El Señor te bendiga. ¿Cómo estás, hermano? ¿Cómo estás, hermana? Por lo visto, muchos de ustedes muy cansados, muy faltos de fuerzas, muy faltos de un empujoncito de parte del Espíritu Santo para poder continuar con este camino áspero, con este camino doloroso, con este camino difícil, pero que nos lleva a la gloria.
¡Alabado sea el Señor! porque el Señor, hoy me ha dicho: «Hija, imparte fortaleza a los míos a través de mi Espíritu, a través de la palabra que te voy a dar» porque esa es una de las cosas que hace la palabra del Señor, la profecía: Impartir cosas, y entre ellas fortaleza de lo alto.
Dice Isaías, capítulo 40, versículo 31: «Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán». Y una de las cosas que el enemigo quiere hacerte creer en este tiempo, es que te vas a quedar sin fuerzas, que no te vas a poder levantar más, de ese lugar a donde te sentís tirado, de ese lugar a donde a veces te sentís como si te fueras arrastrando por el piso porque ya, no podés más.
El enemigo de tu alma te miente y te dice: «¿Para qué vas a seguir si el Señor no está con vos? ¿Para qué vas a seguir si Él no te acompaña? Ves que no te fortalece, ves que te ha dejado solo.» Pero te miente, porque él, es el padre de la mentira, él es el destructor, él es el que vino a matar, a robar y a destruir. Pero el Señor, siempre está disponible para llenar tu vaso nuevamente de la fuerza del Espíritu Santo de Dios, porque me llega el versículo de Zacarías 4:6 en este momento, a donde la Biblia dice: No es con fuerza ni con ejército, dice Jehová de los ejércitos, sino por mi Espíritu.
¡Alabado sea el Señor! Y eso es lo que el Espíritu de Dios quiere transmitirte en esta noche. Hijito, a veces te sentís muy cansado, dice el Señor, porque no estás yendo por mis fuerzas sino por las tuyas. Hay una parte de vos que todavía no ha entendido, les dice el Señor a varios de ustedes, que, si vas por tus propias fuerzas, en algún momento se te van a acabar. Pero si vas por mis fuerzas que te doy a través de mi brazo fuerte extendido, entonces nunca se te van a acabar, porque la fuerza que viene de mi fuente es inagotable. Es una fuerza que nunca se cansa, es una fuerza que nunca se termina, es una fortaleza inagotable que Yo te puedo dar si te dejás llevar por mi Santo Espíritu.
Por eso te dice el Señor: Sentís tus brazos tan agotados, sentís tu mente tan estresada, sentís tu cuerpo debilitado. Porque cuando uno va por su propia fuerza, es una cuestión de tiempo hasta que nuestro motor se rompa. Porque cuando uno va por su propia fuerza, dice el señor, es cuando está como empujando algo. Yo estoy viendo una carreta ahora, una persona que quiere empujar una carreta llena de cargas. Pero esta persona la quiere empujar solo, por su propia fuerza, pero dice el Señor: «Tenés que entender que no te alcanzan tus fuerzas, que tus fuerzas humanas, no van a ser suficientes, para poder resistir lo que estás pasando y lo que viene. Pero si le das lugar al poder de mi Espíritu en tu vida, te dice el Señor; esa carreta que ahora vos estás queriendo empujar solo, va a ser llevada por los caballos de fuerza de mi Espíritu».
¡Gloria al Señor! ¡Alabado sea el Señor! porque muchas veces he dicho que uno de los significados que tienen los caballos en las visiones y en los sueños, aunque no siempre es, este significado ni el único, es la fuerza y el poder. Los caballos en fuerza representan poder, por eso se dice, por ejemplo: «¿Cuántos caballos de fuerza tiene tal auto?» Así que te dice el Señor: Si me dejaras a mí que Yo empuje esas cargas, que yo lleve esa carreta, entonces te sentirías más liviano, te sentirías menos cansado, tendrías un ritmo más saludable.
Porque yo veo que cuando nosotros hacemos las cosas por nuestras propias fuerzas, hay un ritmo que estamos llevando que no es un ritmo saludable, que no es un ritmo continuo, no es un ritmo equilibrado, sino que es un ritmo que se va cortando; porque estoy viendo que esta persona en mi visión quiere empujar esta carreta por su propia fuerza, intenta empujarla y ¡le cuesta tanto!, Ese esfuerzo es tan grande que tiene que hacer él solo para empujar esa carreta llena de cargas; que llega un momento que se cansa tanto, que tiene que frenar para recuperar esas fuerzas que perdió.
Tiene que frenar para descansar, y después cuando se recupera, intenta de nuevo empujar esa carreta, y así este ciclo se repite: Empuja, tiene que descansar para recuperarse. La fuerza que ganó en ese descanso la aplica para empujar, y después tiene que volver a descansar, entonces tiene que frenar cada tanto para recuperarse, sin embargo, nunca logra su cometido, que es llevar esa carreta continuamente solo.
Eso es lo que pasa cuando uno no se deja llevar por el Espíritu Santo de Dios y quiere hacer las cosas por sí mismo. Wow, escuchan este versículo, Job 39:19: «¿Diste tú al caballo la fuerza? ¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes?» Y este versículo avala lo que vengo diciendo sobre el significado en muchos sueños, y visiones que tienen los caballos.
Alabado sea el Señor. Así que el Señor venía hablando sobre el ritmo, el ritmo de nuestra vida, el ritmo de nuestras actividades. Hay muchos de ustedes que todavía no aprendieron a ser llevados completamente por el ritmo del Espíritu Santo de Dios. Y entonces están yendo por su propia fuerza, a hacer cosas que, sin la fortaleza que da el Espíritu Santo para realizarlas, cuando las hacen terminan completamente cansados, completamente estresados y no quieren más.
Es como cuando uno llega a un punto que está tan cansado que dice: «No quiero más esto, no quiero hacerlo más, no puedo más». Esa es una de las frases típicas para las personas que quizás, aunque conocen al Señor, aunque le creen al Señor; hasta están convertidos y están nacidos de nuevo, muchos de ellos, no han aprendido cómo manejarse a través del Espíritu Santo. Y si no es Él el que te manda y vas por tu propia voluntad, por tu propia decisión, entonces las fuerzas te van a faltar. Ese es otro de los motivos por el cual te sentís tan cansado.
Yo estoy viendo a muchos de ustedes que tienen ministerios en las congregaciones. Pero hay varios de ustedes, no todos, pero hay varios de ustedes que quizás el señor no… no quizás, sino que Dios nunca llamó a esos ministerios, sino que fueron los hombres los que te propusieron esas tareas dentro de las congregaciones, ese tipo de servicio. Y como no vas por el Espíritu de Dios, sino por el espíritu de los hombres, a concretar esas tareas, donde ellos te pusieron y no el Espíritu del Señor, donde quizás hasta ellos te ungieron, pero no por el Espíritu del Señor, entonces vos estás operando en una carreta empujada por fuerza humana; pero no por la fuerza del Espíritu Santo de Dios.
