Dios te bendiga, amado pueblo del Señor. Hoy es 27 de noviembre del año 2023 y estoy aquí transmitiendo en vivo desde Argentina para dar un aviso al pueblo de Jesús, para dar una alerta como atalaya en esta ocasión que me ha llamado el Señor. Dice Isaías 21:6: «Porque así me ha dicho el Señor: Ve, pone una atalaya, y lo que viere, que anuncie». El Señor en estos últimos días ha levantado muchos atalayas en diferentes naciones para avisar lo que se viene específicamente para el pueblo del Señor.
Les voy a estar compartiendo en primer lugar un audio de una oración profética donde el Señor reveló ciertas cosas sobre enfermedades que vienen a la tierra en esta temporada que viene, en estos próximos días, en estos días de los últimos tiempos donde estos juicios de parte de Dios están cayendo sobre la tierra: castigo para los incrédulos, juicios por el pecado, pero también prueba para los hijos de Dios.
Así que escuchen con atención este audio que les voy a compartir, y después les voy a estar compartiendo un sueño también, que tiene que ver con esto, y cómo Dios ha venido hablando sobre que la prueba viene sobre los hijos de Dios. Una gran prueba viene.
Amado Padre, venimos delante de tu presencia, recordando el capítulo 6 del libro de Apocalipsis, que habla sobre los sellos y sobre lo que cada uno de estos jinetes que el Señor traería sobre la tierra.
[Apocalipsis 6:1-8, RVR1960] Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino. Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.
Y esto coincide con Lucas 21:11, por ejemplo, donde dice:
[Lucas 21:11, RVR1960] Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
Así que Padre, en este tiempo una vez me hablaste y me dijiste que estos jinetes ya habían sido soltados sobre la tierra, trayendo muerte, hambre, destrucción, enfermedades, y distintos tipos de juicios sobre los moradores de la tierra, Señor. Pero en esta oportunidad venimos a pedirte específicamente por las enfermedades que se van a pasear por el mundo sin encontrar puertas cerradas como antes, sino que simplemente van a correr y se van a proliferar como nunca antes.
Yo tengo una visión ahora donde hay un campo verde, donde el pasto y las flores y los árboles en ese campo verde crecen a una velocidad tremenda. Es muy rápido cómo crece ese pasto, cómo crecen las flores, cómo crecen los árboles, las hojas de los árboles. Y todo prolifera—esa es la palabra que escucho—de una manera tremenda, de una manera rapidísima.
Esta visión significa que en este tiempo donde nosotros estamos caminando ahora, las enfermedades van a proliferar como cuando un campo recibe adecuadamente la lluvia y el sol a su tiempo, y es podada la planta para que crezca más y mejor. Y ese campo es cuidado, fertilizado—esa es la palabra, fertilizado—para que crezca más rápido y mejor y lleve más fruto.
Así me dice el Señor, que las enfermedades que van a correr en los tiempos que vienen van a proliferar de la misma manera, y que los científicos que trabajan para Satanás van a fertilizar estas enfermedades de la misma manera que un agricultor fertiliza los campos para que crezcan más rápido y mejor.
Padre celestial, venimos a pedirte misericordia, Señor, misericordia para los que tienen un sistema inmunológico decaído, para los que ya tienen algún tipo de enfermedad. Porque yo veo personas que ya tienen algunas enfermedades, por ejemplo que debilitan el sistema inmunológico, algunas personas que ya luchan o combaten con algunas enfermedades y que toman medicamentos en contra de ellas y demás. Algunas personas tienen una sola enfermedad, pero otras tienen muchas enfermedades regularmente en sus cuerpos.
Y ahora ya han sido lanzados muchos virus al mismo tiempo, provocando menores o mayores enfermedades en la población, pero los que van a venir son mucho más agresivos, son mucho más contagiosos, y se proliferan mucho más rápido, y el cuerpo va a necesitar un sistema inmunológico más fuerte que antes para poder resistir a estas enfermedades.
