El Señor te bendiga, amado pueblo del Señor. Hoy es 15 de marzo del 2024 y estoy aquí enviada por el Señor de los ejércitos para hacer un vaso profético a las naciones, para hacer una boca que hable de parte del Grande, del Poderoso, que quiere hablar a sus hijos, que quiere hablar a su pueblo, a aquellos que saben escuchar, a aquellos que saben oír, a aquellos que realmente saben prestar atención. El Señor quiere seguir ministrando a su pueblo hoy, a través de la palabra profética, a través del mensaje profético, a través de la enseñanza profética. ¡La gloria sea para él! Gracias Señor. Te damos gracias Señor por un nuevo día para poder escucharte, por una nueva oportunidad en la que querés hablarle a tu pueblo Señor, que perece por falta de conocimiento. Hoy en estos últimos días, cuando más tendríamos que tener conocimiento sobre cosas que nos aquejan, que nos atormentan, que nos persiguen, que nos atan, que nos enferman. Más sin embargo Señor, todavía hay falta de conocimiento en tu pueblo. Por eso te damos gracias Señor, porque llamás a muchas bocas para hablar de tu parte en estos últimos días, para traer claridad sobre tu palabra Señor escrita. Para traer discernimiento Señor, para edificar a un pueblo que necesita ser levantado como un edificio fuerte, para poder resistir a los dolores de parto, para avisar sobre lo que viene, para revelar secretos, enigmas de los últimos tiempos. ¡Gracias Señor! Gracias Padre. Glorifícate Señor en esta hora, restaurando al caído, sanando al quebrantado, liberando al esclavizado, aclarando dudas, respondiendo preguntas en los corazones. Señor, derrama de tu poder en esta hora y mánanos con toda clase, Señor, de operaciones por el Espíritu Santo, en el poderoso nombre de Cristo Jesús. Amén y amén.
Yo escucho al Señor que habla a su pueblo y esta administración será al pueblo de Jesús, en general. Al cuerpo de Cristo, a la iglesia de nuestro Señor Jesucristo y no de manera individual. En primer lugar, la palabra será a las iglesias. El espíritu le quiere hablar a las iglesias, como dice el libro de Apocalipsis, en primer lugar, y no a cada persona en particular en esta oportunidad, ¿Si?, pero pueblo, abre tus oídos, porque a medida que el Señor hable de manera general, como Él conoce tus necesidades, esto te va a bendecir de manera individual, esto te va a ayudar de manera individual, esto te va a edificar, te va a consolar de manera individual. ¡La gloria sea para Él! Y el Señor nos dice a todos nosotros en esta transmisión: «Hijitos, aquí estoy abriendo mis oídos a un pueblo que aún tiene muchas preguntas sobre las razones de sus enfermedades. Aún quiero seguir explayándome dice el Espíritu de Dios, sobre cosas que ustedes no conocen en este área, sobre cosas que ustedes no tomaron en cuenta, sobre cosas que están escritas inclusive en la Biblia, pero que sus ojos todavía no reconocieron. Son muchas, dice el Señor, las causas de las enfermedades.
Porque muchos de ustedes se preguntan ¿Por qué mis hijos, siendo mis hijos y siendo ciudadanos del Reino de los cielos, como dice la escritura, siguen enfermos o pueden estar enfermos? ¿Por qué hay hijos de Dios que, siendo hijos legítimamente, están atados? ¿Por qué hay hijos de Dios que están en ruina, en escasez, cómo puede ser? Se preguntan muchos de los corazones que escuchan estas enseñanzas proféticas. Que siendo hijos de un Padre que todo lo posee, siendo hijos del Señor de la provisión, ¿cómo puede ser que hay hijos que no cuenten con acceso a esa provisión? ¿Cómo puede ser que el Señor de sanidades, que el Señor que resucita a los muertos, que llama a los que duermen a volver a levantarse, se preguntan muchos de ustedes, cómo puede ser que, siendo hijos de ese Dios de sanidades y milagros, la carne de esos hijos todavía permanece enferma? ¿Cómo puede ser que, siendo hijos de un Dios que libera a los cautivos? como dice Isaías, capítulo 61, ¿Cómo puede ser que, si ese Padre envió a su Hijo a libertarnos, sigamos necesitando liberación?
Muchos de ustedes se hacen estas preguntas porque les falta entendimiento, porque aún están en ignorancia sobre estas áreas, porque todavía no conocen ni entienden las cosas espirituales al nivel que deberían conocerlas o que necesitan para que caminemos en bendición y no en maldición. Y el Padre en estos días ha venido enseñando a través de este vaso profético sobre las enfermedades, sobre las sanidades, sobre las liberaciones, pero aún el vaso de esta enseñanza no ha sido lleno, me dice el Espíritu Santo. Y hoy Dios quiere seguir hablando sobre este tema, para que quizás muchos de ustedes reciban esa llave de libertad que están necesitando, para que quizás muchos de ustedes reciban esa solución que hace tanto tiempo le vienen pidiendo al Señor acerca de esa enfermedad que les aqueja, porque el Señor es misericordioso, para siempre es su misericordia, bueno, piadoso y perdonador. ¡Aleluya! ¡La gloria sea para Él! Y el Espíritu de Dios entonces le dice a las iglesias hoy: Es que, hijitos, hay mucho pecado dentro de mi pueblo, porque es más fácil entender por qué alguien que no tiene a Jesús como su Señor y Salvador puede estar enfermo o puede estar atado, o puede estar atormentado, pero a ustedes les cuesta entender cómo puede ser que, siendo dueños de una salvación tan grande a través de la sangre de Jesús en este nuevo pacto bajo el cual estamos los que somos hijos de Dios, los herederos de la vida eterna, cómo puede ser que a nosotros a veces nos sucedan las mismas desgracias, las mismas cosas.
Y la respuesta principal que el Señor entrega hoy y que quizás muchos de ustedes no la tenían en cuenta, aunque parezca tan simple y tan clara, inclusive cuando uno lee la es: Es que mi pueblo, dice el Señor, camina en pecado. Hay un remanente, dice el Señor, que entiende sobre las cosas espirituales, pero la gran parte del cuerpo de Cristo no es entendido sobre las cosas espirituales y, aún por falta de conocimiento, siguen en la carne. Por falta de conocimiento se equivocan y por falta de fe, erran, abriéndole las puertas al enemigo de las almas, quien no desperdicia un segundo del tiempo que se le es dado para atormentar a los hombres, para entrar a sus casas y meterles un aguijón en sus carnes, así como dice que Pablo tenía un aguijón en su carne. Hijitos, entiendan, dice el Señor, que la razón número uno, que la causa principal por la cual muchos de mis hijos siguen atados con enfermedades, es el pecado. Mi pueblo peca y no se arrepiente, dice el Señor, mi pueblo erra y no reconoce, mi pueblo todavía no sabe distinguir lo bueno de lo malo como para escapar del error.
Mi pueblo no tiene discernimiento, mi pueblo camina como alguien que, si no se pone anteojos, no puede ver, mi pueblo no está sano de la vista, dice el Señor. Mi pueblo no cree lo que está escrito en la Biblia, mi pueblo lee la Biblia, dice el Señor, pero no solamente no cree lo que está escrito, sino que lo mal entiende o, más grave aún, no lo practica, y muchas veces, la mayoría de las veces, la causa por la cual ustedes están tan enfermos, tan deprimidos, tan oprimidos, tan atados, tan esclavizados, aún cuando son hijos de Dios, es por falta de conocimiento, es por falta de fe, es por errar, y es por pecar. Hijitos, tienen que empezar a tomar las cosas de Dios en serio, dice el Señor, porque en este tiempo muchas enfermedades son manipuladas por el hombre y lanzadas en los aires o a través de los aires, a través de las aguas, a través de los alimentos, en los alimentos e inclusive, dice el Señor, en ciertos remedios y vacunas, para que la gente, la población en general, no solamente se enferme, sino que se vuelva loca, y si es posible, que se muera.
Y si ustedes no entienden la gravedad de los tiempos, a donde están caminando, lo delicado, lo delicada que son las cosas espirituales, van a caer en estas trampas, van a caer en estos pozos ciegos, hijitos, dice el Señor, porque yo estoy viendo, yo Noelia, estoy viendo una persona que camina con anteojos puestos, y el Señor dice que muchos de ustedes tienen que quitarse esos anteojos para caminar por fe y no por vista. Esta visión que yo estoy viendo no se refiere a unos anteojos físicos, reales, materiales, quiere decir que muchos de ustedes están enfermos porque no caminan por fe, sino por vista. Hay un versículo en las escrituras que dice algo como que el que no come con fe es condenado. Porque todo lo que no proviene de la fe es pecado, si no me equivoco. Ahora vamos a compartirlo bien claro a este versículo, porque es clave para entender que una de las razones por las cuales la iglesia de Jesucristo está enferma es porque no camina por fe sino por vista, porque no vive por fe en el espíritu sino en la carne. Dice Romanos capítulo 14, versículo 23: «Pero el que duda sobre lo que come es condenado si come, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe es pecado».
