Muchas bendiciones para ti, pueblo del Señor. Hoy es 17 de mayo del año 2024 y estamos aquí nuevamente en vivo en esta transmisión profética para hablar al pueblo lo que el Señor le quiere hablar, para decir lo que Él quiera decir, porque dice la Biblia:
[Efesios 4:10-13, RVR1960] El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Así que aquí estamos para perfeccionar al pueblo santo, para edificar a los hijos del Señor, a aquellos que quieren ser similares al Hijo de Dios, a aquellos que pretenden llegar a la estatura de Cristo Jesús, nuestro amado Señor, nuestro amado Salvador, nuestro ejemplo al cual debemos copiar, al cual debemos seguir, al cual debemos honrar y glorificar la gloria sea por siempre, por los siglos de los siglos, para nuestro amado Dios, el Dios de Israel, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Así que gracias, amado Padre Celestial, henos aquí, Señor, juntos nuevamente en tu presencia Padre, congregándonos en el Espíritu Señor para escuchar tu voz, para saber lo que quieres hablarnos, para entender tus caminos, para conocerte más, para reconocer Señor, en qué partes estamos fallando y en qué áreas de nuestras vidas, de nuestros comportamientos, oh Señor, quizás te estemos agradando. Revélanos todas las cosas, Padre. Estamos aquí con un corazón abierto como una tierra fértil para recibir la semilla de tu Palabra y ser transformados a través de ella, de ellas. Gracias, Señor. Gracias, Padre. Gracias, amado Dios. Santo, poderoso, eterno, derrama ahora Señor, de tu espíritu sobre todos los oyentes.
Oh, Señor santo, haz caer tu lluvia Señor, a todos aquellos que nos sentimos secos porque estamos desesperados de recibir Señor, esa Palabra que viene como agua a refrescarnos. Oh Señor, derrama Señor, de esa nieve blanca sobre nosotros que en esta visión que estoy viendo representa purificación. Señor, purifícanos a través de tu palabra. Bendícenos, Señor, a través de este pan que nos vas a dar hoy para comer. Abre nuestros corazones para entender tu voz, para entender lo que nos vas a decir. Señor, aumenta nuestro entendimiento para que no solamente escuchemos, sino que también podamos digerir Señor, lo que escuchemos. Gracias, Padre, porque tuya es la gloria, la honra, la potestad, el imperio, la potencia por los siglos de los siglos. Amén y amén.
Y mientras nos estamos conectando, yo veo en el espíritu como si fuera una congregación que se comienza a juntar, que se comienza a reunir, que se comienza, como personas que comienzan a llegar y a acercarse al trono del Padre para escuchar lo que Él quiera decir. Como cuando Israel se iba juntando en aquel lugar a donde Jesús iba a hablar. Como cuando Jesús iba por las distintas ciudades y el pueblo, enterándose de que Él estaba ahí, empezaban a llegar y empezaban a congregarse para escucharlo. Yo estoy viendo que esto sucede cuando ustedes van llegando a estas transmisiones para escuchar lo que el Maestro tiene que decir. Nuestro Padre celestial, el que todo lo sabe, el que todo lo escudriña. Gloria a Dios.
Y se van disponiendo y es como si se fueran, como si al mismo tiempo fueran llegando como a un lugar donde alguien va a exponer. Y mientras van llegando, se sientan en las sillas a esperar que ese discurso comience. Gloria al Señor. Y el Señor dice a todos aquellos que van llegando a esta congregación espiritual, dice, hijitos, Yo sé cuáles de los corazones que hoy están llegando a congregarse conmigo, dice el Señor, verdaderamente están sedientos de escuchar mi voz. Porque Soy Yo el que los he llamado a venir, dice el Señor, a escuchar mis enseñanzas, a recibir lo que yo tengo para decirles. Porque yo me comunico con mi pueblo, dice el Señor. Y parte de ese pueblo me escucha, sabe escucharme, quiere escucharme. Aunque hay otra parte que no. Dice el Señor, yo me comunico con los míos. Y siempre van a estar aquellos que no lo crean, aquellos que no lo entiendan, aquellos incrédulos que rechacen esta verdad. Pero ustedes son bendecidos porque creen, dice el Señor. Porque abren sus oídos espirituales y no solamente para escucharme, sino que también abren sus corazones para entenderme en profundidad, para escucharme con atención, dice el Señor. Y además de los que escuchan con atención y que creen, dice el Señor, están aquellos que van un nivel más allá y que después de haberme escuchado, escudriñan lo que oyeron. Después de haberme escuchado, estudian lo que dije, meditan en eso. Pero hay un paso más allá, dice el Señor, más alto que estas cosas que nombré antes y es aplicar lo que dije. Esos son mayores que los anteriores, dice el Señor. Porque los que escuchan y hacen, esos son los que más crecen. Pero los que escuchan y no hacen, solamente se quedan con esa información, pero no la administran de una manera que, aplicándola en sus vidas, esto los lleva a un crecimiento mayor. Porque no es solamente el escuchar lo que da crecimiento, dice el Señor, sino escuchar y aplicar.
