Bendiciones, amados hermanos. Bendito sea Dios por la oportunidad de poder volver a conectarme para administrar a la iglesia del Señor Jesucristo a través de su palabra por el Espíritu Santo de Dios. Sean todos muy bienvenidos, sean todos muy bendecidos.
Oh, Padre Santo de la gloria, te pedimos, Señor, juntos en esta noche, 02 de febrero del 2022, Padre, que sea tu Espíritu Santo ministrando a los que están pasando por pruebas de enfermedad, sé tú consolando, sé tú motivándolos, trayendo revelación por cualquier proceso por el cual estén pasando, estén transitando en este tiempo. Padre, te damos las gracias por poder congregarnos una vez más juntos en el espíritu, primeramente, para agradecerte, para adorarte, para darte toda la gloria a ti, porque todo viene de ti. Gracias, Padre, en el Nombre poderoso de Cristo Jesús, amén y amén.
¿Cómo están, amados hermanos? Dios los bendiga a todos los que se van conectando por mi canal de YouTube y por mi página de Facebook, que lleva por nombre «Noelia Ama a Jesús». Aquí con ustedes la hermana Noelia Fernández para entregar esta palabra profética que el Señor me entregó en estos días.
En estos días pasados, mientras yo misma estaba transitando por algunos procesos de enfermedad y otros procesos de otros tipos, el Espíritu Santo me hablaba a través de los versículos bíblicos, me traía una y otra vez el versículo:
[Lucas 22:32, RVR1960] Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Y el Espíritu Santo me traía este versículo una y otra vez, y me hablaba de las personas que están enfermas en este tiempo, de los procesos de enfermedad por donde la iglesia está pasando, específicamente, porque esta palabra es para la iglesia. Y el Señor me hacía entender que en gran parte Él estaba probando nuestra fe, y al mismo tiempo pidiendo para que nuestra fe no falte en estos procesos de enfermedad. Yo veo un martillo en este momento, un martillo que golpea a varios hermanos en la fe, a varios seguidores de Cristo Jesús. Es un martillo que va pasando y va golpeando con distintos tipos de enfermedad a la congregación del Señor Jesucristo. Pero al mismo tiempo veo al Señor, que Él observa cómo sus hijos están respondiendo a esta prueba de enfermedad. Y aunque a veces estoy viendo también que no todos hemos podido sentir la presencia de Dios tangiblemente cerca nuestro, igualmente Dios ha estado observando nuestras reacciones. Es decir, estoy viendo ahora que muchos de ustedes, mientras han pasado por estos procesos de enfermedad y están pasando por estos procesos de enfermedad, quizás no han podido sentir la presencia de Dios como en otros momentos. Quizás han sentido, se han sentido solos o les ha parecido que el Señor los ha abandonado.
Pero esto no ha sido así, porque yo veo a Dios mirando a cada persona, a cada hermano, a cada hermana, mirándonos de cerca para ver cómo reaccionamos estando ahí con nosotros, pero probando nuestra fe. Gloria al Señor, aleluya, porque esto quiere decir que el Señor no nos ha dejado solos y que él ha estado con nosotros en cada proceso, sea lo que sea que te haya estado pasando. El Señor ha estado ahí, orientándonos. Aleluya, dice la palabra del Señor:
[1 Pedro 1:3-7, RVR1960] Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
Porque esto es lo que el Espíritu Santo me revelaba, me mostraba en estos días, que a través de pasar por estas pruebas de enfermedad, muchos de nosotros, nuestra fe, estaba siendo sometida a prueba, así como se prueba el oro. Pero siendo nuestra fe mucho más valiosa que el oro, mucho más preciosa, dice Pedro. Así que es necesario, hermanos, me decía el Espíritu Santo, que pasemos por todo tipo de pruebas, por tribulaciones, por sufrimientos, porque a través del fuego nuestra fe va siendo probada, y el Señor está acelerando los tiempos en esta era, y tal vez estemos sintiendo, muchos de nosotros, que apenas si estamos saliendo de una prueba, entramos en otra, y tenemos apenas un respiro, y después entramos en otra distinta, y así, pruebas, no solo de enfermedad, sino otro tipo de pruebas, tribulaciones, angustias, sufrimientos, padecimientos.