Ese es el problema para muchos de ustedes. Están cansados de servir, pero en el sentido físico y espiritual, con falta de energía, con falta de fuerzas, con falta de fortaleza, se sienten agotados. Y una de las razones, cuando hablamos acerca del servicio en las congregaciones, es que Dios nunca te llamó a hacer esa tarea, sino que accediste a una propuesta de hombres, que hasta quizás muchas veces esos hermanos, tenían muy buenas intenciones.
No los estamos condenando a través de esta palabra, sino que el Señor te quiere enseñar, que si no es Él el que te pone, no vas con una fuerza sobrenatural, no vas protegido bajo su mano fuerte, no está su brazo derecho de fuerza extendido sobre tu vida en esa tarea que estás haciendo, porque Él no te envió, a hacerla, y los hombres no son capaces de darte y sostenerte en el Espíritu, cuando te faltan esas fuerzas y estás sirviendo en esa tarea en esa congregación.
Si no es el Señor; es decir, si los hombres en tu congregación te llaman a cierto servicio o tarea, y eso viene de parte del Espíritu de Dios, entonces ¡Gloria al Señor!, ¡Alabado sea Dios!, porque como Él te está llamando y te está colocando en ese puesto a través de esas cabezas, entonces sí vas a contar con esa fuerza sobrenatural y no va a ser por tu fuerza y no va a ser por ejército y no va a ser por mandato de hombres, sino por la fuerza que te va a dar el Espíritu de Dios mientras realices esa tarea, porque cuando Dios llama, Dios fortalece; cuando Dios llama, Dios equipa.
Cuando es el Señor que te llama, ya sea directamente de parte de Él; como le pasó a Saulo que después se convirtió en Pablo, después de que el mismo Señor Jesús se le presentó y lo llamó a servirlo, puede ser que Él te llama directamente para hacer una tarea para su Reino, o puede ser que Él te llama a través de los hombres que te pongan en esa tarea y hasta te unjan, pero por el Espíritu Santo de Dios, enviados siempre por el Espíritu Santo de Dios. Ambas cosas son válidas, pero la base siempre tiene que venir del Señor, la fuente siempre tiene que ser por el Espíritu Santo de Dios y no por los hombres.
El aval te lo tiene que dar el Señor, el título, si es que hay un título que te corresponde, como pastor, profeta, evangelista, apóstol o maestro, o ayudante, o cualquier título que se te haya dado, tiene que venir de parte del cielo y no de la carne de los hombres. ¡Amén! Y cuando esto no pasa es cuando te empezás a desgastar, porque como no está el Espíritu que te va sosteniendo cuando estás realizando esa tarea, tu carne se debilita, tu mente se estresa, te desgastás, te cansás, te aburrís. Y esa es una de las señales de que ese llamado no vino de Dios, entre otras cosas.
El Espíritu Santo le está hablando esto a varios de ustedes porque tienen un deseo ferviente de servir al Señor, y eso está bien, buena cosa es esa, si está en tu corazón, pero la pregunta es, si el Señor te llamó a servirlo o no, o si fuiste vos el que te subiste en ese púlpito sin que Él te llame, o si fueron otros hombres los que te colocaron en ese puesto, sin habértelo confirmado el Señor. Esa es la pregunta que tenés que hacerte. Y si encontrás que ese llamado no vino de Él sino de los hombres, entonces aún estás a tiempo a cambiar tu dirección; dice el Señor, y retomar el camino que Él sí quería que camines, porque yo veo que algunos de ustedes están desviados, no es que están en pecado por sí, sino que están equivocados, están confundidos.
Están caminando en otro camino porque no se dan cuenta, porque pensaron quizás que tenían un llamado, pero el Señor nunca los llamó o nunca se los confirmó. Y el señor sabe que muchos de ustedes están en ese camino errado, en ese camino equivocado por ignorancia, más que nada, por distintas razones… Pero dice el Señor, que si esta palabra sentís, que te cala lo profundo de tu corazón, que entra en tus entrañas y que algo se está conmoviendo adentro tuyo, generándote preguntas o dándote la respuesta que estabas esperando, que aún podés volver de ese camino equivocado y retomar la senda por donde Dios quería que camines, porque si no retomás esa senda por donde él quiere que vayas, van a pasar muchas cosas. Como por ejemplo, además de sentirte cansado y estresado, sin fuerzas y debilitado, no vas a ver la Gloria de Dios, porque donde no está el Espíritu de Dios, tampoco está el poder del Señor que se manifieste.
No vas a sentir la libertad y el gozo que deberías sentir, sino que te vas a sentir cada vez más esclavizado, porque las tareas de los hombres esclavizan, pero las de Dios libertan.
Por eso dice la Biblia que donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad. No vas a ver señales, milagros, prodigios, sanidades; porque donde no está el Espíritu del Señor, se habita en un campo seco, en un desierto, sin agua. Y otra cosa que te va a pasar si no retomás ese camino por donde el Señor quiere que camines, que él planeó para tu vida y no los hombres, en primer lugar; y no vos mismo o misma, en primer lugar; es que te vas a aburrir, porque donde no está el Espíritu de Dios avalando lo que uno está haciendo, no hay sorpresas, no hay maravillas, es un ritmo humano y no Divino.
Es una diferencia demasiado grande y yo creo que ahora muchos de ustedes están entendiendo o comenzando a cuestionarse, o diciendo, «Ah, capaz es eso lo que me está pasando, porque todo lo que la hermana está diciendo es lo que a mí me pasa». Y hay algo más que te puede pasar si no retomás esa senda por donde el Espíritu de Dios te quiere llevar y no vos mismo o los mismos hombres, y es que te vas a sentir estancado.
Hay mucha gente dentro, del cuerpo de Cristo que se siente estancado y dice, «¿Pero cómo puede ser? cómo puede ser si estoy en santidad, si estoy orando, si estoy leyendo, si estoy sirviendo, si me estoy congregando, si estoy evangelizando, si estoy cumpliendo con los deberes cristianos». Y puede ser que la razón de tu estancamiento es, que en vez de estar caminando un camino por donde te quiere llevar el Espíritu Santo de Dios, estás caminando un camino propio que elegiste por tu corazón y no por el Espíritu de Dios; o un camino por donde te llevaron los hombres, y por supuesto que vos aceptaste, y no el Espíritu Santo de Dios.
