Yo soy el Rey de reyes y Señor de señores. Yo soy Jesucristo, el inmaculado, el vencedor de la muerte. Si tú quieres venir a mí, no te echo fuera, sino que te espero con mis brazos abiertos para consolarte, limpiarte y renovarte con mis aguas de vida eterna. Prepárate, pueblo mío, porque estoy llamando a un pueblo escogido a que se limpie.
Vienen días de oscuridad. Todo está planeado. Viene una oscuridad tan grande, cual no hubo jamás ni la habrá en los tiempos venideros, porque voy a oscurecer el cielo, y las estrellas no darán su resplandor. Así es, que voy a apagar el cielo. Como cuando alguien apaga el interruptor de la luz de una habitación y todo queda a oscuras, así lo voy a hacer. Debido al pecado que rodea a la tierra, esto va a darse, porque la naturaleza refleja la acción del hombre. Todo será oscuro y el hombre temerá debido a esta oscuridad, porque no será una oscuridad a medias; será una oscuridad total que lo invada todo.
[Mateo 24:29-30, RVR1960] E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Tres días de desolación, tres días de agonía de no encontrar luz, tres días tengo decretado para el hombre para que vea lo que se siente vivir sin luz, para que experimente un «abismo terrenal» y considere cómo sería vivir permanentemente en ese estado.
[Sofonías 1:14-15, RVR1960] Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento
Hijos míos, así como dice mi Palabra, que vienen días de oscuridad, así será. No lo duden. Así lo haré Yo, la luz del mundo, y aquel que no me tenga solo tendrá desesperación, angustia, desconsuelo, desesperanza, terror. Así como un niño al que le apagan la luz y teme no poder ver nada, así serán los que no tengan mi Espíritu; estarán llenos de miedo.
Así que ahora enciende tu lámpara e ilumina todo a tu alrededor para que cuando venga esta oscuridad sobre el mundo estés preparado para transitarla en calma y sosiego en mí, porque Yo soy el Príncipe de las luminarias, Yo soy el único que enciende las velas, las cuales son ustedes, mis hermanos menores. Llámenme para que Yo vaya a sus hogares y les dé resplandor, porque tres días que serán como agonía de dolor vienen al mundo. Serán como tres días de luto por causa de la abundancia del pecado en la tierra.
El Espíritu llora y se contrista por el dolor de las ofensas de los niñitos, llora y se lamenta por ver tanto error y desinterés en los nuestros, llora de ver el punto de maldad que han alcanzado los hombres. Por eso vendrá esto, porque será representativo de la falta de luz en lo espiritual. Quitaré el sol de sobre la cabeza del hombre y dejaré que experimente lo que en realidad sucede en lo espiritual. Todo está oscuro, aquellos lugares donde no habita mi Espíritu.
Hay falta de luz. ¿No se dan cuenta de lo que está pasando? Yo no estoy ahí donde habita la iniquidad, pues ahí solo hay oscuridad; no hay lumbreras. El mal avanza y avanza en la sociedad, como un cáncer que no se cura, sino que va carcomiendo todo como la lava del volcán que avanza. Por esto permitiré que la luz del sol no les llegue hasta que mi mano dé el OK para que esto sea revertido, y entonces sabrán la diferencia entre vivir en la luz o en la oscuridad.
¿Y cuándo será esto? Cuando mi pueblo haya entendido que vengo a separar el trigo de la cizaña; cuando mi pueblo sepa que soy Yo el que estoy obrando y haciendo estas cosas para su bien; cuando los míos entiendan que vengo a limpiarlos y a limpiar los púlpitos; cuando vean que es mi mano la que trae los juicios sobre mi propia gente para que se manifiesten quienes son verdaderamente los míos, porque ya he dicho antes que el juicio empieza por mi casa.
[Isaías 13:9-12, RVR1960] He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.
¿Tú no lo quieres escuchar? No seas necio, dice el Señor. Yo soy Jesucristo, tu Señor, el que posee el imperio absoluto de todo lo creado y por recrear, y Yo soy el que lo voy a hacer. Mira mis manos. ¿Están sucias? Tú sabes bien la respuesta. En ellas no tengo sangre, sino que están las marcas del Calvario, donde di mi vida por ti y luego la volví a tomar por ti. Y la limpieza que en ellas hay me acredita a ser dueño de realizar estas proezas.
Yo recibí mi trono por sacrificio y obediencia. Sin embargo, mi gente no quiere ceder ni un poquito de comodidad por mí. Mi gente no quiere entender que Yo soy el que vengo a traer estos juicios, juicios de amor por ti para que despiertes y entiendas que sin santidad nadie me verá.
Así que ahora prepárate para lo que ha de venir y predica el evangelio eterno: que Yo vine por ti y por otros para resucitarlos en el día postrero; que Yo vine para entregar mi vida por muchos; que Yo me entregué a un sacrificio de dolor agudo y no permití que nadie me rescate antes de tiempo; que Yo lo decidí, porque así iba a ser perfeccionado. Mas mis propios hijos se esperan solo beneficios y comodidad. No entienden que deben ser refinados. No entienden que deben ser evaluados. No conocen ni obrar. No quieren conocer la absoluta verdad sobre mi personalidad, sino que solo quieren conocer mi misericordia y perdón.