Pero, así como el oro tiene que entrar en ese horno de fuego para ser probado, ¡cuánto más nuestra fe tiene que ser probada! Porque no alcanza con decir «yo tengo fe en Dios, yo creo que el Señor está en mí, y yo sigo al Señor Jesucristo pase lo que me pase», sino que la fe se prueba mediante las obras. Amén, así lo dice la palabra del Señor, y eso es lo que el Espíritu Santo me traía en estos días para compartir con ustedes. Uno de los versículos que más seguido venía a mi mente es:
[Job 2:5, RVR1960] Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
Después de haber pasado por otro tipo de pruebas, Job, ahora Satanás estaba hablando con Dios para que el Señor extienda su mano sobre las carnes de Job, sobre sus huesos, dice la Biblia, pensando que Job iba a blasfemar contra Dios. Dice la palabra del Señor:
[Job 2:1-8, RVR1960] Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
Este versículo, el versículo 5, era el que el Espíritu Santo me traía también en estos días: «Pero extiende ahora tu mano y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia». Y por este tipo de prueba me hacía entender el Señor que gran parte del pueblo del Señor Jesucristo está pasando, para ver si no blasfemamos contra Dios, para ver cuál es la medida de nuestra fe, para ver si nuestra fe disminuye en su medida cuando somos probados, cuando nuestra carne es tocada. Y veo un contenedor de fe, como un vaso o algo así, que tiene una medida de fe, y en algunos de ustedes, cuando fueron probados a través de la enfermedad, esta medida disminuyó, pero en otros, esta medida continuó siendo la misma, y aún en otros, hasta esta medida de fe aumentó al finalizar la prueba. ¿Cuál de estas tres opciones te tocó vivir a través de la enfermedad? ¿Tu fe disminuyó, se mantuvo o sentiste, te sentiste que tu fe ha aumentado después de haber pasado la prueba de la enfermedad que pasaste? Porque no te olvides que los ojos del Señor están en todos lados, y Él está mirando tu proceso y Él está esperando que te abraces de la cruz del Señor Jesucristo, aunque estés pasando por sufrimientos indecibles aún en la carne.
Hijitos míos, dice el Señor, los estoy tocando con mi mano extendida y estoy tocando su carne, para probar y para hacer que se muestren aquellos que verdaderamente me aman. (Noelia) Y veo como una fila, como una fila de personas en horizontal, uno al lado del otro; todos están siendo probados, pero solo algunos dieron un paso adelante, lo cual simboliza un paso de fe; solo algunos avanzaron, pero muchos se quedaron atrás, muchos se quedaron en el lugar donde estaban. No supieron entender, me dice el Señor, que yo quería ver hasta dónde me amaban, hasta dónde me creían, si eran capaces de seguir adorándome en medio de la enfermedad.
Y veo que cuando estas personas, algunas avanzaron, cuando dieron un paso adelante de esa fila, se iluminaron más, ganaron más luz, porque, me dice el Señor, que cuando pasamos por una prueba y somos aprobados, nuestro espíritu gana más luz. (Noelia) Y veo que muchos de ustedes están frustrados, el Espíritu Santo me muestra en este momento que muchos de ustedes tiraron la toalla en esta prueba de fe por donde pasaron a través de la enfermedad, pero el Señor es misericordioso y dice: vuelve a mí, vuelve a creer. Y el Espíritu Santo me revela que muchos tienen que arrepentirse de haber dejado de confiar en Dios mientras pasaban por estas pruebas de enfermedad, porque pensaron que Dios los había abandonado, porque pensaron que Dios los había entregado en las manos de Satanás, porque no le creyeron al Señor, porque no entendieron lo que estaba pasando, porque en vez de abrazarse a la cruz decidieron meterse en la oscuridad y escuchar los pensamientos demoníacos que él les hablaba en sus mentes.
