Bendiciones, pueblo del Señor. El Señor me ha pedido hoy que hable a su pueblo y entregue una palabra profética. La palabra del Señor es viva y se envía a través del Espíritu Santo para que cumpla todo lo que el Señor quiere que haga.
En este momento tengo una visión. Veo el planeta tierra en frente de mis ojos. Veo pueblos, naciones y países. Veo paisajes y casas, algunas humildes, otras más ricas. Veo personas solas y también familias. Veo madres con hijos pequeños y también ancianos. Veo gente con ministerios, como pastores, apóstoles, evangelistas y otros.
Veo gente que sirve y también gente que recién está viniendo a los caminos de la fe, que se está edificando, que está en una temporada de crecer y entender de qué se trata el evangelio, una temporada de conocer a Dios y de levantarse como edificio. Y también veo gente que ya es un edificio completamente levantado, al cual otros pueden acudir para ser edificados.
Hoy les hablo a las naciones de la tierra a través de mi hija, dice el Señor, a través de esta boca profética que he levantado para mi gloria y mi honra. Hijitos, ustedes escuchen o dejen de escuchar, pero mi palabra es enviada hoy a las naciones y va a hacer todo lo que Yo quiera.
Sin embargo, esta palabra que hoy envío como una flecha que corta, que penetra, que quema y cuya punta es afiladísima y muy aguda, va a encontrar algunos muros contra los que va a rebotar y no va a entrar, dice el Señor. Esos son los corazones duros que no reciben mi palabra porque es cortante, porque divide las aguas y provoca al hombre a ver su pecado, su error o su estado espiritual, como dice mi Palabra escrita.
[Hebreos 4:12] La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Esta flecha que envío hoy no va a encontrar entrada en algunos corazones, porque hay hombres que no quieren ver su error, porque hay personas que no quieren ser confrontadas con lo que están haciendo mal. Esta flecha va a entrar en los corazones que están dispuestos a humillarse para escuchar lo que tengo para decirles y tal vez corregir sus caminos.
Esta flecha va a entrar en aquellos corazones quebrantados, humildes y abiertos a recibir mi corrección, pero no va a encontrar cabida en aquellos de ustedes que escuchan pero tienen frente de diamante, mentón alto, ojos altivos y oídos cerrados a mi corrección.
Ustedes saben bien que Yo utilizo a esta sierva para refinar a mi pueblo, dice Dios, porque ella es como jabón de lavadores. Ella es como un lavarropas donde pueden meter sus ropas para lavarlas, santificarse aún más y corregir sus caminos. Ella es como alguien que les indica si van por el buen camino o por el malo, para que ustedes puedan corregir sus pasos.
Yo la uso para que ustedes pasen por una ducha espiritual, dice el Señor. Yo uso a mi sierva con palabras que pongo en su boca para provocarlos a escudriñar sus corazones en busca de toda hojarasca que tenga que salir de allí.
Mi sierva es como alguien que entra en sus casas para limpiarlas, si ustedes la dejan entrar. Mi sierva es como alguien que pone un espejo en frente de sus caras para que puedan verse y reconocer el estado espiritual en el que están.
Yo soy el que la usa de esta manera, dice Dios, porque así me complace. Ella los está ayudando a prepararse para mi venida a través de las palabras que Yo pongo en su boca por el Espíritu Santo, para que cuando venga en busca de todos mis santos, tal vez encuentre a muchos que han corregido sus caminos, que se han limpiado y se han salvado de los caminos de muerte a través de la palabra que Yo hablo por ella.
Hijitos, abran sus oídos, dice el Señor, porque soy Yo el que habla a través de ella y ella comunica lo que Yo tengo para decirles. Aunque muchas veces no quisiera decir lo que dice, ella igualmente abre su boca y ladra con potencia lo que Yo tengo para decir.
Por lo tanto, si hay palabras que no les gustan, dice el Señor, no es con ella con la que tienen que quejarse, sino conmigo. Entiendan que el que no recibe a un profeta no me recibe a mí, dice el Señor, y el que recibe al profeta, me recibe a mí en primer lugar.
Abran sus corazones, dice el Señor, porque veo que muchos de ustedes se están resistiendo a mis palabras y ya están levantando el escudo antes de que empiece a darles el mensaje que quiero darles hoy.
[Ezequiel 3:11] Ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.
Yo sé que muchas veces les duele lo que les digo, dice el Señor. Yo sé que la mayoría de las veces son palabras duras las que hablo, y ustedes las sienten como cachetadas en la cara, como baldazos de agua fría, como golpes, como una forma de operar violenta.