Muchos de ustedes, como dijo el Espíritu Santo desde el principio de esta ministración, de esta transmisión profética, caminan una parte del día por fe y la otra parte del día caminan sin fe. Y como no creen, por ejemplo, que a partir de este nuevo pacto que estamos por la sangre de Jesús todo nos es permitido, aunque no todo, es decir, todo es lícito, aunque no todo nos conviene, porque no creen que a través de la Acción de Gracia todos los alimentos son santificados. Al comer sin fe, al no creer lo que está escrito en el Nuevo Testamento que habla sobre esto en el nuevo pacto en Jesús, entonces están pecando. Mejor sería, dice el Señor, que no coman si no les alcanza la fe para comer lo que están comiendo. Porque si ustedes comen algo que piensan que es pecado comer, aún participando de este nuevo pacto en Jesús, y ustedes comen eso que piensan que aún es pecado, comen sin fe, entonces son condenados, y esta condenación puede acarrear enfermedades, porque están incurriendo en un pecado. Y no estamos hablando de sangre, ¿Verdad?, ni de ahogado, ni de alimentos sacrificados a los ídolos, como dice la Biblia determinante que es ilícito, verdad. O sea, no utiliza esa palabra, pero no nos es lícito comer eso, como dice el Nuevo Testamento, solamente, solamente que no coman sangre, alimentos sacrificados a los ídolos, y que se abstengan de ahogado y de fornicación, ¿Verdad?
Ahora vamos a compartir exactamente este versículo, porque es un tema muy delicado que el Señor me está dando hoy para transmitirles, y es importante proclamar los versículos como están escritos, ¿Verdad? Entonces, en las transmisiones anteriores, el Señor nos habló de distintas causas por las cuales los hijos de Dios pueden estar enfermos, pero en esta transmisión, que sería como una segunda parte, el Espíritu arroja otras causas difíciles de reconocer normalmente, y que pueden derivar en enfermedades, inclusive en hijos de Dios. Dice Hechos 15, 19 y 20: «Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre» Entonces, cuando el Espíritu dice en esta palabra que estoy entregando hoy, que si comen algo y no lo hacen con fe, mejor que no lo coman, no se refiere a la sangre, al ahogado y a la contaminación de ídolos, ¿Verdad? Se refiere a alimentos que bajo el viejo pacto estaban prohibidos, pero que bajo el nuevo pacto todo es lícito, pero no todo conviene. Y que de todo lo que hay en la carnicería, comed, dice la palabra del Señor. Y muchos de ustedes me revelan, ahora al Señor, y estoy viendo, están confundidos acerca de lo que es lícito o no es lícito bajo este nuevo pacto en Jesús, cuyo mediador es Jesús y no Moisés.
Entonces, muchos de ustedes, cuando comen algo que bajo el viejo pacto establecido por Moisés o a través de Moisés, mejor dicho, establecido por Dios a través de Moisés, cuando ustedes comen alimentos que bajo ese viejo pacto, bajo el cual nosotros no estamos, cuando comen algo que estaba prohibido en ese viejo pacto, no creyendo que es santificado bajo este nuevo pacto con Acción de Gracias, si ustedes no tienen la fe para comer esos alimentos estando bajo este nuevo pacto, y lo comen igual, entonces caen en condenación según la palabra del Señor, y esto abre la puerta para que entren enfermedades a sus vidas, porque no están comiendo con fe. No están comiendo por fe, y lo que no proviene de la fe es pecado. Yo estoy viendo que muchos de ustedes, cuando comen, dudan, no solamente sobre lo que estoy hablando, de animales que están nombrados como inmundos, ¿Verdad? en el viejo pacto, sino que a veces el Espíritu Santo, porque bajo este nuevo pacto somos guiados a través del Espíritu Santo y estamos llamados a caminar por fe en el espíritu, y ya no por obras de la carne, como dice la palabra, pero muchos de ustedes no se guían por el Espíritu Santo para comer, para alimentarse, y cuando dudan en lo que comen, son condenados, y al pecar por no estar alimentándose con fe, esto abre la puerta a que el enemigo coloque enfermedades en sus vidas.
Todo me es lícito, pero no todo me conviene. Me trae el Espíritu Santo este versículo: «Todo me es lícito, pero no todo me conviene», y el Señor dice que aún así, bajo este nuevo pacto, aunque exceptuando la sangre, lo ahogado, lo ofrecido a los ídolos, el resto de los alimentos que bajo el viejo pacto estaba prohibido, el Señor dice, aunque bajo este nuevo pacto es santificado por Acción de Gracias, como la palabra dice en el Nuevo Testamento, eso no quiere decir que les convenga comerlo, no está prohibido, porque no estamos bajo esa ley de Moisés, pero eso no quiere decir que les convenga comerlo. Tenemos libertad para comerlo en fe, pero si el Espíritu Santo es nuestra guía, tiene que ser la base para nuestra alimentación. Y yo veo que muchos de ustedes, cuando están por comer algo, no le preguntan al Espíritu Santo cómo organizar su heladera, su mesa, su alimentación, a través de su guía, porque dice la palabra que los que son hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios. Y antes, bajo el pacto de Moisés, la guía era la ley de Moisés, que se realizaba bajo las obras de la carne, ¿Verdad? Pero bajo este nuevo pacto, nuestra guía es el espíritu de Dios, y todo lo que hacemos tiene que ser por fe, y no por obras. Aunque la fe se manifiesta en las obras.
Entonces, yo estaba viendo una visión que algunos de ustedes, cuando van a llevarse ciertos alimentos a sus bocas, están dudando de lo que comen, y el Señor indica que tienen que rever esta actitud, que tienen que rever cómo se están alimentando, y que el Espíritu Santo les está indicando a varios de ustedes, hijito, hijita, no comas eso que estás a punto de comer, porque en tu caso, y para tu cuerpo, para tu estado físico, emocional y espiritual, no te conviene comer lo que estás a punto de comer. El Espíritu Santo les está hablando a muchos de ustedes, sobre, por ejemplo, que están comiendo demasiada azúcar, los está redarguyendo. Es lícito comer azúcar ¿Verdad?, pero en grandes cantidades, no conviene, y el Espíritu Santo, que es nuestra guía actual para los que somos hijos de Dios, según lo dice la escritura, les está indicando a muchos de ustedes que hay ciertos alimentos o sustancias adentro de los alimentos que tienen que dejar de ingerir, en otros casos que tienen que disminuir, y en otros casos que tienen que eliminar, y en otros casos es al revés, a muchos de ustedes el Espíritu Santo les está diciendo que tienen que beber más agua para hidratar a su cuerpo y ayudar a limpiarse, o por otras causas.
A otros de ustedes les está indicando que en vez de comer alimentos crudos, verduras y frutas crudas, en este tiempo de sus vidas, traten de comer alimentos cocidos, verduras más bien cocidas que crudas, pero no es que sea o no sea lícito comer verduras crudas o cocidas bajo este nuevo pacto, sino que el Espíritu Santo sabe el estado de nuestros cuerpos y cuáles son los alimentos que en este momento de nuestras vidas nos pueden favorecer más o menos. Aunque todo nos es lícito, exceptuando lo que nombramos antes, ¿Verdad?, todo lo que contenga sangre o que provenga de ahogado o contaminado por los ídolos, ¿Cierto? Entonces, la alimentación es una de las causas por las cuales no solamente cualquier persona, sino que en estas ministraciones por el Espíritu Santo, el enfoque son los hijos de Dios, que se preguntan cómo puede ser que teniendo acceso a una salvación tan grande, que teniendo beneficios celestiales que un inconverso no tiene, que contando con el acceso a tantas bendiciones, aún me sigo enfermando, aún sigo atado, y este tipo de cosas, el Señor hoy más que nada se dirige al pueblo de Dios, ¿Verdad?, a los nacidos de nuevo, a los comprados por la sangre de Cristo Jesús.
Y una de las razones principales revela el Espíritu de Dios es la alimentación, y por causa de conocimiento y de entendimiento de la palabra, erramos, pecamos y nos enfermamos. El Espíritu me da un ejemplo ahora de ese versículo que dice «todo me es lícito pero no todo me conviene, todo me es lícito pero no todo me edifica, todas las cosas me son lícitas pero no me dejaré dominar de ninguna», dice la palabra, no me dejaré dominar de nada. Y una de las razones que puede ser causa de enfermedades son los excesos. ¿Es lícito comer algo dulce según las escrituras? Dice la Biblia que todo nos es lícito, ¿Verdad?, pero eso no quiere decir que si comemos dulces en exceso que nos convenga, sino que si entramos en los excesos en cualquier tipo de alimentos o bebidas, por más que sea lícito según este nuevo pacto, nos estamos dejando dominar por ese alimento específico. Entonces hay que entender que hay una balanza en donde tenemos que pesar nuestra alimentación y todas las cosas que hacemos.
