Bendiciones, amados pueblos de Dios. Bienvenidos a una nueva transmisión profética de la fecha 13 de septiembre del año 2024, en donde el Señor quiere hablar a sus hijos, a las naciones, a su pueblo, a todos aquellos que tengan oído para oír, a todos aquellos que quieran escuchar.
Gracias Señor por todo lo que vas a decirnos hoy. Gracias por la claridad y el entendimiento que nos vas a otorgar hoy. Gracias, por la luz que vas a traer hoy sobre algunos asuntos que son importantes de entender y de tener en cuenta en estos últimos días, a donde todo se va cuesta arriba, cuesta arriba, donde todo se está agitando, a donde los tiempos se van volviendo cada vez más tramposos y peligrosos.
Te damos gracias, Señor, y le damos lugar a tu Espíritu Santo. Muévete, Espíritu Santo de Dios, en esta plataforma, que es para glorificar a nuestro Padre Celestial con total libertad.
Yo veía más temprano cuando estaba en mi cuarto secreto, porque en el cuarto secreto el Señor te llena de palabras para que después, cuando vayas al público, las hables, las entregues, si esa es la voluntad de Dios.
Y cuando fui a mi cuarto secreto en el día de hoy, veía constantemente al profeta Daniel, veía al carácter de Daniel, y el Espíritu Santo me hacía entender que sobre él, el Señor iba a hablar en esta transmisión profética.
[Daniel 5:12, RVR1960] por cuanto fue hallado en él mayor espíritu y ciencia y entendimiento, para interpretar sueños y descifrar enigmas y resolver dudas; esto es, en Daniel, al cual el rey puso por nombre Beltsasar. Llámese, pues, ahora a Daniel, y él te dará la interpretación.
Así que yo ya escucho al Espíritu Santo de Dios, que comienza a hablar a su pueblo hoy, y estoy viendo en este momento, a la misma vez, a un hombre, a un hombre que está lleno de luz, a un hombre en el cual habita la Revelación. Yo estoy viendo a este hombre en esta visión que es el profeta Daniel, y estoy viendo que en él habitaba la luz, y que esa misma luz tenía que ver con la Revelación que él tenía.
Es decir, yo estoy viendo a este personaje, estoy viendo la silueta, a la silueta de Daniel, en esta visión que estoy teniendo en este momento, y este hombre está lleno de luz. Es una luz que encandila, y al mismo tiempo escucho la palabra Revelación, y el Espíritu me hace entender que él tenía Revelación para descifrar sueños o interpretar sueños, descifrar enigmas y resolver dudas, porque habitaba la luz de Dios en él, en un nivel muy alto.
Él estaba lleno de Dios, él estaba lleno de la luz en la que Dios habita, porque dice la Palabra de Dios, que Dios habita en luz inaccesible. Y yo estoy viendo y estoy sabiendo al mismo tiempo, mientras el Espíritu me muestra estas visiones, que en el lugar a donde habita el Padre, literalmente la Luz en la que en Él habita es tan grande, es tan poderosa, alumbra tanto que no se puede acceder a ella. Es una Luz literalmente inaccesible.
[1 Timoteo 6:16, RVR1960] El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
Alabado sea el Señor por este hermoso versículo, que muestra y habla de aquel Dios al que nosotros seguimos, en el que creemos, al que servimos.
El Espíritu Santo me hacía entender que esa misma luz que estaba en la habitación del Trono, por decirlo de alguna manera, en donde habita nuestro Dios Todopoderoso, es la que habitaba en Daniel y la que le daba revelación a Daniel. Y que esa es la razón por la cual él estaba lleno de entendimiento, lleno de inteligencia. También dice la Biblia, en otro pasaje donde habla sobre Daniel, lleno de conocimiento. Daniel era inteligente en las cosas espirituales.
Él era entendido de las cosas espirituales. Pero ¿por qué es lo que el Señor quiere apuntar en esta noche? ¿Por qué era así? Era así porque Daniel estaba permanentemente en la presencia del Señor. Y cuando Daniel estaba en la presencia del Señor, se llenaba de esa luz de Dios, que a su vez le traía revelación.
El Espíritu Santo me trae a la memoria, el versículo donde Daniel habla de los que resplandecerían. Si no me equivoco, algo como que los entendidos en los últimos días resplandecerían. Serían como la luz de las estrellas del firmamento. Daniel mismo hablaba acerca de la luz con la que portan los hijos de Dios.
