El Señor te bendiga, amada iglesia del Señor Jesucristo. Hoy es 7 de febrero del año 2024, y aquí estoy de nuevo como vaso profético, dispuesta a hablar las palabras que el Señor quiera verter en este vaso. La gloria y la honra sean para Él, el dueño de todo. Dice Apocalipsis:
[Apocalipsis 10:11, RVR1960] Él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Este es el versículo que me traía el Espíritu Santo.
Hija, es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes, porque hay un pueblo que necesita la voz del Señor, porque hay un pueblo cuyos oídos se van destapando a medida que escuchan las palabras que salen de mi boca, porque hay un pueblo que sí está consciente de que Yo hablo, porque hay un pueblo que me busca en su intimidad, y cuando ellos me buscan en la intimidad de su cuarto secreto, Yo les respondo en lo público a través tuyo.
Hijita, habla y no dejes de hablar, porque hay muchos hambrientos que necesitan comer de este pan, pan que es el único que realmente alimenta. Hijita, habla y no dejes de hablar, dice el Señor, porque quiero darles de beber de esta agua de mi palabra profética, porque solo la palabra que sale de mi boca es la que verdaderamente calma la sed. No te calles, me dijo el Señor, sigue abriendo tu boca como una trompeta que no deja de sonar, que no deja de alertar, que no deja de avisar lo que viene.
Yo (Noelia) veo que muchos de ustedes, cuando vienen a estas transmisiones, es como si se colocaran unos anteojos. Es como cuando alguien va al cine y se coloca los anteojos para ver una película que se transmite en 3D. Simbólicamente, el Señor está diciendo que muchos de ustedes están disfrutando de estas transmisiones. Es como si se sentaran y se prepararan para recibir la palabra, pero no como en el cine, que es entretenimiento y en realidad no alimenta, sino como cuando uno se sienta a la mesa y va a disponerse a comer, teniendo mucha hambre, y ve que sobre esa mesa hay distintos tipos de alimentos. Así que se pone contento por ello y dice: «¡Wow! No me esperaba que haya tanto alimento para comer». Por eso, su corazón se goza, porque sabe que su hambre va a ser saciada.
Estas imágenes simbólicas las utiliza el Señor para hacerte saber que Él sabe que estás hambriento. Él sabe que, aunque hay una porción de la iglesia que no cree en la palabra profética, también hay otra porción que sí la cree, que sí la valora, que también la pesa, la juzga y la interpreta, y que le pregunta al Espíritu de Dios: «¿Será así, Señor? ¿Será así como esta voz profética está hablando, Padre? Si es así, quiero que también me lo confirmes a mí, porque yo quiero meterme en esos arroyos de tu Espíritu Santo solamente si son dignos para que yo nade en ellos».
El Señor también me revela que, dentro de esa torta que representa a la iglesia del Señor Jesucristo, hay un pueblo que pesa las palabras proféticas. En este momento la estoy viendo nuevamente como una torta que está cortada en ocho porciones. Hay algunas porciones de esa torta que no creen en la palabra profética. Hay otras porciones de esa torta que sí creen en la palabra profética. Y dentro de los que creen en la palabra profética para estos días, están los que comen todo tipo de palabra profética sin juzgarla, sin pesarla a través de las Escrituras. Es como si se sentaran en una mesa y comieran de todo lo que hay, sin fijarse primero en lo que se están llevando a la boca.
Pero también hay otra porción dentro de los que creen en la palabra profética que, antes de llevarse esa comida a la boca, miran de qué se trata y le preguntan al Espíritu de Dios si eso que está sobre la mesa les va a hacer bien. Le preguntan al Espíritu de Dios: «Señor, ¿esta es la comida que preparaste para mí? ¿Esto es lo que tengo que comer?». Y cuando saben en su espíritu que viene de parte de Dios, entonces comen esa comida espiritual.
Hijitos, dice el Señor, sean inteligentes, porque el caudal de las palabras proféticas en este tiempo aumenta y se incrementa, pero también aumenta el engaño, también aumenta la mentira, también aumenta la falsedad, y, junto con todo esto, también la apostasía.
