Hijitos, a medida que pasa el tiempo en éstos últimos días la GUERRA en el espíritu se va agudizando, pero muchos de ustedes siguen sin levantarse a pelear. Muchos, apenas se saben defender, y muy, muy pocos saben atacar.
¿No están ustedes llamados a formar parte de mi ejército de los últimos días? ¿Acaso no está disponible para ustedes una ARMADURA ESPIRITUAL COMPLETA? Pero la mayoría no se han tomado el tiempo de meditar sobre estas cosas, y demasiados están desarmados.
El enemigo no está desarmado, el enemigo está afilado, siempre listo, alerta, atento, y sabe bien que arma utilizar en qué momento. Pero Mi pueblo perece por falta de conocimiento de las cosas espirituales. Porque están como un ejército desarmado y desprevenido. Ármense en mí. Conózcanse a ustedes mismos.
Andan caminando ingenuos por la vida como ovejas entre lobos asesinos. Yo los llamo a que se armen, a que se armen COMPLETAMENTE. Porque algunos tienen el yelmo, pero no tienen la espada. Otros tienen la espada, pero no se han calzado, y así. Ustedes ¿qué creen? ¿No es un solo fósforo el que enciende un bosque entero? Dejen de ser ignorantes de las cosas espirituales, porque de ahí parten todas las cosas. Levántense a guerrear.
Vístanse de soldado, y vayan a la batalla. Porque la batalla se está dando igual, estén ustedes armados o no. Pero la diferencia está en que solo tendrán la victoria los que han sido sabios y han aprendido estrategias de guerra. Soldados míos, ¡prepárense! Estoy llamando a Mi gente a las filas de Mi armada. El que se alista en el ejército sabe que debe renunciar a todos sus deseos para obtener la victoria en esa batalla. Sabe que, si depende de algo o alguien que NO sea Yo, no va a estar libre para entregarse con cuerpo y alma. Los amo, dice el Señor. Reciban Mi amor.
Bienaventurados los que saben entender que no quedará otra opción que alistarse y pelear, porque el adversario ataca igual, de modo que los que NO se alisten van a ser derrotados. Con amor eterno los he amado y los amaré. Yo, el soldado perfecto. El capitán de la armada. EL que dirige los ejércitos celestiales, y EL que también está a cargo de Mi ejército de hombres y mujeres que Me siguen, y que le hacen frente al que quiere robarles las bendiciones a los hermanos. Amén.
«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
[Efesios 6:10-18, RVR1960] Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.