No sé a ustedes, pero yo ya me estoy entusiasmando mientras el Señor me revela acerca de Daniel, de lo que Daniel escribió y de qué relevancia tiene eso para nosotros en estos últimos días.
[Daniel 12:3, RVR1960] Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Entonces, el Espíritu Santo me traía al recuerdo este pasaje, Daniel 12, 3. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que enseñan la justicia, presten atención porque no dice todos resplandecerán como el resplandor del firmamento, dice que los entendidos y los que enseñan la justicia a la multitud resplandecerán como el resplandor del firmamento, como las estrellas a perpetua eternidad.
¡Qué hermoso pasaje que tiene que ver con nosotros! El Espíritu Santo en esta noche te va a enseñar cómo estar lleno de la luz de Dios, cómo resplandecer como el resplandor del firmamento, cómo resplandecer como las estrellas a perpetua eternidad.
El Espíritu Santo me dice que Daniel entendía sobre la luz de Dios. Daniel era entendido de lo que la luz representaba. Daniel no solamente eso, sino que él sabía cómo llenar su vaso de esa luz, espiritualmente hablando, ese vaso que era él mismo.
Porque a nosotros se nos menciona en las Escrituras como vasos, porque somos portadores de distintas cosas. Tenemos la capacidad de ser llenados o de ser vaciados de distintas cosas, de impartir distintas cosas, así como cuando un vaso se vuelca en otro vaso y comparte lo que tiene adentro.
Daniel estaba consciente de que su espíritu era capaz de ser lleno de distintas cosas, ya sea que vinieran de arriba o que vinieran de abajo. Y él sabía cómo ser un portador de la luz de Dios, cómo caminar como una llama encendida que iluminara cualquier lugar en donde él estuviera presente.
No solo esto, sino que Daniel sabía cómo ser, como un encendedor que encienda a las velas que estaban apagadas, como un fósforo que no solamente portaba con esa llama, que no solamente era como una lámpara permanentemente encendida, sino que a su vez él encendía otras velas que estaban apagadas. Él impartía esa luz, él provocaba a que los demás también se llenen de la luz del Señor, también resplandezcan como las estrellas.
Daniel era consciente de que era un vaso, me repite el Espíritu Santo, un vaso portador y que él podía tener algunas prácticas, digamos, cotidianas que lo expongan o que le faciliten vivir regularmente lleno de esa luz de Dios. Daniel sabía que en la presencia del Señor esa luz era impartida. Por eso dice la Biblia que Daniel iba tres veces a buscar al Señor. Por eso dice la Biblia que Daniel oraba tres veces, tres veces al día, hacía oraciones a su Dios.
Porque Daniel sabía que él era como una menorá, Daniel sabía que él era como un candelabro de velas que tenía que mantenerse permanentemente esas velas ardiendo y que nunca tenían que estar apagadas. Daniel cuidaba esa llama, Daniel cuidaba que esa luz nunca fuera opacada.
Y yo lo estoy viendo ahora como si él mismo fuera un foco, un foco actual de los modernos que usamos hoy para tener luz en las habitaciones, una lámpara que con un interruptor uno la enciende o la apaga.
[Daniel 6:10, RVR1960] Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Como dice Daniel 6:10, que aún durante la persecución, Daniel igualmente se arrodillaba tres veces al día para buscar a Dios. Porque entre otras cosas no era solamente para estar lleno de la luz de Dios y que esto le conceda revelación, entendimiento, sabiduría, inteligencia, conocimiento, ciencia. Porque hay distintas palabras que son nombradas en el libro de Daniel que caracterizaban, que están usadas en la Biblia, que caracterizaban a Daniel o describen lo que Daniel portaba.
Sino también porque él amaba a Dios y esta era su motivación más importante de por qué buscarlo tres veces al día, por qué arrodillarse tres veces al día, por qué invertir tanto tiempo tres veces al día para ir a buscar el rostro de Dios. En primer lugar, era porque Daniel amaba a Dios y por eso también, entre otras cosas, no sólo por eso, pero una de las razones por las cuales Dios también lo amaba a él, porque dice la Biblia, Daniel, varón muy amado, le decía el ángel, Daniel, varón muy amado, era porque una de las razones era porque Daniel amaba a Dios.