Continuando con la palabra que di ayer —que hablaba sobre tiempo de engaño, tiempo de mentiras, tiempo de apostasía, tiempo de imitación, tiempo de muchas cosas falsas que son semejantes y que en apariencia son casi idénticas a las reales—, nuevamente el Señor dice: Hijitos, aprendan a discernir. Hijitos, elijan de todo lo que ven, elijan de todo lo que escuchan, elijan los lugares adonde se mueven. Hijitos, cuídense como cuidan a sus hijos.
El Señor me hace saber en mi espíritu que los que somos padres entendemos lo que significa preocuparnos por nuestros hijos. El Señor dice que a veces nosotros mismos no nos cuidamos como cuidamos a nuestros hijos, y Él espera que tengamos cuidado de nosotros mismos porque somos hijos de Dios. Espera que intentemos cuidarnos como Él nos cuida, que nos valoremos como Él nos valora, que desechemos lo malo y nos quedemos con lo bueno.
Disciernan todas las cosas, porque son tiempos de engaños graves, dice el Señor.
En la transmisión de ayer, que trataba sobre la manifestación del anticristo y otros temas, mencioné que veía un teatro donde todo se estaba preparando, donde se estaba armando la escenografía. En este teatro no solo se está montando todo ya en la escena y preparando la escenografía para el engaño más grande, el engaño final, sino que los actores que van a actuar en esa obra de teatro, como el Señor lo llama en esta visión, no son actores novatos. No son actores que recién están aprendiendo a actuar, ni actores que tienen su primer trabajo, ni actores contratados por primera vez para esta obra; son actores experimentados, me dice el Señor.
Los que van a actuar en esta puesta en escena para engañar al mundo entero, y si fuera posible, también a la iglesia de Dios, a los nacidos de nuevo, a los que formamos parte del cuerpo de Cristo, son personas experimentadas, me dice el Señor. El nivel de maldad de estos personajes que el enemigo está utilizando y utilizará es un nivel de maldad nunca antes visto. Estoy hablando de los falsos profetas, los falsos maestros, los falsos pastores y las personas que el diablo va a utilizar y que está utilizando en estos últimos días para preparar el escenario para la aparición del anticristo.
En estos personajes, el diablo está vertiendo su poder, los poderes infernales, para utilizarlos y para que actúen engañando a todo el mundo, incluyendo, si fuera posible, a los escogidos. Estas personas van a tener un nivel de maldad mayor que el que tenía la gente de Sodoma y Gomorra. Van a superar esa perversión que se movía en las personas que habitaban en Sodoma y Gomorra en el tiempo de Lot y Abraham.
Es una maldad que supera todos los ejemplos de maldad que aparecen en las Escrituras. Es una maldad que nunca se vio, me dice el Señor. Es un tipo y un nivel extremo de maldad que está creciendo y que se va a manifestar cuando el hombre de pecado se muestre al mundo. Esta maldad va a impactar a muchos, porque va a superar toda expectativa de lo que significa ser una persona mala. Y me viene a la mente la persona de Judas, que traicionó a Jesús.
Ustedes creen que no hay maldad que pueda superar la de Judas, dice el Señor, quien, siendo compañero del Hijo de Dios por tanto tiempo, viendo tantas sanidades y milagros, siendo testigo de tantas maravillas y, por sobre todas esas cosas, de tanto amor como nunca se vio sobre el mundo, igualmente fue capaz de entregar a este Cordero al matadero. Pero lo que viene, dice el Señor, la maldad que se va a manifestar en el elegido del diablo, en el hijo de la perdición, el antimesías, el anticristo, que representa todo lo contrario de Jesús, es de otro tipo y nivel. La maldad de Judas no tiene comparación con la maldad del corazón de este hombre.
Yo (Noelia) escucho la palabra «desquiciado». Esta persona va a ser un desquiciado, me dice el Señor, un desquiciado con hambre de sangre, un desquiciado con hambre de muerte, de sacrificios humanos, de guerra, de hambre. Esta persona va a tener hambre de todo lo malo que pueda existir. El nivel de maldad que va a habitar en esta persona va a superar los niveles de maldad en los que se había manejado el hombre hasta el momento en que él se manifieste. Estamos hablando del anticristo, del hijo del diablo, del que está elegido para ese papel que va a llevar adelante. Estamos hablando del actor principal, que va a tener el papel más importante en esa obra de engaño en los últimos tiempos.