Arrepiéntanse, dice el Señor, arrepiéntanse para que yo los pueda limpiar, pónganse a cuentas conmigo para que sus vestiduras vuelvan a ser blancas como la nieve y podamos seguir juntos en este camino. ¡Aférrense a mí! Para todos los que están angustiados, veo muchos que están pasando por esta enfermedad del COVID-19, muchos con distintos síntomas, algunos más leves, otros más fuertes, otros que no se pueden levantar de la cama, otros hospitalizados, otros que tienen familiares, conocidos, amigos que están pasando por esta enfermedad. Pero aférrense a él, que tengan esperanza (y escucho la palabra esperanza), que entiendan que el Señor está refinando a su iglesia como se refiere al oro. Y el Espíritu me hace entender en este momento que estas cosas estaban anunciadas, el Señor viene diciendo no solamente a través de la Palabra escrita, a través de la Biblia, sino a través de muchas bocas proféticas que la iglesia iba a pasar por muchas pruebas y cuando surgió esta enfermedad, muchos pensaron equivocadamente, en esta peste que fue desparramada por el mundo, que a ellos no les iba a tocar, no entendiendo que el Señor iba a utilizar esta enfermedad para probar nuestra fe, para refinarnos, para salir, para que salgamos más fortalecidos, para ver si realmente en los momentos de sufrimiento seguíamos alabándolo, seguíamos adorándolo.
Muchas pruebas vienen para la iglesia del Señor Jesucristo. Necesito aprobar a mi pueblo, dice el Señor, porque mi iglesia está dormida. Necesito sacudirla para que muchos despierten y entiendan que yo ya vengo, pero no puedo venir por una iglesia sucia. No puedo venir por ti si no me crees. Levántense, levántense, hijitos, levántense, tómense nuevamente de mi mano, porque no soy yo el que me he alejado de ustedes, sino que muchos me han dado vuelta la cara, me han dado la espalda a la primera que fueron probados. Pero aquí estoy, no me he apartado, no me he ido. Vuelvan a mí y déjenme, déjenme que los refine, déjenme que trate con sus caracteres. Confíen en mí porque tengo propósitos en ustedes. Crean a mi Palabra, y prepárense porque esto no es lo único que viene a la iglesia del Señor Jesucristo; cosas mayores van a venir.
[Santiago 1:3, RVR1960] sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Y esa palabra en el Nuevo Testamento también puede ser traducida como perseverancia. ¿Cuántos de ustedes saben perseverar en medio de las tribulaciones? Porque es fácil decir «yo me mantengo en pie cuando todo está bien», pero la fe se muestra en el medio de las dificultades. Allí resurge la flor, allí se ve, porque veo como una flor nacer que simboliza la fe del cristiano y me dice el Espíritu Santo que cuando pasamos por una prueba, como debe ser, nuestra fe renace como una flor. Y en vez de salir afectados en nuestra fe, salimos fortalecidos en la fe. Pero para muchos, esta flor que simboliza la fe en esta visión, apenas empieza la tribulación, esta flor se marchita porque no estaban fundados sobre la Roca, porque tenían ideales equivocados de lo que es la fe en el Señor Jesús, de lo que significa ser un seguidor de nuestro Señor Jesucristo. Todo aquel que no estaba plantado en buen terreno es arrancado, y cuando el Diablo pide para que seamos zarandeados, solo quedan aquellos que verdaderamente estaban cimentados en la fe.
Y en este tiempo tienen que saber que verdaderamente el Diablo ha pedido por la iglesia para zarandearnos. El Señor viene hablando hace muchísimo tiempo para que nos preparemos porque iban a venir pruebas de distintos tipos a la iglesia. Lo dice la palabra del Señor, que en los últimos tiempos vendrían pestes, terremotos, hambres, guerras, pero que el que persevere hasta el fin será salvo. Por eso tenemos que aprender a perseverar, y una de las maneras es a través de pasar distintas pruebas, como cuando un maratonista o una persona que corre carreras tiene que saltar las vallas. Dice el Señor: así los míos tienen que aprender a resistir hasta el final, corriendo esta carrera de la fe, salteando los obstáculos, prosiguiendo a la meta, al blanco. Tienen que entender, hijitos, que hay un propósito para lo que les está pasando. No bajen los brazos; su cuerpo puede estar débil, pero sus espíritus tienen que ir de fortaleza en fortaleza. Quizás no pueden pronunciar palabras con sus bocas, pero sí pueden orar en el espíritu, adorándome en sus espíritus por más que sus cuerpos estén postrados en la cama. Muchos de ustedes piensan que no pueden más, pero dice la palabra del Señor:
[1 Corintios 10:13, RVR1960] No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Así que el Señor no nos dejará ser probados más de lo que podamos resistir. Pero yo veo otra vez que muchos de ustedes prefieren creer en las mentiras que el enemigo les habla en sus mentes, diciéndoles que Dios los ha abandonado, que no van a resistir, que no van a poder, que no van a llegar, que se van a quebrar, que se van a caer, que no van a llegar a la meta. Mentiras del enemigo, que para aquellos que creyeron en estas cosas tienen que arrepentirse y dejar que el Señor lave esos pensamientos inicuos que dejaron entrar. Y el Señor vuelve a hablarme para su iglesia, para todo aquel que está pasando por este tipo de pruebas en la carne, que son tan difíciles de sobrellevar, y el Señor me dice: hijitos, estoy con ustedes. Ahora les hablo a aquellos que no han perdido la fe, a aquellos que han confiado en mí en todo tiempo. Los estoy tomando de la mano mientras ustedes pasan por este proceso, mientras están siendo lavados y purificados. Allí estoy yo al lado de sus camas, acompañándolos aún en la enfermedad, amándolos, no los he abandonado. Para aquellos que confían en mí, que confiaron en mí en todo el tiempo, en todo tiempo vienen recompensas. Una vez que pases por esta prueba, una vez que saltes esta valla, ya no vas a continuar tu carrera como antes, sino que vas a salir beneficiado y te vas a sentir fortalecido, y vas a sentirte más liviano, porque te voy a haber despojado de cosas que no aprovechaban, para que sigas corriendo en este camino de la fe.
Una vez que se levanten, dice el Señor, se van a sentir fortalecidos en la fe, van a tener testimonio de haber pasado por la prueba, habiéndome creído, habiendo sabido que Yo estaba con ustedes, teniendo esa certeza de que Yo los acompañaba. Yo alabo este tipo de fe, Yo estoy buscando entre los míos para que se manifieste este tipo de fe, que verdaderamente brilla como oro puro ante mis ojos. Eso es lo que busco en ustedes, eso es lo que quiero, que por más que sean sacudidos, que por más que estén siendo zarandeados, pueda verse su amor por mí.
(Noelia) Job dijo en un momento de su prueba: «Yo sé que mi redentor vive. Jehová dio y Jehová quitó, sea el nombre de Jehová bendito. ¿Que recibiremos de Dios el bien y el mal no lo recibiremos?» Y mientras gente a su alrededor, como su propia esposa, le decía: «¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete», él se mantenía íntegro en su fe. Y esto es un ejemplo para nosotros, para ser probados y salir como el oro. Esta es la reacción que deberíamos tener en cualquier tipo de circunstancias por las cuales estemos pasando, incluyendo la enfermedad. Pero lo que pasa es que estoy viendo que algunos de ustedes fueron fuertes durante otro tipo de pruebas, su fe se mantuvo intacta e inclusive salieron mejor y salieron aprobados, pero cuando vino la enfermedad se les cayó, se les cayó el mundo. Cuando vino la enfermedad, ese edificio que estaba siendo edificado se desmoronó. Cuando fueron tocados en su carne con un solo dedo, se desesperaron.
Dice el Señor que aun así, si eso es lo que te pasó, que vuelvas a Él para que Él te restaure, para que Él te levante, porque su misericordia es grande, porque su piedad es eterna. No decaigan, levántense y utilicen las armas espirituales que les he dado, porque esto es una guerra, es una guerra de fe por la cual están pasando, hijitos. Aún falta que muchos sean tocados, no solamente por este virus que anda circulando en el mundo, sino por otro tipo de enfermedades. Aún muchos van a ser tocados, porque estoy probando a mi pueblo, y los estoy llamando a un mayor nivel de santidad, porque a través de pasar por procesos de enfermedad, muchos de nosotros pudimos reconocer alguna falla en nuestro caminar, y así arrepentirnos y cambiar en ese aspecto de nuestra vida. Todas las cosas ayudan a bien para los que aman a Dios, dice la Palabra de Dios, y eso es lo que el Señor está haciendo en este tiempo: refinarnos, probarnos, transformarnos, elevarnos, ascendernos a través de estas pruebas de enfermedades. Porque si el Señor tiene sus ojos en nosotros para hacernos pasar por estos procesos, quiere decir que Él está pendiente de nosotros, que no nos ha abandonado, que Él nos está llevando de gloria en gloria.