Pero en esta transmisión, en este mensaje, Dios te quiere hablar sobre la luz que hay en ti, sobre cómo llenar tu vaso de luz, cómo resplandecer como las estrellas del firmamento, cómo mantener tu llama encendida permanentemente. Y no sólo eso, sino que impartirla a otros, ser de luz para otros, contagiar a otros, llenarte de revelación, entendimiento, sabiduría, conocimiento, inteligencia y todas las cosas con las que Daniel portaba.
Daniel pagaba un precio, aunque todas esas cosas son dadas por gracia, porque Daniel era un simple ser humano, al igual que todos nosotros. Y todas esas cosas se le eran entregadas por gracia y por causa de la tarea que Dios quería que él realice durante su vida. Por causa de su ministerio, porque dice la Biblia que él era profeta.
Pero el Espíritu utiliza esta frase cuando me habla a mi espíritu, diciéndome que él pagaba un precio por ese nivel excelente, alto, de revelación con el que contaba. Porque dice la Biblia que él podía interpretar sueños, descifrar enigmas, entender cosas que los demás no entendían, agrego yo o interpreto yo.
Pero él pagaba un precio para que lo que Dios le había dado se mantenga en el nivel en el que Dios se lo había dado. Y él era consciente de que tenía que cuidar que ese vaso que era él, que estaba lleno de esa luz, no se vacíe. Él era consciente que él tenía que administrar lo que el Señor le había regalado por gracia.
El mensaje para ustedes es que muchos de nosotros no somos conscientes de que es en esa intimidad a donde nuestra luz aumenta. No somos conscientes de que es en el cuarto secreto a donde Dios nos revela. No somos conscientes de que es en el cuarto secreto a donde Dios nos sana, nos limpia, nos enseña, nos prepara, nos corrige y nos llena de Él.
Porque cuando nosotros vamos a la intimidad con el Señor, muchos de ustedes no están conscientes, otros sí, pero la mayoría no entiende que cuando nosotros invertimos tiempo en intimidad con Dios nos volvemos más semejantes a Él. Porque nuestro cuerpo se va a un lugar físico particular o, digamos, algún lugar físico que elijas.
El cuerpo está aquí pero nuestro espíritu se va a la presencia del Señor. Cuando nosotros oramos, cuando nosotros adoramos, cuando nosotros alabamos, nuestro espíritu se va a la presencia del Señor. No es que nosotros nos vamos a apartar a un cuarto cualquiera, a una habitación cualquiera y la cosa queda ahí en lo carnal, en lo físico, en lo material. No.
Tenemos que entender, así como lo entendía Daniel, que cuando mientras nuestro cuerpo está en ese cuarto buscando a Dios, hablándole, derramando nuestro corazón delante de Él, nuestro espíritu está interactuando con Dios. Y literalmente puede ser que esté en la presencia de Dios, cerca de Él, y cuando hacemos eso nos llenamos de lo que él está lleno, nos contagiamos, nos llenamos de la verdad, de la justicia del Señor.
Nos vamos volviendo más semejantes a su carácter, más espirituales y menos carnales. Muchas cosas pasan cuando vamos de rodillas a buscar a Dios. Y esta es la llave que Daniel usaba para abrir la puerta de la revelación al nivel en la que él se movía en su vida. Daniel entendía lo que es la luz a nivel espiritual y Daniel anhelaba habitar en esa luz.
Su mente, me está mostrando ahora en una visión el Señor, su mente estaba llena de luz, sus pensamientos estaban alineados con Dios y entonces su mente estaba llena de luz. Él estaba tan cerca de Dios que los demonios que andaban cerca de él se quemaban con esa luz, de tan solo estar alrededor de él, me enseña ahora el Espíritu de Dios.
Los demonios lo odiaban aún más que a cualquier otra persona porque no podían acercarse demasiado a él en general, porque esa luz los dejaba ciegos, los encandilaba, les quitaba la vista, los quemaba en el espíritu. Hay distintos niveles de llenura de luz en los hijos de Dios, me enseña el Señor. Algunos resplandecen más y otros menos.
