay pecado en reunirte y alabarlo, adorarlo y festejarlo, más allá de la fecha, porque Él recibe esa adoración. Él recibe esas alabanzas que vas a cantar cuando te juntes con tu familia, con tus hermanos o con tu congregación. Si realmente lo haces para Él y tus motivaciones no están en otro lado y tu foco no deja de ser Jesús, no hay pecado en eso.
Si lo querés hacer en otro día del año, también es bienvenido por Dios, porque Él espera que los que lo aman lo adoren los 365 días del año y no solo en una fecha en especial. Pero, dentro de esos 365 días del año, es lícito adorarlo el 25 de diciembre, si no participás en los excesos de los que participa el mundo en esa fecha.
Yo estoy viendo ahora velas encendidas. Creo que tiene que ver con Hanukkah, esta fiesta judía que tiene que ver con las luces. Y el Espíritu Santo me hace entender que esas luces, esas velas, tendríamos que ser nosotros, que nos encendemos durante esa fecha. Mientras los judíos que no son mesiánicos, que no creen en el Señor Jesús como el Mesías que ya vino, encienden esas luces sin entendimiento real de lo que significan, nosotros tenemos que encendernos a nosotros mismos y ser los candeleros de estos días.
[Mateo 5:15, RVR1960] Ni se enciende una luz y se pone debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Hijitos, dice el Señor, enciéndanse a ustedes mismos. Y yo (Noelia) estoy sabiendo ahora que muchos de ustedes, como están investigando sobre las fiestas bíblicas y se están preguntando en sus corazones también sobre la fiesta de Hanukkah, además de las fiestas bíblicas, la respuesta del Señor Jesús es que están errados, porque ustedes están poniendo su atención en cosas materiales cuando el Señor las tiene en las cosas espirituales.
El Señor vuelve a repetir: Ustedes tienen más atención en rituales que en las cosas espirituales que llevan fruto, que en las cosas que son eternas y no pasajeras. Y el Señor me dice que se arrepientan y que busquen las cosas de arriba y no de abajo. Pregúntenme a mí si tienen que ir a la casa de alguien o a la fiesta de alguien o a celebrar algo con alguien en algún lugar; pregúntenme a mí, para eso tienen al Espíritu Santo residiendo en ustedes, y Yo les voy a responder.
Pero no se dejen encadenar, no se dejen atar, no erren, escudriñen todas las respuestas. Porque una de las cosas que hace el diablo es encadenar a los hijos de Dios para que no se puedan mover. Así, una de las maneras en las que lo hace es inculcándoles reglas o imponiéndoles preceptos que Dios no ha mandado, cosas innecesarias que no tienen que ver con la salvación y que no tienen que ver con la libertad, sino con la esclavitud. Pregúntenme a mí por todas las cosas y no se dejen llevar por las costumbres de los distintos pueblos así porque sí.
Pregúntenme a mí y sean libres de imposiciones de hombres, para que Yo pueda usarlos en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier país, en cualquier nación. Sean como camaleones, que cambian de color acorde a la ocasión, pero cuya naturaleza sigue siendo la misma.
Amigos, dice el Señor, no hay tiempo que perder. Dejen de buscar, de ritualizar sus vidas y, en vez de eso, muévanse más por la libertad del Espíritu Santo para ser fructíferos. El Espíritu Santo repite, como en otras transmisiones, que hay mucho pueblo cristiano que critica a los judíos que no están convertidos a Yeshúa, porque muchas corrientes judías, muchos judíos no mesiánicos, son místicos. De hecho, yo misma estuve en Israel, y se venden, en los yuc, en los mercados, montones de elementos con simbología que muchos de nosotros, los cristianos, hasta sabemos que son simbologías satánicas. Pero ellos, que están en la Cábala y en todas estas cosas, son místicos, y mucho pueblo cristiano sabe esto y los critica por eso, en vez de orar por ellos.
