Traducciónes: inglés
Bendiciones, amado pueblo del Señor. Para comenzar, quiero compartir un pasaje de una tremenda profecía sobre la guerra entre Irán e Israel, que el Señor me dio el 7 de mayo de 2018.
Ciertamente viene guerra. Irán e Israel pelearán encarnizadamente, pero la guerra no prevalecerá. Será cortada antes de tiempo. Yo seré el que proteja a mi pueblo descarriado. Irán no prosperará, sino que tendrá su merecido por haberse confabulado contra mi nombre.
Irán, hija de Elam, tú serás atacada con armas estratégicas cuando te levantes contra mí, porque tu odio a mi nombre se manifiesta ante el mundo. Todos saben que no me aprecias, mi querida.
Yo vendré sobre tu casa a ponerte de rodillas ante mí, y muchos de los tuyos vendrán a mi trono a reconciliarse conmigo. Muchos de entre tu pueblo se darán vuelta y en plena guerra se entregarán a mí y reconocerán el sacrificio de la cruz.
No titubees en hacer lo que tienes que hacer, pues Yo ya tengo preparado el próximo movimiento en el ajedrez. Levántate y trata de tocarme, que ya verás cómo contesto tu injusticia.
Pobre sierva descarriada, corriste por el desierto, huiste de mí, cuando Yo aún te llamaba y te decía que era tu Padre. Ni aun así me creíste, mi niña, sino que quisiste hacer lo tuyo y huir como una sierva que corre desaforada para escaparse de mí.
Pero ahora viene tu hora: hora de que alguien te ponga un freno, hora de demostrarte quién soy a través de la niña de mis ojos.
Vuélvete a mí y Yo voy a sanar tus heridas, y ya no serás huérfana, sino que tendrás un Redentor que te busca y te observa.
Mañana sucederá esto, en el tiempo estipulado. El reloj corre y corre, y cada paso de mi plan se va cumpliendo, sin que nada quede afuera.
Oh Irán, ¿por qué te fuiste de mis arroyos de agua dulce, donde bebías de mi ternura? Ahora mira lo que ha sido de ti sin mi paciencia, porque piensas que en tus armas está tu fuerza. Qué ignorancia la tuya, de pensar que tienes más poder que Yo, tu Creador.
Por lo tanto, cuando te levantes contra mi nombre, voy a recordarte quién soy, y retrocederás como un perro que quiso morder pero después se arrepintió y se fue llorando, apabullado. Así será, porque así lo he pensado Yo, la mente perfecta.
Muchas naciones van a levantarse y van a abrir sus depósitos de armas que han tenido guardadas mucho tiempo, tratando de vencer. Pero las victorias las daré Yo, para que se cumpla lo que está escrito sobre estos tiempos.
En detalle se ha cumplido lo que el Señor dijo: que la guerra no prevalecerá y que Irán tendría su merecido.
Vemos cómo esta guerra, que parecía destinada a continuar y a derivar en cosas mayores, ha encontrado su fin en la acción. Sin embargo, no hay paz, y este es uno de los mensajes del Señor, en primer lugar para su pueblo. La serpiente no se va a quedar quieta.
El Señor llama «serpiente» al líder supremo de Irán y al régimen que hoy gobierna ese país; no a los ciudadanos de Irán que no se mueven por un espíritu de antisemitismo, sino específicamente a aquellos que tienen las riendas de ese país y de otros grupos terroristas, a los que utilizan para exterminar a los judíos si les fuera posible.
Yo veía a esta serpiente poniendo huevos a modo de explosivos en distintos países del mundo, y ya vemos hoy cómo el régimen de Irán se ha levantado contra todos los judíos que viven allí y contra todo aquel que pueda representar una amenaza para el régimen.
Oremos por ellos, oremos por el pueblo de Irán, oremos por Israel, por Estados Unidos y también por Argentina. Porque todo aquel que se constituye amigo de Israel se convierte automáticamente en enemigo de Irán, según el Ayatolá y sus muñecos.
Este es un tiempo de cumplimiento profético de muchas cosas: de cosas que están escritas desde hace tanto tiempo en la Palabra, y también de cosas más específicas y con una localización más exacta, de las que el Señor ha hablado desde hace tantos años a través de sus bocas proféticas.
