El Señor te bendiga, amado pueblo de Dios. Estamos en vivo desde Argentina en este 12 de abril del año 2024, transmitiendo a las naciones que quieren escuchar la voz de Dios, profetizando a un pueblo sediento que cree en los profetas, que cree en la palabra viva y eficaz, más cortante que espada de doble filo. Hoy estamos aquí presentes nuevamente, ministrando a un pueblo que necesita entendimiento de lo alto, a un pueblo que necesita ser acompañado, no solamente a través de la lectura de las Escrituras, no solamente a través del pastoreo, ni solo de recibir ministración de otras maneras, sino también que necesita ministración profética.
Son cinco los ministerios que el Señor Jesucristo instituyó para la obra completa de su pueblo: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, los cinco obreros que trabajan en distintas áreas en las mismas ovejas de nuestro Señor Jesucristo. Uno de esos ministerios es el profético, a través del cual un pueblo aprende cómo escuchar la voz de Dios y ganar claridad acerca de los tiempos y las estaciones, conocer aún mejor cuál es la voluntad del Señor para este tiempo, recibir impartición de los nueve dones que concede el Espíritu Santo, recibir confirmación en lo que el Señor ya le ha hablado y muchas tareas más que dependen de este ministerio profético y que son específicas de esta área.
Si el Señor no levantara profetas como una de las cinco columnas de la iglesia en este tiempo, entonces habría un faltante importante en el pueblo de Dios, ya que, a través del ministerio profético, su pueblo aprende a discernir entre la verdad y el error; aprende cuáles de los movimientos espirituales vienen de arriba y cuáles vienen de abajo. A través de este ministerio, muchos son enviados y muchos ungidos para la obra del reino. Es muy necesario el ministerio profético en estos últimos días y, sin embargo, tan descartado, tan menospreciado, tan malentendido. Hay tanta confusión en esta área, y por eso el Señor, en este tiempo más que nunca, está enseñando acerca de lo que es y en qué consiste esta columna de su reino.
El Señor está restaurando el área profética en estos últimos días, porque es necesario que, cuando la mentira y el engaño van creciendo a nuestro alrededor, ganando fuerza las imitaciones demoníacas, las falsificaciones proféticas con información que en realidad no viene de arriba, aumenten la manifestación del poder de Dios, las sanidades, los milagros y los prodigios. Es necesario que el Señor levante aún más profetas para que sea más abundante la voz que habla de parte del Señor que la del enemigo, para que haya un pueblo que se acerque más a la verdad que al error.
Es necesario que se levanten escuelas proféticas en estos días más que nunca, porque los obreros del mal no pierden tiempo para tratar de desviar y enseñar erróneamente a los que tienen hambre de saber. Caen en esas trampas porque el enemigo intenta engañar, si fuera posible, a los hijos de Dios, y de hecho lo está haciendo en estos últimos días con aquellos que anhelan conocer, entender y desarrollar las cosas proféticas, pero que, por falta de discernimiento y por otros motivos, están cayendo en las trampas que el diablo les coloca.
Alabado sea el Señor, porque en este tiempo las escuelas y las voces proféticas van en aumento. Él mismo está abriéndole los ojos a la iglesia que estaba negando la profecía en estos últimos días, debido a las manifestaciones falsas, imitaciones y demás cosas que no vienen de Dios en esta área. El pueblo del Señor no quería saber más nada de esta columna ministerial por tantas malas experiencias que ha pasado, pero el Señor está restaurándolo para que los suyos amen este ministerio, sean edificados y se gocen en la voz de Dios a través de sus verdaderos profetas.
Tengo ahora una visión del cuerpo de Cristo con sus ojos enfermos, pero el Señor está pasando colirio para sanarlos, para que puedan ver bien. Estos ojos se habían cerrado porque ya no querían ver nada referente a la profecía, a las visiones, a los sueños y a toda esta área, pero Dios está llamando a sus hijos a abrir los ojos y a creer en lo profético, a arrepentirse de creer que los profetas no existen en estos últimos días, que la profecía no está al alcance de todos nosotros hoy en día como don. El Señor está llamando a su iglesia a que escuche su voz, porque si no lo hace, entonces se vuelve más vulnerable al engaño de Satanás en este tiempo.