Esta persona será como un mago, dice el Señor, que va a tener una facilidad para engañar a las masas, una maestría en manipulación y control. Él va a ser como un titiritero que maneje a los otros líderes con una facilidad impresionante. La gente se va a rendir a sus pies por el carisma que va a tener y por el nivel de actuación que va a desarrollar, me dice el Señor. Él se va a mostrar con una apariencia que será solamente una fachada, al igual que alguien que actúa y trata de sentirse como si fuera el personaje que está interpretando. Cuando se manifieste la actuación que él va a llevar adelante, este hombre va a superar al mejor actor del mundo.
Tengan cuidado, dice el Señor, y pónganse anteojos espirituales para reconocer. Separen las aguas y distingan bien, porque en él se van a mostrar detalles que lo van a exponer. Si ustedes lo observan bien cuando él se manifieste, si la gente lo observa con lupa, entonces van a ver pequeñas cosas que van a denotar que él no viene de Dios.
Hijitos, tengan cuidado, dice el Señor, porque a todo corazón dudoso le va a ser difícil discernir la verdad en este tiempo. Todo aquel que no esté afianzado en mí lo va a llamar esta persona y se va a sentir atraído por ella, porque los poderes de encantamiento que él va a emanar van a llegar lejos, conquistando los corazones de muchos hombres a través de ese encantamiento que emana de él. Va a estar tan lleno de brujería y su cuerpo tan habitado por el mal, que va a tener la capacidad de distribuir esa brujería, esos poderes malignos, esa manipulación, con su sola presencia.
Me viene a la mente el pasaje de la Biblia que dice que la sombra de Pedro provocaba sanidades en las personas sobre las que pasaba.
[Hechos 5:15-16, RVR1960] Sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.
También dice la Biblia que los huesos de Eliseo resucitaron a una persona cuando fue enterrada junto a ellos.
[2 Reyes 13:21, RVR1960] Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Eliseo; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió, y se levantó sobre sus pies.
Así como un santo que está lleno del Reino de Dios, lleno de los poderes de nuestro Dios, lleno de la manifestación del Espíritu Santo, lleno de amor y de luz, con su sola presencia emana eso que habita en su cuerpo, lo mismo pasa con el reino de las tinieblas, me enseña el Señor. Cuando un brujo está tanto en la presencia de su amo, cuando un brujo carga con los poderes del maligno, cuando un brujo se va llenando de más espíritus demoníacos y su vaso está cada vez más sucio, llega un punto en que ese vaso empieza a rebalsarse de esa presencia demoníaca, y esos poderes malignos se extienden hacia afuera. En vez de sanar, su presencia enferma, si las personas que están alrededor no cuentan con la protección del Señor.
Un vaso puede estar tan lleno del Señor que, una vez que se rebalsa, esa capacidad comienza a extenderse hacia afuera, afectando los lugares por donde pasa y llenándolos con la paz y el amor del Señor. Hay distintos grados de luz con los que una persona puede iluminar. Hay distintos niveles de llenura del Espíritu. Cuando un vaso del Señor se rebalsa, el poder de Dios comienza a emanar hacia afuera, ampliándose cada vez más, y no solo los que están cerca de este vaso pueden sentir paz y la presencia del Señor, sino también los que están lejos. La llenura del Espíritu Santo y los poderes del siglo venidero de Dios se expanden, influenciando a los que están alrededor de esa persona.
Lo mismo ocurre con el poder de las tinieblas. Los hijos de las tinieblas son vasos negros, contaminados, aunque hay distintos tipos de vasos negros, y esa influencia demoníaca va creciendo y ganando espacio. La influencia que va a tener el anticristo va a llegar muy lejos, de modo que los que estén bajo ese manto diabólico, en los lugares donde él se mueva, si no cuentan con la protección del Señor, van a caer al piso. Pero no por la manifestación del Espíritu Santo de Dios, sino por el poder de los demonios que estarán trabajando a su disposición.
Quiero aclarar que una persona puede tener un encuentro tan fuerte con el Espíritu Santo de Dios o ser tocada por un ángel de una manera tan impactante, tan poderosa, que se desploma suavemente en el piso. Pero cuando estas manifestaciones vienen de parte del diablo, suelen ser más agresivas y violentas.