Por eso dice la Biblia que no seamos tan sólo oidores de la Palabra y mucho menos oidores olvidadizos, sino que seamos hacedores de la Palabra. Y con esto el Espíritu me hace entender que muchos vienen a escuchar estas transmisiones proféticas y de hecho el Espíritu Santo les confirma a sus espíritus que yo estoy hablando de parte del Señor y creen que lo que yo estoy hablando viene de Dios. Pero hay una gran parte que se quedan ahí y que no lo aplican a sus vidas. Por lo tanto, no crecen porque con escuchar no alcanza, dice el Señor. Creer no es lo que te va a hacer crecer, sino hacer lo que creíste. Gloria a Dios por esta palabra, porque dice:
[Santiago 1:22, RVR1960] Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Así que para muchos de ustedes lo que el Señor les está diciendo hoy y no yo, es hace tiempo que vienen escuchando estas Palabras proféticas, hace tiempo y sus oídos están llenándose de estas Palabras proféticas. Pero ahora llega el momento de hacer algo con eso, les dice el Señor, para aquellos que no han sabido administrar estas palabras o que no las han puesto en acción. Porque me viene la parte de las Escrituras en Juan, a donde dice que el Verbo era Dios y que el Verbo estaba con Dios. Y con esto el Espíritu me hace entender que las palabras que Dios habla, tienen y, mejor dicho, obran a la manera del Verbo, porque hay que aplicarlas, hay que accionarlas, hay que manejarlas como si fueran en nuestras vidas, como si fueran verbos continuos. Dice:
[Juan 1:1, RVR1960] En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Gloria al Señor por esta maravillosa, por esta maravillosa Escritura, por este maravilloso versículo. Pero muchos de ustedes están escuchando la Palabra como si no fuera un Verbo continuo, que tiene que accionarse todo el tiempo, dice el Señor, para que se vean los frutos en la vida de la persona que escucha estas palabras proféticas, sino que escuchan las palabras, pero después esas palabras quedan quietas adentro de ellos, porque cuando uno escucha palabras que vienen del Señor, es como si las comiera, porque las palabras son Espíritu, las palabras alimentan, entre otras cosas, a nuestros espíritus, las palabras que vienen de Dios.
Pero hay personas que escuchan y comen esas palabras proféticas, pero después quedan ahí, como si se quedaran estancadas o estacionadas adentro de ellos, porque lo que en realidad va a provocar que lleve fruto en sus vidas, es que las pongan por obra, que las conviertan en un Verbo, en una acción permanente en sus vidas. Y muchos de ustedes, por causa de no estar aplicando los consejos que el Señor está dando a través de estas palabras proféticas, no están viendo el resultado en sus vidas que les gustaría ver. Siguen igual, siguen estancados, porque escuchar solamente no es lo que va a provocar la mayor parte del cambio o el cambio más importante que están necesitando, sino hacer algo con lo que están escuchando. Ser Hacedores de la Palabra es lo que va a traer el cambio en sus vidas, y no solamente oidores, porque, sino, es lo mismo que cuando uno lee la Biblia, lee esas palabras de vida que están escritas, pero no hace nada con eso, no las aplica en su vida, no las pone por obra, y quedan allí.
