Bendiciones, amado pueblo del Señor. Hoy es 21 de julio del año 2023 y estoy aquí nuevamente en mi canal de YouTube y en mi página de Facebook, las que se llaman «Noelia ama a Jesús», para entregarles un mensaje de parte de Dios. El Espíritu Santo me ha estado inquietando durante estos días para que transmita palabra al pueblo de Dios. Yo veía panes contaminados, panes leudados, panes sucios, y el Señor me insistía: «Habla, hija, advierte, alerta a mis hijos». Así que sobre eso se va a tratar esta transmisión, esta ministración profética a través del Espíritu Santo de Dios. El Espíritu Santo de Dios nos va a sostener, me va a ayudar, porque es su voluntad que yo esté en este momento transmitiendo para que escuches lo que Él quiere hablar.
Padre Santo de la gloria, te agradecemos por este momento, por esta oportunidad de poder escuchar lo que tienes para decir a un pueblo que no siempre tiene discernimiento para separar las aguas. Gracias, Señor, porque Tú me haces entender por el Espíritu Santo en mi espíritu que te ocupas de los tuyos, que te ocupas de alertar a tu pueblo cuando las cosas no están del todo bien; que Tú, Señor, avisas una y otra vez de distintas maneras, no solamente a través de mí, a través de este vaso quebrado para ser utilizado para ti, sino a través de todos los medios que tienes a mano para que tus hijos no tengan excusa el día de mañana cuando les preguntes: «¿Por qué escuchaste tal enseñanza que te dije que estaba sucia? ¿Por qué abriste tus oídos para que entre veneno y así ensuciar el canal de audición y que no me puedas escuchar bien? ¿Por qué comiste de ese pan leudado que te avisé que no comas?»
[Marcos 8:15, RVR1960] Él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes.
Padre, gracias porque una vez más hablas a tu pueblo, porque eres un Dios vivo, porque eres un Dios que se comunica con sus hijos, con su creación, de tantas maneras. Por eso te alabo, Señor, y mi alma te bendice y te adora. Padre, te pido ahora mismo que sea el Espíritu Santo quien comience a ministrar a todo aquel que escucha esta palabra, confirmando, redarguyendo, golpeando la puerta de sus corazones, dando claridad y entendimiento en lo que vas a hablar, y discernimiento también para aprender a reconocer tu voz de entre todas las voces. Alabado seas, Señor. Bendito sea tu nombre por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Yo escucho la voz del Señor que me sigue inquietando y que quiere hablar a sus hijos así: Hijitos, abran sus ojos. ¿No ven lo que está pasando? Hay distintos tipos de panes sobre la mesa para que ustedes coman, para que ustedes ingieran, pero no todos esos panes están buenos para comer. Porque ciertamente hay muchos de esos panes que parecen pan de vida, que parecen panes buenos, panes que alimentan, que parecen alimentos sólidos y seguros, pero no lo son. Porque por fuera parecen perfectos, buenos y saludables, pero por dentro están llenos de muerte y veneno. Gusanos habitan dentro de esa masa, y muchos de ustedes están comiendo lo primero que escuchan, están tomando lo primero que ven, sin preguntar al Espíritu de Dios, sin comparar con las Escrituras si lo que están escuchando, si lo que están viendo, si lo que están aprendiendo, si lo que están recibiendo viene de mí o no.
Dice el Padre: Hijitos, abran los ojos, porque esto que está pasando es la raíz de muchos de los males que están aquejando a mi pueblo. Porque gran parte de mi pueblo, de mis hijos, es cómodo y no quiere moverse de sus sillas, y no quieren levantarse de sus camas, espiritualmente hablando, para escudriñar todas las cosas. Quieren desde ahí, como un adolescente malcriado, recibir la comida en bandeja, ya lista, y ni tienen ganas ni quieren dedicar tiempo a mirar primeramente si lo que van a comer realmente es bueno o no. Oh, hijitos, mi pueblo perece por falta de conocimiento, y la misma ignorancia de los tiempos antiguos que llevó a mi pueblo a caminos de muerte, de error, de perdición, es la que sigue vigente hoy, dice el Padre, y mi corazón se duele y mi corazón sufre, porque no es que Yo no quiera darles pan bueno para comer, no es que Yo no tenga voces limpias que ustedes puedan escuchar, sino que satanás también opera a través de distintas voces, para confundirlos, para entretenerlos, para desviarlos, y también para darles muchas veces lo que ustedes quieren escuchar y no lo que Yo tengo para decir.
