Aleluya, bendito Dios. Aquí está Noelia, en mi canal de YouTube «Noelia Ama Jesús», en este 19 de junio del 2022. Damos gracias al Padre por esta nueva transmisión, donde les voy a compartir una palabra profética que recibí para todos ustedes, para el pueblo del Señor Jesucristo. Pero primero vamos a hacer una oración para que sea el Espíritu Santo de Dios ministrando los corazones en este tiempo. Oh Padre celestial, Dios de las luces, Padre Eterno, nuestro amado Señor, a quien adoramos, a quien alabamos, a quien bendecimos, quien es digno de honrar, de obedecer, de seguir hasta el final.
Padre eterno, aquí estamos nosotros, tus hijos amado Señor, deseosos de escuchar tu voz, queriendo escuchar lo que tengas que decirnos.
Señor, háblanos, todas esas cosas que están oscuras ante nuestra vista, escondidas a nuestros ojos, Señor, revela nos lo escondido, háblanos sobre todos esos puntos que a ti te interesan, Señor, y que tal vez nosotros no podemos ver. Padre Eterno, bendito Dios amado, todopoderoso salvador de las almas que están dispuestas a quebrantarse por amor al hijo de Dios, por amor a Jesucristo, nuestro Salvador, nuestro ejemplo.
Te pido que sea tu Espíritu Santo, en esta noche, abriendo, rajando los velos de esos corazones, que están duros, para que tu palabra pueda entrar, para que tu palabra pueda ser enviada y cambie la vida de esas personas que están escuchando, para siempre.
Oh, amado Señor, prepara la tierra de los corazones para que esta semilla que viene de tu boca, pueda ingresar y ser fructífera, y crecer y llevar mucho fruto en la vida de todo aquel que escucha, Señor.
Haznos entender, danos entendimiento de lo que vas a hablar, Señor, y danos herramientas y soluciones para poder aplicar, Señor, lo que nos vas a decir, en el poderoso nombre de Cristo Jesús, amén.
Entonces, le voy a compartir la palabra que escribí para ustedes y que se titula «Hijitos, cambien se viene el huracán y ustedes no lo ven». Y dice:
Hijitos, no saben lo que se avecina al mundo. Muchos de ustedes son como un marinero que no se fija el pronóstico del tiempo para saber si va a haber buen tiempo o si se avecina una tormenta. Y entonces, estando desprevenidos, se encuentra desprotegido y expuesto al peligro, porque la tormenta viene de golpe y él no estaba preparado.
Ustedes no sean así, hijos. Escuchen las alertas, presten atención, no se distraigan, no se duerman, velen, porque nada bueno viene al mundo. Las cosas van de mal en peor y el que no haya aprendido a resistir va a caer. Todo aquel que no se tome de mi mano no se va a sostener en pie.
Hijitos, no pongan sus ojos en las cosas pasajeras, eliminen toda meta que no sea la vida eterna y pongan su foco en mí, porque les digo que el barco se sacudirá y ustedes no ven venir el huracán.
Hijos, deben estar fuertes, pero están débiles, deben caminar en poder, pero no hay poder en ustedes, porque no me buscan, no claman, no se arrodillan, no imploran, no siembran y cosechan, no viven en el Espíritu, sino en la carne. Aman al mundo y a las cosas del mundo y esta no es una entrega verdadera.
Hijos, cambien, recapaciten, no esperen a que venga la ola, el tiempo es ahora. Acérquense a mí, entréguense, renuncien a los placeres mundanos y sean verdaderamente míos, porque Yo los quiero por completo, dice el Señor. No quiero sólo un pedacito, y Yo, Yo me di por completo, no sólo una parte, me entregué al 100%. Los amé hasta la muerte y me di hasta el final. No escatimé nada, sino que fue un sacrificio completo, un amor total. Así quiero que me amen, no de palabras, sino de hechos, no con mentiras, sino en verdad.
Hijos mírenme dice el Señor, los estoy llamando a que se adentren en las profundidades de mi Espíritu, a que aprendan a vivir como hijos míos y no del enemigo. Cambien hijos, todos aquellos que no saben vivir a mi manera, los que dicen conocerme bien, pero nunca salieron de las aguas turbias del mundo, los que alguna vez probaron y bebieron de mi Espíritu, pero luego volvieron a su propio vómito. Cambien hijos, porque Yo llamo a un pueblo escogido, a santificarse, a pertenecerme.