Y veo que a las personas que tengan un sistema inmunológico debilitado o que tengan muchas enfermedades les va a ser difícil contrarrestar a estos perros rabiosos—porque así los representa el Espíritu Santo en esta visión—que van directamente a comer la carne de los cuerpos.
Igualmente, el Señor dice que no nos preocupemos, porque nosotros, los que somos hijos de Dios, nuestra medicina es leer la Palabra, nuestra medicina es la fe, nuestra medicina es la oración, nuestra medicina es la comunión con los hermanos, la alabanza, el hablar en lenguas, el operar en los dones espirituales. El servicio a los demás va a ser nuestra medicina, a pesar de que algunos de los hijos de Dios ya tengan enfermedades en sus cuerpos y su sistema inmunológico sea más débil que de otros cuerpos que estén sanos.
Dice el Señor que en este periodo donde estas enfermedades corran en los aires de esta manera, nuestra fortaleza no va a ser tanto los alimentos o los medicamentos, sino lo sobrenatural de Dios, la fe y todo esto, la lectura de la Palabra, que es medicina a nuestros huesos, y todas estas cosas que mencioné.
El pueblo de Dios no debe tener miedo por estas cosas que ya estaban anunciadas en la Palabra desde hace miles de años para que nosotros nos preparemos, pero sí debe levantar el escudo de la fe, porque el enemigo otra vez va a querer tomarnos y debilitarnos a través del miedo, como lo hizo con la pandemia del COVID-19. El miedo es el arma fundamental que tiene el enemigo contra los cristianos.
Y ahí, el Señor va a probar quién se mantiene parado sobre la roca y quién se hunde porque en realidad, la fe que profesaba no era real. Nuestra fe va a ser probada a través de estas cosas. Muchísima gente va a morir. Yo veo cementerios desbordados. Veo tumbas y tumbas y tumbas de bebés, de niños, de adultos, de viejos, de todo tipo de gente, hasta gente que se creía invencible, gente que creía que su cuerpo era como si a él nunca le iba a dar. A esa gente igualmente le va a pasar. Nadie va a estar exento. Yo veo gente sellada, gente que está sellada para que estas enfermedades no les toquen.
Dios tiene todo bajo su dominio. Él es soberano y Él sabe bien quiénes son los que van a estar afectados por estas enfermedades. Y dentro de toda la gente que hay en el mundo va a haber gentes que van a estar selladas, y cuando pase esta pestilencia, no van a poder ingresar en sus casas. Esto depende de muchas cosas, pero lo que me dice el Señor, que es importante para nosotros, es que el pueblo tiene que entender que la fe de los hijos de Dios tiene que ser probada para ser refinada como se refina la plata y para crecer.
Muchos hijos de Dios piensan que ellos no van a sufrir estas cosas, pero Dios sí lo va a permitir en muchos casos, como lo permitió con Job, que, aunque era justo, igualmente le vino la calamidad, le vino la enfermedad, le vino la muerte de sus hijos, de su familia. Y muchos hijos de Dios van a perder a muchos seres queridos, a muchos familiares.
Esto no se trata solamente de los inconversos, de los que están en el mundo, sino que Dios también va a probar a los suyos para ver dónde estaban parados y para ver cuántos van a ser como Job, que cuando sufría esta enfermedad, igualmente amó a Dios, igualmente le dio la gloria, igualmente confió en Él y creyó en Él, dice el Señor.
No es como un castigo en el caso de los hijos de Dios que estén a cuentas con Dios, pero sí, Dios lo va a permitir en muchos de nosotros por eso, para que nuestra fe sea probada, y una vez probada, crezca y se multiplique y podamos caminar en un nivel espiritual muchísimo mayor que el anterior; y la balanza se incline a nuestro favor si nosotros superamos esa prueba, y Dios nos pueda recompensar como recompensó a Job después de haber aprobado esa prueba. ¡Wow! ¡Gloria al Señor! Gracias, Señor.