También, habiéndolas comido, cuando uno las lee, pero quedan adentro nuestro como si estuvieran quietas, no llevando el fruto que tienen que dar, porque hay que activarlas a través de nuestra acción, a través de aplicarlas a nuestra vida. Gloria al Señor por esto. Porque yo soy el verbo, dice Jesús, yo soy la palabra viva, y yo veo una visión ahora en el que en el aire hay muchísimas palabras distintas escritas, pero esas palabras no están quietas, estáticas en el aire, no están inmóviles, sino que se mueven constantemente. Es decir, las palabras que el Señor habla están en movimiento, generando cosas, cambiando, provocando cambios, haciendo y cumpliendo los propósitos para los cuales el Señor ha enviado esas palabras, las ha hablado.
Y yo sigo viendo estas palabras que se mueven en el ambiente espiritual, palabras escritas en el aire, distintos tipos de palabras, se mueven continuamente y, a su vez, veo en esta visión que el Señor me está dando ahora, que las letras, a su vez, si uno hiciera como un zoom y las pudiera ver más de cerca. A su vez, cada una de las letras tiene movimiento en cada trazo de esas letras, como si uno pusiera un microscopio y pudiera ver hasta los átomos de esas letras. Se están moviendo todo el tiempo, no están quietas, no están estáticas, no están muertas, dice el Señor, porque la vida es movimiento. Las palabras que el Señor habla se mueven continuamente, accionan. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!
Así que el Señor dice, hijitos, entiendan que lo que escuchan lo tienen que poner por obra, que ustedes tienen que trabajar con esas palabras que escuchan para ponerlas en movimiento en sus vidas. Y cuando ustedes hagan algo con esas palabras que escuchan, entonces van a ver cómo el jardín comienza a crecer. Pero si ustedes son como jardineros que no se ocupan de las plantas, entonces las plantas no van a crecer, no van a dar su fruto. Y todo va a quedar como estaba, dice el Señor, o va a empezar a deteriorarse.
Ustedes tienen que ser hacedores dinámicos de las palabras que salen del reino de los cielos, dice el Señor. Y yo estoy viendo ahora que algunos de ustedes escuchan estas transmisiones proféticas y después se acuestan a dormir, pero no en lo físico, lo cual también es cierto, porque normalmente transmito de noche y muchos de ustedes escuchan estas transmisiones a la noche, por más que las escuchen después del vivo. Pero a lo que se refiere el Señor es que muchos de ustedes escuchan estas palabras proféticas y después se acuestan a dormir espiritualmente hablando. Y son como alguien que está permanentemente durmiendo o reposando en su cama y se levanta para mirar la televisión y cuando termina su programa favorito vuelve otra vez a acostarse a dormir o a acostarse en la cama porque le gusta estar recostado, porque no quiere estar en actividad o porque tiene pereza o porque no quiere trabajar en el sentido de estar en movimiento, generar cosas.
Así son, me muestra el Señor, varios de ustedes escuchan lo que les digo, dice el Señor, pero después van y se vuelven a acostar a dormir, pero después van y se vuelven a recostar para no hacer nada con eso. No activan, dice el Señor, lo que recibieron, no lo ponen por obra, no aplican los consejos sabios que les estoy dando, dice el Señor. Y entonces el jardín de sus vidas no crece, el jardín de sus corazones no crece, porque no lo están regando, dice el Señor, a través de la acción. Hijitos, dice el Señor, sean independientes, escucho, en el sentido de no esperar que venga alguien a decirles que se levanten de ese sueño espiritual.
Muévanse ustedes, dice el Señor, tomen la decisión de levantarse de ese reposar continuo, y no estamos hablando del descanso, de un descanso balanceado, de alguien que sabe cuándo trabajar y cuándo descansar, o de alguien que está en una situación a donde no le queda otra que estar postrado en una cama. Estamos hablando de alguien que es perezoso espiritual, que se acuesta esperando que le sirvan la comida en bandeja, y cuando digo comida estoy hablando de la Palabra de Dios, que se acuesta esperando que le lluevan las soluciones del cielo, que no va a golpear la puerta del Señor para buscar lo que necesita, como dice la Palabra que al que golpea se le abre y al que busca encuentra. No, el perezoso espiritual espera que todo le caiga de la nada, que todo le llueva del cielo, que todo le venga de manera fácil, sin haber hecho nada, sin haberlo buscado, sin haber golpeado esa puerta, el perezoso espera que se le abra igual.