Porque podríamos tomar como excusa ese versículo que dice que todos nos es lícito pero no todo nos conviene para caminar en excesos, ¿Verdad? Por ejemplo la sal, otro ejemplo que da el Espíritu Santo. ¿Dónde dice la Biblia que la sal está prohibida o que es pecado comer sal? No hay una prohibición bíblica para comer sal, ¿Verdad? pero eso no quiere decir que si comemos sal en exceso más de lo que necesite nuestro cuerpo no estemos pecando porque nos estamos dejando dominar de la sal. No quiere decir que porque la sal sea lícita comerla; cuando la comemos en exceso no nos estemos contaminando, entonces hay que entender que por más que existan alimentos lícitos si no comemos a conciencia, me dice el Señor porque esa palabra es clave para entender lo que estoy diciendo, si no comemos a conciencia podemos entrar en pecado. Por más que sea lícito bajo el nuevo pacto y el pueblo no entiende exactamente lo que el Señor está hablando. Hoy está confundido, tiene dudas, está enroscado, se siente adentro de su corazón como enredado sobre estas áreas y sobre la diferencia entre el viejo pacto y el nuevo pacto, por eso el Señor en estos últimos días está arrojando luz sobre estos temas, ¿por qué? Porque los hombres inspirados por Satanás están lanzando enfermedades tras enfermedades, pandemias tras pandemias, plaga tras plaga. Es desparramada sobre la Tierra y todas estas cosas son una de las causas por las cuales viene mortandad al mundo, viene mortandad al mundo por causa de las enfermedades, las plagas, la contaminación en los alimentos, en el agua y todas estas cosas que este ministerio y otros vienen hablando hace tiempo, ¿Verdad? Y que están escritas primeramente en la Palabra.
Entonces el Señor quiere salvarte y que tu misma ignorancia no sea la que te hunda, la que te enferme y la que traiga muerte en el último de los casos a tu vida o a tu casa. Y yo escucho la palabra «Libertad» nosotros los que estamos bajo el pacto de Jesús y no de Moisés, los que nos manejamos por la ley de la libertad como dice la Palabra y no por la ley de Moisés, tenemos Libertad para elegir lo que vamos a comer, exceptuando siempre lo que nombramos antes y que Pablo indicó no comer a los gentiles, ¿Verdad? Por ejemplo la sangre. Exacto, por ejemplo morcilla, como dicen los hermanos en el chat, que tiene sangre, que no tenemos que comer, pero dice el Espíritu que Jesús vino para traer libertad a los cautivos y cuando las escrituras dicen esto también se refieren a los que estaban bajo la ley de Moisés. Jesús vino a cumplir la ley para después establecer un nuevo pacto en su sangre. No es que la ley me dice el Espíritu porque lo que estoy hablando. No es porque yo lo quiero hablar sino porque el Señor quiere arrojar luz sobre estos asuntos. No es que no hay ley en estos últimos días, sino que hubo un cambio de ley, como dice la palabra, cambio de ley, dice la palabra y nosotros estamos bajo la ley de la libertad como también lo dice la palabra y tenemos libertad de elegir a conciencia y bajo la guía del Espíritu Santo, por fe lo que vamos a comer.
Dice Hebreos 7:1 «Pues cambiado el sacerdocio necesario es que haya también cambio de ley». Y el Espíritu dice: Hijitos ustedes tienen libertad para alimentarse, la restricción, la única restricción es lo que Pablo ordenó a los gentiles, a abstenerse. Pero de todo lo que se vende de todo lo que se sirve en la mesa, dice el Señor, ustedes tienen la libertad para comer, pero deben comer a conciencia de lo que están metiendo en sus bocas, porque por más que tengan libertad para comer de todo lo que se sirve y de todo lo que se vende, si Espíritu Santo los inspira para que no coman de algo de eso que se sirve o que se vende, ustedes no le hacen caso a esa indicación por el Espíritu Santo e ingieren igual lo que deciden, de todas maneras, entonces están incurriendo en pecado, porque su conciencia les está indicando lo que no les es bueno comer. Es decir, la conciencia tiene mucho que ver en lo que estamos diciendo. Dice Santiago 2:12 «Así hablad y así haced como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad». Muchos de ustedes ahora tienen muchas preguntas, por lo que el Señor quiere hablar hoy. ¿Y. pero entonces qué, como qué dejo de comer? Se preguntan, ahora estoy confundido, estaba seguro de algunas cosas, pero ahora estoy confundido. Dice 1ª Corintios 10:25 «Comed de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivos de conciencia».
Y el Señor le quiere abrir los ojos a un pueblo que estaba esclavizado por mala interpretación de las escrituras, por falsas creencias y por enseñanzas de hombres que han sido transmitidas de generación a generación. «Hijitos, los quiero hacer libres, dice el Señor, porque ustedes están bajo un mejor pacto, ustedes forman parte del reino de los cielos, ustedes son libres. Pero igualmente quieren volver atrás y colocarse esposas en las manos, dice el Señor, habiéndosele los sacado de las cárceles espirituales, a donde estaban ustedes solos quieren volver a encerrarse, no es que Yo no les dé libertad para todas las cosas», dice el Señor, porque dice la Biblia que allí a donde está el Espíritu de Dios ahí hay libertad. «No es que Yo no quiera liberarlos, dice el Señor, de ciertas ataduras que están en sus vidas, sino que ustedes mismos deciden creer que no están libres y esta creencia los ata, los limita, los frustra, porque es como ir en contra de la corriente del espíritu. Porque la carne y el espíritu, dice el Señor, se contradicen, pero ustedes ya no están caminando guiados por la carne, dice el Señor, como en la ley de Moisés, sino por el Espíritu de Dios. Esos son mis hijos, dice el Padre, los que en este tiempo son adoradores en espíritu y en verdad, hijitos, dice Gálatas 5:17, «Porque el deseo de la carne es contra el espíritu y el del Espíritu es contra la carne y esto se oponen entre sí para que no hagáis lo que quisieres».
Hijitos, ustedes se auto condenan, dice el Señor, cuando hacen cosas que son lícitas de hacer por el sacrificio de la sangre derramada en esa cruz, cuando hay cosas lícitas pero ustedes mismos se condenan, dice el Señor, cuando hay cosas lícitas, permitidas que ustedes pueden hacer por el sacrificio de Jesús, pero no las hacen, porque les falta fe, por eso dice la Biblia que hay débiles en la fe. Porque los débiles en la fe, como dice la Biblia, a ellos les cuesta caminar por el espíritu, pero se les hace fácil caminar en la carne, porque necesitan reglas, estructuras, tradiciones de hombre, de las cuales sujetarse y sentirse seguros. Esos son los débiles en la fe, los débiles en la fe se niegan cosas para sí mismos que Yo no les niego, dice el Señor, porque no creen que son libres. Algunos de ustedes, dice el Señor, caminan por fe, pero hasta un nivel, porque hay distintos niveles de caminar por Fe. Hay personas que caminan en una fe pequeña, hay personas que caminan en una fe mediana y hay personas que caminan en una fe grande. Los vasos que somos nosotros tenemos distintas llenura de fe, por decirlo de alguna manera, distintas medidas, dice la Biblia. Existen distintas medidas de fe y no todos nosotros caminamos con la misma medida de fe.
Entonces, existen los débiles en la fe; existen los fuertes en la fe. Los que están débiles en la fe son capaces de comer ciertos alimentos, quiero decir, no son capaces los débiles en la fe no son capaces, no pueden comer ciertos alimentos que antes, bajo el pacto de Moisés, estaban prohibidos porque no están bajo la gracia en este punto, sino que siguen viviendo en este punto bajo esa ley y no bajo la ley de la gracia y la libertad, bajo la ley de la fe. Entonces, los que son débiles en la fe piensan que si comen ciertos alimentos de estos que antes estaban prohibidos, van a ser condenados por Dios; les falta fe para caminar en la libertad que estamos llamados a caminar bajo el nuevo pacto en la sangre de Jesús. Pero el que está fuerte en la fe, el que es fuerte en la fe, es capaz de comer ciertos alimentos hasta un punto y bajo ciertas circunstancias que son santificados a través de la acción de gracias, porque el fuerte en la fe come por fe y no por vista.
Porque el que está fuerte en la fe entiende que todas las cosas son permitidas, pero sabe ingerir esos alimentos hasta un punto determinado, porque el que camina, el que es fuerte en la fe, logra el balance que le da el Espíritu Santo cuando lo guía. No quiere decir que alguien que es fuerte en la fe pueda ingerir un poco de cerdo, por ejemplo, sin mala conciencia, porque le cree a Dios que ese alimento es santificado por acción de gracias, como dice la Biblia bajo este nuevo pacto, ¿Verdad? no quiere decir que porque el que es fuerte en la fe puede comer un poco de cerdo de vez en cuando. No quiere decir que eso que le conviene comer seguido de ese alimento, o que le conviene comer en exceso de ese alimento, es decir, el que es fuerte en la fe también es consciente de las cosas y sabe por qué ese alimento Dios lo llamó inmundo en las escrituras. Dice 1ª Timoteo 5:4 y 5. «Porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse si se toma con acción de gracias, porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado». Pero escuchen, escuchen con atención. Oigan con atención y no malinterpreten lo que está diciendo el Señor en este momento. El fuerte en la fe sabe que nada es de desecharse. Como dice 1ª Timoteo 5. Porque el que es fuerte en la fe sabe que si hay una oportunidad a donde hay cerdo en su mesa, por ejemplo, yo estoy viendo ahora una persona que la invitan a comer a una casa y en esa casa sirven cerdo de alguna manera, el que es fuerte en la fe sabe que la Biblia dice: De todo lo que se os ponga en la mesa, comed, ¿Cierto? y lo come con acción de gracias. Ora antes de ingerir ese alimento y ese alimento es santificado por la acción de gracias y por su oración.
