Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz.
Hoy 3 de marzo del año 2024, el Señor me ha mandado a orar proféticamente por sanidades.
[Salmos 30:2 RVR1960] Jehová Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.
A Él es a quien tenemos que recurrir cuando tenemos cualquier tipo de problema, porque Él es el médico de los médicos. Él es el médico por excelencia.
La sanidad viene a través de un médico, de un ángel o de cualquier medio que el Señor quiera utilizar para sanarte. Es decir, el Señor utiliza distintos instrumentos para sanar a las personas. Algunos instrumentos pueden ser los médicos o las personas, pero en última instancia, es Él quien decreta si vas a ser sano.
Él es quien decide si vas a ser libre o no. El Señor tiene la última palabra sobre todo lo que gobierna la vida del hombre, incluyendo la sanidad. Muchas veces, al ir a una cita con el doctor, nos engañamos pensando que la sanidad viene de esa persona, cuando en realidad es el Señor el que da las soluciones al médico para sanarnos.
Antes que consultes a un doctor, el Señor es quien ordena al cuerpo ser o no sano. Hay mucha confusión en el pueblo santo, y muchos se preguntan: «¿Puede un cristiano ir o consultar al médico, o solo debemos orar y esperar tu sanidad? ¿Debemos orar por los enfermos, ungirlos y pedir sanidad en el nombre de Jesús?». Esas son las preguntas que ustedes hacen desde hace mucho tiempo.
El Señor me lo está revelando, porque como dice la escritura: «Mi pueblo pereció por falta de conocimiento». Perecer es lo que sigue, provocando que en los últimos días el pueblo de Dios enferme por ignorancia y por pereza. Tenemos que tener cuidado, porque en los últimos tiempos nuestra responsabilidad es informarnos de cómo lo espiritual se conecta con lo carnal.
Todos los que vienen escuchando las enseñanzas proféticas que vengo haciendo, saben que el Espíritu de Dios viene repitiendo que tengamos muy en cuenta que el alma, el cuerpo y el espíritu son tres partes que conforman un solo ser. Estas tres partes están conectadas y relacionadas entre sí, y lo que le pasa a una parte le afecta a las otras dos, y así sucesivamente.
En los últimos días, para poder sobrevivir a las cosas que vienen, es clave que el pueblo de Yeshua, nuestro Ungido y Salvador, quien merece toda la honra, tenga conocimiento de las cosas físicas y espirituales, de qué es lo que le afecta al alma, al espíritu y al cuerpo, y que pueden provocar enfermedades físicas o enfermedades del alma, como las enfermedades mentales, o que nuestro espíritu no esté sano como debería.
En estos últimos días, el Señor está llamando a su pueblo a que gane conocimiento y abra sus oídos, porque vamos a necesitar de un nuevo nivel de conocimiento para poder resistir los dolores de parto. En estos años que he estado atalayando, han escuchado sobre las pandemias que vienen, las plagas y todo lo terrible que va a ser, lo aniquiladoras que van a ser.
No podemos estar ignorantes de estas cosas que vienen y están avisadas, porque dice Mateo 24 que durante los dolores de parto se darían pestes, hambres, terremotos, guerras, nación contra nación y persecución. Lucas 21 también habla de los sucesos antes del fin, antes de la venida de nuestro Señor Yeshua, donde las aguas provocarían terror en las gentes y las estrellas del cielo se conmoverían.
Una de las cosas en las que insiste la escritura es sobre las pestes, por eso el Señor, además de demandar santidad, pide que tengamos conocimiento de lo que desconocíamos hasta ahora, para que en estos tiempos finales seamos entendidos de las estrategias que tiene Satanás para enfermar y matar a los hijos de Dios, y conocer así lo que trae sanidad para las enfermedades que se pueden manifestar.
Hay muchos misterios sobre este tema, y el Espíritu de Dios quiere hablar a las iglesias sobre las distintas maneras en las que Sus hijos pueden obtener la sanidad. Y para comenzar, como martillo que quebranta la piedra, la primer falsa doctrina que el Señor quiere destruir en este momento es si Sus hijos pueden consultar a un médico.
Yo estoy viendo un altar; es un altar a otro dios, porque hay distintos tipos de altares. El Espíritu Santo me enseña que cuando hay una doctrina falsa, se levanta un altar demoníaco en el espíritu, un altar a los demonios, porque toda doctrina falsa es enseñada a través de un demonio.
La palabra dice que el Espíritu Santo de Dios nos enseñaría todas las cosas, pero hay otros espíritus que son infernales, que son satánicos, que pueden enseñarnos cosas. Si nosotros escuchamos esas voces, y abrimos el oído y tomamos esas enseñanzas, entra en nosotros el error, porque son espíritus mentirosos y engañadores con falsas doctrinas, que en estos últimos días hacen que crezca la apostasía hasta que se manifieste el hombre de pecado. Dice 1 Timoteo 4:1,
[1 Timoteo 4:1 RVR1960] Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.
Por eso el Señor me dice: «Hijita, habla lo que recibes». Y aunque muchas veces no tengo idea de qué voy a decir, sé que, por ejemplo, el Señor va a hablar sobre sanidad y va a traer sanidad, pero no sé qué es lo que Él va a enseñar. Por eso aclaro que no soy yo la que estoy enseñando en este momento, sino que el Espíritu me da lo que tengo que decir.
Y lo primero que el Espíritu Santo quiere destruir es el altar demoníaco que a lo largo del tiempo se ha levantado, haciéndoles creer a los hijos de Dios que si están enfermos no es lícito consultar a un médico o a un especialista. Hay mucha gente cristiana que muere por no ir al médico. Sé que es controversial lo que estoy hablando, pero mi prioridad es decir lo que Dios quiere que diga y Él se encarga del resto.
Vamos a seguir aunque se presente resistencia espiritual y vamos a orar mientras se desarrolla esta transmisión, para que toda piedra de tropiezo sea quitada, y yo pueda caminar este camino de enseñanza profética, abriendo mi boca hasta la última palabra que el Señor quiera decir.
El Espíritu Santo quiere enseñarte que no es pecado consultar a un doctor. El Señor tiene muchos instrumentos para traer sanidad a las personas, sean o no creyentes, pero el Espíritu habla hoy a aquellos hijos que deberían ser maduros en lo espiritual, porque alguien en el mundo no se pregunta si puede consultar un médico; sólo lo hace porque es el medio que conoce para su sanidad, pero nosotros contamos con el poder del Espíritu Santo de Dios. ¡Gloria al Señor por eso!
Nosotros contamos con la ministración de los ángeles que envía el Señor para sanar nuestro cuerpo o alma, o cualquier parte de nuestro ser que esté enferma. Tenemos privilegios que otros no tienen y debemos impartir la palabra del Señor, para que otros cuenten con esas oportunidades. No nos enorgullecemos de eso, sino que con misericordia compartimos las buenas nuevas del evangelio, para que otros también lo puedan tener.
Y veo a Dios en su trono con distintas herramientas en las manos, que simboliza que Él usa distintos instrumentos para sanarte de distintas maneras. El Señor puede sanarte mediante un sueño, y créanlo o no, igual sucede, porque el Señor es soberano y hace lo que quiere y todo es posible para Él, y hay sueños en donde ocurren cosas que son reales.