Por eso hay que discernir todas las cosas, porque el diablo también tiene poder. Este es uno de los puntos que el Señor quiere que los suyos tengan en cuenta. El Señor quiere que estudien en la Palabra, entiendan y acepten que el diablo también tiene poder, que no subestimen el poder del enemigo y que recuerden que su manifestación en la tierra va a crecer a través de estos vasos de impiedad que el enemigo está utilizando y va a utilizar para engañar a la gente.
Vamos a tener que discernir, dice el Señor, porque habrá manifestaciones similares al poder del Espíritu Santo. Recuerden a Janes y Jambres, los magos que trabajaban en Egipto para el faraón. Ellos imitaban los milagros que Moisés y Aarón hacían, pero con otro poder, a través de otro espíritu. Esos brujos lograban realizar los mismos milagros a través de sus rituales y sacrificios. Así que ustedes tienen que discernir de dónde viene la manifestación de los milagros que van a ver, dice el Señor.
[Éxodo 7:11, RVR1960] Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos.
Así es, así fue siempre y así seguirá siendo. Sin embargo, el punto del Señor es que esto va a llegar a un nivel impactante, donde cada vez será más difícil discernir y separar qué es lo que viene de Dios de lo que no, porque los vasos de impiedad, los hijos del diablo, sus herramientas, van a imitar los milagros de los hijos de Dios, que también irán en incremento en este tiempo. Ellos van a hacer lo mismo, pero solo hasta un punto, así como estos hechiceros del faraón hicieron lo mismo, pero hasta un punto.
Gran parte de la iglesia cree en los milagros del Señor, cree en las sanidades, cree en que el Señor habla a través de palabra profética, cree en las palabras de ciencia y sabiduría y en las demás operaciones del Espíritu Santo, pero no cree que el diablo puede hacer lo mismo. Y si no creen que hay un diablo que hace lo mismo, que va a hacer lo mismo y que lo va a utilizar para engañar al mundo entero cuando se manifieste el hijo de perdición, el elegido del enemigo, entonces van a estar en problemas. Porque los que no crean que el diablo también tiene poder para realizar estas cosas van a pensar que no hace falta discernir nada, porque todo viene de Dios.
Hijitos, dice el Señor, cuando vean una manifestación, un movimiento espiritual, pregúntenme a mí cuál es la fuente de esa manifestación espiritual, porque algunos de ustedes ya están siendo engañados de distintas maneras. Hijitos, si a ustedes se les sirve una mesa con distintos tipos de comida, ustedes no comen sin mirar lo que van a comer, sino que primero miran, analizan lo que hay sobre la mesa y después se lo llevan a la boca. De la misma manera, tienen que observar primero qué es lo que van a comer cuando vean manifestaciones de poderes espirituales. Estamos en el fin del siglo, dice el Señor, y ya hay muchos anticristos que se mueven en la tierra, pero falta lo sumo, la obra final de Satanás. Falta que se muestre lo peor de lo peor, lo más difícil de notar, lo más difícil de discernir.
Yo (Noelia) estoy viendo que, cuando eso pase y este hombre muestre su cara, una porción de esa torta que representa a la iglesia lo va a seguir y va a caer en ese engaño, justamente porque amaron la mentira y no la verdad, porque no se metieron en las profundidades de las cosas espirituales, porque no fueron honestos ni con Dios ni con los hermanos. Una porción va a salir de la iglesia y se va a ir detrás de los pies de este hombre; lo va a seguir y lo va a adorar.
Tal como los tres compañeros hebreos de Daniel, que no se arrodillaron ante la estatua de Nabucodonosor, serán pocos los que no se arrodillen ante el anticristo cuando este se manifieste. La mayoría lo va a hacer. La mayoría de las personas de todo el mundo se van a arrodillar ante él. Lo van a adorar, lo van a amar, lo van a seguir, le van a aplaudir y hasta van a entregar su vida por él.
[Daniel 3:1-7, RVR1960] El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.
¿Cuántos de ustedes están preparados para que se levante esa estatua? pregunta el Señor.
Si eso sucediera hoy, algunos no resistirían y sus rodillas se doblarían ante ella. Por eso, el Señor está hablando sobre estas cosas, para que estemos conscientes de que no falta mucho tiempo. Esta escena, esta obra de teatro, ya está casi lista para abrir el telón. Están haciendo los últimos preparativos, dice el Señor.