Como acabamos de escuchar, el Señor sigue revelando que nuevas enfermedades van a proliferar como nunca antes sobre la tierra. Los que siguen este ministerio ya han podido escuchar que varias veces durante las transmisiones en vivo el Señor ha dicho que viene una nueva pandemia. He dicho también que he visto un nuevo encierro, que he visto distintos tipos de virus rondando en los aires al mismo tiempo, y también que he visto proliferar bacterias.
Esta pandemia del COVID-19 fue solamente como una preparación para lo que viene, como un ensayo de la elite, para que, después de que ellos mismos lanzaron el virus e hicieron evaluar la respuesta de la sociedad, vuelven al ataque contra la población para disminuirla, para menguarla, y para controlarla a través del miedo y de los nuevos sistemas que se van a imponer a través de estas nuevas pandemias y a través de estas nuevas enfermedades.
Pero no solamente van a ser nuevas enfermedades. Yo veía que en los laboratorios ellos tienen guardadas enfermedades contagiosas que supuestamente ya han sido erradicadas de la tierra, es decir, enfermedades contagiosas que ya no volvían a darse en la humanidad, pero que ellos sí tienen esos virus y bacterias guardadas para ser lanzadas en el momento que ellos ya tienen en su agenda, marcado en su calendario.
Para completar este mensaje, les voy a compartir ahora un sueño que el Señor me dio el 26 de febrero de este año 2023 y que yo ya compartí durante los vivos de interpretación de sueños, pero que tiene que ver con esto. Se los voy a leer, y dice así:
Soñé que estaba bañándome en la orilla del mar junto a otras personas que conozco, y yo notaba que de vez en cuando venían olas cada vez más grandes. Entonces, le decía a la gente: «Me parece que viene un tsunami», y la gente me respondía: «No, no creo.» Entonces, yo me iba a algo que parecía una torre o un faro en el medio del agua, y me subía allí para resguardarme del tsunami. Y desde allí veía desde una ventana cuadrada de cemento cómo el tsunami llegaba y aplastaba a todos los que estaban bañándose en el mar.
A algunos los mataba automáticamente, a otros no, y otros quedaban vivos pero perdían a un familiar, o a varios familiares, o a un conocido, o a un amigo, o a un hermano, y lloraban mucho. Era devastador lo que yo veía desde esa torre a donde había subido. Entonces, yo sufría mucho por ver esto, pero el tsunami pasaba por encima de ese faro sin hacerme absolutamente nada a mí. Y también veía otras personas cerca mío que sí, estaban tratando de esconderse del tsunami, y después me desperté.
En este sueño estoy operando como una atalaya que avisa lo que va a venir, que avisa a la gente: «¡Miren, gente! Esto es lo que viene. ¡Prepárense! ¡Prepárense! Pónganse a cuentas con el Señor. Prueben, pesen su fe para ver si realmente es como la dicen, como la hablan, como la proclaman. Vienen cosas terribles sobre la tierra.»
En el sueño, yo atalayaba que venía ese tsunami, que en realidad es simbólico, porque es lo que viene a la tierra, lo que dice Mateo 24, lo que dice Lucas 21, lo que dice Marcos 13, el Apocalipsis, y los distintos libros de los profetas donde se anuncian todos estos desastres que vendrían sobre la tierra mientras la iglesia aún está aquí.
Pero muchos no solamente no me creían, sino que se reían de mí en el sueño y me decían: «No, no creo. Estás exagerando. No pasa nada. No viene nada», y seguían distrayéndose en esa playa, en ese mar, y no recibían las alertas. Entonces yo con otro grupo de gente sí subíamos a esa torre, que en el sueño representa a Dios, a esa torre fuerte, a esa fortaleza que es nuestro Señor, y eso nos resguardaba.
Pero lo que más me llamaba la atención es que mucha gente moría y la muerte era instantánea. Era algo que traía una mortandad que era automática. La muerte de ellos era automática. Otros perdían familiares y no lo podían creer. Ese es el punto que el Espíritu Santo me ha venido poniendo en mi espíritu en este tiempo: que avise al pueblo de Dios, específicamente hablando; no a los inconversos, sino al pueblo de Dios. El pueblo de Dios va a perder familiares, va a perder gente, y hay mucho pueblo que va a morir durante estas cosas que vienen a la tierra.