Y los que permanentemente buscan a Dios y van madurando en las cosas espirituales y van creciendo, se van edificando y sirven al Señor con lo que Él les ha dado o en lo que Él los ha llamado, estas personas van creciendo, van de gloria en gloria como dice la Biblia. Su luz va incrementando, es posible ganar más luz, me dice el Señor. Y el Señor quiere que eso sea lo que nuestro corazón anhele.
Estar cada vez más iluminados, ser como una antorcha que ardía y que por eso dice la Biblia que Juan el Bautista era antorcha que quemaba. ¿Por qué piensan ustedes que también era como una antorcha que ardía que quemaba? Porque Juan el Bautista vivía en el desierto buscando al Señor. Él también estaba lleno de esta luz y de esta revelación.
[Juan 5:35, RVR1960] Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
El Señor nos sigue enseñando que es posible que nuestra luz, la luz que habita en nosotros, vaya en incremento. Porque el Espíritu Santo me trae el ejemplo de que hoy en día, hay focos eléctricos que tienen distintas intensidades, no es lo mismo un foco de 40 watts que un foco de 120 watts, no es lo mismo un foco de 60 watts que un foco de 80. No da la misma luz, no ilumina igual que el otro, no tiene el mismo alcance. No tienen todos la misma influencia, digamos, sobre el ambiente a donde están.
El Espíritu Santo me muestra ahora a los hijos de Dios como si fuéramos focos encendidos, los que verdaderamente son hijos de Dios, nacidos por agua y por Espíritu, nacidos de nuevo, los cuales portamos la luz de Dios. Y el Señor nos hace saber, no era esta luz, no estaba disponible solamente para Daniel, no estaba disponible solamente para Juan el Bautista, ni solamente para Jesús.
Porque también dice la Biblia que a Jesús se lo compara con la Luz que vino al mundo. Es decir, la Biblia menciona a algunas personas en relación a la luz, como dijimos Daniel, como Juan el Bautista y también como Jesús. Dice la Biblia que Jesús también estaba lleno de luz, que Él era la luz del mundo.
[Juan 8:12, RVR1960] Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
[Mateo 5:14-16, RVR1960] Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Entonces muchos de ustedes no están conscientes de esta luz que habitan ustedes y que no es simbólica, no es una metáfora, es literal. Si pudieras ver con anteojos espirituales y no carnales, si por un minuto tu vista cambiara y en vez de ver solamente lo físico vieras lo espiritual, verías la diferencia entre los hijos de Dios y los que no son hijos de Dios.
Porque a los que no son hijos de Dios los verías como antorchas apagadas, como luces que no han sido encendidas, como velas que tienen mecha pero no tienen fuego. Si pudieras ver en el ambiente espiritual verías a las personas que no han nacido de nuevo como antorchas que no están encendidas.
Por otro lado verías una diferencia muy grande en los hijos de Dios que cuando caminan se ven como focos andantes, que cuando habitan en algún lugar literalmente a nivel espiritual alumbran ese lugar, que son como llamas ardientes.
Algunos tienen un fuego más alto y otros más bajo dependiendo de distintas cosas, pero ese fuego si el Espíritu Santo está en ellos está ahí encendido. Nosotros somos la luz del mundo literalmente hablando, no es un símbolo, no es una metáfora, vuelvo a repetir.
Los ángeles que pueden ver el ambiente espiritual nos ven como vasos llenos de luz, encendidos, como focos a los cuales se les ha apretado el interruptor para encenderlos y que iluminen. Así somos y el Señor nos ve desde arriba, desde su Trono, cuando mira abajo a la tierra como estrellas del firmamento que iluminan el mundo literalmente hablando.
Esto es así porque hay que entender que hay cosas en la Biblia que son literales, hay cosas que se interpretan, que son simbólicas, metafóricas, pero hay otras que no requieren interpretación, son literales y este es uno de los casos. Si eres entendido de las cosas espirituales te vas a dar cuenta de que hay cosas que habló el Señor, en las cuales no hay que agregar ni hay que quitar porque son simples, son así como Él las dijo.
Nosotros somos la luz del mundo y tenemos que alumbrar y tenemos que iluminar, más en este tiempo de oscuridad en donde se está aumentando el nivel de tinieblas sobre la tierra. Pero los hijos de Dios no todos saben cómo hacerlo, cómo aumentar o cómo, digamos, colaborar de nuestra parte para que el Señor aumente nuestros watts, por decirlo de alguna manera, para que, de ser un foco de 60 watts, por ejemplo, pasemos a ser de 80 o de 100 o más.