Como dice la Biblia, tenemos la palabra profética más segura, que son las Escrituras, pero el Señor aclara, edifica, convence, direcciona, avisa, alerta y tantas cosas más a través de la revelación viva que sus vasos están hablando en estos últimos días. El Señor está llamando a sus hijos que tenían oídos cerrados a escuchar lo que hablan sus verdaderos enviados, aquellos que Él verdaderamente ha ungido para esta labor, pero también convoca a discernir cuáles son esas verdaderas bocas que hablan de su parte y cuáles no.
El Espíritu me está haciendo saber ahora que hay un pueblo que está lastimado en esta área, que gran parte de la Iglesia del Señor ya no cree en los profetas ni en sus mensajes porque ha sido golpeada por las voces falsas que la han engañado, defraudado, manipulado, controlado a través de falsa profecía, y en otros casos que, por falta de conocimiento y entendimiento, han recibido palabra errada. Todo es posible para el Señor, y en este tiempo Él quiere sanar a los que han sido lastimados por causa de tanta confusión. Dice la Palabra:
[Éxodo 7:11, RVR1960] Entonces faraón llamó también sabios y hechiceros e hicieron también los magos de Egipto lo mismo con sus encantamientos. Yo veía específicamente la escena cuando Moisés y Aarón hicieron ese milagro de convertir la vara en serpiente y los brujos del faraón hacían también esta señal con poderes demoníacos enfrente de todo el pueblo, pero la serpiente de los enviados de Dios se comió las de los brujos. Con esto el Señor nos quiere decir que siempre él va a tener la victoria y que ciertamente el enemigo tiene poder también para enviar por ejemplo espíritus de adivinación a hablarle a una persona y confundir a muchos.
El diablo tiene poder para imitar sanidades, milagros y prodigios semejantes a los que hacen los siervos del Señor, y esto lo podemos ver en Éxodo 7, y lo ha hecho desde el principio de los tiempos. Pero esto no significa que la manifestación verdadera que viene de Dios y que lleva fruto eterno para su reino no sea mucho mayor. En estas palabras proféticas que estoy entregando últimamente, el Señor viene llamando al pueblo a que discierna, no a que se vuelva negacionista de las manifestaciones del Espíritu de Dios o de los dones que reparte en estos últimos días.
El Señor está diciendo: Hijitos, no desechen todas las cosas, sino que disciernan, porque van a haber ciertamente manifestaciones como la de los brujos del faraón, que son semejantes a las manifestaciones del poder de Dios en estos tiempos. El Espíritu Santo me hace saber ahora que leer el Éxodo es clave para entender lo que el Señor está haciendo en su iglesia. Una de las cosas que está sucediendo, semejante a lo que el Éxodo describe, es que se van a manifestar señales, prodigios, milagros tremendos, pero no solamente que vienen de Dios, sino también del diablo, al igual que las señales que hacían los hechiceros y los sabios del faraón en aquel tiempo, que eran similares a las que hacían Moisés y Aarón.
El Señor está llamando a sus hijos a entender que sí, hay una parte de lo que se está viendo que no viene de Él, sino del diablo, y que acarrea maldición, muerte, enfermedad, encantamiento y todos los frutos malos que producen las manifestaciones de parte del enemigo. Pero el hecho de que eso esté sucediendo no significa que el poder de Dios y su manifestación haya menguado o haya dejado de existir sobre la tierra.
Dios está sacando a su iglesia y a los que quieren escuchar, saber la verdad, seguir y caminar debajo de esa nube que representa la guía del Señor. Los está llamando a salir de una esclavitud espiritual en la cual han estado por mucho tiempo, aun creyendo que Jesús es el Hijo de Dios y estando nacidos de nuevo. El Señor está haciendo un éxodo de su Israel espiritual, el cual somos nosotros, en distintos sentidos, de todo lo que representa esclavitud, falsedad, error, engaño, falsas doctrinas y cualquier cosa que esté atando a su pueblo en estos últimos días.