Es necesario escuchar la voz de Dios a través de sus profetas en este tiempo turbulento, donde, si bien las armas han quedado en pausa, no hay una paz real ni una bandera blanca levantada, y tenemos que seguir preparándonos para lo que viene y para lo que continúa.
Estoy viendo ahora a un leviatán moviéndose en el océano, debajo de las aguas, y preparándose para alzar la cabeza. Y el Señor dice así a su pueblo:
Hijitos, vuelvo a repetir que se preparen y que no se confíen por lo que ellos hablan, porque esta paz ha sido forzada, dice el Señor. No es una paz real. Y aunque Yo le he puesto un freno a este perro, que a su vez lleva detrás de él a otros perros con otras riendas, esto no ha terminado, porque es lo que está escrito para este tiempo.
Noelia: Me vienen a la mente pasajes de la Biblia como Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13, que hablan de los tiempos postreros y dicen que nación se levantará contra nación y que reino irá contra reino.
En esta oportunidad quiero recordarles Lucas 21, donde están escritas de una forma un poco más impactante las mismas cosas que se mencionan en Mateo 24 y Marcos 13.
[Lucas 21:10-11] Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo.
Se habla de paz, dice Dios, pero es una paz momentánea. Es una paz ficticia y forzada, en la que ustedes no tienen que creer.
Noelia: El Señor me revela que lo que ha sucedido en estos días entre Irán e Israel, con la intervención de Estados Unidos, ha sido simplemente una pausa; una pausa que viene de parte de Dios, porque todavía tienen que levantarse más naciones en contra de Israel.
Esta pausa momentánea es necesaria, porque se necesita tiempo para que aún más personas lleguen a odiar a Israel, para que el espíritu de antisemitismo, que ha sido lanzado por todo el mundo, siga haciendo su trabajo y recogiendo adeptos, de modo que, llegado el momento, todos esos ejércitos mencionados en la Biblia vengan contra Jerusalén en los últimos días.
Mientras Israel dice que ha logrado una paz con Irán, Irán se prepara aún más y gana tiempo para conspirar contra Israel.
Es necesario que todo esto acontezca, dice el Señor, y recuerden que no hay paz. No porque mis siervos lo estén diciendo, sino porque Yo lo dejé escrito: que habrá guerras y rumores de guerras, y que nación se levantará contra nación y reino contra reino.
Noelia: El Señor me ha revelado que cuando la Palabra dice «reino contra reino», esto también se refiere a coaliciones y alianzas de países.
La cabeza de la serpiente ha quedado viva, dice el Señor. Por lo tanto, seguirá haciendo su trabajo, seguirá comiendo lo que tenga que comer, seguirá aprovechando cada segundo que esté viva, dice el Señor, refiriéndose a Alí Jameneí, el líder supremo de Irán.
El Señor me revela ahora que cada segundo de vida que él tenga lo va a utilizar doblemente en contra de Israel, peor que antes, porque ahora valora la vida más que hace un mes atrás.
Su vida ha sido sacrificada a Alá para el propósito satánico de destruir a mi pueblo, dice el Señor, la descendencia escogida que Yo planté en esa tierra.
Oh hijitos, dice el Señor, ¿cuántas veces les he hablado? ¿Cuántas veces les he advertido que no crean lo que se dice? Ellos se dan la mano y se llenan la boca diciendo: «Yo logré la paz», «No, no, yo fui el que la logré» o «Sí, pero tú la lograste por causa de mis acciones, de mi inteligencia, de mi sabiduría», y no saben que ellos ya tienen armas nucleares.
Noelia: El Señor me revela que Irán ya tiene armas nucleares y que están escondidas debajo de la tierra.
Esas armas ya están ahí, dice el Señor, lo digan o no, lo publiquen o no, lo expresen o no.
[Daniel 2:22] Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
Los otros países hablan sobre algo que creían que solo se estaba armando, cuando en realidad eso ya está hecho, y de lo que se estaba hablando era de apretar el botón rojo para exterminar al pueblo de Israel.
Amigos, dice el Señor, ya les he dicho tantas veces que tienen que prepararse para lo peor. La Biblia avisa que cuando ellos digan «paz y seguridad», ahí vendrá la destrucción repentina.
