Hijos míos, aquí estoy Yo con ustedes, buscando establecer un contacto con mis amados, animándolos a que continúen renovando sus fuerzas en mí, para que cuando llegue el momento dado, Yo los levante conmigo en el aire con mi mano poderosa. Serán levantados como águilas que emprenden el vuelo. Ágilmente se elevarán por el aire sin ninguna traba o barrera que los pueda detener.
[1 Tesalonicenses 4:16-18, RVR1960] Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Esto será así porque esa es mi voluntad, y cuando esto suceda, nada de lo que era será. Todo será nuevo y sus ojos podrán ver un nuevo horizonte despejado de la maldad. En mí encontrarán lo que andaban buscando. Yo voy a levantar a todos los míos: los puros, los blancos, los de corazón blando. Todos los que son como niños serán levantados conmigo en el aire cuando suene la trompeta, y será una reunión de santos. Así que no teman, mis amados, porque Yo los estoy preparando para cuando llegue ese momento.
Tengo los minutos contados y los tiempos están en mi mano. Todo está previsto. No hay nada que escape de mi plan. Todo se está desarrollando según el plan perfecto que mi Padre creó. Nadie es mayor que Yo. Yo soy el Rey del universo. Mis pies dejan marca por donde sea que Yo voy. Por donde Yo camino queda un sendero de pisadas para que todos los que me siguen sepan por dónde tienen que ir. Son mis ovejas, son mi redil: las de mi redil, las fieles que no se escapan.
Falta sólo un minuto para que esto acontezca. El tiempo en el cielo no es igual que en la tierra. Existe una aceleración. Las cosas suceden más rápido en el espíritu y más lento en la tierra, pero las dos cosas están sincronizadas para que todo acontezca en el tiempo perfecto donde tienen que suceder. Las cosas espirituales son más livianas y acontecen rápidamente. Las cosas carnales son más pesadas y llevan más tiempo. Pero todo tiene una sincronización, y los ángeles trabajan según lo planificado. Los ángeles trabajan, son ministros de luz que siguen mis órdenes sin estudiarlas, sin cuestionarlas. Tan sólo escuchan lo que tienen que hacer y obedecen y solamente observan lo que el hombre hace.
Pero ustedes, hijos míos, no se detengan. Continúen caminando, siguiendo mis pisadas que Yo ya dejé marcadas en el piso. Busquen y busquen y no se aparten de mí y de mi camino, y al final de este túnel podrán encontrarse conmigo: con su Salvador, con su Rey redimidor. Yo, Jesús, les aviso que el tiempo está cerca. No se aparten ni a izquierda ni a derecha. Mantengan sus ojos fijos en mí. Manténganse limpios. No tuerzan sus caminos.
[Tito 2:11-13, RVR1960] Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Deben renunciar a todo lo que signifique negarme a mí, y cuando llegue el tiempo, el cual ya casi está cumplido, Yo vendré con mis ejércitos de ángeles y levantaré las manos en señal de que el tiempo se ha cumplido, y ustedes serán levantados en el aire. Volarán hasta mí y se reunirán conmigo con tal gozo, alegría y felicidad la cual nunca han sentido antes.
Por eso mantengan la esperanza, mis pequeños, porque Yo estoy trabajando y todo se cumplirá, y Yo los rescataré del medio del infierno de maldad, de iniquidad, de injusticia, de dolor, de delito, de podredumbre, de mentiras. Yo voy a venir y voy a rescatar a mis hijos y los voy a sacar del infierno de la tierra, y los voy a cambiar y los voy a renovar, y voy a cumplir la Palabra que está escrita sobre mí.
[1 Corintios 15:52, RVR1960] en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Por lo tanto, sean pacientes y esperen a que todo se cumpla, porque ahora lo van a ver como cuando uno va a un teatro y mira las escenas acontecer. Asimismo, ustedes van a presenciar mi poder que voy a desplegar en la tierra, y van a ver cómo paso a paso todo lo que está escrito acontece y se despliega enfrente de sus ojos, y se van a maravillar porque todo lo que dije va a pasar. Nada quedará exento del plan que Yo anuncié desde tiempos antiguos.
Todo está pactado. Todo está preparado. Los tiempos se están cumpliendo y ya estamos llegando al final. Vamos a la cumbre de la montaña donde se desplegará lo peor, lo que no tenían pensado, donde la tensión aumentará como cuando la presión aumenta en una olla tapada. Así será lo que acontecerá en el mundo. Nadie va a poder creer lo que voy a hacer, dice el Rey, ni siquiera mis hijos, los que verdaderamente me aman. Hasta ellos van a dudar de lo que voy a hacer, dice el Señor. Pero Yo reconfortaré sus corazones para que confíen en mí, y Yo los levantaré del pozo donde estaban metidos y los meceré en mi mano como se hamaca un bebé para que se relaje. Yo seré su Dios en todo momento.