¿De quién quieren ser, del mundo y sus riquezas, o de Aquel que lo posee todo? ¿Del maligno o del Santo? elijan y apártense para entregarse a mí como un sacrificio agradable y limpio ante mis ojos, porque quiero una ofrenda limpia y sin mancha, quiero corazones que verdaderamente se entreguen por mí.
Hijitos, el que no se santifique se va a ensuciar aún más, el que no sea parte para mí se va a acercar cada vez más a Satanás. No hay muchos caminos, o estás conmigo o estás contra mí, pero no se puede estar conmigo a medias. O eres mío, dice el Señor, o eres del mundo, y los que son del mundo van a pasar como pasa la hierba, pero los que de verdad se entreguen a mí, vivirán para siempre.
¿De qué lado quieres estar, te pregunta el Señor? decídete, no seas tibio. Ven, te invito a mi mesa, siéntate conmigo y come lo que te quiero dar, come del verdadero Pan de vida que tengo preparado para ti. No me desprecies y aprovecha de esta oportunidad que te doy. He aquí que estoy llamando a la puerta, no te hagas el sordo y ponte a cuentas conmigo, porque quiero amarte, quiero bendecirte, quiero limpiarte y darte una nueva vida en mí. Yo soy el rescatador de las almas sin consuelo. Amén.
[Juan 2:15, RVR1960] No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Me emociono al compartir esta palabra profética, porque puedo sentir el dolor del Señor cuando mira a la tierra y ve que sus hijos tienen un pie en un lado y otro pie en el otro lado, cuando hablan y alardean que ellos son hijos de Dios, de que ellos conocen a Dios, pero en realidad no viven como hijos de Dios.
El Espíritu Santo me hacía entender que como el susto de la pandemia del COVID-19 ya pasó, que muchos volvieron al vómito anterior, que cuando vino la pandemia se asustaron y entonces regresaron al camino, se pusieron a cuentas con el Señor, pero al pasar todo este movimiento, todo este sacudón, entonces dijeron: «Ah, bueno, no pasa nada, vuelvo a lo de antes», porque el Señor no viene, y entonces toman la libertad como libertinaje y van a manchar sus vestiduras, por eso, puedo sentir el dolor de Dios cuando leo esta palabra que el Señor me dio para sus hijos, porque puedo ver que muchos volvieron al entretenimiento, que muchos salieron de ese cuarto secreto otra vez para ir a distraerse con lo que sea que los haga sentir bien.
Y puedo sentir el dolor del Padre en este momento, y el Espíritu Santo que me repite una y otra vez: «Hija, diles que se arrepientan, diles que vuelvan, diles que se pongan a cuentas, diles que no están preparados para lo que ha de venir, diles que no se relajen.» Y yo (Noelia) veía a ese marinero comportándose de manera amnésica, sin fijarse cuál era el pronóstico del tiempo, y el marinero se distraía arriba de ese barco, y en vez de fijarse si venía alguna tormenta, o si, el tiempo iba a estar calmo, se entretenía con cualquier otra cosa. Sin embargo, la tormenta estaba a poca distancia del barco, y el Señor me decía: «No están listos para lo que va a venir, no están preparados, se viene el huracán y no están mirando, no se están fijando, no están velando, están volviendo a la tibieza, muchos de ustedes».
Muchos de ustedes oyen cuando están asustados, muchos de ustedes mueven las manos cuando ven que realmente algo está pasando, pero cuando aparentemente todo se aquieta, vuelven a sentarse en sus sillones y no hacer nada para limpiar sus vestiduras, y no hacer nada para llenarse del poder del Espíritu Santo de Dios.
El mundo no está quieto, me repite el Señor una y otra vez. El mundo no está en paz, esta quietud aparente simplemente es una fachada de lo que hay detrás. Es como una representación teatral donde lo que verdaderamente pasa no se muestra ante nuestros ojos. Las mesas de los gobernantes están dispuestas y todos los planes que ellos forjaron hace años y décadas atrás se está llevando a cabo de la A la Z.