(Noelia) Y ahora el Espíritu me hace sentir un amor tan profundo, tan grande. Es ese amor que el Padre siente por nosotros, por sus hijos. Es necesario, me dice Dios, es necesario que sean refinados, porque el reino de las tinieblas no pierde tiempo, y avanza, y los hijos de la oscuridad son sagaces, y van creciendo en poder y en autoridad, en conocimiento, en práctica, en entrenamiento. ¿Cuánto más mis hijos tienen que avanzar? Ese es otro de los propósitos por los cuales gran parte de la iglesia del Señor Jesucristo está pasando por pruebas de enfermedad, porque no podemos seguir como estamos. De alguna manera, el Señor tiene que abrirnos nuestros ojos para que despertemos, y siendo sacudidos en ese sacudón, en esta tribulación, en esa prueba, entonces despertar y darnos cuenta de que nos estamos quedando estancados, que nos estamos quedando atrás, que no estamos avanzando. Más a veces estoy utilizando la enfermedad como una alarma, como una alerta, de que mis hijos tienen que despertar y avanzar en el espíritu. A veces es un llamado de atención, para que abran sus ojos, miren a su alrededor y se levanten de la silla donde están sentados.
Y veo efectivamente que muchos de ustedes no son iguales que como eran antes de pasar por ciertas enfermedades, cambiaron. Para muchos fue como una cachetada que los hizo despertarse de un sueño, y la Palabra del Señor dice: «porque ya es tiempo de despertarnos del sueño, porque la noche está avanzada, y mientras la noche avanza tenemos que estar velando, alertas para que el ladrón no venga y mine en nuestras casas», y eso era lo que estaba pasando en muchos, en mucho pueblo del Señor Jesucristo. Estoy viendo que muchos supieron aprovechar de lo que Dios quiso enseñarles a través de pasar por estos procesos de enfermedad. Muchos preguntaron al Señor: «¿Cuál era la causa de la enfermedad por la cual pasaban? ¿Señor, por qué estoy pasando por esto? ¿Señor, por qué me estás probando de esta manera? ¿Cuál es la causa de mi enfermedad, el motivo?» Y muchos, al recibir la respuesta de Dios, pusieron en acción ese cambio que el Señor estaba esperando, se pudieron arrepentir de cosas que no estaban bien en sus vidas, se pusieron a cuenta con el Señor.
Entonces, muchas veces Dios utiliza la enfermedad para que una persona salga del pozo en donde está metida y venga a la luz; para que aquel que está alejado de Dios se vuelva a acercar; para que quien estaba tibio se vuelva a calentar. Todas las cosas ayudan a bien para los que aman a Dios, inclusive procesos de enfermedad. Confía, hermano, confía que el Señor no te ha abandonado, porque Él dijo: «Estoy con ustedes hasta el fin del mundo». Significa hasta el fin de los días. Dijo que estaría con nosotros, y no es Él el que se aparta, recuerda. Pero si te has apartado del Señor hoy, Él te llama a su presencia: «Quiero que estés conmigo», dice el Señor. «Quiero que vuelvas, quiero que vengas a mi presencia y te acerques, para que yo pueda abrazarte, para que yo pueda restaurarte, para que yo pueda encender ese amor que sentías por mí nuevamente, para que vuelvas a ese primer amor que dejaste atrás por causa de no entender lo que estaba pasando, de no confiar en mí, de no moverte por fe y no por vista». Muchos, mientras estaban enfermos, y también les estoy hablando a los que están enfermos, estaban esperando una señal, una palabra profética, querían sí o sí que el Señor les revele cuál era la causa de la enfermedad, que el Señor les hable o que el Señor les prometa algo, y este tipo de cosas, sin entender que Dios estaba esperando que camines con los ojos cerrados, pero con la certeza de saber que Él estaba contigo.