Por lo tanto, hijos míos, ¡no desfallezcan! Pronto vendré a buscarlos. Pronto me reuniré con ustedes: los santos, los que buscan la justicia, los que son leales, los que no se apartan del camino, los que permanecen en las sendas antiguas, en la verdad, en la justicia, los que se deleitan en las maravillas que hace mi mano. Yo vengo pronto a buscarlos, dice el Señor Jesús y Mesías.
Pero primero los probaré y los refinaré como se refina la plata, hasta que los verdaderos, mis verdaderos seguidores, se manifiesten y comiencen a brillar como brilla la plata fina y el oro refinado. Y en ese momento vendré a buscarlos, cuando su brillo esté al máximo, cuando hayan sido probados por mí y hayan pasado la prueba y cuando también se manifiesten los hijos del diablo.
[Apocalipsis 3:10, RVR1960] Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
Ese será el momento donde los campos ya estarán listos para traer a los míos a mi reino. Por eso primero debo separar el trigo de la cizaña para que se manifiesten los correctos, los audaces, los valientes de mi Padre. Primero debo dividir las aguas, dice Jesús, para que esté bien claro quiénes son los que me pertenecen y quiénes son los hijos del error. Esto debe ser así porque no hay otra manera de separar el trigo de la cizaña sino a través de tribulaciones y pruebas para empujar al hombre a que tome una decisión para que se manifiesten los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad.
Y así, mis ángeles vendrán y levantarán a los justos y los rescatarán del sufrimiento de la carne y me los traerán a mí, al dador de la vida. Por eso, pequeños, no teman lo que viene al mundo, porque voy a probar a todos de muchas maneras para ver si me son fieles en todos los aspectos, para ver si han creído en mi Palabra y a los profetas, para ver si se han sabido preparar en mí. Esta es mi decisión: revelar la verdad. Porque todo lo oculto será manifestado y llega el momento de exponer a la luz quiénes son los hijos del reino y quiénes son como monedas falsas que aparentan ser de plata, pero son chatarra que se dobla fácilmente.
[1 Tesalonicenses 5:5-6, RVR1960] Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
Amigos míos, entiendan mis caminos, entiendan mi carácter, entiendan quién soy Yo, que Yo soy una persona perfecta, que no me aparto de los míos, que siempre estoy guiándolos y llevándolos a arroyos de aguas cristalinas. Pero algunos son ovejas rebeldes que saltan el corral y se escapan de mí por no conocerme, por no saber que Yo soy un pastor amoroso que amo a mis ovejas, que no las dejo solas y desamparadas sino que estoy ahí aún cuando mis ovejas duermen. Yo las estoy observando para ver si están bien, para ver si tienen paz, y aún cuando están durmiendo Yo les doy mi paz. No teman, mis hijitos. La mesa ya está lista. Ya se acerca el momento de finalmente reunirnos en el cielo.
[Juan 14:3, RVR1960] Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Hay un gran abismo que divide el cielo de la tierra. Hay una separación entre esos dos estados, y ustedes no están conscientes de que Yo camino entre esos dos estados. Pero aun así deben confiar en mí, porque Yo vengo pronto a quitar la iniquidad de la tierra y los míos relucirán como estrellas en ella. ¡Brillarán! ¡Resplandecerán! Su luz se incrementará y nadie los va a poder detener si están determinados a terminar el camino, si están determinados a seguir mis pisadas santas.
Por lo tanto, descansen en mi carácter, divulguen mis noticias, sean activos, luchen la buena batalla de la fe, levántense y muevan las aguas, agiten a las gentes. No se queden inmóviles, paralizados por el miedo o la incredulidad o las dudas. Escuchen mi llamado y levántense de la silla en el mismo momento y respóndanme con acción, con gratitud, con energía, con dinamismo, con optimismo, con salud, con determinación, con gloria, con poder. Porque todas estas cosas vienen de mí, dice Jesús. Yo soy quien se las da.
Yo estoy con los brazos abiertos. Soy el Rey de gloria que manifestará su poder en breve, y todo lo que está escrito se va a cumplir al pie de la letra, porque Yo fui el que lo escribí. Hijitos, prepárense para lo que viene. Mi ira será desplegada sobre la tierra y muchos morirán, y se hace tarde para tomar una decisión en favor de mí. Sean inteligentes y no se aparten de mi camino.
Yo estoy a la puerta y llamo, y el que no quiera escuchar mi voz llamando va a perecer en las tinieblas de la noche, donde la polilla carcome y el miedo aterroriza. No crean en cualquier mentira que les prediquen. Aférrense a mí, al perfecto Creador, y llegado el momento, Yo los levantaré con poder y con gloria para sentarnos juntos a la mesa que ya está preparada para los que me aman. Amén.