Hijitos, dice el Señor, el espíritu de pereza los está bloqueando a muchos de ustedes. Muchos de ustedes están como parapléjicos espirituales, como si estuvieran inhabilitados, dice el Señor, para levantarse de esas camas. Hijitos, otros están atados a esas camas espirituales, pero no es ese el mayor problema, dice el Señor, no son las ataduras o los bloqueos que tienen para no poder levantarse de esa pereza espiritual, sino que a ustedes les gusta, dice el Señor, estar en ese estado. Dice:
[Efesios 5:14, RVR1960] Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.
Hijitos, mientras estoy hablando a muchos de ustedes, les está tocando en lo profundo de sus corazones lo que estoy diciendo, dice el Señor, porque saben que este es el estado en el que están. Pero eso no es lo más grave, sino que no quieren cambiar. El problema no es estar en ese estado en sí, ese no es el problema, porque hay distintas razones por los cuales pueden estar así. El problema es que no buscan ayuda, el problema es que no se molestan por eso, no detestan esa comodidad, no odian el pecado de la pereza, dice el Señor, sino que lo abrazan, lo invitan, se casan con él.
Hijitos, dice el Señor, arrepiéntanse de no hacer nada, arrepiéntanse de escuchar y no accionar. Arrepiéntanse, dice el Señor, de quedarse estáticos todo el tiempo en el mismo lugar espiritual, sin pedirme que los rescate de ese pozo, de esa cama donde están durmiendo. Hijitos, dice el Señor, el tiempo pasa y ustedes son como momias que ya han sido enterradas. Pídanme, dice el Señor, que los despierte de ese letargo adonde están hace tanto tiempo. Hijitos, dice el Señor, dejen de disfrutar de ese cansancio permanente en el cual alguna vez entraron y nunca quisieron salir. Hijitos, hoy le estoy hablando a un pueblo que está dormido espiritualmente hablando y que aún escuchando sobre las cosas que se van a venir en estos últimos días, no se levanta de esa cama, no se despierta. Escucha y entiende, escucha y razona, pero no acciona, no cambia, sino que sigue igual que antes.
Y lo peor de esto es el que el postrer estado de esta persona cuando hace esto, que escuchando no hace nada, escuchando el llamado y la alerta no responde y no se levanta de esa cama espiritual adonde está, el postrer estado de esta persona es peor que si nunca hubiera escuchado las alertas.
[Proverbios 6:9-11, RVR1960] Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado.
Hijitos, dice el Señor, los estoy llamando en primer lugar a despertarse de ese sueño en el que están y en segundo lugar a hacer algo con lo que están escuchando, porque las Palabras que les estoy hablando, dice el Señor, también las tienen que administrar, porque ustedes ahora están recibiendo, dice el Señor, sabiduría de lo alto y la sabiduría que se recibe de lo alto es, mejor dicho, tiene que ser administrada y no están siendo buenos administradores, dice el Señor, de lo que les estoy hablando. Más, sin embargo, llegado el momento de vernos cara a cara, les voy a preguntar, ¿qué hiciste cuando escuchaste las palabras proféticas que hablé a través de mis atalayas? ¿Por qué no te preparaste? ¿Por qué, habiendo escuchado las alertas de todo tipo que te envié para que te levantes de ese sueño, quisiste seguir durmiendo? Dice el Señor, y yo estoy viendo distintos tipos de alarmas que el Señor está sonando a tus oídos. Algunas suenan como relojes despertadores, otras suenan como trompetas, otras suenan como alarmas de policías, de bomberos, como distintos tipos de sonidos que se utilizan para llamar la atención cuando hay una situación de urgencia.
Y yo veo a alguien ahora que está sentado en una mesa de su casa escuchando lo que yo Noelia, estoy hablando y se está preguntando en su corazón si esa es su situación. Estoy viendo a un hombre que está escuchando lo que estoy diciendo y está sentado en su casa y se preguntan, wow, ¿esa será mi situación? El Señor quiere sacudir la silla donde estás para que te levantes de ella y te pongas a trabajar en primer lugar en tu vida espiritual y en segundo lugar para el reino de Dios. Hijitos, dice el Señor, solamente los que estén despiertos van a escuchar mi voz cuando venga a buscarlos para arrebatarlos adonde yo esté. Solamente los que estén velando espiritualmente hablando, dice el Señor, van a escuchar el sonido de la trompeta en el arrebatamiento.
