Bendiciones amados hermanos, aquí Noelia, en este 2 de abril del año 2023, transmitiendo nuevamente palabra profética para el pueblo del Señor, contra viento y marea, porque cuando se presenta algo importante que va a ser de bendición para otras personas, para las ovejas del redil del Señor Jesucristo, para su cuerpo, para el cuerpo de Cristo, entonces las olas se levantan en tempestad, pero no hay nada que el Señor no pueda calmar por el poder de su brazo. ¡Gloria al Señor!
Y aquí estamos resistiendo firmes los ataques de satanás, que testifican de que somos hijos de Dios y siervos del Altísimo, una vez más, para abrir la boca a las naciones y que seas bendecido con lo que el Señor quiere hablarte hoy.
Así que, el Padre Eterno te dice en esta tarde así: Hijitos, quiten la mirada del hombre, están mirando más a los hombres que a mí, entonces, cuando los hombres se caen, ustedes se caen. Cuando esos hombres en donde ustedes están colocando su fe, su fuerza, su confianza, su mirada, cuando ustedes apuestan todo lo que tienen a esos hombres y mujeres, -dice el Señor- que, aunque me sirven y son fuertes, aún tienen debilidades, aún son tentados, -dice el Señor- siguen siendo vasos de barro que yo mismo formé con mi mano.
Cuando ustedes hacen eso, y apuestan todas sus fichas a simples personas que mi propia mano creó. Entonces, cuando estos vasos se desarman, dice Dios, la fe de ustedes se desarma. Cuando ellos tropiezan, ustedes también tropiezan, -dice el Señor- cuando ellos se equivocan, la confianza de ustedes se cae en el piso.
Hijos míos, entiendan que cuando ustedes le creen más a un hombre que a mí, están idolatrando a esa persona y levantando ídolos en sus vidas, y este pecado de idolatría va a ser el que abra las puertas para que satanás entre a destruirlos, y no solo eso, sino cuando este ídolo sea destruido delante de sus ojos, entonces se van a sentir que les falta algo, se van a sentir vacíos, van a sentir que ya no tienen a qué adorar, dice el Padre.
Pero, en cambio, si ustedes ponen su confianza en mí, Yo nunca les voy a fallar, Yo nunca me voy a caer, yo nunca me voy a equivocar, Yo nunca voy a alumbrar un camino para que ustedes caminen en ese camino equivocado, yo nunca los voy a guiar hacia un callejón sin salida. ¡Aleluya!
Hijitos, dice el Señor, muchos de ustedes están mirando más a lo terrenal que a lo celestial, muchos de ustedes prefieren ver y tocar la carne del hombre que en vez de buscar la presencia del Invisible. Pongan su mirada en las cosas celestiales -dice el Señor- y de esta manera por más que venga la tormenta; por más que los rodee la tempestad; por más que la serpiente venga a hablarles y a tentarlos una y mil veces, -dice el Señor- la fortaleza del Grande de Israel los va a ayudar a resistir, a salir a flote, a salvarse, a caminar sobre las aguas, Soy Yo, -dice el Señor- hijitos, pongan la mirada en mi, porque, busco la atención de ustedes permanentemente, dice el Padre, les llamo la atención, les toco el hombro con mi dedo, para ver si se dan vuelta a mirarme a mí, porque dicen que me creen, pero en realidad cuando yo abro la boca y les hablo, muchas veces me dan vuelta la espalda, pero cuando viene el hombre y les dice algo, entonces ahí prestan atención
Hijitos, existen guías terrenales. Es cierto que hay hombres y mujeres de Dios que funcionan como cabezas de otras personas o grupos, pero a ellos también los he levantado Yo y sin mí nada pueden hacer. Hijitos, entiendan que estos hombres y mujeres que yo he levantado, son solamente intermediarios por medio de los cuales yo hablo, dice Dios, Yo hago milagros; Yo soy el que sano; Yo ministro, dice el Padre, Yo aconsejo; SOY YO, dice el Señor, no es el hombre.
Amigos míos, no caigan en este error que en estos días está creciendo abundantemente, porque el hombre siempre quiere ver y tocar para tener fe, pero recuerden que es por fe y no por vista, dice el Señor y, tienen que aprender a confiar en lo que no pueden ver, tienen que aprender a creer en lo invisible. ¡Aleluya! Gracias Señor, Santo eres.
Algunos de ustedes, me muestra el Señor, hasta se han convertido en esclavos de los líderes que los están guiando, que los están mentoreando, que los están ayudando, que los están ministrando, algunos de ustedes los adoran literalmente y piensan que tienen que honrarlos en la medida de la honra que se merece Dios. No hagan esto, dice el Señor, quiten la mirada de los hombres y mírenme a mí, porque ¿Qué pasaría, dice el Señor, si de un momento a otro te quito ese ídolo de tu vida? ¿Qué pasaría si soplo, dice el Señor y destruyó esa estatua a la cual estás adorando? ¿En qué quedaría tu vida, dice el Señor, si de repente se desintegra esa imagen de ese hombre o esa mujer de Dios que estás alabando? Entonces te sentirías vacío, dice el Señor, sentirías que te falta algo, sentirías que tu vida no tiene sentido, porque resulta que esa persona es lo más importante para vos, no, Yo, dice el Señor.
Y entonces, me muestra el Señor que hay muchas personas que estaban en la religión católica, por ejemplo, y estaban adorando ídolos, estatuas, imágenes de santos, de vírgenes, inclusive estatuas del Señor Jesucristo, pensando que el Señor está ahí, cuando en realidad simplemente es una obra de manos de los hombres, construida por ellos, y resulta que después hay muchas de estas personas que se convierten a nuestro Señor Jesucristo y dejan de adorar a estas estatuas, porque entienden que esto es el pecado de la idolatría, porque entienden que el Señor no está ahí, porque entienden que el único Salvador, intercesor, abogado de nuestras almas es el Señor Jesucristo, porque entienden que Dios es espíritu y que no habitan templos hechos por manos de hombres, pero después, cuando esa idolatría permanece en el corazón y no es tratada, me dice el Señor.
Entonces, al convertirse a nuestro Señor Jesucristo, tienden a adorar a hombres para reemplazar esas estatuas que ya no están más en sus vidas, dice Éxodo 20: No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas y las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.
Entonces, hay muchos cristianos que juzgan a otras religiones porque adoran a otros dioses, porque adoran imágenes, estatuas, estampitas y todo este tipo de cosas, sin embargo, muchos de ellos están cometiendo el mismo pecado, pero en otra forma, en otra manifestación, adorando y alabando, y poniendo su confianza y su fe en brazos de carne.