Pero ¡alabado sea el Señor!, porque Dios hoy te habla para que, si este es tu caso, entonces puedas volver o puedas preguntarle al Señor: «Señor, ¿será que estoy caminando mi propio camino? ¿Será que estoy haciendo lo que a mí me parece? ¿Será que acepté una propuesta que me hicieron mis líderes en mi congregación o esa persona que me esté ayudando en mi vida espiritual, pero no es eso lo que quería que hago?» Yo te dejo esta tarea para que la ores con el Señor y él te va a responder, y una de las maneras en las que te va a responder es a través de sueños. El Señor te está dando sueños de que estás caminando un camino equivocado. Pero quizás no los estás entendiendo.
El Señor te está diciendo a través de los sueños, que tenés que salir de ese callejón sin salida. Por ejemplo, uno de los sueños típicos que muestran que uno no está caminando un camino a donde el Señor lo llevó, es encontrarse con un callejón sin salidas. Es decir, el Espíritu Santo normalmente, salvo… por alguna razón muy, muy especial, nunca te va a llevar a un callejón sin salidas, salvo… que te lleve a encontrarte con esa pared para que finalmente tomes una decisión, con respecto a algo específico. Pero si esto te pasa en tus sueños, puede querer decir que el camino que estás caminando es uno que elegiste vos, y no… por donde te dijo que camines el Señor. Amén.
Así que, otro de los sueños que el Señor te puede dar para decirte, «Hijito, no es este el camino a donde yo quería que vayas», es verte manejando en un auto, en una ruta, y tener problemas en ese viaje, que el auto se te quede, o verte literalmente en un sueño manejando y que ese camino no era el que tenías que tomar, y tenés que ver el mapa para volver atrás y retomar el camino correcto. Hay muchas cosas que pueden pasar en los sueños. ¡Gloria al Señor!
Hay muchos símbolos que él puede utilizar para decirte, «Hijito, este no es el lugar», y por eso te estás sintiendo cansado, por eso estás aburrido, por eso estás estancado, por eso no se mueve nada en tu vida espiritual, por eso no está el poder de Dios manifestándose ahí, porque yo no te llevé por ahí, vos lo elegiste. ¡Amén! ¡Alabado sea el Señor!, gracias Señor por esta palabra. ¡Gracias Señor!
Otra de las razones por las cuales muchos de ustedes se están sintiendo muy cansados, sin fuerzas, agotados, estresados físicamente hablando, y que no les permite realizar sus actividades, como normalmente deberían, es porque se están alimentando mal. No tiene que ver con las razones que nombré antes, pero al mismo tiempo afecta, porque quizás estás en un camino donde el Señor te quiso llevar, pero estás en un pecado de glotonería.
Estás comiendo demasiado, no suficiente… ¡Demasiado!, o estás comiendo mal, te estás metiendo, comida chatarra demasiado seguido, o no te estás hidratando, o lo que estás comiendo no es algo que le conviene a tu cuerpo y distintas cosas que pueden llevarte a que, una mala alimentación, o un exceso de alimentación, o la glotonería, ¡Que es un pecado! que quizás no se nombra demasiado dentro de las congregaciones, pero que está en la Biblia.
Hay muchos versículos que hablan sobre la glotonería. Quizás esta es la razón por la cual te estás sintiendo tan cansado. No es que no te estás dejando llevar por el Espíritu de Dios, o quizás te estás dejando llevar por el Espíritu de Dios, pero no todas las áreas. En el área de la alimentación no le abriste la puerta al Señor. En el área de tu alimentación, el señor no es tu Señor; el Señor no está señoreando en tu heladera. ¡Gloria al Señor! por esta palabra.
Quizás estás fuerte en todas las otras áreas y como dije, estás bien. Y estás haciendo todos los deberes cristianos que nombran la palabra que tienen que formar parte de un verdadero seguidor de Jesús, excepto en el área de tu mesa. Y esa es otra de las razones, por más que ores, porque yo veo a muchos de ustedes: «Señor, fortalecéme; Señor, me siento cansado; Señor…» Hasta… yo veo a muchos de ustedes que están haciendo ejercicio, y no un ejercicio en la forma de pecado, es decir, un ejercicio que les ayuda a mantenerse fuertes, que les ayuda a mantenerse sanos, a sanar el cuerpo, a estar entrenados, hasta un punto que no se transforme en un ídolo en sus vidas.
Un ejercicio que es saludable, inclusive para ciertas enfermedades que tienen en sus cuerpos, pero… ¡No se están alimentando bien! Y entonces, esa es la puerta abierta que está permitiendo que el enemigo entre en tu casa y te robe la fuerza que te está faltando.
Yo estoy viendo, decía, que muchos de ustedes están orando regularmente para que el Señor los fortalezca y no están entendiendo por qué, no están recibiendo esa fuerza. Y los veo diciendo: «Pero al final? ¿para qué estoy orando? ¿Para qué busco al Señor si no me escucha, ¡No me responde! Pido y pido que me fortalezca, proclamo los versículos bíblicos que hablan de fuerza, de fortaleza, de que Dios es mi fortaleza y demás, y no recibo la respuesta». Y el señor te dice hoy: «Hijita, es que no es que yo no quiero fortalecerte, sino que la fuerza que yo te estoy dando a través, de mi Espíritu, el diablo te la está robando porque vos estás abriéndole una puerta a través de lo mal que te estás alimentando.
Pero el Señor no te lo dice porque esté enojado o porque quiera retarte o porque quiera hacerte sentir mal, sino con amor, como un padre que te quiere cuidar, te dice: «Hijita, hijito, fijáte lo que guardas en tu heladera. Fijáte que ahí está la puerta abierta en este momento de tu vida». Y yo estoy viendo una heladera a donde hay alimentos de distintos tipos, y algunos alimentos veo que te hacen bien, que son buenos para tu cuerpo. Y hasta cuando tu cuerpo se siente bien, porque se está alimentando bien, eso afecta a tu alma y a tu espíritu, porque los tres están conectados. Pero también estoy viendo en tu heladera algunos alimentos que yo lo estoy viendo en mi visión como cosas oscuras.
Hay como cosas iluminadas en tu heladera que representan las cosas que son buenas para tu salud, y hay otras cosas que son oscuras, que están contaminadas, que están demasiado llenas de azúcares o demasiado llenas de grasas, o que tienen metales escondidos y distintas cosas. Excesos…, escucho la palabra, y veo alimentos con carteles que dicen: «Exceso, exceso de azúcares, exceso de grasa, exceso de sodio», me parece ver, y distintas cosas. Dice el Señor: «Es que me hiciste amo, en muchas áreas de tu vida, pero no en la parte de tu alimentación, y ese es tu punto débil». Yo veo un talón… un talón débil, y representa la debilidad de la persona.