Si ustedes observan lo que está sucediendo en la iglesia, realmente hay un éxodo de ellas; muchos hermanos cristianos se están yendo de las congregaciones cada vez más. Esto no es casualidad, sino que forma parte del movimiento espiritual por el cual el Cuerpo de Cristo está pasando en este tiempo, porque el Señor ya no va a seguir permitiendo que aquellos que verdaderamente lo aman y lo buscan sigan engañados. Él está haciendo caer velos de los ojos, está quitando cadenas de las muñecas, desatando a todos aquellos que están clamando para saber la verdad, porque sienten y disciernen en su espíritu que algo no está bien y que no pueden seguir igual.
Así como los hebreos estuvieron 430 años esclavos en Egipto y clamaron a Dios sin saber exactamente por qué, pidiendo libertad, hay ahora un pueblo santo que ha venido clamando por la verdad, por libertad de la esclavitud, y el Señor está respondiendo a su oración, como lo hizo cuando se cumplió el período de la esclavitud de los hebreos de aquellos días. El Señor está pasando por un proceso de salida de Egipto a los hijos que lo quieren escuchar, que le creen y que verdaderamente quieren ser libres de esas cadenas de esclavitud que los detienen, que los enfrían, que los estancan, que los alejan de la voluntad de Dios para sus vidas, de sus propósitos y que no les permiten caminar en el poder del Espíritu Santo.
El Señor les está hablando esta misma palabra a muchos de sus siervos que saben escuchar su voz respecto al presente movimiento espiritual, como me lo muestra en una visión donde los hebreos salen de Egipto, pasan el mar y van por el desierto. Me revela lo que está haciendo para que su pueblo colabore con Él y entienda el porqué de lo que le está pasando. Es Dios el que está provocando este éxodo; está quitando esas vendas mágicas de los suyos; es el Señor el que está borrando de sus mentes esas falsas doctrinas que les han enseñado desde hace tantos años para escribir la sana doctrina en sus corazones.
El Espíritu Santo les está provocando a muchos una inquietud en sus espíritus para hacerles saber, a través de redargüirlos, que hay algo que ustedes están viendo en muchas congregaciones o en muchos siervos del Señor que está mal o que quizás en algunas áreas no están del todo limpios, que están enseñando parte de error y parte de verdad. Es el Espíritu de Dios el que está diciéndole a muchos que no sigan participando de estas obras, porque no todo lo que les están diciendo viene de Él, no todo eso es bíblico, y que no coman de todo pan que les están dando. Es el Señor el que está generando preguntas en sus corazones para que piensen, observen, disciernan, lean la Escritura y no participen de lo que no viene de Dios.
Hijitos, dice el Señor, les estoy hablando a una iglesia dispuesta a pagar el precio para salir de la esclavitud de Egipto. Les estoy hablando a un pueblo que tiene un corazón dócil para escuchar mis palabras, aunque sean duras de recibir. Muchos de ustedes me pidieron por la verdad y, por eso, les estoy dando a comer este pan, porque ustedes clamaron por libertad; me dijeron que estaban cansados y me pidieron un cambio. Pero hay un precio que pagar, en el sentido de que no es fácil salir de Egipto, renunciar a lo anterior, cambiar la manera de vivir, de entender las cosas y acomodarse a lo nuevo. Hay toda una transición que se tiene que dar, como cuando los hebreos estuvieron 40 años en el desierto, despojándose de los ídolos, porque hasta extrañaban la vida pasada de esclavitud y no sabían vivir de otra manera.
El Señor me hace saber que Él entiende por lo que algunos de ustedes están pasando en este tiempo, donde Él está sacudiendo a su pueblo a través de las palabras proféticas que les está entregando, como se sacude un avispero cuando es golpeado. Las avispas salen a atacar, se ponen nerviosas, se alteran, están en modo defensa, porque alguien ha golpeado su comodidad y su manera de vivir. El Señor dice: Los estoy sacudiendo para que se hagan preguntas, para que piensen y escudriñen la palabra escrita, porque muchos de ustedes se acostumbraron a escuchar profecía sin escudriñar la palabra profética más segura, la Biblia.
Muchos de ustedes entran en cualquier río y se dejan llevar por esa corriente sin mirar a su alrededor para ver a dónde los están llevando. Estoy sacudiendo a los míos, los estoy consternando para que tal vez reaccionen y se den cuenta de la apostasía en la que están cayendo; la fe está menguando, muchos están escuchando espíritus de error. Yo veo a alguien que cae, literalmente, al piso, e interpreto, por lo que me habla el Señor, que significa la apostasía, lo cual es como caerse de la fe. Por eso, dice el Señor, los tengo que sacudir, porque si no los sacudiera, ustedes seguirían hipnotizados, siguiendo ciegos que guían a otros ciegos.