[1 Tesalonicenses 5:3, RVR1960] Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
Hijitos, despierten, dice el Padre, y dense cuenta de que están caminando en terrenos peligrosos, que están entrando en lo peor de lo peor de la historia del mundo. Hijos, ¿no ven lo que se está preparando para que se desarrolle sobre la tierra? ¿No ven que se habla de calma y de paz, cuando en realidad hay una bomba que está a punto de explotar? Viene el engaño de los engaños, dice el Señor. Viene la mentira de las mentiras, la obra maestra de Satanás, su última carta, el juego final, y mis hijos están en la superficie de las aguas, y mis hijos están distraídos con las cosas del mundo. Los tengo que traer de nuevo y llamarles la atención, dándoles un tirón de orejas, como cuando un padre ya no sabe qué hacer para decirle a su hijo que tenga cuidado porque el camino donde está caminando no es seguro. Hijos, Yo tengo misericordia de ustedes; por eso les hablo como les hablo, por eso los sacudo como los sacudo.
Yo me ocupo porque no quiero que ninguno se pierda, porque no quiero que ninguno de ustedes sufra las consecuencias de la negligencia en la que viven. Tengan cuidado, dice el Señor. Escudriñen lo que leen. Muchos de ustedes están comiendo libros y libros de doctrinas que tienen levadura. Muchos de ustedes no se sacian de saber, y el diablo utiliza esa curiosidad para hacerlos caer en esas trampas de doctrinas falsas. ¿Por qué no me preguntan primero? No vienen a mí diciéndome: «Padre, ¿tengo que leer esto? Padre, ¿este alimento es bueno? ¿Lo voy a poder digerir? ¿Es lo que me estás llamando a aprender?» No me preguntan. No me buscan. Simplemente siguen los deseos de sus propios corazones, que muchas veces no están limpios. Porque hay distintas motivaciones en querer saber. Algunas de esas motivaciones son buenas, son correctas, y hasta vienen de mi inspiración, pero muchas otras no están tan limpias, no son tan buenas, y los llevan a caminos de perdición.
Muchos de ustedes se terminan desviando de la doctrina santa, de la verdad de Jesús, quien es la verdad, el camino y la vida, porque se meten en piletas donde no les he llamado a nadar. Yo (Noelia) puedo sentir el dolor del Señor por esto que está pasando en el pueblo. En estos días hay una multiplicación del uso de las redes sociales que va en incremento, y cuando alguien habla algo en público, lo publican en las redes sociales, y eso empieza automáticamente a multiplicarse. Es como un árbol que se va ramificando, va creciendo y va conquistando territorios. Y no solo eso, sino que muchas veces hay otras personas que replican lo que esta persona habló, lo que esta persona lanzó. Es fácil multiplicar lo que se entrega en las redes sociales, cada vez más. Y yo estoy viendo que es semejante a cuando alguien tira una piedra sobre la superficie del agua para hacerla rebotar. De esta manera me muestra el Espíritu Santo.
Cuando uno publica algo en las redes sociales, va repercutiendo en las aguas de la gente y uno a veces ni se imagina el alcance que puede tener. Y esto no quiere decir que sea malo, sino que lo peligroso de esta multiplicación, de estas réplicas, de esta diseminación de la palabra y de las enseñanzas, de las doctrinas, de las profecías, de los videos, de todas estas cosas que se están dando en estos días, hablando sobre las cosas de Dios, lo peligroso es que, así como abundan las cosas que verdaderamente el Señor envía para que su pueblo escuche, así como abunda el pan bueno para comer, también está en lo secreto lo que no está tan bien. También está el pan que está completamente podrido, absolutamente disponible para comer a cualquier hora del día. En cualquier momento uno puede ir y, con un clic, escuchar algo que está completamente sucio, completamente errado, completamente demoníaco y así embarrarse los pies. Muchos de los hijos de Dios, me dice el Señor, no tienen en cuenta la mezcla de doctrinas que hay hoy en día en internet.
