Palabra profética recibida en un vivo
[Daniel 2:21, RVR1960] Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
[Hageo 2:9, RVR1960] La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
Tomen esta copa que les doy, dice el Espíritu Santo. Beban esta copa que les doy, dice el Señor, porque en estos días, el fuego del Espíritu Santo se va a levantar como nunca antes, me dice el Señor, y viene un Pentecostés de los últimos días, y voy a encender muchas hornallas que estaban apagadas. Van a arder por amor a mí y van a quemar la inmundicia del mundo y van a quemar la injusticia, dice el Señor, y van a destruir las obras del mal a través del fuego de mi Espíritu Santo. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor!
¿Cuántos quieren servirme? pregunta Jesús en esta hora. Yo escucho al Señor preguntar: ¿Cuántos me quieren servir? Entonces renuncien a todo, dice el Señor, y carguen con su cruz, así como Yo cargué la mía. Porque muchos quieren recibirme, dice el Señor, pero no todos quieren renunciar a todo. No todos quieren dejar de mirar atrás a su pasado. Muchos siguen sentados en la silla. ¡Levántense, porque seguirme se hace caminando, no se hace estando sentados! ¡Amén, Gloria al Señor!
¡Vengan a mí! ¡Beban de estas aguas gratuitamente, dice el Señor Jesús! Pónganme sus manos que Yo les voy a dar, dice el Señor Jesús. Aquí reparto, como en el día que multipliqué los panes y los peces y repartía milagrosamente, así estoy repartiendo hoy. Tengo abundancia para todos, dice el Señor, tengo para darles mucho, hay muchos tesoros escondidos también que les quiero revelar. Pero, ¿cuántos están dispuestos a llevar la cruz para ser capaces de cargar con estas revelaciones de los últimos días? pregunta el Señor. Porque necesito vasos vacíos, transparentes y limpios, para poder derramar el aceite de mi Espíritu con poder y con gloria. ¡Límpiense, dice el Señor! ¡Limpien ese vaso que son ustedes mismos, para que Yo pueda derramar mi Espíritu en él y manifestarme con poder y con gloria!
Porque estos son los días predicados por Joel, quien dijo que el Espíritu sería derramado sobre toda carne. Progresivamente, el Espíritu se está derramando sobre toda carne. Está cayendo sobre niños, sobre bebés, sobre ancianos, sobre jóvenes, sobre adultos, sobre toda criatura. Aún hasta en animales, porque una sola cosa acontece a toda la creación. Quiero vasos de honra, quiero envases pulcros.
Veo como una botella, pero de esas antiguas, que se utilizaban en esos tiempos. Es de oro. Quiero derramar mi agua sobre estas vasijas de oro, me dice el Señor. Ustedes son preciados para mí. ¡Nunca piensen que Yo no les quiero dar! ¡Yo les quiero dar! Yo tengo para darles. Tengo más de mi gracia, pero son ustedes los que tienen que querer más de mí. ¿Cuántos quieren más de mí? ¡Levanten las manos y adórenme ahora!, dice Jesús, porque Yo Soy el Rey de Gloria. Yo Soy quien constituye a los ministros de mi iglesia para levantarla poderosa en los últimos días.
Porque, ¿qué creen?, dice el Señor. ¿Creen que sólo el diablo va a trabajar en estos días, cuando la maldad se levanta más y más como una montaña, que se levanta y se eriza hasta el cielo? ¡No!, dice el Señor, mi poder va más allá de esa montaña, mucho más arriba. Mi poder, la gloria de mi Espíritu, llega hasta el Cielo.
Los voy a llevar a límites adonde nunca estuvieron, dice el Espíritu Santo. A medida que caiga la oscuridad en estos últimos días y la maldad se levante como un perro rabioso, queriendo morder, matar y despedazar; a medida que la maldad ruja como un león enojado; a medida que el diablo suelte sus perros para destruir a la creación, mi poder se va a ver desparramado como nunca antes y muchos se van a sorprender de los milagros creativos que voy a hacer.
Van a empezar a verse milagros que antes no se veían. Mis hijos van a caminar en un poder sobrenatural, superior al que caminaron hasta ahora. Hijitos, hijitos, comprendan que mi puño aún está cerrado y aún tiene el dominio eterno. Entiendan lo que significa «mi señorío». Mi trono es el más alto que existe. Noelia: Mientras escuchaba estas palabras yo veía en visión a Dios sentado en un trono altísimo y desde allí Él movía Su cetro para que Su Santo Espíritu sea derramado sobre Sus siervos y sobre Sus siervas. Y veía cómo se llenaban vasos en la Tierra y estas personas empezaban a caminar en el poder de Dios. El poder se va a ver manifestado de una forma más elevada.