Dice el Señor que hay un remanente que sí quiere llegar hasta la tierra prometida y que esos van a tener que resistir como resistió el pueblo en el desierto; van a tener que pasar por momentos difíciles para defender la verdad que les ha sido entregada. Yo estoy viendo ahora cuando Moisés recibió las tablas y se las leyó al pueblo, el cual tuvo que acomodarse a esto y aprender a vivir a través de esa ley que antes no conocían y que implicó un proceso de adaptarse una vez la recibieron. Lo mismo está haciendo en este tiempo para aquellos que están abriendo los ojos, se están despertando y dejando de practicar falsas doctrinas. Van a tener que aprender a vivir de una nueva manera y a defender esta verdad que se les está recordando y explicando, porque no es una nueva verdad, sino que se les está aclarando lo que está escrito para que se corrijan.
Esto es como un simbolismo de las tablas de piedra que le fueron entregadas a Moisés, en el sentido de que es algo a lo que uno se tiene que acomodar después de vivir creyendo una cosa mucho tiempo, pero de pronto tiene que haber un reacomodamiento a esta nueva verdad, por decirlo de alguna manera. La Biblia dice: «Mi pueblo perece por falta de conocimiento», y así como al pueblo hebreo, cuando fue sacado de la cautividad, se le entregaron los diez mandamientos para que aprendieran a separar lo bueno de lo malo, de la misma manera en este tiempo el Señor está abriendo los ojos a muchos, sacándolos de la cautividad de falsas doctrinas, falsas enseñanzas y movimientos demoníacos donde no dejaban mover al Espíritu Santo. Ahora les están enseñando lo que no sabían o lo que no entendían, pero que ya estaba escrito, para poder ser libres.
Esto es un tiempo de adaptación, un tiempo de sorpresa, porque yo veo a muchos de ustedes sorprendidos por las columnas fuertes que representan falsas doctrinas que se han venido enseñando desde hace mucho tiempo y que se están cayendo dentro de las congregaciones. Están sorprendidos de lo que el Señor está haciendo porque están viendo que la palabra que habló el Señor desde hace años, de que iban a caer muchos ministros si no se arrepentían de predicar lo falso, el Señor los iba a quitar. Están sorprendidos porque están viendo que esto se está cumpliendo en frente de sus ojos.
El Señor está limpiando a su novia, como ya lo había avisado, de que el juicio comenzaría por su casa. Muchos de ustedes están asombrados de que esto esté sucediendo y algunos aún no lo pueden creer, así como cuando los hebreos estaban pasando por en medio del mar y no podían creer que era un milagro de Dios. Yo estoy sabiendo ahora que gran parte de los que salieron de Egipto, que pasaron por el mar Rojo y se abrió en dos, formando paredes de agua, no creían que era Dios el que estaba haciendo ese milagro, debido al nivel de incredulidad que tenían, aun viendo con sus propios ojos esa maravilla. Dice el Señor que, de la misma manera, en este tiempo, mientras Él está sacando a sus hijos de Egipto con maravillas, señales y milagros, su pueblo de hoy no lo cree porque tiene incredulidad en su corazón.
Hijitos, créanlo, porque cosas mayores van a haber, y me repite que van a seguir viendo ministros caer muertos en los altares, otros siendo alcanzados por rayos que vienen del cielo, literalmente hablando, casas pastorales destruidas en terremotos, en inundaciones, volcanes, erupciones volcánicas y de todo tipo de eventos catastróficos; algunos van a sufrir ataques cardíacos inesperados y se van a ir de esta tierra en un abrir y cerrar de ojos por muertes repentinas. ¿Por qué? Porque se están riendo del Espíritu Santo de Dios; porque están pisoteando al Espíritu de Dios o intentando hacerlo; porque están blasfemando contra Él, como Ananías y Zafira, que cayeron muertos instantáneamente por mentirle al Espíritu Santo.