Cuando ustedes vieron que esa guerra de los 12 días no era un juego y que realmente se estaban abriendo las puertas de los depósitos de armas más importantes del mundo, y que se preparaban los aviones más veloces, más potentes y más avanzados, dice el Señor, sus rodillas temblaron por un momento y pensaron: «Quizás tenemos que empezar a tomar más en cuenta lo que Dios está diciendo y lo que Dios dejó avisado». Pero tan pronto como ellos dijeron que bajaban las armas y que se levantaba una bandera de paz, ustedes se volvieron a sentar.
Ustedes no tienen que tomar en cuenta lo que ellos dicen, sino lo que está escrito en mi Palabra, dice el Señor.
[1 Tesalonicenses 5:3] Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
Este pasaje no es solamente para los que están en el mundo, dice el Señor. Este pasaje no cuenta únicamente para los que no Me conocen, sino también para mi iglesia. Mi iglesia toma los avisos de paz y seguridad como si fueran reales, permanentes y duraderos, y no toma la parte de la Escritura que dice: «vendrá sobre ellos destrucción repentina». La destrucción repentina vendrá sobre todos los que crean que viene paz y seguridad permanente.
Noelia: Hace años que el Espíritu Santo ha avisado que este es el tiempo de los dolores de parto, y este versículo conecta con los pasajes que mencioné anteriormente (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21), que dicen que las señales del fin indican solamente el principio de dolores. Ya estamos en esos dolores de parto, y la mujer va a seguir teniendo contracciones, sufriendo y gimiendo, hasta que realmente venga el fin.
Ustedes están alertados, advertidos y avisados desde hace años y años y años, dice el Señor, y están viendo cómo la olla se calienta, las aguas se agitan y todo se va cumpliendo de pe a pa. Pero siguen siendo rápidos para volver a sus camas, comportándose como holgazanes espirituales, como irresponsables de la fe, como negligentes, incluso con lo que los estoy llamando a hacer.
Oh amigos míos, dice el Señor, les he levantado profetas que suenan de día y de noche en todas partes del mundo, que se han quedado casi sin aire por haber hecho sonar tanto y tanto esas trompetas en sus bocas, pero no han querido escuchar y no los han tomado en serio.
A mi pueblo le gusta escuchar la palabra profética, dice Dios, pero no le gusta obedecerla. Mi pueblo no entiende que es más importante obedecer la palabra que escucharla. Muchos de ustedes escuchan, pero esa semilla profética cae en una tierra que no es fértil, porque no hay profundidad en sus corazones. Ustedes escuchan la palabra, dice el Señor, pero no la dejan arraigarse en sus corazones y no la alimentan a través de la obediencia para que crezca.
Estoy cansado de ver cómo mi pueblo se pone una venda en los ojos y niega lo que va a venir al mundo, dice el Señor, cuando lo que está viendo es solamente un bosquejo, apenas la punta del iceberg. Mi pueblo no reacciona.
Hago sonar las alertas, dice el Señor, pero cuando se calman las cosas, en vez de permanecer separados y ya no sentarse más, ustedes vuelven al estado anterior, vuelven a la tibieza, vuelven a quitarse el anillo de compromiso conmigo, dice Jesús.
Amigos míos, ahora viene lo peor. Ahora, el que no se haya abrochado el cinturón en este vuelo turbulento va a enfrentarse con las consecuencias de esa negligencia. Ahora, el que no quiso escuchar va a tener que aprender rápido, y no va a tener el mismo tiempo que tuvieron los demás, que sí escucharon los avisos y las alertas.
Ahora realmente viene la parte más peligrosa de la montaña rusa: la parte más alta, la parte más rápida, la parte con más curvas. Eso es lo que viene ahora, dice el Señor. Todo lo que pasó hasta acá fue un ensayo para lo que va a venir después.
Noelia: Estoy viendo una obra de teatro ahora. Y el Señor me dice que lo que hemos visto hasta aquí fue únicamente un ensayo. Fueron las primeras contracciones de la mujer en cinta: las que menos duelen, las más fáciles de soportar, las más cortas y espaciadas.
Pero ahora el tiempo se acelera y los días realmente se ponen malos, dice el Señor. Muchos hijos de mi pueblo van a sentir como si les dieran una cachetada en la cara, como si les tiraran un balde de agua fría en la cabeza, como si los sacudieran para que despierten.
Esto es lo que va a pasar, dice el Señor, y lo voy a hacer para salvarlos de su propia negación, de su propia holgazanería, de su propia falta de compromiso, de su propia tibieza. Todo lo que va a venir a partir de ahora, tengo que hacerlo para rescatar a la mayor cantidad posible, dice el Señor, porque si no vendría lo peor, perdería más almas.
Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance y todo lo que tenga que hacer para salvar a la mayor cantidad posible de esos que ahora están dormidos y que los están tomando como locos a ustedes, los que sí entienden, los que sí reaccionan, los que sí escuchan.
Hay un remanente que sí oye, que sí abre sus oídos, que sí es entendido, que sí quiere saber. Y no solo eso, sino que sí obedece, sí responde, sí está en movimiento, sí trata de redimir el tiempo.
Y hay otro sector de la iglesia que ahora se burla de este remanente obediente, que nos vitupera, que nos llama locos, exagerados, sensacionalistas, conspiranoicos y muchas cosas más. A veces incluso nos insultan, nos dejan de lado y se apartan, nos acusan y nos expulsan de las congregaciones.
Pero va a llegar el momento en que muchos de ellos se van a arrepentir y se van a dar cuenta de que lo que les veníamos advirtiendo era cierto, me dice el Señor.
Ellos no creen ni a las Escrituras, ni a las bocas proféticas, ni siquiera a los simples hermanos que también estoy usando como atalayas sobre lo que viene, dice el Señor. No creen a lo que está escrito, ni mucho menos a los sueños y visiones que les estoy dando.
Se llenan la boca diciendo que conocen lo que está escrito, pero no lo creen. Sin embargo, dice el Señor, todo lo que está escrito lo verán desplegarse ante sus ojos, como un lienzo que baja del cielo, y ahí van a entender lo que está escrito.
Hay cosas que la mayoría no entiende y no las van a entender hasta que las vean cumplirse, dice el Señor. Y ahí los falsos maestros van a quedar al descubierto por haber enseñado cosas que no son.
Agárrense fuerte y tómense de mi mano, dice Jesús, porque ahora, cuando viene el sacudón verdadero, los que estén parados sobre la roca van a sobrevivir victoriosos.
Amados míos, viene mortandad, dice el Señor. Vienen pestes mayores que no podrán ser detenidas. Vienen cánceres desconocidos, rápidos, incurables y mortales.
Los científicos y los médicos se van a alegrar por encontrar la cura para ciertos tipos de cáncer, dice el Señor, sin saber que lo que se avecina es muchas veces peor que lo que existió hasta ahora. Cuando descubran una cura para enfermedades mortales existentes, lo que viene se les va a escapar de las manos y no van a alcanzar a celebrar los nuevos descubrimientos científicos en el área de la medicina, dice el Señor.
Van a venir cosas mucho peores por causa del pecado del mundo, porque los niveles de pecado son cada vez mayores y el pecado llega cada vez más lejos. Por lo tanto, el diablo adquiere un derecho legal cada vez más amplio para hacer sufrir al hombre de maneras más horrorosas y extensas, para torturarlo a través de enfermedades, dice el Señor.
Noelia: Y me vienen a la mente estos versículos:
[Apocalipsis 9:3-5] Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
[Apocalipsis 6:7-8] Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.
Veo que vienen cánceres con una velocidad mayor para devorar la carne, y también veo animales que matan a las personas, en algunos casos para devorarlas vivas, y en otros simplemente para matarlas.
El Señor me revela que esto va a suceder por causa del nivel en el que las personas le están dando lugar y permiso al espíritu de homicidio para manifestarse a través de ellas, no solo en lo físico, sino también en el corazón, lo que otorga al diablo más derechos legales para matar.
Esto sucede no solo en los no convertidos, sino también a veces en los convertidos. Cuando odian a alguien, ya están pecando y le están dando lugar a un espíritu de homicidio en el corazón. Es tanta la legalidad que este espíritu tiene en la tierra, que el diablo puede usar a las fieras para matar a las personas, porque nosotros se lo hemos permitido.
Estos últimos días son tiempos extremos, donde las personas ya no se van a comportar como antes, de una manera balanceada. Ya no habrá medias tintas. O eres de un equipo, o eres del otro. O te santificas, o te endemonias cada vez más.
El que antes se entregaba al enemigo de tal manera que en su cuerpo vivieran uno, dos o tres demonios, ahora le va a dar un derecho legal al diablo para llenarlo con legiones de demonios. Por lo tanto, la gente no se va a comportar igual, y ya estamos viendo que no se comporta igual.
Esa es otra de las cosas de las que el Señor viene hablando a través de este ministerio. Y me viene a la mente la profecía llamada «Hedonismo sin barrera», donde el Señor habla, por ejemplo, de las locuras que los hombres van a hacer con los robots, algo que hoy se ve cada vez más normal.
Algunos tienden a pensar que eso es para un tiempo lejano, que va a tardar mucho más, y no entienden que la Biblia dice que el tiempo se va a acelerar en estos días y que las cosas van a acontecer más rápido de lo normal.
El cumplimiento de las profecías es cada vez más rápido. La ciencia y la tecnología avanzan cada vez más rápido. La vida del hombre cambia, y también su mentalidad y su forma de pensar. El hombre peca en un nivel mayor y en mayor cantidad, sin freno y sin medias tintas, y esto le da derechos legales al diablo para matar al hombre de formas atroces a través de nuevos virus y de nuevas pandemias.
La pandemia del COVID-19 fue solo un ensayo, solo un comienzo para prepararnos. Pero lo que viene es peor, más rápido y difícil de frenar, y va a ser más complicado protegernos de ello. No alcanzará solamente con cerrar las puertas y las ventanas, con una cuarentena normal, porque los virus van a ser mucho más contagiosos.
Realmente vienen cosas duras a la tierra, y ahí se van a acordar de mí (Noelia). Eso es lo que el Espíritu Santo me dice. A veces, cuando recibo revelaciones, digo: «¡Guau!», porque me asombro yo misma, y algunos de ustedes me critican por eso. Pero cuando vean las cosas que vienen, ustedes también van a decir: «¡Guau! Ahora sí sé por qué la hermana Noelia decía ‘guau’».
Eso les va a pasar porque el Señor se fija en cada detalle: en cada justicia y en cada injusticia. Y eso no es algo que me pone contenta. Yo solo repito lo que Dios quiere que diga, porque hay corazones que pensaban eso que acabo de nombrar.
Lucas 21 dice que habrá terror. Habrá terror. Habrá terror. No se han frenado las armas. Son armas de destrucción masiva. Y vuelvo a ver cuerpos que se deshacen mientras están parados, cuando estas armas se detonan.
Hay láseres que harán desaparecer a los hombres como en las películas de ciencia ficción, dice el Señor.
No es un tiempo para estar jugando a la ruleta, dice el Señor. Reaccionen y pónganse a cuentas. Déjense de dar vueltas y hagan lo que tengan que hacer. Avisen al que haya que avisar, dice el Señor, al menos con los pasajes que están escritos en la Biblia. Ni siquiera hace falta que compartan profecías que no están en la Biblia. Al menos utilicen lo que está escrito mientras puedan, dice el Señor.
Hoy se ríen de mis atalayas, se burlan de ellos, les dicen exagerados y locos, dice el Señor, pero mañana van a decir: «Cuánto los extraño. Ojalá hubiera escuchado. Me arrepiento de no creer».
Noelia: Esto van a decir, porque van a ver a través de sus ventanas lo que yo estoy anunciando desde hace años, y las pestes van a entrar en sus casas, porque Dios va a probar a su pueblo. Lo que viene no es solamente para los de afuera, sino en primer lugar para los de adentro, porque el juicio empieza por las casas de Dios.
No van a ser solamente los de afuera los que sientan este terror mencionado en Lucas 21, dice el Señor. Y algunos de los de afuera van a estar más preparados que los de adentro, y muchos de ellos se van a convertir de todo corazón y se van a entregar al 100%, no como ustedes, los que son tibios, los que escuchan y tiran a la basura las palabras que les estoy entregando.
Terror van a sentir los que dicen que son míos y no lo son, dice el Señor. Ellos van a sentir terror cuando vean que la profecía del asteroide se convierte en realidad y cambia el mundo para siempre, dejándolo al borde del abismo.
Ahí se van a arrodillar y se van a arrepentir de ser incrédulos, desobedientes, malos hermanos y traidores de la iglesia verdadera, que les anunció por tanto tiempo lo que iba a pasar, dice el Señor.