Hay sueños donde se recibe sanidad física o del alma, y cuando uno despierta, está totalmente sano. Esta es una de las maneras en las que el Señor puede sanarte. ¿Quién puede decirle a Dios cómo hacer lo que Él quiere, o cómo glorificarse? Otra de las maneras de sanar es a través de la imposición de manos, cuando, como dice la Biblia, se llama a los ancianos para orar y ungir a los enfermos con aceite para que sean sanos en el nombre de Jesús.
Marcos capítulo 16 dice que los que crean en Su nombre sanarán enfermos, hablarán nuevas lenguas, echarán fuera demonios, beberán venenos de serpiente y no les afectará. La manifestación del poder del Espíritu Santo es para los que creen en el Señor Jesús y no solamente los ancianos pueden orar por sanidad. Santiago 5, del 14 en adelante dice:
[Santiago 5:14-15 RVR1960] ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
[Marcos 16:17-18 RVR1960] Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Es bueno y conveniente concurrir a los ancianos de las congregaciones, pero también dice que estas señales seguirán a los que creen y esto incluye a los que han nacido de nuevo, a los hijos de Dios, y dice: «Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán».
Entonces, el segundo ejemplo que el Espíritu Santo me trae es a través de la imposición de manos de un vaso o persona que crea en el Señor Jesús, qque,como dice la escritura, que ore por ti para sanarte.
Una seguidora,nos dice que ella tenía desprendimiento de retina del ojo izquierdo y, en medio de una ministración, Dios le sanó. ¡Wow!, ¡Gloria al Señor!, no podía dejar de leer este testimonio, porque siempre me llena el corazón de gozo y me anima a seguir con este trabajo, aunque es muy difícil y doloroso. La gloria sea para Dios.
Una tercera manera en la que el Señor puede sanarte es respondiendo directamente tu oración, es decir, muchos de ustedes están orando por sanidad o problemas del alma, la mente y el corazón. «¡Señor, sáname, clamo por ti! «¿Hasta cuándo voy a tener esta enfermedad, este dolor en el cuerpo?».
Muchos están clamando sanidad, y el Señor lo puede hacer a través de un sueño, de un hermano, de un anciano, inclusive a través de un niño, si así Él lo quiere. Él simplemente necesita un vaso en donde derramar su sanidad. También se recibe la sanidad instantáneamente, sin la intervención de nadie, porque el Señor envía la palabra desde su trono.
Es la palabra la que sana, por eso cuando el centurión pidió sanidad para su siervo, dijo: «No soy digno de que entres en mi casa, una palabra tuya alcanzará para que mi siervo se sane. Y el Señor envió la palabra y el siervo fue sano. ¿Cuántos de ustedes se están gozando en esta palabra profética? Siento el fuego del Espíritu Santo. Gracias, Señor. Dice Mateo 8:
[Mateo 8:5-8 RVR1960] Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
Imagínense la fe y el conocimiento de las cosas espirituales que tenía el centurión, cosa que hoy al pueblo le falta.
«Porque también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a éste: ‘Ve’, y va; y al otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace. Al oírlo, Jesús se maravilló y dijo a los que le seguían: «De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe».
Nos dice Sara: Yo tenía hernias lumbares y en sueño el Señor me sanó sin cirugía. Se realizó una segunda resonancia y ya no estaban las hernias. ¡Gloria a Dios! Entonces, como tercer ejemplo, el Espíritu nos enseña que directamente recibimos sanidad. Yo conozco testimonios de personas que de un día para otro pidieron sanidad y se levantaron completamente sanos, y el Espíritu les testificó que fue Dios quien los había sanado.
El Señor envía la palabra y a través de ella puedes ser sano. También puede enviar un ángel para sanarte, y me viene la porción de las escrituras en Juan 5, donde había un estanque y las aguas se agitaban porque bajaban los ángeles, y el primero que ingresaba al agua era sano.
Ustedes no tienen que llamar a ningún ángel, ni ponerse a conversar con los ángeles que el Señor envía para llevarles sanidad; ni tienen que ponerlos en primer lugar, ni mucho menos adorarlos o relacionarse con ellos en vez de con nuestro Creador, porque el diablo puede meter su cola.
Aquel siervo se arrodilló en frente del ángel, y el ángel le dijo: «No lo hagas porque yo soy consiervo tuyo, adora a Dios». Entonces, cuidado con esto. Cuando hablo de los ángeles, es para que entiendas cómo Dios opera y realiza su obra a través de distintas maneras, pero nuestro foco y atención tienen que estar en el Señor y no en esos ángeles.
Buscamos a Dios para que Él envíe esa sanidad, a través de la manera que a Él le parezca. No le pedimos: «…mándame un ángel para que me sane», porque el ángel no es el que toma las decisiones, sino que vamos a la fuente de todas las soluciones, para pedir esa respuesta por esa necesidad, para que Él determine cuál es la manera en la que quiere glorificarse en nuestra vida.
El Señor puede sanarte o darte una palabra de sabiduría, porque las palabras de sabiduría regularmente son soluciones a problemas o situaciones que tenemos. Por ejemplo, puedes tener una enfermedad del hígado y, buscando al Señor en oración, Él te puede dar una palabra de sabiduría sobre lo que tienes que hacer para recibir la sanidad.
Yo estoy viendo plantas, es decir, el Señor puede revelarte exactamente qué tipo de planta o remedio natural tienes que consumir para que se dé la sanidad. También puede haber sanidad a través de una visión que te fuera dada a ti o a otra persona, como cuando Eliseo se encontró con las aguas contaminadas que no se podían beber, y supo que tenía que tirar sal para que las aguas fueran sanas. Dice la Palabra:
[2 Reyes 2:21 RVR1960] Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
Tu cuerpo también puede estar como esas aguas, puede estar contaminado, enfermo, adolorido, inflamado, pero el Espíritu de Dios puede traerte palabra de sabiduría para que sepas si tienes que consumir algo para sanar, o si hay algo que tienes que hacer o dejar de hacer para recibir sanidad.
Dice Vitelia: «Yo le oraba mucho a Dios por dolor de gastritis y, por sueño, me mostró la sábila y la tomé y me sané». Gracias por tu testimonio. Orando podemos recibir la solución, si Dios nos la quiere dar, y si no es una enfermedad para muerte, porque hay enfermedades que son para muerte, y por más que oremos o clamemos, la solución no va a llegar, porque el Señor ha decretado que nuestro tiempo y propósito en la tierra se termine.
Suele suceder que los hijos de Dios parten de esta tierra a través de una enfermedad, y por más que se ore, se ayune o haya arrepentimiento, la sanidad no se va a dar, porque es enfermedad para muerte. Pablo dijo: «Tengo un aguijón en mi carne y el Señor me ha dicho: bástate mi gracia, que él se glorifica en mi debilidad».