Hijitos, abran los ojos, arrepiéntanse de esta idolatría hacia los hombres que lentamente, si no se arrepienten y la erradican de sus vidas, los va a llevar a la destrucción, porque no es que se estén alejando a mí, acercando a mí, dice el Señor, sino que al adorar y al arrodillarse a los pies de hombres, se alejan cada vez de mí, oh amados míos. Y me viene una imagen que creo que era el apóstol Juan, cuando adoró, se arrodilló ante un ángel, ¿verdad?, y el ángel le dijo: No lo hagas, no lo hagas, porque yo soy consiervo tuyo, creo que le dijo el ángel a Juan, es decir, dice Apocalipsis capítulo 19, versículo 10: Y yo caí a sus pies para adorarle, y él me dijo: Mira, no lo hagas, yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús, y dice: adora a Dios, porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Y así como Juan se confundió, se equivocó al caer a los pies de este ángel para adorarlo, así mismo hoy en día me revela el espíritu, ahora, muchos de nosotros caemos a los pies de los hombres para adorarlos de la misma manera, no cometan el mismo error, dice el Señor. ¡Aleluya!
Y yo veo que muchos de ustedes están viendo que esto está pasando en las congregaciones, en muchas congregaciones están observando que hermanos y hermanas, inclusive literalmente, se arrodillan a los pies de los pastores, a los pies de los profetas o profetizas de Dios, a los pies de cualquier tipo de ministro que llame su atención, en donde ellos puedan ver que el poder de Dios se mueve en estas personas y, su corazón, el corazón de algunos de ustedes, está sintiendo celos de Dios por esta situación. Sabiendo, entendiendo, reconociendo y discerniendo que estas cosas están sucediendo en las congregaciones del Señor, y que están mal.
Y el Espíritu te dice hoy: Hijitos, no caigan en lo mismo, no participen de este pecado dice 1ª. Corintios 3: del 4 al 6: Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no son carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso, según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que -dice el Señor.
Hijitos, no participen de este banquete que le hacen a estos servidores que yo he levantado. No consientan con ellos, dice el Señor, no caigan en el mismo pecado, en el mismo error, no los levanten, no los exalten hasta el cielo, para que yo no tenga que destruirlos, no los levanten, no los exalten, más alto que a mí, porque el que se exalte será humillado, dice el Señor. ¡Aleluya! No les hagan daño, dice el Padre, de esta manera, porque cuando ustedes adoran a estos ídolos de carne, cuando ustedes alaban a un hombre o a una mujer de Dios, porque admiran lo que sea que ellos tienen o hacen, cuando ustedes hacen eso, el Espíritu me está diciendo ahora que ustedes están dañando el Ministerio de esta persona, que ustedes están dañando la unción de esta persona. dice el Señor que recuerden que estos también, estos servidores, son vasos de carne. ¡Aleluya! Gracias Señor, Santo eres Dios mío.
Yo veo, veo hombres y mujeres, hermanos y hermanas, que están confiando tanto en esas personas que, en este momento, los están guiando, que en este momento, los están liderando, que en este momento, los están discipulando. Hay hermanos y hermanas que están escuchando esta transmisión, que están confiando tanto en esa persona, y las veo en el espíritu que se toman fuerte, fuerte del brazo de esta persona y no la quieren soltar. Líderes, hombres y mujeres, que ciertamente están discipulando y adorando a otros, hermanos que quizás están más maduros en la fe, que tienen más experiencia o que el Señor quizás realmente ha enviado a hacer este trabajo. Pero el problema es que cuando te tomas tanto del brazo de una persona y no entendés cuál es el rol que esa persona tiene en tu vida, y cómo honrar a esta persona, y cómo respetar a esta persona, sin adorarlo, sin alabar a esa persona, sin que se convierta en tu ídolo de carne, sin que se convierta en donde tenés puesta toda tu confianza y toda tu fe, y toda tu seguridad, creyendo que esa persona jamás se puede equivocar, jamás se puede desviar. Entonces, en algún momento, el Señor va a quitar esta relación de tu vida, porque no te hace bien, porque en vez de acercarte a Dios, te acercaba a ella, porque estaba alimentando, y muchas veces, sin darse cuenta, pero igualmente, no deja de ser pecado, esta idolatría en tu corazón, está dependencia a un hombre o a una mujer, en vez de al Señor.
Cuando esto pase, dice el Señor, aprende a discernir, aprende a abrir los ojos y a darte cuenta de que te olvidaste del cuarto secreto, de que te olvidaste de buscar primeramente el consejo del Altísimo y únicamente empezaste a recurrir al consejo de ese hombre o esa mujer que te estaba guiando en tu vida. Cuando esto pase, dice el Señor Yo veo que las alarmas se encienden, no es un pecado menor, porque la Biblia lo dice: Maldito el hombre que confía en el hombre y que pone su carne como su brazo. Maldito el varón que confía en el hombre y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová, dice Jeremías 17:5. Así que aquellos hombres y mujeres que están idolatrando a siervos del Señor, cualquiera sea el Ministerio que ellos tengan, reciben una maldición por esta idolatría.
Y esa misma maldición no solo provoca que se aparten de Dios y que se acerquen cada vez más al hombre, sino que, a la larga, si no se arrepienten, provocan grandes problemas en sus vidas por causa de esta maldición que trabaja sobre sus cabezas como una nube oscura. Dice el Señor: Apártense, apártense de este pecado Porque muchos de ustedes están adorando a un faraón, hay un faraón en sus vidas, eso es lo que veo en este momento, que no se dan cuenta, pero están confiando en Egipto, están confiando en el poder de ese faraón, no quieren salir de allí, y se convierten, como decía antes, en esclavos de estas personas que ciertamente comienzan bien a guiarlos en su camino cristiano, pero con el correr del tiempo, hay una un fuerte lazo que se va construyendo, que se va fortaleciendo, hasta llegar a depender de ese faraón. Huyan de la idolatría, dice el Señor. ¿Amén?
