El Señor los bendiga, amados hermanos. Hoy es 30 de enero del año 2024, y estamos aquí para terminar la palabra profética y la ministración que comenzamos ayer, 29 de enero, pero que no pudimos terminar, dado que se manifestó un corte de luz y no pudimos volver para terminar esa ministración que el Señor quería hacer para su pueblo.
El Señor entrega rollos que tienen ciertas longitudes a sus profetas. A veces esos rollos que contienen esa palabra profética son más cortos, a veces son más largos, pero la tarea de la voz profética es entregar el mensaje completo y a veces ese mensaje puede ser entregado por partes o puede ser entregado todo junto de una vez.
La palabra sigue estando allí, el rollo permanece intacto hasta que esa palabra es entregada y por eso, porque el Espíritu Santo me había inquietado en mi espíritu de que el mensaje que se comenzó a entregar ayer sobre beber de las aguas que el Señor tiene para darte, que lo complete en este momento.
[Juan 4:10, RVR1960] Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Para entender mejor esta continuación de la palabra que ayer no llegué a terminar de entregar, te aconsejo escuchar la primera parte de esta transmisión que se llama «Bebe de esta, de esta agua».
Vamos a continuar, por el Espíritu Santo de Dios, leyendo ese rollo de esta palabra profética en el espíritu y transmitiéndosela al pueblo del Señor, a aquellos que tengan sed. Yo (Noelia) en este momento vuelvo a ver a muchos de ustedes con el vaso ya preparado, muchos que vuelven en esta segunda parte de esta entrega de ese mensaje, de esa ministración, pero con una actitud distinta a la de ayer, a donde directamente en este vivo entran, simbólicamente en sus espíritus, con un vaso preparado para recibir de esas aguas de la palabra que el Señor quiere dar de beber a sus hijos.
El Espíritu del Señor me sigue ministrando para hablarle a las iglesias hoy y dice así: «Hijitos, estas aguas que yo tengo para darles, que en este caso representan la palabra viva de Dios, siempre está disponible para ustedes. No piensen que, porque vengan a beber de estas aguas una vez, a este pozo profundo de a donde vienen a sacarla, esa agua puede agotarse. Para todo aquel que tiene sed, este pozo está siempre disponible para que vengan a beber».
Les recuerdo que cuando el Señor habla de esas aguas que Él tiene para darles hasta que terminamos la transmisión de ayer, el Señor se refería a su Palabra, a su Palabra escrita o a su palabra hablada por medio del Espíritu Santo o por medio de los ángeles.
Puede ser a través de un don profético, a través de una boca profética, a través de un sueño o de distintas maneras en las que Dios te habla para darte de beber esas aguas a tu espíritu y que impacten, impacten en el resto de tu ser, como son tu alma y tu cuerpo. Así que el Señor te está diciendo hoy que esa fuente de aguas es inagotable, que cada vez que quieras venir a beber no te vas a encontrar con un pozo seco, no va a pasar que vengas a buscar de sacar de esas aguas para beber en tu cántaro y no encuentres de esas aguas en este pozo, porque este pozo, salta para vida eterna y en la vida eterna no hay nada que falte, y no hay nada que sobre y no hay nada que escasee, dice el Señor.
En el mundo, en la tierra, las cosas se agotan, los recursos naturales son limitados y un pozo que alguna vez fluía mucha cantidad de agua, en algún momento puede ser secado, pero en la vida eterna y en el mundo espiritual, pero especialmente en la vida eterna, hay pozos de donde emana esta agua pura de vida que nunca se terminan, que nunca se secan, pozos donde permanentemente esta agua está disponible para todos aquellos que quieran beber de esta bendición, que quieran ser hidratados a través de la palabra del Dios vivo.
Danos de beber, Señor, de esas aguas que tanto necesitamos en estos tiempos. Y si ustedes escucharon la ministración de ayer, el Señor decía que en estos últimos días vamos a necesitar aún más que nunca mientras transitamos este desierto que representa los dolores de parto de esta mujer.
Con referencia a esto, yo escucho ahora la palabra Apocalipsis, la palabra Revelación, y me viene el pasaje de las Escrituras del libro del Apocalipsis o también conocido como Revelación a donde dice que la mujer fue llevada al desierto. Y el Espíritu me enseña que cuando una persona es está en un desierto, que en ese lugar esa persona tiene más sed de lo que normalmente tiene, es decir esa sed en el desierto se multiplica, esa necesidad de encontrar esos pozos de aguas vivas se torna en desesperante en algún momento si uno no tiene nada para beber en ese desierto.