Hay enfermedades que el Señor no te va a quitar, porque ayudan a mantener tu orgullo y carácter bajo tus pies. El Espíritu Santo está diciendo: Hay enfermedades que no van a recibir sanidad, porque se han vuelto una doctrina demoníaca que predica que un hijo de Dios no debe estar enfermo.
Algunos piensan: «¿Cómo puedo estar enfermo si soy un hijo de Dios? El diablo no tiene derecho a tocarme. ¿Dios no es justo entonces?» Se hacen estas preguntas porque hay una falsa doctrina que predica que si somos hijos de Dios no podemos estar enfermos. Dice 2ª Corintios capítulo 12, del versículo 7 en adelante:
[2 Corintios 12:7-10 RVR1960] Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
A veces el Señor no nos sana, porque el sufrir esas enfermedades nos hace permanecer débiles, en el sentido que hablaba Pablo. Porque ciertas enfermedades nos permiten permanecer quebrantados, entender y recordar constantemente que necesitamos a nuestro Salvador, que necesitamos sostenernos y tomarnos de la mano de Aquel que es más fuerte que nosotros.
Veo que en sus mentes se están destruyendo semillas de error, creencias que les hacían retroceder en el crecimiento espiritual. Algunos están tan concentrados en la enfermedad que tienden a desenfocarse en donde los quiere Dios, haciendo de su enfermedad un ídolo que abarca todo tu tiempo, tu atención, enfocando la mayor parte de tu oración.
Y llega un momento en que no hay nada más a lo cual le prestes atención que a tu enfermedad, cuando quizá es una dolencia que el Señor no te quiere quitar. No estoy diciendo que el Señor NO quiera sanar las enfermedades, pero en algunos casos es así, y el cuerpo de Cristo tiene que entender que la sanidad no siempre está disponible para todos por distintas causas.
Si durante la enfermedad, no sabemos qué actitud espera el Señor de nosotros, como cuando a Pablo se le dijo: «Bástate mi gracia», y lo utilizó para su beneficio; entonces la dolencia será piedra de tropiezo entre el Señor y nosotros, porque ya no se trata de Él, se trata de la enfermedad.
El Señor dice en esta noche: Hijitos, entiendan que hay muchas cosas detrás de lo que sus ojos físicos ven que ustedes no conocen ni entienden, y hay una justicia que se lleva adelante, que tiene que ver con la enfermedad y con la sanidad, que muchos se están cuestionando, y yo veo que muchos piensan: ¿Por qué el Señor no me sana, o no sana a tal persona? Y le dicen al Señor: «¡Qué injusto!», pero Dios responde: «Tienes que entender que hay muchas cosas que ignoras y no sabes.
Hay muchos detalles que no conoces, y Él sí. Él no es un Dios malo que quiere ver a los suyos enfermos, oprimidos y atados, pero hay una justicia que se lleva adelante, que Él no puede quebrantar.
Hijitos, dice el Señor, crean en mí, confíen y entiendan que si no les he dado de beber del agua de sanidad, es porque hay una razón divina. No cuestionen al que gobierna sobre sus cuerpos, porque muchos se creen jueces y expertos en temas de sanidad, inclusive con la muerte, y me cuestionan si ustedes o sus familiares enferman; y se preguntan: ¿por qué Dios permite tantas enfermedades sobre la Tierra? ¿Por qué va a permitir que mueran nuestros hijos, nuestros padres o seres queridos?
Hijitos, hay muchas cosas que ustedes no entienden, que están en mi eterna y completa sabiduría, y tienen que saber que soy un Padre bueno, y cuando una persona tiene que pasar por enfermedades difíciles o inclusive la muerte, para ese momento Yo ya he agotado todas las posibilidades, para que no tenga que pasar por eso, pero a veces no hay otra opción, y es la única manera para que se logren propósitos eternos.
El sufrimiento no siempre es malo, y muchísimas veces, tanto el sufrimiento como el dolor físico pueden ser una herramienta para que un alma sea redimida y para que durante ese dolor y sufrimiento se busque finalmente a Dios, siendo humildes y entendiendo que hay alguien que es superior y que necesitan de ese Salvador.
Ustedes no entienden, dice el Señor, por qué permito lo que permito, y deberían confiar en mí sabiendo que soy bueno, y que mi misericordia es para siempre, y la extiendo a millares y millares de almas. El dolor puede ser una herramienta para generar cosas buenas.
Las personas a veces pagan deudas a través de enfermedades; que incluso siendo hijos de Dios, tienen deudas que ellos mismos generaron a través de sus pecados, y cuando Dios pesa la balanza de justicia, esta balanza no se inclina a su favor porque tienen una deuda espiritual, la cual podría ser quitada a través del sufrimiento.
Ustedes no entienden muchas cosas, dice el Padre, y si preguntaran, Yo les respondería. Muchas veces las enfermedades son pruebas, como lo fue para Job, para ver si realmente demostraba la fe que profesaba a través del sufrimiento de perderlo todo y encima sufrir la sarna que tenía.
Yo los puedo estar probando a través de la enfermedad, pero muchos, en vez de elevarse sobre las cosas carnales, empiezan a quejarse, a cuestionarme y a olvidarse de lo que escrito está. En vez de enfocarse en lo espiritual y aprender a elevar sus corazones y su manera de pensar debido a la enfermedad, no pasan la prueba y demuestran que su fe no era real.
Es fácil demostrar la fe cuando todo va bien, cuando no se está enfermo y se tiene provisión, salud, compañía y todo lo que se necesita. Pero muchas veces, cuando se es quitado el bienestar, y no hay más comodidad, se muestra que la fe que predicaban sobre sí mismos no era tan fuerte como creían. Dice el Señor: a veces permito que enfermen porque quiero que ustedes vean cuál es el estado real de su fe.
Hijitos, ustedes piensan que saben más que yo cuando alguien está enfermo o tiene que morir; piensan que las almas son de ustedes y no mías. Recapaciten y vuelvan sus ojos a mí. Por más que estén enfermos, o sufriendo, vuelvan sus ojos a mí; vuelvan a confiar y a tomarse de mi mano, porque la enfermedad viene sobre el mundo entero y la fe de los míos va a ser refinada como se refina el oro que pasa por el fuego. ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya!
El Señor puede traer sanidad a través de la medicina, porque la mayoría de las cosas que existen pueden ser utilizadas por arriba o por abajo. El diablo puede utilizar la medicina para sus propósitos, como traer enfermedad, muerte, destrucción, guerra biológica, etcétera, o el Señor puede utilizarla para sanidad, para alargar la vida de alguien que, sin medicina, moriría antes de tiempo, o para contrarrestar pandemias.
La ciencia es un instrumento que puede ser utilizado por dos amos distintos. Hay científicos y médicos que son de Satanás, trabajan para él y de hecho tienen diplomas de la universidad colgados en los laboratorios de las élites mundiales para matar masas enteras a través de armas biológicas que ellos están enviando como virus y bacterias, la contaminación del agua y del aire. ¡Es verdad!
Hay médicos y científicos, físicos, químicos, etc., que se juntan para actuar contra la humanidad y cumplir con la agenda del diablo de estos últimos días. La ciencia es un instrumento que puede ser utilizado para bien o para mal, y hay médicos que son obreros de Satanás, que utilizan la ciencia para matar en vez de curar; pero no quiere decir que no haya médicos que el Señor pueda utilizar.