Padre, restaura la fe de todos aquellos que se han sentido defraudados engañosamente, porque el enemigo les hizo creer que los habías abandonado. Padre, restaura en este momento a todo aquel que trastabilló en esta carrera, a todo aquel que cayó y no se puede levantar, así como cuando Job estaba lleno de sarna y buscaba un tiesto para rascarse esa sarna insoportable que tenía en su cuerpo. Mientras él soportaba ese dolor, aún mantenía su integridad. Enseña a tu iglesia a mantener la integridad, a seguir amándote y no solo amándote, sino adorándote, alabándote, aun estando cerca del portal de la muerte. En el poderoso nombre de Cristo Jesús, yo te pido, Señor, que ministres a tu pueblo ahora, no solo en sanidad, sino que ministres fe a tu pueblo. Yo te pido en esta hora que la fe de mis hermanos no falte mientras están siendo probados, mientras se están padeciendo en la carne, que sus espíritus se vayan fortaleciendo y no solo fortaleciendo, sino vivificando. En el nombre de Jesús, Señor, vivifica los espíritus de los hermanos que están enfermos ahora, y aun de los que han quedado débiles por causa de la enfermedad. Aumenta la medida de la fe, otorga confianza y esperanza. Yo en este momento corto toda maldición de enfermedad en todo aquel que mira este vídeo. Yo, en este momento, quiebro toda brujería que ha provocado enfermedades en el pueblo del Señor Jesucristo. En este momento, paso aceite de sanidad en todo aquel que observa y que recibe esta palabra por fe. Yo bendigo a todo aquel que está mirando y recibe esta palabra. Yo desato cadenas ahora en el nombre de Jesús. Oh Padre Santo, ahora abre puertas de las cárceles para liberar a los que están cautivos por espíritus de enfermedad.
Padre de la gloria, a todas esas mujeres a quienes el enemigo les habló en sus mentes para que pierdan la fe en tu amado hijo Jesucristo mientras pasaban por la enfermedad, te pido que laves ahora esa mente, les quites esas mentiras demoníacas de sus pensamientos para que recobren la fe y la confianza en ti, Señor, en el nombre de Jesús. Nosotros tenemos la potestad, me dice el Señor, la potestad con esa palabra de decidir adorar al Señor en medio del sufrimiento. Y me dice el Espíritu: Y utilicen esta potestad que les he dado de adorarme, sea cual sea la circunstancia por la cual estén pasando. Es una potestad que ustedes tienen y que nadie, ni siquiera el Diablo, les puede quitar. Es una potestad que les he entregado Yo y que quiero que pongan por obra, que utilicen para tener la capacidad de seguir adorándome en medio de la adversidad. Aun cuando sientan que están en el medio de un huracán, siendo sacudidos, aun cuando sientan que ustedes no pueden estar en control de nada mientras se están pasando por ese huracán que los toma y los arrebata y los sacude, y ustedes sienten ese sacudón, aun sus espíritus pueden estar en estado de adoración, aún pueden alabarme con sus labios y reconocer que Yo Soy Dios. No corran de mí, acérquense confiadamente delante de Mi Trono, al Trono de la gracia, para que yo les hable, para que yo los consuele, para que yo los sostenga. Párense firmes sobre la Roca que es el Señor Jesucristo para poder resistir todo tipo de vientos que va a soplar sobre la iglesia, porque ciertamente este solamente es uno de los vientos que viene a soplar sobre la iglesia, pero no es todo, aún viene más.
¿Cuánto están dispuestos a soportar por amor a mí? ¿Cuánto, hijitos? Porque muchos de ustedes me dijeron en algún momento: «Padre, estoy dispuesto a pasar lo que sea por amor a ti». Pero cuando verdaderamente vino la prueba, algunos volvieron atrás y tuvieron que replantearse si verdaderamente estaban entregados al Señor. Tuvieron que replantearse si verdaderamente estaban confiando en el Señor o en sí mismos. Estoy probando a los míos, y a través de esa prueba los estoy preparando para lo que viene, porque es necesario que paso a paso vayan siendo probados y preparados para poder resistir la próxima contracción en estos dolores de parto que está pasando la tierra. Los estoy preparando para lo que viene. No pueden seguir igual, tienen que crecer, no queda otra alternativa, porque el que se quede como está, el que se quede atrás, no va a poder resistir lo que viene. Y para poder ser capaces de soportar de pie todo lo que viene a la tierra, en estos últimos días mi iglesia tiene que ser probada, porque sin fe es imposible agradar a Dios, y nuestra fe debe aumentar en estos días para poder resistir los cambios que vienen al mundo.
