El Señor te bendiga, amado pueblo del Señor Jesucristo. Hoy es 19 de febrero del año 2024 y el Señor quiere hablar a su pueblo, quiere revelar misterios escondidos, quiere enseñar a través de este vaso profético los secretos escondidos, preparados para ser expuestos en estos últimos días. Porque para cada tiempo hay una revelación, para cada temporada hay un tipo de manifestación. Y en este tiempo, hay muchas cosas que estaban esperando ser descubiertas por los hijos de Dios a través de su espíritu, cosas que ojo no vio y mi oído oyó, cosas que están preparadas para los que le buscan, para los que le aman.
Y el Señor me dijo: Hija, continúa hablando a mi pueblo cada día, porque quiero revelar esos misterios escondidos, porque quiero renovar la manera en la que piensan, porque quiero que entiendan cómo funcionan las cosas espirituales, porque quiero que no estén ajenos sobre lo que va a acontecer sobre el mundo que ya está escrito en la palabra, pero que hoy estoy hablando en detalle. Hija, no te calles, me dijo el señor, y continúa mientras se pueda abrir la boca para decir lo que yo tengo para decir. Porque hay un pueblo que escucha, porque hay un remanente que reconoce mi voz y que quiere escucharla, que me honra, que me sigue, que me busca y me pregunta y a ellos les quiero responder hoy, dice el Señor.
Alabado sea Dios, bendito sea su nombre, grande y eterno. Por siempre, Rey de misericordia, Rey de paz, todas las riquezas están en tus manos, Oh Señor. Imparte hoy de esas riquezas escondidas, de esos tesoros guardados, padre, para este tiempo. Oh Aleluya, bendecimos tu Santo y hermoso nombre, tú que te sientas en ese trono perfecto, inamovible, el trono más alto que existe, el trono sobre los tronos. Tú, Señor, ante quien toda rodilla se dobla en los cielos, Señor, a ti venimos para recibir lo que tienes para decirnos.
Dice Hechos capítulo 10 versículo 33: Así que luego envié por ti y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para oír todo lo que Dios te ha mandado. Y así me dijo el Señor: Hay un pueblo que quiere estar ante la presencia, ante mi presencia, me dijo el Señor, para oír todo lo que te he mandado, todo lo que quiero decir a través tuyo, todo lo que les quiero hacer saber. Glorificarme a través de ti, me dijo el Señor. Así que te damos paso, precioso Espíritu Santo, en esta noche estamos congregados, cada uno físicamente en su lugar, pero espiritualmente nos venimos a reunir ante tu presencia, Padre, para oír todo lo que me has mandado, para oír todo lo que tienes para decir. Así que el que tenga oídos para escuchar que escuche, que recibe, que retenga y que ponga en acción, porque estas son bendición, porque estas palabras imparten vida, porque estas palabras clarifican las cosas, porque estas palabras dan guía, dan reposo a las almas cansadas.
Yo me ocupo de ustedes, dice el Señor, de cada uno de ustedes. Yo veo, yo Noelia, estoy viendo manos, manos muy cansadas de trabajar y el Señor dice que él va avenar las manos trabajadoras, que él está mirando cuánto te duelen tus manos. El Señor le dice hoy a alguien acá: Estoy viendo el dolor de tus manos por causa del trabajo. Estoy viendo a alguien que amasa con sus manos, que trata con alimentos, que prepara alimentos para vender y yo veo que sus manos le duelen, que las articulaciones están sufriendo por causa de ese trabajo manual. Yo estoy viendo a alguien que está buscando formas de tratar a sus manos para que encuentren descanso, para que no les duela tanto, para que sus manos no duelan tanto. Y el señor dice: Hijita, estoy viendo ese dolor en tus manos y ese dolor traerá recompensa, porque a veces, dice el Señor, no hay otra manera que obtener lo que uno necesita sino a través de la aflicción, sino a través del sufrimiento. Las cosas más valiosas son las que más, las más difíciles de obtener muchas veces, dice el Señor. Las cosas que más cuestan son las que, las que más valoramos.
Y el Señor en este tiempo le está enseñando a un pueblo entendido a ganarse sus cosas, a cuidar lo que Dios le da y a defenderlo para que el enemigo no se lo robe. El Señor dice que hay cosas que a ustedes les están costando sudor, que hay cosas que son duras de obtener. Yo veo a un hombre que le cuesta el trabajo, se desgasta, él siente que se desgasta, se llega a su casa muy cansado, el trabajo lo agobia, pero sabe, este hombre sabe que tiene que hacer ese esfuerzo para conseguir lo que necesita y no solo lo que necesita, sino lo que quiere. A veces, dice el Señor, hay que apostarlo todo en el sentido de darlo todo para conseguir aquello que está tan preciado. Pero dice el Señor, para todos aquellos que están tan cansados por causa del trabajo, que él también lo dio todo para obtenerlo todo.
El Padre dice que él también entregó lo más preciado que tenía, que era su hijo, para obtener lo más preciado que quería, que éramos nosotros. El Señor dice: Yo veo la aflicción de mi pueblo, yo sé lo que significa darlo todo, porque yo mismo, dice el Señor, di a mi propio hijo para ganarlos a ustedes. Y yo veo que nosotros somos como un trofeo para él, pero en el sentido de que alguien para ganar una carrera para ganar ese trofeo, para salir en el primer puesto de esa maratón, por ejemplo, tiene que entrenar diariamente, tiene que alimentarse bien, tiene que concentrarse para poder lograr un nivel mayor y ganar ese trofeo. En esa maratón, ese primer lugar, la persona tiene que esforzarse, tiene que haber cierto sacrificio para obtener ese galardón. Y el Señor le habla hoy a su pueblo sobre la importancia del sufrimiento, sobre la importancia de la aflicción, porque solamente atravesando ese Valle de dolor, ese Valle de aflicción se llega a la tierra donde uno tiene que llegar.