Fíjense que hace cinco años publiqué un mensaje que se titula «Voy a permitir que Satanás golpee cada casa: ¿Está tu casa fundada sobre la roca?». Y cuando yo publiqué ese mensaje, que todavía está en mi canal, los hermanos me decían: «No, no puede ser. Los hijos de Dios no vamos a pasar por nada. A nosotros no nos va a tocar. Eso va a pasar por afuera, pero no va a entrar en nuestras casas», y no entienden que para los hijos de Dios estas cosas no son un castigo. Pero sí, son una prueba.
Mucho pueblo en el tiempo que viene va a ser probado. Después de ese mensaje y de otros que publiqué, vino la pandemia del COVID-19 y murieron muchos pastores, murieron muchos hermanos, murieron muchos familiares, hijos, padres, sobrinos, hermanos, parejas, etc. Y los mismos hermanos no podían creer que esto estaba tocando sus casas. Es decir, no es que Dios no está avisando lo que viene al pueblo del Señor Yeshua, sino que el pueblo sigue siendo duro de cerviz y no quiere escuchar.
[Jeremías 6:17, RVR1960] Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
Es lo mismo que está sucediendo ahora en estos tiempos. Los hijos de Dios no entienden y son arrogantes. Somos orgullosos muchas veces y pensamos que porque somos hijos de Dios no vamos a ser probados, y malentendemos las obras del Señor en nuestra vida.
Las cosas que vienen son letales, me decía el Señor. Muchas veces durante las profecías, durante las oraciones, durante las intercesiones que hago con mi grupo profético y demás, hemos visto que lo que viene es letal. Los virus que van a ser lanzados sobre la tierra, las epidemias, las pandemias, van a tener una rapidez para traer la muerte que antes no la tenían.
Estas cosas van a ir ganando fuerza, porque el pecado del hombre va ganando fuerza y está siendo practicado en mayor cantidad y con mayor gravedad. Cada vez, el hombre aumenta su nivel de pecado y se vuelve más perverso. Estamos hablando ahora de los inconversos por supuesto, de los que no tienen la fe del Señor Jesús.
Como he dicho varias veces, por causa del pecado del hombre, todo lo que viene se va a agravar. Los grises van desapareciendo, y lo que es negro va a ser de un negro aún más oscuro, y lo que es blanco va a relucir aún más. Es decir, las cosas se están yendo a los dos extremos, y eso se está manifestando en lo que sucede en la tierra.
Los terremotos van a aumentar su nivel en las escalas de medición de los terremotos. Los ciclones van a ser más fuertes de lo que eran antes. Las lluvias van a tener más fuerza que antes. El nivel del mar va a subir e inundar la tierra con una violencia mayor a lo que antes sucedía. Los virus y las enfermedades van a ser cada vez más letales, como dije en otras transmisiones también.
He visto cánceres que aumentaban, que eran como un perro. Como un perro los he visto cuando oro, como un perro que se come la carne, despedazándola, como un perro que está muerto de hambre y que no le da tiempo a la persona a reaccionar. Es decir, hay cosas que vienen que son realmente de película.
Y es más, las películas que han estado haciendo Hollywood y demás representan lo que se viene sobre la tierra. No ha sido ni más ni menos que una preparación para que cuando vengan estas cosas, la gente no se sorprenda. Las películas de zombis se van a convertir en cosas reales, por ejemplo. Hemos visto—yo y mi grupo de intercesión, y gente que tiene sueños proféticos me han compartido y confirmado estas visiones—que hay ciertos tipos de enfermedades que van a provocar que la gente realmente sea como zombis.
Lo que se viene, lo que estoy diciendo, suena como algo exagerado, suena como si estuviera inventando un cuento, una película de terror. Pero es así. Lo que se viene va a aumentar de nivel. Las cosas van a ser más agresivas, más violentas. Pero también los santos van a ser más santos. Los puros van a purificarse aún más, como dice la Palabra. Los dos extremos se van a polarizar. Todo se está polarizando aún más: lo negro aún más negro, más oscuro, más malo, más rabioso, más violento, más enfermo, más pervertido, y lo bueno, lo que viene del Señor… Los hijos de Dios van a iluminar cada vez más, van a tener un poder de Dios cada vez más alto, los que pasen por estas pruebas.