Dice Isaías, capítulo 30, 2 y 3: Que se dirigen a Egipto, sin haberme consultado, para refugiarse bajo la protección de Faraón, y para ampararse a la sombra de Egipto. Pero la protección de Faraón se convertirá en vergüenza para ustedes, y el amparo a la sombra de Egipto en confusión. Y esto es lo que me decía el Espíritu Santo que está sucediendo en muchas de las vidas de los cristianos de hoy en día, se amparan en Egipto, se cobijan bajo la sombra del faraón, pero la protección de faraón se convertirá en vergüenza para ustedes, y el amparo en confusión. Arrepiéntanse ahora, dice el Señor y quiten esa confianza de estos ídolos de carne, y pónganla en mí dice Dios.
Porque yo veo, veo muchos hermanos también y hermanas que hasta ofrendan grandes cantidades de dinero a estas personas, pero no es una ofrenda sana, no es una ofrenda guiada por el Espíritu Santo, no es que el Señor te puso en el corazón sembrar en el Ministerio de esa persona o de esa iglesia, es por causa de la idolatría, porque querés darle todo a esa persona para ganar su atención. Arrepiéntanse, me vuelve a decir el Señor, porque cuando ustedes siembran de esta manera, también se están ganando una maldición, porque no lo están haciendo a la manera de Dios, sino que es como colocar flores a los pies de una imagen, es como llevar ofrendas a los pies de un ídolo, la motivación es incorrecta, la manera inadecuada, es como adorar a Mamón y llevarle ofrendas para que los beneficie. Revisen sus vidas, dice el Señor, revisen que no tengan ningún tipo de ídolo, hablando de personas en esta ocasión, hombres y mujeres a los que estén idolatrando.
Y no solamente son ministros de Dios los que estoy viendo que muchos de ustedes están idolatrando, sino madres, padres, amigos, hermanos, aún otros hermanos en la fe que quizás no tienen un Ministerio de renombre, o un puesto de liderazgo en las congregaciones, o dentro del cuerpo del Señor Jesucristo, simplemente, algunos de ustedes necesitan, porque no están sanos ni libres todavía, idolatrar a alguien más, inclusive a las mascotas. Dice el Señor: Arrepiéntanse de idolatrar todo tipo de ser viviente. Porque vuelvo a repetir, no es solamente las imágenes talladas, sino hombres y mujeres que son criaturas, hechuras de la mano del Señor.
Dice Hechos, capítulo 8: cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los Apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder para que cualquiera a quien yo impusiera las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces, Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. Y muchos de ustedes piensan que el don de Dios que tienen ministros y ministras enviados por nuestro Señor Jesucristo se puede comprar con dinero. Cuidado, dice el Señor, hijitos, no adoren, no se humillen delante de ellos en esa manera, no agachen sus cabezas y les digan a todo que sí, sin haber escudriñado primero lo que les están pidiendo que hagan. Porque muchos de ustedes van a ser engañados, dice el Señor y, van a ser saqueados por muchos de estos ministros que muchos de ellos empezaron bien, pero terminaron mal, habiéndose dejado alimentar a través de esa alabanza y adoración de hombres y mujeres. Llega un momento donde ellos mismos se creen que son el propio dios y se olvidan de Aquel que los llamó, de Aquel que los ungió, de Aquel que los levantó, de Aquel que lo sostiene, que le da la vida, y sin el cual hoy no podrían respirar, y su corazón dejaría de latir.
Hijos, tengan cuidado de que vaso están tomando, dice el Señor, no beban de vasos que se dejan idolatrar. Sean sabios, dice el Señor y elijan a personas para que los guíen en su vida espiritual, que sean humildes, que no se crean que valen más que los demás, que no se dejen adorar, que cuando alguien se arrodilla ante sus pies, estas personas les digan: ¡No! Levántate, porque soy un consiervo tuyo, ¡adora a Dios!
Sean sabios, dice el Señor, cuidado alerta, porque estas personas, estos cristianos, estos hermanos y hermanas, que hoy están incurriendo en este pecado de idolatría al hombre, son los que cuando se manifieste el engaño del engaño, son los que van a creer, dice el Señor, en ese gran engaño, porque su corazón desea aferrarse a alguien o algo que ellos puedan ver. ¡Cuidado!, dice el Señor, límpiense antes de que se manifieste el hombre de pecado, para que cuando lo puedan ver con sus ojos carnales, puedan reconocer que el poder que se va a mover en él, no viene de mí. ¡Cuidado! dice el Señor, porque él diablo está preparando a muchas personas a través de hacerlos depender de otros hombres, para que los adoren y los alaben y pongan la confianza en ellos, para que se olviden de Dios y ya no necesiten al Invisible, al Poderoso, al Gigante de Israel, y de esta manera preparar el camino para el hombre de pecado.
Hijitos, cuidado, porque en estos tiempos de apostasía, tiempos difíciles y peligrosos y tramposos, donde están caminando, dice el Señor, van a tener que aprender a humillarse cada vez más, y se van a tener que dejar guiar por hombres y mujeres en los cuales realmente puedan ver humildad, los cuales saben cómo tener, como no tener, los cuales saben estar vestidos, como también andar desnudos, los cuales no tienen pretensiones como los reyes. Dice el Señor, van a tener que aprender a poner sus ojos en estos hombres de una manera santa, porque ciertamente ustedes están hechos como un solo cuerpo para sostenerse los unos a los otros, pero también van a tener que aprender a discernir y a elegir en quién confiar, hasta dónde confiar, cuándo confiar, y siempre teniéndome en primer lugar, dice el Señor.
Y me dice el Padre en este momento: Eliminen todo ídolo de sus vidas, quiten y derriben y destruyan toda estatua en el espíritu que ustedes mismos hayan levantado. Y yo estoy viendo que en este momento y cuando escuchen esta transmisión, muchos de ustedes van a reconocer este pecado que no se habían dado cuenta, y al arrepentirse van a destruir estas imágenes que se levantan en el espíritu, cuando alguien idolatra una persona. Destruyan esos altares espirituales, dice el Señor.
Dice 1ª. Corintios 10:14: Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Yo veo una imagen donde me recuerda una parte de la Biblia, donde iban los apóstoles en una barca con el señor Jesucristo, y ellos miraron la tempestad que se levantaba, y se olvidaron de que el señor estaba ahí. Eso me hace entender el Espíritu Santo ahora, mientras profetizo, cuando se levantó la tempestad y todo se asustaron, en realidad en un primer momento ellos se olvidaron que el Señor Jesucristo iba con ellos. Y me dice el Señor: De la misma manera cuando hay tempestades en sus vidas, ustedes también se olvidan de que Yo voy a ir con ustedes, dice el Señor y hasta cuando el miedo los toma, y ustedes eligen ponerse de acuerdo con él, olvidándose que Yo voy a ir, dice el Señor, me dejan como la última opción, en donde buscar ayuda, y primero buscan ayuda entre ustedes, buscan el refugio en el hombre, el consejo en una mujer, y cuando no funciona, a veces como último recurso, me buscan a mí, dice el Señor, esto tiene que ser al revés, ante cualquier problema, cualquier situación, cualquier necesidad, cualquier tempestad, mírenme primero a mí, dice el Señor, porque Yo soy el único que puede calmar esas olas, Yo soy el único que puede decirles a las olas que bajen, al viento que enmudezca, a las nubes que se abran.