Pero Dios me está haciendo saber ahora que el pueblo cristiano está peor que ellos, porque tienen la luz de la salvación en sus ojos e igualmente se ponen velos, vendas en ellos. Pudiendo caminar en la libertad del Espíritu de Dios, no quieren hacerlo y quieren guardar costumbres que Dios nunca mandó que guarden. Quieren imponerse reglas que no forman parte del nuevo pacto.
Es decir, habiéndoseles quitado las esposas espirituales, se las vuelven a poner, y están peor que los judíos que no están convertidos, porque a ellos nunca se les han quitado las esposas espirituales. Ellos todavía tienen los ojos vendados, tienen vendas puestas, dice la Palabra, y lo hacen por eso, porque no se les alumbró. No tienen revelación del Mesías, tienen el entendimiento entenebrecido.
Pero ustedes, que han sido salvados, justificados, limpiados, liberados por lo que hizo el sacrificio de Jesús en la cruz, igualmente se ponen las vendas cuando ya se las habían quitado. Entonces, son peores que los que no conocen la verdad como ustedes. Cuidado, dice el Señor, porque muchas veces, muchas de las cosas que ustedes mismos están criticando de ellos son las que ustedes están haciendo, pero de distinta manera. Es el mismo pecado, pero, inclusive, a ustedes les puede costar más la consecuencia de ese pecado, porque ustedes conocen la verdad y ellos no la conocen. Porque ustedes conocen al Mesías y ellos no lo conocen. Porque ustedes lo reconocen como el Hijo de Dios y ellos no lo reconocen.
Ellos están en tinieblas y no pueden ver. Ustedes están en la luz y no quieren ver. Arrepiéntanse y quítense de encima las cargas que no les he colocado, repite el Señor. Y el que quiera celebrarme, en cualquier momento, en cualquier ocasión, es bienvenido. Al que quiera adorarme, a él Yo no lo rechazo. Al que quiera glorificarme, en cualquier momento del año, del día, en cualquier ocasión, Yo no lo empujo afuera.
Yo estoy sabiendo ahora que muchos, muchos de los que alaban, adoran y festejan que Jesús vino a la Tierra centran su celebración en el sacrificio de Jesús más que en el nacimiento, el 25 de diciembre, en cualquier lugar de la Tierra. Ellos están llevando más fruto o están llevando fruto. Sin embargo, los que solamente se sientan solos en su casa y se encierran a criticar a los que forman parte de ese amor por el Señor manifestado en un acto de adoración, ellos no llevan ningún tipo de fruto. Y no solamente eso, sino que se están oponiendo a algo que el Señor le da la bienvenida.
Así que el Señor te dice: Hijitos, abran los ojos, porque hay líderes, líderes que guían a ciertos rediles, que les están poniendo sogas en sus manos, y ustedes se están dejando atar. Ustedes les están entregando las manos así fácilmente para que los esclavicen y los aten, y les digan que algo está mal cuando Yo lo veo como bueno. Me vuelve a repetir el Señor que el foco tiene que ser Él, que la razón tiene que ser Él, que la atención tiene que estar en Él, que las palabras tienen que estar dedicadas a Él en cualquier momento en que lo celebramos, que nuestro amor tiene que ser para con Él, y que, si eso es lo que está sobre nuestra mesa en la fecha en la que se celebra Navidad en muchísimos países de la Tierra, entonces nadie los puede acusar.
Mas si ustedes utilizan esta ocasión para tomar lo que no toman en todo el año, hablando de alcohol, para despilfarrar el dinero de una manera descontrolada, si la motivación de sus corazones es mostrarse, mostrar sus casas decoradas, cuál es mejor, cuál tiene más luces que otras; si ustedes se reúnen, pero no para alabar, para adorar y para celebrar al Señor, y lo hacen para murmurar de los demás, para decir chistes demoníacos disfrazados de chistes inocentes, para hablar sobre cosas que no convienen, para comer lo que no comen en una semana entera, para engañar a los niños con mentiras de seres que no existen y hacerlos poner su atención en alguien como Santa Claus o Papá Noel en vez del Señor Jesús…
Entonces ahí ya hay que pesar todas las cosas. Ahí pueden estar metiéndose en un terreno de tierras arenosas, me dice el Señor, donde las motivaciones del corazón son cuestionables y donde sus actos no reflejan el caminar de un seguidor de Jesús.