Y nosotros, los hijos de Dios, que estamos llamados a no caminar en las tinieblas, sino que el Señor, a través de su Palabra, ilumina nuestro camino, no queremos ver. Y no solamente no queremos ver, sino que no queremos prepararnos para estar aptos para resistir lo que ha de venir. límpiense las vestiduras, dice el Señor. Muchos de ustedes, hermanos, amigos, compañeros de milicia, se están dejando ensuciar los vestidos. Presten atención.
En este momento, el Espíritu Santo me está revelando que se están desenfocando, no están poniendo sus ojos en el Señor Jesucristo, otra vez están mirando a los negocios de la vida, están prestando atención, como si la vida la tendrían asegurada por muchos años más. Quiero decir, como si fueran a vivir para siempre, como si nada de lo que está escrito se fuera a cumplir, como si el Señor nunca hubiera hablado. Viven como si fueran sordos porque no quieren escuchar la voz de Dios, leen lo que está escrito, pero lo toman como si no fuera para este tiempo, como si no fuera para ellos.
El Señor hoy quiere que despiertes y que realmente entiendas que estamos en el final de los tiempos. No es el fin, como dije muchas veces, pero es el principio del fin, comenzando con los dolores de parto, los cuales se van a intensificar cada vez más. Si ya muchos no pudieron resistir cuando vino esta contracción de esta pandemia mundial y cayeron porque no estaban listos, habiendo escuchado todas las advertencias, no solamente leído lo que dice la Palabra, sino las confirmaciones y las alertas de Dios a través de sus atalayas que tiene alrededor de todo el mundo, no se prepararon, lo tomaron liviano.
Otros piensan que Dios hoy no habla, otros piensan que no es para tanto y sin embargo muchos cayeron. ¿Qué va a pasar cuando venga la próxima contracción? Porque, así como dice esta profecía, la tormenta viene sin aviso, el huracán está a la vuelta de la esquina, ya está llegando la próxima contracción, y nosotros, los hijos de Dios, en vez de estar estableciendo los planes de Dios en el mundo a través de la oración, del ayuno, de la intercesión, nos estamos dispersando, me dice el Señor, nos estamos distrayendo, nos vamos al mundo y somos igual que el que no es hijo de Dios.
El Espíritu Santo me muestra ahora que muchas de ustedes solían interceder por las madrugadas y ahora, como ven que la cosa se ha calmado, han dejado de levantar ese altar para el Señor. Se han confiado y el enemigo está entrando por esas puertas que no están cuidando, por ese vallado que no están levantando. Tenían la boca caliente por mí, encendida en llama de fuego por el poder de las palabras que salían de sus bocas cuando intercedían.
Pero ahora, el enemigo ha puesto hielo en ustedes y han dejado de proclamar, han dejado de interceder, han dejado de llevar esos asuntos importantes de sus familias, de sus casas, de sus congregaciones delante del trono de Dios. Se están confiando, me dice el Señor, vuelvan a esas madrugadas de comunión con Dios, vuelvan y levanten de nuevo ese vallado que están dejando que el enemigo destruya, poco a poco.
Muchos varones habían comenzado a evangelizar, habían salido a las calles aprovechando de la situación de la pandemia, de la desesperación, del encierro, de la soledad, del hambre. Algunos habían salido a sembrar la palabra de Dios, pero como vieron que todo se calmó, dijeron: ‘¿Para qué voy a salir ahora si está todo bien?’ y guardaron sus sacos de semillas adentro de sus casas. Esto no debe ser así, hijitos. Trabajen para mí, dispersen la semilla del Reino a tiempo y fuera de tiempo, dice el Señor, pesquen, conviértanse en pescadores de almas, porque hay mucha gente necesitada, hay peces desesperados por comer de ese alimento que les tengo que dar.
No hace falta que sus ojos tengan que ver que hay necesidad para que realmente la haya. Caminen por fe y obedezcan al Espíritu Santo que los está llamando a salir, a llevar las buenas nuevas, a predicar, a evangelizar. Respondan a ese llamado del Señor en sus vidas, no se queden, no esperen a que los encierren de nuevo, dice el Señor.
