Traducciónes: inglés
Bendiciones, pueblo del Señor. Estoy aquí nuevamente porque el Señor me ha elegido como boca profética en estos últimos días para hablar a las naciones.
Hace dos días, uno de los terremotos más potentes de los últimos tiempos sacudió la península de Kamchatka, en Rusia, con una magnitud de 8.8 en la escala Richter. Provocó un tsunami, pero no hubo gran pérdida de vidas humanas ni destrucción masiva. Esta vez el Señor tuvo misericordia y usó este evento como advertencia para su pueblo y para el mundo.
Dios ha venido hablando desde hace nueve años a través mío, diciendo: «Prepárense, porque vienen cosas que ustedes no esperan, y muchas de esas cosas las van a ver por las ventanas de sus casas».
Estas cosas no van a tocar solo a los incrédulos. No serán solo para que se conviertan los que no creen en el Señor Jesús, sino también para despertar a una iglesia que está en un estado catatónico: una iglesia dormida que no quiere levantarse del sueño, que está cómoda y perezosa, que no quiere trabajar, que espera que todo le llegue del cielo, y que toma las cosas del Señor a la ligera.
El juicio empieza por la casa de Dios, y parte de ese juicio se va a realizar a través de catástrofes. La Biblia dice:
[Lucas 13:4-5] O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
Este es un pasaje clave, porque el Señor quiere hablar hoy a su pueblo sobre el tema del arrepentimiento.
El Señor me revela ahora que el arrepentimiento de su pueblo está en distintos niveles. A veces, el arrepentimiento no es completamente genuino, y a veces es parcial, no total. En algunos casos, el arrepentimiento es solo momentáneo. Uno puede arrepentirse de haberse arrepentido y volver al estado de pecado en el que estaba antes.
Hay muchas cosas que pueden pasar con respecto al arrepentimiento, dice el Señor, y cuando los juicios de los últimos días vengan y sigan cayendo sobre la tierra, quiero encontrar que mi pueblo realmente se arrepienta.
Muchos me dicen con su boca: «Señor, acabo de pecar. Me arrepiento, me arrepiento. Perdóname, perdóname», pero son palabras vacías, palabras que cuando salen de sus bocas caen en el piso y no llegan a mis oídos. No tienen fuerza para alcanzar mi trono, dice el Señor, porque una cosa es hablar con la boca y otra muy distinta es hablar desde el corazón. Hay palabras que salen de adentro de la boca y hay palabras que salen de adentro del corazón.
Ustedes tienen que aprender a ya no ser superficiales en muchas cosas, pero principalmente en lo que al arrepentimiento se refiere. Arrepiéntanse desde el corazón y no desde su boca, dice el Señor, porque las palabras que salen de la boca pero no provienen del corazón son palabras vacías, son palabras que no tienen peso, son palabras livianas que no tienen fuerza, son palabras que cuando salen de la boca caen en el piso y no dan en el blanco como las que salen del corazón.
Hijitos, dice el Padre, quiero que se arrepientan de verdad. Quiero que se arrepientan de todo corazón. He estado esperando durante mucho tiempo que sus palabras de arrepentimiento sean reales, tengan consistencia, lleguen a mis oídos y muevan mi corazón.
¿Acaso ustedes no esperan que sus hijos sean sinceros y no les digan a todo que sí solo para conformarlos? Pues Yo espero lo mismo de ustedes, dice Dios. Espero que me sean sinceros. Espero que abran su corazón, como cuando alguien abre los portones de su casa de par en par y no solo un poco.
Hijitos, dice el Señor, mi pueblo no está arrepentido de verdad. Mi pueblo dice que se arrepiente, pero no es sincero, y no pueden mentirme, porque Yo sé lo que hay en lo escondido. Yo sé cuándo el corazón de un hombre está verdaderamente quebrantado por causa del pecado que cometió, y cuándo las palabras salen solo para conformarme, mientras el corazón sigue igual que siempre: superficial, vano, conforme, cómodo en esa suciedad.
[Joel 2:12-13] Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
Hay muchos que están convertidos a medias y no totalmente, dice el Señor. Hay muchos que me han entregado solo una parte de sus corazones, pero no el corazón entero. Hay muchos que no se han decidido a seguirme hasta el final. Hay muchos que tienen un pie de mi lado y otro del lado del enemigo. Hay muchos que están tibios, que no se han comprometido, que no se han casado conmigo. Por lo tanto, ¿para qué van a arrepentirse estando en ese estado?
Noelia: Dentro de esta torta que representa a la congregación de Jesucristo, hay sectores con distintos niveles de arrepentimiento. Algunos no se han arrepentido completamente y profundamente, sino solo parcialmente y de manera superficial. Otros tienen niveles más altos de arrepentimiento, pero todavía no llegan al nivel que Dios espera. Se han arrepentido de forma más profunda y genuina, y su corazón ha estado más quebrantado y entregado a Dios, pero aún no han alcanzado el nivel al que deberían llegar.
Pero hay otros, que lamentablemente forman el sector más pequeño de la torta, que están muy arrepentidos. Ellos se arrepienten todo lo que pueden y sufren por causa del pecado que cometen. Se quebrantan, se humillan, y a veces hasta ayunan o se ponen en cilicio por causa de ese quebranto.
Por causa de su arrepentimiento parcial y superficial, muchos de ustedes no han recibido el bautismo del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo no entra en un corazón que no ha recibido la revelación del peso de su pecado. El Espíritu Santo no entra cuando uno solo cree en el Señor Jesucristo como Hijo de Dios, sino cuando esa fe le hace entender el peso de sus pecados y le concede el arrepentimiento.
[Isaías 29:13] Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado
Muchos de ustedes no han recibido el don del Espíritu Santo porque no se han arrepentido de verdad.
[Hechos 2:38] Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Una de las condiciones para recibir el bautismo del Espíritu Santo es el arrepentimiento, y este tiene que ser genuino, porque a Dios no se le pueden vender manzanas por limones. Dios ve los corazones y no escucha las palabras de alguien que dice que se arrepiente, pero no entiende lo que es el arrepentimiento ni ha considerado todavía el peso de sus malas obras pasadas.
Deben arrepentirse de verdad, todos aquellos que no han sido bautizados con el Espíritu Santo, dice el Señor, para que se abra la puerta en sus templos y el Espíritu Santo pueda ingresar allí, porque lo que abre la puerta al Espíritu Santo es el arrepentimiento, además de la fe en el Señor Jesucristo.
Noelia: El Señor me revela que algunos no han recibido el bautismo del Espíritu Santo porque saben que tienen que bautizarse en agua y no lo han hecho, postergándolo conscientemente, y esto es injusticia. Esto es desobediencia. Es un pecado del cual no se han arrepentido y, por ende, el Espíritu Santo no los bautiza.
Hijitos, dice el Señor, eleven la vara del arrepentimiento en sus corazones. Aprendan a postrarse y a pedir perdón de todo corazón. Aprendan lo que es la tristeza del arrepentimiento. Aprendan que cuando uno realmente se arrepiente, su alma se acongoja y a veces hasta llora por lo que hizo.
[2 Corintios 7:10] Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Hijitos, dice el Señor, hay algunos de ustedes que al principio se arrepentían de verdad, pero después se acostumbraron a quedarse en la superficie de las aguas del arrepentimiento.
Muchos de ustedes han creído en el Señor Jesucristo, pero no se han arrepentido, dice Dios. Por lo tanto, no se abre la puerta para recibir al Espíritu Santo, porque el templo no se ha convertido ni entregado.
Vayan a un arrepentimiento aún más profundo, dice el Señor. Eleven el nivel del arrepentimiento en sus vidas. Piensen en lo que han hecho, todos aquellos que no hayan sentido un redargüir por las cosas malas y las ofensas que han cometido, por escupir la cruz del Señor Jesucristo.
Consideren sus caminos pasados y pídanme que les conceda ese arrepentimiento genuino, sincero y profundo que duele, que incomoda y que pesa sobre la persona hasta que toma conciencia de su pecado y pide perdón de todo corazón, dice el Señor. La paz no viene si no hay un arrepentimiento real, dice Jesús, y muchos de ustedes no tienen paz porque no se arrepienten de sus pecados.
Noelia: Al principio, algunos de ustedes se arrepintieron de todo corazón y le pidieron perdón a Dios. Creyeron, se dejaron bautizar en agua y recibieron el bautismo del Espíritu Santo, convirtiéndose en ciudadanos del Reino de los cielos. Pero, con el paso de los años, salieron de las aguas profundas y se fueron hacia las orillas del mar.
Comenzaron a cometer pecados pequeños y, poco a poco, dejaron entrar vicios en sus vidas. Se dejaron apagar y el arrepentimiento pasó de ser profundo a cada vez más superficial. Dejaron de arrepentirse y se acostumbraron a una vida más tibia. Se enfriaron y dejaron de practicar un arrepentimiento constante.
Hijitos, dice Dios, no hagan esto. Vuelvan atrás y arrepiéntanse de ser superficiales, porque en este tiempo espero que mi pueblo se arrepienta de verdad y ya no me mienta y no quiera venderme un cuadro falsificado.
Amados míos, dice Dios, estoy escudriñando los corazones en estos últimos días, días peligrosos en los que el hombre camina en un campo minado, donde las cosas se van a agudizar. Y todo aquel que haya pecado y no se arrepienta de verdad tendrá una puerta abierta para que el enemigo entre y ataque.
Estos son tiempos de guerra, y la guerra es en lo espiritual en primer lugar. Si no te arrepientes de verdad, el enemigo va a ganar esa guerra, dice el Señor.
Algunos de ustedes nacieron de nuevo y después pecaron con fornicación y no se arrepintieron. Por lo tanto, sus vestiduras quedaron manchadas y hay que lavarlas a través del arrepentimiento genuino.
Noelia: El Espíritu Santo me muestra que algunos de ustedes piensan que deben bautizarse nuevamente en agua, pero esto no es lo que el Señor quiere decir. El Señor dice que tienen que arrepentirse después de cometer ese pecado.
Algunos nacieron de nuevo y después volvieron a fumar y no se arrepintieron. Por eso, sus vestiduras blancas se ensuciaron, y hay que pedir perdón de todo corazón por lo que hicieron. Algunos se convirtieron y después adulteraron y no se arrepintieron, sino que se regocijaron en el adulterio. No se arrepintieron de todo corazón ni pidieron perdón a Dios y a sus esposas.
El Señor dice que su pueblo tiene que ser un pueblo quebrantado, un pueblo que viva de rodillas, reconociendo sus debilidades, un pueblo que le pida al Señor que lo ayude a entender cuándo el arrepentimiento es superficial.
[Apocalipsis 3:4-5] Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
Busco arrepentimiento real, dice el Señor. Busco arrepentimiento completo. Busco que revisen sus vidas para encontrar dónde hay error, dónde se está ofendiendo el sacrificio de Jesús en la cruz y no se está reconociendo el pecado, porque el enemigo viene a exigir derechos legales contra ustedes y va a encontrar a muchos que no me han pedido perdón.
Noelia: El Señor dice que algunos han recibido llamados ministeriales en estos últimos tiempos, y cuanto más las ovejas necesitan la guía, la protección, la restauración y la sanidad que están llamados a darles, más están fallando y no se arrepienten.
Hay apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros que, aunque están nacidos de nuevo, están en pecado y no se han arrepentido. Muchos están en pecado de adulterio, fornicación, masturbación, pornografía, mentira, robo, engaño y falsedad. El Señor está hablando de pecados continuos que uno comete durante años y, en muchas ocasiones, por los cuales ya ni siquiera pide perdón.
Porque estos ministros no se han arrepentido de pecar contra Dios, los derechos que el enemigo gana sobre sus vidas son aún más extensos que los que obtiene contra una persona que ha nacido de nuevo pero no tiene ninguno de los cinco ministerios mencionados en Efesios 4.
El Señor hace un llamado al arrepentimiento real a los profetas, a los evangelistas, a los pastores, a los maestros, a los apóstoles y a todos los que están sirviendo a Dios pero siguen en pecado y no quieren arrepentirse. Se llenan la boca hablando de la gracia y se esconden detrás de ella, pero no quieren reconocer que sus caminos son torcidos y que sus vestiduras están llenas de mugre.
El Señor hace este llamado al arrepentimiento porque hay evangelistas promiscuos y no arrepentidos que creen que, por creer, por hablar en lenguas, por profetizar, por evangelizar o por impartir el Espíritu Santo, el Señor no les toma en cuenta pecados como la fornicación y otros pecados sexuales.
No crean que por evangelizar se van a salvar si siguen en estos pecados sin arrepentirse y pedir perdón, dice el Señor. Muchos me van a decir: «Señor, Señor, ¿no echamos demonios en tu nombre? ¿No profetizamos en tu nombre? ¿No hicimos milagros? ¿No sanamos a los enfermos?»
Sin embargo, no son sus obras las que los van a salvar, dice el Señor, sino un arrepentimiento genuino de todo corazón. No es solo creer en el Hijo de Dios, porque los demonios creen y tiemblan, pero no se arrepienten, ni tampoco pueden. Sin embargo, ustedes sí pueden, pero no quieren hacerlo porque quieren seguir nadando en ese barro.
[Mateo 7:21-23] No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Noelia: Claramente, este pasaje no es para los de afuera, sino para los de adentro del cuerpo de Cristo que no se arrepienten. Es para los que creen que sus obras son suficientes para salvarlos. Aunque estamos salvos por gracia y por la fe del Señor Jesucristo, si después de habernos convertido pecamos de esas maneras y no nos arrepentimos, esa gracia puede dejar de ser gracia.
No se confundan, dice el Señor, porque los milagros que hagan no los van a salvar de los pecados que no han confesado, que no han dejado de practicar, de los cuales no se han arrepentido y no me han pedido perdón. No se confundan, dice Dios, porque el hablar en lenguas no les asegura que su estado espiritual sea el mejor.
No se confundan, dice Dios, porque caminar en poder y en el propósito al cual los he llamado no les garantiza que les voy a abrir la puerta del cielo si no se arrepienten de los pecados en los que están caminando.
[Romanos 3:28] Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Amigos míos, dice el Señor, de esa torta que representa la iglesia hay una porción que una vez estuvo salva, pero que hoy no lo está, porque una vez se arrepintió de verdad y se convirtió de todo corazón, pero después volvió atrás.
Noelia: El Señor me revela que hay habitaciones especiales en el infierno para los que, conociendo lo bueno, hicieron lo malo. Hay habitaciones especiales en el infierno para los que blasfemaron contra el Espíritu Santo, para los que saborearon la gracia de Dios, el don del Espíritu Santo y la manifestación de su poder, y después volvieron atrás en sus caminos, alcanzando aún más oscuridad que los que nunca caminaron en la luz.
Hay un lugar especial en el infierno para aquellos que, habiéndose convertido e incluso habiéndome servido, dice el Señor, comenzaron a pecar voluntariamente sin arrepentirse, dándome la espalda, escupiendo y vituperando el sacrificio precioso y la sangre de Cristo Jesús.
[Hebreos 10:28-29] El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Noelia: El Señor me revela que algunos de ustedes no creen lo que estoy profetizando, pero no creer no los va a salvar del juicio si no se arrepienten del pecado en el que están.
He puesto delante de ustedes la vida y la muerte, dice el Señor. Elijan bien y arrepiéntanse de verdad, antes de que el agua venga sobre sus casas, antes de que los tsunamis profetizados lleguen a sus costas, antes de que el tornado o el huracán les vuele el techo de sus propias casas.
Arrepiéntanse antes de que el granizo venga sobre sus casas, dice el Señor. Arrepiéntanse antes de que el granizo destruya sus cosechas, dice el Señor. Arrepiéntanse antes de que la inundación les quite todo lo que tienen, dice el Señor. Arrepiéntanse antes de que la guerra se vea a través de sus propias ventanas, dice el Señor. Arrepiéntanse antes de que venga la peste más terrible que la que vino en el 2019, dice el Señor.
Arrepiéntanse, dice el Señor, porque viene un virus mortal que arrasará con toda la población.
Noelia: Muchos cristianos, e incluso ministros de Dios, también van a morir, no siempre por causas de juicio, sino simplemente porque ha llegado su hora y también por otras razones.
Así como sucedió en la pandemia del COVID-19, lo mismo va a suceder próximamente con el segundo llamado, dice el Señor. (Noelia: El Señor se refiere a otra pandemia.)
Hijitos, dice Dios, arrepiéntanse antes de que lo que está profetizado en Mateo 24 golpee sus puertas y ya no puedan escapar. Arrepiéntanse ahora y pónganse a cuentas conmigo, dice Dios, porque quiero que estén cerca de mi trono y no lejos. Los amo y no quiero verlos perderse, porque han sido comprados por precio de sangre.
Noelia: El Señor repite que es posible que una persona, una vez convertida, vuelva atrás. Es posible que esto suceda.
Algunos no se van a salvar y elegirán las tinieblas, dice el Señor. Aunque me hayan conocido, algunos van a retroceder y se van a enfriar, y la condenación caerá sobre ellos en un nivel mayor que sobre alguien que nunca me conoció. Es posible que esto pase.
Arrepiéntanse antes de que sus corazones se endurezcan, dice Dios. Arrepiéntanse antes de que sus conciencias queden cauterizadas. Arrepiéntanse antes de que sea tarde y la muerte toque sus puertas y sus moradas, dice el Señor.
Arrepiéntanse ya. Salgan de las aguas contaminadas y lávense a través del arrepentimiento genuino y voy a restaurarlos, porque los quiero recuperar, dice Jesús. Crean o no lo que les estoy diciendo, hay realidades espirituales que no van a cambiar por causa de su incredulidad.
Hijitos, dice el Señor, la salvación se puede perder, porque hay una elección que tiene el hombre. Por eso la Biblia dice que hay que cuidar la salvación con temor y temblor.
[Filipenses 2:12] Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.
Por eso la Biblia dice:
[Mateo 7:22-23] Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Es porque hay una elección que el hombre tiene hasta el final, dice el Señor. Hasta el final aún tiene el poder de decidir si va a elegir entre la vida y la muerte, entre arriba y abajo, entre el cielo y el infierno.
Todo aquel que peca y sabe que peca y no se arrepiente ya no está salvo, y tiene que restaurar su estado a través del arrepentimiento y de pedir perdón, dice el Señor.
Noelia: El Señor está hablando de pecados voluntarios, de personas que saben que están pecando y no quieren arrepentirse porque se regocijan en el pecado como un chancho que se baña en el lodo.
Hay un tiempo que se le da a cada alma para que pueda arrepentirse de todo corazón. Hay muchas oportunidades, dice el Señor, pero conmigo no van a jugar. Conmigo no van a negociar. Yo sé bien lo que hay en ustedes. Yo sé bien quiénes son y conozco a aquellos que quieren hacerme creer que están en santidad, pero ya no lo están, y no voy a contender con estos hombres y mujeres para siempre.
Noelia: El Señor me revela que estos casos, de que alguien convertido no se salve al final, no son abundantes, pero es algo que puede pasar.
Este es un llamado a un arrepentimiento real. Este es un llamado a ponerse a cuentas con Dios. Este es un llamado a que, si tus vestiduras están manchadas por el pecado, vuelvan a ser blancas como la nieve a través del arrepentimiento.
Hijitos, dice el Señor, con las cosas espirituales no se juega. Algunos de ustedes están ciertamente sucios y tienen que cambiar. Puede ser que estuvieron bien conmigo en el pasado, pero si hoy no lo están, lo tienen que arreglar. Su estado espiritual puede cambiar. Ustedes saben de lo que estoy hablando y no quieren reconocerlo.
Noelia: El Señor me revela que algunos de ustedes estaban bien al principio y se mantuvieron bien por un tiempo, pero después se ensuciaron, y saben que es así. Sin embargo, se han aferrado a la idea de que, porque una vez se convirtieron y estaban bien, ya no es necesario hacer ningún esfuerzo para mantenerse bien con el Señor. Pero la Biblia dice:
[Hebreos 10:26-27] Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
Este pasaje habla claramente de lo que el Señor está exponiendo hoy.
Dios dice que el estado espiritual de una persona puede cambiar con el tiempo. Depende de lo que haga la persona cuando encuentre alguna mancha en sus vestiduras durante el camino: si decide limpiarlas o no. Depende de si la persona avanza o retrocede, de si sigue viviendo en santidad o cae en pecado voluntario.
El estado espiritual de una misma persona puede variar a lo largo de los años. Quizás ayer estuvo salvo, pero hoy no lo está, porque está en pecado voluntario y no se ha arrepentido.
La corona puede caerse, pero también puede volver a levantarse, dice el Señor. Depende de la decisión de la persona, porque es una cuestión de elección. La persona tiene que seguir eligiendo el camino de la santidad, seguir eligiendo el camino de la limpieza, seguir negando su carne, seguir resistiendo las tentaciones constantes. Y cuando peque, tiene que arrepentirse de haber pecado, ya sea de manera involuntaria o voluntaria, y limpiarse de inmediato de esa mancha en sus vestiduras blancas.
El estado espiritual de una persona no es como un cubo de hielo en el freezer, dice el Señor. El estado espiritual puede cambiar.
Noelia: El Señor me revela que mantenerse en el estado de salvación es un trabajo continuo, no porque haya que hacer obras para estar salvo, sino porque uno debe cuidar su relación con Dios y el estado en el que está.
Uno tiene que permanecer en santidad, manteniendo las puertas de su vida cerradas al pecado, y preguntarle continuamente al Espíritu Santo si hay algo de lo que tiene que arrepentirse y, si es así, hacerlo de todo corazón. La Biblia dice:
[Hebreos 10:38] Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma.
[Hechos 24:16] Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
Ustedes mismos ven a su alrededor a hermanos que una vez estuvieron bien, pero que hoy están mal, dice el Señor, y no es difícil discernir el estado espiritual anterior del actual en esas personas.
Noelia: El Señor quiere que sepan que Él hace todo lo posible para llamar a cada persona al arrepentimiento. Las redarguye a través del Espíritu Santo, les da oportunidades y les habla de distintas maneras. No es Él quien abandona a estas personas; son ellas las que toman su decisión y abandonan al Señor.
El Señor me dice que hoy puedes estar cerca de su trono y mañana lejos. Hoy puedes ser un obrero aprobado y mañana desaprobado.
Tienes que arrepentirte de todo lo que pueda ofender a Dios y restaurar tu relación con Él, porque Él es un Dios perdonador, misericordioso y paciente. Es un Dios que tiene longanimidad, con la que te espera, te busca, te llama y te ayuda. Pero la elección es tuya.
El Señor me revela que esta palabra ha sido como un martillo que quebranta la piedra y que ha golpeado sus conciencias. Esta palabra ha sido como cuando alguien mete el dedo en la llaga, y ahora muchas preguntas se han encendido en ustedes. Dios es el que lo ha hecho así para que ustedes vayan a Él, le pregunten sobre este mensaje y escudriñen su Palabra al respecto.
Pero, más que nada, esta palabra es como un martillo que ha golpeado a los que no estan arrepentidos, a los que tienen que ponerse a cuentas con Dios.
Siéntense en esta mesa y pongamos las cosas sobre ella y arreglemos, dice el Señor, para que te pongas a cuentas conmigo, para que te perdone, para que te limpie, para que te recompongas, para que recapacites, para que te ayude y te restaure, dice el Señor. Ven y estemos a cuentas, y ya no huyas de mí, porque en el momento dado no quiero que las puertas se cierren en tu cara. No quiero decirte: «Apártate de mí. Nunca te conocí».
Arrepiéntete de tus pecados actuales si aún no lo has hecho, dice Dios, y ponte a cuentas conmigo, porque te quiero cerca de mis brazos y quiero perdonarte, quiero sanarte, quiero ayudarte y quiero restaurarte. Pero no vengas con falsedades, con engaños, con mentiras, ni mostrándome solo a medias las cosas que tienes guardadas y escondidas, dice Dios. Dame todo lo que esté sucio para que Yo pueda limpiarlo a través de un arrepentimiento genuino.
[Isaías 1:18] Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Noelia: Dios es bueno, y por eso no te miente en la cara, sino que pone las cosas sobre la mesa y aclara tus dudas acerca de falsas doctrinas que se enseñan en algunas congregaciones que están torcidas y que interpretan la Palabra como más les conviene, solo para ganar adeptos y para que esas personas sigan congregándose en esos lugares.
No creas esas falsedades, dice el Señor. Créeme a mí. Cree mi palabra y escudríñala. Pregúntame a mí, y Yo te voy a responder, porque me ocupo de los míos y también de ti.
Amén.