[Apocalipsis 12:6-7, RVR1960] Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten mil doscientos sesenta días. Y hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaba el dragón y sus ángeles.
Cuando esa mujer huya al desierto va a tener más sed que nunca porque eso es lo que pasa cuando una persona está en el desierto, cuando una persona habita en el desierto y las temperaturas son extremas y hay mucho polvo por todos lados, depende del tipo de desierto, pero yo estoy viendo que ese desierto del cual hablan las Escrituras en Apocalipsis 12:6-7 es un desierto que no es amigable, es un desierto que realmente es seco, se me viene la palabra sequedad a mi espíritu mientras ministro esta palabra y el Espíritu me enseña y me revela que cuando esa mujer sea llevada al desierto, la sed que va a tener se va a multiplicar, la necesidad de beber y de hidratarse va a ser mucho más grande que cuando estaban en su casa o en su nación, en su país, en su tierra o en una situación normal.
Por lo tanto, esto representa que cuando los hijos pasen por la parte más áspera de la prueba que se viene sobre el mundo, más aún van a necesitar hidratarse con la palabra del Señor. Como decía ayer en la primera parte de este vivo que una de las formas de hidratar nuestro espiritu, pero que también una vez hidratado el espíritu impacta en nuestra alma y en nuestro cuerpo porque somos una misma cosa y una de esas partes repercute a la otra y viceversa.
Una de las maneras es escuchar al Espíritu Santo de Dios, beber de sus palabras, de su guía, de su dirección, de su consolación, de la motivación que el Espíritu Santo nos da cuando nos habla, es decir, esto representa esa sed que yo veo que esta mujer tiene cuando huya al desierto, va a necesitar doblemente de la palabra del Señor, mientras escapa a ese desierto. Yo veo una persona en una cueva, una persona que se esconde en una cueva porque la están buscando para matarla, pero en las cuevas normalmente no hay provisiones, no hay para comer, no hay para beber.
Yo (Noelia) veo que cuando Jezabel perseguía a los profetas para matarlos, estaba Abdías que protegió a los profetas y los mandó y los escondió en las cuevas y en el desierto de Israel para que Jezabel no pueda encontrarlos, no sepa dónde están, y asi matarlos, Abdías les llevaba algo para que coman y beban, y asi no mueran. Es uno Reyes, capítulo 18, donde podemos encontrar esta historia que el Espíritu Santo me está trayendo ahora a la memoria para que se las comparta a ustedes.
[1 Reyes 18:4, RVR1960] Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió, de cincuenta en cincuenta, en una cueva, y los sustentó con pan y agua.
[1 Reyes 18:13, RVR1960] ¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová, cómo escondí a cien hombres de los profetas de Jehová, de cincuenta en cincuenta, en una cueva, y los sustenté con pan y agua?
Pero dice, dice el Señor, que eso es, es una representación de lo que va a suceder cuando venga la persecución en todo el mundo hacia los discípulos del Señor Jesús, cuando venga la persecución de muerte en todas las naciones de la tierra. Porque ahora hay persecución de muerte hacia los hijos de Dios, pero solamente se está manifestando en algunos países de la tierra, como por ejemplo Corea del Norte, o China, o Afganistán.
Pero en un futuro no muy lejano, este tipo de persecución para matarnos, si fuera posible, se va a dar en la misma manera que ahora se está dando solo en algunas naciones de la tierra, en el resto del mundo. Vamos a ser perseguidos para muerte, para llevarnos como ovejas que van al matadero, así como sucedió con Jesús. Así vamos a tener el honor nosotros de padecer los mismos sufrimientos que Él padeció, inclusive para algunos, no todos, pero para algunos de nosotros al punto de ser mártires, pero la gloria será mayor para estas personas.
Esto es un espejo, es una sombra de lo que va a venir sobre los hijos de Dios en los últimos días, cuando la persecución extrema venga sobre nosotros. El Espíritu quiere que sepas que cuando eso pase, que cuando te tengas que esconder en las cuevas, en los desiertos ásperos, en lugares secos, en lugares a donde no va a haber para comer, en lugares a donde no va a haber para tomar, que lo que muchas veces va a ser lo que te sostenga y lo que te mantenga vivo no va a ser tanto el alimento físico, sino el espiritual.