Muchos de ustedes se habían llenado del poder del Señor en oración, en ayuno, en alabanza, en danza, en canto. Estaban llenos, eran como una vela encendida, eran como una hornalla que estaba colocada en máximo, y ahora están dejando disminuir ese fuego. Y si bien el enemigo les da un golpe seco, no están preparados para resistir, ni para contrarrestar ese golpe. No se dejen estar, porque él no pierde tiempo y va por cada uno de nosotros y nos hace caer uno a uno.
Dice el Señor, levántense, hijitos, como columnas fuertes, edifiquen sus vidas espirituales, párense de nuevo sobre la Roca, establezcan el fundamento de sus vidas en mí, enseñen a sus hijos, fortalezcan a sus familias (espiritualmente hablando), porque el enemigo viene por los niños y les está llenando las cabezas de ideas demoníacas, de libertinaje, de pecado, de que todo está permitido, de que pueden ser lo que quieran, de que pueden llamarse como se les ocurra.
Quiten esa cizaña de su casa, quiten esa paja de su casa, limpien la doctrina en sus hogares, porque cuanto menos lo esperen, sus ojos van a ver otro sacudón.
Muchos de ustedes saben, los que vienen siguiendo este canal, que hace años que vengo diciendo que viene crisis económica, que viene escasez, hasta la palabra recesión he escuchado en estas profecías. Les he hablado del caballo negro, con los cuales muchos en este tiempo están soñando, porque el Señor está advirtiendo que se vienen estas cosas, que viene inflación al mundo. He hablado por algunos años de estas cosas.
El Señor me dice, cuiden sus bolsillos, prepárense para la escasez, no caigan en cualquier engaño de inversión, no se dejen llevar por cosas que les prometen ganar dinero rápidamente. Tengan cuidado porque detrás de las criptomonedas veo manos del enemigo, cuerdas que se mueven que no están a la vista. Tengan cuidado, porque hay trampas por todos lados para los que quieren invertir. Pregúntenme a mí lo que tienen que hacer, y pídanme que los guarde de toda trampa, de todo engaño, de toda tentación, porque el diablo viene en este tiempo a ofrecerles soluciones rápidas, aparentemente buenas, prometedoras, pero tomándose de la codicia de muchos, tomándose de la desesperación de muchos y aprovechando de que muchos no quieren escuchar mi voz, no quieren buscar mi guía.
El enemigo provoca que caigan en pozos, donde después no pueden salir. Tengan cuidado, dice el Señor, porque Yo prefiero manos trabajadoras, Yo amo aquellas manos que están gastadas de trabajar, de ganar el alimento justamente.
Cuidado, hijitos, porque hay un engaño mundial, hay un engaño mundial. Pregúntenme a mí, en qué tienen que invertir para proteger sus capitales, a través de estas cosas, el enemigo está colocando a muchos hijos de Dios en cárceles espirituales, porque al destruir la economía de la casa, empiezan a caer en otras áreas, el matrimonio se empieza a desgastar, los hijos se empiezan a deprimir al entrar en pobreza y las otras áreas, si la persona no está fuerte y arraigada en la fe, las otras áreas también empiezan a caer.
Dice Dios, tengan cuidado, abran sus ojos y veo monedas, esas monedas que representan las criptomonedas, cuidado, porque las presentan ante sus ojos, brillantes como el oro, pero muchas veces traen muerte y destrucción, y me revela ahora el Espíritu que este sistema es como una red que va creciendo en la vida de la persona y se va comiendo todo lo que tiene, y cuando la persona quiere acordarse, quiere reaccionar, quiere hacer algo, ya es tarde porque este sistema ya comió todos sus ahorros, comió todo lo que tenía y de repente en un abrir y cerrar de ojos todo eso desaparece.
Ayúdanos Señor, a reconocer todo el daño del enemigo, dice el Señor, alerta, no crean todo lo que les ofrecen, no pongan su confianza por causa de ver algo que parece bueno, que parece perfecto, una oferta muy jugosa, cuidado porque detrás de ese sistema está el enemigo moviendo sus hilos, y los magnates del mundo están recaudando en sus tesoros, de los ahorros de la población. ¡Cuidado con ese sistema!