Mediten sobre esto, dice el Señor. Oren sobre estas cosas y no dejen que nadie los encierre en una cárcel en donde Yo no los metí. Abran sus bocas el 25 de diciembre. Aprovechen, que muchos dicen que me celebran, pero en realidad no lo hacen. Para que realmente lo comiencen a hacer en espíritu y en verdad, evangelicen a los perdidos, traigan esperanza a la gente que hoy no la tiene. Aprovechen y no se callen. Denle de comer a los hambrientos. Yo (Noelia) estoy viendo gente en la calle en esa fecha y nadie se preocupa por ellos. Los religiosos, los que imponen cargas que no se pueden llevar, ni ellos mismos las llevan, quieren que otros las lleven.
Están siempre prestos para criticar a los cristianos que adoran al Señor en todo momento, en todo lugar, y que aprovechan todas las oportunidades para predicarles del Señor. Aprovechan para eso, pero no salen a las calles a darles de comer y a llevarles una palabra de misericordia, de perdón, de salvación a los que están tirados en la calle, que no tienen para comer. No los invitan a su casa a darse un baño y a dormir, no practican la hospitalidad. No, en Navidad están más concentrados en fijarse en lo que hacen los demás en su comunidad para ver si los pueden atacar con la lengua y sacarles el cuero que en hacer el bien ese día.
Si ustedes lo hicieran, me honrarían, dice el Señor, pero en vez de eso están concentrados en banalidades. Despierten, hijitos, y hagan lo que tengan que hacer.
[Mateo 26:4, RVR1960] Y consultaron entre sí para prender a Jesús con engaño y matarle.
Asimismo, son los fariseos de estos últimos días. No hacen ni dejan hacer, porque así me dice el Señor ahora. Pero ustedes no se dejen atar, y hagan, y hagan en abundancia: hoy, mañana, pasado, en Navidad, en Año Nuevo, en Año Nuevo del calendario gregoriano, en Año Nuevo occidental o como quieras llamarlo. Muévete, te dice el Señor, y aprovecha cada fecha, cada día, para glorificar mi santo nombre y para llevar fruto para el reino.
[Mateo 23:13, RVR1960] Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.
Tuyo es el reino, la gloria. Oh, amado Jesús, a ti tenemos que mirar. A ti, Señor, queremos glorificar. Y en este mismo momento, en esta misma hora, te adoramos en nuestros espíritus y te celebramos encendiendo el fuego de nuestros corazones y la luz de nuestras velas, que representa al Espíritu Santo en nosotros, para ser la luz del mundo.
Oh, Señor, envíanos. Heme aquí. Enséñanos a ser camaleones que se adapten a toda situación, como cuando tú comías con los publicanos. A ti también te criticaban por participar de esas reuniones y no entendían que había un propósito divino para tu visita, para que tú compartieras con ellos esas comidas en donde hasta a veces te llamaban glotón y bebedor de vino, como dice la Palabra. Los fariseos y los religiosos no entendían que estabas ahí para llevarles la luz que necesitaban porque estaban perdidos.
No te conocían. Tenían que conocerte para luego tomar una decisión y, quizás, salir de esa oscuridad. Señor, esos somos nosotros, que tenemos que meternos en medio de ellos, pero no para convertirnos en ellos, no para practicar lo que ellos hacen, sino para glorificar tu santo nombre, para mostrarte a través de nosotros. Señor, danos ese amor tan grande por las almas, hasta que sea lo primero que nos importe.
[Mateo 11:19, RVR1960] Vino el Hijo del Hombre, comiendo y bebiendo; y dicen: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.
Henos aquí como instrumentos del Reino de los cielos, amado Jesús. Y nada ni nadie nos va a impedir adorarte, alabarte, bendecirte, disfrutarte, celebrarte, festejarte, Señor. Ni el 25 de diciembre ni ningún día del año, aun el 31 de octubre, que es un día en que Satanás quiere glorificar su nombre. Ahí estaremos nosotros para ser la luz, para generar oposición al enemigo, para destruir las obras de las tinieblas.