Y simplemente porque tienen ganas de comer, a veces miran cualquier video, escuchan cualquier enseñanza, prestan atención a cualquier tipo de palabra que ande volando por ahí. El Señor dice en este momento que dividamos las aguas, que separemos lo que viene de Dios de lo que no, que escudriñemos las Escrituras para saber si lo que estamos escuchando es verdadero o no, si está acorde a lo que está escrito o no. Pero muchos de ustedes, me muestra el Señor, están con los brazos cruzados. Muchos de ustedes son holgazanes, porque así me ministra el Espíritu Santo. Muchos de ustedes quieren que los demás hagan todas las cosas, pero ustedes no quieren trabajar para cultivar su alma. Ustedes quieren tener todo servido, me dice el Señor, y hacer solamente un clic con el dedo, y tener esa bandeja de comida lista para comer, como cuando uno pide comida rápida y ya en cinco minutos la tiene lista en su casa; no tiene que hacer nada más que esperar un ratito.
Dice el Señor que seamos laboriosos en nuestras almas, que cultivemos nuestras almas con paciencia y con trabajo, para que el día de mañana podamos ver fruto agradable de esa paciencia, de ese cuidado, de esa ministración. Porque nuestra alma es como un árbol que hay que cuidar, es como un árbol que hay que regar, es como un árbol que hay que podar de vez en cuando, es un árbol que necesita la luz para crecer y es un árbol que necesita del agua para vivir. Así, si nuestra alma no tiene la Luz de Jesús, que es nuestro Sol, se empieza a morir. Así, si ese árbol, que es nuestra alma, no bebe de esa agua de vida que viene de Dios, que es el Espíritu Santo del Señor, se seca. Así, nosotros en este tiempo deberíamos cultivar nuestra alma. Cuidamos de muchas cosas, cuidamos de nuestra familia, de nuestros hijos, de nuestras mascotas, inclusive de nuestras plantas. Si tenemos árboles de verdad, cuidamos de esos árboles, cuidamos de nuestro hogar, de nuestras casas, de nuestros trabajos, cuidamos a nuestros amigos, las relaciones de nuestras vidas, pero no cuidamos de nuestra alma.
«¿Qué están comiendo? ¿Por qué están empecinados en seguir escuchando esas prédicas que ya les dije que no escuchen?» dice el Señor a muchos de ustedes, a los que el Espíritu Santo ya les viene diciendo que dejen de escuchar a tal o cual persona, que dejen de seguir a tal o cual canal. Ya el Espíritu Santo a muchos de ustedes los había alertado de que no todo estaba bien en tal o cual ministerio, pero pensaron que eso no venía del Señor. Se empecinaron en seguir comiendo de esa fuente, así como cuando un padre ve que sus niños están comiendo muchas golosinas, y llega un momento en que el padre les dice: «Hijito, no comas más, porque te va a hacer mal. Te va a empezar a doler la panza, vas a tener indigestión, te vas a desnutrir si seguís comiendo tantas golosinas.»
[Proverbios 25:16, RVR1960] ¿Hallaste miel? Come lo que te basta, no sea que hastiado de ella la vomites.
Así el Señor hoy te dice: ¿Hasta cuándo te vas a llenar con comida chatarra? ¿Hasta cuándo vas a escuchar solamente lo que te hace sentir bien, pero no viene de mí? ¿Hasta cuándo vas a recibir solamente lo que es comida chatarra en el espíritu y no vas a tomar las cosas espirituales en serio? ¿Hasta cuándo vas a permitir que tu alma se desnutra por causa de comer solamente lo superficial, enseñanzas que en verdad no alimentan, doctrinas que lo único que hacen es que te muevas en la superficie de las aguas y que nunca te metas en las profundidades del Espíritu Santo? A muchos de ustedes el Espíritu Santo ya los ha llamado a nadar más profundo, pero no han obedecido. Y a muchos de ustedes también ya se les terminó el tiempo de beber leche espiritual y están listos para mucho más. Para muchos de ustedes se terminó una etapa de enseñanza inicial, donde escuchaban enseñanzas primordiales, el fundamento de la doctrina, las cosas primeras que hay que aprender en los temas de la fe. Esa leche espiritual ya no te alimenta, dice el Señor.