¡Gloria al Señor!, porque mientras voy profetizando, el Espíritu Santo de Dios me va enseñando lo que pueden simbolizar distintas cosas en los sueños y visiones, y me viene la parte calcañar… calcañar. Que esa palabra aparece en la Biblia, el talón, el calcañar. ¿Sí?, estudienlo ustedes después, pero me enseña ahora el Espíritu Santo que una de las cosas que representan el talón y el calcañar es la debilidad de una persona. Y hay, creo que hay una frase en español que dice algo que tiene que ver con el tendón de Aquiles y con la fuerza y la debilidad. Si alguien se acuerda de esa frase, por favor compártala en el chat para que nos edifiquemos entre todos. Pero a lo que iba. Dice Génesis 3:15: «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y escuchen esta parte: y tú le herirás en el calcañar». ¡Gloria al Señor! porque saben qué… Me está enseñando ahora el Espíritu Santo de Dios, que a muchos de ustedes, la serpiente los está hiriendo en el calcañar, cuando ustedes están pecando a través de la alimentación. Wow…, y muchos de ustedes menosprecian el poder de la alimentación; no le dan… Acá dice Pedro: «Talón de Aquiles es el punto débil de una persona». ¡Amén! ¡Gloria a Dios!, ¡Gloria a Dios por esta revelación!. Aquí, Javier dice: «El talón de Aquiles es una expresión que se emplea para referirse a la parte débil o vulnerable de una persona o cosa. El calcañar es la parte posterior de la planta del pie, es decir, el talón».
Gracias, gracias, ¡Alabado sea el Señor!, por esta revelación. Bueno… yo no lo sabía, no lo sabía, y el Espíritu Santo me lo está enseñando ahora, que una de las maneras en la que el diablo puede estar debilitándote es a través de tu alimentación, y eso te quita la fuerza, te quita la energía, por usar una palabra. Sí… te debilita, te seca, te aplaca, porque esas son las palabras que escucho. Te desgasta; porque tu cuerpo tiene que hacer el doble de fuerza, de lo que normalmente necesitaría para digerir esa forma de alimentación que estás ingiriendo, esos alimentos que estás ingiriendo.
Entonces, ese exceso de fuerza que necesita tu cuerpo hace que te sientas cansado, porque ya no vas a disponer, de esa fuerza que en realidad deberías utilizar para tus actividades diarias, pero tu cuerpo la está usando para poder digerir, esa basura que estás comiendo; para poder digerir, esas cosas pesadas que le estás metiendo. ¿Sí?, así que bueno, estudien esto en la Biblia, mediten sobre estas palabras, y si algunos de ustedes están en este pecado, se tienen que arrepentir y comenzar un proceso de renovación ¿de su manera de pensar, acerca de los alimentos y de comer. ¡Amén!¡Gloria al Señor, aleluya, aleluya!, ¡alabado sea el Señor!
Por otro lado, el Espíritu Santo del Señor me está mostrando ahora que otra de las razones por las cuales te estás sintiendo tan cansado, de una manera anormal. Y de nuevo, no es que el Señor no está respondiendo tus oraciones, sino que esa fuerza se está yendo por otro lado, es porque estás demasiado preocupada, es porque estás demasiado afanado.
Cuando uno piensa demasiado, cuando uno se preocupa demasiado, cuando uno no descansa en el Señor, entonces… es como si uno se fuera desangrando, porque veo esta visión ahora. Veo una mujer que se desangra, y dice la Biblia que en la sangre está la vida, y esta visión es simbólica. Y también, si soñaste que vos o alguna persona se desangraba, este puede ser uno de los significados: Está perdiendo la fuerza vital, está perdiendo la vida de alguna manera, o el enemigo se la está robando. ¿Sí?, porque la sangre representa la vida en la Biblia.
Así que, las preocupaciones, te roban tu fuerza vital, dice el Señor. El afán, debilita el motor de tu ser. El estar continuamente tensionado por estas cosas, y porque no estás confiando en el Señor realmente como deberías, es como que te está chupando la vida, porque eso veo, veo como el enemigo, como… aspirándole la vida, en esta visión que estoy viendo, la… la fuerza… como… si, la vida…, es lo que veo, porque estoy escuchando la palabra Espíritu de Vida, Espíritu Vivificante, y es… Es como… si el enemigo le succionara esta fuerza vital a la persona, cuando la persona, así como Marta, por ejemplo, se afana, se afana demasiado con las cosas, está en un estado de preocupación y de tensión constante 24/7.
Imagínense, que el sistema inmunológico, cuando esto pasa, tiene que también esforzarse el doble de lo que debería esforzarse en realidad, porque está como en un continuo estado de defensa, y al sistema inmunológico no poder descansar nunca, porque este tipo de personas normalmente hasta les cuesta dormir, porque cuando se acuestan a dormir siguen pensando: «Uy, ¿qué va a pasar con esto?, ¿con lo otro?, no voy a poder hacer esto, ¿qué va a pasar con mis hijos?, estoy preocupada… porque les va mal en tal cosa, porque no están convertidos». Y si el señor no los toca…
A los hombres les pasa mucho con el trabajo, con el dinero, ¡Y no voy a poder sostener a mi familia!, ¡Y no me va a alcanzar!, y… y estoy…, ¡Me han despedido y no encuentro trabajo!. Un montón de cosas por las cuales les pasa, también, por ejemplo, a las mujeres que trabajan mucho en sus casas, de no encontrar un balance entre mantener sus casas en una manera balanceada, saludable, y en excederse en eso. Y no descansar nunca, o en alguien que quiere escalar, digamos, en su carrera o en su trabajo, y nunca le dan tiempo de descanso a sus cuerpos. Es porque están afanados, por escalar en su profesión, afanados en ser los mejores en algo, en algún área.
Todas estas cosas provocan que la mente nunca descanse, que el cuerpo nunca descanse, que el alma se mantenga en un estado de alerta permanente, pero no; de alerta por la venida del Señor o por las cosas que vienen, sino porque, en realidad, detrás de todas esas cosas, hay espíritus de miedo que están manejando a la persona, entre otras cosas.
Así que, decía, que cuando esto sucede, como el cuerpo, el alma y el espíritu están conectados entre los tres, si… el alma nunca descansa porque está permanentemente en emociones de preocupación, de afán, de miedo, de ansiedad y de todas estas cosas en las que se manejan este tipo de personas, entonces lo que le pasa al alma va a afectar a tu espíritu, que nunca descansa, y a tu cuerpo, y tu sistema inmunológico va a responder a esos estímulos de preocupación constante con una fuerza duplicada.
Va a sentir como si algo estuviera atacando tu cuerpo, pero en realidad no es algo externo, sino que es algo interno y son nuestras propias emociones… desbordadas y fuera de control.
Entonces, si esto es lo que te está pasando, también, de nuevo, tenés que arrepentirte y renovar tu manera de pensar a la manera bíblica, y aprender a confiar en el Señor, aprender a llevar todas esas cargas a los pies de la cruz y dejarte llevar por el Espíritu Santo de Dios.