A veces no queda otra que pasar, dice el Señor, por ese dolor agudo para obtener lo que quieren. Así como es esa persona, ese atleta que entrena, dice el Señor, para poder lograr ese primer puesto y obtener ese trofeo. Le duelen las piernas, está cansado, quiere abandonar el entrenamiento, quiere dejar la carrera, se cae y se tiene que volver a levantar, pero no renuncia a ese camino porque sabe lo que quiere y lo quiere obtener a toda costa. Así como este atleta que estima de tanta importancia, de tanto valor, esa copa que le dan al que gane esa carrera, al que salga primero. Cuánto más, dice el Señor, los estimo a ustedes, valiosos como para haber entregado a mi hijo a que muera de esa manera para ganarlos a ustedes.
Tienen que entender que las cosas más valiosas cuestan. Hay lágrimas de por medio, hay sufrimiento, hay dolor, hay espera, hay una paciencia que tiene que ser desarrollada, dice el Señor. Pero una vez pasado por ese Valle, ustedes saben que va a salir la luz. Hijitos, resistan, dice el Señor, porque los estoy preparando para que puedan ser dignos de terminar esta carrera. Aprendan a convivir con el dolor de pagar ese precio, dice el Señor, que no será para siempre, porque esta vida es momentánea, es efímera, es corta a comparación de la vida eterna, a donde ya no habrá más lágrimas, no habrá más dolor, no habrá más sufrimiento, porque ya habrán obtenido ese premio, dice el Señor. Hijitos, resistan, dice el Señor. Dice Filipenses 3:14: Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Y dice el Señor, ahora que se sienten tan cansados, ahora que se sienten tan abatidos, en estos momentos a donde sienten que sus piernas se doblan y que no pueden más, que no van a poder seguir caminando, dice el Señor que se van a desmayar de ese cansancio.
Concéntrate en esa meta, concéntrate, dice el Señor, en ese premio, visualiza ese galardón, dice el Señor, como si ya lo tuvieras en tus manos. Sigan, dice el Señor, esa carrera por fe y no por vista. Sigan por fe, como creyendo, dice el Señor, que yo los voy a ayudar a terminar, porque estoy ahí empujándolos, dice el Señor, cuando ralentizan su velocidad. Estoy ahí, dice el Señor, levantándolos cuando se caen. Estoy ahí dándoles un vaso de agua cuando se les seca la boca. Hijitos, resistan, dice el Señor. Pero también entiendan que lo están haciendo por el premio supremo, dice el Señor, por un premio que no tiene precio, por un premio, dice el Señor, que no se puede comparar con todas las riquezas del mundo, con todo el oro, con todas las piedras preciosas, enfóquense, dice el Señor, en ese galardón de la vida eterna, porque yo estoy viendo que muchos de ustedes, al sufrir tanto, se van desenfocado de la meta hacia donde iban caminando. Se olvidaron para qué están sufriendo, cuanto tienen que pasar por situaciones de sufrimientos, Algunos de ustedes.
Dice 2 Corintios 4:17, porque esta leve tribulación momentánea produce en vosotros un cada vez más excelso y eterno peso de gloria. No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven. Y muchos de ustedes, me revela el Espíritu Santo, se olvidaron de para qué empezaron a correr esa carrera. Se olvidaron de cuál era su meta, se distrajeron en el camino, empezaron a mirar para los costados, dejaron llevar por atracciones que los detuvieron, tomaron decisiones equivocadas y entonces, algunos están sufriendo más de lo que deberían estar sufriendo por causa de esas decisiones equivocadas, por causa de no preguntarle al Señor, por causa de hacerle caso a los hombres antes que, a Dios por causa de la egolatría, de la idolatría a uno mismo y muchas cosas más.
Dice Romanos 8:18, pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Ustedes se están olvidando de lo que dice la Biblia, dice el Señor, están enfocando en el sufrimiento, haciendo de ese sufrimiento un ídolo, porque hasta eso puede pasar, hasta ese tipo de idolatría existe en los hijos de Dios, de comenzar a aferrarse tanto al sufrimiento y a enfocarse tanto en el sufrimiento, en el dolor que están pasando, que se olvidan del gozo del Espíritu Santo, se olvidan de lo que nos espera después de este camino de la fe en esta tierra, se olvidan de la gloria venidera, se están olvidando de ese galardón, dice el Señor. Por eso, el Señor nos dice hoy, hijitos, deténganse, deténganse a pensar. Despierten, dice el Señor, lávense la cara, dice el Señor, y redirijan su mirada a donde tienen que mirar, porque la copa se ve desde lejos, pero es decisión de ustedes si la quieren seguir yendo a buscar o no.
Hijitos, tengan fe, dice el Señor, porque yo los sostengo. No es cierto que no van a poder terminar, dice el Padre. No es cierto que es mejor desertar. Algunos de ustedes están pensando realmente en tirar todo a la borda y volverse al mundo y están creyendo, están comenzando a creer que realmente irse al mundo es mejor que seguir corriendo esta carrera hasta obtener el premio, cueste lo que cueste. Muchos de ustedes, dice el Señor, le ponen ganas para terminar, para hacer lo mejor que puedan en un trabajo, se esmeran, van muchas horas, hacen horas extras en ese trabajo, cumplen con lo que sus jefes les piden y tratan de hacer más, porque quieren escalar en ese, en esa posición laboral, porque quieren destacarse en esos trabajos, porque quieren obtener aumentos de sueldos, porque quieren ser gerentes o quieren tener un puesto más alto al que tienen ahora. Muchos de ustedes eran en esa área.