Y este es el tiempo donde Dios quiere darte carne para comer y ya no leche, donde Dios quiere darte alimento sólido y ya no solamente líquido. Ya estás listo, te dice el Señor, pero seguís bebiendo de lo fácil, seguís bebiendo de lo superficial. El Espíritu te llama y te llama a meterte más profundo en las cosas de Dios, a aprender realidades profundas espirituales, a hacerte cargo de muchas cosas que hasta ahora no enfrentaste, y te estás haciendo el sordo, y te estás haciendo el tonto. Reacciona, te dice el Señor, antes de que venga el depredador, porque las presas que estén desnutridas, las presas que estén débiles, las presas que estén flacas, llegado un momento, cuando viene el lobo, es muy fácil atraparlas, es muy fácil comerlas, porque ya están tan debilitadas que no tienen la fuerza para escapar, no se pueden defender, porque ya los músculos se han debilitado. No pueden escapar, no tienen la velocidad, no tienen la capacidad, su cuerpo no reacciona para huir de los depredadores.
[Hebreos 4:12, RVR1960] La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Así son ustedes, dice el Señor, cuando no se edifican en el espíritu, cuando no entrenan sus músculos espirituales, cuando su carne está débil por causa de una mala alimentación. No esperen a ese tiempo, dice Dios. Tomen las cosas espirituales en serio, fortalézcanse con la sana doctrina, aun si tienen que escuchar lo que no les gusta escuchar. No busquen solamente lo que les hace sentir bien, abran sus oídos también a lo que les llama la atención, a lo que les hace abrir los ojos a sus propios pecados. Presten atención, aun cuando la palabra que están escuchando la sientan como una daga que se les clava profundamente en su ser, porque es cierto que cuando Yo hablo, mi Palabra raja la carne, mi Palabra divide las coyunturas y los huesos, y cala lo más profundo de sus corazones. Y eso a veces duele, dice el Padre, pero es necesario, porque una vez instalada allí esa daga que es mi Palabra, esa espada filosa que entra en ustedes comienza a trabajar y a cortar lo que no sirve, que estaba allí.
Sean valientes, dice el Padre, porque los cobardes no heredarán el reino de los cielos, y los que tengan miedo de escuchar realmente lo que tengo que decir no van a estar preparados para resistir lo que viene. Hijitos, sean inteligentes, entiendan que hay cosas que no les aprovechan, entiendan que hay cosas que no los edifican, entiendan que cuando escuchan las cosas que a ustedes les hacen sentir bien pero que no hablan la verdad del Señor, están perdiendo el tiempo, porque esas palabras son como un viento que pasa por encima de ustedes, pero no ingresa. En cambio, cuando yo hablo la verdad que viene de mi boca, es como un viento que ingresa en ustedes y abarca todo lo que son. Y esa palabra, ese viento, empieza a transformarlos, empieza a trabajar en ustedes, si verdaderamente lo dejan entrar. Resistan, disciernan, escudriñen, dice el Señor.
Porque viene un tiempo donde se multiplicarán las falsas doctrinas, las doctrinas demoníacas que son fáciles de tragar, pero cuando ingresan al vientre empiezan a envenenarlo todo hasta la muerte espiritual. Realmente, mis hijos van a tener que abrir bien grandes los ojos para observar lo que tienen enfrente. Yo (Noelia) veo que hay muchos de ustedes, hermanos, que siguen muchos canales en las redes sociales: muchos canales de YouTube, que siguen muchas páginas en Facebook, que siguen cuentas de Instagram y otras aplicaciones, que comen de distintas fuentes. Pero el Señor te pide hoy que recalcules, que preguntes al Espíritu Santo: «¿A cuáles de esas cuentas tenés que dejar de seguir? ¿A cuáles de esas páginas tenés que eliminar? ¿De cuáles de esas escrituras o enseñanzas tenés que alejarte? ¿De cuáles de esos pastores, maestros, apóstoles, profetas o evangelistas tenés que alejarte?»