[Apocalipsis 22:11, RVR1960] El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
Las cosas que vienen son letales, y dentro de esa letalidad, parte del pueblo del Señor va a partir, porque hay almas que solamente están preparadas o creadas para estar en distintas épocas, y solo van a ir quedando las almas que estén hechas específicamente para los últimos tiempos, los últimos días, y para las últimas contracciones que tienen que llegar al mundo, porque no es este el tiempo del fin, sino que donde estamos ahora es el principio del fin, el principio de este parto, el principio de las contracciones. Todo lo que se está dando ahora en el mundo recién es el principio de dolores, de lo que viene más adelante.
Entonces, el Señor está avisando para que nos preparemos para lo que viene, porque nuestra fe va a ser probada en el medio de estas cosas. Y estaba diciendo que además de que el Señor está pasando el hacha sobre los árboles que no dan fruto en este tiempo, y que hay una parte del pueblo que se va a ir en este tiempo—porque hay árboles que van a ser cortados porque viene el juicio del Señor primeramente sobre su casa—no siempre es que las almas que se van a ir por causa de estas cosas que estoy nombrando se van por causa de juicio.
Sí, el Señor ha pesado en la balanza a ciertos ministros de Dios y los va a cortar porque no están llevando fruto, porque son como una higuera que se seca, porque han sido desobedientes, porque se les ha alertado y no han querido escuchar, no han querido santificarse, y demás. Pero hay una parte también del pueblo del Señor, específicamente hablando, que va a irse en estos días que vienen—bastante pueblo, bastante cantidad de hijos del Señor—porque simplemente el tiempo de vida se termina, porque su propósito ya se cumple y tienen que partir. Y también están los que se van a quedar, pero que van a ver irse a muchos.
Y ese es el punto específico que el Señor quiere que yo remarque en este día. No pienses que no existe la posibilidad de que estas cosas no toquen tu puerta, y si lo hacen, tenés que preguntarle al Señor cuál es el motivo. Y hay muchos Job que van a ser probados. Hay muchos que ya fueron probados a través de esta pandemia del COVID-19, pero hay muchos que van a ser probados y que van a perder posesiones, que van a perder seres queridos. Y esa es la parte más difícil. Dice Mateo 3:
[Mateo 3:10, RVR1960] Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Este es un tiempo de juicio para los que no pasan las pruebas, para los que no cambian, para los que no se ponen a cuentas con el Señor, para los que no siguen los movimientos del Señor y entonces se colocan en una posición de rebeldía, de desobediencia, para los que no se acomodan a lo que el Señor está haciendo en este tiempo, acorde a los últimos tiempos, yendo en contra de los movimientos del Espíritu Santo.
Por causa de estas cosas que dije, el juicio viene a la casa de Dios, primeramente, y muchos árboles, que son hermanos y ministros, van a ser cortados. Pero también hay una parte del pueblo del Señor que va a ser probada. Esos son los Job. Esos son los que son rectos.
[Job 1:1, RVR1960] Hubo en la tierra de Uz un varón llamado Job, y era este perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
Y fíjense que igualmente el Señor decidió probarlo y le quitó todo lo que tenía, y trajo enfermedad, y trajo muerte sobre su casa. Y hasta sus amigos le dieron la espalda, se burlaron de él, lo condenaron, lo juzgaron, lo señalaron. Su misma mujer le dijo: «¿Por qué mantienes tu integridad? ¿Por qué no maldices a Dios y te mueres?» El Señor permitió que Job sea probado en prácticamente todos los aspectos de la vida de un hombre para ver realmente si él mantenía su integridad o si él lo iba a negar, o si él lo iba a maldecir.