Pero no se dan cuenta que esas cosas son limitadas y que están poniendo su energía en algo que va a ser pasajero, que se están avejentando buscando escalar de posición en sus trabajos, en vez de hacer tesoros en el cielo, que se están distrayendo, dice el Señor. Y en vez de trabajar para obtener recompensa en el reino de los cielos, la cual no es pasajera, no desaparece, no se gasta, sino que será una recompensa eterna que dure para siempre y que nadie nos va a poder quitar de las manos, en vez de esa recompensa, ustedes se están concentrando en las cosas terrenales. Perdieron el foco, perdieron el primer amor, empezaron bien, empezaron enfocados, sabían que el camino iba a ser difícil, pero después, una vez recorrido un poco de ese trayecto, se arrepintieron de haber empezado a correr. Dice Mateo 6:19, no os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, o donde los ladrones minan y hurtan. Muchos de ustedes van por los tesoros terrenales y no los celestiales, muchos de ustedes están apostando toda su fuerza, todas sus fichas, todos sus talentos, en no solo tesoros terrenales sino títulos terrenales, escalando en sus carreras, en sus trabajos.
Y no digo que siempre estén mal, pero para muchos, los trabajos se han convertido en sus dioses, en sus ídolos, y se han olvidado del Señor y después dicen, ¿pero por qué me cuesta tanto seguir en la carrera de la fe? Porque no tengo fuerzas, no tengo ganas, no me puedo levantar, es que no dedican las cosas espirituales, están afanados con las cosas materiales, dice el Señor. Hijitos, despierten, reenfoquen, están decayendo y me viene el ejemplo de un tenista que en su momento era el número uno, ganaba las competencias, vivía para eso, entrenaba permanentemente, su alimentación estaba basada para que su físico pueda resistir ese entrenamiento y los partidos y los campeonatos, o torneos, no sé cómo se llaman. Este tenista que yo estoy viendo tenía su mente dedicada a pensar en su profesión constantemente, era total, era consagrado a esa actividad, a esa profesión, era el número uno del mundo, pero de repente se empezó a desviar, de repente dejó de entrenar como lo venía haciendo, de repente se empezó a debilitar, descuidó su alimentación, descuidó su atención, ya no le daba importancia a los trofeos, empezó a restar la importancia a ganar los torneos, ya no lo veía como lo más preciado de su vida, obtener el primer en lo que hacía, y el señor está dando este ejemplo porque muchos de ustedes están en este estado, están perdiendo el interés en las cosas del reino y este es un llamado de atención para todos ustedes, los que están en esta situación, ¡sos alerta roja! Te estás entibiando y dice la Biblia que a los tibios los vomitaré de mi boca.
Estos son tiempos totales y no parciales. Estos son tiempos de decisiones al 100% y no al 50% porque dice la Biblia más el que persevere hasta el fin, este será salvo, en Mateo 24:13. Hijitos, dice el Señor, los que están tibios, suban la hornilla, caliéntense, dice el Señor por mis cosas, están desinteresados, como cuando una pareja se conoce y están sumamente enamorados, interesados en cada detalle, pero después, a medida que pasa el tiempo, empiezan a perder el interés el uno por el otro. Perdieron el primer amor, no lo cuidaron, no se atendieron, dejaron de prestarse atención, se desenfocaron el uno del otro. Al principio lo único que querían era estar juntos, pero después, con el tiempo, se empezaron a aburrir de ellos mismos y cualquier otra actividad era mejor que estar juntos, cualquier excusa les venía bien para separarse el uno del otro, así están conmigo, dice el Señor, y los quiero todos para mí. Hijitos, estos son tiempos de cambios, dice el Señor, recapaciten, vuelvan a enfocarse, están fríos, algunos de ustedes ya ni se acuerdan lo que es sentir la presencia del Espíritu Santo y eso es grave, no es normal, no debe suceder, es una señal de que están en peligro.
No subestimen, dice el Señor, alejarse demasiado del camino porque el Padre de Familia aún espera a que el hijo pródigo regrese, aún tengo los brazos abiertos, dice el Señor. Pero tómenme en serio, hijitos, dice el Señor, tómenme en serio. Algunos de ustedes piensan que con 10 minutos de leer la Biblia o de orar, con eso ya compraron lo que necesitan de Dios, piensan, bueno voy a orar 10 minutos, voy a leer 10 minutos para que me sane mi enfermedad, no lo hacen porque lo anhelan, porque lo buscan, porque lo necesitan, porque lo aman con el corazón, la mente, las fuerzas, con todo lo que son, no lo hacen por conveniencia. Yo escucho la palabra tibieza, tibieza y veo una persona que toma una bebida como es como una bebida como un té, un café, algo de eso, y está tibia, la bebida, pero esa bebida está hecha para tomarla caliente, no tibia, no es rica una bebida de esas en esa temperatura tibia, es se toma caliente, se toma a cierta temperatura para que entiendan que dice el Señor, así como a ustedes no les gusta tomar estas bebidas en una temperatura que no tienen a la que desean, dice el Señor, yo también voy a escupir este tipo de tibieza de mi boca, cuando quiera entrar las cosas espirituales se toman en serio, dice el Señor, y muchos de ustedes se manejan en la carne.