Porque mientras los brujos y los hechiceros encienden las velas para su amo, nosotros nos encendemos como velas para el nuestro. Porque tuya siempre es la gloria, Señor, todos los días del año. Y es nuestro deber levantar tu bandera, oh Jesús. Te amamos, Señor, bendito eres. Gracias por traer claridad, libertad, respuesta.
Yo estoy viendo la tierra ahora y veo que se encienden velas; en todas partes del mundo se encienden velas, pero hay una gran oscuridad sobre la tierra, una gran oscuridad. Y veo que hay velas, son velas; en medio de esa oscuridad hay velas. Y el Señor vuelve a repetir: esos somos nosotros, los que vivimos para Él, los que todo lo hacemos para glorificarlo a Él. Como dice la Palabra (1 Corintios 10:31): «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.»
Háganlo para mí, enciéndanse en el medio de la oscuridad, dice el Señor, glorifiquen mi nombre. Mientras otros glorifican los nombres de otros dioses, aunque en realidad el único Dios soy Yo. Tengan fe, hijitos, y limpien sus conciencias, y sean inocentes en la manera de pensar. No se condenen a ustedes mismos, cuando Yo no los condeno, pero sí escudriñen sus corazones para ver cuáles son sus motivaciones, para ver si es para mí o es en contra de mí lo que hacen. Espero grata ofrenda de los míos durante esas fiestas.
Yo estoy sabiendo que son las fiestas de fin de año, que en esta parte del mundo normalmente son Navidad y Año Nuevo. El Señor dice que espera que lleguen a sus narices con un olor de ofrenda agradable, de adoración de sus santos.
Escucho la palabra cumpleaños y veo una torta de cumpleaños. Veo a una persona que celebra su propio cumpleaños. Escudriñenlo todo, dice el Señor. Recuerden que Yo presto atención en las intenciones de los corazones: ¿Por qué están haciendo lo que están haciendo? ¿Y para quién están haciendo lo que están haciendo?
Yo (Noelia) estoy viendo que una persona que festeja su propio cumpleaños, en esa ocasión lo hace para sí misma. Es como un festejo, pero para él mismo. El Señor me dice, en esta visión, que esta persona no lo está haciendo para mí, no es algo para mí, es algo para ella, porque está festejando su propio cumpleaños, pero para sí misma. Está celebrando su vida.
Hay una diferencia, me enseña el Espíritu Santo ahora, y me parece que el Señor está hablando de esto porque ustedes se lo están preguntando: si es lícito festejar sus cumpleaños. En esta primera visión que estoy viendo, esta persona es como que se autocelebra a sí misma. Pero el foco no es el Señor, no es glorificarlo a Él, sino a sí misma. Es como si celebrara una autoidolatría, una egolatría. Pero estoy entendiendo que esta visión se trata de alguien que no está convertido, que no conoce al Señor, que todo lo que hace, lo hace para él.
Su foco está centrado en él, él es lo importante, se celebra a sí mismo, versus una persona que conoce al Señor y que está celebrando su cumpleaños, pero en su corazón le da gracias a Dios por un nuevo año de vida. En su corazón alaba a Dios por tener más días para servirlo. En su corazón le da gracias a Dios por todo lo que le ha dado hasta ese momento. Inclusive, estoy sabiendo que se autorrecuerda su propio nacimiento en Cristo Jesús, que ha nacido de nuevo y que conoce a Jesús.
La motivación del corazón y la actitud de su espíritu son distintas, porque lo que hace, lo hace para el Señor y lo hace con un corazón inocente, como un niño. Y lo hace con el foco en Jesús y en su cruz, y recuerda el sacrificio del Señor, que por causa de Él fue salvo, que el Señor le sigue dando días para glorificarlo. Ambos motivos son distintos: uno no le agrada a Dios y el otro sí, porque lo glorifica. Porque tenemos que dar gracias en todo tiempo.