Está a punto de manifestarse el engaño final de los últimos días, y los brujos y las brujas, los satanistas y los servidores del diablo están trabajando día y noche, madrugadas completas, realizando todo tipo de sacrificios, maleficios y hechicerías hasta el cansancio, dice el Señor, para otorgarle el poder que necesita el enemigo para poder manifestar a su hijo en la tierra. Ellos no pierden tiempo.
Yo estoy sabiendo ahora que, mientras hacen ese trabajo, van matando a algunas personas que se dicen cristianas, pero que no le hacen honor a esa palabra. Las matan a través de hechizos especiales. Les mandan misiones específicas del reino de las tinieblas para pervertirlas y para que se pierdan. Las tientan de diversas formas para que, tal vez cayendo, se abra una puerta y ese hechizo de muerte ingrese.
Estoy viendo personas que creen, pero tienen ataques al corazón y caen muertas súbitamente. El Espíritu me enseña ahora que a veces esto puede pasar porque un servidor del enemigo les hizo un trabajo de brujería, y como esa persona no se puso a cuentas con el Señor, no contaba con la protección de Dios. Ese cristiano estaba en pecado y tomó las cosas espirituales de manera liviana y no seria.
El Señor le advirtió muchas veces y de diversas maneras que se ponga a cuentas, pero no lo hizo y no quiso escuchar. El Señor le habló por sueños, pero no quiso oír porque pensaba que con solo creer era suficiente. Sin embargo, la Biblia dice que los demonios también creen y tiemblan. Pensaba que solamente creer le iba a otorgar la salvación, así que no la cuidó, no la guardó, no la protegió. Finalmente, se le terminaron las oportunidades, y ese trabajo del reino de la oscuridad logró su objetivo.
Hijitos, tengan cuidado, dice el Señor, porque todo se prepara para el levantamiento de este hombre. No crean todo lo que ven, dice el Padre, no crean todo lo que oyen. Guárdense, cuídense, sean cautos, elijan bien. Elijan con quién hablan, porque ellos están infiltrados por todos lados. Pero también tengan fe, porque si están en la vid verdadera, ningún poder del enemigo los va a dañar, porque los que son míos están en mi mano, dice el Señor, y Yo los cuido y los guardo de todo poder del mal.
Yo (Noelia) veo que el Señor llena de poder a sus hijos. A medida que las cosas se incrementan en dificultad, el Señor nos va a llenar más de su poder, nos va a conceder aún más dones por el Espíritu Santo y nos va a dar más claridad en nuestras mentes. Él va a responder las oraciones. Pidan discernimiento, pero hay que velar. Hay que estar alertos y no dormir en estos tiempos finales engañosos, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo militares que controlan a la gente. Los gobiernos ya están planeando un tipo de control a través de la fuerza. Las cosas van a empezar de manera más suave, con un control más camuflado sobre la población de todo el mundo, como ya está sucediendo. Pero en la parte final, en la etapa más complicada, los malos van a mostrar sus caras y van a tratar de controlarnos por la fuerza. Esto es el tipo de persecución que viene para todos los que no se sujeten a los órdenes mundiales, a las autoridades que controlen a las masas. Va a ser por la fuerza. Ahora están preparando las mentes de las personas para llegar a ese punto, y ahí será cuando la iglesia tendrá que correr y esconderse donde pueda para no ser encontrada.
Prepárense, dice el Señor, porque la persecución viene sobre el mundo entero, sobre el mundo que le pertenece al príncipe de este mundo, al enemigo de las almas. Pero no tengan miedo, porque estoy con ustedes. Dije que iba a estar hasta el fin del mundo y no los voy a abandonar. Pero sí habrá muchos mártires, hasta que se complete el número de los mártires, hasta que se complete el llamado que tienen aquellos que deben entregar su vida por causa de mi nombre, dice Jesús.
¿Acaso piensan que estas palabras son muy duras? ¿Están impactados? Si es así, dice el Señor, es porque no están creyendo lo que está escrito. Por eso, hijitos, lean y crean que, así como dicen las Escrituras que va a ocurrir, así será. Los dolores de parto se van a incrementar hasta que se vuelvan casi insoportables, como dice la Biblia, que habrá tribulación como nunca antes hubo ni habrá sobre la tierra.