El Señor puede guiarte para decirte de distintas maneras: quiero sanar tu enfermedad a través de un doctor. Ve al médico o al hospital, porque en última instancia tu destino, el destino de tu alma, de tu cuerpo y de tu espíritu, está determinado por tu Creador.
Un doctor nada puede hacer, por más conocimiento que tenga, si el Señor no abre la puerta para tu sanidad, o ¿por qué ustedes creen que dos personas con el mismo cáncer van a un mismo médico, y el médico aplica las mismas estrategias; uno se sana y el otro se muere? ¿Quién es el que determina el destino de las almas si no es el Señor?
Hay hijos de Dios y hay inconversos que son médicos, que el Señor puede utilizar para sanarte si Él así lo quiere. El Señor está trayendo paz a través de esta palabra. Hay un versículo en la Biblia que dice que Lucas era médico.
[Colosenses 4:14 RVR1960] Os saluda Lucas el médico amado, y Demas.
Gloria a Dios por mi esposo que está compartiendo los versículos, que antes de que el Espíritu los ponga en mi boca, él los está buscando porque estamos conectados en el mismo Espíritu de Dios. ¡Gloria a Dios! Entonces, si el mismo Lucas que era amado, según lo que dice la Biblia, está mencionado como un médico, ¿ustedes piensan que si esto no viniera de Dios, el Señor lo mencionaría en las escrituras?
También hay que tener cuidado, porque hay espíritus demoníacos que se mueven en los medicamentos, con sustancias dañinas que están siendo colocadas en ciertas vacunas. Hay soluciones demoníacas que se mueven dentro de la medicina y del sistema hospitalario, y son como el don de lenguas; hay gente que no cree en las lenguas que concede el Espíritu Santo, nombradas en 1ª Corintios 12 y 14, porque han visto lenguas demoníacas.
Es cierto que las dos existen; hay una versión santa y una versión maldita, hay idioma celestial e idioma infernal, y hay idiomas humanos, y que exista uno no quita que exista otro. Entonces, ¿cuál es la solución? El Señor está diciendo que presten atención en la manera en la que Él se comunica en estos últimos días, y que la respuesta a tu petición te va a llegar a través de tu oración.
Concurrir a un médico en primera instancia tampoco es bueno, si el Espíritu Santo te está indicando en tu espíritu que primero llames a un hermano para que ore por ti, ungiéndote con aceite, imponiendo manos. Debemos preguntar al Señor: «De todo este abanico de posibilidades de instrumentos para sanar a tus hijos, ¿a cuál quieres que recurra?»
La intimidad con el Espíritu de Dios, preguntando en silencio, traerá la respuesta del Señor. Quizás estás necesitando liberación, porque algunas enfermedades solo son sanadas al ser liberados del demonio, porque hay demonios que provocan enfermedades y por más que recurras al médico o al psicólogo, o te unjan con aceite, no vas a ser sano porque es una enfermedad que necesita liberación.
La liberación es una herramienta muy importante para sanar y debemos discernir y orar para que el Señor te revele la solución o la herramienta para tener sanidad. Hay muchos versículos en donde el Señor echa fuera los demonios y la persona es sana inclusive de enfermedades mentales, como el endemoniado gadareno, que se entiende por las escrituras que estaba loco, andando por los sepulcros y sin poder ser retenido debido a la fuerza que tenía.
Otros pasajes dicen que los endemoniados se tiran al fuego, a las aguas, y que no los pueden sostener; sin embargo, cuando el Señor le ordena a la legión de demonios que salga del gadareno, estos se van a los cerdos y se tiran al agua, dejando a la persona completamente cuerda y sana. Dice Marcos 5:
[Marcos 5:15 RVR1960] Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.
Aunque te estás tomando todas las pastillas, concurriendo a todos los médicos y estés proclamando todas las escrituras, o ayunando, la única solución para tener sanidad es la liberación y, hasta que no la recibas, no vas a sanar. Algunas enfermedades no se van si uno no ayuna, justamente porque la oración y el ayuno provocan liberación, y muchas veces el cuerpo necesita ayuno para sanar, y tienes que preguntarle al Señor, ¿cómo buscar tu sanidad?, hasta que te responda.
Muchas veces el Señor te sana, pero si vuelves al pecado, si vuelves a tu vómito que habías dejado cuando fuiste sano, entonces estarás más enfermo que antes. Hay casos donde a través del poder del Espíritu Santo se recibe sanidad, pero después la persona vuelve a pecar y la enfermedad vuelve peor que antes. No es que el Señor no lo sanó, sino que la persona no cuidó esa sanidad, ni guardó su santidad y le abrió la puerta a la enfermedad otra vez.
Muchos suelen estar enfermos, con problemas de garganta o enfermedades respiratorias que afectan el habla, debido a que están en permanente murmuración y después le preguntan al Señor: «Si soy tu hijo y te estoy sirviendo, ¿por qué estoy siempre enfermo, con gripe, con laringitis?, o con todas estas enfermedades que tienen que ver con la comunicación y la respiración, con faringitis, estando afónico, disfónico, etc.
Y resulta que quizás estás en pecado del habla, que hay murmuración permanentemente. La mayoría de las veces, la mayoría de las enfermedades son por pecados propios o de los antepasados; son por maldiciones que traemos que no han sido cortadas.
Hay muchas razones para las enfermedades y les aconsejo ver una ministración que el Señor hizo a través mío: ¿por qué nos enfermamos? Porque un cristiano puede estar enfermo de tiroides, nudos, inflamación, toda esa área que involucra la parte del habla, la preocupación, el miedo, la ira.
Hay muchos pecados que un hijo de Dios puede estar cometiendo que abren la puerta a la enfermedad y no todos son tan evidentes o tan fáciles de reconocer. El enojo, la ira, la tristeza ilícita, la condenación en el corazón hacia otras personas, la murmuración, el adulterio, la lascivia, la codicia de los ojos, la glotonería, los excesos, la falta de descanso, todo esto es pecado.
Es decir, hay muchas cosas que no estoy nombrando, pero pueden provocar que le estés abriendo la puerta a la enfermedad y quizás no entiendas qué te pasa o estés culpando al Señor cuando en realidad estás quebrantando leyes que existen en el espíritu y que afectan al alma, al cuerpo y a nuestro espíritu.
Pregúntale al Espíritu Santo si la autocondenación, la desvalorización, el odio hacia los demás, hacia uno mismo, los miedos, son la razón, si hay alguna maldición que hay que cortar, alguna herencia espiritual que está provocando que tu ADN esté afectado. Dije maldiciones porque son por algún pecado que estás cometiendo.
La ansiedad, el afán, el estrés, todo esto, el cansancio, es decir, el Señor te está probando para ver cuál es tu reacción, para ver dónde está tu fe. Porque también puede ser que no estés pecando, y no haya razón por la cual el enemigo tenga un derecho legal a enfermarte, pero el Señor te esté probando, al igual que como lo hizo con Job.