Los que estén dormidos espiritualmente hablando, dice el Señor, no van a reconocer este sonido porque va a ser similar a los llamados de atención y de alerta y de emergencia que estoy haciendo sonar hoy para prepararlos para que cuando suene esta trompeta para levantarlos en las nubes junto conmigo, dice el Señor, ya la puedan reconocer porque la han escuchado antes. Y yo estoy sabiendo que muchos de ustedes escucharon sonidos semejantes al shofar o a trompetas literalmente hablando. Y dice el Señor que, en su venida, cuando Él venga, como dice, me parece que, en el libro de Corintios, cuando Él venga va a sonar la trompeta. Su venida va a estar acompañada del sonido de la trompeta. ¡Aleluya, gloria al Señor! Pero solamente los que tengan los oídos abiertos en el Espíritu van a escuchar ese sonido, y el resto no va a ser levantado porque va a estar durmiendo. Dice:
[1 Corintios 15:51-52, RVR1960] He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Termina este versículo, este pasaje. Y dice, hijitos, cuando ustedes escuchan la alarma, una alarma de una ciudad que avisa de alguna catástrofe, ¿siguen durmiendo o se levantan enseguida? Porque saben que si no lo hacen están en peligro ustedes y sus casas completas. Cuando están en un país que suele estar en guerra o suele ser atacado regularmente como Israel, ¿acaso si la alarma de ataque suena, no sucede que sus habitantes se van corriendo a un refugio para tal vez escapar de esas bombas? ¿O a ustedes les parece que es seguro que se queden durmiendo sin hacer nada, que escuchen esas alarmas pero que sigan durmiendo? La respuesta todo el mundo la sabe, dice el Señor. Pero lo que ustedes no están entendiendo es que lo mismo sucede en lo espiritual. Estoy haciendo sonar la trompeta, dice el Señor. Las alarmas espirituales suenan y suenan y mi pueblo sigue acostado y no se levanta. Y no solo eso, sino que a muchos les molesta que ellos suenen las trompetas. A muchos les molesta cuando los toco por las noches para que se levanten a orar, a velar para prepararse porque el enemigo anda como adversario buscando a quién devorar.
Porque a muchos de ustedes el Señor es el que los está despertando por las madrugadas para que se levanten a velar y a orar. A través de ángeles, a través de alarmas literalmente hablando que Él hace sonar en lo espiritual pero que ustedes pueden escuchar en lo físico. A través de sonidos de golpes en las puertas de sus habitaciones. Hijitos, dice el Señor, mi pueblo es como un adolescente que no quiere levantarse para ir a estudiar. No madura, no es responsable ni diligente. Ni con su salvación, dice el Señor, ni con la administración de las cosas que digo.
Hijitos, reaccionen, dice el Señor. Y entiendan que, si hago sonar las alarmas, dice el Señor, es porque me preocupo por ustedes. Es que, si los despierto por las madrugadas para que se levanten a orar, Es que, si los despierto por las madrugadas para que se levanten a cubrir a su casa, a cubrir a los suyos. Es porque sé que el enemigo de las almas está cerca y viene a atacarlos. Pero muchos de ustedes no solamente no se levantan cuando los estoy llamando a velar y a proteger a sus hogares a través de la oración nocturna. Sino que después, cuando viene el golpe, porque no se levantaron a resistirle y a echarlo afuera, se quejan por las consecuencias de sus propias negligencias. Hijitos, dice el Señor, arrepiéntanse y levántense de ese sueño. Accionen. Ustedes también sean como verbos continuos aplicando lo que hablo, lo que digo y lo que dejé escrito.
Oh amigos, dice el Señor, ¿quién daría que entendieran los tiempos que están viviendo? Pero mi pueblo está ciego, sordo, distraído. Tiene espíritu de pesadez, de letargo, de sueño. Está aplastado, dice el Señor. Como cuando un adolescente está fundido de tan dormido que está en su cama y no duerme solamente las horas que necesita, sino que se pasa del tiempo de descanso que tendría que descansar. ¿Ustedes se quejan de sus hijos que son perezosos? Dice el Señor, se quejan de la generación actual que no quiere trabajar, que no quiere ganarse sus cosas en general. Se quejan de que la generación actual no es como las generaciones anteriores que trabajaban desde jóvenes para ganarse la moneda. Sin embargo, ustedes en lo espiritual son iguales y peor, porque siendo adultos, tienen la misma actitud con las cosas espirituales que son más delicadas que los materiales. Dice:
[Isaías 6:9-10, RVR1960] Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved, por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.