Pero esta es la manera en la que Yo la uso, dice Dios, porque tengo distintos instrumentos. Algunos hablan de manera más suave y otros de manera más dura, porque busco refinarlos de distintas maneras, con tal de que verdaderamente se conviertan a mí de todo corazón y ya no a medias.
Yo uso a esta mi sierva como un martillo que a veces destruye la piedra que rodea sus corazones, para que tal vez sus corazones se vuelvan más blandos y ya no me resistan. Tengo que usar a algunos de mis hijos como mazos fuertes, porque a veces no hay cambio sino a través de la destrucción y de la violencia que aplico a través de ellos.
No toda destrucción lleva a la muerte, dice el Señor. Hay destrucción que es necesaria para provocar la vida y para traer el cambio verdadero, y mi sierva es determinante. Para ella, las cosas son un sí o un no. Son todo o nada.
Ella es total, y por eso la uso de esta manera, dice el Señor, aunque muchos de ustedes no entiendan por qué habla así y de dónde saca el denuedo que la provoca a expresarse de esta manera. Ustedes la acusan, la señalan y levantan el dedo contra ella, pero no entienden que es un instrumento escogido, poderoso y dispuesto, que enfrenta muchas batallas para estar hoy aquí, hablando de la manera en que Yo quiero que hable.
Para suavizar el mensaje hay muchos, dice el Señor. Para entibiar lo que está caliente ya hay demasiados. Para mentirles y no expresar las cosas como Yo las digo, hay mucho pueblo. Sin embargo, Yo busco instrumentos entregados que sean totales y no parciales.
Así que todo aquel que tiene los escudos levantados puede comenzar a bajarlos para recibir lo que voy a hablar, dice el Señor, si es que quieren comer lo que tengo para darles. Todo aquel que esté dispuesto a arrepentirse de acusar a mis siervos de hablar como Yo les pido que hablen, hágalo ahora y venga a sentarse a este auditorio espiritual profético con un corazón abierto y dispuesto a recibir todo lo que disierna que es correcto.
Amados míos, dice el Señor, ustedes no entienden que estos tiempos son totales y no parciales. Por lo tanto, los instrumentos que estoy buscando para realizar mi propósito divino en este mundo en este tiempo también tienen que ser totales y no parciales.
Este es un tiempo de decisiones, un tiempo violento, dice el Señor. Es un tiempo donde no hay tiempo para pensar demasiado cuando tienen que decidirse por cosas importantes. Este es un tiempo de determinación y no de medias tintas. Y todos los que ahora están sintiendo un fuego por lo que estoy hablando, un fuego que les quema en sus espíritus, es porque Yo los estoy llamando a operar en la misma determinación que tiene mi sierva.
Mi sierva es constante, dice el Señor. Por más que se cae, se vuelve a levantar tantas veces como sea necesario. Mi sierva no es perfecta, pero está dispuesta, aunque cometa errores, y ustedes tienen que aprender de esa insistencia y determinación para poder resistir hasta el final.
Hijitos, dice Dios, después de esta palabra que acabo de hablar, ¿cuántos de ustedes están dispuestos a seguir escuchando y a quedarse firmes en este auditorio profético espiritual hasta el fin de este discurso que quiero entregar?
Noelia: El Señor me muestra que hay muchos que en este momento se levantan y vuelven atrás. Muchos se levantan y salen de este auditorio espiritual, como cuando los discípulos decían: «Dura es esta palabra. ¿Quién la puede oír? ¿Quién la puede escuchar? ¿Quién la puede resistir?», y muchos abandonaron a Jesús porque lo que Él decía les parecía demasiado fuerte, demasiado duro, demasiado polémico, demasiado controversial.
El Señor me muestra que hay personas que dejan de escuchar las palabras que entrego, porque son como un martillo que les taladra la cabeza, porque no entienden que necesitan un cambio y que el Señor habla de esta manera porque quiere rescatarlos, porque quiere prepararlos, porque quiere que reaccionen a través de este sacudimiento espiritual.
Pero por uno que se va, vienen diez más, dice el Señor. Por uno que abandona, vienen dos aún más determinados que él.
Estoy limpiando este ministerio, dice el Señor. Se están yendo oyentes, dejando vacías las butacas de ese auditorio espiritual, para darle lugar a los que sí quieren oír la palabra del Señor de esta manera, a los que sí tienen sed de escuchar todo lo que el Señor quiera hablar, sea fácil o sea difícil, sea lo que esperaban recibir o lo que no se esperaban.
Estoy limpiando este ministerio, dice el Señor, y también lo estoy refinando, para que llegue a mucho pueblo más.