Esos casos son para que, si pasas bien la prueba, seas alguien que, en vez de tener una deuda espiritual, tenga un saldo a favor. Esto es muy profundo y no es fácil de explicar en pocos minutos, pero uno puede estar endeudado espiritualmente hablando, o puede tener un saldo a favor, y los saldos a favor muchas veces se logran a través de injusticias.
Por ejemplo, cuando la Biblia dice que una persona es bienaventurada, es cuando ha sido perseguida o vituperada por causa del nombre de Jesús, como cuando mienten sobre nosotros por causa del Evangelio.
¿Pero por qué dice la Biblia que una persona es bienaventurada? No lo es porque sufre por eso, sino porque se va generando un saldo a favor. Dios es un Dios justo y cuando una injusticia sucede, debe ser pagada de alguna manera.
Cuando una persona sufre algo inmerecido, la balanza de justicia se inclina a su favor, y aunque en apariencia, por la situación que se está viviendo, se le ve sufrir y en aflicción, quizás enfermo, maltratado, burlado y sufriendo por algo que no se merece, es una injusticia que tiene que saldarse de alguna manera.
Es como si se recibiera una bonificación o nota de crédito que tiene que ser cobrada en algún momento, y los que sufren injustamente son bienaventurados, porque van sumando a su favor notas de crédito del cielo, las cuales se pagan o en esta vida o en la que sigue.
Entonces, aunque en apariencia, en esta vida todo se ve terriblemente mal y uno se pregunta dónde está la justicia de Dios, porque no se ve, es en lo espiritual donde se acumula ese saldo a nuestro favor, porque por eso es por fe y no por vista. Por eso dice 1 Timoteo 5:24-25:
[1 Timoteo 5:24-25 RVR1960] Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después. Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas.
Todo, absolutamente todo, es pesado en la balanza de Dios y no hay ni un solo grano de arena que se escape de ser pesado en la balanza de justicia, ni hay una sola deuda que no sea cancelada. Por eso es por fe y no por vista. El Señor, por su gracia, te da a entender estas cosas, que no te harían falta saber al detalle, porque debemos caminar por fe, sabiendo que Él es justo y está pesando continuamente lo que te pasa, en su balanza, lo que te deben o si te maltratan.
Una de las maneras en las que uno genera saldo a favor es a través de una enfermedad injustificada. ¿Por qué crees que Job recibió el doble de lo que tenía antes de perderlo todo y de estar enfermo de semejante manera? Porque espiritualmente hablando, se le generó un saldo a favor.
Él sufrió muchas cosas que no fueron por consecuencia de sus pecados; no estaba cancelando deudas por pecado, estaba siendo probado y, al responder bien a través de la fe, al ser fiel a Dios, al ser justo, todo eso que él pasó generó que su cuenta en el banco celestial creciera, y después el Señor le pagó a través de retribuirle el doble.
[Job 42:10 RVR1960] Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.
Encima, los amigos no fueron justos con Job y Job devolvió el mal con bien y esto siguió acumulando notas de crédito a su favor. Por eso es importante responder al mal con el bien, y todo esto tiene que ver con la enfermedad. ¡Gloria a Dios! Porque todo conocimiento de lo alto viene del Padre de las luces, del Padre de los Espíritus.
Hay enfermedades que son generacionales y el Señor quiere que estudien la Biblia sobre esto. Hay demonios que se pasan a la carne, generacionalmente hablando, como los demonios de cáncer. Un ejemplo puede ser que un demonio de cáncer habite en un abuelo, el cual transferirá una semilla a su primera y segunda generación.
Es decir, si este hombre con demonio de cáncer tiene un hijo, transferirá el derecho legal de su enfermedad al niño, quien a futuro realizará la misma transferencia sobre la nueva generación; porque los fluidos, la sangre y todo esto está íntimamente conectado. Por eso la Biblia habla tanto de la sangre y de las relaciones sexuales, porque hay cosas que se transmiten a través de los fluidos corporales.
Hay una herencia de lo bueno como de lo malo; la herencia puede ser carnal o espiritual; hay herencias del cielo y hay herencias del infierno. Entonces, cuando el padre nace con esa información de cáncer, esta se puede manifestar, al igual que se manifestó en el abuelo, porque el derecho legal del enemigo es colocar esa enfermedad o seguir manifestándose en las demás generaciones si el derecho legal no se le es quitado al diablo.
[Éxodo 34:6-7 RVR1960] Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
[Lamentaciones 5:7 RVR1960] Nuestros padres pecaron, y han muerto; Y nosotros llevamos su castigo.
Entonces, hay enfermedades que son generacionales. ¿Cuántos de ustedes no tienen diabetes?
Yo estoy viendo ahora gente con diabetes en esta transmisión y sus abuelas tenían diabetes. Enfermedades oculares, falta de visión, miopía, todas estas cosas. ¿Cuántos de ustedes no se acuerdan ahora de un caso que se va repitiendo? Yo tengo lo mismo, mi hijo tiene lo mismo, mi nieto, mi mamá, mi abuela tenía lo mismo, y así.
Las enfermedades generacionales pueden ser cortadas a través de la palabra, en el nombre de Jesús, pero si las personas recurren al mismo pecado o al pecado que provocó que el diablo tenga derecho sobre dicha generación para colocar tal enfermedad, si se vuelve a recaer, la enfermedad no se va a sanar, ni la cadena se va a cortar y la enfermedad puede inclusive combinarse de distintas maneras en la sangre.
Hay muchas cosas que ustedes no saben, porque hay mucha profundidad y niveles de conocimiento en este tema, y la ignorancia o tu terquedad pueden ser causa de tu falta de sanidad. Un corazón de piedra puede causar falta de sanidad.
Yo escucho la palabra gracia. El Señor está derramando su gracia y muchos están siendo sanos por gracia. El va a sanar a muchos de distintas maneras, no solamente de las enfermedades que he nombrado, sino en todas las maneras que Él quiera derramar de su sanidad por gracia en este tiempo.
Y mientras nuestros ojos carnales verán tremenda mortandad, enfermedades muy agresivas, muy eficaces y muy veloces que van a crecer en los cuerpos velozmente, mientras esas cosas sucedan a un nivel extremo, el Señor también irá derramando su gracia en un nivel extremo, y veremos sanidades tremendas, porque el poder del Espíritu de Dios siempre se revelará y se va a glorificar en medio de lo que el diablo está haciendo o quiere hacer.
El Señor siempre va a ser superior y su gracia en este tiempo va a ser superior a la maldad que se manifieste sobre aquellos que hagan justicia, ¿sí? ¡Gloria a Dios!
Y el Señor está levantando sanadores del Reino de los cielos para contrarrestar estas plagas que están siendo enviadas en los aires, ungiendo y levantando sanadores del Reino, ¡Gloria a Dios!, con manos ungidas, donde se va a impartir, de forma espiritual, el aceite del Espíritu Santo a través de esas manos.
Siempre hubo sanadores del Reino de los cielos, personas ungidas para sanidades y milagros, pero a medida que todas las cosas se van a los extremos, la cantidad de médicos espirituales, por llamarlos de alguna manera, que el Señor va a levantar va a ser mucho más grande mientras las plagas sean más grandes, y mientras la mortandad y la enfermedad sean más grandes, y son más agresivas y rápidas. Dios nunca pierde.