Pero esta persona que, inclusive siendo fuerte en la fe, sabe que mejor es no comer, ingerir cerdo regularmente, porque si lo hace permanentemente, contamina el cuerpo de una manera más rápida que si comiera otro tipo de carne o alimentos, es decir, todo es lícito, pero no todo conviene. Que se pueda, que esté permitido, comer jamón en este pacto no quiere decir que te sea bueno comerlo permanentemente, especialmente si el Espíritu Santo, en algún momento, te indica que no lo comas, o que dejes de comerlo, o que comas menos, porque entonces no lo estás comiendo de buena conciencia, porque ya el Espíritu te indicó que no comas tanto, o que dejes de comerlo directamente. Aunque en este nuevo pacto no esté prohibido, ¿Se entiende? Es decir, hay una diferencia entre el que es débil en la fe y entre el que es fuerte en la fe, y esto provoca que se abran puertas al enemigo para enfermarnos. Y si es posible, aún para llevarnos hasta la muerte.
Es mejor, y lo que voy a decir no lo va a decir Noelia, voy a decirlo, que escucho de parte del Espíritu Santo: todos los alimentos que en el viejo pacto fueron llamados inmundos, dice el Señor, a mí me dice el Señor, es mejor tratar de evitarlos. ¿Sí?, Porque por algo son llamados inmundos en el viejo pacto. Escuchen lo que el Señor va a decir: todos los alimentos que en el viejo pacto son llamados inmundos o que estaban prohibidos, ciertamente es mejor no ingerirlos, porque por algo son llamados inmundos, ¿Sí?, pero hay una diferencia legalmente hablando, espiritualmente hablando, porque nuestro contrato ya no es con la ley de Moisés, ese contrato, ese papel, cuando nosotros aceptamos a Jesús como el Señor de nuestras vidas y confesamos con nuestra boca que Él se entregó por nosotros en esa cruz, en ese madero, murió y resucitó al tercer día, y está sentado a la derecha del Padre, esa sangre nos compró a nosotros. Y a partir cuando él dijo: «Consumado es», se refería en parte a que a partir de ese momento se establecía un nuevo pacto en su sangre.
Y dice Mateo 15:11, «no contamina al hombre lo que entra en la boca, sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre», como para agregar a esta enseñanza. ¿Sí?, Pero decía, hay una diferencia entre las personas que estaban bajo el pacto de Moisés, legalmente hablando, y las personas que están bajo el nuevo pacto, legalmente hablando, y a partir de que Jesús estableció, y dice la Biblia muchas veces en las escrituras: busquen ustedes la palabra nuevo, nuevo pacto, nuevo pacto, nuevo pacto, muchas veces sale, si ustedes ponen en las aplicaciones de las Biblias, nuevo pacto, les va a saltar muchas veces, es un nuevo pacto. Entonces al pasar del viejo pacto al nuevo pacto, al ser comprados y perdonados y redimidos por la sangre de Jesús y no de los animales, de los sacrificios del viejo pacto que tampoco podrían comprarnos, pero es para equiparar, ¿No? Al estar bajo este nuevo pacto es en el espíritu, lo que sucede es que el papel legal del pacto de Moisés se rompe y lo que nos compra a nosotros es Jesús, que cada vez que el diablo quiere obtenernos o poseemos, es como si le presentara este nuevo papel por el cual él nos ha comprado de este nuevo pacto.
Dice 2ª Corintios 3:6: «El cual así mismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu. Porque la letra mata, más el Espíritu vivifica». Entonces lo que nos estaba enseñando el Señor. Hebreos 9:9-15: «Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto para que, interviniendo muerte para la redención de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna». Hay un primer pacto y hay un segundo pacto, y de hecho también lo dice la Biblia en otro lado. Hay un primer pacto y hay un segundo pacto, hay un pacto que se le llama viejo en algún momento y hay un pacto que se le llama nuevo, muchas veces en la Biblia, ¿Sí?. Entonces ahora el Señor nos está enseñando cómo entender la alimentación a través de la mirada de Jesús, a través de la gracia, a través de la fe. Y cuando la Biblia dice en el viejo pacto que todos esos alimentos están nombrados como inmundos y estaban prohibidos para comer por los judíos, ¿Verdad?, por algo lo dice la palabra, no son alimentos aconsejables para que nosotros, aún estando en el nuevo pacto, comamos. Pero la diferencia es que no hay una ley vigente en este tiempo, en esta dispensación de la gracia, que nos condene si comemos esos alimentos que bajo la ley de Moisés sí estaban prohibidos. y si había una ley que nos que condenaba a las personas que estaban bajo ese viejo pacto, ¿Se entiende?.
Entonces no quiere decir que porque el cerdo, porque es el ejemplo más común o más regular que uno se pregunta o digamos lo que más regularmente se come acá en América Latina, ¿No es cierto?, en occidente, ¿No?, es como el más real, el más tangible, el más regular que nos encontramos diariamente, ¿Verdad?, que se vende en el supermercado, en las carnicerías, en todos lados, y que mucha gente, y más, por ejemplo, acá en Argentina, se come, es el cerdo, ¿Cierto?, el jamón, en el asado, en muchas formas en las que se puede presentar este alimento, ¿Verdad? Ahora a lo que iba, que el Señor, está enseñando a su pueblo, no significa que el alimento, en este caso estamos diciendo el cerdo, en cualquiera de sus presentaciones, sea bueno para comer, mejor es no ingerirlo, mejor es y menos en mucha cantidad, ¿Cierto?, según lo que me está diciendo ahora el Espíritu Santo, recuerdo no soy yo hablando, yo transmito lo que recibo de parte de Dios. Después, ustedes, investigarlo, pacto que no se podían comer, verdad, hay una razón por eso, porque el Señor lo hizo así. Entonces para dejarlo bien claro y me voy a tomar el tiempo que necesite para que quede claro lo que el Señor quiere decir, todo es lícito, todos esos alimentos son lícitos, pero no nos convienen, no nos convienen por distintas razones, no nos convienen.
Entonces, la diferencia es que si hay situaciones donde se presente la oportunidad, por ejemplo, yo estoy viendo ahora un hijo de Dios que va a una reunión de inconversos y esta persona participa de esa comida porque quiere ir a compartirles el evangelio y ellos están comiendo una comida donde hay cerdo. El hijo de Dios tiene permitido comer ese cerdo si lo hace con Acción de Gracias. Si ora sobre ese cerdo, ¿Verdad?, ese animal, ese alimento, dice la Biblia, es santificado, verdad, porque no hay nada para desechar dice las escrituras. Entonces, esta persona sabe que en ese momento en particular es conveniente que comparta esa comida con esas personas que no están convertidas a través de la acción de gracias y que no hay una ley para él, actual, que lo ingiere ese alimento en ese momento en particular porque no está bajo la ley de Moisés sino bajo la ley de Cristo. Entonces, esta persona inclusive cuando le pregunta al Espíritu Santo veo yo en esta visión, el Espíritu le dice: «Hijito, No te preocupes, comé lo que ellos comen y predices de la palabra porque ese alimento que vas a ingerir, yo lo santifico porque lo vas a hacer por fe. Y encima me vas a servir a mí». Entonces el Espíritu de Dios lo respalda en ese momento en particular y además de eso, legalmente hablando, no hay una ley, ¿Cómo se dice? activa, vigente, esa es la palabra «vigente» que condena a este hijo Dios. En esa ocasión que el espíritu está nombrando ahora, trayendo ahora y que lo haga culpable de transgresión porque la ley de Moisés en ese área, digamos, no está vigente, hubo un cambio de ley, ¿Sí?.
Pero eso no quiere decir que este mismo hijo de Dios que en ese momento en esa situación le fue conveniente compartir esa comida con esos esas personas que estaban inconversas para que tal vez compartiendo con ellos en fe en esa libertad que le da el Espíritu de Dios, tal vez encima se conviertan porque les esa esa situación le abre la puerta para compartirles la palabra, ¿Verdad?, no quiere decir que él después va a ir a buscar de ingerir ese alimento a propósito o por su propia voluntad, ¿Me explico?, porque sabe que no le conviene ingerirlo aunque no hay una ley que se lo prohíba vigente hoy en día ¿Se entiende? Cuáles son los mariscos, no, también hay algunos mariscos que están nombrados como inmundos, no en el viejo pacto, ¿Cierto?, entre otras cosas, son muchos los alimentos, fíjense ustedes, ¿Verdad?, son otro de los alimentos, o sea, cuántos de ustedes ingieren estos alimentos y después les caen mal, les hacen mal, están descompuestos, el cuerpo reacciona mal, es decir, hay una razón, una razón por la cual el Señor los nombró de esa manera en las escrituras. Pero lo que ustedes tienen que entender es que no hay una ley que los condene si ingirieran estos alimentos por alguna razón en particular. Ahora, si ustedes saben que no son convenientes, si ustedes saben encima que el Espíritu Santo les está diciendo: «Hijito, mejor sería que no los comas» y si encima de eso están en alguna oportunidad como la que conté recién sobre este hijo de Dios que va a una comida con inconversos para predicarles la palabra y demás, ¿No es cierto?, y no tienen la fe para hacerlo, si no tienen la fe para hacerlo, entonces mejor no lo hagan porque lo que no proviene de la fe es pecado, porque nosotros obedecemos por fe en este nuevo pacto. ¿Sí?