Este es un tiempo tremendamente activo en lo espiritual y ustedes se siguen manejando por la carne, dice el Señor. Vuelvan, vuelvan a la senda antigua, vuelvan, dice el Señor, a entusiasmarse con mi palabra, pero no esperen a que venga alguien más a entusiasmarlos con mi palabra, porque mi palabra en sí es demasiado buena para necesitar a alguien más para que los entusiasme. Mi palabra en sí es 100% eficaz y no necesita de nada más, ni de nadie más, para entusiasmar a alguien si realmente la persona está despierta y entiende el valor de leer la palabra, dice Jeremías 6:16, Así dijo Jehová: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Más dijeron: No andaremos. Deténganse, dice el Señor, deténganse para observar en qué estado espiritual están. Pongan una pausa, dice el Señor, a lo que vienen haciendo y búsquenme de verdad, y el Señor decía, amen la palabra, amen la palabra, atesoren la palabra, escudriñen la palabra, abracen la palabra.
Hijitos, conviértanse, dice el Señor, en enamorados de la palabra, porque ahí estoy yo, ahí me pueden conocer, ahí me pueden encontrar. Búsquenme en la palabra, dice el Señor, yo me voy a revelar a través de la palabra. Hijitos, tomen conciencia que muchos de ustedes tienen sus Biblias juntando polvo como un adorno en sus casas y después se quejan del estado espiritual en el que están o de los problemas que tienen, o de que no pueden sobrellevarlos porque no tienen la fuerza para hacerlos, dice 2 Timoteo 3:16-17, toda la escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. amen la palabra, dice el Señor, ámame cada día, coman de ella, dice el padre, es el alimento que les he dejado, pero muchos de ustedes están desnutridos porque no comen de la palabra, se sienten débiles porque no comen de la palabra, están enfermos porque no leen de la palabra que es medicina, están perdidos porque no la escudriñan, se sienten tristes porque no encontraron gozo en leer la palabra y en encontrar los tesoros escondidos que ella tiene.
Muchos de ustedes me piden revelación, revelación, y ni siquiera, dice el Señor, entendieron los misterios escondidos en la palabra. Proverbios 3:8: Porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. Esa es la palabra, hijitos, escucho que dice el Señor, estos son tiempos peligrosos, estos son tiempos determinantes, estos son tiempos extremos, estos son tiempos para estar despiertos y no dormidos, estos son tiempos para tener los ojos abiertos y no cerrados, estos son tiempos para entender y no para estar confundidos. Este es un tiempo que requiere claridad y no caminar en tinieblas, este es un tiempo para ver y no para hacerse los ciegos, este es un tiempo para escudriñar la palabra y defenderse a través de esa espada. Estos son tiempos tremendos, hijitos, dice el Señor, ustedes no tienen idea de lo que viene, no se lo pueden imaginar porque parecen cosas de películas, son cosas realmente impactantes las que vienen al mundo. Y ustedes siguen entre la pampa y la vía, así se dice en Argentina, y ese es el dicho que el Espíritu Santo me trae ahora: ‘entre la pampa y la vía’, es decir, sin decidirse ni por una cosa ni por otra.
Están perdidos, hijitos, dice el Señor, sin la palabra están ciegos, sin la palabra sus ojos están oscurecidos porque ustedes pueden ver a través de ella, porque ustedes pueden discernir a través de ella la verdad del error, dice 1 Reyes 18:21, Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: ‘¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? Si el Señor es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él.’ Pero el pueblo no le respondió ni una palabra. Decídanse, dice el Señor, por qué ser tibio, es decir, yo, Noelia, estoy viendo tres tipos de personas. Yo, Noelia, estoy viendo tres tipos de personas: están los fríos, están los tibios en el medio y están los calientes a la derecha. Son tres tipos de personas. Los de los dos extremos están decididos, los que están calientes y los que están fríos ya tomaron su decisión, tomaron una decisión, decidieron, utilizaron el poder de la decisión y están en uno de los dos extremos. Pero los que están en el medio, me dice el Espíritu Santo, están jugando con las cosas espirituales, como cuando uno juega a la ruleta rusa y dice: ‘Bueno, voy a tomar esta decisión para ver qué pasa’, y no saben que están jugando con el diablo, porque al diablo le gusta jugar a la ruleta rusa, al diablo le gusta ese tipo de suertes demoníacas, al diablo le gusta que la gente tiente a Dios para que él responda y no Dios.
Él utiliza tu tibieza para desarmarte y después encima te miente, haciéndote creer que la culpa la tiene el señor, cuando en realidad nunca te decidiste por la derecha o por la izquierda, al menos nunca te jugaste por nada. Este es un tiempo para que te decidas, el Señor te está dando más tiempo para que te decidas. Hasta acá viniste en el medio, hasta acá fuiste tibio, hasta acá fuiste tranquilo, en el sentido de inactivo, dice Mateo 4:7, Jesús le dijo: ‘Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.’ Los tibios tientan a Dios. El señor te dice hoy: ‘Yo te llamo, pero te llamo en primer lugar a que decidas de una vez si vas a seguirme a mí o si vas a seguir a las riquezas, si vas a consagrarte a mí o vas a consagrarte al mundo.’ Este es un tiempo de decisiones, este es un tiempo de decisiones drásticas, y el señor está llevando a la parte de su pueblo que está tibia contra una pared, un callejón sin salida, para que no tenga otra opción que tomar una decisión.
Y está tratando específicamente con los tibios, con los indecisos, con los no comprometidos, con los que todavía no se quieren casar, porque yo estoy viendo una persona que esquiva el matrimonio, quiere estar en pareja pero no quiere casarse, y cuando le muestran un anillo, se lo saca del dedo porque le tiene terror al compromiso, porque en realidad esa persona que no quiere entregarse en el casamiento no sabe lo que es el sacrificio, porque Jesús se entregó en sacrificio vivo por nosotros, para obtenernos, para comprarnos con precio de sangre. Entonces, el que no se quiere casar, se ama demasiado a sí mismo como para entregarse a esa persona en un pacto para siempre, le tiene terror a entregarse como un cordero que van a sacrificar, porque así se siente, esquiva los pactos, no le gusta comprometerse, dice, a mí me gusta ser libre, en el sentido de hacer lo que esa persona quiera. Y lo mismo hacen ustedes, dice el Señor, quieren seguir solteros, quieren estar como de novio conmigo, pero sin casarse conmigo, dice el Señor.