Así que la fe es clave para sanar. Muchos no reciben sanidad porque no tienen fe, porque son incrédulos. Esa es una de las razones por las cuales el Señor muchas veces preguntaba: «¿Tienes fe para ser sano? «¿Crees que te puedo sanar?», por eso cuando el Señor entró a la casa de la nena que estaba muerta, echó a todos fuera, excepto a los padres, con el fin de crear un ambiente de fe para que la resurrección se pudiera dar.
La incredulidad es como una barrera cuando la fe se mueve en un lugar, como si la fe golpeara entre cuatro y no pudiera entrar. Es como si la fe golpeara la puerta, pero la incredulidad la mantuviera cerrada. La Bible dice:
[Marcos 5:41-42 RVR1960] Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.
La fe funciona como una represa en el río de la sanidad. Si ustedes son incrédulos, la sanidad no se va a dar, porque están pidiendo, pero no están creyendo que lo van a recibir. No siempre es la razón por la cual no se es sano, pero es una de las razones.
A veces el Señor quiere sanarte, y oras y pides por esa sanidad, pero la realidad en tu corazón es que no estás creyendo, no tienes la fe que necesitas para recibir esa sanidad. Tienen que arrepentirse de ser incrédulos y creer que el Señor les puede y quiere sanar. ¡Gloria a Dios!
Yo estoy viendo una piedra preciosa que representa un don. El Señor da dones de sanidad. La Biblia dice en plural dones de sanidades, porque hay distintos tipos de dones de sanidad. Espiritualmente, se presentan como si fueran piedras preciosas de formas y colores distintos, y algunos de esos dones de sanidad son especiales para sanar enfermedades del alma o enfermedades mentales, o que son más abstractas.
Hay personas ungidas con un aceite especial para echar fuera demonios; el Señor puede utilizar a cualquiera de sus hijos para que, en el nombre de Jesús, puedan echar fuera demonios, inclusive a un niño si él lo quisiera. Algunas personas tienen un aceite especial, una unción especial para echar fuera demonios, específicamente de aquellos que provocan enfermedades.
Hay personas que están llamadas a orar únicamente por la sanidad de distintos tipos de cánceres o enfermedades de los huesos, de las articulaciones, del sistema locomotor, enfermedades de la sangre, y así. Es decir, hay personas que operan en áreas específicas de las enfermedades, porque hay distintos dones de sanidades, y no todos operan igual, se manifiestan igual o requieren del mismo nivel de fe de aquellos que reciben sanidad.
El nivel de sanidad depende de quién está enfermo, lo cual muchas veces determina la manifestación de la sanidad a través del poder de Dios. ¡Gloria a Dios! Por eso el Señor les dice que no sean incrédulos y tengan fe, que estudien las escrituras con lo que tiene que ver con las enfermedades, las sanidades, las liberaciones, pidiendo consejo a Dios sobre esta área.
Hay enfermedades, me dice el Espíritu, que son manifestadas para la gloria de Dios, como es el caso de la Biblia, en Juan 9:23, 3,cuando los judíos preguntan: «Señor, ¿esta persona está ciega porque pecó él o porque pecaron sus padres?» y el Señor les dice: «… esta enfermedad está para que Dios se glorifique en él». Juan 9:2 y 3, dice:
¡Aquel hombre nació ciego! Uno, lo primero que piensa es: «hay pecado en la línea de sangre», pero el Señor, ‘No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él». ¡Wow! Entonces, muchas veces el Señor puede permitirte que pases por un proceso de enfermedad, no por tu pecado ni por tu línea generacional, sino para que sus obras se manifiesten en tu vida.
Podrías estar quejándote de la enfermedad y revelándote contra Dios porque Él colocó en tu cuerpo la enfermedad para manifestar la gloria de sus obras a través de ti, pero ¡cuidado! si estás cuestionando al Señor, porque al final, la bendición que estaba preparada para ti se te puede quitar por tu injusticia en medio de ese proceso, como esta persona de la escritura, la cual nació ciega, no por causa de pecado.
Entonces, era como una injusticia, desde el punto de vista de las leyes espirituales, que hubiera nacido ciego, pero tenía una nota de crédito a su favor que se le pagó cuando Jesús lo sanó. Esta persona tenía el derecho de cobrar esa nota de crédito, tenía esa deuda a favor, porque no había ningún derecho legal para nacer ciego, ¿cierto?.
Entonces esa deuda a favor tenía que ser cancelada en esta vida o en la próxima. Dios lo había permitido así para glorificar sus obras en él, y esto podría ser tu caso, pero en vez de mantenerte en humildad, confiando y creyendo en Él que es bueno y sabe por qué te tiene que pasar lo que te pasa, te empezás a quejar, y a odiar a Dios y a revelarte contra Él, haciendo que, mediante tu injusticia, lo que está a tu favor se te vuelva contra ti.
Las cosas espirituales son muy profundas y siempre, por más que no entiendas todo lo que te pasa, tienes que creer en Dios. Nunca desconfíes de quién es Dios, porque hay una justicia que se está haciendo aplicada y activa que quizás no conoces, pero que igualmente existe. ¡Cuida tus palabras mientras pasas por ese proceso de enfermedad!
Si tu hijo está enfermo, cuídate y mantente fiel. Recuerda el comportamiento de Job, que si bien entiendo que no fue 100% perfecto en todas las áreas, porque le cuestionó al Señor y el Señor lo tuvo que corregir, según yo lo interpreto, igualmente tuvo el pago y la retribución después.
¡Cuidado!, porque quizás si te desvías de tu fe, no vas a obtener la recompensa. La razón de tu enfermedad o la de los tuyos puede ser una prueba del Señor para generar deudas a tu favor porque quiere bendecirte. ¡Gloria a Dios!
Cuidado con el orgullo, porque el Señor me muestra que tu orgullo puede bloquear tu sanidad, al mentirte con la falsa creencia de que no deberías ni mereces estar enfermo. Es orgullo, porque ¿quiénes somos para cuestionar lo que Dios hace o permite? Quizás Dios quiere ser honrado a través de tu comportamiento cuando estás enfermo, cómo fue honrado a través de Job, cuando bendecía a Dios en lo bueno y en lo malo.
«Dios dio y Dios quitó», decía él; alabó a Dios por igual en lo bueno y en lo malo. El Señor a veces le permite al diablo que te envíe y provoque sufrimiento, porque Dios quiere glorificarse a través del testimonio que vas a dar mientras pasas y sales de ese proceso, porque Dios busca labios que lo alaben de verdad.
[Job 1:21 RVR1960] y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
¿Cuántos de nosotros podemos decir eso en el medio de la pérdida, en medio del dolor y de la aflicción? Personalmente, recién ahora estoy aprendiendo a darle la gloria a Dios por las traiciones, por las aflicciones, por los sufrimientos que conlleva este llamado, por las pruebas que tengo que pasar para que después el Señor me aumente, me eleve en el nivel espiritual o me refine.