Antes de que los míos desfallezcan, dice el Señor, ahí es donde los voy a quitar, pero no sin antes ser probados, no sin antes ser refinados, no sin que antes me confiesen delante de los hombres, no sin que antes tengan la honra de padecer los mismos sufrimientos que Yo sufrí. Pero no se preocupen y no tengan miedo, porque Yo les voy a dar la capacidad para superar todo obstáculo. Porque en la debilidad de ustedes, ahí me voy a glorificar. Cuando piensen que no van a poder, cuando digan: «Señor, no puedo más», ahí es donde los voy a fortalecer sobrenaturalmente, ahí es donde me voy a glorificar, ahí es donde más me voy a manifestar.
Tengan fe, dice el Señor. Caminen por fe y no por vista. Crean lo que está escrito y prepárense para ello, porque estamos en los últimos tiempos.
Hijitos, dice el Señor, vienen más guerras y va a faltar el pan, porque donde hay guerra falta para comer. Prepárense y preparen a sus niños; enséñenles sobre estas cosas, dice el Señor. No sean ateos. Crean y créanme, dice el Señor, pero vivan esa creencia y no solamente la hablen. Vivan por fe, repite el Señor, porque la fe es lo que los va a mantener en pie en cada contracción de la mujer en dolores de parto.
Alienten sus corazones, dice el Señor, porque si Yo vencí primero, ustedes también van a vencer a través mío. Pero sean míos primero y renuncien a sus propias vidas para seguirme a mí, y van a obtener el trofeo de la vida eterna.
Yo (Noelia) veo que en este momento el Señor Jesús está tocando a todo aquel que cree para fortalecerlo, porque esta fue una palabra dura de escuchar. Hay un profeta en la Biblia que dijo:
[Isaías 21:2, RVR1960] Visión dura me ha sido mostrada.
Sin embargo, el profeta tiene que hablar igual, por más dura que sea la visión, porque tiene un compromiso con su Dios. Por causa de que la palabra ha sido difícil, ha sido dura de recibir, veo que a algunos de ustedes les costó escuchar algunas de las cosas que hoy dije por el Espíritu. Por eso, yo veo al Señor Jesús como poniendo su mano sobre sus cabezas y espaldas para tranquilizarlos.
Hijitos, estoy acá, dice el Señor. Estoy acá. Tengan fe. La carne les miente. El enemigo les dice que no van a poder. Pero Yo les estoy diciendo la verdad, y él es el mentiroso, dice el Señor, y todo aquel que habite en mí va a ser victorioso. Hijitos, los estoy consolando ahora, los estoy reconfortando a través del Espíritu Santo. Recuerden que les he enviado al Espíritu Santo para que sea el que los reconforte, el que los consuele en todo tiempo, cuando se sientan desahuciados, cuando se sientan desanimados.
Hijitos, reciban este consuelo ahora. Háganse amigos del Espíritu Santo, porque Él los va a sostener en esos momentos duros de soportar, donde van a tener que resistir hasta el final. Hijitos, abracen al Espíritu Santo. Háganlo su compañía, su primer amigo y no el último. Necesitan al Espíritu Santo, dice el Señor, porque a través de Él recibirán poder para decir que no cuando tengan que decir que no, para resistir las tentaciones de abandonar el camino y de negar mi nombre, como lo hizo Pedro antes de recibir esa fuerza.
Hijitos, reciban al Espíritu Santo ahora, reciban ese poder sobrenatural ahora, porque en los momentos más difíciles, donde van a ser probados, también van a recibir una medida extra de fe para ser capaces de pasar esas pruebas. No les voy a dar algo que no sean capaces de sobrellevar, dice el Señor. Reciban fortaleza ahora, que viene del cielo.
Estoy llenando sus vasos de fe y de gozo, dice el Señor. Tienen que aprender a renovar la manera de pensar. En vez de creer que los mártires son víctimas, que los que mueren por el nombre de Jesús son víctimas, entiendan que el galardón para ellos será mayor y que es un honor morir por causa del nombre de Jesús. Tienen que aprender a pensar bíblicamente y no superficialmente. Entiendan que tienen que estar por encima de las cosas físicas, materiales y carnales. Tienen que aprender a elevarse por sobre el dolor, a saber administrar el dolor y el sufrimiento.