Por eso, muchos de ustedes están soñando que les dan un anillo de matrimonio, porque el señor les está llamando a comprometerse con él, a casarse con su Dios, a entrar en este pacto verdaderamente y para siempre. Hijitos, entiendan las cosas espirituales, porque mi pueblo perece por falta de conocimiento. Mi pueblo perece, dice el Señor, por falta de compromiso. Mi pueblo perece porque el que está en el medio, entre estos tres tipos de personas que yo estaba viendo, yo estaba viendo tres tipos de personas, los fríos a la izquierda, los tibios en el medio y los calientes a la derecha. Los que están en el medio son los indecisos, los miedosos, los que no se comprometen por miedo, entre otras cosas, los que dicen que se sienten más seguros ahí, sin tomar decisiones drásticas, los que no se tiran a la pileta, en el sentido de la fe, los que no quieren dar un salto de fe para que puedan crecer, no solamente comprometerse con el Señor y tomar la decisión de ir hasta el final para obtener esa copa de la que hablaba el señor, no solo eso, sino que no se la juegan, no se la juegan por nada, tienen miedo, son cobardes, prefieren estar ahí, guardados, según ellos creen, sin jugársela ni por la izquierda ni por la derecha.
Pero en realidad, dice el Señor, son ovejas expuestas al enemigo, porque los tibios son fáciles para el lobo de comer, porque los tibios son para el enemigo, nunca le terminan de pertenecer al Señor, porque están comprometidos con la derecha y con la izquierda, están en el medio de las dos cosas, entonces, a veces son en parte del Señor y otras veces son en parte del mundo, son en parte del reino de los cielos y en parte del mundo. Los tibios están como partidos al medio, como divididos en dos. Yo veo una persona que está partida al medio, dividida en dos, de un lado está blanco y de otro lado está negro, y la persona es como si tuviera los brazos extendidos al costado, y como si el Señor le tirara el brazo de un lado porque quiere que esa persona sea de él, pero él también está del otro lado y le tira el brazo para el otro lado. Entonces, los tibios todavía están en una lucha en sus almas, por eso tienen tantos ataques, por eso les va tan mal en todo, por eso están constantemente atacados, porque el tibio está mitad para un lado y mitad para otro lado. Eso es como alguien que tiene un pie en un lado y un pie en el otro lado y piensa que puede seguir así para siempre sin tener consecuencias y conflictuado por dentro. Por unos meses están en los caminos de Dios, bien comprometido, en fuego, entusiasmado y después cambia y está más en el mundo que en las cosas del señor.
Los tibios son llevados para un lado y para otro como una onda del mar porque también son de doble ánimo, porque el decidido va, va por un camino, por más que tenga dificultades y se pueda caer y golpear y volver a levantarse y todas estas cosas. Pero al menos está decidido, y eso le trae paz. Al decidido, al que ya tomó una decisión, está más tranquilo porque sabe lo que quiere, no está constantemente de un lado para otro como un barco que no tiene timón. Así son los tibios, como un barco que no tiene timón. Dice el Señor que en este tiempo los vientos demoníacos van a soplar tan fuerte, cada vez más fuerte, a medida que los dolores de parto se incrementan, que los barcos que no tienen timón, que representan a las personas tibias que no se juegan por el señor, que no se comprometen, que no le obedecen, que no le sirven, que no caminan acorde a su palabra en esas sendas antiguas, que ni siquiera lo confiesan, que no confiesan su nombre, o que solamente creen pero nada más, ellos son como un barco sin timón.
Y los vientos demoníacos en este tiempo van a soplar más fuertes que nunca y van a ir en incremento como una tormenta que va ganando fuerza, y a los que más va a afectar este viento demoníaco es a los tibios, a los barcos sin timón. Tengan cuidado, dice el Señor, porque el que no junta conmigo desparrama y el que no está conmigo está contra mí, dice el Señor. No se confundan, porque que no hagan daño no quiere decir que no estén contra mí, dice el Señor, porque muchos de ustedes dicen: Bueno, pero yo soy una buena persona, no le hago mal a nadie y con eso alcanza. Y con esa excusa de que, según su propio juicio, no le hacen mal a nadie, no se la juegan por el señor, no van con todo en las cosas de Dios, siempre lo que hacen es a medias, es hasta una cierta distancia, pero no van más allá de eso.
Creen, pero no caminan en el poder de Dios, no cumplen con toda justicia, algunos ni siquiera quieren ser bautizados en el agua o no le dan importancia al bautismo del Espíritu Santo, a nacer de nuevo, no se sumergen en la palabra del señor, en las aguas de la palabra, no tienen ni idea cómo habla al Espíritu Santo o si les habla no le hacen caso porque tienen miedo, porque no quieren jugársela, porque son cobardes y con un montón de cosas. Dice Mateo 12:30, el que no es conmigo, con contra mí es, y el que conmigo no recoge desparrama. Y muchos de ustedes están confundidos porque piensan que porque según su criterio son buenas personas y trabajan y hacen lo que tienen que hacer en la vida normal, y creen en el Señor y quizás a veces hasta leen la Biblia y hacen alguna que otra oración o van a la iglesia, muchos de ustedes porque van a la iglesia piensan que tienen la salvación comprada, la vida para siempre. Pero el Señor nos requiere 100%, y el que cree que solamente con ser buena persona, en su criterio, y no hacer a propósito mal a nadie y trabajar y mantener a su casa, ocuparse de su familia y estas cosas, y nada más y no se juega por el reino de Dios y no se pone a disposición del Señor con toda su alma, con todo su cuerpo, con toda su mente y con todas sus fuerzas, si no se dedica a amar a Dios como Dios lo requiere, como él es digno de ser amado, como corresponde, esa persona no está con él, indirectamente pasa a estar contra él, porque no está recogiendo para el reino de los cielos, porque no está trabajando para el reino de los cielos, porque no está aportando al reino de los cielos. Es como un cero, como un cero a la izquierda, de un número que no le da valor. Como un cero a la izquierda se dice en Argentina, es el tibio, es como un cero a la izquierda, no aporta nada, no agrega, no modifica, no suma, ni siquiera cambia ni para un lado ni para el otro. Pero esa tibieza, esa pasividad, es en el tibio que es pasivo.