La palabra dice que el yugo del Señor es liviano y ligera su carga, es decir, que el que no está descansando en Él, el que no está llevando el yugo de Jesús, está llevando otro tipo de yugo, que es humano o es un yugo demoníaco, y el único yugo que va a ser liviano es el del Señor Jesús.
Así que, esta tarea es la que te dejo, si te está pasando eso, llevar esto delante en oración para que el Espíritu Santo te revele cómo procesar estas cosas, cómo aprender a confiar en el Señor, arrepentirte de darle lugar a estos miedos que te hablan, a esta preocupación constante, a este afán, a estos… a esta ansiedad y no entender que el Señor está en control de todas las cosas, es decir, que Él es soberano sobre todas las áreas de tu vida y que tenés que aprender a confiar en Él y a esperar a que Él haga, si estás en santidad. ¡Amén!
¡Aleluya!, ¡Alabado sea el Señor!, y el Espíritu me está revelando también que muchos de ustedes piden por fuerzas, piden por fortaleza, piden por una renovación de sus espíritus, por un oasis espiritual, pero cuando el Señor se acerca a darles lo que están pidiendo, en realidad tienen miedo de recibir cualquier cosa que venga de parte de Dios. Si este es tu caso, tenés que arrepentirte de no confiar en ese Señor amoroso, y abrirte para recibir lo que Él tiene para dar.
Hay un problema también, y es la falta de fe, la falta de fe en que el Señor se ocupa de tus cosas, la falta de fe de que en vez de saber que Él está trabajando en eso que te preocupa, vos pensás que Él no está trabajando en eso que te preocupa.
No sé si me estoy explicando bien, es decir, cuando uno tiene falta de fe, piensa que todas las cosas las tiene que lograr solo y no se da cuenta que no vas a ser vos el que vas a obtener ese trabajo que necesitas, no vas a ser vos la que le va a dar la salvación a tus hijos, no vas a ser vos la que resuelva los problemas de tus hijos; no vas a ser vos el que logre mantener a tu familia en una primera instancia, porque todas las cosas buenas vienen de Dios.
Es una falta de fe estar preocupado, es falta de fe estar afanado por cosas que te faltan, por cosas que aún no ves que se manifiesten. Sí, así que, si sentís que esta palabra te toca, pedíle al Señor que llene tu vaso, pedíle al Señor que te conceda esa fe que sobrepasa lo que tus ojos ven. ¡Amén!¡Alabado sea el Señor!, ¡Gracias Señor!, ¡Aleluya!, ¡Gloria a Dios!
Pero también el Señor dice que algunos de ustedes, Él les está permitiendo que pasen por un proceso de quebranto, en donde se sientan sin fuerzas, para que se rindan a Él. En algunos de ustedes…, no todos, pero en algunos de ustedes que están acostumbrados a empujar esa carreta solos, a decidir las cosas porque ustedes creen que es así, pero no porque el Señor se los dijo, en algunos de ustedes que son muy independientes de todo y de todos, incluyendo independientes del Señor, que es bueno que pasen por ese proceso de quebrantamiento, porque cuando ustedes se sientan débiles y renuncian a su propia voluntad hasta un punto y sientan que ya no puedan más, entonces únicamente en ese punto, para algunos de ustedes, es donde van a pedirle ayuda al Señor.
Es que a veces somos tan tercos, como mulas que no aprenden, sino es a través de un proceso difícil, algunos de ustedes son muy tercos; me dice el Señor, y necesitan pasar por un proceso duro, a donde se cansen de pelear por sus propias fuerzas y se rindan al Espíritu de Dios.
Para algunos de ustedes que son tan obstinados, me dice el Espíritu Santo, a veces no queda otra que pasar por ciertos terrenos de arenas movedizas, para que se den cuenta que mientras se están hundiendo en esas arenas, si no piden ayuda a alguien que es mayor que usted y que realmente tiene fuerza inagotable, no aprenden de otra manera. Es necesario, dice el Señor, que a veces entren y pasen por ese proceso de cansancio extremo, para que cuando estén en ese estado de debilidad de ustedes mismos, el Señor se fortalezca a través de esa debilidad.
Yo veo algunos de ustedes que son como búfalos, que tienen una fuerza de búfalo. Pero hay una fuerza de búfalo que viene del hombre interior y hay una fuerza de búfalo que viene de arriba, una fuerza que es humana y una fuerza que es celestial. El señor no quiere que utilices tus fuerzas humanas porque si no, nunca te vas a volver dependiente de Él.
El señor quiere que te rindas a tus propias fuerzas para que le des espacio a que sus fuerzas sobrenaturales, espirituales, divinas, celestiales, se manifiesten en vos, porque hasta los búfalos se vuelven viejos y se cansan, dice el Señor, hasta los búfalos; por más que sean animales tremendamente fuertes y con un empuje, porque yo veo que el búfalo tiene tracción. Estoy escuchando la palabra tracción. Yo veo que los búfalos tienen una fuerza de tracción, que otros animales no tienen, pero el Señor dice que hasta los búfalos varones más potentes pueden… pasar por situaciones a donde esa fuerza no les alcance. Y eso todavía no lo entendieron algunos de ustedes, y por eso se cansan como se cansan.
Es necesario, hijitos, dice el Señor, que se rindan a mí, es necesario, dice el Señor, que bajen los brazos, por más fuertes que se sientan, para que yo levante los míos a través de ustedes, hijitos; si tan solo ustedes, los que están yendo por sus propias fuerzas y no por las mías, se dejaran llevar por un momento, dejando de empujar esa carreta llena de cargas por ustedes mismos y me pidieran ayuda, dice el Señor, conocerían una nueva forma de vivir, se maravillarían, dice el Señor, porque no solo podrían llevar una carreta, sino un tren de carga completo, serían sus mismos brazos, dice el Señor, empujando ese tren, pero no, por la fuerza humana de ustedes mismos, sino por mis brazos, que contienen la única fuente de fuerza inagotable que existe en el universo.
Hijitos, «Ríndanse a mí», dice el Señor, y «Vacíen sus vasos», de su propia voluntad, desde donde han tomado decisiones equivocadas que los han llevado al estado en donde están.
Me viene el versículo ahora, creo que es Juan capítulo 4, a donde dice que Jesús estaba cansado del camino. Jesús estaba cansado del camino, dice la Biblia. Pero él fue a buscar agua para beber cuando se sintió cansado del camino. Porque dice Juan 4:6: «Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta». Él sabía que estaba en un cuerpo de carne y huesos, en un cuerpo de hombre que se le había sido otorgado para cumplir con el propósito celestial más importante, de toda la historia de la creación, y él también se sentía cansado del camino, porque los cuerpos no son como una máquina que nunca tiene que apagarse, y las mentes no están hechas para funcionar 24 horas al día, minutos y segundos completos. También necesita un tiempo para descansar.