Y me viene la frase: «La Pasión de Cristo», porque el Señor últimamente me está hablando con películas que he visto. Ahora me viene esa película de Mel Gibson, que se llama La Pasión de Cristo.
Tienen que entender que sufrir es necesario para elevarse por encima del orgullo, del ego y de las cosas carnales, dice el Señor. Mientras están sufriendo y me están amando, ustedes se están elevando por encima de lo terrenal. Es otra manera de pensar, es otra manera de vivir, dice el Señor. Es un sacrificio que duele. Sin embargo, uno sabe que tiene que pasar por ese fuego, por ese sufrimiento, por ese dolor, por ese quebranto, por esa aflicción, porque sabe que, cuando sea quitado, cuando sea sacado de ese fuego por el cual está pasando, ya no será el mismo que antes, porque ese fuego va a quemar lo que no tiene que estar ahí, y serán convertidos realmente en una persona nueva.
Es necesario que los pruebe a través de sufrimientos, tribulaciones y angustias, dice el Señor. Es necesario que sean refinados, porque son muy valiosos. Hijitos, entiendan el valor del sufrimiento. Entiendan que el dolor por causa de mi nombre y por causa de ser limpiados por mí no es malo. Lo malo es quedarse como uno está, sucio. Lo malo es negarme, dice el Señor.
Tienen que cambiar y borrar de ustedes doctrinas mentirosas y creencias falsas que van en contra de las Escrituras. Tienen que renovar sus pensamientos a través de leer la Palabra una y otra vez, de creerla, vivirla y ponerla en práctica. Tienen que entender que es una honra morir por la causa del Reino de los Cielos para adquirir la vida eterna. No a todos les es concedido esto, sino solamente a los que son dignos de recibirlo.
El Señor está hablando del martirio, de aquellos que tienen un llamado de mártires, los cuales, sabiendo o sin saberlo, están siendo preparados durante toda su vida para ser mártires para el Señor Jesús.
No a todos se les concede esta honra, dice el Señor, porque es una honra, no una deshonra. No es mala suerte, no es lo peor que te pueda pasar, como muchos de ustedes piensan. Están pensando mal, dice el Señor, están pensando de manera demoníaca, le están creyendo al enemigo, están pensando en la carne, están pensando vanamente.
Sufrir por causa del nombre de Jesús y para estar aptos para entrar en el Reino de los Cielos es recomendado, es necesario. Todo aquel que no pase por ese fuego no puede ingresar.
Yo (Noelia) veo una balanza, y el Señor dice que Él nos pesa en su balanza. Todas las cosas que Él ve que no nos aprovechan para crecer, todas las cosas que Él ve que están mal, todas las cosas que Él ve que nos provocan retroceder en vez de avanzar hacia un carácter más parecido al de Cristo Jesús, todas esas cosas Él las saca de nosotros y nos va limpiando, nos va renovando, nos va purificando, nos va mejorando, hasta que nos vamos pareciendo más a Él, a su carácter y semejanza, para llegar a su estatura.
[Efesios 4:13, RVR1960] hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo
Yo (Noelia) veo un lingote de oro que le es dado a una persona.
Es como un lingote de oro cuando a alguien se le llama a dar su vida por el Hijo de Dios, dice el Señor. Ustedes deberían desearlo en vez de rechazarlo. Ustedes deberían desear esta honra si entendieran de qué se trata. Por eso dice la Biblia que los apóstoles, después de ser golpeados, estaban gozosos de haber pasado por ese maltrato.
Yo veo que a la generación de ahora se le suele llamar «generación de cristal», porque toman muchas cosas como una ofensa. Es una generación que no quiere sufrir, que no quiere trabajar, que no quiere sacrificarse, que no quiere dar su vida por el prójimo, que solo piensa en sí misma. Son personas sensibles, que se ofenden de la nada y que no quieren mover un dedo para lograr las cosas que necesitan, gente cómoda, gente que quiere todo servido, todo de arriba.
¿Saben cuál es el problema que el Señor me está diciendo ahora? Que ese es el estado de la iglesia cristiana actual. No se diferencian de la generación de cristal. La critican, pero no se diferencian.