Así que el Señor les dice: «Hijitos, caminen por fe, caminen por el espíritu y no por la carne». Pregunten al Espíritu Santo qué es lo que tienen que ingerir personalmente cada uno de ustedes en particular. Por más que todo les sea lícito a todos por igual, hay cosas que algunos de ustedes les convienen comer menos que a otra persona o hay cosas que a algunos de ustedes les conviene ingerir más que a otras personas. Aunque todo les es lícito a todos por igual. Y aunque no haya una ley vigente que los siga condenando cuando ingieran cierto tipo de alimentos, eso no quiere decir que les conviene ingerirlos igual. Sean conscientes, dice el Señor, de lo que se llevan a la boca. Entiendan, dice el Señor, que hubo un cambio de ley, pero que eso no permite los excesos. Es decir, que haya habido un cambio de ley y nosotros ahora estamos bajo la ley de la libertad, no quiere decir que no estemos pecando a través de los excesos, por ejemplo, o vuelvo a repetir, cuando el Espíritu nos indica no comas eso. Porque entonces estaríamos en rebelión, en desobediencia al Espíritu de Dios que nos está redarguyendo en nuestros espíritus sobre no comer algo o sobre ingerir algo que quizás, por ejemplo, traería sanidad a nuestros cuerpos.
«Hijitos, dice el Señor, aprendan, y repite el Señor a caminar por fe y todo lo que hagan en todo momento del día tiene que ser por fe y como si lo hicieran para mí. Ustedes son libres, dice el Señor, a través de la sangre que Jesús derramó aquel día. Pero eso no quiere decir que pueden utilizar esa libertad como un libertinaje para pecar, para excederse, para ser desobedientes a lo que el Espíritu Santo les está indicando o aconsejando que hagan o dejen de hacer. Hijitos, tienen que ser entendidos de las cosas espirituales, dice el Señor, lean y entiendan, lean y crean» Dice Gálatas 5:1: «Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados», pero escuchen esta parte, «Solamente, que no uséis la libertad como ocasión para la carne. Si no servíos por amor, los unos a los otros». Porque están los débiles en la fe que no se animan a comer absolutamente nada, nunca de los alimentos que en el viejo pacto estaban prohibidos, porque piensan que Dios los va a condenar. ¿Sí?, pero también están los que abusan de la gracia del Señor para pecar a través de los excesos, por ejemplo, o para justificarse, para, como dice acá, usar la libertad como ocasión para la carne y entonces, igualmente, están pecando y siendo condenados, porque la libertad que Jesús les dio a través del nuevo pacto la están utilizando como ocasión para su carne y entonces están pecando igual, entonces, están los dos extremos del que no come algunas cosas porque no está alimentándose bajo la gracia sino bajo la ley de Moisés, pero también está el que se abusa de la gracia y cae en pecado, de todas maneras, porque con la excusa de que todo les es lícito, desbalancea su alimentación y no solo eso, sino otras áreas de su vida, pero en este momento el Señor habla de la alimentación. ¿Sí?
Entonces las dos cosas están mal y no todo conviene, por más que está permitido y no hay que dejarse dominar de nada, por más que sea lícito. Si eso pasa, estamos pecando igual, porque nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo y si nosotros sabiendo que hay ciertas cosas que son lícitas pero que igualmente no convienen, las ingerimos igual, estamos pecando contra nuestro cuerpo, que es el Templo del Espíritu Santo. Veo una balanza y el Señor dice que el Espíritu Santo nos ayuda a vivir una vida balanceada, una vida libre de excesos, una vida libre, pero a la vez, ¿cómo se dice? cuando alguien camina, es una vida libre, pero no una vida de libertinaje, es una libre, una vida en balance, es un, es una vida, es una vida con límites sanos. ¿Si?. El Espíritu Santo tiene que convertirse aún más en nuestro consejero, es nuestro consejero, pero muchos de nosotros no lo sabemos escuchar y otros no lo queremos escuchar, y peor aún que eso es cuando lo escuchamos pero no lo queremos obedecer. El Espíritu Santo nos ayuda a tener una vida equilibrada y el Espíritu Santo sabe lo que cada uno de nosotros estamos necesitando o dejamos de necesitar. El Espíritu Santo nos ayuda a vivir en orden, ¿Sí?
«Sean libres, dice el Señor, de las ataduras mentales. Suelten las cadenas que ustedes mismos se pusieron, porque no hay condenación para los que son de Cristo Jesús. ¿No dice así la palabra?, no hay condenación bajo esta dispensación de la gracia para los que caminan conforme al Espíritu y no a la carne, pero muchos de ustedes deciden volver atrás, como los Gálatas, insensatos y encerrarse de nuevo en esa cárcel de donde Jesús lo sacó». Dice Romanos 8:1. «Así que ahora ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que con los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu». Hay una ley de la carne y una ley del Espíritu. No hay condenación para los que están en Cristo Jesús. Si había condenación para los que está bajo la ley de Moisés y no la cumplían porque el pecado vino por la ley, ¿Verdad?, pero la gracia y la verdad vino a través de Jesús. Y yo estoy viendo que algunos de ustedes están negando de comer ciertas cosas, alimentos. Se están negando, están, por ejemplo, están haciendo distintos tipos de dietas, no de regímenes alimenticios. Por ejemplo, algunos de ustedes están haciendo algunos regímenes donde no comen ningún tipo de harinas, estoy viendo. Otros no comen lácteos, otros han quitado totalmente la azúcar de sus dietas. Y de nuevo, el Espíritu me repite este versículo que es clave, que dice que «Todo me es lícito, pero no todo me conviene». Si ustedes tienen una enfermedad, por ejemplo, diabetes, hay cosas que no les conviene ingerir, como otra persona que no tiene diabetes, ¿Verdad? Es decir, hay ciertos factores que influyen a la hora de alimentarnos, pero fuera de esos factores que influyen a la hora de alimentarnos, la alimentación tiene que hacerse por fe, bajo la guía del Espíritu Santo de Dios que sabe cuáles son los nutrientes que tu cuerpo más está necesitando y cuáles son las cosas que te están contaminando, que te están trayendo daño, que te están enfermando, o que están alimentando esas enfermedades que ya están.
Entonces, el consejo por el Espíritu Santo para ustedes que están haciendo esos regímenes hoy es: ¿Cuál fue tu guía a la hora de elegir esa dieta que estás haciendo? ¿A quién le preguntaste si para vos particularmente era bueno hacer ese régimen alimenticio que hoy estás haciendo? ¿A dónde consultaste? ¿Cuál fue la fuente de inspiración que te llevó a realizar cierto régimen alimenticio que hoy estás haciendo? ¿Cuál fue la fuente de inspiración para hacer esa dieta o ese régimen alimenticio? Porque muchos de ustedes están buscando guiar su alimentación en distintas fuentes, pero no recurren a la fuente de toda sabiduría, al que los creó, al que creó sus cuerpos y al que conoce y sabe lo que está pasando en esos cuerpos. Muchos de ustedes no recurrieron a preguntarle al Señor si tenían que meterse a ser tal o cual régimen alimenticio, sino que lo hacen porque otra persona lo estaba haciendo, o porque leyeron que supuestamente era bueno hacerlo, inclusive a veces hasta algún médico se los recomendó, pero ustedes no fueron a preguntarle a su Creador, e inclusive el médico a veces puede ser el Señor el que inspire a ese médico a recomendarte que lleves tal o cual régimen alimenticio, pero a veces no. Porque voces abundan en el mundo que te pueden dar distintos tipos de consejos, inclusive dentro de la iglesia del Señor. Pero eso no quiere decir que todas esas voces están inspiradas por Dios, que a otra persona le funcione en este momento de su vida un régimen alimenticio, a donde consuma el menos azúcar posible, por ejemplo, no quiere decir que esa fórmula que para esa persona en este momento de su vida y por ciertas situaciones en particular le funcione para bien, que sea lo que vos estás necesitando en este tiempo de tu vida y según tus características, tu constitución y tu situación actual.