Sí, al no estar sumando, es como si restara al reino de los cielos, así lo ve el Señor. Y dice Apocalipsis 3:16, pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Y esto es literal, así lo dijo el Señor, así como cuando alguien se toma un café que está frío, que está tibio, y que se pone horrible, cuando se da cuenta, a veces hasta lo puede escupir de su boca porque no le gusta, el señor va a escupir a los tibios de su boca, los va a escupir, los va a vomitar, los va a expulsar porque él no te quiere a medias, él quiere el 100% de lo que vos sos, el 100% de tu vida, el 100% de tu amor. Él es celoso de los suyos, él no ama con un celo apasionado, él nos compró a través de la sangre que le chorreaba de sus manos, de sus pies, de la corona de espinas, él ya no sentía su cuerpo del dolor en esa cruz para obtener, y no a medias, 100%.
Él es como un esposo que quiere que su esposa le sea fiel y algunos de ustedes quieren que sus esposos sean fieles, cómo se dice, le reclaman, le reclaman al esposo la fidelidad, cuando en realidad ni ustedes mismos son fieles con Dios. Quién quiere casarse con un cero a la izquierda que ni siquiera te muestre su amor, sino que ande jugando con otras cosas, buscando otras cosas, que te muestre en vez de mostrarte interés, te muestre desinterés, te haga sentir que no existís, que no vales, que no sos suficiente. Quién quiere casarse con una persona así, así se siente el Señor con todos ustedes los que son tibios con él, con su compromiso con las cosas espirituales. Y el Señor en esta noche demanda tu atención, quiere que lo mires porque es mucho el interés que él siente por vos.
Saliste muy caro, le saliste muy caro como para que te comportes como un hijo sin bien en sus cosas, costaste sudor, lágrimas, sangrado de un santo sin mancha ni culpa, es un precio incalculable, es un precio demasiado alto que se pagó por tu alma y vos estás jugando con las cosas espirituales, ¿entendéis? El señor dice en esta noche que vuelvan a él, que se acerquen al Espíritu Santo de Dios, al fuego del Espíritu Santo para que él los vuelva a encender, que él los anhela celosamente. El Señor quiere abrazarte, pero no como alguien que te falsea ese abrazo, como un amigo que te saluda con un abrazo, pero en realidad por dentro te está rechazando, y no te puede ni ver o siente cosas malas sobre vos. El Señor quiere abrazarte fuerte, fuertemente, quiere que le pertenezcas, él quiere decir a todos sus ángeles: miren tal persona es mía, me pertenece.
Él quiere poder hablar así de ti y a veces no puede, ni los ángeles te conocen porque no se sabe de qué lado estás. Calentarte por el Señor porque vale la pena. Él te está esperando, porque, veo un fuego encendido cerca del Trono, en un libro de los Profetas donde habla sobre esto, como un altar con fuego con carbones, estoy viendo en esta visión. Y si vos decidís acercarte a él, el Señor te va a dar de este fuego para que te vuelvas a calentar, para que ya no te sientas vacío porque la tibieza provoca vaciamiento, provoca una sensación de lo contrario a lo que es la plenitud, una sensación como si uno se convirtiera como en un zombi, camina, vive, habla, trabaja, va de acá para allá, pero la vida no tiene sentido cuando uno no se juega por lo que quiere. El Señor está buscando almas apasionadas por él, amén. Dice 2 Samuel 22:1, resplandor de su presencia se encendieron carbones ardientes. Gloria a Dios, amén.
Muerto en vida, así se sienten los tibios, como sin sentido, sin propósito, en una vida superficial, en una vida como si fuera un escenario a donde uno actúa pero que no es real. Después sienten que les falta algo cuando dejan de actuar. Así que el llamado para ustedes, los que están en esta posición, es decidir, tomar una decisión, salgan de ese lugar de tibieza, elijan para uno de los dos lados, pero elijan, juégate por una cosa o por la otra. Elijan, vayan por algo 100%, pongan toda su intención, pongan el corazón en los caminos del Señor, pídanle al Señor que les dé amor, que les dé interés, que los despierte, que los reanime. Y no una vida monótona. Así que el Señor dice: hijitos, decídanse, decídanse, porque, vuelvo a repetir, también como el Señor está buscando gente apasionada, que se decida por él, que se la jueguen por él 100% de todo corazón.
Por más que cometan errores, y les cueste, y les duela, y sea difícil, porque eso va a ser igual en cualquier camino, va a ser igual, nada más que en el camino de él vas a tener la fuerza para superar esos obstáculos. Y en el otro no, en el camino si vos lo decidís por él, calentarte por él y ya no ser tibio, las cosas van a ser difíciles igual, pero vos sabéis que te vas a ganar la vida eterna, que hay un galardón después de eso, que es un momento de sufrimiento que no va a durar para siempre, y que lo que viene después de eso va a ser una gloria indescriptible para siempre y por siempre. En el otro camino, de los fríos, no hay una esperanza después de eso, solamente tinieblas, más dolor que el que sentís ahora, más depresión, más angustia, más ansiedad, más desamor, más perdición. Eternamente y para siempre, decídanse, dice el Señor, los espero, los espero, y en este tiempo, él anda cazando almas, anda cazando almas, anda tentando a los tibios, él anda tentando a los tibios en este tiempo, porque sabe que están débiles, que tienen miedo, que son cobardes, y todas estas cosas que nombré antes.