Oh hijitos, a veces ustedes pasan por procesos que son innecesariamente más largos, por esta razón, porque en vez de buscarme a mí primero, dice el Señor los buscan a ellos, cuando si yo no les doy la solución, ni siquiera ellos saben lo que ustedes tienen que hacer, es al revés, dice el Señor, ¡Vengan a mí! y Yo después voy a usar el vaso que yo quiera, para mostrarles la salida, pero vengan a la Fuente primero, vengan al que da de beber al sediento, vengan al que da aguas para que otros tengan para repartir. ¡Aleluya!
Hijitos, tomen conciencia, dice el Señor, tomen conciencia de este grave error que están cometiendo, muchos de ustedes Yo veo muchas mujeres, en especial mujeres que se pegan a otras mujeres líderes, mujeres que están tan sujetas a otras mujeres, que ya no saben hacer nada solas en el área espiritual, mujeres que dependen tanto de la guía de otras mujeres que las ayudan en el área espiritual a crecer, que ya no saben tomar decisiones por sí mismas, que ya se han olvidado de recurrir a la Biblia primeramente, ya ni la palabra les importa, sino que lo único que hacen o lo primero que hacen cuando tienen un problema, no es ni buscar en la palabra del Señor, ni ir al cuarto secreto a buscar al Espíritu de Dios en oración, mucho menos el ayuno u otras herramientas que Dios nos dio, sino que levantan el teléfono y dicen, le preguntan a esas mujeres, ¿qué tengo que hacer en esta ocasión? Y entonces, ¿cómo van a discernir?, dice el Señor, cuando estas mujeres se equivoquen, si no tienen la espada afilada que es la palabra de Dios, cómo van a saber si lo que estas mujeres les están diciendo que hagan coincide con lo que mi Espíritu les está diciendo a ustedes que hagan, tienen que discernir en estos tiempos peligrosos me dice el Señor. ¡Aleluya!
Porque dice Hechos 5:29: «Respondiendo Pedro y los apóstoles dijeron, es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» ¡Gloria al Señor! Hijitas, les dice ahora el Señor a muchas de ustedes, ¿qué harías, qué harías, si mañana te quito este brazo en dónde te estás apoyando, qué harías, si este ídolo desaparece de tu vida, porque yo veo que muchas de ustedes están asemejando a estas mujeres líderes en sus vidas a Dios, y ustedes terminan creyendo inconscientemente que ellas son Dios, arrepiéntanse también de esto, y pídanle perdón al Señor y vuelvan a colocarlo en donde Él se merece, reinando en sus corazones.
Así mismo, también veo hombres, hombres que ponen a sus pastores como ídolos en sus vidas, que los toman como padre, cuando muchas veces no han tenido padres en la carne, o han tenido padres ausentes, hombres que por falta de sanidad, por falta de tener una figura paterna presente en sus vidas, reemplazan esa ausencia por la presencia de un pastor y se empiezan a confundir, y empiezan a creer que realmente estos pastores son el padre que no tuvieron, en vez de un pastor, y empiezan a depender emocionalmente de estos pastores, y les empiezan a obedecer en todo, poniendo su cabeza gacha y haciéndoles caso en todo lo que les dicen que tienen que hacer. El Señor, mientras tanto, mirando a estos hijos que se empiezan a alejar de Él, y después, cuando el pastor cae, cuando el pastor se equivoca, cuando se dan cuenta que el pastor no es perfecto, o cualquier otra situación, estos hijos de Dios que pusieron su mirada y su confianza en estos hombres de Dios, entonces se enojan con el Señor, porque dicen: ¿Por qué me dejaste solo?, porque este pastor al final me traicionó, en donde yo había puesto toda mi confianza, cuando en realidad ellos son los que están en idolatría, Arrepiéntanse, dice el Señor, y pongan a cada hombre y a cada mujer en el lugar en el que debe estar en sus vidas.
Siempre se trata de lo mismo, se trata de que el hombre, en vez de mirar y enfocarse en el Señor, desvía su mirada y su corazón, a vasos de carne, a vasos de tierra. Se olvidan de la supremacía del Dios viviente. Antes, quizás empezaron, cuando creyeron se aferraron al Señor, pero con el tiempo, dejaron de abrazar al Señor, de aferrarse a Él, y se abrazaron a cuerpos humanos. En estos tiempos que vienen con todas las cosas que van a suceder en la tierra, y en el cielo, en el mar, en las estrellas, en los astros del cielo, vamos a tener que aprender, dice el Señor, a depender, primeramente y únicamente, en Dios, en el Espíritu Santo, y amar solamente a Jesús como nuestro Salvador, y a ningún hombre. No se puede reemplazar a Dios, y el que intenta hacerlo recibe los golpes debido a ese pecado, pero no porque Yo quiera, golpearlos, sino porque simplemente se exponen a las equivocaciones de los hombres y Satanás toma provecho de esta equivocación para destruirlos lo antes posible.
Por eso, muchos hombres y mujeres están alejando de tantas congregaciones hoy en día, no solamente porque están sucediendo cosas que están mal en muchas de ellas, alejadas y equivocadas de la palabra, sino porque pusieron tanto su confianza y sus vidas dejaron ahí que cuando caen estas congregaciones no hay nada que queda en sus vidas. El error no es solamente del lado de los líderes, de los que alimentan, sino de los alimentados.