Tu guía tiene que ser el Espíritu Santo de Dios, te dice el Señor. Que otra persona tenga un sistema digestivo fuerte y tenga mucha fe para comer distintos tipos de cosas, no quiere decir que vos estés en la misma situación que ella, aún cuando todas las cosas son lícitas, ¿Sí? Entonces dice el Señor que la llave está en el Espíritu Santo de Dios y en el caminar por fe, comer por fe y no por vista. ¿Amén? Gracias Señor, gracias Padre. Entonces hoy, el Señor, continuando con esta saga, por decirlo de alguna manera, sobre enfermedades, sobre sanidades, ha arrojado luz sobre el área de la alimentación, en parte, porque hay mucho que decir acerca de esto. ¿Sí? Una de las razones por lo cual tanta cantidad de pueblo del Señor está enfermo es por los temas alimenticios, es por ignorancia, por mal entendimiento de las escrituras y por falta de fe y de obediencia también Pero otra de las razones es por tomar la cena del Señor en pecado. Otra de las razones, no solamente de las enfermedades que están sufriendo los hijos de Dios en este tiempo es por participar de la cena del Señor estando en pecado, porque es normal saber o entender por las Escrituras que cuando uno peca, esto puede acarrear distintos tipos de enfermedades, pero cuando uno habla de pecado, piensa en pecados que son más fáciles de reconocer, ¿No?, como el adulterio, como robar, mentir, matar, ¿Verdad?, pero hay ciertos pecados de los cuales a veces la iglesia del Señor es ignorante o no está del todo consciente, o le falta conocimiento, por ejemplo, el pecado de tomar la santa cena no estando apto para ingerir el cuerpo de Cristo y la sangre de Cristo.
Por eso dice 1ª Corintios 11:30 «Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen», Es decir, que participar de la cena del Señor en pecado, no solamente abre la puerta a que el diablo ponga enfermedades en la persona, en el hijo de Dios, que los debilite, sino también, que se mueran. Hay personas dentro de la iglesia que están enfermos y que se están muriendo porque están comiendo y bebiendo indignamente, sin discernir el cuerpo y la sangre de Jesús. Y esta es una de las razones por las cuales el pueblo del Señor puede estar enfermo, ¿Cuál es tu situación espiritual cuando vas a participar de la cena del Señor? ¿Estás limpio?, ¿Te arrepentiste de todos tus pecados?, ¿Sos un ciudadano del reino de los cielos?, ¿O lo estás haciendo superficialmente? ¿Estás participando e la cena del Señor para quedar bien con los demás, solamente para hacer sociales con el resto de los hermanos, solamente para compartir un momento, pero no estás consciente de lo que estás haciendo cuando estás ingiriendo en el espíritu la sangre de Cristo y la carne de Cristo?, porque eso es lo que pasa cuando uno participa de la cena del Señor en el cuerpo físico, uno come pan y toma vino, ¿Verdad? Pero en el cuerpo espiritual, uno ingiere la sangre de Cristo y come la carne de Cristo, porque lo que sucede en el cuerpo es un simbolismo de lo que sucede en el espíritu. Uno se está alimentando del Señor cuando participa de la cena del Señor.
Es muy, es muy, es muy grave, lo estoy hablando, es muy grave, es muy importante, no tengo palabras para explicar la importancia de lo que el Señor está trayendo hoy sobre la mesa. Cuando una persona va a una congregación o se reúne con los hermanos en una casa o donde sea, y participa de la cena del Señor en comunión con esos hermanos, y se ríe de lo que está haciendo, desprestigiando al sacrificio de Jesús, escupiendo sobre ese madero, deshonrando al cuerpo de Cristo, que, dicho sea de paso, al mismo tiempo nos deshonra a nosotros, que formamos parte de ese cuerpo de Cristo. Cuando una persona se ríe de esta práctica, y lo hace livianamente, lo hace por hacerlo, sin la conciencia, sin discernir lo que está haciendo. Lo hace para quedar bien, lo hace porque le dijeron que lo tiene que hacer, pero no está apto para hacerlo. Lo hace, pero no tiene el conocimiento de lo que está haciendo, o lo hace con un corazón retorcido, murmurando contra esa práctica en su corazón, porque eso estoy viendo ahora, que hay gente que participa de la cena del Señor, y en su corazón está jurando contra esa práctica. No la entiende, y no solamente que no la entiende, sino que dice: ¿Para qué estoy haciendo esto?, ¡Qué estupidez!
O sea, yo estoy escuchando ahora pensamientos de algunas personas que cuando participan de la cena del Señor, piensan: ¡Qué estupidez, esto que estoy haciendo! ¿Para qué me dan este vasito y este pedacito de pan?. bueno, yo lo voy a hacer, porque el resto lo hace, pero parece una tontería. Hay gente que no tiene conciencia de lo que está haciendo, y está deshonrando el cuerpo de Cristo, y de esta manera acarrea juicio para sí mismo. 1ª Corintios 11:27: «Tomando la cena indignamente, de manera que cualquiera que comiera de este pan o bebiera de esta Copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor» O sea, estamos hablando del cuerpo y de la sangre del Señor, nada, nada más ni nada menos que estamos tratando del cuerpo y de la sangre del Señor, ¡imagínense! ¡Imagínense la profundidad de participar de la cena del Señor! la importancia, el peso espiritual que eso tiene. Entonces es una de las causas por las cuales hay inclusive hijos de Dios que están enfermos y otros que se mueren, que están durmiendo, dice la Biblia, porque lo están haciendo indignamente, y otros, inclusive yo, estoy viendo ahora, hay hermanas y hermanos habiendo sido bautizados en el agua, habiendo recibido el bautismo del Espíritu Santo, habiendo conocido al Señor, vuelven atrás., Se van y fornican con su novio, con su novia, van a la congregación el domingo, participan de la cena del Señor y acarrean juicio para ellos mismos.
Hay gente que está en la parte de la alabanza y de la adoración de las iglesias, nacidos de nuevo con dones espirituales, todo, en fornicación. Inclusive estoy viendo hijos de pastores que están en esta situación y que no se los saca de este ministerio estando en pecado, porque son los hijos de los pastores, mismo ejemplo de Elí, del sacerdote Elí que sus hijos pecaron en la misma casa de Dios. ¿Verdad? Sabemos cuál fue el destino de esa familia En estos días hay situaciones donde hay personas nacidas de nuevo en fornicación que van y participan de la cena del Señor. No tienen ni idea de lo que están haciendo. Es sumamente grave lo que están haciendo cuando están en esa situación. Es una de las cosas más sagradas, o no sé qué palabra utilizar, participar de la cena del Señor, y estas personas van y fornican en sus casas, practicando sexo oral, sexo anal, y siendo hijos de ministros en estas congregaciones, donde después van a alabar al Señor, cantan al Señor con la misma boca con la que 10 minutos atrás practicaron sexo anal, levantan las manos al Señor con las mismas manos que 10 minutos atrás hicieron, ya saben qué cosas en fornicación o en adulterio, y encima participan de la cena del Señor. ¿Me entienden? ¿Entienden lo que está diciendo el Señor?
Hijitos, abran los ojos, porque es como si en ese momento estas personas que están pecando en esta manera se pararan enfrente de la cruz del Calvario y escupieran al Hijo de Dios mientras está muriendo por ellos. Imagínense qué va a hacer el Padre de Familia cuando vea que hacen eso con su Hijo. No menosprecien a la santa cena, escudriñen sus conciencias antes de participar de ella. Fíjense si son dignos, de no estar indignos a la hora de participar de la Santa Cena. Porque muchos de ustedes se están masturbandoy después de masturbarse, inclusive en el baño de sus congregaciones, porque eso es lo que estoy viendo, van a la congregación, alaban, todo, en algún momento se enciende el fuego en sus carnes, se van al baño a masturbarse y después vuelven y con esas mismas manos manchadas en el espíritu, toman los vasitos y participan de la Santa Cena, toman el pan y se lo llevan a la boca. Yo no soy la que está hablando de estas cosas, es el Señor el que me las está mostrando, para que las ponga sobre la mesa, para que tal vez reaccionen y recapaciten de lo que están haciendo. Porque hay un tiempo de Gracia que el Señor le da a estas personas para que se arrepientan, y si no se arrepienten, viene el juicio, y es una de las razones por las cuales no solamente los hijos de Dios están enfermando y están muriendo, es una de las razones también, dice el Señor, por las cuales viene juicio de Dios a la casa de Dios, y muchos hermanos van a morir, van a seguir muriendo y van a caer muertos, inclusive en el altar, cuando están alabando, porque hace unos minutos atrás se habían ido al baño a masturbarse y volvieron como si nada, como si Dios no viera lo que están están haciendo.
Revela, Señor, redarguye Padre, en el nombre de Jesús, hay un tiempo de Gracia dada a estas personas, porque el Señor es paciente y espera, habla, llama la atención, avisa, redarguye, envía personas a avisarle a estas personas que están pecando de esta manera contra Jesús. Les avisa, les advierte. Él se encarga de que el juicio no venga sin antes haberle dado muchas oportunidades de arrepentimiento. El Señor intenta rescatar a esa oveja perdida en el lobo, hundida en ese lodo, en ese lodo profundo, el Señor intenta rescatarlas de muchas maneras antes de que les venga el juicio o de enfermedad o de muerte o de lo que sea. El Señor es misericordioso y paciente, y espera y espera y observa, les habla por las Escrituras. Les dice: «Hijitos, miren lo que dice la palabra». Les da sueños donde ellos mismos se ven en estos pecados. Pero hay un tiempo donde el Señor dice: «Basta, porque de mi Hijo no te vas a seguir burlando». Porque si Él no perdonó a los hebreos que sacó con mano extendida, con maravillas, de la tierra de Egipto para llevarlos a la tierra prometida, si no los perdonó y miles de ellos cayeron muertos en el medio de ese trayecto, mucho menos nos va a perdonar a nosotros que contamos con este sacrificio que hizo Jesús para salvarnos. ¡Aleluya! Gracias Señor.