Él anda en busca de los tibios para reclutarlos, me dice el Señor. Él los quiere reclutar a los que son tibios. Porque los que son tibios, cuando viene la prueba, desisten, no son capaces de sostener la Fe en Cristo Jesús. Los tibios, cuando vienen tribulaciones, persecución, pruebas difíciles, ahí es donde se muestra que estaban tibios, porque no pueden pasarlas, no se sostienen en las creencias que tienen, es decir, niegan a Jesucristo. Los tibios, no son capaces, no van a ser capaces de resistir los dolores de parto que vienen, porque al ser tibios y no estar tan cerca del Señor como deberían, no reciben la fuerza que van a necesitar ni la protección que van a necesitar para pasar por los dolores de parto exitoso, no van a resistir. Los tibios no tienen resistencia, los calientes sí, y hasta los fríos tienen existencia para lo que deciden, pero los tibios no, los tibios son débiles, se caen de la nada. Son como un papel que es fácil quemar y que queda en las cenizas, me dice el Señor. Así que este es el llamado, caliéntate por el señor, vengan todos a esta fogata, porque hay lugar para todos, antes de que venga el adversario y los haga caer en la trampa que ya tiene preparada para los que se van enfriando, porque dice la Biblia que el amor de muchos se enfriará en los últimos tiempos, el amor de muchos se enfriará en los últimos tiempos, y hay gente que estaba caliente que se está dejando entibiar, y después de la tibieza viene el frío. Una vez que saliste de la zona caliente y te quedaste en la tibia, es muy fácil, es solamente un paso pequeño de entrar en la parte fría. No te engañes, porque dice Mateo 24:12, y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Se están enfriando, muchos de ustedes están enfriando, cuidado, atiendan sus vidas espirituales. Somos alma, cuerpo y Espíritu, y algunos de ustedes solo se están ocupando del cuerpo, de la provisión, del trabajo, de las casas, de los quehaceres cotidianos, algunos se ocupan del cuerpo y del alma, pero no del espíritu. Somos tres, tres, un ser con compuesto de estas tres partes, y nos tenemos que ocupar de las tres partes, porque él viene para atacar las tres partes. Sino entra, por un lado, va a entrar por el otro.
Si no logra tirarnos por una de esas tres partes, va a intentar por otra, es todo es importante, y algunos de ustedes están descuidando las vidas espirituales. Hijitos, dice el Señor, vengan al fuego, vengan a esta hoguera a calentarse las manos enfriadas. Denme sus corazones 100% y completamente, dice el Señor, para que encienda esa llama que una vez ardía, pero que dejaron apagar, y una vez que la vuelva a encender, la tienen que defender, dice el Señor, la tienen que mantener encendida, ustedes la tienen que mantener encendida. Los que se desviaron, vuelvan al camino, los que se olvidaron del galardón, recuerden ese trofeo que aún los está esperando. Los que dejaron de entrenar en la carrera, vuelvan al entrenamiento, aún hay oportunidad, mientras estén vivos, de volver a la senda correcta, enderecen sus pasos. Tienen pasos torcidos, juzguen sus vidas por los frutos que están llevando, tomen una decisión, porque en este tiempo decisivo, vuelvo a repetir, el Señor los va a llevar a un callejón sin salidas a muchos de ustedes, los que no se están decidiendo, los que están en tibieza, verán camino sin salida, no tendrán otra opción que decidir a la derecha o a la izquierda.
El Señor los va a colocar en una posición a donde tengan que tomar una decisión, a donde tengan que abrir sus bocas para confesar al hijo de Dios, o no, lo que ustedes quieran hacer, están alertados, y no tengan miedo de acercarse a mí, dice el Señor, no teman, no me teman en ese sentido, no tengan miedo de acercarse a mí, teman cuando se alejan de mí, dice el Señor, es cuando se alejan de mí que deben temer, porque cuanto más se alejan de mí, más en oscuridad entran. Y ustedes saben quién es el amo de esa oscuridad, de esas tinieblas de las que el Señor Habla, acérquense, dice el Señor, no me tengan miedo, los quiero ayudar, yo les voy a mostrar lo que tienen que hacer para volver a ponerse en estado, dice el Señor, no renuncien, no renuncien, hijitos, no renuncien, no sean desertores de la fe, vuelvan a enrolarse en el ejército celestial. Ustedes saben, dice el Señor, que el que se enrola en el ejército renuncia a su vida para servir a ese ejército. Recuerden, dice el Señor, lo que dice la palabra, porque también está el problema de que a muchos de ustedes se les predicó palabra tibia y de eso día a día se entibiaron, pero dice el Señor, vuelvan a leer la palabra, escuchen a gente apasionada que les imparta el fuego del Espíritu Santo, ayunen hasta encontrarme, dice el Señor, hasta que yo me revele a ustedes, háblenme que los escucho, anhelo escucharlos. Pónganme primero y no al último, dice el Señor, dice 2 Timoteo 2:4, ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Los anhelos celosamente, dice el Padre, celosamente. Y recuerda, es muy alto el precio que pagué para obtenerlos, sean míos, dice el Señor, los quiero todos para mí, acérquense más, comprométanse conmigo, dice el Señor, porque yo quiero el bien para ustedes y no el mal, tengan esperanza y tengan fe, dice el Señor, porque va a ser por mi fuerza que van a poder resistir y volver a ponerse en el estado en el que estaban antes, o en el que deberían estar. Resistan, los hice resistentes, dice el Señor. Aunque ustedes no lo crean así es, pero tienen que estar sostenidos por mí, pegados en la vid. Si ustedes se desconectan de la vid, dejan de recibir esa savia de vida por el Espíritu de Dios, amén.