Ustedes tienen que volverse fuertes en el carácter de Cristo, resistentes como diamantes, dice el Señor, y el diamante solo se forja a la fuerza, bajo presión. Resistan el tratamiento de mis manos, dice Jesús, resistan esos desafíos. Ustedes pueden lograrlo, porque no van a ser ustedes; voy a ser Yo en ustedes, dice el Señor. Créanme y no tiren la toalla antes de tiempo. Sigan hasta el final, porque Yo los ayudo.
No sean como esta generación de cristal, dice el Señor. Sean mi generación de diamante: fuerte, inquebrantable, indestructible. Así los quiero y así los veo, dice el Señor. Fortalézcanse en mí, porque para eso están hechos y no para fracasar. Dejen de creerle al mentiroso que les habla al oído y créanme a mí, dice el Señor, y los voy a sostener de pie, aun cuando ya no puedan más estar parados.
Los bendigo, dice el Señor ahora. Los bendigo con entendimiento de lo alto, de lo que hoy se ha dicho. Los bendigo con conocimiento celestial y los amo tremendamente y profundamente. Ahí estoy y no me canso de estar una y mil veces con ustedes cuando lo necesitan. Estoy ayudándolos en todo, dice el Señor. Ábranse a entender esto, a creerlo, a tomarlo en sus corazones y a guardarlo, porque ahí estoy y ahí voy a seguir estando. Soy un amigo fiel que no se va nunca de su lado. Soy un esposo que nunca los engaña. Soy un jefe que nunca los despide, dice el Señor, el único que nunca los abandona ni los rechaza si ustedes no me dejan primero a mí. Ámenme así, dice el Señor, sabiendo estas cosas que los ayudan a resistir.
Yo (Noelia) veo cómo el Señor mismo nos creó con sus manos en la panza de nuestras madres al detalle. Él nos formó al detalle con un amor, con una dedicación, con una pasión por esa creación que no puedo transmitir con palabras lo que estoy sintiendo, lo que estoy viendo, lo que el Espíritu me revela. Es tanto lo que Él nos aprecia, nos ama, nos valora, nos respeta, nos cuida, nos guarda, nos anhela. Él también espera el momento de que estemos juntos en esa mesa.
Los amo, dice el Señor. Reciban mi amor, reciban mi amor, ese amor que sana, que libera, que simplifica las cosas. Reciban este regalo, porque los amo inmerecidamente. No hay nada que puedan hacer para que los pueda amar más, porque yo los amo por gracia, dice el Señor. Los amo porque son míos, los amo porque me pertenecen, porque son conciudadanos del Reino de los Cielos junto conmigo. Entiendan, hijitos, a quién sirven. Si ustedes supieran quién soy, dice el Señor, no solamente querrían conocerme y seguirme más, sino también estarían dispuestos y hasta deseosos de entregar sus vidas por mí. Entiendan quién soy, que soy digno de recibir ese sacrificio.
Gracias, Señor. Te alabamos, Señor, te bendecimos, Señor, y te damos la gloria y la honra por toda palabra que viene de ti, por el amor, por el alerta, por reencaminarnos, por corregirnos, por abrirnos los ojos, por hablarnos duro para que entendamos. Necesitamos esas palabras puras, Señor, ese pan sin levadura. Gracias, Padre, gracias, Señor.
Para cerrar, el Señor me dice que, en los días que vienen, Él va a abrir los corazones de algunos de ustedes para recibir estas palabras, como abrió el entendimiento de Lidia para recibir lo que hablaba el apóstol.
[Hechos 16:14, RVR1960] Una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
Algunos de ustedes no entendieron estas palabras; no las pueden entender, no las pueden dimensionar. Dicen: «¿Pero cómo? ¿Cómo puede ser que Dios quiera que yo me muera por Él? ¿Cómo puede ser que Dios quiera que yo sufra?». Hay cosas que no entienden, sobre las que no tienen conocimiento, que tampoco entienden en la Biblia. Pero el Señor dice que Él va a ir abriendo el entendimiento de tu corazón para que puedas entender lo que Él está hablando.
Hay algunos corazones que estuvieron cerrados, pero que el Señor va a abrir para que estén atentos a lo que Dios habla a través de sus verdaderos profetas en este tiempo. No solo eso, sino que también les va a dar entendimiento de esas palabras. Va a ser como si hicieran un clic: «¡Ahora entiendo!».