Queridos hermanos y amigos, mi nombre es Noelia Fernández, soy de Argentina, y el Señor me ha dado un ministerio profético a las naciones. Hoy estoy aquí compartiendo con ustedes en mi canal «Noelia Ama a Jesús» esta profecía para Bolivia que me fue entregada el día primero de mayo de 2019. Que sea de bendición para todos ustedes. En el nombre de Jesús, amén.
Hijitos míos, Yo los amo con fuego ardiente de amor; todos ustedes están en mi corazón, dice el Señor, y por eso hoy vengo a hablarles para que sepan cuáles son mis planes que tengo preparados. Dice el Señor que está llegando la espada a Bolivia y mis hijos no creen que es posible que esto suceda, pero existe un tiempo determinado para cada ocasión y ya está llegando el tiempo en donde yo clavo la espada sobre esta tierra. Y tú, ¿qué vas a hacer?, pregunta el Señor.
¡Arrepiéntete! Porque para cuando esta venga, quiero encontrarte revestido de mi poder y bautizado con el Espíritu Santo. Hay mucha muerte espiritual en Bolivia; los míos no se han dado cuenta de cuánto me necesitan. Han buscado complacerme con ilusiones de hombres, han levantado un teatro para hacerme pensar que están en mí, cuando no lo están. Sus corazones están dormidos y letárgicos; se encuentran en un sueño profundo y yo pretendo despertar a mi iglesia en Bolivia.
Clamen en vez de desfallecer, dice el Señor, clamen porque la espada viene sin avisar y muchos se sorprenderán por lo que voy a hacer; muchos no estarán listos para recibir esta visitación bélica que vengo preparando; sin duda, esto acontecerá y ¿saben por qué mi gente no está preparada? Porque habrán perdido el tiempo ocupándose de metodologías vanas, de las congregaciones que dicen llevar mi nombre pero que no obedecen a mi Santo Espíritu.
¡Arrepiéntete, hombre fútil, que dices llamarte amigo de Dios, pero que no lo conoces! Estoy cansado de la cotidianidad rutinaria de las iglesias bolivianas. Hay algunos cuyos corazones ciertamente están ardiendo de amor por mí en ese país colorido y musiquero, pero lamentablemente, para mi corazón que desea que el hombre se despierte a mí, la gran mayoría permanece en un estado de congelamiento permanente.
No conocen el poder de mi Espíritu; no desean un cambio; se han conformado con los rudimentos aburridos que les han impuesto los pastores que anhelan que mis ovejas se queden quietas, sin hacer mucho ruido, porque para ellos es una gran ventaja que aquellos que me buscan no sean bautizados por la paloma, porque si no, de verdad me buscarían y de verdad me conocerían, y al conocerme, todo a su alrededor cambiaría y sus ojos espirituales serían abiertos. Abiertos sus ojos, podrían ver lo estancadas que están las iglesias en este país; podrían ver que no le dan espacio a mi Espíritu para que haga lo que yo quiero que haga; podrían ver la muerte espiritual que esperan; podrían ver que el agua no fluye, sino que le ponen represa y de esta manera sería un peligro para estos pastores perdidos en mi olvido.
Si mi gente renaciera de agua y de espíritu, darían vuelta todas las cosas; todo comenzaría a moverse y a cambiar, a reverdecer como un campo que estaba desolado, porque el mover del Espíritu Santo vendría como un viento arrasador que sacudiría los cimientos que habían puesto y colocaría a la verdadera roca en su lugar.
Por eso estoy indignado, porque estos pastores bolivianos han querido esconderme, han querido esconder de mi gente los tesoros de mi reino, porque el que no nace de nuevo no puede ver el reino espiritual que está llegado a lo invisible, a lo único que perdura para siempre. ¿Entienden, hijos, que yo no voy a permitir que todo continúe así? Yo voy a sacudir Bolivia para que despierte de su sueño letárgico, y al sacudirla muchos se van a dar cuenta de lo débiles que estaban; de que algo les faltó para resistir el sacudón, porque sin el bautismo del Espíritu Santo, ¿quién puede mantenerse en pie en medio de la prueba?
Sacudón para despertar a los hijitos y así luego traer avivamiento celestial que caerá como catarata del agua del Espíritu Santo. Vengan a mí, queridos bolivianos. Aquí estoy yo para mostrarles la majestuosidad de mi reino. Aprovechen que yo les abro las puertas; clamen, he dicho, ¡aquí estoy!, esperando escuchar sus voces clamando para ser visitados por el Espíritu Santo. ¿Quieren conocerme de verdad? Pues yo también quiero que me conozcan y que desparrame en la manifestación de mi poder por las calles, porque así quiero que se manejen mis hijos, arremolinados por el Espíritu Santo y caminando en fuego.
¿Lo ven, que yo soy un Dios vivo que moviliza las aguas, que remueve lo estancado, que revitaliza lo que está sin vida? Porque yo hablo y las cosas cambian, y hoy yo he hablado, y hoy mi palabra ha dividido y acortado, ha penetrado y ha despertado, ha reavivado y ha llamado. Así que no duden, mis hijitos, que estos dos juicios que yo mando a esta tierra —espada desenvainada y movimiento de la tierra— vienen a Bolivia para que los míos se despierten del sueño donde están sumergidos, y levanten su voz a mí, y dirijan su mirada al cielo, y se den cuenta de que tienen un Padre celestial que quiere tener una relación con ellos en el nombre de Jesús, por el cual subsisten todas las cosas. Amén.