Gracias Señor, porque el Espíritu Santo ya empieza a moverse en todo aquel que escucha esta ministración, preparando la tierra de los corazones para que esta semilla se implante y lleve mucho fruto.
Oh Señor Santo, te necesitamos Señor, necesitamos saber qué hay en tu corazón para este tiempo Padre, saber qué piensas sobre tus hijos en estos días peligrosos.
Queremos recibir instrucciones de tu parte, Padre eterno, porque ¿quién puede ver las cosas mejor que tú?, ¿quién puede saberlo todo si no eres tú Señor?, ¿Quién es el que habita en todo lugar al mismo tiempo si no eres tú Señor?, solo tú Padre puedes ver, verlo todo y atravesarlo todo con tu mirada de amor, pero también de justicia.
Gracias Padre, porque me elegiste Señor para dar de comer de este pan a tu pueblo, porque me sacaste del barro a donde estaba nadando Señor en la mugre del pecado, en la inmundicia del mundo, y me llamaste y me perdonaste, y me limpiaste, y me preparaste Señor para ser tu sierva, tu servidora, esclava de tu amor.
Señor, ayúdanos a tomar estas palabras que vas a hablar con la importancia y el peso que tienen, que se merecen y no a la ligera. No como cuando alguien come un alimento a la ligera. No como cuando alguien pasa por al lado de la heladera y abre la heladera y pica algo, toma un pedacito de una comida, la come y sigue haciendo lo que estaba haciendo, no como alguien que come rápido, no como alguien que come comida chatarra, que se toma poco tiempo para ingerirla, sino como alguien que entendiendo el valor de la comida se sienta y se toma el tiempo y reposa mientras come, sino como alguien que cuando se lleva el pan a la boca lo hace con conciencia, con acción de gracias, bendiciéndolo, agradeciéndolo, valorándolo en su corazón, dándole el tiempo y el respeto que se merece ese momento sagrado de comer para ti, porque dice la palabra de Dios que todo lo que hagamos lo hagamos para ti.
Dice el Señor que espera que sus hijos reciban de este pan espiritual no a la ligera, no como el que come a la pasada, que está apurado, porque le da más importancia a cualquier otra cosa menos a alimentarse, no como alguien que piensa que comer es una pérdida de tiempo, sino como alguien que honra ese momento de alimentarse.
El Espíritu Santo te dice hoy; «hijito honra la palabra que te voy a dar. Tómate el tiempo de sentarte a escucharme y de no solamente abrir tus oídos para poder recibir el sonido de las palabras que te voy a hablar, sino que dispongas el 100% de tu mente para poder entender lo que te voy a decir».
El Señor te llama en este momento a calmar tus aguas, porque Yo voy a hablar, te dice el Señor, y así como cuando tú me pides que Yo te preste atención cuando me oras, así como tu corazón desea que yo tenga toda mi atención en ti y que te mire de frente y que no haga nada más que escucharte cuando tú oras, cuando me hablas, así Yo también quiero la atención de mis hijos, quiero que me miren totalmente, quiero que me presten atención, no que me tomen a la ligera, quiero que me escuchen.
Como cuando un Padre verdaderamente se sienta escuchar a su hijo porque le interesa lo que ese hijo tiene para decir, no porque simplemente tenga que hacerlo, hijitos Yo como Padre espero lo mismo de ustedes, dice el Señor, que levante en su mirada al cielo y me miren profundamente, que escudriñen mis cosas y mis caminos.
Quiero que mi pueblo me preste atención, dice el Señor, y deje de estar distraído y deje de prestarle más atención a cualquier otra cosa que no sea a mí, porque todo viene de mí, y todo proviene de mí, pero muchos de ustedes piensan que es al revés, que primero tienen que ocuparse de las cosas terrenales y después de las celestiales, cuando la palabra dice (Mateo 6:33): «Buscar primeramente el reino, el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas», primero lo celestial, hijitos.
Porque muchos de ustedes están afanados y tienen sus manos en lo material, tienen sus manos afanadas pensando que sin más se afanan más van a sobrevivir, no entendiendo que la comida viene o no viene de mí, que el vestido viene o no viene de mí, y cualquier cosa que necesiten si Yo no se las doy, no la van a recibir, hijos aquí estoy, dejen todo lo que están haciendo y presten atención, para que cuando Yo hable, ese pan ingrese en sus bocas total y completamente, porque no quiero que dejen este plato de comida que les quiero dar por la mitad, quiero que coman y se sacien de las palabras que tengo que hablarles, porque mis palabras son vida y son verdad.
Muchos de ustedes están secos, sienten que se están secando por dentro, que les falta el agua, que no están hidratados, como cuando alguien quiere ponerse crema en la piel porque siente que su piel está seca, primero beban de la Palabra santa para que no solamente su Espíritu y su alma se hidraten, sino también sus cuerpos, porque una cosa se conecta con la otra, una cosa afecta a la otra, una cosa repercute sobre la otra.