Jesús estaba cansado del camino, en algunos momentos; por causa de la obra del ministerio, cansado por distintas razones, pero él recurrió a la fuente de aguas inagotables, a la fuente de donde salta agua para vida eterna. Y no solo eso, sino que ese pozo, ese pozo de Jacob, que menciona Juan capítulo 4, representa a las fuentes inagotables que el Señor da de beber a aquellos que le buscan. Hijitos, dice el Señor, si ustedes no vienen a mí, que soy esa fuente de aguas, que restauran, que refuerzan, que vivifican, por más que duerman muchas horas al día, se van a seguir sintiendo cansados.
Si ustedes no me piden que les dé de beber, dice el Señor, de la única agua que calma la sed, que quita el cansancio, que restaura al cansado, que levanta al caído y que aliviana todo tipo de yugo pesado; entonces hijitos, el cansancio no solamente va a continuar, sino que se va a incrementar.
Muchos de ustedes se sienten cansados porque tienen ideales de la vida, se imaginan cómo tienen que ser las cosas… los solteros dicen, porque yo veo a alguien que está soltera, que está en esta transmisión, y está deseando un marido, esta chica. Pero se imagina cómo tiene que ser ese marido, ya tiene toda una idea de cómo tiene que ser esa persona y si no la encuentra tal cual como se la imagina, entonces, se queda sola.
Son ideales, de cómo tienen que ser las cosas, ideales de cómo tienen que funcionar las cosas con los hermanos, las relaciones, ideales de cómo tiene que ser un ministro del señor; ideales de una vida soñada que te enseñan las películas de Disney, por ejemplo; ideales de un cuerpo que te gustaría tener o alcanzar. Todo tipo de ideales, ideales de cómo tiene que ser la mujer de tus sueños, o tu casa, o muchos tipos de cosas.
Estos ideales, se transforman en becerros de oro a los que uno tiene que servir y alimentar constantemente, porque el que tiene ideales es idólatra, porque está adorando a esos ideales, normalmente sin darse cuenta. Y adorar requiere un esfuerzo.
La única adoración que no cansa, es la adoración a Jehová de los ejércitos; pero la adoración a cualquier otro tipo de dios, inclusive a los ideales, deja a la persona exhausta, porque el diablo nunca se sacia, siempre quiere más atención, más alabanza, más adoración, más idolatría, más servicio, más sacrificios, más, más, más, más, más, más, más. El diablo es codicioso y al mismo tiempo avaro, pero el que tiene ideales no se da cuenta que lo sirve a través de, diseñar su vida como él piensa que tiene que ser y no rendir esa vida al Señor para que Dios le muestre su plan, perfectamente ideado desde antes de la creación del mundo. Y todos ustedes que tienen ideales se cansan porque nunca van a alcanzar eso que están imaginando.
Se cansan de buscar a ese esposo perfecto, se cansan de estudiar para ser el maestro, sobre todo los maestros. Yo veo en esta transmisión hombres que piensan, que cuanto más estudien la Biblia… pero porque ellos quieren y no porque el espíritu los está llevando, en el tiempo que tienen que dedicar para estudiar, qué mejores maestros van a ser; pero no funciona de esta manera, porque no es por fuerza ni por ejército, sino por el Espíritu de Dios.
Todo aquel que no se está manejando en cualquier área por el Espíritu de Dios, va por la carne; e inclusive en estas cosas uno puede errar y estar provocando el cansancio, porque es orgullo escondido de decir, cuanto más lea, cuanto más aprenda, cuanto más sepa, mejor voy a ser, cuando en realidad la revelación la da el Señor, el entendimiento lo da el Espíritu de Dios, el conocimiento de lo alto es lo que necesita ese maestro, y no el desgastarse permanentemente todo el día, estudiando por demasiadas horas la palabra sin darle lugar al Espíritu Santo de Dios.
Y para los malentendidos que toman siempre las palabras y las tergiversan no estoy diciendo que un maestro no tiene que estudiar la Biblia. Estoy diciendo, que todo lo que hagamos, que sea para Dios y no para convertirnos en un ideal de maestro, y servir a un ídolo de esta manera, que es esa misma persona que se está sirviendo el mismo, se entiende porque lo que estoy diciendo ahora se puede aplicar a cualquier área, de tu vida. Es por el Espíritu de Dios. Esta persona que está más tiempo de lo que el Señor le pide, estudiando por ejemplo la palabra, se va desgastando, y en realidad en un punto, está en peligro de hacerlo para él mismo y no para el Señor, porque no es el Señor el que lo está llamando a desgastarse de semejante manera, hasta el punto de un estrés mental. Amén.
Así que son muchas cosas que pueden provocar cansancio en nosotros, pero el Espíritu hoy ha dado varias cosas, en las cuales podés meditar y replantearte tu vida y quizás, pensar en la posibilidad de que no era que el Señor no te estaba escuchando o respondiendo tus oraciones, sino que quizás estabas fallando sin querer, en algún punto. ¡Gracias Señor por esta revelación! Yo te pido, Padre, te pido Señor, que nos des balance en los tiempos de trabajo y de descanso.
También muchos de ustedes piensan que son como máquinas imparables que nunca necesitan descansar, cuando no es cierto. No le dan tiempo de recuperación al cuerpo ni al espíritu, ni al alma y no es el Señor que no te esté fortaleciendo, sino que vos te estás abusando de la fuerza que el Señor te da.
¡Cuidado con esto! La clave está en preguntarle al Espíritu Santo de Dios ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Hasta dónde?, ¿En qué momento?, y planificar tu vida proféticamente por el Espíritu Santo de Dios.
No hace falta ser profeta para eso, porque dice la Biblia que todos pueden profetizar uno por uno, y que los que son hijos de Dios son los guiados por el Espíritu Santo de Dios.
Tenés que aprender a seguir la guía del Espíritu Santo de Dios en todas las áreas de tu vida, interactuar y conversar con Él, dejarte inspirar por Él, en la manera en que Él te hable ¡Amén!, ¡Aleluya! ¡Gracias Señor!
Yo te pido Padre ahora, que llenes a todos los cansados y arrepentidos por las cosas que mostraste Señor, e inclusive a los que no tenían que arrepentirse de nada… Padre, de la fuerza de tu Espíritu, Señor… a los que se sentían… débiles, te pido Padre ahora, que impartas de tu fuerza potente Señor de lo alto, ahora en el nombre de Jesús.
Y una razón más que me entrega el Espíritu Santo es algunos de ustedes piensan, que ustedes van a lograr objetivos; empujando las cosas, empujando a las personas y no dejando que el Espíritu de Dios resuelva esas cosas o redarguya esas personas, o llame a esas personas, o transforme a esas personas, o enseñe a esas personas.