Noelia: Vuelvo a ver lo que veía al principio: la tierra, con países y naciones, casas y congregaciones, distintos puntos donde la palabra profética de Dios está llegando a través de este ministerio. Y Dios dice públicamente a través mío en este momento que extiende el sitio de mi tienda, que la palabra que Él envía a través de mi boca va a llegar más lejos que antes.
Veo distintas naciones, lenguas y traducciones de las palabras que Dios me da, y veo que estos mensajes empiezan a llegar más lejos y a alcanzar gente que no sabía que Dios hablaba a través de este ministerio.
Veo una escalera, y el Señor dice que este ministerio sube, que es elevado, que va a ir más alto. El Señor dice que está hablando esto a través mío justamente para molestar a muchos. Él está profetizando a este ministerio a través mío porque quiere provocarlos a celos a ustedes.
El Señor dice que algunos de ustedes están sintiendo enojo y envidia por lo que estoy diciendo, y se preguntan en sus corazones: «¿Por qué profetiza sobre ella misma en público, si yo venía a buscar una palabra para mí, si yo venía a escuchar lo que Dios tiene para el mundo y no para ella?»
Lo estoy haciendo para provocarlos a celos, dice Dios. Lo estoy haciendo para que se generen preguntas. Lo estoy haciendo para sacudirlos un poco y para que reaccionen, para que escudriñen sus corazones y vean lo que hay adentro de ustedes, y se santifiquen aún en esos puntos.
[Romanos 11:14] Por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.
Noelia: Veo que Dios llama al arrepentimiento a todos los que en este momento están siendo redarguidos a través de lo que Él está hablando.
Muchos de ustedes no saben quién es mi sierva Noelia, dice el Señor. Se imaginan a una persona que no es real y construyen una imagen equivocada de mi sierva. Pero Yo voy a mostrar ante las naciones quién es ella en realidad.
Voy a mostrar mi poder a través de sus manos y voy a echar afuera demonios en frente de ojos que nunca vieron una liberación real. Voy a hablar a través de ella cosas que ojo no vio ni oído escuchó, y voy a darle llaves de misterios escondidos que estaban preparados para ser revelados en este tiempo a través de ella.
Ustedes no saben quién es mi sierva, dice el Señor, pero Yo sí la conozco, porque Yo tengo intimidad con ella y ustedes no. Ustedes la conocen parcialmente, pero Yo la conozco por completo, porque Yo la hice para este momento, para glorificar mi nombre en las naciones a través de ella. Muchos de ustedes aún están cerca de ella y no la conocen. Hay personas que pertenecen a su ministerio y no saben quién es Noelia.
Algunos de ustedes se preguntan por qué hablo de esta manera, dice el Señor. ¿Quiénes son ustedes para cuestionarme? ¿Quiénes son ustedes, que están hechos de barro, para preguntarme por qué digo estas cosas? Ustedes no saben de profecía. Lo que saben es muy poco, y todavía no saben lo que tendrían que saber.
Ustedes ni siquiera profetizan para su prójimo, mucho menos para ustedes mismos, dice el Señor. ¿O no han visto en las Escrituras cuando los profetas profetizaban para sí mismos y aún lo dejaban escrito como testimonio?
[Isaías 40:13-14] ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?
Ustedes están cuestionando: «¿Cómo puede ser que ella profetiza para sí misma?» Pero esa pregunta no la tendrían si estudiaran la Biblia, donde hay muchos casos donde los profetas profetizaban para sí mismos, como por ejemplo en el caso de Jeremías.
[Jeremías 1:5] Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
Jeremías recibía una profecía para sí mismo, y fui Yo el que le pidió que la dejara plasmada en los rollos como testimonio para muchos. Ustedes no tenían en cuenta que una persona puede profetizar no solo para los demás, sino también para sí misma. Yo hablo a través de una persona a los demás, y también le hablo a esa misma persona a través de su propia boca, dice el Señor.
¿Por qué me ponen límites? ¿Por qué me limitan? ¿Por qué quieren decirme cómo tengo que hacer lo que quiero hacer? ¿Por qué me ponen un stop y me dicen que no puede ser?
Yo hablo lo que quiero, dice el Señor, y justamente utilizo este vaso que se vacía a sí mismo para verter lo que Yo quiera. Lo que muchos de ustedes tienen que preguntarse en sus corazones es: «¿Me he vaciado lo suficiente para que Dios hable lo que sea que Él quiera hablar a través mío? ¿Estoy dispuesto a hablar y no callar, o paso esas palabras por mi propio filtro y elijo lo que quiero decir de lo que Él habla?»
No me limiten, dice el Señor. Hay muchas cosas que ustedes tienen que aprender a través de mi sierva. Hay muchas cosas que muchos no están hablando, y como no hablan lo que Yo quiero hablar a través de sus bocas, entonces lo hablo a través de ella, porque ella sí está dispuesta a abrir su boca y no callar.
Ella no es perfecta, repite el Señor. Ella también está siendo refinada. Ella también está siendo probada. Ella también pasa por conflictos, aflicciones y problemas. Ella también falla. Ella no es perfecta, pero su imperfección no determina si Yo puedo hablar a través de ella o no.
Ustedes tienen que separar lo que son dones, talentos y llamados de si la persona es perfecta o no, dice el Señor. Tienen que entender que es por gracia que derramo mi palabra en estos vasos imperfectos para glorificarme a mí, que sí soy perfecto.
Hijitos, dice Dios, mientras ella habla por el Espíritu Santo, sigan limpiando sus corazones. Sigan escudriñándose a ustedes mismos, porque mientras ella pronuncia las palabras que Yo le doy, estoy pasando el hisopo para que estén aún más limpios, para que sean como una piedra preciosa a la que se le quita el polvo y así refleje más la luz que la ilumina.
[Salmos 51:7] Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.
Hijitos, abran los ojos y asómbrense por las cosas que digo a través de ella, dice Dios. No cierren sus corazones y no me descarten a mí, sino que abran sus oídos aún más y escuchen lo que quiero expresar. Tómense el tiempo de escuchar, así como ella se toma el tiempo de hablar.
Para bocados rápidos y comida rápida tienen muchas congregaciones a donde recurrir, dice el Señor. Tienen muchos discursos cortos para escuchar, pero muchas veces son incompletos. Sin embargo, busco vasos que se tomen el tiempo de hablar desde el principio hasta el final el discurso que Yo quiero entregar.
No comercien con mi palabra. No la corten antes de tiempo. No la pinten de un color que no tiene. No la cambien y no la suavicen. Entréguenla tal cual se las doy, así como hace ella.
Amigos míos, no busquen la gloria del hombre, porque no la van a encontrar si realmente hablan lo que Yo quiero hablar, dice el Señor. Sin embargo, van a encontrar mi gloria, mi alabanza y mi complacencia. Tienen que poner en la balanza cuál gloria pesa más—mi gloria o la de los hombres—y elegir cuál prefieren.
No sean tibios, dice el Señor. No se dejen entibiar.
Noelia: Veo una olla en el fuego y el agua en esta olla está tibia: no es fría ni caliente. Si uno mete los dedos, no se va a congelar ni se va a quemar. Esta agua tiene la temperatura del ambiente, la temperatura de la piel de un bebé, una tibieza que no quema ni enfría. Es una temperatura que no provoca ninguna reacción, una temperatura ya conocida.
El Señor dice que suban el fuego de la hornalla al máximo y se calienten por él, que pongan las cartas sobre la mesa, que hablen las cosas como son, que no den vueltas al expresar algo que Dios pone en sus corazones, que no tergiversen lo que está escrito ni lo que Dios quiere hablar a través de ustedes.
Quiero que sean fieles con lo que les estoy dando para que hablen, dice el Señor. Quiero que sean totales y no parciales. Quiero que se calienten y dejen de ser tibios.
Noelia: En este tiempo Dios está llamando a un cambio rotundo a muchos que venían siendo tibios, que tenían miedo de hablar las cosas como son, que tenían miedo de predicar lo que el Espíritu Santo les ponía en sus espíritus para que prediquen, que tenían miedo de quedar mal con los hombres.
Por causa de esa tibieza, muchos de ustedes no tienen la influencia que deberían tener. No caminan bajo la influencia en la que el Señor quiere que caminen, porque muchos están cansados de esa agua tibia que no provoca ninguna reacción y que no sirve para cocinar.
Los fideos quedan crudos cuando uno los mete en una olla con agua tibia. El agua tiene que estar hirviendo para provocar un cambio químico y físico en esos fideos. El agua tibia no sirve para cocinar, ni para lavar, porque no quita la mugre. El agua tiene que estar hirviendo o caliente para provocar un cambio cuando uno cocina o lava.
Dios dice que muchos de ustedes son como ese agua tibia que no sirve ni para cocinar ni para lavar los platos. El Señor llama a que aumenten la temperatura, a que caminen con denuedo, con valentía, con valor, para que el poder de Dios se manifieste como debería manifestarse a través de ustedes, para que sean agentes provocadores de un cambio en los ambientes donde se mueven.
La tibieza no provoca cambios, sino que mantiene a las personas en un estado de comodidad permanente, dice el Señor. Pero si ustedes son totales y no parciales, van a ver cómo las cosas empiezan a cambiar a su alrededor. Van a empezar a ver la gloria de Dios en sus vidas, y también van a ver una reacción de parte del enemigo, que se va a enojar porque ya no son tibios, porque se vuelven una amenaza para su reino.
El diablo va y busca atacar no a los que son tibios, porque no provocan ningún daño en el reino de las tinieblas, sino a los que son fogosos y apasionados por las cosas de Dios, a los que se entregan completamente en lo que hacen para Él.
El diablo se ríe de los que son parciales y no totales, y sabe que son como muñecos fáciles de derribar, porque cuando pasan por la mínima prueba, humillación, vituperio, acusación falsa, maltrato o aflicción, se dan vuelta y retroceden.
Sean totales y no parciales, dice el Señor, como esta sierva que me sirve con sus virtudes y con sus defectos, pero que es como fuego que quema lo que no tiene que estar en sus vidas.
Ella es como una llama encendida que Yo envío a las naciones para traer un cambio en las congregaciones que están durmiendo, dice el Señor. Es como un látigo que derriba las mesas de los cambistas sin miedo, porque sabe que estoy con ella. Ella es pequeña físicamente, pero a la vez como un gigante espiritual que pisa fuerte, destruyendo a todo incircunciso que se atreve a desafiarla.
Mi sierva tiene una lengua que hace temblar a los demonios y los hace huir despavoridos. Cuando abre la boca, provoca cambios en el mundo espiritual y también en el físico, porque se deja usar. No es por su poder ni por vanagloria, sino que simplemente habla lo que tiene que habla y no negocia con la profecía que recibe, dice el Señor.
Ella sabe el precio alto que paga por esto y el precio que aún va a pagar, dice Dios. Ella camina sola en este camino individual de lo profético, por causa de ese fuego, porque no todos pueden resistirlo. Ella es como una llama que va en aumento, porque a medida que sigue obedeciendo, ese fuego se alimenta más y más del Espíritu de Dios.
Hijitos, aprendan de ella, dice Dios, y en vez de acusarla, copien su ejemplo. Sean ustedes así, no en el estilo, sino en la determinación, en la decisión de ir por todo y dar cada vez más. Sean ustedes así: listos para todo, preparados para cualquier batalla a la que Yo los llame a enfrentar. Sean ustedes así: siempre alertas, con la espada en la mano. Sean ustedes así: ministros de llama de fuego que quema todo lo que no tiene que estar. Sean ustedes así: una amenaza para el reino de la oscuridad.
Eleven el fuego espiritual a través de su obediencia, de su entrega, de su consagración, dice el Señor. Hijitos, sirvan, cada uno en lo suyo, pero háganlo con todo, sin miedo. Escuchen y respondan. Sean fieles y avancen.
Ya no se dejen entibiar. Ya no se dejen apagar. Avancen sin miedo, porque soy Yo el que va con ustedes, y por eso tendrán la victoria; no por su propia fuerza, sino por mí, porque es más fuerte el que va con ustedes que el que los enfrenta, mientras estén en obediencia.
[Salmos 104:4] El que hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros.
Cuando mi sierva entra en una congregación, dice el Señor, es como un torbellino que da vuelta todas las cosas para bien, que pone las cosas de cabeza, que quita de su lugar todo altar levantado a cualquier ídolo.
Mi sierva es como un huracán que no solo provoca cambios cuando habla la palabra que Yo pronuncio a través de su boca, sino que, incluso cuando simplemente se mueve en esas congregaciones, mis ángeles comienzan a trabajar en la gente que está ahí, mientras ella camina en obediencia.
Este tipo de ministros son los que levanto para estos últimos días: provocadores, sacudidores, agitadores para mi reino, dice el Señor.
Los estoy provocando y despertando para que se cuestionen a ustedes mismos, para que clamen por esto, para que respondan al llamado de una vez y dejen de titubear. Los estoy provocando a celos a través de ella, dice el Señor, para que se autoevalúen y me digan: «Señor, yo quiero ser así. Quiero ir por todo. Quiero ser total. Sácame de esta tibieza. Remuéveme de este lugar de comodidad donde estoy. Estoy dispuesto a servirte en lo que sea. Estoy dispuesto a serte fiel, a hablar lo que me digas, y no descartar parte de ese discurso».
Noelia: El Señor me muestra que algunos de ustedes están preparando una enseñanza y han pensado en la posibilidad de quitar ciertas cosas que el Espíritu de Dios ha puesto en ustedes, por miedo a ser demasiado fuertes, demasiado duros, demasiado controversiales.
No, no lo hagas, hijito, dice el Señor. Séme fiel. Ve por todo. Entrégalo al 100% como te lo doy. No descartes nada. No tires nada a la basura de lo que te estoy revelando. Sé total, porque Yo voy a pagar, Yo voy a recompensar y Yo voy a hacer lo que tenga que hacer a través de ese mensaje.
No dudes más. Háblalo tal cual te lo doy: con mis mismos celos, con mi misma ira, con mi determinación, dice Dios. Sé como martillo que quebranta la piedra. Confía en mí y séme fiel. Yo sé lo que hago y yo sé lo que digo. Soy Yo el que te lo estoy mostrando, para que seas total y no parcial.
No te vendas. No cambies. No dejes de ser genuino. No te comprometas con los hombres. Sé mío y no tengas miedo, porque voy contigo.
La Biblia dice:
[Hechos 17:6] Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá.
Busco un remanente trastornador, revolucionario, agitador de las masas dormidas para que se despierten, dice el Señor. Busco un ejército de hombres y mujeres de estos últimos días para que levanten la bandera por mí y estén dispuestos a ir hasta donde sea y llegar lejos, por amor a mi nombre, con fidelidad a mi palabra.
¿Cuántos de ustedes me dicen que sí y ya no me dicen que no? ¿Cuántos están dispuestos a salir y sacar los pies de esas aguas tibias donde están ahora? ¿Cuántos se comprometen en este momento a servirme de manera total y no parcial, dejando todo atrás, decidiendo actuar con valentía a partir de ahora, decidiendo ser valientes y esforzarse?
Enfrenten lo que tengan que enfrentar, por amor a la verdad, dice el Señor. Contesten con la palabra a toda mentira. Defiendan su integridad.
Noelia: Ahora los veo a ustedes como llamas: algunas más bajas, otras más altas. Y mientras hablo, muchas llamas se encienden y el fuego aumenta, porque es el Espíritu Santo el que está soplando en este momento estas palabras de motivación, de aliento, de fuerza, de empuje.
Como cuando uno aviva un fuego soplando aire, así el aire del Espíritu Santo sopla ahora para avivar esas llamas. Pero el Señor dice que, después de haber escuchado esta palabra, ustedes tienen que mantener esa llama bien encendida, en lo alto, a través de la relación con el Espíritu Santo, a través de la activación del Espíritu Santo, a través de la obediencia al Señor por el Espíritu Santo.
Son ustedes los que tienen que echarle leña a ese fuego todo el tiempo, a través de la oración, el ayuno, la alabanza, la adoración y el servicio, dice el Señor. Son ustedes los que deben mantenerse activos y cuidar que nadie venga a apagarles ese fuego. Manténganse activos una y otra vez y no se dejen apagar.
Noelia: Ahora me veo a mí misma profetizando en una congregación. Estoy profetizando a personas individualmente, entregando palabras proféticas en frente de los hermanos. Y cuando hablo esas palabras, es como un viento que sale de mi boca y sopla en la cara de estas personas. Es el Espíritu Santo el que trae un refresco a los que reciben la palabra que Dios habla a través mío.
Mi sierva no es solo como un fuego que quema, dice el Señor, sino también como un agua que refresca y como un viento que sopla sobre todo aquel que necesita un respiro nuevo. Eso es lo que hace la profecía hablada en verdad y con fidelidad en todo aquel que la recibe.
Entiendan la importancia de ser fieles al entregar lo que reciben, porque por eso estoy hablando estas cosas, dice el Señor. A ustedes les gusta venir a recibir lo que Yo hablo a través de ella, pero cuando Yo los llamo a operar en el área donde los quiero usar, no se entregan de la misma manera. Sin embargo, podrían ser de bendición para muchos si tan solo dejaran los miedos atrás y se entregaran totalmente y no parcialmente.
Por eso hablo lo que hablo en este momento, dice el Señor, porque quiero provocarlos a celos, para que tal vez ustedes también respondan al llamado de la misma manera. No tiene que ser el mismo llamado, ni la misma operación, ni la misma forma, ni el mismo formato. Lo que busco es la misma determinación y consagración, y que no les importe lo que diga el hombre, sino lo que digo Yo, dice el Señor.
Noelia: Ahora veo a un hermano que el Señor va a llamar en este tiempo y lo va a probar, porque lo va a llamar a hablar cosas en la congregación donde asiste o donde lo inviten. El Señor le va a dar palabras desafiantes, controversiales, polémicas, movilizadoras, palabras que van a dividir las aguas entre los que quieran escuchar y los que se vuelvan para atrás. Y el Señor va a probar a algunos de ustedes para ver con cuánta fidelidad, con cuánto denuedo, con cuánta valentía y hasta dónde entregan lo que Él les va a dar.
Veo hombres y mujeres que, a partir de ahora, cambian la forma de entregar el discurso. Escucho la palabra «discurso». Se trata de palabras proféticas, de enseñanzas, de prédicas, de evangelismo. Son distintas operaciones, pero va a cambiar la manera en la que realicen estas tareas, porque hoy han recibido impartición de este fuego, porque hoy han entendido que si no son fieles con lo que Dios les da para que hablen, si le ponen una represa al Espíritu Santo de Dios, no van a provocar la reacción que necesitan provocar para salvar a las almas, para edificarlas, para ayudarlas, para sanarlas, para liberarlas, para sacar a los presos de las cárceles, y más.
Necesitan ser fieles con lo que reciben cuando lo entreguen, entregándolo de la manera en la que sientan de entregarlo de parte del Espíritu Santo, para ver los frutos que Dios quiere que lleven. Sin esa fidelidad, sin esa valentía, sin esa entrega y determinación, sin ese despojo de los miedos al qué dirán, al rechazo, al vituperio, a las acusaciones falsas, no van a llevar el fruto que tienen que llevar.
Por eso muchos de ustedes estaban estancados, porque operaban limitados, porque ponían represa espiritual al río del Espíritu Santo en ustedes, porque no manifestaban al 100% lo que Dios quería manifestar a través de ustedes, porque tenían miedo de ser expulsados de las congregaciones, miedo de quedarse solos, miedo de perder amigos, miedo de ser señalados y acusados.
Pero si quieren ser como un árbol fructífero, lleno de frutas para comer, tienen que comenzar a ser fieles con lo que reciben. Tienen que hablar las cosas como son y no pintarlas de otro color. Tienen que manejarse como Dios les pide que se manejen y no como el hombre espera que se manejen.
El Señor va a probar a algunos de ustedes en esta área, y por eso ha hablado lo que ha hablado.
Veo que hay algunos de ustedes que dan palabras proféticas en distintos ambientes: con dos o tres personas, en un grupo de hermanos, en un grupo de estudio, en congregaciones, y también en redes sociales y distintas plataformas.
Pero hasta acá venían operando a medias. Dios los va a probar más a partir de ahora, después de haber escuchado esta palabra y de haber sido desafiados a través de ella, para ver cómo manejan lo que reciben para dar.
Si realmente quieren ver la gloria de Dios en sus vidas, en cualquier área en la que Dios los haya llamado o los esté llamando, van a tener que ser trastornadores. Van a tener que ir con todo y lanzar las flechas que Dios ha puesto en sus aljabas con la intensidad que Él les pida que las lancen. Van a tener que ser totales y dejar de ser parciales. Van a tener que levantar el fuego de esa hornalla para que el agua hierva de verdad, y todo lo que se tenga que cocinar no quede crudo y se pueda comer.
Si ustedes quieren dar palabra que realmente sea comestible y nutritiva para todo aquel que estén alimentando, tienen que elevar ese fuego y la temperatura de esa agua.
A partir de ahora, los que obedezcan estas directivas de parte de Dios van a notar que hay gente que se va de sus vidas, pero también gente que viene a sus vidas, porque les va a atraer esa intensidad nueva en la que van a caminar.
No estoy diciendo que tienen que fingir ser algo que no son. No estoy diciendo que tienen que enfatizar palabras si no es Dios el que las enfatiza. Lo que quiero decir es que hablen las cosas tal como Dios se las habla a ustedes y que hagan lo que tengan que hacer en la manera, en la forma y con la intensidad que el Espíritu Santo les está pidiendo que lo hagan, y hasta donde el Espíritu Santo les está pidiendo que lo hagan.
La guía no son los hombres, sino el Espíritu Santo de Dios. Si ustedes son fieles, el Señor los va a poner en gracia delante de los hombres ante quienes tenga que hacerlo, y va a abrir puertas que nadie puede cerrar, sin importar quién se oponga.
Si quieren llegar lejos, tienen que entregarse por completo y ser dedicados. Si a partir de ahora son fieles, totales y apasionados por las cosas de Dios, hablando lo que tienen que hablar sin medias tintas, no sólo va a haber gente que se aleje de sus vidas, sino que también van a empezar a ver frutos que nunca antes habían dado. Van a notar que su árbol se vuelve más fructífero, que las cosas empiezan a cambiar, que otros les cuentan testimonios que antes no les contaban.
Van a empezar a ver cambios. Van a notar que la gente se siente provocada y desafiada a tomar nuevas decisiones. Lo que pase después es cosa entre ellos y el Señor, pero ustedes tienen que ser hallados fieles.