Hay pastores jugando con las cosas de Dios en el altar; están haciendo falsos milagros, como los hechiceros del faraón en el altar, le están robando a los hijos de Dios porque están abusando de ellos, porque los están maltratando, les están mintiendo y tienen los bolsillos llenos de injusticia. El Espíritu me insiste en avisar que todos ustedes, los que sirven al Señor en cualquier área, escudriñen sus caminos y sus pisadas y se pongan a cuentas con Dios en este tiempo, arrepintiéndose de cualquier cosa de la que se tengan que arrepentir, porque viene una ola de muerte.
El Señor sigue hablando sobre el éxodo, cuando en la Pascua, solamente sobre los que tenían las puertas pintadas con la sangre del cordero, no vino la muerte y pasó de largo. Igualmente, ahora, en esta nueva ola de muerte que viene a su iglesia, solamente los que estén cubiertos por la sangre del Cordero Perfecto, que es Cristo Jesús, encontrados sin mancha ni culpa, van a sobrevivir, y escucho: ¡El Destructor, viene el Destructor! Y a los que claman y gimen por lo que se está haciendo en las congregaciones, el Señor les está colocando una marca para que la muerte pase por al lado y no los toque.
Los que no se arrepientan y sigan en sus inmundicias en la casa de Dios van a ser quitados. El Señor dice: Prepárense, hijitos, y pónganse a cuentas y no participen de los pecados de sus pastores. Dice la Palabra:
[Éxodo 12:23, RVR1960] Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios y cuando vea la sangre en el lintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.
Todos los que se pongan a cuentas, todos los que claman, los que interceden para que los ministros y las congregaciones se acomoden, se arrepientan, se limpien, se laven delante del Señor, todos los que se humillen y se quebranten delante de Dios, no van a ser tocados por esta ola de muerte. El Señor está avisando a través de este mensaje para que nadie ignore lo que está haciendo, para que cada cual escudriñe sus pasos delante de Él, tome en serio las cosas y se arrepienta de pegarle con vara espiritual a las ovejas del Señor. Porque veo en visión a pastores y ministros de todo tipo, que tienen una vara en la mano y castigan a los miembros de sus congregaciones con esta vara en sentido metafórico, y lo hacen de distintas maneras: los tratan como sus esclavos y sus servidores, convirtiéndose ellos mismos en ídolos y les enseñan a adorarlos. Por lo cual, si no se arrepienten, viene la plaga, dice el Señor.
Así que este mensaje es un llamado de arrepentimiento, porque esta es una de las cosas que el Señor está y va a seguir haciendo, mientras su pueblo sale de Egipto. Asegúrense de estar cubiertos, ustedes y sus casas, por la sangre del Cordero inmolado; asegúrense de que la sangre de Jesús los cubra, porque si están en pecado, no tienen esa cobertura. Tienen que estar a cuentas, arrepentidos, lavados, para tener el derecho, el beneficio de ser cubiertos por esa sangre. Muchos de los ministros de los cuales el Señor está hablando creen que están cubiertos por la sangre de Cristo; sin embargo, yo estoy sabiendo ahora que, en el estado en el que están, si no se arrepienten, la sangre de Cristo no los cubre.
[Hebreos 10:26, RVR1960] Porque si pecáramos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados.
Esto también es un llamado a interceder para que todos los que están desviados en el altar del Señor se arrepientan, se humillen y supliquen al Señor que quizás los perdone, los corrija y les enseñe a pastorear su grey. Hijitos, dice el Señor, viene la ola de la muerte, y todo aquel que no tenga mi marca por causa de su inocencia va a ser barrido. Oren por ellos, dice el Señor, porque la muerte que viene dentro de la casa de Dios es grande, ya sea a los ministros o a sus hijos.
[Ezequiel 9:4-6, RVR1960] Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.
[Ezequiel 8-6, RVR1960] Y me dijo, hijo de hombre, ¿ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pues vuélvete aún y verás abominaciones mayores.
Esto mismo viene para los que en la iglesia no se arrepientan, porque el Señor va a levantar una iglesia gloriosa en este tiempo, y ellos son tropiezo para que el pueblo salga de Egipto y conquiste la tierra prometida.