Porque no todo lo que brilla es oro, dice el Señor, y que un hombre o una mujer tengan muchísimos seguidores o personas que escuchan lo que tienen para decir no significa que sea enviado por mí. Cuidado, porque he aquí que se multiplican los habladores de habladurías, y si no están anclados en la verdad de la Palabra, y si no tienen una vida de oración, y si no desarrollan los sentidos para discernir entre el bien y el mal, van a empezar a comer esta comida envenenada y contaminada, y se van a empezar a enfermar espiritualmente primero, pero después también carnalmente, porque lo espiritual afecta a lo carnal y lo carnal afecta a lo espiritual. El discernimiento es la clave, y el Espíritu me hace entender realmente que les pida que tomen esta palabra en serio. Porque ya varios de ustedes saben que tenían que limpiar sus redes sociales. A muchos de ustedes el Espíritu Santo les habló para pedirles que empiecen a eliminar fuentes que están contaminadas o que se empezaron a contaminar, pero no lo han hecho.
[Romanos 8:14, RVR1960] Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Por eso, hoy el Señor te confirma a través de esta palabra que no se trata de cantidad, sino de las cosas que están buenas para comer, de las cosas que están sanas. Es mejor comer menos, pero bueno, que comer todo lo que hay y terminar con indigestión. Sean selectivos a la hora de escuchar. Sean celosos de ese árbol que es su alma. Guárdense, dice el Señor, de lo que ven, de lo que escuchan, de lo que reciben, y también de lo que hablan. Sean celosos de ustedes mismos, así como lo soy Yo, y arrepiéntanse todos ustedes, a los que el Espíritu Santo ya les había advertido sobre dejar de comer cierto alimento que estaban comiendo y no lo hicieron. Arrepiéntanse por haber negado lo que el Espíritu Santo les estaba marcando; arrepiéntanse por desobediencia y rebeldía, porque el Espíritu de Dios a varios de ustedes ya les había hecho sentir en sus espíritus que algo estaba mal con tal persona o con tal ministerio. Igualmente, siguieron adelante.
No se lleven por lo que ven, dice el Señor, no se dejen fascinar, encantar por la apariencia de ciertos ministros, sino que escudriñen lo que hacen y lo que dicen. Escudriñen sus corazones, y pídanme que les revele frente a quién están. ¡Aleluya! Gracias, Padre. Y hay otra situación que el Espíritu me está revelando que está sucediendo dentro del pueblo de Dios. Sucede que muchos hermanos y hermanas dejaron de ver televisión para no contaminarse, pero sin embargo no se dan cuenta de que, al estar comiendo de lo primero que ven y escuchan sin cuestionar nada, como viene diciendo el Señor, igualmente se están contaminando. Al final, dejan de ver la televisión para no sumergirse en las aguas del mundo y contaminarse en ellas.
Pero igualmente se meten en aguas a donde el Señor no los llamó a meterse: en temas doctrinales, en temas proféticos, en temas pastorales y demás. Igualmente, se están contaminando. Sean selectivos, me repite el Espíritu Santo, y no duden cuando el Espíritu Santo les indique en sus espíritus que tienen que cerrar tal ventana, a esa persona, un ministerio, porque se están guardando ustedes mismos, dice el Señor, haciendo esto. ¡Amén, aleluya! Pero cuidado, hijitos, cuidado. También estoy viendo otra situación que sucede en la iglesia del Señor Jesucristo, y es que a veces no están comiendo tanto de diferentes fuentes, es decir, de distintas personas que predican o comparten palabras, testimonios y demás, que muchas veces no son fieles, verdaderos o correctos. Pero sí están dejando entrar este pan leudado a través de otros hermanos que vienen a darles de comer el mismo pan que ellos están comiendo y que está contaminado. Es decir, el discernimiento lo tienen que ejercer tanto con personas que están en puestos de liderazgo dentro de la iglesia, como con personas que hablan a las masas, a grupos o a congregaciones.