Ahora escucho la palabra «transformadores». Tienen que ser transformadores, agentes provocadores de cambios para el reino de Dios, provocadores para que la gente tome decisiones. Tienen que ser alentadores e impartidores. Esto es un trabajo en cadenas: uno imparte a algunos, esos a otros, y así sucesivamente. Esa es la reacción en cadenas que el Señor quiere provocar, no sólo a través mío, sino también a través de ustedes.
Yo oro en este momento para ungirlos, en el poderoso nombre de Cristo Jesús. Imparto denuedo, imparto valentía, imparto unción de lo alto. Padre, en este momento quita toda represa espiritual que ellos mismos u otras personas hayan colocado, para que el Espíritu Santo fluya como tiene que fluir en sus vidas.
Padre de la gloria, en el nombre de Jesús te pido ahora una unción especial para todo aquel que haya tomado una decisión al escuchar esta palabra. Yo los bendigo y los envío, Señor. A través de estas palabras proféticas los envío y los aliento a moverse con seguridad y a enfrentar lo que tengan que enfrentar por ser provocadores de cambios.
En el nombre de Jesús, confiamos en ti y glorificamos tu santo nombre, Padre celestial. Alabado seas por siempre. Toda gloria, toda honra y toda majestad te corresponden a ti y no a nosotros, Señor. Llena estos vasos de tus aguas en este momento. Llénalos de tu palabra y dales claridad y determinación ahora, Padre de la gloria. Llena estos vasos de seguridad y de aplomo, para que, a partir de ahora, no se dejen sobornar ni puedan ser coimados.
El Señor dice que no tengan miedo y que hagan lo que Él les manda, y también que presten atención a sus sueños. Muchos de ustedes están recibiendo directivas de lo que tienen que hacer y de cómo hacerlo, a través de los sueños. Reciben hasta las palabras exactas que tienen que hablar con alguien, pero las descartan o quieren suavizar esas directivas o palabras. Quieren negociar con Dios, pero con Dios no se negocia.
Así que presten atención a esos sueños y hagan exactamente lo que se les pide o muestra, si lo reciben con claridad y si disiernen que verdaderamente viene de Dios y está acorde con la Biblia.
Dios está poniendo en ustedes un sí y un amén ahora, y también un no, para que estén determinados y sostengan esas decisiones, y nadie pueda manipularlos o controlarlos para que cambien una decisión tomada por el consejo santo de Dios. Es un sí y un no que Dios está poniendo ahora en ustedes, para defender toda decisión correcta y acorde a la Escritura.
Me veo ahora vestida como la reina Esther: con vestidos reales y con corona. Y Dios dice que estoy utilizando la autoridad que Él me dio para impartir lo que Él quiere impartir a través mío y para enviarlos a través del Espíritu Santo. Estoy utilizando esa autoridad real para hacer lo que Él quiere hacer a través mío. Gracias, Señor.
Reciban paz en este momento, en el nombre de Jesús. Reciban paz y sosiego en sus corazones en este momento, en el nombre de Jesús. Reciban balance en este momento, en el nombre de Jesús. Reciban sabiduría y consejo en el nombre de Jesús. Reciban templanza en este momento. Es lo que escucho.
Oro por sanidad del alma. Oro para que tomen buenas decisiones, en el nombre de Jesús, y para que reciban claridad sobre lo que tienen que hacer. Oro por claridad y por amor para ustedes. Oro para que el amor de Dios entre en sus vasos ahora y lo puedan conocer desde ese lugar.
Ser genuinos y hablar la verdad es una forma de amar, dice el Señor. Amen a través de esa fogosidad. Amen más. Sean totales en el amor a través de decir la verdad y no esconderla más.
Los amo, dice el Señor. Estén tranquilos. Todo está bien. Estoy en todas las cosas y sé lo que hago con mis hijos. Estoy levantando una generación de fuego que queme a los baales, que queme los altares. Los estoy encendiendo porque ustedes me lo pidieron. Respondo a sus oraciones, pero respondo a mi manera.
Ardan, dice Dios. Ardan de amor y de entrega.
Noelia: El Espíritu Santo me indica que termine esta palabra acá. Yo también fui probada para ver si terminaba antes o cuando Dios quería terminar de hablar. Y ahora lo veo al Señor sonriendo porque decidí seguir y no frenar donde yo quería frenar.
El Señor dice que si no hubiese obedecido, ustedes hubiesen perdido la bendición de esa oración final. Así que entiendan que si ustedes también son obedientes con el Espíritu Santo, también van a ir tan lejos en ser de bendición para otras personas.