Yo estoy viendo a los hijos del diablo, estoy viendo a los brujos y hechiceros, a los satanistas, que se desvelan por su amo, pasan noches enteras sin dormir, con los ojos abiertos, bien abiertos, ayunando sin dormir, para que el diablo les dé más poder, les conceda lo que quieren, lo que ellos le están pidiendo para ascender en la posición, en poder y en autoridad en el reino de las tinieblas. Mientras ustedes están durmiendo por las noches, dice el Señor, ellos están activos trabajando, moviéndose en su contra. Y por esto me muestra el Señor que muchas veces Él nos despierta en la madrugada para que nos levantemos, específicamente en el momento en el que estos brujos están realizando esos hechizos en nuestra contra, en nuestros nombres y en el nombre de los nuestros.
Y yo estoy viendo a alguien que le tocan la espalda para llamarle la atención. Algunos de ustedes han sentido ese toque en sus espaldas, a través del cual el Señor les ha llamado la atención para que se levanten a orar. Pero no han entendido que era el Señor el que los llamaba. No lo han creído y no han respondido a ese toque a ese llamado a levantarse a orar. Pero muchas veces he sido yo, dice el Señor, el que les llamaba la atención. Para que se levanten y me busquen y me pregunten qué pasaba. Y yo poder darles entonces la estrategia de oración en contra de lo que se estaba fraguando para atacarlos.
Hijitos, dice el Señor, no es tiempo para dormir espiritualmente hablando. Es tiempo para velar. Como cuando alguien guarda su casa permanentemente porque sabe que el adversario anda rondando afuera, alrededor de ella. Hijitos, sean responsables con sus vidas, con sus hogares, con lo que tienen. Administren bien, dice el Señor, lo que les he dado. Respondan a los llamados que les hago, incluyendo en las madrugadas. Porque muchas veces envío ángeles, dice el Señor, a llamarlos por sus nombres cuando están durmiendo. Para que ustedes se levanten instantáneamente y me digan qué pasó, Señor, heme aquí. Dime qué tengo que hacer. Hijitos, dice el Señor, pero son incrédulos. Dudan. No creen que yo tengo, dice el Señor, el poder de llamarlos para que se levanten de sus camas y vayan a buscarme a velar y a orar.
Respondan, dice el Señor, porque el diablo no pierde tiempo. Es un enemigo activo. Es un enemigo pujante. Es un enemigo insistente. Es un enemigo que no descansa. Es un enemigo determinado, dice el Señor. Que estudia. Es un enemigo estudioso. Es aplicado en su trabajo. No juega, dice el Señor, con lo que tiene que hacer. Sabe bien lo que quiere y va por ello. No frena, no descansa, dice el Señor. Y ustedes no están teniendo esto en cuenta. Muchos de ustedes dicen, sí, pero Dios me va a proteger, no va a dejar que me pase nada. Sí, pero Dios me cubre, no tengo que hacer nada, voy y me acuesto a dormir. Pero yo estoy sabiendo ahora que el Señor quiere que sus hijos sean como soldados que están permanentemente dispuestos a ser llamados para ir a la batalla. Para que sean como soldados que cuando se les avisa que el enemigo está atacando, sean capaces de prepararse a cualquier hora del día para ir a defender el territorio y pelear. Porque hay una parte que tienen que hacer ustedes, dice el Señor. Y es que a veces tienen que levantar defensa en las madrugadas. Porque es la hora del adversario, dice el Señor. Hay distintos tiempos en un mismo día. Y el tiempo de la madrugada, dice el Señor, es el tiempo preferido del diablo para hacer sus obras.
Y la mayor parte de las flechas que él envía, las envía por la noche en la madrugada. Por eso muchos de ustedes tienen paz durante el día, pero no durante la noche. Y aún habiendo visto esto, este patrón en sus vidas, aún sabiendo que por las noches les cuesta más lograr la paz, no han entendido que es cuando más tienen que velar. Se acuestan a dormir como si no hubiera ninguna guerra, dice el Señor. Como si un soldado se fuera a acostar a dormir en el medio del campo de batalla. Lógicamente que, si un soldado se acuesta a dormir en el medio del campo de la batalla, lo van a pisotear, lo van a lastimar. Y si fuera posible, lo van a matar.