Así que dirige tus ojos a mí, dice el Señor y vuelve a mirarme, porque ya ni te acuerdas cómo nos mirábamos, perdiste el primer amor y te dedicaste a amar a ese pastor, a ese mentor, a ese líder que te está guiando en ese barco, que no soy yo, vuelve a mirarme, dice el Señor. Acuérdate de esos primeros momentos, donde me reconociste, dice Dios, a donde conociste de mi amor cuando te saqué del pozo donde estabas, del pecado, no te sacó el hombre, dice Jesús, fui Yo, El Mesías, El Salvador, el enviado a rescatar las almas, dice el Señor Jesús, vuelve, no me dejes, -dice el Señor- no me cambies por hombres a los cuales yo mismo estoy purificando. Oh, hijitos, porque ellos sí te pueden traicionar. Ellos sí te pueden abandonar. Ellos sí te pueden golpear. Aunque no lo hacen muchas veces conscientemente o a propósito, una parte de ellos ciertamente son lobos disfrazados de ovejas, pero otros ciertamente son siervos que yo levanté para edificar a la iglesia, pero eso no quiere decir que no se puedan equivocar, que a veces no se puedan alejar un poco de mí, que a veces no voy a tener que corregirlos, los vas a ver pasar por procesos, al igual que tú pasas por procesos, porque yo también los estoy refinando, dice Dios. No te olvides, dice el Señor, que ellos también son parte de un mismo cuerpo, pero no son la cabeza, porque la cabeza únicamente Soy Yo.
Oh, hijitos, hijitos, hijitos, escapen de esta trampa de idolatría antes que venga la destrucción a sus vidas, renuncian a todo lazo que no está sano entre estos líderes espirituales en sus vidas. Amen y honren y sirvan a estos que también son hermanos que yo he levantado para edificar a muchos, pero nunca como ídolos de carne. Porque la forma de los líderes que se van a levantar para engañar a la iglesia del Señor va a venir con la apariencia de un regalo con un moño colocado arriba. Van a venir ministros que van a moverse adentro del cuerpo de Cristo, se van a levantar ministros que se van a mover adentro del cuerpo de Cristo, y en apariencia, van a verse como paquetes de regalo llamativos, atractivos, y van a atraer multitudes, dice el Señor, pero por dentro van a estar llenos de serpientes, llenos de muerte, llenos de engaño y ciertamente hasta el poder de Satanás se va a mover, en ellos, a través de ellos.
Esto no es nuevo, ya está sucediendo, siempre sucedió. Pero esto va a aumentarse, en una manera alocada, y muchos, por causa de la idolatría de sus corazones, van a seguir a estos lobos disfrazados de oveja que van a tener mucho carisma, me muestra el Señor, van a ser muy simpáticos, siempre sonriendo, no conflictivos, van a tener una paz, una paz en apariencia, que va a ser atractiva para muchos que quieren seguir al Señor, pero que después, a través de ese carisma, estos manipuladores van a enlazar a muchas ovejas del señor Jesucristo, y los van a hacer dependientes de ellos y después van a comenzar, me dice el Señor, a quitarles todo lo que tenían, hasta dejarlos secos, pobres y desahuciados, a través de técnicas controladoras y manipulativas muy eficientes. Pero vuelve a repetirme El Señor, el error no va a estar o el pecado solamente a través en estos hombres, sino, en aquellos que se dejan drogar por esto que les ofrece, metafóricamente hablando, que les ofrecen estas personas, porque estas personas, estos ministros, van a ser aduladores de las masas, y las masas que necesitan ser aduladas van a caer en esta trampa.
Entonces, el pecado de unos va a ser atractivo para el pecado de los otros, va a ser lo que uno necesita y que el otro tiene, y que el otro necesita, y esa persona tiene este pecado, mutuo va a traerse. Y entonces, así muchos van a caer en esta manipulación de los últimos días, idolatría de los hombres, que va a verse aumentada más y más. Hijitos, y yo veo al Señor Jesús cuando caminaba sobre la Tierra, él no andaba en vehículos lujosos, él no dormía en Palacios, él no exigía las mejores comidas, al contrario, él trataba de identificarse o que los pobres se identifiquen con él, vivía simple, repartiendo lo que tenía para los que necesitaban. El Señor dio el ejemplo de cómo debe vivir y actuar un siervo del Señor, porque si él, siendo Rey, se hizo servidor nuestro, cuanto más nosotros que somos sus hermanos menores.
¡Oh, hijitos!, no se confundan y observen la vida de aquellos que los guían. Reconozcan avaricia, reconozcan codicia, reconozcan, dice el Señor, cuando la persona quiere o desea algo que ustedes quieren de una manera ilícita. No se dejen abusar. Porque estos son como vampiros espirituales, que succionan la sangre, que representa la vida de ustedes. Guárdense, dice el Señor, de estos que andan de casa en casa, de iglesia en iglesia, de nación en nación, buscando y observando qué se pueden llevar de ustedes. ¡Tengan cuidado!, dice el Señor, de estos lobos disfrazados de oveja, porque en vez de sanarlos, los van a dejar peor de lo que estaban, en vez de traer bendición, van a traer maldición a sus vidas. Hijitos, a los ministros que yo he levantado, dice el Señor, los he levantado para que sirvan a los demás, para que los sirvan a ustedes, porque eso es lo que significa ministerio, ayuda y servicio al otro, al que lo necesita, a los que son más débiles, a los que no entienden, a los que necesitan que sus ojos sean abiertos.
Dice el Señor: Aprendan a reconocer a mis verdaderos servidores, y no aquellos que quieren ser servidos. ¡No se confundan!, Yo no levanto ídolos en mi iglesia, dice el Señor, sino que levanto gente que tiene que renunciar a sus vidas para cumplir con el llamado. Reconózcanme en ellos, dice el Señor. Gente sufrida son los míos, dice el Señor, que no andan pidiendo un auto cero kilómetro, no andan buscando que le coloquen capas de reyes en sus espaldas, no están pidiendo los primeros asientos ni copas de champán, gente quebrantada, dice el Señor, tras años de procesos, de desiertos, tras años de traiciones, gente que sabe humillarse, dice el Señor, día a día, ante mi presencia.