Sino también con cada hermano que viene a compartirles algo para comer, porque si tienen comunión con esa palabra que ese hermano o hermana les está compartiendo y no viene de Dios, si ustedes comen ese pan que ellos les dan para comer, entonces igualmente se pueden contaminar, y después ese pan contaminado se mezcla en la doctrina de ustedes, generando confusión, dudas, incredulidad, error, que genera distintos tipos de consecuencias. ¡Amén! Entonces no solamente tienen que ser celosos cuando siguen a algún ministerio, cuando leen alguna palabra, alguna profecía, cuando escuchan a algún hermano o hermana que esté predicando supuestamente de parte del Señor en cualquier forma, estilo o aspecto, sino también sean celosos cuando hablan con otros hermanos en la intimidad, o simplemente cuando comparten cosas con otros hermanos en una relación de amistad o en las casas.
La Palabra del Señor dice que contendamos fervientemente por la fe, y el Señor nos llama a defender nuestra limpieza, nuestra santidad, nuestra fe, porque muchas de estas doctrinas falsas que están comiendo, enseñanzas erráticas que están bebiendo, están provocando que su fe disminuya, están saqueando su vida espiritual, su casa espiritual, provocando que la fe de ustedes disminuya. Porque lo que viene de Dios alimenta, lo que viene de Dios levanta, lo que viene de Dios imparte fe y no la roba, lo que viene de Dios nutre, edifica, fortalece, como un alimento bueno que, cuando alguien ingiere, comienza a fortalecer el cuerpo, a darle lo que necesita, a facilitarle el trabajo, a ayudarlo a crecer cuando el cuerpo de un niño está en crecimiento. Entienden la diferencia, dice el Señor. Separen todas las cosas.
[1 Tesalonicenses 5:21, RVR1960] Examinadlo todo; retened lo bueno.
Disciernan todas las cosas, desechen lo malo, quédense con lo bueno. Reaccionen, hijos, reaccionen, porque paso a paso, gota a gota, el diablo está contaminando al mundo. Dentro de esa contaminación, y dentro de esa preparación para la manifestación de lo peor de lo peor, esa contaminación también está entrando en las congregaciones. Mi casa está contaminada por comida venenosa, dice el Señor. Mis hijos están tomando lo que viene de afuera y no de adentro de mi corazón. Mis hijos están comiendo lo que ellos quieren comer y están rechazando lo que Yo les quiero dar para alimentarlos. Tengan cuidado. Aun cuando tengan aprecio por una persona, igualmente deben cuestionar lo que hace, igualmente deben escudriñar lo que dice. Porque no se trata de amar o no amar, me dice el Señor, se trata de mantenerse impecables y de no dejar ingresar nada que pueda manchar sus vestiduras.
Y a veces ustedes se confunden, porque piensan que, porque aprecian a alguien, han aprendido a respetar a cierta persona, le tienen aprecio, piensan que por eso no deben seguir escudriñando todas las cosas. No es así, dice el Señor. Este discernir, este separar de las aguas, este escudriñar todas las cosas, lo deben ejercitar todos los días hasta el final, porque el engaño va creciendo, y muchos de los que eran verdaderos ya no lo van a ser, y se van a contaminar, y muchos de los que obraban bien van a empezar a obrar mal, y muchos que caminaban derecho se van a desviar, muchos que se mantenían sobrios se van a emborrachar. Caerán muchos árboles que tenían fuerza, y si ustedes no están únicamente arraigados en mí, que soy la vid verdadera, entonces van a caer con ellos.
Por eso dice el Señor que separemos el amar a una persona, a un ministro de Dios, a alguien que nos alimenta, con el escudriñar, y que, aunque amemos a esa persona, igualmente tenemos que escudriñar si lo que nos está dando para comer está limpio o no. Pero el enemigo utiliza la culpa para que no cuestionemos todas las cosas, para que no comparemos lo que está pasando con lo que dicen las Escrituras. Gracias, Padre santo. Yo estoy viendo que viene un tiempo donde muchos o varios canales de YouTube por donde algunos ministros compartían la palabra van a ser cerrados. Hay muchas bocas que ahora están hablando, que van a ser calladas, me dice el Señor, porque hay muchos árboles que van a seguir siendo talados, porque llega un tiempo de limpieza en la casa de Dios y para plantar cosas nuevas, como ya el Señor me habló antes y lo compartí por este medio.