La Palabra del Señor, la comunión con el Espíritu Santo de Dios, va a ser lo que te dé la fuerza, va a ser lo que te alimente en esos días a donde tengas que esconderte en lugares altos, en cuevas, en lugares ásperos para que no te encuentren. Y la palabra va a ser lo que te sustente en esos días porque «no solamente de pan vivirá el hombre», dijo el Señor Jesús, «sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
[Mateo 4:4, RVR1960] Y él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Y también el Señor Jesús dijo, en algún momento de su ministerio, «es que yo tengo un pan que ustedes no conocen; yo me alimento de un alimento que ustedes no conocen», y ese alimento mío es hacer la voluntad de mi Padre.»
[Juan 4:31-34, RVR1960] Y entre tanto, le rogaban los discípulos, diciendo: Rabí, come. Y él les dijo: Yo tengo una comida que vosotros no conocéis. Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
Esa es otra de las cosas que el Espíritu quiere hablarnos durante esta ministración. La obediencia, tu obediencia hacia tu Dios, tu obediencia hacia tu Rey, va a provocar que las compuertas del cielo se abran de par en par para que esa agua que viene de las fuentes del cielo, de donde fluyen aguas de vida eterna, te hidraten, te purifiquen, te vivifiquen, te mantengan de pie en estos últimos días.
Por más que pases por tribulaciones, por más que seas afligido, por más que pases por la persecución viva que va a venir sobre el mundo entero, a donde miles de cristianos van a ser mártires y se complete el número de los mártires, como dice el libro de Apocalipsis.
Así que eso no está lejano, no está lejano, y tienes que prepararte y tienes que aprender cómo beber de esas aguas de la palabra del Señor. Y nosotros sabemos, los que somos estudiosos de las Escrituras, que el pan es una de las cosas que simboliza a la Palabra del Señor, pero también la espada de doble filo en Efesios, capítulo 6, simboliza la palabra del Señor, y también el agua no solamente suele representar al Espíritu Santo de Dios, sino a la Palabra del Señor.
[Efesios 6:17, RVR1960] Y tomar el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
En esta ocasión en particular, el Señor no nos quiere hablar de su Palabra utilizando el símbolo del pan, que es como más sólido, sino a través del agua, porque Él habla simbólicamente como Él quiere, y la gloria es para Él, y quién puede decirle lo que quiere, utilizar el símbolo que quiera utilizar para hablar a sus hijos.
En estos tiempos de sequedad, que donde saben qué está sucediendo, el diablo, el enemigo de las almas está secando las almas de los hombres, está secando los cuerpos de los hombres, está secando los espíritus de los hombres a través de distintas estrategias que él está aplicando.
El Señor está repartiendo aún más agua a sus hijos para que beban, pero no solo eso sino que, algunos de nosotros, el Señor nos está tornando no en vasos de agua, no en vasos llenos de agua, sino en jarras llenas de ese agua viva que es su palabra, para que muchos vengan a beber de ese agua. Muchos de nosotros somos jarras de aguas en donde el Señor vierte su palabra para qué, no solamente para que nosotros estemos hidratados y tengamos para beber, sino para impartirla a todo aquel que está cediendo, para impartir de esa agua a todo aquel que se va sintiendo seco en estos últimos días, mientras la iglesia entra en este periodo desértico de los últimos días.
El Señor te pregunta en este momento a ti que estás escuchando esta palabra: «Hijito, hijita, ¿querés transformarte en una jarra de agua viviente y darle de beber a los que tienen sed? ¿Estás dispuesto a vaciarte para que Yo pueda verter de mis aguas cristalinas en ti? ¿Estás disponible para mí?, porque Yo estoy llamando, no solamente a los vasos que se vacían del mundo, de las aguas contaminadas que bebieron en algún momento, del mundo, de las aguas marrones, oscuras y sucias que el mundo vertió sobre esos vasos, sino que aún más que eso, estoy llamando a jarras que se están disponiendo para que vierta de mis aguas cristalinas en ellas, para convertirse en impartidores de estas aguas que Yo quiero dar de beber a muchos.
Pero dice el Señor «que si tu respuesta es sí, que entonces tendrás que limpiarte, que si tu respuesta es sí, entonces tendrás que vaciarte de esas aguas con las cuales el mundo te llenó, que si tu respuesta es sí, vas a tener que presentarte delante de mi trono como un vaso vacío, para que Yo encuentre lugar para verter de mis aguas y no de las que te dio el mundo para beber. Que si tu respuesta es sí, vas a tener que consagrarte, porque yo (Noelia) estoy viendo muchos vasos distintos y muchas jarras distintas que somos nosotros, pero algunos de esos vasos y de esas jarras no se consagran para el Señor, creen en el Señor, hasta a veces sirven en alguna medida al Señor, y quizás hasta están en santidad. Pero no es lo mismo que presentarse y dedicarse, y dedicar su vida a ese Señor.