¿Lo creen? Porque no me gusta la incredulidad, dice el Señor. El que no me cree no me complace. Voy a levantar a la iglesia más alto que nunca, pero a medida que la levante van a caer muchos falsos pastores, muchos falsos ministros que se enaltecieron. Van a caer porque no van a resistir el poder de los verdaderos. No van a resistir el fuego que los va a quemar, el fuego que va a salir de Mis hijos verdaderos de la generación poderosa que estoy levantando en los últimos días profetizados por Daniel. Estos son esos días profetizados por Daniel.
Prepárense para el fin, dice el Señor. Porque van a empezar a desencadenarse una serie de acontecimientos que los van a sacudir de donde están parados, pero no todos van a caer. Van a caer los falsos, van a caer los tibios. Van a caer aquellos que no quieren cargar con su cruz, van a caer los que no quieren renunciar a los deleites del mundo, los que no han sabido santificarse. Van a caer los que no han querido bautizarse en el agua, porque sabían que lo tenían que hacer, habiéndoles Yo dado tiempo, personas y recursos y han rechazado el bautismo del agua por orgullo, cuando Yo mismo cumplí con toda justicia.
Esta es la hora de la redención. Estoy purificando a mi iglesia. A medida que los tiempos cambian, todo va a cambiar y las manifestaciones del Espíritu Santo están incluidas dentro de ese cambio. Voy a empezar a manifestarme de maneras diversas, creativas y distintas. Mis adoradores van a empezar a cantar y a danzar de una manera que antes no se veía y muchos les van a llamar locos. Muchos religiosos no van a entender este movimiento de esta era nueva. En este nuevo tiempo adonde estamos entrando, nada va a ser igual y mi Espíritu se va a manifestar como remolino que va a asombrar al que esté siendo ministrado por ese tornado espiritual de mi amor.
Los voy a llamar, dice el Señor. Los voy a llamar a trabajar. Los estoy llamando a cada uno como cuando uno tiene un ejército y manda ciertos soldados a hacer cierto trabajo y manda a otro grupo de soldados a hacer otro tipo de trabajo. Algunos soldados administran, otros van a la guerra, otros cuidan la trinchera. Todos tienen diferentes puestos y también tienen diferentes niveles de autoridad. Así mismo estoy llamándolos a ustedes, pero deben creer que soy Yo el que los llama. Yo mismo los voy a guiar, Yo mismo voy a estar con ustedes porque Yo dije que estaría con ustedes hasta el fin del mundo. Pero ustedes tienen que permitirme guiarlos. No sean rebeldes, déjenme llevarlos como el pastor lleva a sus ovejitas y las ovejitas solo responden a la voz de su pastor porque ya la conocen y no responden a ninguna otra voz. No se dejen confundir por los hombres. Confíen y obedezcan a la guía del Espíritu Santo. Confíen en que Yo estoy en control, en que voy a darles buenas cosas, en que estoy trabajando, en que estoy impartiendo, en que estoy sanando al quebrantado.
Estamos entrando en una era nueva, en un tiempo nuevo. La vida del hombre va a cambiar, la iglesia va a cambiar, el mundo va a cambiar. Estamos pasando desde un «antes» a un «después». Y al principio van a sentirse sacudidos hasta que se acomoden a un nuevo ritmo. La Tierra se va a revolucionar, las economías van a empezar a sufrir. Hay cosas que se están quitando y están siendo reemplazadas por otras. Hay planes escondidos que los gobiernos van armando. Hay cosas que ya se están manifestando abajo de la mesa. Cosas que ustedes no saben ni pueden ver, pero que mis ojos sí las pueden ver, dice Dios. El mal se va a levantar de una manera descabellada, por eso estoy levantando a mi ejército de valientes de los últimos días, equipados con todo tipo de poderes sobrenaturales en mí. Pero voy a elegir a esos vasos que se han limpiado, que se han santificado, que me han obedecido, que se han liberado de sus tareas para estar libres para servirme, que han entregado sus vidas como sacrificio vivo en el altar para mí. Prepárense, hijitos, prepárense para caminar en un nuevo nivel espiritual, aquellos que lleven la cruz. A esos voy a llamar. Amén.