Entiendan, hijitos, que hay un propósito por el cual yo estoy permitiendo que les pasen ciertas cosas. No estoy ajeno a su dolor, en el sufrimiento que están pasando, pero sí hay un propósito de ese, dice el Señor. Yo me ocupo de los míos. Yo me ocupo y escucho a todo aquel que clama. No piensen que no te he escuchado, no piensen que no he estado contigo en medio de esta soledad, de este proceso, aún estoy allí; (Noelia) y veo que gran parte de la iglesia del Señor Jesucristo está siendo metida en el fuego de la prueba, literalmente estamos entrando en el horno de fuego. Pero, así como los tres hebreos no estaban solos adentro del horno de fuego, asimismo el Señor está con nosotros mientras pasamos por este refinamiento de fuego, que arde, que quema, que duele, que cuesta, pero que tiene un propósito para nuestra fe.
[Romanos 5:3-4, RVR1960] Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
¿A cuántos de ustedes no les faltaba la paciencia? ¿A cuántos de ustedes o de nosotros no nos faltaba la perseverancia? ¿A cuántos no nos faltó la esperanza en medio de estas pruebas de enfermedad? Entonces, gloriémonos en estas tribulaciones, sabiendo que estas tribulaciones están produciendo paciencia, perseverancia en nuestro caminar, sabiendo que no vamos a salir iguales de ese horno de fuego cuando termine esta prueba de fe, y que el Señor está con nosotros hasta terminar este proceso. Y me sigue hablando el Espíritu Santo, porque sabe el Señor que su pueblo está necesitado de una palabra de consolación en medio de estos procesos que están pasando. Y el Señor dice, hijitos, tengo mi mano sobre ustedes, tengo mi mano sobre el mundo, no he quitado mi mano de sobre ustedes, no le crean a lo que el enemigo les habla, escuchen mi voz, déjense moldear como un vaso que está siendo formado por el alfarero, déjense pulir, entréguense a mí para que yo los haga relucir aún más que lo que relucían antes. Y el Espíritu me revela ahora que aún muchos de ustedes le pidieron al Señor ser refinados. Muchos de ustedes le dijeron a Dios, «Padre, transfórmame, Señor, quita de mí lo que no sirve, cámbiame, renuévame, refíname».
Y Dios respondió esas oraciones. Sépanlo, que para algunos de ustedes esto que están pasando es la respuesta a sus oraciones. Quizás ese refinamiento, esa transformación, no es como ustedes lo esperaban, no es como ustedes lo pensaban, pero los caminos de Dios no son nuestros caminos y son superiores a los caminos del hombre. Así que resistan, hijitos, resistan, resistan mientras son zarandeados, resistan mientras son probados, resistan mientras el fuego los esté quemando, porque estoy quemando impurezas que no tienen que estar, los estoy limpiando, dice el Señor, porque ustedes son míos y yo me ocupo de ustedes. Los estoy llamando a un nivel mayor de santidad en este tiempo. Les estoy colocando un espejo delante de sus caras, un espejo de la verdad, para que puedan reconocerse y para que puedan ver cosas que estaban mal y que tenían que cambiar, que si no hubieran pasado por estos procesos de enfermedad no podrían haberlas visto. Este es el tiempo de levantar a los dormidos, este es el tiempo de resucitar a los que están muertos en el espíritu, este es el tiempo de llevar a mi pueblo un paso más adelante. Pero para llegar a ese punto, la fe debe pasar por la prueba de fuego. Pero no interpreten que no los estoy llamando, interpreten que me estoy ocupando de los míos, que estoy con ustedes, aunque no me puedan ver. Caminen por fe y no por vista, y muéstrenme que ustedes realmente creen que yo soy su Dios.
Gracias, Señor, por esta palabra poderosa que has entregado a tu iglesia, y en esta noche te damos las gracias. Bendecimos tu santo nombre, Padre. Te adoramos, te alabamos, te glorificamos, Señor. Aún en medio del dolor, yo siento que muchos ahora han sido consolados, han sido fortalecidos en la fe. Mi Padre me muestra que muchas lágrimas han caído a través de esta ministración, pero son lágrimas de purificación, de limpieza, que muchos estaban esperando esta palabra y que, a partir de ahora, van a poder encontrar esa fuerza que necesitaban para poder continuar lidiando con los procesos que están pasando. Gracias, Señor, esta palabra ha sido medicina para muchos de ustedes. Veo ahora que muchos están comiendo este pan que el Señor está hablando en este momento y que ese pan está sanando sus cuerpos, está trayendo sanidad a sus cuerpos porque es palabra de vida que está entrando en ustedes mientras las estoy hablando por el espíritu.