Hay algunos de ustedes que tienden a empujar las cosas, a querer provocar que las cosas pasen por ustedes mismos. Muchos de ustedes son llamados como guerreros, pero están desbalanceados y en vez de guerrear por el Espíritu, están guerreando mitad por el Espíritu, mitad por la fuerza que ustedes quieren empujar, que ustedes quieren aplicar y el Señor les dice, ¡Cuidado!, porque cuando ustedes aplican fuerza, que yo no les mandé a que apliquen, que tienen de mi parte, pero que no les mandé a que apliquen, ustedes están dañando, a las cosas y están dañando a las personas e inclusive las pueden romper y quizás en vez de ganar saldo a favor, en el cielo, están perdiendo.
No es empujando como se solucionan las cosas, dice el Señor, sino a través de mi Espíritu. Muchas cosas se resuelven a través de la intercesión, no de la acción. Para muchas mujeres el Señor les está hablando, también para los hombres. Pero hay muchas mujeres que tienden a empujar, que las personas hagan algo, logren algo. Pero, están empujando a la gente así, en una manera controladora, manipuladora, demoníaca, están aplicando una fuerza que no tienen que usar.
Entonces se sienten cansadas y encima se están metiendo en la voluntad de la gente; en vez de llevar esas cosas a la oración en el cuarto secreto, interceder por esas personas y dejar que el Espíritu Santo lo haga, si es que Dios lo quiere así, ¿Amén? Hay muchas cosas que pueden provocar el cansancio, pedíle al Señor que te lo revele.
¡Gracias Señor!, yo te pido que des balance a estos guerreros, Señor que sepan cuándo utilizar la fuerza que les diste y cuándo no, y hasta dónde Señor, porque no todas las cosas necesitan la misma cantidad de fuerza, Padre; y no siempre es necesario levantar el arma Señor, o defenderse.
Padre ¡Sánanos!, sánanos de toda baja autoestima, que nos lleva a aplicar una fuerza que es nuestra y no tuya, porque pensamos que tenemos que defendernos en vez de dejar que tú nos defiendas; Señor… ¡Amado nuestro!, ¡Rescátanos de nuestra maldad!, Señor, porque somos nosotros los que nos dejamos cansar, porque somos nosotros muchas veces que pensamos que si no hacemos, no valemos, en vez de hacer por tu Espíritu, hasta donde tu Espíritu nos dice, Señor, nos inspira, nos llama, nos toca.
¡Oh Padre Celestial!, ¡Ayúdanos!, Señor… porque somos ignorantes muchas veces, Padre, hacemos cosas que no nos convienen y que después nos juegan en contra.
Perdónanos por maltratar nuestros cuerpos, Señor, algunos de nosotros estamos excediendo la fuerza para hacer deportes o actividades con nuestros cuerpos, Señor, y entonces eso nos roba la fuerza, Señor, en vez de balancear esa vida, esa rutina de entrenamiento físico quizás, necesario, para que nuestro cuerpo se sienta fuerte, sano y funcione bien, le estamos exigiendo demasiado, en vez de hacerlo dos o tres veces a la semana. Estamos todos los días exigiendo una fuerza a nuestro cuerpo que no es capaz de dar, o que la dá pero después se enferma, se rompe.
¡Perdonános!, Señor, porque a veces no sabemos ¿Cómo?, y ¿Hasta dónde? Señor, utilizar la fuerza que nos diste Padre. ¡Perdónanos! Señor, perdónanos por querer empujar esas carretas, nosotros solos, pensando que somos dioses… Señor, más grandes que tú. ¡Perdónanos! Señor perdónanos porque nos creemos invencibles muchas veces y eso nos hace cansados y exhaustos, Señor, porque no te pedimos ayuda.
¡Perdón! Señor ¡Perdón!, porque muchas veces no vamos a ese pozo de Jacob, Padre sobrenatural, que está ahí disponible para beber de esas aguas y tomar un descanso, como lo hizo Jesús cuando estaba cansado del camino.
¡Perdonános Señor!, porque muchas veces no somos entendidos de estas cosas. ¡Perdón! ¡Perdón Señor!, Perdón por maltratar nuestro templo, que es nuestro cuerpo, el templo de tu Espíritu Santo, Señor.
¡Perdón! ¡Perdón Señor!, porque… le decimos que sí muchas veces a las peticiones de los hombres, cuando nos pusiste en nuestro espíritu que le digamos que no; y después estuvimos cansados, no podíamos recuperarnos.
¡Perdónanos Señor! porque en vez de ser obedientes a ti; demasiadas veces, obedecemos más a los hombres, sin preguntarte Señor, ¡Perdónanos! porque hay muchas cosas que estamos haciendo manejados por los miedos, que después nos hacen sentir exhaustos, estresados.
¡Perdón! por no confiar en ti, Señor. ¡Perdónanos! Señor, fortalece las manos de los cansados, hay muchos de ustedes que están cansados porque están trabajando mucho, Señor, te pido que lo fortalezcas, porque hay algunos que están pasando por una temporada… donde no hay otra opción que trabajar mucho, ¡Señor! fortalece esos brazos y esas manos, Padre. Dale fuerza para que puedan pasar por esta temporada, Señor, de trabajo fuerte.
¡Oh Señor!, Cum umaira sia arabasai, envuelve, Señor, envuelve a todo aquel que tiene fe para recibir esta oración, esta impartición de tus lazos de fuerza ahora, por tu Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, Padre ¡Perdónanos! porque a veces pensamos tanto, pensamos tanto que eso cansa nuestra alma, nuestro espíritu y nuestro cuerpo, inclusive cansamos a los demás porque pensamos tanto y hablamos tanto.
Hay algunos de ustedes que hablan demasiado, me dice el Señor, y no se están dando cuenta que cuando se pasan… cuando hablan más de lo que tiene que hablar, cuando hablan cosas que no edifican, cuando no le dan espacio al otro, a conversar, a responder, o a escuchar; llega un momento que hablan tanto, que no solamente ustedes se desgastan, sino que desgastan al otro.
¡Perdónanos Señor!, ¡Perdónanos Señor!, porque a veces somos como loros parlanchines, y después estamos exhaustos y no sabemos ¿Por qué?, En la multitud de palabras abunda el pecado, dice la Biblia.
¡Perdónanos Señor! se trata del ritmo dice el Señor, hijitos, entiendan que hay un tiempo para todo, y si ustedes no aprenden a vivir, balanceando el ritmo de todas las cosas en sus vidas; entonces simplemente el enemigo tiene un derecho para quitarles esa fuerza vital, esa energía vital que yo les doy.
A veces el señor respira el Espíritu Santo en sus bocas; ustedes ni lo saben, ustedes oran: Señor, ¡Fortaléceme!, ¡Fortaléceme!, ¡Vivificáme!, ¡Dame vida!, ¡Dame energía!, ¡No puedo más!, ¡Estoy cansada!. El señor viene, sopla en sus bocas aliento de vida nuevamente para que ustedes se revitalicen, pero al otro día vuelven al mismo ciclo, vuelven al mismo ritmo, no hay nada que cambie y si no se preguntan qué hay que cambiar, no van a ver cambios, valga la redundancia, no los van a ver. Amén. ¡Gracias Señor!, ¡Gracias Señor!.
También la enfermedad provoca cansancio extremo. Hay cosas por las cuales simplemente el cansancio va a estar y hay que pasar por ese cansancio, pero me dice, miren qué importante, esto, me dice el Señor, que a veces hay situaciones por donde tenemos que pasar o vamos a pasar por donde nuestro cuerpo puede sentirse extremadamente cansado, pero el Señor vivifica nuestros espíritus.
Aunque el cuerpo esté extenuado, sentimos que nuestros espíritus están mejor que nunca. ¡Gloria al Señor!, porque puede pasar esto, mientras estés alineado en la voluntad del señor, aunque, estés pasando por una enfermedad que deje tu cuerpo exhausto, tu espíritu aún puede estar absolutamente vital, vivo, energizado por el Espíritu Santo de Dios, porque Él fortalece… inclusive cuando tu cuerpo está… que no da más, que no se puede ni parar de la cama.
¡Aleluya! ¡Gracias Señor!, ¡Gracias Señor!, ¡Gracias Padre!, «Pidanme dice el Señor», por esa fortaleza, «Hoy levanto a muchos… dice el Señor», y hoy les he dado la clave a muchos que necesitaban para dejar de estar cansados.
Reciban ahora fuerza de lo alto; vida y unción para seguir adelante. ¡Gloria a Dios!, muchos de ustedes se sienten cansados porque la unción se ha secado; porque cuando la unción fluye pudre los yugos, dice la Biblia. La unción pudre los yugos, tienen que preguntarse entonces por qué siento que antes tenía unción para hacer lo que el Señor me llamó a hacer, pero ahora siento que me falta. Porque cuando uno opera bajo la unción que el Señor le ha dado, esa unción funciona como combustible para que ese auto ande. Si el auto no tiene combustible, el auto no funciona, no anda.
Si la persona no cuenta, no sigue contando con esa unción, se siente frenado, se estanca, se cansa, le falta la fuerza para hacer esa tarea, pero si uno va por el Espíritu y por la unción; uno siempre está sostenido para hacer esa tarea. ¡Amén!
Entonces, preguntáte ¿Por qué tu unción se ha secado?, ¿En qué momento te desviaste de la voluntad del Señor para que él no te siga, para que esa vasija no se siga llenando indefinidamente de ese aceite que necesitás?, porque tu auto no vuelve a cargar en la gasolinería la nafta que está necesitando, representando al Espíritu Santo de Dios.
¿Qué pasó?, ¿por qué estás perdiendo esa unción, que una vez tenías? Muchas veces es, porque te empezaste a manejar por estructuras de hombres y no por estructuras divinas, porque te pusiste bajo un mentor donde Dios nunca te llamó que te pongas; porque en vez de manejarte bajo la cobertura de Jesús, te pusiste bajo la cobertura de alguien más, sin que Jesús te lo pida, porque te estás metiendo en cosas donde él nunca te mandó que te metas, porque estás yendo por tu propia voluntad y no por la voluntad del Señor, y muchas cosas más…, porque no estás repartiendo lo que el Señor te dio, porque el que da, recibe más y para recibir más unción, primero tenés que impartirla, usarla para lo cual el Señor te llamó.
¡Aleluya! ¡Gracias, señor!, te pido que renueves ahora esas unciones, Señor, que faltaban, que se habían secado, Padre. Te pedimos ¡Perdón Señor!, por dejar que diablo nos robe la unción. Oh Señor, renueva, unge, restaura ahora, llena esas vasijas de aceite, Padre, en el nombre de Jesús, y dale revelación a todo aquel que se sentía como acabo de describir, cuál es la razón que lo llevó a ese estado y cómo puede solucionarla. ¡Gracias, Padre!, ¡Te alabamos, señor!, ¡Te bendecimos!, ¡Glorificamos tu Santo, Santo, Santo nombre… en el nombre poderoso de Cristo Jesús!. Amén.
Pero antes… el Espíritu me dice, que también el hablar mal, provoca cansancio porque las palabras son Espíritu, y cuando uno utiliza su lengua de mala manera, pecando de distintas maneras, diciendo malas palabras, maldiciendo, murmurando, hablando cosas que no edifican, que no convienen, haciendo chistes que no son santos, y muchas otras cosas, uno se desgasta, a través de esto; porque el que habla lo necesario solamente lo que tiene que hablar, no deja… digamos, que el Espíritu, eh, salga de su boca más de lo que tiene que decir, digamos que salir no… es, como la imagen de la visión que veía antes de la mujer que se desangraba, que la vida se le iba.
Lo mismo pasa cuando uno habla demasiado, cuando uno habla por demás, cuando uno habla cuando no tiene que hablar, cuando maldice, cuando usa su boca para el mal, cuando peca comiendo demasiado o comiendo mal, cuando está en pecados de la boca. Como, por ejemplo, el sexo oral, cuando fuma, utilizando su boca para pecar, ensuciándola, maldiciéndola y cualquier otro tipo de pecados con la boca. Este tipo de cosas cansan a la persona, le roban la fuerza, y cualquier otro tipo de pecado roba la fuerza, porque es una puerta abierta ¡Amén!.
Así que, ¡Gloria a Dios!, arrepiéntanse todos los que sientan que también esta palabra les retumbó, pidiéndole perdón al señor y pidiéndole al Señor que los ayude a abrir la boca cuando la tengan que abrir y cerrarla cuando la tengan que cerrar y van a ver cómo se mantienen en una estabilidad de fortaleza.
¡Gloria a Dios! porque las palabras pueden desestabilizar, me muestra el Señor, y el exceso de palabras es una de las razones por las cuales muchos se sienten desestabilizados. ¡Gloria a Dios! ¡Gracias, amado! ¡Gracias, Señor!, y ahora sí, veo que el pan ha sido entregado completo. ¡Alabado sea el Señor! ¡Gracias Señor, por esta ministración!
Te pido, Padre, que sigas hablando por tu Espíritu y a través de mis sueños; de sueños, visiones, profecías, a través de tu palabra escrita, a través de cualquier medio que quieras utilizar para estos hermanos, acerca del motivo de su cansancio. Y además, les des una palabra de sabiduría con la solución de lo alto que necesita cada uno en particular para resolver este problema, y que quizás no fue dada a través de esta transmisión.
¡Te damos la gloria, la honra y las gracias por toda esta palabra de edificación! ¡Amén! Nos vemos, hermanos. Oren por nosotros. Saludos.