Hijitos, entienden, dice el Señor, que los estoy preparando para el último tiempo. Y este es el último tiempo. No es el fin, pero es el último tiempo, dice el Señor. Y ustedes tienen que caminar dignos de vivir en este último tiempo. Honrando el llamado que tienen en este último tiempo. Hijitos, reaccionen, dice el Señor. Y respondan a las alertas, al llamado. Levántense, dice el Señor, de ese letargo. Actívense por las noches. Los llamo a velar, a levantar el escudo de la fe en las madrugadas y a defenderse con la espada del Espíritu. Los estoy llamando, dice el Señor, a entrenar a sus espíritus para que permanezcan despiertos, aun cuando sus cuerpos están durmiendo. Dice:
[Efesios 6:12, RVR1960] Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
[1 Samuel 26:7, RVR1960] David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
Y muchas veces ustedes son así, dice el Señor, se acuestan a dormir espiritualmente hablando y sus espadas las dejan acostadas al lado de ustedes en la misma cama. Desarróllense, dice el Señor, en oración de noche. Aprendan a velar de madrugada. Aprendan a seguir la guía del Espíritu Santo cuando los despierta y los llama a abrir sus bocas y a defender su territorio en oración. Porque es un tiempo activo, dice el Señor, donde el ejército enemigo no duerme y está haciendo todo lo posible para ingresar en sus casas espirituales que son ustedes y los lugares a donde habitan. Hijitos, atentos, dice el Señor. Escuchen al llamado. Presten atención a los sonidos de alarmas, a las alertas. Abran los ojos y observen lo que sucede durante las noches. Porque es un tiempo activo, repite el Señor. Y tienen que aprender a defenderse y a atacar. Gloria a Dios. Gracias, Señor. Santo Rey, misericordioso, poderoso Señor eterno, bendito Rey.
Pídanme que los unja, dice el Señor, con unción para la guerra. Así como Yo ungía, dice el Señor, al ejército de Israel para la guerra. Porque hasta hay una unción determinada para los soldados, para los guerreros que iban a la guerra y que van hoy en día a la guerra. Hay una unción particular para los que pertenecen a un ejército. Pídanme, dice el Señor, que les dé de esa unción, que derrame de esa unción para batallar en el Espíritu contra sus contrincantes y tener la victoria. Aprendan a usar la palabra, dice el Señor, o sea, la Biblia, en esa batalla. Pídanme que incremente la fe que ustedes tienen, dice el Señor, para que su escudo crezca. Utilicen el nombre que es sobre todo nombre, dice el Señor, el nombre de Jesús, del Hijo de Dios, para repeler esos ataques. Unjan sus lugares, dice el Señor, con aceite en el nombre de Jesús para protección. Amén. Y cuando ustedes se activen, dice el Señor, en batalla, yo voy a activar mi ejército de ángeles a su favor. Amén. Gloria a Dios. Gloria a Dios.
Pídanme las estrategias, dice el Señor, que necesitan para tener la victoria en cada batalla, porque el enemigo utiliza estrategias distintas para atacarlos. Por lo tanto, ustedes necesitan defenderse de maneras distintas, dice el Señor, acorde a las características de esos ataques. Sean sabios, dice el Señor, y pídanme sabiduría. Pero no se queden quietos, ni tampoco tengan miedo, porque si tienen miedo, van a ser como los soldados de Gedeón que tuvieron que retroceder, porque no eran aptos para la guerra. Aleluya. Gracias, Señor. Gracias, Padre. Gracias, Señor. Así que este es un llamado a levantarse del sueño y a velar por las madrugadas. Gracias, Padre. Santo eres, amado mío, rey bendito, poderoso, eterno, glorioso salvador. Gracias, amado rey. Hijitos, tengan fe, dice el Señor, porque cuando ustedes batallan no van solos, van conmigo, que soy el que dirige a ese ejército al cual ustedes pertenecen. No están solos, sino que hay ejércitos angelicales que se ponen en acción por causa de sus oraciones cuando oran de madrugada. Pero tienen que hacer su parte, dice el Señor. Gracias, Señor. Este es un llamado a velar, dice Dios, y a activarse en las cosas espirituales, y no solamente a creer la palabra de Dios, sino también a ponerla por obra. Amén. Gracias, Señor. Gracias, Padre.
Así que los bendigo en el nombre de Jesús y unjo sus cabezas, los unjo de cabeza a pies, con aceite de batalla, con aceite de guerra, con sabiduría de lo alto, imparto sabiduría de lo alto, para que reciban estrategias para tener la victoria contra esos ataques en el nombre de Jesús. Hay armas espirituales que se les están siendo otorgadas ahora, para que cuando respondan al llamado de levantarse a la madrugada a orar, tengan con qué defenderse y con qué atacar específicamente cada uno de ustedes en el nombre de Jesús. Pero no sean perezosos, dice el Señor, cuando los llame. Hagan caso, despabílense, lávense la cara. Cuando el Señor quiera que se levanten, pónganse de pie, salgan de la cama, cuando el Señor los llame. Amén.
Es decir, hay que activarse rápido cuando el Señor nos llama y no quedarnos esperando en esa cama o pensando qué hacer, sino inmediatamente levantarnos, lavarnos la cara, pararnos, caminar, lo que sea para mantenernos despiertos para poder responder a ese llamado. ¿Sí? Gloria a Dios. Gracias, Señor Santo. Y el Espíritu también me dice que hablemos en lenguas cuando estemos velando, cuando estemos orando de madrugada, que la oración en lenguas continuas y por varios minutos es como si encendiera la llama del Espíritu Santo adentro nuestro y nos ayuda para ayudarnos a despertarnos cuando el Señor nos llama a la madrugada a orar. O tomar la Biblia y empezar a leerla en voz alta en ese cuarto de guerra, en esas madrugadas, porque estas cosas funcionan de ataque contra el enemigo. Gloria a Dios. Amén. Gracias, amado mío, Santo Rey, Santo Rey.
Dios me muestra que está entrenando a un pueblo para defenderse y para atacar en las madrugadas. Hay un ejército específico, una parte de la Iglesia del Señor que Dios está entrenando en esta área. Por eso muchos de ustedes esta palabra saben que es para ustedes porque venían siendo despertados a la madrugada y esto les confirma ese llamado que estaban sintiendo. Así que el Señor ha hablado, el Señor ha avisado, ha aclarado, ha confirmado y ahora hay que ponerlo por obra. Amén. Estudien sobre esto en la palabra del Señor. Escudriñen las Escrituras. Y pongan por obra los consejos que Dios ha dado hoy a través del Espíritu Santo. Tomen nota de esos consejos que el Señor ha dado a través de esta transmisión y pónganlas por obra cuando el Señor los llame de madrugada. Y van a ver un cambio, inclusive en el descanso de ustedes. Cuando respondan a ese llamado y pongan estos consejos por obra. Amén. Gracias Señor. Bendito eres Dios mío. Gracias Señor. La gloria y la honra es para ti Señor.
Para el soldado de los soldados, para el general de las armadas espirituales y para el general de tu ejército. Que estás preparando en la tierra, amado Dios. Santo, Rey de gloria y majestad. Y muchos de ustedes están recibiendo estrategias de oración en los sueños. Estoy sabiendo que muchos de ustedes están soñando con batallas en los sueños o con guerra en los sueños. Y a muchos de ustedes el Señor le está dando estrategias sobre cómo orar, cómo velar, cómo defenderse y atacar a través de los sueños. Porque dice la Biblia que Dios habla en una o en más maneras. En Job 33, en una o en dos maneras. Y una de esas maneras es a través de los sueños. El Señor les está indicando específicamente la estrategia para defenderse y para atacar a muchos de ustedes a través de sus sueños.
Presten atención y anoten lo que sueñan y pónganlo por obra. Y van a ver la diferencia. Sí, gloria a Dios. Gracias por las confirmaciones en el chat. La gloria sea para el Señor. Bendecimos al Dios de los ejércitos. Amén. Amén. Así que veo un sobre que ha sido entregado, un sobre que vuela. Quiere decir que el mensaje ha sido entregado y que ahora está en sus manos y ustedes tienen que ver qué hacen con eso, ¿sí? La gloria es para el Señor. Los saludamos desde Argentina. Buen fin de semana. Y esperamos en los comentarios debajo del video que va a quedar en este canal que nos testifiquen sobre cómo los edificó esta palabra en sus vidas. Amén. Saludos, saludos desde Argentina. Bye.