Esto juicios los van a ver con sus propios ojos, dice el Señor, y el Espíritu me hace saber que son demasiados los que están en esta posición, igual que los ancianos de Israel, pensando que, como por mucho tiempo el juicio no les alcanzó por su pecado, nunca el Señor iba a reaccionar. Sus conciencias empezaron a endurecerse por causa de pecar continuamente, al punto que muchos no pueden reconocer que están obrando mal. Así que este es un mensaje de advertencia para el pueblo de Dios. Es un aviso de lo que el Señor está haciendo en este tiempo del éxodo y es un llamado a arrepentimiento, pero no solamente a los ministros que están mal delante del Señor, sino también al pueblo que los está apoyando en lo que hacen.
El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado, y muchos de ustedes están viendo lo que ellos hacen y no abren sus bocas, no dicen nada, sino que participan junto con ellos en sus pecados al no defender la verdad. Por eso dice el Señor que esto es un llamado a arrepentimiento a todos los que estén participando, para que el juicio pase de largo y no los alcance.
[Ezequiel 9:9, RVR1960] Pues la tierra está llena de sangre y la ciudad está llena de perversidad porque han dicho ha abandonado Jehová la tierra y Jehová no ve.
[Isaías 1:18, RVR1960] Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos, si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Dios está reacomodando y limpiando su casa, y está arrancando todo árbol que no da buen fruto para plantar árboles que sí lo dan. Ustedes van a ver cambios tremendos en las congregaciones que escuchan la voz de Dios; van a ver recambio de ministros y mucha gente que hacía años trabajaba en la obra va a ser quitada y reemplazada por otros. Ustedes van a ver a Saúles rebeldes que salen de los ministerios y son reemplazados por los Davids, que tienen un corazón semejante al corazón de Dios.
El Señor les está avisando de cambios sorprendentes que vendrán antes de tiempo, para que sepan que es Él el que está acomodando todas las cosas, porque estamos en un tiempo de transición. Es un tiempo de preparación del escenario para que se manifieste el anticristo y para la venida de Jesús; todas las cosas se están acomodando para estos dos eventos. Por tanto, se van a ver cosas fuertes, violentas, repentinas, donde no hay tiempo que perder. Así que, hijitos, pónganse a cuentas conmigo, porque yo amo tanto a mi pueblo que no los dejo en la prisión para siempre.
Dice el Señor que, por más que les duela escuchar la verdad, igualmente los bendice a través de estas palabras duras por amor y les está advirtiendo para que ustedes se quiten de en medio de la ola de juicios que viene sobre mi casa. Porque no quiere que perezcan juntamente con ellos, para que no mueran como cuando los egipcios fueron ahogados una vez que el Señor cerró el mar y todos se hundieron y perecieron en ese suceso. Hijitos, dice el Señor, ustedes alíniense conmigo en este tiempo para que no sufran daño, y cuando pase el ángel de la muerte los esquive y pase de largo; sean justos y caminen en justicia, orden y en santidad, honrándome en todas las cosas y teniendo temor de mí, porque muchos han perdido el temor de Dios.
Dice el Señor que van a desaparecer muchas congregaciones, y muchos no van a entender lo que está pasando, pero ustedes, los entendidos, lo van a saber porque les hablo anticipadamente. Todo aquel que no se ponga a cuentas, una vez que ha sido avisado repetidamente, llamado al arrepentimiento por misericordia, habiéndosele dado un tiempo específico para que se ponga a cuentas, si endurecen su corazón en contra de mí, serán barridos para que el pueblo que se quiere levantar sí se levante, para que los que quieren ser libres conquisten esa libertad y para que los que verdaderamente quieren saber la verdad de todas las cosas la conozcan.
Hijitos, soy yo el que está haciendo estas cosas, porque amo a mi pueblo y lo voy a perfeccionar, lo voy a limpiar; soy yo, dice el Señor, el que los está purificando como al oro, los estoy probando por el fuego. Sean dignos y respondan a mi llamado a ponerse a cuentas conmigo, arrepiéntanse, porque ustedes son partícipes de sus inmundicias. ¿Por qué se callan la boca cuando ven pastores robando a los míos en frente de sus ojos? Ustedes están siendo cómplices de ellos al no decir nada ni defender a los más débiles. Arrepiéntanse de ser injustos ustedes también, porque quieren estar cómodos, seguir moviéndose en aguas sucias y quieren creer la mentira que ellos les hablan.