[Job 1:6-12, RVR1960] Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
Pero no solo esto, sino que después de que todos sus hijos murieron, después de que perdió todas las posesiones que él tenía con distintas cosas que cayeron en sus propiedades, el Señor permitió—fíjense esta parte—que Job pasara por una enfermedad terrible como es la sarna. Miren lo que dice Job capítulo 2.
[Job 2:2-6, RVR1960] Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
Esto es lo que viene a mucho pueblo: «Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.» Satanás ha pedido permiso para zarandear a mucho pueblo en este tiempo, pero el Señor Jesucristo está pidiendo para que nuestra fe no nos falte. Lo importante es que estemos libres de apegos, tanto a las cosas materiales, como a las personas, porque dice la Palabra del Señor:
[Mateo 10:37, RVR1960] El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.
En esta área el Señor va a probar a mucho pueblo. Estamos hablando del pueblo del Señor. Vamos a ser probados en esta área. Vamos a perder gente amada. Vamos a perder familiares, no solamente posiciones, cosas, casas, trabajos, estatus. Mucha gente se va a ir, y el Señor va a probar a su pueblo una vez más, así como lo hizo con Job. La pregunta es: ¿Cómo está tu fe? ¿Dónde estás parado? ¿Está tu casa fundada sobre la roca o sobre la arena? Dice la Palabra del Señor:
[1 Corintios 10:12, RVR1960] Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
Y el Espíritu de Dios me hizo entender cuando me hablaba de esto que hay mucho pueblo que es arrogante, y, así como Job, no entendía por qué el Señor extendió su mano contra él, cuestionándolo en algunos momentos, aunque nunca blasfemó contra Él y nunca pecó contra Él durante esa prueba. Job no entendió que había un orgullo que tenía que ser quebrantado, que había una fe que tenía que ser aumentada, y que venía una bendición duplicada después de esa prueba.
Los hijos de Dios necesitan un nuevo nivel de fe para poder ser aptos de resistir las contracciones que vienen, que son mucho más tremendas que ahora. Si el Señor no nos probara a través de estas tribulaciones tremendas, a través de estas aflicciones extremas, no contaríamos con el nivel de fe que necesitamos para ser aptos de pasar por lo que viene.
Hay un propósito para todo esto. Hay una razón por la cual el Señor va a permitir y ha permitido y está permitiendo, pero lo que viene es mucho más fuerte que lo que ya vino en estos últimos años. Hay una razón por la cual el Señor tiene que mostrarnos dónde estamos parados.
Muchos van a decir: «Yo pensaba que estaba firme, pero me caigo. Yo pensaba que tenía fe, pero no tengo la fe que yo pensaba que tenía.» Muchos van a querer renunciar, inclusive al evangelio, por las cosas que vienen, pero solamente los que sean dignos de estar en los tiempos que vienen van a pasar estas pruebas victoriosos.
Hay una decisión que tenés que tomar. ¿Qué pasaría si estas pruebas mencionadas en el libro de Job vienen a tu casa? ¿Qué pasaría si de repente te quedaras sin nada y sin nadie? ¿Dónde estaría tu fe? ¿Estarías tan firme como pensás? Porque muchos de ustedes dijeron: «Yo estoy dispuesto a ir hasta la muerte por causa del Señor Jesucristo y de su nombre y de su gloria y del evangelio», y el Señor pesa tus palabras en su balanza y las tiene en cuenta y las va a tener en cuenta para que, cuando vengan estas cosas, y no falta mucho, realmente lo que dijiste lo pongas por obra.
[Job 1:21, RVR1960] Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
Eso es lo que el Señor espera de Sus hijos mientras estas cosas caen sobre la tierra, mientras somos despojados de todos y de todo. Y por eso, por causa de que este tipo de prueba viene sobre los hijos de Dios, sobre los Jobs de este tiempo, el Señor ha venido trabajando en el apego de Sus hijos para que se desprendan, para que nos desprendamos de todo lo que tenemos agarrado ahora en nuestro corazón, porque dice la Biblia que no podemos servir a dos señores, y hay mucho pueblo que en este tiempo está en idolatría: idolatría con sus hijos—sus hijos son sus ídolos en este tiempo; idolatría del dinero—el dinero es su becerro de oro en este tiempo; idolatría de su esposo, de su esposa, que son sus ídolos en este tiempo.
Hay muchísimas cosas que pueden convertirse en un ídolo. No está mal tener una pareja, no está mal tener una familia, tener hijos, disfrutar de la familia, tener un trabajo, estar bien económicamente. El Señor quiere lo bueno, pero el problema está en el corazón. Y hoy en día, si volviera el Señor Yeshua a buscar a su pueblo, se llevaría muy pocos. Serían contados los que se irían con Él. Y por causa de esto, el Señor está trabajando en el apego y en la idolatría del pueblo de Dios para que cuando vengan estas pruebas que son para los Jobs de este tiempo, el corazón ya esté libre y podamos entregar esas cosas, que en realidad no nos pertenecen, porque son del Señor.
Así que he cumplido, hermanos, como dice Ezequiel 3 que si la atalaya avisare lo que viene, por más que aquellos a los que le avisa respondan a ese aviso o no, la sangre de ellos no va a estar en las manos de la atalaya. Así que he cumplido con avisarte en el amor de Cristo Jesús.
Y no te olvides que durante ese tiempo, para aquellos que sean probados de esta manera, mediante la pérdida de muchas cosas y de personas que aman vendrán amigos a acusarte, como lo hicieron los amigos de Job. Personas que están alrededor tuyo te van a decir: «¿Cómo mantenés tu fe intacta, inquebrantable? No te entiendo. ¿Por qué no abandonas? ¿Por qué? Si Dios estuviera contigo, no te pasaría lo que te está pasando.»
Y ahí es donde vas a tener que levantar la bandera de Jesús y mantener tu integridad hasta el final, porque el diablo va a estar al lado tuyo, con el libro en la mano, para anotar el momento, el día, la hora, los minutos y los segundos donde dijiste: «No puedo más. Renuncio a la fe de Jesús.»
Que el Señor nos encuentre fieles hasta el último momento. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Padre, yo te pido que reveles esto que hoy estoy compartiendo y avisando y atalayando a tu iglesia, Señor, al cuerpo de Cristo. Y el Espíritu Santo me dice que muchos de ustedes ya han recibido revelaciones sobre lo que hoy estoy compartiendo, que el Señor lo está confirmando y revelando a través de sueños a muchos de ustedes.
Lo entiendan o no lo entiendan, el Señor igualmente lo está hablando. Y ahora, escuchando esta palabra, muchos de ustedes están diciendo: «Ah, ahora entiendo porque tuve tal sueño, porque tuve tal visión, porque el Señor me dio tal versículo, tal pasaje de la Biblia.» El Señor está avisando, y cuando venga este tsunami que yo veía en el sueño, nadie va a poder decir que no estuvo avisado. Pero ahora hay una decisión que vas a tener que tomar: si prepararte y preparar tu casa para estas cosas, o seguir como si nada pasara, distrayéndote con las cosas del mundo y los placeres de la vida.
Hay una iglesia que el Señor va a venir a buscar para levantarla junto con Él en las nubes. Pero antes de eso, lo peor de lo peor va a venir sobre la tierra, y en medio de eso estaremos nosotros, que no seremos quitados antes de esa prueba, pero sí nuestra fe será probada.
[1 Pedro 1:6-7, RVR1960] En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
¡Gloria a Dios! Oremos y mantengámonos firmes en la fe de Jesús, para que cuando nuestra fe sea probada en esta manera muy fuerte, nuestra fe sea hallada en alabanza, en gloria y honra, y nuestro Señor pueda decir ‘Bien hecho’ y la bendición venga después de eso en un nuevo nivel espiritual, porque dice la Biblia que tenemos distintas medidas de fe. Y una de las cosas que este tipo de pruebas va a provocar es que el Señor a los que pasemos victoriosos por estas pruebas nos va a conceder un nuevo nivel de fe y, por ende, un nuevo nivel espiritual. ¡Gloria al Señor!