Así en este tiempo hay distintos engaños que se están cerniendo sobre la tierra y que los hijos de Dios no están viendo. Por eso Dios hoy llama y dice alerta, abran sus ojos, estén atentos, no dejen al Espíritu de Dios afuera de nada, de ningún aspecto de sus vidas, ni siquiera en lo económico, ni siquiera en lo financiero, porque veo muchas personas que se congregan, que oran, que leen la Palabra, que están en el Señor, pero a la hora de realizar sus inversiones, a la hora de administrar lo que Dios les dio económicamente hablando, dejan al Espíritu Santo de lado, y entonces el maligno tiene una puerta en sus vidas.
No se salgan de mi protección, dice el señor, no se salgan debajo de mi mano, los quiero proteger, pero estas cosas están llamando a muchos, y ellos están entrando por esas puertas, como una oveja que va al matadero pensando que va a recibir una bendición, pero termina siendo sacrificada para el bien de los magnates mundiales.
Así que pidan al Señor consejo en todas las cosas, porque este es un tiempo de engaños. Tenemos que entender que este es un tiempo de engaños, las noticias mienten y publican lo que ellos quieren, las ofertas económicas muchas veces mienten y nos ofrecen lo que ellos quieren que veamos para después dejarnos desnudos y descalzos.
No crean todo lo que ven, me dice el Señor. Este es un tiempo de engaños, aún con las prédicas, tengan cuidado con lo que escuchan, porque hasta hay gente profetizando cosas contrarias a lo que Dios está diciendo. Tengan cuidado, y pregúntenme todo a mí, sean mis amigos, acérquense a mí, y Yo les voy a responder lo que tienen que hacer y Yo los voy a llevar por sendas seguras, Yo soy la provisión, no apuesten a cosas que prometen dinero ligero, apuesten a mí y Yo los voy a sostener, porque en el medio de tanta hambre que se está viniendo y que se va a venir, Yo voy a proveer de los míos, pero Yo quiero tener la Gloria, no vos, en quién vas a apostar, en quién vas a poner todas tus fichas, si no es en mí, en el que lo posee todo, Dueño de la plata y el oro, no te preocupes, porque cuando falte al mundo, tú vas a tener de más, si pones tu confianza en mí, Yo te voy a proveer.
Así que este es el mensaje del Señor para su iglesia en este tiempo, no dormirnos, no confiarnos, estar velando, estar alertas, mujeres intercedan para que ningún tipo de engaño entre a sus casas, para que el Señor conceda sabiduría en los esposos en el área económica y financiera, y también, obviamente, las mujeres que están solteras o que sostienen, que tienen que trabajar, pídanle al Señor esa protección y el Señor no las va a dejar expuestas, pero la clave de este tiempo de engaños es mantenerse tomados de la mano del Señor Jesucristo. No confíen en lo que el mundo les ofrece, porque viene el huracán y no está lejos.
Renunciamos ahora a todo miedo, renunciamos ahora a todo temor y ponemos nuestra confianza en ti, Padre de la Gloria, oh gracias Señor, todo aquel que esté tibio que se arrepienta ahora y comprométase con el Señor.
Vuelvo a repetir, muchos de ustedes sueñan que les ponen un anillo en el dedo anular, que reciben un anillo de compromiso y en muchos casos me revela el Espíritu Santo, es el Señor llamándolos a que se comprometan con Él, amén.
Pongan sus manos en el fuego, pero no por el mundo, sino por Dios. Vamos a hermanos, adelante, arriba, levántense, no descuiden la oración, pídale al Señor que les abra los ojos todo el tiempo para poder discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero y el engaño porque es tiempo de mentiras y el mundo va a estar cada vez más mentiroso, entonces tenemos que escuchar la voz del Espíritu Santo aún más en estos tiempos, porque si no vamos a caer fácilmente en esas mentiras, amén.
Los bendigo y oro por ustedes para que el Señor abra los ojos que están cerrados, para que el Señor quite los velos de los que están tapados, para que el Señor devuelva la vista espiritual a los ciegos, para que el Señor perdone a aquellos que han invertido en ganancias deshonestas, para que el Señor por su Espíritu redarguya a todo aquel que está en algún tipo de pecado el cual no se dé cuenta, limpien sus vestiduras y acérquense más al Señor y Él va a responder todas sus preguntas y él va a sostenerlos, me dice el Señor, amén.