Nuevamente, el Espíritu me dice que el terreno debe ser primero limpiado, así que no se sorprendan, pero intercedan, me dice el Padre, para que tal vez a través de esa intervención en oración muchos que se desviaron y que están hablando suciedades en el nombre de Dios puedan darse cuenta y arrepentirse. Gracias, Padre Santo. Y también es nuestro deber, dice el Señor, interceder por aquellos que alimentan al pueblo de Dios, para que siempre se mantengan limpios, para que no haya contaminación en sus palabras, para que no se vendan, para que no den palabra superficial, sino que comiencen a dar palabra profunda. Porque los sucesos del mundo van a ser cada vez más fuertes en este tiempo a donde estamos; por lo tanto, el Señor va a hablar cada vez más fuerte. Pero muchos servidores del Señor no van a querer decir lo que Dios les está diciendo por causa de la dureza de las palabras que van a recibir.
Entonces dice el Padre a los intercesores que oren para que toda persona que recibe palabra de Dios, para que todo ministro que alimenta al pueblo santo, se mantenga en la senda recta, por más que tenga que hablar cosas fuertes, por más que tenga que llamar al pueblo al arrepentimiento, por más que tenga que hablar del infierno, por más que tenga que compartir revelaciones fuertes que el Señor le quiera dar. Porque muchos van a retroceder y no van a querer comprometerse para no perder adeptos en sus congregaciones, por ejemplo, para no quedar mal con el hombre, y entonces ahí va a ser donde se van a vender al hombre y se van a alejar del Señor, porque en realidad van a buscar más la gloria del hombre que de Dios. Y para no quedar mal con el hombre, no van a decir lo que Dios les esté hablando, sino lo que el hombre quiere escuchar. Esto ya está pasando.
Pero el Señor llama a interceder a sus hijos para que, quizás, al escuchar esta oración, algunos de ellos puedan cambiar y realmente se comprometan con el Señor. Amén. Oren para que no se entibien, dice el Padre; oren para que no se distraigan, oren para que no se pierdan, porque el hombre es débil y así como hoy está fuerte, mañana puede caer. Amén. Aleluya. Gracias, Padre, yo te pido, Dios mío, que impartas discernimiento santo ahora a tu pueblo, que nos des aún más capacidad de separar lo bueno de lo malo, lo que está bien de lo que está mal, lo verdadero de lo erróneo, lo que viene de ti de lo que no viene de ti. Padre, te pido que nos des la valentía para hablar cuando el Espíritu nos llame a exhortar a alguien que no está operando acorde a la escritura, ni a tu Espíritu. Padre de la Gloria, abre los ojos de tu pueblo ahora, de aquellos que están cegados y no pueden ver cuando les están dando un pan con moho para comer.
[Mateo 26:41, RVR1960] Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Padre de la gloria, santo, poderoso, perfecto, por el cual no sale ni una sola palabra de mentira ni de error, lava la boca de tus ministros, de aquellos que damos de comer palabras. Límpianos de cualquier error. Padre, ayúdanos a mantenernos blancos, a ser valientes, a no temer al qué dirán, a no temer a los ataques en contra nuestra por causa de hablar lo que Tú quieres que hablemos. Oh, Padre celestial, levanta bocas santas y verdaderas, gente consagrada a ti verdaderamente, que no le importe el qué dirán, que no le importe quedar bien, pero que amen las almas y especialmente que te amen a ti, Señor. En el nombre de Jesús, limpia los oídos, ahora, de todo aquel que se había embarrado por causa de escuchar cosas que estaban sucias. Señor, coloca en tu pueblo ganas de estudiar las escrituras, Padre, porque dice la Biblia que Tú colocas el querer como el hacer.
[Filipenses 2:13, RVR1960] Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Padre Santo, llama por tu Espíritu a todos tus hijos e hijas para que, escudriñando la palabra, cada día estemos empapados de esa agua espiritual, tan sumergidos en esa verdad que, cuando escuchemos una mentira, sea fácil de reconocer. Me viene ese versículo de la Biblia, dice que escudriñaban las Escrituras después de haber escuchado si era cierto lo que los apóstoles les predicaron, y así tenemos que ser, me dice el Señor, diligentes, nuevamente, cultivando el terreno de nuestra vida espiritual, no perezosos, respetuosos, pero despiertos.