Dice Hebreos 3:17: «Y con quiénes estuvo él disgustado 40 años, no fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?». Lo mismo va a pasar en estos días a donde está viniendo juicio a la casa de Dios, estos cuerpos van a caer muertos adentro de las congregaciones, adentro de las iglesias, porque sus ojos están viendo lo que sucede y estamos tomando las cosas de Dios a la ligera. Pero del Hijo de Dios, nadie se burla, del Hijo de Dios, nadie se esconde. Llega un momento a donde el Padre dice: «Basta, hasta acá llegaste, intenté rescatarte, intenté salvarte, pero no me quisiste escuchar, no fui yo el que no te llamé, fuiste vos el que no me quisiste oír». Y la balanza de la justicia, en algún momento ha llegado al fin de pesar las obras de estas personas, es decir, está demasiado inclinada, en algún momento está demasiado inclinada en su contra. Y Dios es justo, y no puede negarse a sí mismo, y no hace acepción de personas, sea quien sea. Fíjate cómo participás de la cena del Señor, porque por esta causa muchos de ustedes están enfermos y yo veo ahora que muchos tienen que arrepentirse.
Arrepiéntanse ahora de todas las cosas que el Señor ministró en esta ocasión, ya sea por el tema de los alimentos, de todas las veces que comieron sin fe, de todas las veces que el Espíritu les dijo no comas tal cosa y la comieron igual y fueron desobedientes a la voz de Dios. Pusieron su corazón duro como de piedra cuando Dios les habló. Arrepiéntanse de atarse ustedes mismos, muchos de ustedes, creyendo que no hubo un cambio de ley. En este caso, Dios hoy habló más que nada sobre la comida, pero también en otras áreas, porque están deshonrando a la sangre que se derramó ese día en esa cruz, que estableció un nuevo pacto. Arrepiéntanse de ser incrédulos a la hora de comer. Arrepiéntanse de caminar en la carne y no en el espíritu, muchos de ustedes. Arrepiéntanse de despreciar ciertos alimentos, en muchas ocasiones, yo estoy viendo que muchos de ustedes desprecian ciertos alimentos, en muchas ocasiones, cuando la Biblia dice que nada es de desecharse. Arrepiéntanse de hablar mal de los alimentos, porque estoy viendo que algunos hablan mal de los alimentos.
Arrepiéntanse de no orar por los alimentos antes de ingerirlos. Arrepiéntanse de no ser agradecidos por los alimentos que el Señor les da. Arrepiéntanse de comer demasiado apurados, con ansiedad, con afán. Arrepiéntanse de la idolatría hacia los alimentos, porque esta es otra de las razones que trae enfermedad, idolatrar los alimentos, la comida. Arrepiéntanse de la glotonería, otra cosa que le abre la puerta a la enfermedad. Arrepiéntanse de no hacerle caso al Espíritu Santo cuando les ha dicho o inspirado que tienen que ayunar o que tienen que beber mucha agua, como dije antes, o que tienen que dejar de comer algo o empezar a comer algo o a regular el consumo de ciertas cosas. Muchos de ustedes leen las etiquetas de los alimentos y a veces le han preguntado al Espíritu Santo si tienen que comer eso o no y aún cuando han recibido la respuesta no le creyeron, entonces lo hicieron a Dios mentiroso. Arrepiéntanse de esto. Arrepiéntanse de señalar al que come carne, dice el Señor, porque algunos de ustedes no comen carne por distintas razones y entonces acusan al que sí come carne y los que sí comen carne, arrepiéntanse de acusar, de señalar, de reírse de los que no comen carne.
Dice Romanos 14:3: «El que come no menosprecia al que no come y el que no come no juzgue al que come, porque Dios le ha recibido». Y ustedes hablan mal del que come algo que ustedes piensan que está mal que coma o que ustedes no comen y este tipo de cosas. Murmuran de sus hermanos, de sus prójimos inclusive sobre lo que comen. Dice Romanos 14:2 «Porque uno cree que se ha de comer de todo». Escuchen esto: «Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro que es débil come legumbres». Ese es el débil en la fe, cuando no lo hace por una razón de salud, verdad o porque está en un ayuno o algo así, pero si solo come legumbres porque es débil, como dice la palabra muchas veces, acusa al que es fuerte en la fe y come de todo y peca, y también en viceversa. ¿Sí? Entonces uno cree que se ha de comer de todo y el otro que es débil en la fe dice si, ahí tenemos otro ejemplo de los débiles en la fe. El que come no menosprecie al que no come y el que no come no juzgue al que come, porque Dios le ha recibido. Dios le ha recibido. Así que arrepiéntanse de estas cosas. Arrepiéntanse también de cortar el ayuno cuando no lo tenían que cortar, ¿por qué? Porque si bien no es una regla estricta de que cuánto hay que ayunar, digamos, no hay una regla estricta para cada uno de nosotros, no hay una ley. Digamos, como las leyes de Moisés para el ayuno, la guía es el Espíritu Santo y muchas veces el Espíritu Santo nos indica que tenemos que ayunar tres días, por ejemplo, y nosotros los cortamos a la mitad del ayuno.
Entonces, si bien no hay una ley fija para cuántos días ayunar para todos en general, cuando no le hacemos caso al Espíritu Santo, sabiendo nuestra conciencia que Él nos habló, que lo escuchamos, el pecado es la desobediencia, la rebeldía. ¿Sí?, entonces hay que arrepentirse para arreglar estas cosas y para cerrar estas puertas y quitar estas manchitas de nuestras vestiduras. Así que arrepiéntanse con respecto a la cena del Señor, los que la tomaron sin saber lo que hacían, los que participaron de ella, porque se lo dijeron. Yo veo muchos chicos jóvenes que hacen eso, tenemos que cuidar a los niños y a los jóvenes, em muchas veces los pastores quieren cantidades, números y entonces hacen participar a todos y algunos no están listos, no saben lo que están haciendo, no lo no honran esta práctica como es debida. ¿Sí? Arrepiéntanse de participar en la cena del Señor livianamente o en pecado o en murmuración del corazón o cualquier otra cosa que el Espíritu haya revelado hoy acerca de ese tema. Sí, pídanle perdona al Señor.
Y la Biblia dice 1ª Juan 1:9 «Pero si confesamos nuestros pecados, el Señor es fiel y justo para perdonarnos». Punto, ya está arreglado, reciban el perdón y ya está arreglado, ¿Sí? Gloria a Dios, gracias Señor, límpianos Padre ahora. Gracias Señor por éstas enseñanzas, por esta revelación Te pido Padre que toda duda que pueda haber quedado en los corazones que seas Tú enseñando, respondiendo, Señor, trayendo los versículos necesarios para que ellos puedan cerrar el entendimiento sobre esto. ¡Gracias, Señor! Te pido que liberes a muchos que estaban con cadenas en este área, cautivos por pensamientos y entendimiento equivocado, Señor. Yo escucho la palabra: «Gálatas, insensatos» algunos de ustedes estaban o están, dice la Biblia «Gálatas, insensatos, ¿Quién los cautivó, quién los encantó?, ¿Quién los hechizó.? Algunos de ustedes están como los Gálatas, hechizados, encantados por doctrinas falsas que los atan y los hacen Volver atrás y esclavizarse y cumplir o guardar cosas o mandamientos que no tienen que guardar bajo este nuevo pacto. Fascinó. Esa es la palabra «¿Quién los fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado»?
Hay doctrinas que fascinan y algunos hermanos están fascinados por doctrinas equivocadas, por doctrinas de demonios, por doctrinas de hombres. El Espíritu hoy quita velos en ustedes y hace caer por tierra todo fascinación, todo hechizo, todo encantamiento en el nombre poderoso de Cristo Jesús. El Señor, hoy te hace libre y te libera de esta fascinación. En el nombre de Jesús, sé libre, hijito, hijita, porque para eso me entregué por vos, te dice el Señor, no para que camines bajo una ley que no sos capaz de cumplir, para eso ya lo hice yo, dice Jesús, como representante de todos aquellos que iban a formar parte de mi reino a través del sacrificio en mi sangre. Yo ya cumplí con todos los mandamientos, las ordenanzas, los estatutos entregados a los hombres en ese tiempo bajo mi siervo Moisés, dice el Señor, toda esa ley recayó sobre mí, dice Jesús, para liberar a los hombres de esa ley. Yo fui, dice el Señor, el único hombre que caminé estrictamente, cumplidamente, 100% cada uno de esos preceptos, dice el Señor, yo fui el único hombre que fue capaz de cumplir esa ley, para darle un cierre, para terminar con ese pacto, porque si no se cerraba ese pacto, no se podía abrir otro. Porque si ese círculo no se cerraba, no se podía abrir otro.
Yo vine a quitar esposas que la ley colocaba a los hombres cuando no la cumplían, a traer libertad. Hijitos, es por el Espíritu, entiendan, dice el Señor, y sean libres, decídanlo bajo cuál ley van caminar a decidir caminar, dice el Señor, bajo la ley de la carne o la del Espíritu. Cuál de estas dos cosas quieren, dice el Señor, que dictamine sus pasos, la carne o el espíritu, porque van a ser justificados, por fe y no por obras, dice el Seño., Hijitos, por la ley no pueden ser justificados, dice el Padre, pero sí por creer en mi Hijo. Es la fe, todo se trata de la fe, dice el Señor, entiendan, escuchen y entiendan, lean y entiendan y sean libres de ataduras que los hombres les han colocado para controlarlos, para manipularlos, para que no caminen en la ley de la libertad. Es la ley de Cristo, el hijo de Dios y no la ley de Moisés el siervo de Dios. Es una ley más alta, es una ley espiritual, es la ley del amor. Por eso dice Jesús, amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo y ahí se cumple la ley y los profetas. Hijitos, entiendan que si ustedes aman, ustedes cumplen con la ley, pero el que no es libre ¿Cómo puede amar 100% y de toda su voluntad, su intención y su corazón? El que está atado tiene restricciones para amar, pero el que está libre, lo tiene todo para dar.
Hijitos, entiendan y sean libres, Porque se están apoyando en columnas de hombres y no en columnas celestiales. Algunos de ustedes caminan en libertad en ciertas áreas de sus vidas, pero están atados en otras, porque caminan por gracia en ciertas áreas de su vida, pero por ley en otras. Están 70% por en el nuevo pacto y 30% en el viejo, por ejemplo, aunque esto no se pueda hacer, ustedes tratan de realizarlo igual. Elijan dónde van a poner su firma, dice el Señor, porque cuando ustedes firman un contrato legal, dice el Señor, ustedes se convierten en participantes de eso que están firmando, ¿Verdad? Ustedes creen que pueden firmar ese contrato, ese testamento de Moisés y también el de Jesús. Ustedes piensan que pueden estar 50 y 50, dice el Señor, en un pacto y en el otro. Hijitos, entiendan que hay una división en el medio de los dos, hay un antes y un después de Jesús, no es lo mismo. La cruz lo cambió todo, dice el Señor, todo, no una parte. La cruz lo cambió todo. La cruz lo redimió todo. La cruz lo liberó todo. Esto no les da la libertad para pecar deliberadamente, dice el Señor, pero les da la libertad para vivir por el Espíritu y no por las tablas de piedra.
Hijitos, entiendan que hay leyes espirituales, dice el Señor, pero no son carnales, ciertamente el universo está gobernado, está sostenido por esas leyes espirituales y hay una balanza de la justicia que va juzgando todas las cosas según esas leyes espirituales, hay un orden establecido, pero no es bajo el régimen de la letra sino el del Espíritu, Es un nuevo régimen, es una nueva manera de vivir, es una manera nueva de ver la vida. Los quiero liberar, dice el Señor, porque quiero verlos libres. Quiero verlos sanos, quiero verlos gozosos. Muchos de ustedes no tienen gozo porque no están caminando bajo la ley de Cristo, sino en parte bajo la ley de Moisés, porque no es tan libre en ciertas áreas por este tema. Algunas cosas de la ley de Moisés no la toman, pero otras sí la están tomando como si estuvieran vigentes hoy en día, dice el Señor, y en esas áreas no están libres, están atados, están cautivos y tienen que cumplir con esas normas, y quiero que sean libres de esas ataduras, dice el Señor, pero tienen que creer y tienen que entender y tienen que renunciar a esas cadenas para adueñarse 100% de la libertad que vine a otorgar, dice Jesús.
¿Para qué si no derramé tanta sangre? ¿Para qué mi sangre fue derramada, dice el Señor, si no fue para liberarlos? ¿Por qué tuve que pagar un precio tan alto, dice el Señor, que de ninguna otra manera, con ningún otro sacrificio, nunca jamás, dice el Señor, se hubiera podido pagar por esa libertad para mis hijos? Sin embargo, muchos son necios y en vez de adueñarse de todo lo que mi sangre justificó, piensan que tienen que seguir cumpliendo con ciertas órdenes que se le envió a los hombres en ese tiempo, en el tiempo de Moisés. Mi sangre es la única que puede justificarlos, dice el Señor. Mi sangre es la única que puede liberarlos. Es por mí, Yo Soy el mediador de este nuevo pacto establecido para todo aquel que quiera ser realmente libre. Es mi sangre la única que era capaz de liberar a los presos de las cárceles a donde estaban. Es por mi sangre, dice el Señor, que usted hoy pueden echar demonios, y no por la sangre de Moisés. Es por el derramamiento de mi sangre que ustedes hoy pueden sanar enfermos, y no por la sangre de Moisés, ni de los animales sacrificados bajo esa ley. Yo soy el hijo, dice Jesús. ¿Por qué queres seguir mirando a un siervo creado por Elohim? Muchos de ustedes están volviendo atrás, y esto acarrea problemas en lo físico y en lo espiritual. Ustedes deciden, dice el Señor, y yo lo veo a Jesús mismo en esta enseñanza. Hablando ahora es él mismo, porque se trata de lo que él sufrió, se trata de su vida que él entregó.
Y dice el Señor Jesús: «Hijitos, yo estoy acá buscando que me vean, que me reconozcan como el mediador de un nuevo pacto, pero muchos de ustedes no quieren mirarme a mí, porque están acostumbrados a vivir en esclavitud, y les da miedo la libertad. Por eso deciden abstenerse de muchas cosas y no hacerlas, porque no tienen la fe para hacerlas, pero también porque tienen miedo de ser libres. No me conocen 100%, dice el Señor, no me entienden de verdad, porque si me entendieran, sabrían que soy un Padre que quiere ver a sus hijos libres y no atados. Como ustedes quieren ver a sus propios hijos libres y no atados. Pero muchas veces ustedes sufren porque sus propios hijos están atados en algunas áreas de sus vidas. Ustedes ven que no están libres en algunas áreas de sus vidas, y ustedes lloran por eso y sufren, quisieran verlos libres, gozosos. Así quiero yo ver a mis hijos, dice el Señor, libres de ataduras que yo no les he colocado. Libres de reglas que yo no les impongo. Escuchen y entiendan, lean y aprendan, escudriñen, mediten y pregúntenme, dice el Señor. Porque el viejo pacto ha caducado. Y ustedes, que los compré por mi sangre, dice Jesús, son míos y de nadie más, y quiero que me pertenezcan y que sean 100% míos, pero muchos de sus corazones se quieren ir para ese lado, para ese viejo pacto, y no pertenecerme. Pero yo soy celoso y voy a hacer todo lo posible para recuperar a los que están confundidos, a los que están ciegos, a los que están atados, a los que están fascinados, a los que están hechizados y cautivados por estas doctrinas demoníacas que les prohíben caminar en la libertad que quiero para ustedes. ¿Amén? ¡Gloria a Dios!
Porque yo veo cadenas caer en el día de hoy, veo cadenas que caen, veo paz. Muchos de ustedes no tenían paz, porque estaban confundidos en esta área, estaban confundidos, pero el Espíritu de Dios, una de las cosas que hace, es traer paz. Dice Hechos 15:10: «Y es ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros Padres ni nosotros hemos podido llevar?». Eso están haciendo muchas personas hoy en día, y esa es otra de las razones por las cuales muchos ministros van a caer en enfermedad y viene muerte para muchos de ellos, y viene juicio a la casa de Dios, porque están poniendo sobre la cerviz de los discípulos de Jesús un yugo que ni ellos llevan, ni sus Padres fueron capaces de llevar, como dice la Biblia. «Salgan de Egipto», dice el Señor, salgan de la religión vana, porque esto es estar en una vana prácticas y obras muertas que los llevan a una religión vana que los obligan a cumplir con horarios, dice el Señor, no guiados por el Espíritu Santo, entran en la carne y se olvidan del espíritu, y se empiezan a ir hacia una religión vana, de doctrinas de demonios. ¡Cuidad!, dice el Señor, hijitos, alerto a mi pueblo sobre esto. Recapaciten y vuelvan a la simpleza del Evangelio. ¡Gloria a Dios!
Esto es un regalo para muchos de ustedes que habían preguntado y habían pedido al Señor por esta respuesta, me dice el Señor, es lo que necesitaban escuchar. Gloria a Dios. Le damos la honra y la gloria al Señor, y a mí me parece sentir en mi espíritu que en las próximas transmisiones el Señor va a seguir hablando sobre este tema que viene hablando: Sobre enfermedades y sanidades, causas de enfermedades, posibles soluciones. Eh, perdón, causas de las enfermedades, causas de muertes, posibles soluciones para enfermedades, entendimiento sobre esto, sobre liberación, y demás, ¿Sí? Así que vamos a cerrar acá, siento que estos temas que el Señor ha hablado hoy, están completos, y nos vamos a volver a conectar próximamente para seguir ganando entendimiento sobre estas cosas. Oren sobre esto, ¿Amén? Que esto sea de bendición y de gozo y de alegría y de libertad y de paz para muchos de ustedes. Les mandamos saludos desde Argentina, y toda la gloria sea para el Señor. Amén.