Obedézcanme, dice el Señor. Pero porque me aman, no porque les diga que lo tienen que hacer. Quiero bendecirlos, los quiero maravillar, los quiero sostener, los quiero reanimar. Déjense pulir, dice el Señor, por más que duela, porque también los quiero hacer brillar, dice el Señor. entreguen su cuerpo completo, dice el Señor, y yo también los quiero completamente y no una parte, dice el Señor. Vengan a mí que los espero celosamente y los anhelo con todo lo que soy, amén. Yo veo a alguien que ama mucho a sus hijos y uno de sus hijos se fue de viaje, y esta madre anhela reencontrarse con este hijo y abrazarlo y decirle cuánto lo ama, cuánto lo extraña. Yo estoy viendo esta imagen, es esta madre que hace rato que no puede ver a su hijo, pero ella piensa: Cuando lo vea, lo voy a abrazar tan fuerte, para que sienta cuánto lo amo, cuánto lo extrañé, cuánto lo pienso. Y así te anhela el Señor, así te espera el Señor, con ese amor, con esa paciencia, con esa pasión. Gloria a Dios. Qué hermoso, gracias Señor.
Te pido, Padre, que pongas una decisión, que pongas el querer como el hacer, el buscarte y amarte, y entregarse 100% Señor, que a los que están soñando que se casan, que están en una boda, o que están con vestido de novia preparada, o con traje para casarse, los hombres, que les reveles lo que significa el pacto con Jesucristo, Señor, que los ayudes a decidirse, Señor, de entregarse completamente a ti, como tú te entregaste por nosotros, Señor. En este momento, destruimos y hacemos caer por tierra toda brujería, todo trabajo satánico, que atan a estos hermanos, y no pueden acercarse más a ti, no pueden entregarse a ti, todo bloqueo, toda barrera, ahora se destruye en el nombre de Jesús. Gracias Señor, porque veo lazos de amor que tú mandas a algunos de ellos que son tímidos de acercarse a ti, tú los vas a llamar con lazos de amor. Esos estoy viendo, que el Señor los llama con lazos de amor, suavemente a estos vasos frágiles, para que no se rompan en el camino, porque él sabe cómo tratarte, de acuerdo a cómo seas. Gloria a Dios, gracias Señor, por tu misericordia, por tu perdón, por tu paciencia, Padre, por tu amor.
Gracias Señor, bendícelos, Padre, bendícelos, dales revelación de tu palabra escrita, amor por tu palabra, derrama de tu Espíritu sobre todos ellos, Padre, contagia la pasión que tenía Elías, Señor, por ti, por tus cosas, como Samuel, Padre, el amor por tus cosas, el interés por las cosas celestiales, Señor, que tenían estas personas a las que usaste grandemente por causa justamente de esa entrega. Imparte, Señor, ese fuego que tenía Jeremías, que no lo podía esquivar, que no lo podía evitar, que no lo podía menguar, que no lo podía esconder, Señor, ese fuego que lo llamaba a hacer lo que llamaste a hacerlo, lo que lo llamaste a hacer, Señor. Imparte fuego por tus cosas, interés en este momento, Padre, en el nombre de Jesús, Señor, destruye todo espíritu de falsedad ahora en mis hermanos, en el nombre de Jesús. Porque algunos de ustedes saben que estoy viendo que son falsos, muestran como si les interesaran las cosas de Dios, pero no es cierto. Van a la iglesia y se hacen los interesados, digamos, como entretenidos, los que los que aman esas cosas, pero en realidad no es así; aprendieron a actuar, son falsos, ponen una careta cuando están en frente de un hermano, o en una congregación, o con otros hermanos, pero después, cuando están solos, se quitan la careta, pero el Señor los ve detrás de esa careta y es preferible que sean fríos y no tibios, que muestren la verdad de lo que piensan y no que finjan delante de los ojos de Dios.
El Señor odia la hipocresía, la odia, la detesta, la falsedad, la doble cara; por eso dice la Biblia porque no eres frío ni caliente, sino tibio, te vomitaré de mi boca. Sí, así que, Padre, te pido que destruyas todas esas caretas, que los que les enseñes a los hermanos a caminar en la verdad, Señor, que se muestren tal como son y que a partir de esa honestidad los ayudes a mejorar, Padre, y les coloques en el corazón lo que hoy no tienen, porque todas las cosas son posibles para ti, Señor. Gracias Señor, gracias Señor. Te alabo, te bendigo y te amo, Padre, gracias Señor, por esta palabra sobre la tibieza, toda la gloria sea para ti, Señor. Y si algún fuego impartí en nosotros, impárteselo a ellos, Padre, en el nombre de Jesús, imparte este fuego, Señor, ahora. Gracias Señor, Amén.
Alabado sea el Señor, hermanos. Les mandamos saludos y aquí Noelia de Argentina y mi esposo y Pastor Mándala, quien está aquí con nosotros, compartiendo muy ricamente este tesoro de las Escrituras, mientras el Espíritu Santo habla la palabra profética. La gloria sea para el Señor por todo, y ahora, a moverse, no sean oidores olvidadizos, sino hacedores de la palabra, pongan en práctica, escudriñen, arrepiéntanse y pídanle ayuda al Señor y hagan lo que tengan que hacer, porque el tiempo es corto y los días son malos. Amén, bendiciones.