Y de todos estos vasos que yo (Noelia) estoy viendo, que son hijos de Dios, solo hay un remanente que verdaderamente se presenta en frente del trono del reino en la forma de vaso vacío y le dice, «Señor, aquí estoy, me consagro a tu servicio». Y consagrarse es renunciar a los deseos de uno mismo, consagrarse es renunciar a los placeres de la vida, consagrarse es darle por muerte a nuestro antiguo yo. Yo estoy viendo una tumba ahora, de alguien que ha sido enterrado, pero en esta visión no representa una persona que muere literalmente, no representa que te vas a morir, que tu cuerpo se va a morir para poder consagrarte al Señor, representa que le tenés que dar muerte a tu pasado, representa que le tenés que dar muerte a lo que aún se resiste para que te consagres al Señor.
Esto tiene que ver cuando uno sueña con cosas muertas, cuando uno sueña con tumbas, cuando uno sueña que uno se muere, o que alguien se muere, una de las cosas que esa muerte puede representar, que esa lápida pueda representar o esa tumba puede representar, es simbólicamente, darle muerte a algo y, por eso, yo estoy viendo ahora esta tumba donde alguien fue enterrado debajo de la tierra y veo la lápida en este cementerio, y el Espíritu Santo me da la interpretación de esta visión, que significa morir a nosotros mismos para vivir en Él. Y me viene, para respaldar esta visión, ese versículo que dice:
[Juan 12:25, RVR1960] El que ama su vida, la perderá; y el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.
De eso se trata, de llevar nuestra cruz. Así que muchos de ustedes, cuando hice esta pregunta, «¿Estás dispuesto? ¿Querés que llene tu vaso de agua?», cuando el Señor te preguntó esto, yo sé que muchos de ustedes le dijeron: «Sí, sí, sí, sí,» pero ¿cuántos de ustedes contaron los costos de lo que consagrarse significa, para convertirse en una jarra vacía para ser llena de las aguas del Señor e impartir de ese agua a todos los que tienen sed?
Pero las aguas que el Señor te quiere dar de beber, que saltan para vida eterna, solamente pueden provenir de la vida eterna, y la vida eterna solamente se adquiere renunciando a esta vida terrenal, en el sentido de morir a nosotros mismos para vivir para el Señor. Eso significa consagrarse, separar algo o a alguien para dedicarse, dedicarlo para una tarea, y esto yo no lo estudié. Me lo está enseñando ahora el Espíritu Santo de Dios.
Algo que está consagrado está separado, está apartado, para ser utilizado exclusivamente de una manera o para un propósito específico. Porque dice la Palabra del Señor que en el mismo momento el Espíritu Santo nos dará lo que tenemos que decir, (Así como yo (Noelia) prendo la cámara de esta ministración y es el Espíritu hablando a través mío), es el Espíritu dándome de beber de esas aguas para que yo, como jarra, las vierta en ustedes. Es el Espíritu dándome el conocimiento celestial que yo no tengo. Porque el reino de Dios consiste en poder y no solamente en palabras.
[1 Corintios 4:20, RVR1960] Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
Muchos de ustedes le dijeron que sí al Señor ¿Cuántos de ustedes quieren convertirse en un transportador de esa agua viva para que otros beban, que se sientan secos, que sientan sequedad en sus vidas, que tienen sed de vida? Entonces tienen que consagrarse a mí, dice el Señor. Así que les dejo como tarea, después de esta ministración, que estudien lo que consagrarse significa, que estudien en las Escrituras lo que algo dedicado significa, cómo se separaban ciertos instrumentos para dedicarlos a Dios.
Estudien sobre los nazarenos en la Biblia, porque eso me trae el Espíritu Santo. Aquellos que no bebían alcohol, porque eran nazareos, porque estaban dedicados al Señor. Estudien sobre lo que significa que algo o alguien esté apartado para la obra del servicio y sobre el nivel de santificación con el cual mantenían a estos instrumentos. Porque estos instrumentos que el Espíritu nos está hablando hoy nos representan a nosotros, los que nos estamos, o hemos sido consagrados, o nos hemos consagrado al Señor, dedicado al Señor para su obra, y de esta manera le pertenecemos a Él y no más al mundo. Dedicados, apartados, cuidados especialmente para la obra del Evangelio.
Necesito de estos vasos de los últimos días. Estoy llamando a instrumentos nuevos a que se consagren para mí. Pero muchos de mis hijos no quieren renunciar a los placeres de la vida, a los deseos carnales, a sus propias vidas para ganar la vida eterna en mí, dice el Señor.
Yo (Noelia) lo veo a Jesús como un dedicado, como un apartado, como un consagrado para la obra del Señor, y su atención estaba puesto en cumplir su ministerio, su foco estaba puesto en lo que su Padre le pedía que haga, en lo que su Padre le decía que hablara, porque así lo dijo el Señor Jesús en las Escrituras. Él dice «que no hablo lo que yo quiero, sino lo que el Padre me habla». Así son los consagrados, así son los dedicados, no tomando decisiones propias, sino preguntándole a su Rey: «¿Cómo te sirvo? ¿Qué quieres que haga?».
[Juan 12:50, RVR1960] Y sé que su mandamiento es vida eterna; así que, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me ha dicho.
En este caso, sería: «¿Cómo imparto de esta agua que me diste para beber? ¿Cómo le quito la sed a los desahuciados?». Hijito, conságrate para mí, te dice el Señor, hace tiempo que te estoy esperando, hace tiempo que te vengo llamando, ven a mis atrios y conságrate para mí.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora a Samuel, que fue consagrado al servicio desde pequeño, para crecer junto al sacerdote Elí, y aprender cómo realizar ese trabajo para el cual fue consagrado. Su madre pidió por Samuel y lo consagró desde antes de nacer, y cuando Samuel nació, su madre ya sabía que ella era solo un medio por el cual podía venir Samuel al mundo, pero no para ella, sino para ser entregado al servicio de la obra del reino.
Asimismo, muchos de ustedes tienen que renunciar a muchas cosas, como ella renunció a su hijo, no teniendo ninguno, habiéndolo consagrado aún desde antes de nacer. La madre de Samuel le dijo al Señor: «Señor, si me das un hijo, yo te lo dedico para la obra del ministerio», y el Señor le concedió esta petición porque sabía que ella era fiel. Y el Espíritu me dice ahora que eso es lo que el Señor espera de nosotros, ese tipo de sacrificio, de entregar a nuestros propios hijos para servir al Señor, si es que fuera necesario en algunos de nosotros.
Esa disposición a ese nivel es lo que el Señor anda buscando, porque yo (Noelia) veo que el Señor mira con sus ojos alrededor de la tierra para ver si encuentra a alguien que quizás tenga este tipo de actitud, como Ana, la madre de Samuel. Pero son pocos, dice el Señor, un puñado de la mano los que realmente se entregan a este nivel y, por eso, no es que el Señor no quiera llenar tu jarra de aguas para impartir a los demás, sino que tu no le haces lugar. Vaciate de tus deseos, vaciate de hacer tu voluntad, limpiate para que el Señor pueda verter de esas aguas y que no se ensucien cuando llenen tu vaso o tu jarra.
Hijitos, los estoy llamando, porque hay muchas almas necesitadas, sumamente sedientas. Que solamente puede, esa sed puede ser calmada a través de la palabra del Evangelio. Esa es otra de las cosas que representa este agua, cuando el Señor dice «bebe de esta agua», en esta ministración, el evangelio eterno.
Yo (Noelia) veo a una persona que tiene un cántaro en su hombro, que lleva un cántaro lleno de agua en su hombro. O mejor dicho, primero está vacío ese cántaro, y esta persona va al pozo a buscar agua, llena ese cántaro con el agua del pozo y vuelve a irse, una vez que llenó ese cántaro de agua en ese pozo. Pero esta persona sabe que va a buscar agua para repartir a los que tienen sed. Esta persona, en esta visión, representa a alguien que evangeliza, a alguien que comparte de esa palabra del reino, a alguien que le da de beber a los inconversos que están sedientos, pero no saben por qué, que siempre se sienten secos, hagan lo que hagan, tengan lo que tengan.
Esos son los evangelistas del reino, esos somos nosotros, que tenemos que repartir de esas aguas que el Señor le dio de beber a la mujer samaritana y que, después de que ella bebió de esas aguas y que le dio a Jesús también; después de que Jesús le dio de esas aguas de vida eterna a ella. Ella fue y se convirtió en una impartidora de esas aguas cuando ella contó su testimonio a toda su ciudad, dice la Biblia. Cuando ella les fue a hablar de este profeta que conoció, que era Jesús, y que creyó en Él como el Mesías que esperaban, le habló a todos los que conocía sobre Jesús y, en ese acto de evangelizarlos, les dio de beber de esas aguas.
[Juan 4:39, RVR1960] Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio, diciendo: ‘Él me dijo todo lo que he hecho.
Así tenemos que ser nosotros, no egoístas, guardando ese cántaro lleno de agua solamente para beber cuando tengamos sed, y como es una fuente inagotable, por más que demos, nunca se va a terminar. Al contrario, cuanto más demos de beber de esas aguas, más vamos a tener nosotros de beber, dice el Señor. Así que el Espíritu quiere que los ministre en este momento, yo (Noelia) veo agua cayendo del cielo ahora, hidratándolos a ustedes, y me viene la palabra lluvia tardía que está cayendo ahora sobre ustedes. Y saben por qué muchos de ustedes se sentían secos, porque no habían recibido el bautismo del Espíritu Santo. Les faltaba algo, por eso esa sequedad, pero en este momento está cayendo el bautismo del Espíritu Santo. Esta, en esta ocasión, representado por lluvia sobre ustedes.
Reciban el Espíritu Santo. Reciban ahora el Espíritu Santo de Dios en la forma de lluvia. Yo veo a alguien que se goza debajo de la lluvia, que le da las gracias al Señor, que agradece al Señor, que alaba, que adora al Señor por estas aguas que está recibiendo ahora, que representan el bautismo del Espíritu Santo. Ya no habrá más sequedad, te dice el Señor, porque te doy lo que te faltaba, porque te riego. Otros de ustedes se sentían secos porque les faltaba el poder de Dios en ustedes, pero ahora viene esta catarata. Muchos de ustedes sueñan con cataratas, representa la manifestación del poder del Espíritu Santo de Dios.
Si el mensaje del sueño es bueno y viene de parte del Señor, muchas veces las cataratas representan el Espíritu Santo, su manifestación y su poder. En ese sueño, reciban ahora poder a través del Espíritu Santo de Dios. Reciban esa catarata de poder, sean impartidos ahora de estas aguas de poder. Llena Padre, llena estos vasos.
Yo (Noelia) veo entrando como una inundación en sus casas, es el agua del Espíritu Santo que tanto le pidieron al Señor, es el agua del Espíritu Santo que va a limpiar, a partir de ahora, sus hogares y reavivarlos a través de su Espíritu Santo. De hecho, algunos de ustedes soñaron con esto, soñaron que entraba agua en sus casas. Pero ese sueño no era negativo, ustedes sabían que no era negativo, era algo bueno. El Espíritu Santo va a entrar en tu casa, transformando tu hogar.
Ingresa Espíritu Santo, ingresa, porque también escucho la palabra humedad y no solamente ustedes se sentían muy secos, sino que sus hogares estaban como secos, espiritualmente hablando. Es decir, el Señor ahora humedece el aire de sus casas, el Señor humedece ese aire seco que se sentía en sus hogares. Entra Espíritu Santo, humecta, humecta. Es más, yo veo plantas que se secan en sus casas, plantas literales, y ustedes las regaban a las plantas y dicen: «Pero, ¿por qué se secan las plantas? Si tienen sol, si tienen agua, si las estoy cuidando bien, no les falta nada».
Pero cuando el ambiente está seco en lo espiritual, eso se manifiesta en lo físico, secando a los cuerpos, a las plantas, a los animales, porque una cosa impacta la otra. Vuelvo a repetir, ahora yo (Noelia) veo que el Señor les da de beber, les da de beber; beban por fe. Muchos de ustedes van a empezar a recibir palabras proféticas. Este agua que están bebiendo ahora representa la palabra profética del Señor.
El Señor está llenando sus vasos de palabras proféticas, las jarras rebalsan. Aquellos que son como jarras, en este tiempo, en esta temporada, que ya han crecido, que ya se han consagrado, los voy a utilizar para impartir de estas aguas, dice el Señor. Algunos ya lo están haciendo, pero ahora la jarra es más grande, porque la capacidad espiritual de cada persona puede crecer, nos enseña el Señor.
Yo veo que todos nosotros contamos con cierto tipo de capacidad en el espíritu, y que nuestros espíritus tienen un tamaño determinado, pero esa capacidad se puede ampliar, esa capacidad puede crecer. Y si algunos de ustedes eran o funcionaban simbólicamente como una jarra, por ejemplo, de 1 litro, a partir de esta impartición se van a convertir en una jarra de 1 litro y medio, o de 1 litro 800, o de 2 litros. Depende lo que el Señor quiere hacer con ustedes, esa capacidad se ensancha ahora.
Hoy le compartí a mi esposo que últimamente me he sentido como si mi percepción, al estar en distintos ambientes, no solo funcionara como un radar que mira hacia el frente y recibe información de lo que está delante, sino también de los costados y hacia atrás. Es como que estoy en algún lugar, por ejemplo, una cafetería, por mencionar algo, y empiezo a recibir información, pero no solamente de lo que está enfrente, sino de lo que pasa al costado y de lo que está pasando detrás mío, aunque no lo puedan ver mis ojos porque están en el frente. Mi espíritu es como si está creciendo y abarcara más espacio en el ambiente espiritual, y mi radar da vueltas a 360 grados.
Este radar representa la revelación de Dios. Pero ahora me dice el Espíritu Santo: «Lo que pasa es que estoy ensanchando los recipientes en este tiempo». Algunos de ustedes están sintiendo o esto se está manifestando en las influencias que ustedes están teniendo en este tiempo. Ustedes están siendo ampliados, el sitio de su tienda está siendo ampliado, pero sus espíritus están siendo agrandados.
Es como que uno se ensancha en el espíritu, hay gente que espiritualmente hablando son como pequeños, tienen distinto alcance, distinta influencia. Pero el espíritu se va ensanchando a medida que uno va creciendo, y uno siente eso porque el Espíritu Santo da testimonio de eso, que el Señor va haciendo en algunos de nosotros cuando caminamos acorde a la voluntad del Señor.
Sean ensanchados ahora, dice el Señor, Yo les doy más capacidad, y el que antes podía recibir 250 mililitros de agua en sus vasos, que representan su constitución, a ustedes mismos, la capacidad que tenían para recibir, hoy están recibiendo multiplicado, hoy están siendo agrandados para poder recibir más. Porque dice la Palabra que el que tenía cinco talentos, o el que tenía dos talentos y los administró bien y los multiplicó, recibió dos talentos más. El que tenía los talentos y los multiplicó y supo administrarlos recibió aún más de lo que tenía, y por eso en este momento muchos de nosotros estamos siendo agrandados, estamos siendo, está bien, ensanchados.
[Mateo 25:28-29, RVR1960] Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, se le dará, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Porque no importa lo que tenías, si obedeciste al Señor y fuiste fiel en lo poco, hoy Dios te pone en lo mucho, hoy Dios ensancha el sitio de tu tienda, hoy Dios agranda y expande tu influencia en el espíritu. Tu llegada va a ser más lejos que antes. Es estas aguas del cielo que se están siendo que están siendo vertidas sobre tu vaso, sobre tu capacidad que hoy amplía el Señor.
Yo sabía que tenía que continuar con esta ministración. Yo sabía que había mucha bendición para el pueblo que cree y que recibe por fe. Porque el Señor reparte y veo repartiendo aún más, y veo jarras que son derramadas del cielo a todos sus hijos que están sedientos. Vas a tener más sueños, dice el Señor. Algunos de ustedes van a tener más sueños porque se derrama ahora una jarra de aguas de revelación por sueños, porque es como si hubiera una medida para todo, una medida para soñar, una medida para profetizar, una medida para moverse en las distintas manifestaciones del Espíritu Santo o de las formas en las que habla el Señor, de las maneras en las que habla el Señor.
Pero en este momento, para muchos de ustedes, esas medidas son agrandadas. Esa vara se coloca más alto, esa vara va creciendo, me dice el Señor. De hecho, dice la Biblia que hay distintas medidas de fe y que el que profetice a los hombres, que profetice acorde a la medida de fe que se le ha sido dada.
[Romanos 12:6, RVR1960] De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de fe.
Es decir, que hay medidas distintas de fe y de distintas cosas con las que contamos para cada uno de nosotros, pero en esta hora, por causa de que fuiste fiel, en esta hora, por causa de que fuiste obediente, en esta hora, por causa de que te sacrificaste, de que te sacrificaste cosas que amabas, que te costaron, dice el Señor, por causa de que pasaste la prueba de la fe y de la entrega, por causa de que te consagraste, Yo aumento esas medidas, aumento las medidas a donde mis dones pueden incrementarse, dice el Señor.
Porque hay distintas medidas de dones también. A veces uno comienza en una medida del don de diversos géneros de lenguas, hablando una sola lengua, un solo género de lengua, pero después el Señor puede aumentar esa medida del don de diversos géneros de lenguas y concederte que hables en más tipos de lenguas espirituales, o que no solamente hables en lenguas celestiales a través del don de lenguas, sino también terrenales a través de hablar sobrenaturalmente en lenguas terrenales que no sabes hablar por conocimiento humano, o porque nunca aprendiste, pero que en determinados momentos, por causa de los propósitos de Dios, cuando te encuentras con personas que son de otros lugares, de otros países, y que hablan lenguas que tú no sabes hablar de una manera natural, que nunca aprendiste.
El Espíritu puede darte que hables lenguas terrenales en esos momentos específicos, de esas lenguas que nunca aprendiste, para comunicarte con esas personas, para su reino. Entonces, hay distintas medidas de dones, de la manifestación de los dones, de los del Espíritu de Dios, de los dones que otorga el Espíritu de Dios, que están mencionados en 1 Corintios 12, y estas medidas pueden crecer.
Yo (Noelia) veo un signo más, veo el signo del más, que se utiliza para hacer sumas. Y en este momento, este símbolo significa que aumento tu fe, aumento la manifestación de ese don que te había dado. Yo veo que algunos de ustedes ya profetizaban, tenían el don de profecía, pero hoy reciben más de ese don; es decir, ese don es llevado un paso más lejos, ese don crece, ese don se expande, ese don se multiplica. Y algunos están recibiendo una doble impartición, una doble impartición.
Un ejemplo de esto está en la operación de Elías, y después de Eliseo. Elías operaba en un nivel, en un nivel profético, pero Eliseo recibió el doble, Eliseo recibió una doble porción del espíritu de Elías, dice la Palabra. Del espíritu no, del espíritu de Elías, Eliseo recibió una doble porción.
[2 Reyes 2:9, RVR1960] Y cuando pasaron, Elías le dijo: ‘Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti.’ Y dijo Eliseo: ‘Te ruego que me dejes una doble porción de tu espíritu.’
Eso es un ejemplo de que un mismo don, un mismo ministerio, puede incrementarse, puede crecer, si Dios así lo determina. No pongamos límites al Señor, porque grandes cosas están preparadas para los hijos de los últimos días que caminan en fe y en obediencia. Cosas que ojo no vio ni oído oyó, son las que están preparadas para aquellos que creen, y no hay límites para el Señor.
[1 Corintios 2:9, RVR1960] Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Yo (Noelia) veo un camino que era angosto, pero que empieza a ensancharse de a poco. Uno empieza caminando en un camino angosto, pero de a poco ese camino se va abriendo, se va ampliando, y esa ruta se hace más grande. A veces uno empieza en un camino de tierra, en un camino pedregoso, en un camino difícil. Pero a medida que uno va avanzando y va creciendo espiritualmente, ese camino se va asfaltando, ese camino después se va pintando, ese camino se le van colocando señales. Y esa ruta que inició como una ruta, como un camino de ripio, un camino muy básico, muy elemental, termina siendo un camino de lujo.
Ese es nuestro camino espiritual, y las cosas pueden mejorar, y las cosas pueden aumentar, y nuestro nivel espiritual puede aumentar. Por eso el Señor quería impartirte esta palabra y quería bendecirte con más. Reciban esta palabra para beber, el Espíritu Santo dice que antes de dormir lean, tal vez, aunque sea un capítulo de la Biblia, para que su espíritu, mientras se duerme, se duerma hidratado, y no se seque durante la noche.
Muchos de ustedes toman agua antes de dormir. Yo (Noelia) estoy viendo que muchos de ustedes beben agua, literal, cuando se van a acostar, o inclusive, cuando se despiertan, siguen tomando agua. Dice el Señor que, si hacen eso, cuánto más sus espíritus necesitan de ese vaso refrescante antes de irse a descansar. Que acompañen ese vaso de agua para sus cuerpos físicos con un vaso de agua espiritual.
Cuántos misterios el Señor nos quiere revelar en este tiempo, y así lo está haciendo. Beban de estas aguas misteriosas, beban de estas aguas celestiales, y no se queden cortos, porque hijitos, aún hay más.
Gracias, Señor, por permitirme terminar esta ministración. Gracias, Señor, por darme de beber primeramente, y a todos estos mis hermanos y tus hijos, padre, familia real. Yo (Noelia) estoy viendo que la visión de algunos de ustedes va a incrementar a partir de esta impartición y la capacidad de ver va a ir en aumento.
Yo (Noelia) veo a Jesús como si estuviera en el Espíritu, y en esta visión lo veo formado de agua, como si su cuerpo espiritual estuviera formado por agua, pero no es que esto es, digamos, es simbólico, lo que estoy viendo, porque Él es esa agua que nosotros tenemos que beber, esas aguas de vida lo representan a Él, y por eso estoy viendo esta visión.
Él mismo Jesús es la verdad, el camino y la vida, pero también Él mismo es esas aguas que Él nos quiere dar para beber.