Oh amados míos, ¿por qué duermen?, dice el Padre. Despierten, despierten a este siglo; yo (Noelia) veo una visión desde arriba de la tierra, veo como suspendida en el aire y es de noche, y veo a la tierra y hay mucha gente que está durmiendo, veo mucha gente durmiendo en sus camas, y el Espíritu me dice, así está mi iglesia, así están los míos, muchos se acostaron a dormir, despiértense, velen, manténganse alerta, se están durmiendo.
Yo (Noelia) me viene una imagen del sistema de defensa de Israel que se llama la cúpula de hierro, resulta que cuando han lanzado misiles contra esta nación, las alarmas de este sistema suenan en la zona, en la zona que corre peligro a donde están por caer esos misiles, y esas alarmas son tan fuertes que despiertan a la población cuando están a la noche durmiendo, y el Señor dice, estoy sonando la alerta, estoy sonando la alarma. Pero mis hijos no son como la nación de Israel en este tiempo que sabe que cuando suenan esas alarmas se tienen que despertar porque verdaderamente están en peligro, como los ciudadanos israelíes que saben que cuando suena la alarma tienen que levantarse y ponerse y resguardarse y refugiarse, saben que, si la alarma suena, no es en vano.
Pero mis hijos espiritualmente hablando no escuchan las alarmas, no hay alarma que funcione en este tiempo, dice el Señor, llamo y llamo, alerto y alerto, aviso y aviso, suenan las trompetas que he desparramado por toda la tierra, que son las personas, los atalayas a los cuales el Señor les está revelando lo que viene y que están avisando al pueblo de Dios lo que el Señor les está revelando, lo cual ya está escrito desde hace miles de años.
Dice el Señor, en los tiempos antiguos estaban los atalayas en las torres de los atalayas, y cuando ellos sonaban el shofar, el pueblo de esa ciudad dejaba de hacer lo que estaba haciendo y se levantaban y se activaban y se ponían en alerta y se vestían armaduras y se ponían en posición de defensa de la ciudad. Se unían unos con otros, eran todos un mismo hombre, un mismo corazón para defender su lugar, su pueblo, su nación, cuando el atalaya sonaba la alerta, no había nadie que se quedara tranquilo haciendo lo que estaba haciendo, no había nadie que siga durmiendo porque unos se despertaban con otros, y los que escuchaban esa alarma, esa trompeta, ese shofar o lo que fuera, los que escuchaban despertaban a los que estaban durmiendo, hasta ellos sabían que si el atalaya avisaba era porque realmente había visto algo.
Pero hoy en día mis atalayas hablan, avisan, claman, lloran, gritan y se quedan sin voz, dice el Señor, de tanto alertar. E igualmente, esas palabras a veces son como palabras que se caen sobre la Tierra, no porque sus palabras no tengan poder o no se cumplieran, sino porque chocan contra una pared de incredulidad y no llegan a donde tienen que llegar, sino porque los receptores no reciben esas palabras, no las comen, las desechan y dicen, «esas visiones son para largos días, no son para este tiempo, falta mucho para que se cumplan», esto está sucediendo hoy.
Dice el Señor, pero viene la ola, hijos, viene la ola, yo (Noelia) hace un par de meses tuve un sueño, a donde estaba en una playa y yo veía el fondo del mar y veía que venía un gran tsunami, era un tsunami tan alto y entonces yo empezaba a avisar a los que estaban en la playa que salgan de ahí, que estaban en peligro, que veía venir grandes olas, que se venía un desastre, que venía una catástrofe, que huyan, que se pongan a salvo, sin embargo, todos me respondían, no, no creo, no creo que sea para tanto, no me creían, no me escuchaban, no reaccionaban, solo unos pocos fueron los que subieron conmigo a una torre alta.
Luego cuando subimos a esa torre alta y nos pusimos a salvo, la ola vino, el tsunami llegó, y los que estábamos arriba de esa torre vimos como ese tsunami se llevaba por delante todo lo que había a su paso, y yo veía desde esa torre y lloraba porque los que habían quedado, quedado vivos, lloraban por los familiares. Porque esa ola se había llevado a muchos de sus familiares, había matado a niños, jóvenes, adultos, ancianos, de los que estaban en el mar, de los que estaban en esa playa perdiendo el tiempo, distrayéndose en los placeres de la vida, no estando alerta, no habiéndose preparado, no habiendo escuchado los avisos del Señor, no habiendo creído lo que está escrito, muchos de ellos no quedaron vivos, y los que estábamos en esa torre nos agarrábamos la cabeza y llorábamos por ellos.