Dice el Señor: Arrepiéntanse y búsquenme a mí en la intimidad, en el secreto, en oración, en ayuno, lean la palabra, porque están siendo engañados, esclavizados, atados y dominados. Tienen por pastor a un Faraón y lo defienden, al igual que los hebreos terminaron defendiendo a los egipcios y querían volver a vivir con ellos, en esclavitud. Esto no es justicia, dice el Señor, es injusto, porque no me buscan a mí, al Libertador, al Salvador; no quieren que yo los salve de todo lo que está mal.
Despierten, dice el Señor, y amen la verdad, amen lo que está bien, practiquen la justicia y llamen a los otros a practicarla. Hay pastores que sí me aman y me sirven de todo corazón, que todavía son humildes, como Moisés, llamados también a sacar a un pueblo de la esclavitud, pero son muy pocos. Hijos míos, oren por ellos, porque los lobos, que son esos pastores llenos de codicia, de avaricia, que son como brujos, que manipulan y controlan a los que se congregan con ellos, son como lobos rapaces que quieren devorar a estos que sí son verdaderos y que quizás no tienen congregaciones de miles y miles de personas, pero me son fieles en lo poco.
Hijitos, estos son tiempos engañosos donde va a haber milagros provocados por demonios, y ya se están viendo en lo concerniente al dinero, porque ellos les dicen: Si ustedes me dan tantos miles de dólares, este milagro va a suceder en sus vidas, y ciertamente ese milagro acontece, pero no viene de mí, dice el Señor, sino del diablo, del engañador, del padre de la mentira. Estos pastores son hechiceros que juegan con el evangelio, y ustedes están encantados, entretenidos con sus hechizos y su magia.
Dice el Señor: Estos pastores son faraones actuales, que endurecen sus corazones en contra mía, al igual que el corazón del faraón se endurecía cuando yo le decía que dejara ir a mi pueblo para que me adorara. Reconozcan lo que no viene de mí y deséchenlo cuanto antes y arrepiéntanse de gozar de los engaños y manifestaciones demoníacas que se mueven en sus congregaciones, porque cuando pase el espíritu de la muerte matando y trayendo juicios sobre ellas, las que no se pongan a cuenta conmigo, no solamente van a ser tocados los ministros que están en estos pecados, sino los que los apoyan y defienden, llenos de mentira, con las bocas infladas, dando pan leudado, mezclando la verdad con el error y engañando a los que verdaderamente me buscan y quieren amarme y adorarme.
Mi paciencia tiene un límite, dice el Señor. Cuando veo la injusticia sobre los débiles, sobre los que tienen un verdadero corazón para servirme, me buscan y me quieren alabar, pero estos faraones no dejan ir a mis hijos para que me adoren, los tienen encarcelados en esas congregaciones donde los oprimen, los frenan, se burlan de los míos, y por eso viene el agua sobre ellos, así como vino sobre el faraón y sus soldados que perseguían a los hebreos una vez que los habían dejado ir. No voy a permitir que mi remanente, al cual estoy llamando a salir de estas falsedades, siga atado; voy a libertarlos para que me adoren en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que busco en este tiempo.
Hijitos, pregúntenle al Espíritu de Dios si en algo están fallando, si en algo están participando junto con ellos que me ofenda, y lávense las manos sucias para que sean salvos del juicio que viene sobre los Ananías y Zafiras de este tiempo. Yo, Noelia, estoy viendo manos sucias que han participado en prácticas demoníacas que tienen que ver con el dinero en estas congregaciones de las cuales habla el Señor. Ustedes obedecen a todo lo que ellos piden respecto a dinero, sin escudriñar las razones, los motivos, los planes que ellos dicen que tienen; participan ciegos y no saben dónde están sembrando esos billetes. Ustedes tienen el derecho de preguntar cuál es la obra que se quiere llevar a cabo, cuáles son las intenciones con las que están recaudando su dinero.