Continúen creyendo al Señor porque él no nos abandona; sean fuertes y resistan porque Dios está con ustedes. Te pido, para terminar esta ministración, que sea tu Espíritu Santo, Señor, recorriendo cada casa de cada hermano, de cada hermana, trayendo sanidad, trayendo liberación, quebrando ataduras, desatando ligaduras en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Yo reprendo ahora todo espíritu de enfermedad que no tiene derecho de estar en cada cuerpo en el nombre de Jesús y le ordeno que salga en este momento por el poder de Dios. Yo veo aceite que está siendo derramado en el pueblo del Señor Jesucristo ahora, y me dice Dios que unjan a los enfermos con aceite en el nombre del Señor Jesús para que sean sanados, que lean la palabra del Señor a modo de medicina varias veces al día, que coloquen música de alabanza para que el ambiente se vaya limpiando de todo virus, de toda bacteria, de toda enfermedad; que oren en lenguas regularmente para que sus espíritus sean edificados mientras sus cuerpos son tratados; que pidan más fe y que resistan el quebranto y la humillación; que pidan perdón a quien tengan que pedir perdón para que sean sanados; que confiesen sus pecados delante de Dios para que el Señor los pueda sanar, o mejor dicho, para que el Señor lo sane; que no dejen de orar, que no dejen de hablar con Dios para expresar cómo se sienten, para sacar toda la mugre que está estancada en sus almas y eso traiga sanidad; que busquen la guía, la dirección del Espíritu Santo para saber qué tienen que comer, qué tienen que tomar, si tienen que visitar a un médico o no. Algunos tienen que ayunar para encontrar sanidad, algunos tienen que apartarse y estar en soledad en comunión con Dios para que el Señor les pueda revelar cuál es la raíz de la enfermedad y cuál es la solución, dice el Señor. Amén, amén, porque el amor cubre multitud de pecados y, si hubiera un pecado abriendo las puertas para que entre la enfermedad en sus vidas, amando se podrá cubrir este pecado, porque a través del amar están siendo limpiados. El amor limpia, el amor sana, el amor fortalece, el amor levanta, vivifica. Aquellos que están llenos de amargura, de rencor, de falta de perdón, dejen atrás todas estas cosas para que, liberando sus corazones de esta maldad, el Señor los pueda limpiar. Pídanme sanidad, pídanme que los sane, vengan a mí primeramente antes que a cualquier doctor, porque un hombre puede sanar el cuerpo, pero si el problema, la raíz de la enfermedad, está en el alma y no es tratado, la enfermedad puede volver, y yo puedo mostrarles cuál es la razón. Vengan a mí como primera medida, como primera instancia, y no como la última, no como la última opción, no porque es lo último que les queda, no porque ya no saben qué hacer, no porque ya recorrieron todos los doctores y no encuentran sanidad. Vengan a mí primero, para que yo dirija sus pasos y les indique qué camino tienen que caminar, y pondré luz en sus vidas y hablaré a sus conciencias para que sepan lo que tienen que hacer.
Bueno, amados hermanos, hasta aquí he compartido la palabra del Señor en este 2 de febrero del 2022. Espero que sea de edificación para la iglesia del Señor Jesucristo. De hecho, estoy segura de que esta palabra no volverá vacía, sino que hará todo lo que el Señor quiera hacer y que seguirá trabajando a partir de ahora en todos los que la han escuchado. Glorificamos a Dios por todo lo que ha hablado hoy a su pueblo, por la consolación que ha traído, por la claridad que ha traído, por la revelación que ha traído, por el amor con el cual nos ha tratado en esta noche. Muchísimas gracias por estar atentos a las publicaciones, por las oraciones. Sé que también han construido pared de protección, sé que también han sido la razón por la cual el Señor me ha levantado en este tiempo después de yo misma haber pasado y todavía estar transitando un poco de debilidad y algunas que otras cosas, pero sostenidas en la fe plantada, confiando siempre en el Señor Jesucristo.
Saludos a todos, bendiciones, y apliquen los consejos por el Espíritu Santo que el Señor ha dado en este tiempo para los que están enfermos, amén. No pierdan la fe, no pierdan la esperanza; al contrario, sigan creciendo cuando el enemigo más los quiere aplastar, amén, aleluya, gloria al Señor. Un abrazo a todos desde Argentina, y nos vemos próximamente si Dios así lo permite.