¿Cuántos de nosotros podemos alabar a Dios igual cuando alguien que amamos muere, o si supiéramos que nos queda poco tiempo? ¿Cuántos podrían seguir alabando a Dios? Él busca labios que lo adoren igual, y lamentablemente son pocos. Algunas veces hay enfermos y mártires que son manifestados para glorificar a Dios, porque el diablo se estremece cuando un hijo de Dios que está enfermo, cómo puede levanta sus manos para alabar al Señor.
Yo veo que cuando esto pasa, los demonios gritan, lloran, sufren y se retuercen cuando escuchan la alabanza de un hijo de Dios que está enfermo, en agonía, a punto de ser un mártir, etc., en medio de tal aflicción, usa su boca para alabar a Dios; es una de las cosas más poderosas que puede pasar en el mundo espiritual. ¡Gloria a Dios!
Pero son pocos los que trascienden las cosas carnales para elevarse en lo espiritual,;son pocos los que, como Pablo y Silas, pueden exaltar cuando están en la cárcel; son pocos los que tienen una fe de este nivel, porque hay distintas medidas de fe, pero el Señor está buscando adoradores de verdad.
Y en estos días, mientras el pueblo pasa por todo tipo de pruebas físicas, espirituales, por falta de alimentos, de persecución incluso entre los mismos hermanos, en soledad, en frío o angustia, el Señor busca adoradores de verdad. Él nos va a entrenar para llegar a este nivel, y en cuanto antes colaboremos con ese propósito, más rápido nos será quitada esta prueba. Pero si más nos quejamos, más largo puede ser el proceso.
El Señor te va a llamar para que tomes una decisión sobre lo que estás pasando en carne propia o a través de tus seres queridos, que a veces incluso puede ser más difícil que vivirlo en carne propia. Job perdió a sus 10 hijos, no a uno, ni en un período, sino a todos de forma repentina.
Imagínense, y nosotros nos estamos quejando por nuestra situación y leemos la escritura como si no existiera tal historia, como si fuera simbólica, y no se pudiera aplicar para este tiempo.
¿Dónde está nuestra fe? ¿Qué fe va a hallar el Hijo del hombre cuando venga?, dice la Biblia. Ese es el tipo de fe que el Hijo del Hombre va a buscar cuando venga, una fe real, que se practique, que se camine, una fe que se muestre en las decisiones que tomamos y en las cosas que hacemos y decimos.
Así que la pregunta en tu cuarto secreto a partir de ahora tiene que ser: «Señor, ¿cómo esperas que maneje esta situación de enfermedad?, ¿cómo te complacería que mis labios hablen mientras estoy pasando por esto tan duro?, ¿cómo me puedo fortalecer en ti en vez de debilitarme a través de este proceso? Señor, ¿quieres sanarme?, ¿cuál es el instrumento?» ¿Tengo algo que hacer para colaborar con esa sanidad?
Y si la respuesta fuera que no, Señor, ¿hay algo en mi carácter que tengo que mejorar? ¿En qué me ayuda esta enfermedad? ¿Cuáles son los propósitos en mi vida? ¡Ayúdame a ver las cosas como las ves tú y no como el diablo me las muestra! Dame anteojos espirituales para ver a tu manera y no la mía.
Muchos de ustedes tienen que arrepentirse por no alabar a Dios cuando Él les ha quitado algo, o ha permitido que estén enfermos, por no amarlo aún más cuando sufrieron mal, por no bendecir su nombre a pesar del sufrimiento. Tienen que arrepentirse y darle la gloria a Él por lo bueno y por lo malo.
Muchos de ustedes tienen que perdonar porque, mientras no perdonen, no va a haber sanidad de ninguna enfermedad. Por más que oren o ayunen, por más que reciban oración de liberación o conozcan la Biblia entera, no va a haber sanidad si no perdonan; es un principio bíblico, porque el que no perdone a su prójimo, Dios no lo va a perdonar.
El perdón es una llave para la sanidad y muchos están dando vueltas buscando todo tipo de soluciones, yendo a muchos médicos, esquivando el motivo de falta de perdón y de rencor, que está provocando la enfermedad y que, hagan lo que hagan, no va a traer sanidad, porque hay un derecho legal.
La falta de perdón es un pecado y hay que mencionarlo como es: es un pecado grave que provoca hasta cáncer que, en muchísimos casos, lleva a la muerte. Cuando el cáncer es provocado por un pecado, este es por la falta de perdón, y solamente no va a recibir sanidad, sino que será cada vez peor, porque la puerta de vida de quien padece el mal, sigue abierta al enemigo hasta la muerte.
Él se lleva a muchos cristianos por falta de perdón. Podemos creer en Dios, pero los demonios también creen y tiemblan, dice la Biblia. Si tienes falta de perdón, el Señor no te va a perdonar, y la persona que no perdona no entra en el cielo; la persona que no es perdonada por Dios tampoco tiene entrada al cielo. Es grave. Van a ver que muchos de ustedes se sanarán, inclusive instantáneamente, cuando perdonen. Dice Mateo 6:15:
[Mateo 6:15 RVR1960] Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
En el cielo no hay rencorosos, no va a entrar nadie con alguna objeción contra su prójimo. Vamos a orar: Padre, te pido que si hay algún otro motivo de falta de sanidad, lo reveles ahora. Que sea tu Espíritu Santo moviéndose ahora entre la congregación de los justos que están reunidos con nosotros en este momento, porque todo es posible en el espíritu, por fe en el nombre de Jesús.
Envía tu palabra ahora y sana toda rodilla enferma, endereza los huesos torcidos ahora por tu poder. Envía tus ángeles o cualquier medio decretado por ti, para sanar a los que tú quieras sanar en este momento, los que están escritos en tu libro, que tenían que ser sanos a través de esta oración profética.
Padre, te pido que detengas todo infarto que se estaba por manifestar, en el nombre de Jesús, y sanes toda irregularidad en los latidos del corazón. Te pido que cierres todo soplo, que regules toda entrada y salida de la sangre de los corazones de los que están escuchando, inclusive de nuestras casas, de mi casa, en el nombre de Jesús.
Te pido sanidad de la garganta, de la tiroides, sanidad de la diabetes, de la tuberculosis, en el nombre de Jesús. Te pido que todo cáncer huya ahora por la presencia del Espíritu Santo y por la unción que corre en mí a través de esta oración que viene del cielo. Te pido que cortes toda maldición generacional sobre los hermanos. Toda esquizofrenia y enfermedad mental generacional.
Padre, te pido ahora que perdones los pecados cometidos por nuestros antepasados o por nosotros mismos. Te pedimos perdón mientras oramos para que mandes a tus ángeles a pasar tijera espiritual para cortar maldiciones de esquizofrenia, maldiciones de bipolaridad, maldiciones de todo tipo de síndromes mentales.