Hijitos, huyan de la idolatría, y vengan a mí, para que yo los restaure, porque yo veo que muchos de ustedes han sufrido mucho, porque han sido muy lastimados por estos pastores y estos líderes, mujeres y hombres, que han abusado de la necesidad de ustedes, pero vengan a mí, dice el Señor, para que yo les restaure, para que los trate con dulzura, porque esas cosas no han salido de mí, dice el Señor. Cuando los han maltratado en esas congregaciones, cuando los han controlado, cuando los han manipulado, cuando, cuando les han pedido cosas de una manera ilícita, cuando los confundieron, cuando yo les decía que hagan algo y ellos le decían otra cosa, cuando les hicieron creer que ellos eran más importante que ustedes, cuánto provocaron que se alejen de mí, olvidando que solo Yo Soy El Rey, dice el Señor, cuando los lastimaron, cuando los maldijeron en esas congregaciones, yo estaba mirando, -dice el Señor- yo estaba viendo y mis ángeles anotaron cada palabra que fue dicha. Pero no se confundan, porque Yo no había mandado a estas personas a lastimarlos, pero se equivocan, porque son hombres, quiten su confianza de ellos y vuelvan a ponerla en mí, que Yo los voy a levantar
Porque estoy viendo ahora, muchos hermanos y hermanas, que están tan lastimados, que no solamente no quieren saber nada de ir a una congregación, sino que no quieren saber nada con Dios, con las cosas del Señor. Comenzaron a sentir rechazo por la Biblia, por la oración, por la comunión con los hermanos, por todo lo que tiene que ver con el Señor. Pero el Señor te dice hoy que quites tu confianza del hombre, pero la vuelvas a poner en Él. Que dejes de buscar al hombre perfecto, al pastor perfecto, a la mujer sin mancha, y vuelvas a buscar a Jesús.
¡Vuelve a mí!, dice el Señor y, te voy a sanar, te voy a restaurar, te voy a hacer entender muchas cosas que antes no entendías, y te voy a hacer ver lo que antes no veías, y voy a abrir tus ojos a muchas doctrinas falsas que creíste y que te hicieron llegar a ese punto, y te voy a mostrar cuál es la salida, porque yo no rechazo al que me busca, no abandono al que me sigue, no lo dejo en el camino como el hombre sí te puede abandonar. Yo me ocupo de los míos, dice el Señor, no los dejo solos y perdidos. Pero, porque pusiste tu confianza en los hombres, dice el Señor, y te olvidaste de buscarme primero a mí, es que recibiste estos golpes, me dices, el Señor. ¡Recapacita, hijita!, dice el Señor, porque esperas que el hombre nunca se equivoque, que la mujer nunca te traicione. ¡Entiende!, dice Dios, que la carne es corrupta, que el espíritu es débil. Entiende, dice el Señor, que el hombre se confunde, erra, se equivoca a veces, hasta cuando quiere hacer las cosas bien, porque es hombre y no es Dios. Pero si te tomas de mis manos y únicamente de mis manos, si siempre estás pegada a mí, pegado a mí, entonces cuando los hombres caigan, cuando los hombres se erren, se equivocan, se confundan o te lastimen, vas a tener quien te levante, vas a tener quien te ilumine, vas a tener quien te fortalezca. Lo que ellos no pueden hacerte, dice el Señor, lo puedo hacer yo, ¡Aleluya!
Así que, arrepiéntanse todos los que se estén dando cuenta de que estaban pecando en esta manera, en sus corazones poniendo al hombre antes que Dios, para que los lave, dice el Señor, y los perdone, y vengan tiempos de refrigerio y aprendan a mirar al hombre como lo que es, y no lo que a ustedes les gustaría que fueran. Porque también veo que muchos de ustedes ponen expectativas, se imaginan que las personas, estos ministros de Dios, estos guías, nunca se equivocan, son perfectos, se imaginan a estas personas de cierta manera, y empiezan a mirar a esta carne como si fueran de oro, como si la carne de ellos fuera de oro y, después cuando esas personas se equivocan, no hacen algo que los lastima, o hacen algo que está mal, o tienen momentos de debilidad, o lo que sea, entonces ustedes se dan cuenta que en realidad esa carne no es de oro, sino que es corrupta. Cuando ustedes se dan cuenta de que estas personas son simplemente hombres y mujeres, entonces sufren, porque ese ídolo que habían hecho de esas personas cae y ya no está más, como en algún momento cayó la estatua de Nabucodonosor, porque yo veo caer la estatua que Nabucodonosor mandó a hacer. La estatua que hizo de sí mismo para que todo el mundo lo idolatren, en algún momento esta estatua cayó, y todos los que habían puesto sus ojos y adoraban a esta estatua cayeron juntamente con ella, y no tenían en dónde poner su esperanza. Dejen de idolatrarlos, dice el Señor- para que ustedes no caigan juntamente con ellos, cuando derribe a esas estatuas. ¿Amén?. Gracias, Señor. Santo eres, Padre.
Y muchos de ustedes han sufrido tanto en algunas situaciones que han sucedido con respecto a otros hermanos o en las congregaciones a donde iban o a dónde van, situaciones que los desilusionaron, que los lastimaron, y este tipo de cosas que en sus corazones se alejaron de los hermanos, pero en una manera que no es sana. En sus corazones dijeron: nunca más voy a ir a una congregación, nunca más voy a tener comunión con otros hermanos, nunca más voy a tener un pastor, nunca más voy a confiar en nadie. Pero tampoco es la solución, me dice el Señor, porque se aislaron para quedarse solos. Pero eso tampoco es bíblico, y tampoco es lo que les va a ayudar a salir adelante, a crecer, a aprender, porque van a estar afuera de una red de contención y no adentro.
La solución es discernir, dice el Señor, y tenerme primero a mí. Porque si ustedes me tienen primero a mí, todo lo demás se puede solucionar, todo lo demás se puede entender, aceptar, trabajar, sanar o seguir adelante. Pero no crean todas las cosas, y como dice Tesalonicenses, separen, disciernan, dividan todas las cosas, retengan lo bueno y desechen lo malo Y muchos de ustedes tienen falta de perdón, me dice el Espíritu Santo, contra estas personas que los lastimaron. No es que no tengan razón, no es que no estén lastimados, sino que no se están dando cuenta que están ustedes en pecado al no perdonarlos en sus corazones a estas personas que les hicieron daño. Y entonces pretenden que Dios los perdone a ustedes, pero ustedes no están perdonando primeramente a estas personas. Si quieren salir de la situación a donde están, me dice el Señor, y sanar y avanzar, tienen que perdonar, porque es tan grande el puñal que ustedes sienten que les clavaron en el corazón por causa de la entrega que ustedes tuvieron con respecto a estas personas, ustedes entregaron demasiado a esas personas, y estas personas les clavaron un puñal, es lo que yo veo ahora en visión.
Pero el Señor dice: Hijita, ya es tiempo de soltar, ya es tiempo de dejar ir, ya es tiempo de perdonar a estas personas que tanto te lastimaron, para que recibas libertad, para que sepas cómo seguir, y tu corazón no se amargue cada vez más, porque yo estoy viendo que los que no perdonen a esos pastores, grupos, líderes, lo que sea, que los lastimaron, van a ir volviéndose cada vez más amargos por causa del resentimiento y de la falta de perdón. Así que arrepiéntanse, -dice el Señor- porque ustedes no están siendo mejores al odiar a estas personas, ustedes no están siendo mejores poniéndose en el lugar del juez, con el martillo en la mano, para dictar sentencia. Arrepiéntanse, porque ¿qué pueden ustedes acusarlos a ellos cuando tienen una viga en sus propios ojos? Aprendan a perdonar si ustedes quieren recibir libertad.
Hijitos. A mí también me traicionaron, dice el Señor. Los más cercanos. A mí también me hirieron. A mí también me traspasaron. Yo también sangré, dice el Señor, por causa de mis hermanos, de mi pueblo. Yo sé lo que sentiste, dice el Señor. Pero así como yo di la vida y le pedí al Padre que los perdone, aún cuando estaba sufriendo por causa de esas traiciones y de esos ataques, desgarrándose mi carne, dice el Señor, así tenés que aprender a perdonar cada vez que te traicionen, te lastimen o te hagan. Y no solo eso, sino que no solamente que algunos de ustedes están en falta de perdón contra estas personas, y entonces están en pecado, y entonces están abriendo puertas en sus vidas, entre otras cosas, sino que muchos de ustedes están llenos de miedos de volver a confiar en alguien, o de volver a congregarse, o de volver a tener comunión con otros hermanos, y demás.
Tienen miedos que han dejado entrar, pero la palabra dice que el que teme no ha sido perfeccionado en el amor. Y entonces muchos de ustedes se jactan de que ustedes son los buenos, y los que los traicionaron son los malos. Muchos de ustedes se jactan de que el pastor los lastimó, pero ustedes no son mejores, no solamente porque no los han perdonado, sino porque dejaron entrar miedos en sus vidas y están murmurando contra ellos. Entonces, al final el diablo se mata de risa, porque esas personas los lastimaron a ustedes, y de esa manera, no habiendo ustedes perdonado a esa gente, y estando murmurando contra ellos, y dejando crecer el odio y el miedo y el rencor en sus corazones. Entonces el diablo puede obrar también en ustedes, porque también ustedes están pecando.
Así que déjenme que yo me encargue de ellos, dice el Señor y ustedes encárguense de estar limpios delante de mis ojos. Porque dice Mateo 7:3: «¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?» Es la situación en donde están muchos de ustedes en este momento, y por eso el Señor te habla y te dice hoy que dejes de desearle a esa persona que te lastimó en esa congregación o en ese grupo o es hermano, líder, mentor, lo que sea, que dejes de desearle que le venga el mal, porque ese mal que le estás deseando a ellos te va a venir a vos, si no te arrepentís, porque te estás poniendo en el lugar de un juez que no te corresponde, porque estás deseando la venganza en tu corazón. Pero dice el Señor: En vez de orar por estas personas, perdonarlas, que no quiere decir que estés en contacto con ellas, sino de arreglar tu corazón y tu espíritu y quitar toda mancha de tus vestiduras y ponerte a cuentas con el Señor, de eso tenés que encargarte, dice el Señor y no fijarte en lo que a ellos les pasa y no pensar en cuál sería lo más justo que les pueda llegar a pasar por causa de lo que te hicieron, sino que te encargues primero de limpiarte a vos mismo y de dejarle la venganza al Señor, si fuera el caso.
Sigue adelante, dice el Señor, porque muchos de ustedes, aún estoy viendo que no pueden avanzar, porque se quedaron en ese momento del pasado, cuando recibieron estos golpes de parte de estos, de estas congregaciones, de estos pastores, de estos grupos, de estas reuniones, de estas amigas cristianas, de estas hermanas, hermanos, etcétera, se quedaron en el pasado y no pueden salir de ahí y no pueden avanzar de allí y no lo van a hacer, dice el Señor, hasta que no tomen las cosas de frente, hasta que no hagan algo con esa situación, con esa lastimadura que en sus corazones, está como si hubiera sido ayer cuando hace años que sucedió lo que sucedió. Dice el Señor: enfrenten el problema que está delante de sus ojos y pregúntenme a mí lo que tienen que hacer para poder resolver ese nudo y seguir adelante.
Porque algunos de ustedes no quieren mirar el pasado y no quieren enfrentar lo que les pasó y no quieren solucionarlos, no quieren soltar, dejar ir, mucho menos perdonar, se quedaron estancados en eso que les pasó hace años, tal vez meses y que tanto los lastimó y que por eso hasta no quieren volver a Dios, no quieren saber nada de él, como si el Señor tuviera la culpa de los equivocaciones de los hombres y como no han enfrentado esa situación, intentan meterla debajo de la alfombra, pensando equivocadamente que así están mejor, como no enfrentan eso y no lo llevan en oración y no perdonan y no oran por esas personas, hasta que el corazón se libere de ese odio y no vencen esos miedos y no dejan de murmurar y todas esas cosas, hasta que no traten con ese círculo que no está, que no va a estar cerrado, entonces no hay nada nuevo que puede aparecer en sus vidas, tienen que volver a ese momento y solucionar lo que está inconcluso, soltar a esas personas que tienen agarradas en sus manos sin darse cuenta, por supuesto, y que no quieren dejar ir.
Están ensañados muchos de ustedes con esas personas dentro de la iglesia del Señor Jesucristo que los lastimaron y están tan enfocados en ellos aún, que no pueden enfocarse en nada más, que no pueden escuchar a Dios, porque no tienen el foco en el Señor, sino en el pasado, en esos conflictos, o en esas personas que tanto odian y que según ustedes tanto daño les han hecho, y quizás sea cierto, pero te desviaste y tu corazón se quedó congelado en ese momento, como cuando la mujer de Lot, en vez de mirar y seguir hacia adelante, se dio vuelta a ver cómo la ciudad se destruía y se convirtió en una estatua de sal, muchos de ustedes están en esa situación, empeñados en seguir revolcándose en el mismo lodo y no queriendo salir y el tiempo se les pasa y se sienten estancados y sienten como si Dios no los mirara, como si no les hablara, no lo pueden escuchar, no lo pueden sentir, no lo pueden experimentar al nivel que les gustaría.
Pero no es porque Dios no se quiera acercarse a ustedes, sino porque ustedes están lejos de Él y se quedaron mirando atrás, convirtiéndose en una estatua de sal. Larguen, hijitos, dice el Señor, dejen ir, superen, suelten, perdonen y déjenme todas las cosas a mí, que Yo Soy un juez Justo, dice el Señor y no me voy a equivocar y voy a pagar ciertamente a cada cual acorde a sus obras. Dejen esas valijas que aún tienen agarradas en sus manos con tanta fuerza, suéltenlas en el piso, dice el Señor, para caminar livianos, porque tengo muchas cosas preparadas para ustedes, pero necesito que estén libres del pasado, libres de rencor y de falta de perdón, muchos de ustedes no pueden, no experimentan el gozo del Espíritu, porque sus corazones, por causa de esto que estoy describiendo, se van amargando y las raíces de amargura van creciendo en sus corazones, y no es que el Espíritu no quiera darles el gozo, sino que ustedes no le abren la puerta y sí dejan que la amargura crezca en sus corazones. Arrepiéntanse de todas esas cosas y humíllense primeramente ustedes delante de la mano poderosa del Señor para que Él los levante y Él se va a ocupar de defenderlos, de sanarlos, de restaurarlos. ¡Gloria al Señor! ¡Aleluya!
Pero tengan cuidado, hijos, y en el futuro, miren al hombre como lo que es, carne y hueso y no Dios. Amén, ¡Aleluya! Gracias Padre, gracias Señor. Amén, amén. Todo el mundo, ahora, perdone en el nombre de Jesús, deje ir, suelten, en el nombre de Jesús, renuncien a toda raíz de amargura en este momento, que han dejado entrar, arrepiéntanse de la falta de perdón, arrepiéntanse de murmurar contra esas personas que los lastimaron, preséntense delante del Señor, confesando sus pecados, para que ¿l los limpie, los perdone, y vengan tiempos de refrigerio, escuchó, porque muchos de ustedes no experimentan tiempos de refrigerio en este tiempo, por este problema que no han resuelto, por causa de sus propios pecados, ¿Amén?
Padre, te pido que trabajes ahora en el corazón de todas estas personas, en el nombre poderoso de Cristo Jesús, oh Dios mío. Padre, libera a todo corazón de amarguras, Señor, de serpientes, de rencor, de falta de perdón, Señor, de crítica, de juicio no justo, no sano, Padre, no por tu Espíritu, no por tu sabiduría ni tu discernimiento, Señor, perdona, Señor, lava ahora, oh Padre, hasta veo, yo veo, hasta espíritus de homicidio, porque muchos de ustedes le desean la muerte a estos pastores que tanto los lastimaron, y no se han dado cuenta que están en pecado de homicidio.
Hechos 3:19 dice: «Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados, para que vengan de la presencia del Señor, tiempos de refrigerio». Arrepiéntanse de desear que mueran estas personas, escudriñen sus corazones ahora, arrepiéntanse, porque la serpiente utilizó sus lenguas para hablar mal de ellos, creyéndose ustedes mejores que ellos. ¡Gracias Señor, gracias Padre Santo!, LLena ahora, Señor, del gozo de tu espíritu, ministra estas almas, Padre, perdona, Señor, a todo aquel que adoraba a los hombres, que idolatraba a toda persona, Señor, que tú creaste con tu mano, corta ahora, Señor, toda ligadura del alma entre todos los que se arrepienten de la idolatría, sus líderes, Señor, y ellos, corta toda dependencia, Señor, sana de toda dependencia emocional a tus hijos, Padre, danos relaciones sanas, Señor, ayúdanos a reubicar a nuestros líderes en el lugar de nuestras vidas que se merecen, Señor. Y me viene una imagen cuando el Señor Jesucristo le lavaba los pies a sus discípulos, esa es la actitud que sus líderes tendrían que tener con ustedes, elijan corazones humildes, dice el Señor. ¡Aleluya!, Gracias Padre.
Muchos de ustedes en los días que siguen se van a estar replanteando la actitud de personas a las cuales están siguiendo, los ministerios, cuando eso pase, recuérdense lo que dice la escritura, el ejemplo que el Señor dejó, y cómo los ministros en la Biblia actuaron correctamente, de parte de Dios, y comparen eso con lo que están viendo en sus congregaciones, es un pastores y demás, para saber discernir, cuando algo viene de Dios, de lo que no lo que ustedes tienen que tomar y los que ustedes tienen que dejar, lo que ustedes tienen que copiar y lo que ustedes tienen que descartar, porque en una misma persona van a ver cosas buenas, cosas correctas, cosas bíblicas, cosas que vienen de Dios, y cosas que no, y entonces ustedes por la escritura y por el Espíritu Santo tienen que discernir lo que ven y desechar lo malo y retener lo bueno, copiar lo que viene del Señor y descartar lo que no viene de Dios, lo que es carnal, lo que es terrenal, lo que es diabólico, ¿Amén?, Gracias Padre. te alabo, Señor, a solo a ti te alabamos, Señor, solo a ti te adoramos, padre, solo tú eres nuestro Dios, renunciamos ahora todo ídolo de carne.
Padre, nos arrepentimos de idolatrar a mujeres del Señor, a hombres de Dios, a cantantes cristianos. Señor, nos arrepentimos, Padre, de idolatrar a todo, a cualquier padre, a cualquier madre, a cualquier persona, Señor, a la cual admiramos. Perdónanos, Señor, porque solo tú eres digno de admirar. Ayúdanos a amar correctamente, a amar balanceadamente, amar como tú amas Señor, y a no poner nuestra mirada en el hombre antes que en ti, Padre. Te amamos, Señor, bendito eres, Señor, en el nombre de Jesús, amén.
Después de esta ministración, les aconsejo entrar en el cuarto secreto y pedirle al Espíritu Santo que les revele si ustedes están en este pecado, idolatría en cualquier manera. Padre, revélame si estoy en idolatría de alguna manera en mi vida. Revélame si he puesto mi confianza en algún hombre o mujer más de lo debido. Revélame, Señor, si he reemplazado tu presencia por la presencia del hombre. Revela, mi Padre, por tu espíritu en el nombre de Jesús, si he construido algún ídolo en mi vida. Señor, revélame, Señor, si estoy creyendo más en la palabra del hombre que en la tuya, y el señor les va a mostrar para que se arrepientan y tomen decisiones en sus vidas guiadas por el Espíritu Santo. ¿Amén?, ¡Aleluya! Los bendigo y nos vemos próximamente, si Dios quiere, en alguna otra transmisión desde Argentina. Gloria al Señor por todo, toda la honra le corresponde a Él, y la gloria es de Él. Amén y amén.