Estoy indignado, porque no reaccionan ni con las señales de las guerras, ni con las señales de las pestes, ni con las señales en los cielos, ni con las señales que les doy a través de periodistas.
Noelia: El Señor me revela que el Espíritu Santo a veces inspira a los periodistas del mundo a que utilicen palabras bíblicas, aunque no conozcan la Biblia; palabras clave que están escritas en la Biblia para estos tiempos postreros, para llamar la atención de los hijos de Dios que los escuchan y para que digan: «Ah, pero esa palabra está en la Biblia, y la está mencionando un periodista que no conoce a Dios. Qué raro».
Muchos de ustedes están afanados por tener un auto nuevo, por lograr nuevas adquisiciones económicas, por encontrar una esposa o un esposo, poniendo cualquier cosa antes que el Señor. Y, si no llegan al punto donde verdaderamente ponen a Dios primero que todo lo demás, a muchos les va a pasar que, cuando consigan lo que desean, va a venir contracción tras contracción, y el agua de los juicios que vienen sobre la tierra se lo va a llevar. Se va a llevar lo que tanto esperaron durante tantos años.
Esto no es porque Dios quiera quitárselos o porque Él no los ame, sino porque en estos juicios muchos de nosotros vamos a perder gente que amamos, gente cercana. Padres, madres, hijos, familia, amigos, pastores, hermanos en la fe se van a ir en medio de estos juicios.
Vuelvo a repetir: no es solamente para los de afuera. Hay gente que se va a morir como en el COVID. ¿Cuántos cristianos murieron durante el COVID y no lo pensaban? Decían: «A mí no me va a tocar, porque soy hijo de Dios», y se equivocaron.
Dios va a probar nuestra fe, aun hasta la muerte si hiciera falta, a través de enfermedades, de eventos catastróficos, de guerras y de todo lo que está escrito. Dios nos va a probar, justamente porque decimos que tenemos fe.
Y para muchos de ustedes, los que están afanados, justo en el momento en que consigan eso que tanto idolatraron y que tanto quisieron —en vez de poner su mirada primeramente en el reino de Dios y su justicia, en vez de amar a Dios con todo su corazón, mente, alma y fuerzas, como dice el primer mandamiento, en vez de ponerlo a Él en el primer lugar, en el trono de sus corazones—, justo cuando consigan lo que querían, va a venir el agua y se lo va a llevar. Se va a abrir un socavón que se va a tragar ese auto por el cual estuviste trabajando diez años, en vez de dedicar tu tiempo a servir al Señor.
No estoy diciendo que está mal tener una esposa o un auto, pero idolatrarlos sí está mal. Ponerlos primero sí está mal. Trabajar en pos de cumplir nuestros propios deseos antes de cumplir los deseos del Señor, sí está mal. Perder el tiempo sabiendo que con nada vinimos y nada nos vamos a llevar, como dice el libro de Job, sí está mal.
[Job 1:21] y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.
Ahora abróchense los cinturones, dice Dios.
Noelia: Y Dios me revela que se cierra un ciclo de años y se abre otro, y las cosas toman un rumbo diferente.
Viene una crisis económica al mundo como nunca antes se vio en la tierra, y todos los ahorros en los cuales habías puesto tu seguridad se te van a quitar en un abrir y cerrar de ojos. Tus cuentas van a quedar en blanco, en cero.
¿Estás preparado para eso? ¿Qué vas a pensar del Señor cuando permita que eso te pase para probar tu fe, para ver si eres capaz de creer en su provisión y no en tu provisión?
Viene el agua sobre las costas, dice el Señor. Vienen tsunamis sobre las costas. Los volcanes van a seguir gritando enfurecidos y van a seguir escupiendo el odio que la gente escupe. ¿Y ustedes qué van a hacer?, pregunta el Señor. ¿Van a mantener su boca callada como hasta ahora, o van a hablarles de mí para que quizás, mientras el cuerpo sea destruido, sus almas se salven?
Dejen de cosechar y de trabajar para lo que perece, dice el Señor, y empiecen a cosechar para lo que perdura en la vida eterna. Entiendan que tienen que quitar los ojos de lo terrenal y ponerlos en lo celestial. Entiendan que lo que hoy tienen se les puede quitar de un momento para otro. No de un día para otro, sino de un momento para otro. En un segundo pueden perder todo eso a lo cual hoy se están aferrando.
Lean el libro de Job, porque muchos van a pasar por ese proceso. Es necesario para que sean despojados de todo lo que los frena y de todo lo que los ata a este mundo terrenal, que no les deja crecer en lo espiritual y les está robando la fe.
[Juan 6:27] Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre.
Señores, dice el Señor, Yo les he llenado la mesa de comida. Les he dado comida fácil para comer, les he dado comida elaborada, e incluso les he dado manjares. He puesto dulzuras sobre su mesa, he puesto postres, he puesto pan de lo mejor y vino del más caro, dice el Señor, y ustedes tiraron todo eso al piso, despreciando lo que les he dicho.
No han querido comer, ni lo fácil ni lo difícil, ni lo bueno ni lo malo. No han querido escuchar, ni lo fácil de digerir ni lo que lleva más tiempo de digerir. Y llega el punto de la separación del trigo y la cizaña.
[Proverbios 23:5] ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.
Eso es lo que le va a pasar a muchos hijos de Dios que se creyeron invencibles por causa de lo que lograron, que se enorgullecieron por sus propios logros, que pusieron su confianza en cualquier otra cosa menos en Dios, que se volvieron carnales y ya no espirituales.
Mediten en esto y cambien en su corazón para despojarse de cualquier cosa que esté antes que Yo, dice el Señor, para que quizás no haga falta que se les sea quitado eso.
Les hablé de blanco y les hablé de negro, dice el Señor. Les hablé del cambio que vendrá al hombre. Les hablé de los dos extremos a los que llegará la tierra. Les hablé de una imparcialidad que empezaba a borrarse en las actitudes de los hombres en los últimos días. Les hablé de la polarización de todas las cosas, dice Dios.
Les hablé como alguien que rodea a una persona y le habla desde distintos frentes, dice el Señor, formando un círculo alrededor de ella para ver si escucha de alguna manera. Los rodeé de oportunidades, dice el Señor, y las descartaron todas. Los llamé por las buenas, por las malas, por lo fácil, por lo difícil. Levanté trompetas que sonaron a bajo volumen, otras a mediano y otras a alto, dice el Señor, advirtiéndolos de que lo que estaba escrito se iba a cumplir en este tiempo.
Dirijan sus ojos a Jerusalén y vean cómo esa copa sacude al mundo entero, dice el Señor, porque para eso está creada esa copa: para agitar a las naciones, para derramar la sangre del Santo de Israel que fue colgado en esa tierra, en esa cruz. Esa sangre derramada es la que estaba en esa copa en la tierra de Israel y la que va a traer juicio a las naciones.
Entiendan que estos son tiempos apocalípticos, que estos son los tiempos venideros anunciados, que estos son los últimos tiempos, dice el Señor. Estos son recién los principios de dolores. Las cosas van a empeorar, y ustedes van a ser perseguidos hasta la muerte.
Van a ser entregados por sus propios hermanos, y ellos mismos van a recibir recompensa como Judas para entregarlos en las manos de sus propios pastores, porque primero lo pasé Yo, dice Jesús. Mi propio amigo me entregó y me vendió por precio de plata, y lo mismo van a hacer con ustedes, porque Yo lo pasé primero y ustedes no son mayores que Yo, dice Jesús.
Persecución viene al mundo entero. Va a haber ejércitos de persecución, ejércitos de control mundial, ejércitos con la función de mantener el orden mundial que ellos van a establecer. Va a haber una regla general en toda la tierra, dice el Señor, y ustedes van a escapar a los montes, a los collados, a las cuevas, andando errantes por todas las naciones, dice el Señor. Esto va a pasar.
Abran su mente e interpreten la Escritura tal como está, dice el Señor, no como ustedes quieren interpretarla, porque la persecución viene al mundo entero y el Deseado de las naciones no va a volver antes de que todos los que tengan que ser probados sean probados.
El arrebatamiento de la iglesia no se va a concretar hasta que las cosas no lleguen a un límite. No se va a concretar antes de que caigan en el abismo, antes de moverse la ficha final, dice el Señor.
Ahí es donde me los voy a llevar: cuando verdaderamente me muestren que lo que dicen es cierto y que no mienten, dice Jesús, cuando verdaderamente los míos tomen en serio lo que significa seguirme. Ahí voy a venir: cuando sus ojos estén abiertos y no cerrados como hoy, cuando tengan tanta luz por estar tan llenos del Espíritu de Dios. Ahí voy a volver y ahí los voy a llamar como voz de trompeta: cuando estén despiertos, activos, creyendo, alertas, y no antes.
Y para que eso pase y no sean solo unos pocos los que vuelen, dice el Señor, tengo que agitar todas las cosas.
[Hebreos 12:26-27] La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.
Cuando dice «todo», el Señor está hablando de todo: política, economía, lazos interpersonales. Todo lo que pueda ser sacudido en la vida de un hombre va a ser sacudido, y nosotros vamos a estar acá, hasta el punto crítico, cuando hayamos pasado la prueba que viene al mundo entero.
La fe tiene que ser inconmovible, dice el Señor. Por lo tanto, voy a sacudir todo alrededor de sus vidas, lo que se pueda sacudir, para que solamente les quede lo que no se puede sacudir, si es que de verdad no se puede sacudir, que es la fe. Me quiero quedar solo con lo inconmovible, porque no quiero nada más de ustedes que su amor y su fe.
Noelia: Somos como alguien que tiene tantas cosas encima que el Señor tiene que sacudirlas para que caigan y para que solo quede lo que nadie puede quitar: la fe y el amor a Dios.
Prepárense, amigos míos, dice el Señor, y tengan esperanza. En vez de bajar la cabeza, levántenla, porque la redención está cerca. Cuando vean que todo se acelera y la cosa se agita más, y la olla arde más que antes, y los eventos finales empiezan a desencadenarse, más contentos deberían estar, sabiendo que la redención de ustedes está cerca.
Los amo, dice el Señor. No estoy hablando de nada que no hayan leído, no les estoy diciendo nada que no esté escrito, pero sí estoy tratando de agitarlos, para que tal vez se pongan a cuentas y se limpien las vestiduras, aquellos que las tienen manchadas, y dejen de jugar con las cosas espirituales, los que están siendo como niños inmaduros en la manera de pensar acerca de la fe de Jesús.
Los estoy sacudiendo con esta palabra profética para que crean que lo que viene al mundo es mortal, dice el Señor. Mediten en esto y no le den lugar al miedo. No teman a la muerte física, pero sí teman a la muerte espiritual.
[Mateo 10:28] Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
El Señor dice que estén listos todos, como si mañana se los fuera a llamar para dejar todo y comenzar una vida nueva. Porque eso les va a pasar a muchos. Van a tener un cambio de vida tan repentino que no van a tener tiempo de vender la casa. En algunos casos, ni siquiera van a tener tiempo de hacer las valijas, porque tendrán que huir.
Algunos van a vivir cambios repentinos y no van a tener tiempo de prepararse. Por eso es tan importante estar desligados de todo lo material. Tienen que estar listos ya, hoy, ahora, para que, si les dicen: «Hay que salir de la ciudad porque explotó tal volcán, porque se viene el agua, porque viene un tsunami o porque nos invadieron», dejen todo de un momento a otro. Su corazón ya debe estar preparado para eso.
Es muy importante lo que estoy diciendo: no aferrarse a ninguna casa, a ningún auto, a ninguna ropa, a nada; tener la mochila siempre lista para catástrofes y para salir corriendo en cualquier momento, me dice el Señor, porque las cosas que vienen son repentinas justamente para probarnos. Es fácil tener tiempo para prepararse y continuar caminando en fe, pero no es tan fácil cuando el Señor prueba nuestra fe de tal manera que tengamos que dejarlo todo.
Tenemos que estar libres en nuestro corazón. Si tengo que irme de mi casa hoy y dejar todo lo que tengo, no me tengo que lamentar por nada: ni por ese vestido bonito, ni por ese piano que finalmente me compré y que estoy pagando en cuotas, ni por ese auto que acabo de cambiar y que me costó años de trabajo, ni por ese puesto en el trabajo al que justo me habían ascendido.
Tenemos que seguir viviendo de manera normal, pero estando libres de todo en el corazón: como teniéndolo todo, pero también como listos para no tenerlo; libres para ser llevados por el viento en cualquier momento y para ser como nómades, sin morada fija.
Amén.