Así mismo es lo que viene, así mismo estamos avisando los atalayas en este tiempo. Prepárense, despiértense, velen, no se duerman, estén activos en las cosas del señor, algunos hasta tienen que prepararse materialmente, no solo espiritualmente o físicamente, pero no escuchan, no hacen caso, endurecen sus corazones ante estos atalayas que el Señor está levantando.
No seas así, hijito, te dice el Señor, yo veo muchos hombres afanados y preocupados por el dinero, por las cosas materiales, pensando en subsistir, pensando en mejorar su calidad de vida, pensando en cambiar el auto, pensando en cómo llevar a su familia a un mejor estatus económico, y no estoy diciendo que eso sea pecado. Pero el punto, que el Espíritu Santo me está mostrando, es que de ellos se están olvidando de lo que es primero en sus vidas, que muchos de ellos se están enfocando demasiado aparte del día, en la prosperidad económica y no en las cosas del reino.
El Señor me vuelve a repetir, hijitos, busquen primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas o serán añadidas. Porque Yo sé lo que necesitan, y les voy a dar la comida a tiempo, y voy a vestir a sus hijos, Yo me voy a encargar de darte lo que necesites en el momento que lo tengo pensado, pero distrayéndote, no preparándote, durmiendo, permitiendo que el Espíritu Santo se vaya apagando adentro tuyo, descuidando las cosas santas, va a venir esa ola y todo aquello en lo que te afanabas y todo aquello por lo cual tanto te preocupabas y todas esas personas que querías a las cuales querías mejorar su calidad de vida y que pensabas que lo material era lo más importante, sin darte cuenta, esa gran ola que viene se las puede llevar, se puede llevar esas personas a las cuales te estás atando, esas personas en la que te estás enfocando antes que a mí, antes que en su Creador.
Hijitos, tengan cuidado, dice el Padre; porque yo (Noelia) veo de nuevo, tal cual como ese sueño que tú veas hace un par de meses, yo veo ese tsunami, yo veo un gran tsunami que viene y se lleva todo por delante y quedan muertos, es una catástrofe humanitaria lo que viene que no va a distinguir entre bebés, niños, jóvenes, adultos o viejos.
El Espíritu me trae ese pasaje de la Escritura donde compara las dos casas, una fundada sobre la roca y la otra sobre la arena, y me dice el Señor, el tsunami viene para todos, pero va a haber una diferencia entre el que fundó su casa sobre la arena y el que la fundó sobre la roca, y si te enfocas en cosas que no son lo primero, si te enfocas en cosas cuales representan la arena, si no fundas tu hogar sobre la roca, sino fortaleces tu fe, si no estás listo para todo lo que va a venir en todo sentido de tu vida, ¿cómo vas a resistir esa tempestad?, ¿cómo vas a resistir el golpe de esa ola?, ¿cómo vas a resistir esta tormenta?
[Mateo 7:24-27, RVR1960] Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
Hijitos, presten atención; yo (Noelia) estoy viendo ahora que mientras algunos de ustedes me escuchan, piensan por dentro, qué exagerada, qué emocional, qué emocionalista, piensa en algunos, no es para tanto, Dios me va a proteger, yo soy hijo de Dios, nada de eso me va a tocar, y muchos de estos pensamientos están pensando algunos de ustedes, mientras escuchan esta palabra, sin embargo, mis manos estarán limpias ese día, y no estarán manchadas de la sangre de ustedes porque cumplí con mi misión de alertar al pueblo de Dios.
Yo no solamente veo hombres que están distraídos o enfocados en cosas antes que en Dios, sino también mujeres, porque estoy viendo mujeres que están durmiendo, en esta visión desde arriba como suspendida en el aire, veo hacia abajo a la tierra y veo mujeres que duermen, mujeres que están concentradas en su apariencia, mujeres que pasan gran parte del día mirándose al espejo para ver qué tan hermosas están, que tan hermosas las mira el mundo, mujeres que están pensando cómo pueden mejorar su cuerpo, mujeres que piensan en cirugías estéticas, mujeres cuya mente el diablo la está invadiendo con tratamientos para mejorar la cara, el cabello, el cuerpo, mujeres que quieren ir al gimnasio pero no para ponerse en forma, no por salud, sino para ser más atractivas.
Yo estoy viendo mujeres que duermen, mujeres que hasta están en ministerios, pero la motivación de sus corazones no es correcta, porque lo que buscan es figurar, me dice el Señor, lo que buscan es aparentar, lo que buscan es tener grandes títulos, ser importantes, ser conocidas entre los pastores y los hermanos, mujeres que quieren ser adoradas, que quieren recibir alabanza de los hombres, mujeres que no han entendido que a Dios le agrada más que una mujer tenga la cabeza baja y no el mentón hacia arriba, arrepiéntanse, dice el Señor, porque viene la ola. Está, también es una forma de dormir porque no estás lista para ese tsunami que va a venir.