Es decir, cuando Herodes festejaba su cumpleaños, Herodes lo festejaba para él y para los dioses. Pero una persona que festeja su vida y le da gracias a Dios por un año más de vida lo hace para su amo, para su Dios. Son dos situaciones distintas: una que no es aprobada y la otra que es aprobada y recibida. Al Señor le agrada ver a sus hijos celebrar todas las cosas que tienen a la mano y sonreír de una manera sana, por supuesto, en un marco legal espiritualmente hablando.
Sin nunca rendir culto a ningún Dios más que a Jehová de los ejércitos, son dos situaciones distintas: una es para condenación y la otra no. Y estaba viendo al Señor sentado en su trono y ve con disgusto que alguien como Herodes celebre su cumpleaños de esa manera, para él y para los dioses, y vanagloriarse delante de los hombres. Pero ve con agrado y sonríe cuando ve a sus hijos sonreír y celebrar que tienen un día más para compartir en comunión con sus hermanos, para alabar a Dios, para glorificarlo y para exaltarlo por sus obras.
[Hechos 12:21-23, RVR1960] Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les habló. 22 Y el pueblo aclamaba, diciendo: ¡Voz de dios, y no de hombre! 23 Y al instante un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.
Pero los hijos de Dios, los que verdaderamente lo aman, lo glorifican en todas las cosas, dan gracias por todas las cosas, por cada día, por todo lo que tienen. Hay una diferencia entre el justo y el injusto. Para uno, lo que hace puede ser de condenación y, para el otro, no. Para uno, lo que hace puede ser una ofensa para Dios, pero para el otro, no. Depende de para quién se hace, cómo se hace, de dónde nace, cuál es la razón.
El Señor dice: entiendan y piensen a la manera celestial y no terrenal. Yo (Noelia) veo que el Espíritu de Dios está trayendo libertad ahora a muchos de ustedes que necesitaban estas respuestas, no de parte mía como Noelia, no de mi opinión o de mi entendimiento de la Escritura, sino de parte de Dios. Y esto es lo que yo recibo de parte del Espíritu Santo para el pueblo de Dios. Es más, yo estoy viendo que muchos de ustedes se negaban a celebrar con sus hijitos los cumpleaños de sus hijos porque pensaban que era pecado, porque les dijeron que eso estaba mal, porque les impusieron estas reglas y todo lo demás que habló el Señor.
Pero ahora yo veo que se amplía como la libertad, que comienzan muchos a ser libres por causa de esta palabra, porque entienden que todo lo tienen que hacer para el Señor y que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, como dice la Biblia. Mientras todas las cosas las hagan para Él, agradeciéndole a Él, poniéndolo primero a Él, y que el centro y el foco sea Él, la motivación, la razón del existir sea Él, no hay pecado en eso.
Porque Dios no quiere hijos atados que no puedan adorarlo, sino que quiere hijos libres que puedan adorarlo libremente, alabarlo libremente, celebrarlo libremente. Como David cuando danzaba. Siempre están las Micales que vienen a criticar a los que se mueven por la libertad del Espíritu de Dios. Pero ustedes no sean como Mical, sean como David, dice el Señor: libres en el Espíritu, en inocencia, en pureza del corazón y en libertad.
Veo una frase que creo que se utiliza a veces: «Navidad es Jesús». Y Dios me dice que esto se utiliza entre evangelistas y cristianos para evangelizar a la gente. Muchos se preguntan: «¿Es lícito decir esto o no?» Y la respuesta de Dios es: esa es una carta más que ustedes tienen para jugar, en el sentido de que es lícito utilizar esta oportunidad de esta celebración para hablarles a los perdidos sobre el Señor y que tal vez se conviertan.
Yo estoy sabiendo ahora que muchas almas se han convertido por esta predicación en esta fecha. ¿Y ustedes piensan que el Señor va a condenar a los que predicaron en Navidad con esa frase cuando muchos se convirtieron a través de ella? ¡Claro que no!, sino que van a recibir recompensas por haber llevado el nombre de Jesús también en ese día y haber rescatado a muchos del infierno.
Así que ya no pongan su atención en rituales de luces, me dice el Señor, sino que ustedes lleven la luz a las casas y a los lugares a donde van, y nunca se dejen apagar.