[Hechos 17:11, RVR1960] Estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Este es el versículo que tenés que acordarte todos los días de tu vida en el camino de la fe y ponerlo en práctica para que la Palabra sea tu escudo ante todo engaño que vas a escuchar, porque van a haber voces proféticas que se van a multiplicar con la apariencia de que vienen del Señor, pero no lo van a hacer. Hay comida que muchos de ustedes están comiendo en lo profético, palabras proféticas que están escuchando que no vienen del Señor sino de una voz imitadora, me dice Dios. Y nuevamente escucho que el Espíritu dice: cuidado, porque hay muchos de ustedes también que tienen tantas ganas de escuchar profecía que ni siquiera ya se dedican a escudriñar si lo que están escuchando verdaderamente es escritural o no, sino que simplemente es un hambre que tiene que ser saciado en ustedes, que quieren y necesitan escuchar profecía todos los días, leer una nueva palabra profética, escuchar a alguien que habla profecía para ser saciados.
Ya se acostumbraron tanto a esto que ni siquiera practican el escudriñar o el discernir si lo que están escuchando viene de Dios o no, si está acorde a lo escrito o no. Ya no le preguntan al Espíritu Santo si tienen que escuchar esa palabra profética o no, si la tienen que leer, si la tienen que creer o recibir. Y otra vez siento que Dios me dice que disminuyan el caudal de la información que están consumiendo, que seleccionen dentro de las distintas fuentes que existen para beber. Señor, ¿cuáles son las fuentes y los pozos de agua donde Tú me estás llevando y no a donde mi carne quiere ir o a donde el enemigo me tienta a tomar? Amén. Así que, esta es la alerta que Dios te ha entregado. Hoy, hay pan contaminado; lo que estás comiendo es pan contaminado que va a incrementar. Hay palabras que dicen ser de Dios y no lo son. Hay ministros que hablan lo que ellos tienen ganas de hablar y no lo que el Señor quiere decir.
Hay hombres y mujeres que están suavizando la Palabra de Dios, que a veces reciben una palabra del Señor, pero cuando la van a entregar le cambian alguno que otro puntito, y entonces ya no es 100% como Dios lo quería hablar. Le quitan lo que no les gusta, lo que no les conviene, lo que no tienen ganas de decir, lo que les da miedo de decir, y entonces solamente te entregan una migaja o una porción del pan que Dios quería darte, pero no te dicen o no te dan la torta completa. Después de esta ministración, pienso que me indica el Espíritu Santo para ustedes que revisen las fuentes donde están comiendo, y que pongan por obra inmediatamente lo que el Espíritu nos ha mandado a escudriñar, a preguntar al Señor, a cuestionar, y que empiecen a limpiar la mesa de donde están comiendo, me dice el Señor. Amén. Gracias, Padre.
Yo te pido también, Señor, en el nombre de Jesús, que sea tu Espíritu Santo hablando a todo aquel que recibió esta palabra, en los próximos días, en los próximos momentos, redarguyendo a todo aquel que no esté obedeciendo a la voz de tu Espíritu, que le está indicando que corte ciertos canales en su vida que lo están influenciando para mal. Señor, te pido que sea tu Espíritu Santo entregando sueños, palabras, visiones, profecías, por las cuales todos los hermanos y hermanas que escuchan esta palabra reciban la revelación de las personas que no los están edificando en sus vidas y de los cuales están recibiendo pan espiritual.
Te pido, Padre, que le quites la careta a todo enviado de Satanás que habla a mis hermanos con voz de oveja, pero que es en verdad un lobo. Te pido, Padre, que nos des discernimiento para diferenciar entre tu voz, la voz del hombre y la voz del enemigo. Señor, en el nombre de Jesús, perdona a tu pueblo y ármanos para que en segundos podamos discernir si una persona verdaderamente está operando en tu Espíritu o no. Gracias, Padre, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén.