Amados hermanos, acá está Noelia, en mi canal «Noelia Ama a Jesús», desde Argentina. El Espíritu de Dios me habló y me hizo saber que Dios quería que profetizara sobre la nación de Venezuela en este video. Y el Señor dice así:
Amados hijitos, Yo soy el Dios que todo lo conoce. Yo soy el Elohim 3 en 1. Yo soy el Todopoderoso de Israel. Yo, con mi mano, he creado todas las naciones que residen en la tierra. Yo, con mi propia mano, he moldeado la nación de Venezuela, dice el Señor. Yo he bordeado sus límites. Yo, el Soberano de Israel, he delimitado esta tierra llamada Venezuela y he colocado sobre esta nación un manto profético en el espíritu.
Mientras estoy profetizando, el Señor me muestra una visión donde toda la nación de Venezuela habita bajo este manto profético enorme en el espíritu.
Mi gente en Venezuela es gente profética, dice el Señor. Esta nación es una nación de profecía, es una nación que está destinada a conocer las cosas espirituales de mi reino. Muchas piedras preciosas tengo preparadas para mis hijos que habitan en esta nación. Conocimiento espiritual está destinado a ser impartido sobre mi pueblo en esta nación. Y por causa de que esta nación habita bajo este manto profético que Yo mismo he colocado en el espíritu, mis hijos en esta nación sienten atracción por las cosas espirituales. Están llamados a profetizar. Conocimiento de lo alto es impartido sobre ellos. El fuego de la profecía habita en los míos en esta nación.
Por causa de que este manto profético está colocado sobre esta tierra en el espíritu, dice el Señor, aun los que no me conocen sienten una atracción por las cosas espirituales. Aun los que todavía no me han conocido sienten una especie de curiosidad sobre las cosas invisibles y ocultas al ojo de la carne. Por este motivo y por no tenerme a mí, estas personas se han corrompido y han utilizado este bien espiritual que Yo les he dado para el reino de la oscuridad. Y en vez de aplicar esta atracción para conocerme a mí, en vez de contestar este llamado profético para mi reino, se han dedicado a los baales y han consultado a los brujos y han ensuciado mi tierra en Venezuela con sangre de los rituales a Satanás y a distintos tipos de dioses.
Por ser gente de constitución profética en el espíritu que Yo he creado con mi propia mano y por no haberse encaminado a mí y no haber aceptado a mi Hijo Jesucristo para seguir el camino de la verdad y la justicia, dice el Señor, todas estas personas que se han ido hacia la izquierda sin tenerme a mí han utilizado estas características espirituales que Yo mismo les di para el reino del enemigo y se han dedicado a seguir al diablo. Se han dedicado a adorarlo a él en vez de a mí, derramando una vasta cantidad de sangre sobre la tierra, contaminándola.
Por causa de tanta brujería, por causa de tanto ocultismo, por causa de tanto trabajo hecho conjuntamente con los brujos y brujas de esta nación, por causa de tantos grupos satánicos que residen en esta tierra y que trabajan en contra de mí, se ha levantado un altar espiritual gigante a Satanás en esta nación. Es un altar que está colocado espiritualmente en la nación de Venezuela y que se puede ver desde lo alto, desde lejos en las inmediaciones espirituales. Por eso esta tierra está maldita, por eso Venezuela está atada en el espíritu, por eso la gente en Venezuela está encadenada, dice el Señor.
Pero he aquí que en estos días Yo estoy haciendo que este manto profético baje a la tierra de Venezuela para despertar nuevos vasos proféticos que van a profetizar para mí, dice el Señor, porque Yo estoy levantando nuevos vasos proféticos a medida que este manto baja a la tierra a nivel espiritual para que hablen más de mi parte, para que le comuniquen a mi iglesia en Venezuela, al remanente que Yo me he dejado en esa nación para que me sirvan, a aquellos a quienes Yo mismo he llamado a que se queden viviendo en Venezuela.
Mientras habla esto, el Señor me muestra en una visión que Él ha llamado a gran parte de su iglesia allí en Venezuela a que se quede viviendo allí para hacer el trabajo espiritual que tienen que hacer para combatir al reino de la oscuridad.
Yo estoy llamando a estos nuevos vasos proféticos que se están levantando en esta nación a que hablen más que nunca en estos días de turbación en este país, dice Dios, porque en medio de esta tribulación por donde está pasando Venezuela, Yo estoy hablando más que nunca allí en esa tierra, y mucha gente está profetizando. Pero aún más van a profetizar para mí, porque Yo no voy a dejar a ciegas a mi gente, a mi pueblo, a mi iglesia de Venezuela. Les voy a dar la alumbrera de la palabra para que alumbre en sus corazones y sepan lo que estoy haciendo allí en mi país.
Así que ustedes, mi iglesia que aún reside en Venezuela, presten oídos a estos nuevos vasos proféticos que estoy levantando en mi nación, porque ciertamente Yo voy a hablarles no solo a través de mi Espíritu Santo, dice Dios, sino a través de estas nuevas voces, bocinas y trompetas que Yo estoy levantando en mi tierra venezolana. Hijos míos, Yo escucho las oraciones de aquellos que necesitan escuchar mi voz, guiándolos en medio de tanta oscuridad, y voy a responder. Ciertamente no los he dejado solos, no los he dejado sordos, no los he dejado sin guía. Así que tengan fe y presten oídos a la profecía que estoy levantando en y adentro de Venezuela, dice el Señor.
Mientras estoy profetizando, el Señor me muestra un barco que se hunde en medio del mar.
Hijitos, los míos, mi iglesia que habita en Venezuela, mi remanente que Yo he dejado allí para que me sirvan, dice el Señor, tengan por seguro que mientras el barco se está hundiendo en ese lugar, Yo voy a sacar a flote a muchos y los voy a fortalecer en medio de esta tribulación. Aquellos que están siendo probados a través de esta situación, de esta tormenta que está sucediendo en Venezuela, aquellos que decidan tomarse de mi mano hasta el fin y confiar en mí en medio de esta prueba —porque ciertamente estoy probando a mi iglesia en Venezuela a través de esta tribulación— van a salir increíblemente fortalecidos cuando todo esto se termine y finalmente nazca esta nueva Venezuela.
El Señor me muestra una mujer que está en dolores de parto y me dice: Van a ser una nueva Venezuela. Tengan esperanza y fijen sus ojos en mí, dice el Señor Jesús. No duden de que Yo estoy trabajando en esta mi tierra. No duden de que Yo soy el que está derribando para levantar algo nuevo, de que Yo soy el que está barriendo esta tierra para colocar nuevas cosas, porque Yo soy el único que hago nuevas todas las cosas, dice el Señor. Yo mismo soy el que está arrancando los árboles de raíz para plantar nuevos árboles en Cristo, dice el Señor.
Hijos míos, una vez que Yo termine de arrasar con esta mugre espiritual de Venezuela, dice el Señor, un nuevo paisaje va a reverdecer. Yo (Noelia) veo desolación, veo angustia, veo llanto, veo sangre, y el Señor me muestra la bandera de Venezuela ensangrentada. Ciertamente va a correr sangre, dice el Señor, ciertamente Raquel va a llorar por sus hijos. Yo (Noelia) veo muchas madres en la calle llorando porque los niños van a morir, y veo muchos niños huérfanos porque los padres van a morir por causa del derramamiento de sangre que aún falta que acontezca sobre esta tierra.
Pero luego de que la bandera de Venezuela sea ensangrentada, dice el Señor, así como cuando nace un bebé tiene que correr sangre para que vea la luz, así mismo, una vez que pasen por este parto espiritual, ya no se van a acordar más de estos dolores de parto, y una nueva esperanza va a nacer y un nuevo bebé espiritual, una nueva Venezuela llena de luz va a nacer. Voy a reverdecer todas las cosas, y todo lo que estaba desolado en esta tierra se va a tornar de color, de luz, de vida, de celebración, de alabanza y de alegría, me muestra el Señor.
Por lo tanto, hijitos, no desfallezcan, le habla Dios a la iglesia venezolana. Aprovechen en medio de la oscuridad y sean la luz, porque Yo estoy salando la tierra de Venezuela a través de ustedes. No escondan el candelero debajo de la mesa. No se cobijen bajo el sufrimiento y la desesperanza. Ustedes vean más allá a través de la palabra profética que Yo les doy y sepan distinguir en qué tiempo están caminando, y sepan ver que una estación de invierno se va terminando para que venga una nueva primavera espiritual. Y cuando este círculo se cierre —y yo (Noelia) veo un círculo que se va cerrando, que se va completando lentamente— un nuevo círculo se va a abrir y una nueva luz de vida y de esperanza va a nacer en este, mi país profético, que con mis propias manos estoy transformando.
Así que, hijitos, aquellos de los míos que trabajan para mi reino, los que están dispuestos a poner sus manos en la mies, en la obra, levántense de las sillas, dice el Señor. No se concentren en el presente, en el ahora, en el desastre que está ocurriendo. No se dejen llevar por este huracán, por sus vientos. No se relajen ante él. Levántense, colóquense la armadura de Dios y peleen la buena batalla de la fe. Peleen con la espada del Espíritu. Corten las obras de Satanás. Quiebren las maldiciones que hay sobre esta tierra por causa de los rituales y de la sangre derramada de los pactos satánicos, y hablen bendición sobre la tierra de Venezuela.
Utilicen el poder de la palabra para bendecir este lugar, para quitar ese altar satánico que ha sido levantado con tanto poder en esta nación, para derrocarlo a través de sus oraciones, a través de sus ayunos, a través de la intercesión, a través del clamor que demando, dice el Señor. Porque ya no quiero tan solo oración; estoy esperando que mis hijos verdaderamente clamen, giman, que oren con súplicas, con cilicio del espíritu, con llanto, con quebranto y con entrega, para que cuando estas oraciones y estas lágrimas lleguen a mi trono, ciertamente Yo derrame mi copa sobre los opresores de esta nación.
Hijitos, ustedes son el ejército blanco que Yo he dejado en esta nación para hacer el trabajo espiritual que estoy haciendo allí. Levántense como guerreros y respondan a este llamado a ustedes, a los que Yo mismo he llamado para que se queden residiendo allí, dice el Señor. Vayan a los hospitales, atiendan a los enfermos, sanen en el nombre de Jesús. Liberten en el nombre de mi Hijo Jesús. Arropen a los que tienen frío en el nombre de Jesús. Compártanles las buenas nuevas del evangelio. Compartan lo que ustedes tienen, no se lo guarden para ustedes. No se queden en sus casas; salgan y caminen con los calzados del evangelio de la paz. Colóquense esas sandalias, dice el Señor. En este tiempo de tribulación es donde más almas pueden ser cosechadas para el reino. Aprovechen los corazones sedientos para que Yo les dé de beber de mis aguas espirituales y ya no tengan más sed, y al conocerme, muchos corazones sean restaurados, dice el Señor.
No sean egoístas. No se queden en sus casas, solamente guardando a los suyos. Guarden a los míos también, dice el Señor. Apliquen los dones espirituales que les di. Y el Señor me muestra que a muchos de ustedes les ha dado muchas piedras preciosas que representan el poder de Dios, los dones espirituales. Impartan estos dones espirituales en la iglesia para que en medio de esta tormenta no trabajen solamente a través de la palabra, sino que caminen en poder y aún hasta resuciten a los muertos en las calles venezolanas cuando esta sangre sea derramada. Yo sé que tienen hambre de pan, pero además de repartir bienes materiales, comida material, denles de comer pan espiritual, dice el Señor a su gente, a su pueblo, a su iglesia en Venezuela.
Hijitos, estén conscientes de lo que estoy haciendo, dice el Señor. Quiero que sepan los planes que tengo para Venezuela, que son planes de bienestar, que son planes de libertad, pero aún tienen que pasar por este proceso, como la mujer que va a dar a luz tiene que pasar por los dolores de parto. Sepan lo que estoy haciendo, sepan que estoy moviendo mi mano sobre esta nación y sepan que estoy trabajando en mi iglesia, que la estoy refinando, que la estoy probando a través de esta tribulación, que la estoy fortaleciendo. Y luego de este proceso doloroso, ustedes van a caminar más cerca de mí, ustedes van a ser como columnas fuertes en el templo de mi Dios.
Estoy levantando una nueva iglesia en Venezuela, una iglesia fortalecida en ayunos, en oración, en súplicas; una iglesia que ha aprendido a moverse aún en medio de la turbación; una iglesia que se ha entregado verdaderamente a mí, dice Dios. Hijitos míos, oren a mí, oren más fervientemente. Dios me muestra que verdaderamente hay una iglesia que está orando por este país, que está intercediendo y que está ayunando allí en Venezuela. Pero, dice el Señor, Yo demando clamor, gemidos, llanto, súplicas que muevan realmente mi corazón, para que este proceso en Venezuela se acelere.
No se va a detener, dice el Señor. Todas las cosas que tienen que pasar van a suceder, pero Yo demando clamor para acelerar este proceso y para que el trabajo de parto no se prolongue. Y Dios me muestra en este momento que ciertamente las cosas que profeticé en la primera profecía para Venezuela van a suceder. No voy a dar marcha atrás, dice el Señor. Todo esto ya está decretado sobre esta nación, y mis ángeles ya están trabajando para hacer que mi plan se cumpla. Pero estoy demandando de mi remanente en Venezuela que levanten a mis narices incienso de clamor para que Yo mueva mi reloj espiritual y realmente lo acelere, y el tiempo de sufrimiento sea cortado. Estoy esperando lucha espiritual de parte de mi pueblo para que derroquen las obras del enemigo, para que intercedan por aquellos que no me conocen y para que ustedes se muevan y traigan esas nuevas almas que estoy esperando recibir a través de este proceso por el que está pasando Venezuela.
Hijitos míos, dice el Señor, en esta hora los bendigo. Tómense fuerte de mis manos para poder resistir el sacudón que voy a traer sobre Venezuela, porque no solo va a ser un sacudón político, sino también territorial, y voy a hacer temblar la tierra en Venezuela. Este sacudón va a hacer que la tierra en Venezuela cambie, que los accidentes geográficos de Venezuela cambien. ¿Saben por qué? Porque si hay cambio espiritual, eso se manifiesta en un cambio en lo material.
Venezuela ya no va a ser la misma después de lo que estoy haciendo, porque estoy desatando nudos, dice el Señor. Estoy quitando gente que no me ha servido. Estoy martillando personas que son duras, que están en el gobierno, y mi justicia está siendo derramada sobre esta tierra. Así que tengan por seguro que Yo no he dejado Venezuela, sino que estoy trabajando fuertemente sobre esta tierra, dice el Señor.
El Señor ahora me está hablando sobre Maduro y me muestra que un espíritu maligno ha entrado en el cuerpo de Maduro. Es un espíritu de muerte que ha ingresado en Maduro, dice el Señor, y una enfermedad se está gestando en este hombre. Yo (Noelia) interpreto que es cáncer o algo así que se está gestando adentro del cuerpo de esta persona, y el Señor me muestra una visión donde este espíritu va carcomiendo los tejidos de Maduro. Porque lo estoy debilitando, dice el Señor.
Yo (Noelia) veo un ángel que le pega martillazos a este hombre en el espíritu. Porque él quiso levantarse más alto que Yo, dice el Señor, porque él buscó la fuerza de los baales para levantarse con una columna en esta tierra, porque él ha consultado a las cartas, aun cuando Yo le he hablado en sus sueños para decirle lo que tiene que hacer a Maduro. Este hombre me ha descartado, cuando Yo le he hablado en los sueños, dice Dios Padre. Me ha descartado, me ha desechado, me ha dejado de lado y ha preferido ir a consultar a los brujos, y de esta manera ha abierto puertas en el espíritu para que entre un espíritu de enfermedad en su cuerpo y se carcoma por dentro.
Yo (Noelia) veo un funeral, y lo veo a este hombre en un ataúd, paseándolo por Venezuela en un funeral. Tú que te levantaste hasta lo alto, dice el Señor, quisiste ser más alto que Yo, porque todo aquel que se enaltece será humillado, te voy a humillar hasta el Seol, te voy a humillar hasta el infierno, y cuando vayas abajo, te vas a dar cuenta de cuánto te mintió el enemigo, te vas a dar cuenta de que él no tiene poder a comparación de mi majestuosidad.
El Señor demanda arrepentimiento de parte de Maduro y del pueblo venezolano. Aquellos de ustedes que se hayan entregado a los baales, aquellos de ustedes que han servido a la brujería y al ocultismo, arrepiéntanse, dice Dios Padre. Arrepiéntanse y vengan a mí para que Yo los lave. Arrepiéntanse y limpien sus casas de toda brujería, de toda imagen espiritual. Saquen la confianza en el enemigo y colóquenla en mí, que Yo voy a limpiarlos y agregarlos a las filas de la armada de mi ejército que Yo estoy levantando en esta nación.
El Señor me vuelve a mostrar la misma visión que me mostró anteriormente en la primera profecía sobre Venezuela que publiqué en mi canal, y el Señor dice que Él va a llevar a Maduro con las muñecas atadas y una soga. Veo a Maduro atado de muñecas y esa soga va a un burro de carga que lo lleva arrastrando. Porque así llevaste a mi pueblo, dice el Señor, así cargaste a mi pueblo, así oprimiste a mi pueblo venezolano. Así mismo, Yo te voy a pasear con un burro de carga que te va a llevar atado, porque pobre de aquellos que oprimen a mi pueblo.
El Señor me muestra que hay otros opresores alrededor del mundo que están oprimiendo otros países. Yo voy a hacer justicia no solamente con Maduro, dice el Señor, sino con otros opresores y dictadores que están oprimiendo a mis ovejas. Yo voy a libertar a mis ovejas. Voy a ser Yo mismo el que va a libertar a mis ovejas. Yo les voy a quitar el yugo espiritual que este hombre (Maduro) les ha colocado en sus hombros y él va a enfermar hasta la muerte.
A menos que se arrepienta y me busque, este es el destino que ha sido preparado para él. Él sabe bien que en un tiempo Yo lo he estado llamando, a través de los sueños especialmente, pero se ha dejado llevar por los brujos que están a su alrededor, que le han aconsejado de parte del infierno. Por eso lo voy a llevar en un burro de carga, con las muñecas atadas, y él mismo va a sufrir en su carne y en su espíritu lo que ha hecho con mi pueblo. Él mismo va a sufrir la misma opresión con la que él oprimió a los míos. Él mismo se va a sentir en una cárcel espiritual, sin poder salir de allí, como él ha encarcelado a mi pueblo venezolano.
Por eso, clamen, dice el Señor. Clamen, pueblo venezolano mío, iglesia de Jesucristo que habita en esas tierras preciosas y riquísimas. Clamen a mí. Levanten sus manos santas. Clamen y lloren para que mi corazón se conmueva y Yo acelere los dolores de parto. Y ahora vayan, sabiendo lo que estoy haciendo en este lugar. Vayan a predicar la palabra. Muévanse. Repartan la semilla del reino.
El Señor me muestra muchos sembradores que Él ha colocado y levantado en Venezuela, que están repartiendo la semilla por toda la tierra. Apúrense y rediman el tiempo, dice el Señor. Repartan más semilla espiritual en esta hora, en estos días, porque es un tiempo de siembra. Este tiempo de tribulación en Venezuela lo he hecho un tiempo de siembra espiritual para mi reino. Siembren, dice el Señor a los evangelistas. Entiendan, dice el Señor a los pastores venezolanos, que en este tiempo tienen que enseñarles a mis ovejas que tienen que aprender a fortalecerse más en medio de estas pruebas en vez de debilitarse. Enséñenles el poder del ayuno en estas pruebas. Enséñenles que el espíritu se fortalece y se levanta fuerte a través del ayuno.
El Señor me muestra una visión donde del cielo caen piedras preciosas espirituales a Venezuela. En estos días estoy desparramando, dice el Señor, estoy abriendo los cielos en Venezuela y haciendo llover piedras espirituales de mi reino para los míos, para la iglesia. En este contraste de pobreza material va a llover riqueza espiritual. Hijitos míos, no duden que, mientras todo esto acontece, Yo estoy derramando mis aguas espirituales sobre esta nación.
El Señor me muestra que viene un río de agua y entra en las iglesias venezolanas, entra en las casas y recorre la tierra, y este río es el río del Espíritu Santo. Aprovechen esta tribulación que están pasando, venezolanos, para aprender a seguir la guía del Espíritu Santo en ustedes mismos, dice el Señor. Gasten tiempo en intimidad conmigo, en soledad, en oración, en lectura de la Palabra, en meditación y en silencio para escuchar mi voz, porque ciertamente mis ovejas escuchan mi voz. Y Yo quiero que, mientras están pasando por estos dolores de parto, los venezolanos aprendan a escuchar mi voz más que nunca.
Gracias por esta palabra, Señor. Gracias por esta luz que has impartido hoy sobre los tuyos en el pueblo venezolano, para que sepan lo que Tú estás haciendo en esta tierra, para que sepan que Tú vas a traer bendición luego de esta tormenta, que Tú vas a levantarlos, que Venezuela va a salir a la luz, no sólo a la luz ella misma, sino a la luz entre las naciones, Padre Santo. Gracias, Señor. Amén.