Sana toda locura, toda depresión que está llevando a la locura. Libera a mis hermanos, dales de beber del aceite de tu Espíritu Santo, para que los demonios huyan en el nombre de Jesús. Sana y endereza toda espalda torcida, toda escoliosis, todo tumor en las espaldas. Pongo mi mano en el espíritu, en toda parte del cuerpo de mis hermanos que están enfermos, para que en el nombre de Jesús haya sanidad ahora y le ordeno a todo espíritu que ha perdido el derecho legal, irse en el nombre de Jesús.
Que todo espíritu del mal abandone estos cuerpos, en el nombre de Jesús. Señor, limpia tu templo. Yo sano enfermedades de los ojos, toda miopía, y mal en los ojos queda sano ahora; renueva esos ojos como un auto que es restaurado y modificado, como cuando era cero kilómetros, para servirte, Señor. Glorifícate ahora.
Nos presentamos en bandeja delante de ti, nuestro cuerpo, nuestra alma, y nuestro espíritu, para que nos sanes. Libera ahora a mis hermanos de todo dolor de músculos, y de toda enfermedad que provoca dolores de los músculos, por fibromialgia. Unge esos músculos, los huesos, esas articulaciones, todo tendón cortado, adolorido, estirado, toda tendinitis.
Padre, te pido ahora que lubriques los tendones secos y descalcifiques toda calcificación que no tiene que estar en el sistema locomotor. Te pido por quistes en el sistema reproductor, en el nombre de Jesús, diluye ahora todo lo que está endurecido en los cuerpos, quema por el fuego de tu Espíritu toda célula cancerígena en los pulmones, en los riñones, en el hígado, en el páncreas, en todos los órganos internos, cáncer de sangre, leucemia; sana a todo aquel que tiene que hacerse diálisis en los riñones.
Haz milagros creativos, coloca riñones donde no hay en el nombre de Jesús, abre los oídos que están cerrados, abre los ojos de los ciegos, levanta paralíticos, derrama de tu poder resurrectorio ahora sobre todo el que escucha, el que cree, el que recibe y sobre los nombres que son declarados ahora en tu presencia.
Te pedimos por la enfermedad de nuestros pastores, de nuestros ministros y guías espirituales; protégelos y sana a los que están con fiebre. Ordenamos a la fiebre que se vaya ahora, en el nombre de Jesús. Revive los espíritus entristecidos, entumecidos, enfriados; calienta, renueva, reaviva, Señor.
Yo desato cuerpos, desato almas, desato espíritus atados, quiebro toda brujería, porque hay enfermedades que están por brujerías, pero en el nombre de Jesús hacemos caer por tierra ahora toda brujería de enfermedad y toda palabra que haya sido hablada como maldición para nosotros, para nuestros hijos, nietos, generaciones familiares, amigos.
Quebramos ahora toda brujería; queda sin poder y sin efecto toda tierra de cementerio, toda sal, todo líquido humano, sangre, semen o líquido que haya sido utilizado en nuestra contra; queda sin poder en el nombre de Jesús.
¡Oh, Señor!, tocamos ahora las prendas de nuestros enfermos; el que tenga una prenda de algún enfermo, ahora tome esa prenda. Las prendas de nuestros hijos, suéter, pantalón, las tocamos ahora y hablamos de sanidad sobre esas personas en el nombre de Jesús, poder sanatorio a través de nuestras manos que operan por fe.
Señor, imparte fe al que no tiene, imparte fe para impartir sanidad en el nombre de Jesús. Ungimos esas prendas en el nombre de Jesús. Sana ahora a través de esas prendas de vestir, en donde ha quedado una porción del espíritu de la persona. Cortamos maldiciones y brujerías sobre esas prendas en el nombre de Jesús.
Padre, te pedimos por los que están en los hospitales; danos fe, glorifícate, glorifica tu nombre, Señor. Desatamos a los enfermos ahora, los llamamos a salir de esas cárceles de enfermedad, de opresión, de dolor, de aflicción, en el nombre de Jesús.
Envía tu palabra, enviamos como congregación de justos la palabra de nuestras bocas por el espíritu de Dios; sana toda caída de pelo, alopecia, sana toda enfermedad que es nombrada ahora por todo hermano, restaura almas fragmentadas. ¡Oh Padre!, sana traumas de la infancia, traumas de abusos, de violencia, de bullying.
Todo es posible para ti; somos como el centurión que cree que si tú envías la palabra, vas a resucitar a los muertos. Tú vas a sanar a los nuestros. La gloria sea para ti. Sana dolores de cabeza ahora.
Le hablo a todo espíritu que envuelve los cuellos para generar opresión, falta de aire, para quitar la paz, en el nombre de Jesús, y les ordeno que se vayan de los cuellos de mis hermanos. Toda enfermedad enviada a través de sueños por hechiceros queda cancelada porque yo veo brujos que han enviado enfermedades a través de sueños, pero en esta hora queda cancelada esa misión.
Retrocede todo espíritu de enfermedad. Muchos de ustedes soñaron con perros negros que representaban enfermedad, pero les ordenamos que retrocedan. Yo bendigo lo que estaba maldito en el nombre de Jesús, restauro el ADN de todo aquel que estaba puesto para recibir esta restauración hoy.
Unjo manos para sanar enfermos, imparto dones de sanidades en tu nombre, Señor. Imparto paz que viene de lo alto para que se genere un ambiente propicio para sanar. Muchos tienen que interceder por enfermos. Veo niños enfermos; el Señor dice que intercedan y que ayunen por esa sanidad y cuando alguien ayuna e intercede fervientemente en el tiempo determinado por la enfermedad y persona específica, la deuda se paga a través de esa intercesión y ayuno.
Porque cuando uno ayuna y ora, se genera un saldo a favor de la persona que lo hace, pero el intercesor puede utilizar ese saldo, como sería un cheque, que el intercesor puede usar a favor de otro, no solo de su propia vida, como un crédito que la persona puede usar a favor del que está espiritualmente endeudado.
Por eso es tan importante la intercesión, el ayuno y el clamor por otros, porque hay pecados que son pagados a través de ese saldo a favor que genera el intercesor, porque el ayuno y la oración son un sacrificio y hay cosas que se pagan a través de ese sacrificio cuando una persona está endeudada.
El Señor puede perdonar al deudor por nuestro sacrificio, porque mira nuestra justicia. Es decir, nuestra justicia puede pagar la injusticia del otro. ¡Wow! Y esto es una palabra de consuelo para los intercesores y los que ayunan por los demás. ¡Gloria a Dios! por esta revelación o entendimiento de lo que está escrito.
Así que insistan en la oración, y en el conocimiento de las cosas espirituales sobre esta área, estudien las escrituras en primer lugar y lleven en la oración toda pregunta que tengan sobre toda enfermedad y pídanle al Señor las estrategias para encontrar misericordia a través del ayuno y la intercesión, de tu sacrificio, tu clamor y tu propia negación.
Hay veces en las que el Espíritu te va a decir que no hay forma de pagar eso, o te va a decir: ayuna tres días para que tal persona sea sana. Ayuna 7, 21 o 40 días para sanidad, acompañada con la oración. La estrategia la sabe el Señor, porque Él sabe cómo se inclina la balanza y cómo hay que pagar esa deuda, y hay que pedirle al Señor la estrategia si la hay. Amén. Gracias, Señor.