Oh hijitas, despójense de toda apariencia falsa, dice el Señor, porque no quiero que duermas cuando venga la prueba, porque quiero que estés despierta y te ocupes de tu casa primero, porque también veo muchas mujeres que piensan que es más importante servir en una congregación que ocuparse de su casa, de sus hijos, de su familia, y abandonan lo primero para ir por lo segundo.
Humíllense ante mí, porque el que se humille será exaltado, y el que se exalte será humillado, y esta prueba que viene, yo veo que va a humillar a muchas mujeres que estaban equivocadas, estoy hablando de hermanas, de mujeres que forman parte del cuerpo de Cristo y que sirven en las congregaciones, pero que se han perdido en el río de la vanidad, que se han dejado llevar por corrientes mundanas adentro de las mismas Iglesias.
Hijitas, despierten, lean, investiguen, y entiendan lo que es una mujer bíblica. Hijitas, despierten y protejan a sus niños, instrúyanlos en el buen camino de la humildad, del agradecimiento, del contentamiento, sirvan dice el Señor, pero sirvan, al pobre, al necesitado, al afligido, sirvan en lo que Yo quiero que sirvan, no en lo que les dicen que tienen que servir, sírvanme a mí, dice Dios, y no a los hombres, ¿porque buscan la aprobación de los hombres?
[Mateo 7:22-23, RVR1960] Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Así será, dice el Señor, con esta generación adultera que solo busca su propia fama, su propia gloria, y no la honra del Rey. Así será con Esta generación de mujeres y hombres que piensan que, porque se suben a un púlpito vestidos con trajes y vestidos costosos, con peinados ostentosos y corazones altivos, y hablan cosas que le interesan a los hombres carnales: «se van a ganar un lugar en la vida eterna; van a tener una morada en el Reino de los cielos».
Sin embargo, muchos de ellos van a ser los últimos, dice el Señor, porque los que quieran ser primero serán los últimos en el Reino de los cielos, y los que quieran ser más conocidos van a ser los más desconocidos en el Reino de los cielos. Los que busquen fama, van a ser los de menos influencia en la vida eterna, y los más humildes, los que no busquen figurar, si no glorificar mi Nombre, esos, a esos se les serán entregadas naciones y reinos, esos tendrán las moradas más destacadas en la vida eterna, Gloria a Dios.
Hijitos, bajen sus mentones, bajen los ojos altivos, dice el Señor, y despójense de esos trajes costosos, porque yo (Noelia) veo pastores, pastores que se visten con trajes muy, muy caros, y a veces hasta dejan la parte donde está la marca de la ropa para afuera, para que los hombres vean que visten Gucci y que visten otras marcas caras, adorando al diablo de esta manera, sin darse cuenta, sirviendo a Mamón y a sus mesas; para estos, para muchos de ellos que no se arrepientan, dice el Señor, sus túnicas celestiales serán de lo más simples, pero para aquellos que entendieron que mientras estén pisando esta tierra debían vestirse de manera humilde, de manera modesta, sin llamar la atención, sin trajes carísimos, sin verse como si fueran un lingote de oro ante los hombres, para estos, hay túnicas celestiales de oro y piedras preciosas, para ellos hay trajes especiales preparados en los cielos, porque el que ya tuvo en la tierra, ya tuvo su recompensa.
Por eso, pongan su mira en las cosas celestiales, y no en las terrenales, que trabajen no para las cosas materiales, sino para las celestiales, sean humildes, dice el Señor; yo (Noelia) veo que, me hace saber el Espíritu Santo, que cuando Jesús caminaba sobre esta tierra ministrando, Él no vestía con vestidos de reyes, Él no tenía capas reales sobre sus espaldas, Él no se perfumaba constantemente para atraer la atención de los demás, para hacer sentir al pobre que era menos. Él tenía lo que necesitaba, nada más, pero se hizo humilde siendo Rey y poseedor de todo lo que existe, de toda la plata y el oro. Él se hizo humilde para servir a los pobres y para que la riqueza no se interpusiera entre Él y esos pobres, ¿cuánto más ustedes?
¿Por qué buscan estas cosas?, ¿por qué prestan atención a las cosas pasajeras, como si fueran a durar para siempre?, dice el Señor, levanten sus ojos, hijitos, quiten la mirada de las cosas materiales, resten importancia a la plata, al oro, a las piedras preciosas de este mundo, porque este mundo va a pasar con sus riquezas, pero el que mira hacia el cielo y pone su atención en las cosas invisibles, en las que duran para siempre, en las eternas, el nombre de ese nunca va a pasar, y será conocido por los ángeles del cielo, y todo lo que no tuvieron en esta tierra, lo van a tener en el cielo, con la diferencia que no va a haber orín que corrompa esas cosas.
Hijitos, hagan una separación, dice el Señor, porque están prestando atención a lo que no deben mirar, le están dando demasiada importancia a lo que no deben adorar, se están enfocando en las cosas pasajeras que no duran para siempre. No estoy diciendo que no coman, ni beban, ni se vistan, no estoy diciendo que no tengan en qué transportarse, que no tengan un techo. Pero hay una diferencia entre estar entrenado en todo con depender de todo, hay una diferencia entre quererlo todo, entre codiciarlo todo, y tenerlo todo, pero estar suelto de ello, despojado de todas las cosas, examinen sus corazones, dice el Señor. Porque muchos de ustedes no están correctos en este aspecto, entonces, cuando venga esa ola y se queden sin nada, van a sufrir más que el que estaba despojado de todas estas cosas.
Hijito, se entienden que hoy pueden tenerlo y mañana no, que hoy pueden tenerlo todo y mañana pueden no tener nada, entienden que los tiempos que vienen van a ser de locura, donde van a ser como una ruleta rusa, y hoy les puede tocar la suerte, pero mañana pueden perderlo todo. Así de rápido van a ser las cosas en los tiempos que vienen, y no estoy hablando de un tiempo futuro muy lejano, estoy hablando de que las cosas, los desastres que van a venir, las pruebas serán sobre el mundo entero, no solamente sobre los incrédulos, las pruebas van a ser sobre el mundo entero, los juicios, las catástrofes, los desastres humanitarios, porque yo (Noelia) veo mucha gente muriendo.
Cuando vengan estas cosas, algunas de ellas van a ser tan repentinas que literalmente un día lo vas a tener todo, y al otro día no vas a tener nada, dice el señor, y me viene el pasaje de la historia de Job, en un día él perdió todo lo que tenía, no solamente sus posesiones, tantas que tenía, sino sus hijos, ¿Qué harías si eso te pasara? Porque muchos de ustedes no están preparados, y no solamente están aferrados a las cosas materiales que estaba mencionando antes, sino a sus seres queridos, los tienen abrazados con toda su fuerza, metafóricamente hablando, los tienen aferrados, ¿Qué pasaría si ese tsunami que viene se los lleva por delante, y te quedas sin ellos de un momento para otro?
El Señor no está hablando estas palabras para que dejes entrar el miedo en tu corazón, porque yo (Noelia) veo que ahora eso es lo que te está pasando, que mientras yo hablo, hay un miedo que se está despertando adentro tuyo, y me vuelve el nombre de Job. Job sabía que el Señor era el que daba, pero también era el que quitaba. Job sabía valorar cada cosa que Dios le había dado, cada día de su vida, como si al otro día no lo fuera a tener, la prueba de su fe, y yo veo que la prueba de su fe, fue como un tesoro de oro para Job, la prueba de su fe, fue ver si él seguía amando al Señor, a pesar de perderlo todo, la prueba de su fe fue ver si realmente él seguía creyendo en el Todopoderoso, no solamente cuando le daba, sino también cuando le quitaba.
Dice el Señor, las cosas que vienen a la tierra van a ser así, van a ser una prueba para muchos, para ver si quitándoles lo que tenían (que igualmente era mío), me van a seguir amando, me van a seguir adorando, me van a seguir creyendo, me van a seguir siguiendo, es una prueba tan grande que viene sobre el mundo entero, que muchos no lo van a poder creer, ni siquiera pasando por ella, varias veces he dicho, y vuelvo hoy a repetir por el Espíritu Santo, que no van a poder creer lo que viene, no se imaginan la magnitud de este tsunami que viene sobre el mundo, va a ser terrible, va a quedar el lloro de muchos, y Raquel que llore por sus hijos, y no recibió consuelo.
[Jeremías 31:15, RVR1960] Así dijo Jehová: Oíd voz en Ramá, llanto, y llanto grande; Raquel que llora por sus hijos; y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.
Porque viene muerte, hambre, destrucción, enfermedades, colapsos, el Señor quiere sacudirte hoy para ver si te levantas de ese sueño. Yo (Noelia) veo que algunos escuchando esta palabra van a poner un stop, porque es muy fuerte para ellos, no van a querer oírla, van a decir: «No, esto es mucho para mí, no puedo escuchar estas cosas». «Esta señora está hablando por ella misma», van a pensar muchos. «No, Dios no puede hablar así. Dios nunca haría eso. Dios nunca me quitaría a mi familia, a mis hijos, a todas las cosas que gané con tanto esfuerzo». Muchos de ustedes piensan eso, y hasta algunos van a frenar y van a parar de escuchar esta palabra porque no la van a soportar, pero dice el Señor, igualmente estoy levantando más y más trompetas. Y no van a tener excusas, de que no se les habrá avisado, porque estoy alertando en todo el mundo, sobre lo que se acerca a la tierra, sobre el mundo entero. Pero hay un remanente solamente que está escuchando y tomando las advertencias, el resto sigue durmiendo plácidamente.
¿De qué lado vas a estar? ¿Cuál es la decisión que vas a tomar? ¿Qué vas a hacer cuando termines de escuchar esta palabra, cuando termines de comer este plato que te estoy dando hoy para que almuerces o cenes?, ¿Vas a apagar el video y seguir en lo mismo?, ¿Te vas a acostar a dormir una siesta otra vez? ¿O vas a escudriñar tu corazón para buscar si en algo estás distrayéndote, si en algo estás mal enfocándote, si en algún aspecto de tu vida te estás perdiendo, si te estás enfriando, si te estás entibiando, si te estás durmiendo para después ver qué hacer en consejo por el Espíritu Santo?, ¿qué vas a hacer?, dice el Señor.
Porque estoy sonando la alerta, viene desastre sobre el mundo entero y el Padre de familia no debe dejar minar su casa, como dice la Palabra del Señor, levanten cerco espiritual, las mujeres intercedan por sus hogares, enséñenle la Palabra a los niños para que ellos mismos aprendan a proclamarla en momentos de tensión y de necesidad, funden sus hogares sobre La Roca eterna que es Cristo Jesús, el Mesías, cambien el foco, mírenme a mí y Yo les voy a guiar, lo que tienen que hacer o dejar de hacer, Yo les voy a decir si están perdiendo el tiempo en un proyecto que nunca les he dado.
Hijitos no apuesten a las cosas del mundo, sino a las mías; porque yo (Noelia) veo que muchos de ustedes como que apuestan fichas, como cuando uno va al casino, pero en cosas que se van a esfumar, en proyectos que no les dio el Señor, están invirtiendo tiempo, fuerzas, recursos, algunos de ustedes en proyectos que Dios nunca les inspiró a que se metan. Y eso simplemente lo van a perder porque como no viene de Dios, no va a crecer, no va a prosperar, es como tratar de alimentar un fuego de una manera que lo va a pagar.
Porque yo veo una persona soplando en una fogata para avivarla, pero dice el Señor, si ustedes soplan sobre ese fuego que representa ese proyecto en el que están metiendo todas sus fichas, si ustedes soplan por ustedes mismos, el aliento de sus bocas no va a ser suficiente, pero si soplan por mi Espíritu, es la única manera en que un fuego puede ser avivado.
Entonces pregúntense si lo que están haciendo es un proyecto que el Señor les ha dado o que ha salido de sus propios corazones o de los hombres, porque si ustedes mismos son los que soplan ese proyecto, no solamente no lo van a poder avivar, sino que no van a tener la fuerza para seguir soplando durante el tiempo y se van a cansar y se van a estresar y no solamente que ese fuego no va a sobrevivir, sino que se va a ir apagando, no solo eso, sino que ustedes mismos van a sufrir pérdida de energía, se van a cansar y van a quedar como alguien que perdió las fuerzas por un tiempo.
En cambio, si el proyecto que están haciendo viene de Dios y ustedes soplan, van a soplar por el Espíritu Santo y el Espíritu Santo nunca se cansa y el Espíritu Santo nunca deja de soplar sobre una planta que plantó el Señor, el Espíritu Santo nunca deja de regar esa planta, por eso sigue creciendo, creciendo. Y no es por sus propias fuerzas, sino por las fuerzas que da el Espíritu Santo, entonces nunca se van a cansar.
Dice el Señor, que muchos de ustedes tienen que evaluar la motivación por la cual crearon ciertos proyectos y también dice la Palabra del Señor que redimamos el tiempo, porque los días son malos, si ustedes invierten su tiempo, su energía, su dinero y dejan de atender otras cosas por atender proyectos que Yo nunca les he llamado a levantar, están perdiendo el tiempo, no lo están redimiendo, sino que lo están dejando correr, como cuando hay una gotera en la canilla y esas gotas que caen son desperdiciadas.
A así son los proyectos que no vienen de mí, se desperdicia el tiempo, se desperdicia la fuerza que uno pone, la energía, se desperdicia el dinero, los recursos que hasta a veces Dios les ha dado, pero no para que hagan esas cosas, sino las cosas que Dios quiere que planten, no para que levanten edificios de hombres, sino edificios que Dios quiere levantar. Solamente los proyectos de Dios van a permanecer y no los del hombre.
Muchos de ustedes tienen que revaluar la situación en la que están y contar los costos y preguntarse si no tienen que cerrar ese proyecto ahora, antes de que terminen exhaustos.
Yo te pido que reveles oh Señor a los hermanos y hermanas que les estás hablando a su corazón ahora Padre, porque no solamente se estarían distrayendo en algo que nunca los llamaste a hacer, Señor, no solamente estoy hablando de las cosas del Señor, de servir en una congregación, de meterse en un ministerio donde Dios no te ha llamado, sino en las cosas terrenales, en los trabajos donde Dios no te llamó, en proyectos, en negocios que armaste, que Dios nunca te inspiró, nunca te dio el Ok para meterte en eso.
Evalúense, dice el Señor, porque cuando venga el tsunami vas a tener que estar libre de toda distracción, porque cuando venga el tsunami, todas esas cosas y proyectos de hombres que yo nunca mandé que se hagan, se los va a llevar por delante y vas a sufrir pérdida, no sufras más de lo necesario.
Hijitos, los amo, dice el Señor, por eso los estoy llamando a que se acerquen más a mí para que estando en mi presencia, Yo sea el que les revele lo que tienen que hacer o dejar de hacer, para que estando enfrente mío pueda impartirles de mi sabiduría completa, para que estando cerca mío, mirándonos a los ojos el uno al otro y estando en ese contacto permanente, en esa intimidad donde nadie más se puede meter, para que estando tomados tan fuerte de las manos, ustedes y Yo, en esa relación única, pueda hablarles al oído cerca y revelarles lo que Yo quiero plantar en sus vidas.
Hijitos, para ser fructíferos tienen que estar en mí, en la vid Verdadera, apartados de mí nada pueden hacer, dice el Señor, ¿por qué quieren plantar árboles que se van a secar? ¿Por qué, riegan árboles que ya están petrificados? ¿Por qué insisten, dice Dios, en terrenos que no son fértiles, cuando ya saben de antemano que la cosecha no va a crecer? No trabajen en vano, no pongan sus manos en cosas que no van a llevar fruto y no solo que no van a llevar frutos, sino que van a perder tiempo y se van a lastimar y van a quedar lastimados para cuando Yo quiera verdaderamente llamarlos a hacer algo que viene de mí.
Hijos, prepárense para mí, dice el Señor, y pónganse a mi disposición, porque la mies es mucha y los obreros pocos y Yo estoy esperando que muchos potenciales obreros dejen lo que ellos quieren hacer, lo cual no va a ser fructífero, para que vengan y me pregunten a mí, qué quiero Yo que hagan esos obreros en mí mies y así llevar mucho fruto, hijitos, los canastos de ustedes van a quedar vacíos si no van por mi Espíritu. Despiértense, dice el Señor.
¡Gloria a Dios! Porque yo veo que esta palabra ha sacudido algunos y veo que algunos que estaban durmiendo lentamente se levantan de ese sueño y se sientan en esa cama y se dan cuenta de que estaban durmiendo en exceso, agita los Espíritus ahora Señor, dale fuerzas al cansado Padre, enseña a velar al que no sabe mantenerse despierto Señor. Señor instruye para que sepamos cómo levantar vallados alrededor de nuestras casas. Padre eterno, otorga armaduras espirituales completas en esta hora, Señor, al y que no sabe prepararse, no solo para defenderse, sino para atacar.
Derrama de tu unción santa ahora Señor, una unción del despertar, un aceite Señor que nos mantenga despiertos y alertas todo el tiempo Padre, para no perdernos en cosas que no aprovechan, yo veo un aceite ahora que cae sobre su pueblo, es un aceite de alerta, es un aceite que enseña al soldado a estar siempre predispuesto a dormir con la espada en la mano.
El Padre me repite que escuchemos las alarmas, así como cuando el pueblo israelí escucha las alarmas cuando han lanzado misiles sobre su tierra. No se hagan los sordos, lávense los oídos para escuchar mejor. Porque muchos de ustedes son como sagaces, son como astutos para hacerse los tontos, son pícaros, muestran una cara. Pero en realidad por dentro dicen: «Sí, sí, me voy a mostrar como si estuviera alerta, pero en realidad por dentro voy a seguir durmiendo». Quieren mostrar una cosa que no son, una actitud que no es real, pero el tsunami viene igual, no importa qué posición tomes.
Me viene una y otra vez el Espíritu Santo recordando ese sueño que les dije más temprano en esta palabra que tuve, donde veía desde la torre que la ola se llevaba a todo el mundo por delante y eran pocos los que quedaban y muchos eran los que morían. Esa ola llegaba y aplastaba a todos los que estaban bañándose en el mar, algunos los mataba automáticamente y otros, quedaban vivos, pero perdían a un familiar o a muchos conocidos.
Escóndete de ese tsunami, dice el Señor, y prepárate y estate alerta, esperando lo peor. Como cuando alguien fue avisado y sabe que después de un terremoto en ciertas costas del mundo, viene un tsunami porque hay ciertas costas del mundo. Hay ciertos sistemas en algunas costas del mundo, a donde después de un terremoto o de un maremoto, ya los científicos saben que viene un tsunami sobre esas costas y entonces alertan a la población y la población empieza a irse de esas costas porque saben fehacientemente que los científicos no mienten y que ese tsunami viene sobre esas costas, así tienen que ser ustedes, esperando este tsunami que está siendo avisado y preparándose en mí para poder resistir esas olas.
No seas necio, no seas terco, no te endurezcas y pongas tu frente como diamante, no seas igual que en los tiempos antiguos cuando los atalayas avisaban, algunos lo trataban de loco y otros de estúpido. Toma las palabras en serio, dice el Señor, porque el tsunami viene igual. La diferencia va a estar entre el que se queda en el agua o el que sube a la torre eterna que es el Señor. La diferencia va a estar en los que siguen durmiendo y el agua entre a sus casas, y entre los que se quieran levantar y prepararse y hacer lo que tengan que hacer y refugiarse en el Señor, marca la diferencia, y despierta a los que están durmiendo.
Avisa tú también, dice el Padre. No te quedes callado porque el desastre viene sobre el mundo entero. Y ahí se va a mostrar quién escuchó y quién cerró sus oídos a mis palabras. No sufras desmedidamente por causa de tu terquedad, por causa de tu incredulidad, por causa de ser liviano, por causa de estar entretenido en las cosas carnales. Aviva el fuego que hay en ti, para que pueda usarte en medio de estos tiempos peligrosos y para que lleves mucho fruto en mí.
Para que, así como Job, dice el Señor, puedas pasar la prueba de tu fe, porque ciertamente voy a probarte, y quiero que pases victorioso. Pero sin fe es imposible agradar a Dios y cuando ese tsunami venga, muchos se van a dar cuenta que decían que tenían fe, pero no caminaban en ella. Pídeme que llene tu vaso de fe, para que estés apto de aprobar esta prueba que viene sobre el mundo entero y Yo te voy a ayudar hijito, y no voy a soltarles la mano a aquellos que crean en mí, pase lo que pase, venga lo que venga, aquellos que decidan fundar su casa sobre esta Roca inamovible que es Cristo Jesús.
Vaya quien se vaya, quede quien se quede, porque vuelvo a repetir, muchos de ustedes van a perder familia y el Señor los va a probar para ver si realmente siguen tomados de su mano o la sueltan, para ver si realmente siguen confiando en Dios o lo desechan, porque van a haber mujeres que, así como está escrito (Job 2:9): «Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.», cuando ellos lo perdieron todo. Sin embargo, él se mantuvo firme y a su tiempo recibió la recompensa y su fe creció significativamente después de esa prueba, me muestra el Señor.
Muchos de ustedes que no estaban firmes en la fe, ni parados sobre la Roca van a hablar como la mujer de Job. No seas igual, dice el Señor. Alimenta tu fe ahora para que cuando las cosas se te sean quitadas, si fuera el caso, no me maldigas, alimenta tu fe ahora, para que cuando Yo pruebe si me sigues amando igual, sin tener lo que ahora tienes, apruebes. Hijitos, vengan a mí y entren más en mí, para que puedan pensar de una manera divina y no terrenal.
Gracias Señor, por esta palabra edificante Señor, por este plato de comida que nos das de comer, por despertarnos, por avisarnos, por no dejarnos a oscuras como alguien que no sabe lo que va a venir.
Tú avisas a tus hijos Padre, tú suenas trompetas, hasta a veces golpeas algunos Señor, para que se levanten de ese sueño, para los que tienen el sueño pesado. Oh Señor, tú llamas y no dejas de llamar, tú avisas, si no dejas de avisar.
Señor, coloca este mismo alerta que colocaste en mí Señor, a todo aquel en todo aquel que escucha Padre, coloca esas alarmas fuertes, ese reloj profético Señor, que me diste a mí, colócaselo a ellos Padre, para que ellos mismos escuchen esa alarma.
Oh Señor de la gloria, coloca ese sentir de la hora. Ahora hay que prepararse, no mañana. Ahora hay que estar listo, no en el futuro. Es ahora, Señor, coloca ese ahora mismo en todos ellos. Padre, guíanos por el camino de la luz. Oh Señor, enséñanos cómo orar para ser dignos de escapar de todas estas cosas.
Padre, ayúdanos a estar unidos como un ejército listo, como cuando la Atalaya sonaba el shofar y el ejército se unía y eran como un solo hombre, ayúdanos a estar igual cuando este tsunami venga, úngenos con unciones nuevas para poder resistir estos últimos días.
El Señor me dice: «Lo estoy haciendo».
Muy bien, hermanos, nos vemos próximamente en el nombre de Jesús para hablar lo que Dios quiere hablar. Amén, bendiciones desde Argentina y pongan en práctico y muévanse y levántense de esa cama y actívense y busquen en la palabra del Señor, lo que tienen que hacer para estar listos para estos días y fíjense, comparen lo que he hablado por el Espíritu Santo con lo que dice la Palabra de Dios y vean si Dios ya nos lo ha avisado desde los tiempos antiguos.