Muchos de ustedes no preguntan porque no quieren problemas, y entonces, cuando sus pastores les piden dinero y el Espíritu Santo les avisa que algo no está bien, no preguntan y simplemente obedecen a esos ministros que hacen esto. Pero el ángel está anotando a qué obra respaldan ustedes económicamente. El Espíritu Santo aclara que hay obras que sí vienen de Dios, distintas a las del corazón de estos pastores que quieren dinero para causas injustas. Hijitos, escudriñen, porque va en escalada la ola de robos en las congregaciones, y yo estoy sabiendo que ahí se mueven ladrones porque así los considera el Señor; ministros ladrones que roban a las ovejas, como ladrones de profesión continua en la calle, en las casas, en las tiendas.
Ante los ojos de Dios, son ladrones que están en las cabezas de las congregaciones, en los altares, en los distintos ministerios. Él los ve como una cueva de ladrones; así que tienen secretos, se hacen los misteriosos, no se les puede preguntar, son deshonestos, no son directos ni claros cuando se les pide explicación sobre el destino que le quieren dar al dinero que piden. Hijitos, tengan cuidado con los ladrones, dice el Señor; verifiquen en qué participan, de qué son socios. Pregunten al Espíritu de Dios en qué tienen que participar y en qué no, me dice el Señor.
Yo estoy sabiendo que hay pastores y otro tipo de ministros que piden dinero a los congregantes para levantar nuevos templos, de los cuales algunos no son la voluntad del Señor, sino que son obra y edificios de hombres, no de Dios.
[Salmos 127:1, RVR1960] Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no cuida la ciudad en vano vela la guardia.
Cuídense ustedes de ser hallados partícipes de obras que vienen de los hombres y no de Dios; escúchenme, porque soy el mismo Dios de la Biblia y acostúmbrense a que a veces hablo suave y a veces hablo fuerte por amor, misericordia y perdón. Si ustedes leen mis palabras, dice el Señor, se van a dar cuenta de que cuando hay injusticia que perdura en el tiempo y las personas no se arrepienten, entonces, a mayor dureza de los corazones, más grandes tienen que ser las señales, como las plagas que fueron enviadas a Faraón, cada vez más fuertes a medida que su corazón se endurecía.
Soy Dios justo, porque doy retribución y pago, tanto para lo bueno como para lo malo. Hoy les he hablado, dice el Señor, porque quiero darles este regalo revelándoles lo que está sucediendo, cómo lo estoy manejando y lo que van a ver. Para que ustedes sean salvos de esta generación de víboras, de esta cueva de ladrones, y que cuando venga mi látigo para desbaratar sus negocios no los golpee, pónganse a cuentas conmigo, ordenen sus casas, limpien sus bolsillos. Arrepiéntanse de colaborar en todo proyecto donde no les llamé a colaborar, especialmente en aquellos que les puse a través de mi Espíritu que no debían participar.
El Señor les está hablando por sueños a muchos de ustedes para revelarles cosas sobre este tema; por tanto, presten atención a sus sueños y no los menosprecien. Sigo viendo muchos ministros en los altares con un corazón de piedra, endurecido contra los hermanos que ministran. Ya están tan aprendidos en la manipulación, en el control, en la mentira, en la tergiversación de la palabra de Dios, que sus corazones son como roca, y muchos de ellos ya no les importa el estado de sus feligreses, sino que solamente piensan en números, dinero, iglesias más grandes, autos más costosos y casas más lujosas.
Esto es lo que está pasando hoy en día en un gran porcentaje de la torta que representa la iglesia. Créanlo, dice el Señor, abran los ojos y salgan de Egipto pidiéndome que les mande, a modo metafórico, la columna de fuego de noche y la nube de día referente a la guía del Espíritu Santo. Pídanme que los guíe y los voy a ayudar, pero tienen que ser sinceros con ustedes, conmigo y con el prójimo, y estar dispuestos a pagar el precio por esa libertad. No me nieguen y hablen la verdad entre ustedes.
Hijitos, he hablado hoy. Dejo esta espada clavada en el territorio de sus corazones, que es la verdad, y peso en mi balanza lo que cada uno va a hacer con esta palabra. Así que arrepiéntanse, oren, intercedan por los que vean en esta situación que he descrito hoy. Únjanse ustedes, unjan sus casas para que cuando venga esta ola no los toque en el nombre de Jesús.
De tarea lean el Éxodo y el libro de Ezequiel, capítulos 8 y 9 especialmente, para entender mejor esta palabra. El Señor los bendiga, y no menosprecien las profecías ni los sueños, pero disciernan todas las cosas. Amén.