Pero, ¿cómo voy a dejar que la paja entre junto con el trigo a mi casa? ¿Cómo voy a permitir que el trigo falso sea guardado en el granero? ¡De ninguna manera!, dice el Señor grande y poderoso. ¡Conoce mi justicia! Yo voy a dividir lo bueno de lo malo. Yo voy a purificar lo mío. Yo voy a cortar la cizaña. Yo lo voy a hacer, porque este es mi mundo. El Padre me lo entregó todo a mí. Por eso voy a barrer las calles, voy a barrer los templos, voy a barrer los hogares, y nada quedará sin limpiar.
[Daniel 12:3, RVR1960] Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Por eso viene esto, y en medio de la oscuridad, la luz de los míos resplandecerá más que la luz del día; la luz de aquellos que han sabido mantenerse en pie mientras la purificación se completaba. Estos brillarán aún más, porque cuanta más oscuridad, más luz va a resplandecer porque a los que son míos y están limpios, nadie los apaga; son las luminarias del mundo.
[Isaías 26:20, RVR1960] Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.
Pero entiéndanlo, dice Jesús, que viene este evento de suspensión de la luz del sol, acompañado de otros eventos cósmicos que harán temblar a los pequeñitos de la tierra, y todo se pondrá frío, helado. Será como vivir en las tinieblas por tres amargas mañanas donde la hierba no brotará. Los animales estarán somnolientos y las personas se sentirán abatidas y con pesadez. Será como una densidad que cae sobre la superficie terrestre, haciendo que todo se ralentice, porque inclusive la digestión no podrá realizarse con normalidad. La actividad disminuirá.
Sin embargo, en lo espiritual todo estará muy activo, ya que los diablos saldrán a pasearse por las calles de las ciudades y pueblos, vistiéndose de negro para ahuyentar a los que estén lejos de mí, porque todo tiene su trasfondo espiritual. Los espíritus de miedo aprovecharán la ocasión para adquirir nuevos templos, cuerpos, donde habitar, y atormentarán a los que se atrevan a circular por la calle con total libertad. Porque escrito está que «no somos de la noche» y que las obras de las tinieblas no tienen nada en común con nosotros, los que somos de la luz.
[Éxodo 10:22, RVR1960] Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días.
Así que así es, como lo estoy diciendo: que todo se va a oscurecer, porque voy a poner mi mano tapando el sol, para que los míos clamen por luz. Decídete ahora. Búscame. Llámame. Yo soy un Rey redentor y estoy esperando que me pidas ayuda. Prepárate. Habita en mi luz, luz que nadie puede apagar, porque estos tres días de oscuridad están asegurados sobre la tierra, tres días donde el hombre clamará a mí para que Yo alumbre su vida, porque Yo soy bueno, amable, y contesto las llamadas de los desesperados.
Ríndete a mí y conocerás la perfección y el amor duradero, porque como Yo nadie te ha amado, pues tú eres mi creación. Por lo tanto, deja ya de distraerte con los placeres de este mundo y tómate de mi mano para que te dirija a fuentes de agua viva, porque si no me conoces, no podrás soportar lo que viene al mundo y a sus placeres. Si no me conoces, no serás capaz de mantenerte en pie, sino que caerás junto con los inicuos que no me buscan.
Esto será por tu injusticia y necedad, no porque Yo quise verte así, porque te estoy llamando desde hace rato y no quieres escuchar mi voz para limpiarte. Pero ten por seguro que aún estás a tiempo de encontrarte conmigo, con tu Salvador. Elígeme a mí, y Yo secaré las lágrimas de tus ojos y acariciaré tu rostro adormecido por el dolor que has sufrido. Yo quitaré tu corazón de piedra y te daré uno de carne para que puedas amarme y amar a tus hermanos. Dame tus manos para que pueda sanarlas y enjuagarlas de la sangre que has desparramado. Quítate las vendas de los ojos y mírame de una vez para que puedas conocer la verdad de mi amor en tu mirada.
[Isaías 60:1-2, RVR1960] Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Yo, Jesús, el restaurador. Amén.
Aclaraciones de Noelia
Luego de recibir esta palabra, le pedí confirmación al Señor y también le pregunté qué debemos hacer nosotros cuando esto venga sobre la tierra. El Señor me dio una visión en donde yo estaba caminando en la calle y veía todo oscuro. Miraba al cielo y veía el cielo negro y rojo. Buscaba la luna y las estrellas, pero no las encontraba. Veía que el sol estaba oscuro, como teñido o tapado. No era solo una oscuridad material. Había también una oscuridad espiritual, densa, pues yo vi y sentí una densidad anormal. Era como estar en un abismo en el infierno, así se sentía.
Mientras caminaba, veía que las calles estaban infestadas de demonios, y ellos me rodeaban y venían a atormentarme, a torturarme. Lo mismo pasaba con todas las personas que se encontraban caminando por las calles, que eran pocas. Veía cómo los demonios les ponían esposas espirituales a las personas que se atrevían a salir a la calle. El que salía, se convertía en presa de los demonios.
El Señor me hizo entender que durante esos días de oscuridad no debemos salir de nuestras casas, porque si lo hacemos, seremos presa de los demonios, que tendrán rienda suelta para atacar a la gente. Y el Señor me decía que no debemos ni siquiera mirar para afuera cuando venga esta oscuridad.
Luego veía a los cristianos adentro de sus casas, y ellos sí tenían luz en alguna forma y se quedaban en sus casas con las puertas y ventanas bien trabadas. Los veía orando juntos, velando y leyendo la Biblia. El Señor me hizo saber que eso es lo que debemos hacer: no salir de nuestras casas, cerrar bien las puertas y ventanas, y velar en el Señor, permaneciendo limpios, sin pecado. Entonces Él estará con nosotros.