Muchos de ustedes, me dice el Señor, no saben cómo llenarse de mi luz y no solo eso, sino que, por descuidar la intimidad con el Señor, por no edificarse permanentemente, por no defender su vida espiritual, por no ser buenos administradores de lo que les doy, por creerle al enemigo, por dejarse apagar muchas veces por otras personas y distintas otras causas, se dejan robar esa luz.
Son como un foco que antes alumbraba bien pero después se apagó o la luz quedó en lo mínimo, en el mínimo grado de iluminación. Y vuelvo a ver al profeta Daniel en este momento. Él iba a la presencia de Dios y se rellenaba de la luz de Dios. No solo la mantenía, sino que su luz iba en aumento a medida que él persistía buscando a Dios.
El Señor te dice en esta transmisión, hijito, si quieres estar lleno de esa Luz celestial, busca la Fuente, busca esa intimidad en donde Yo puedo llenarte de esa Luz celestial. Yo soy el Único que puede concederla, y todo el que habita en Mí, habita en esa luz.
Pero hay distintos niveles de intimidad, hay distintos niveles de relación. Y yo estoy viendo a Jesús y estoy viendo a varias personas, todas estas personas que estoy viendo en este ejemplo, conocen a Jesús, siguen a Jesús. Pero algunas están más lejos de Jesús y algunas están más cerca de Jesús. Y los que están más lejos de Jesús no alumbran igual que los que están más cerca de Él.
Y el Señor me enseña, a través de esta visión, que cuanto más cerca estés de Jesús, cuanto más lo busques, cerradas las puertas en tu habitación, cuanta más relación personal tengas con Él, cuanto más lo conozcas, cuanto más leas, medites, estudies y escudriñes su Palabra, que Él habló, cuanto más practiques todo lo que viene de Él, lo que Él te manda hacer, más lleno de su luz vas a estar.
Hay distintas formas de iluminar, me dice el Señor. Y hay distintas calidades de luz, como también hay distintas calidades de tinieblas, porque no son todas las mismas tinieblas, como dice la Biblia.
Hay distintos tipos de negros y hay distintos tipos de blancos. Y de la misma manera hay distintos tipos de tinieblas y hay distintos tipos de luces. La calidad de la luz es distinta. El color de esa luz puede ser distinta, puede variar. El calor que emite esa luz puede ser distinto, distintos grados de calor.
Y cuando nosotros nos vamos limpiando, me enseña el Señor, cuando nosotros estamos cada vez más libres de cualquier contaminación, cuando nosotros recibimos liberación, cuando nosotros recibimos sanidad del alma, todas estas cosas provocan que nuestra luz vaya en aumento.
Por ejemplo, cuando una persona nace de nuevo y se convierte a Jesús, no es la misma luz que tiene al principio de su conversión que un tiempo después, si esa persona busca permanentemente al Señor y se mantiene en el proceso de sanidad, de liberación, de edificación y de maduración espiritual en el que debería mantenerse.
Si la persona es buena administradora de su vida espiritual y se preocupa por ir siempre mejorando y no estar igual y no retroceder, entonces la luz de esa persona va en incremento. La Biblia habla de estas cosas. La Biblia habla de una luz que va en aumento. Y escucho la palabra aurora.
[Proverbios 4:18, RVR1960] Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Este es el versículo que el Espíritu Santo me estaba trayendo (Proverbios 4:18), y el Espíritu Santo te pregunta en este momento ¿Estás consciente de que hay una luz que habita en ti? ¿Estás guardando tu lámpara para que esa luz no disminuya, sino que alumbre cada vez más? ¿Cuál es tu nivel de intimidad conmigo? ¿Cuántas veces me buscas durante tu rutina diaria? ¿Cuánta es tu sed de ser como un foco que incremente su capacidad de iluminar? ¿Hasta dónde estás dispuesto de ir? para que tu llama incremente y no disminuya y no se quede como está.
Porque únicamente acercándote a Mí regularmente, permanentemente, poniéndome Primero y no Último, es en donde tu luz llegue a iluminar como las estrellas del firmamento como dijo Daniel. Porque únicamente a través de esa luz vas a entender cosas que antes no entendías. Porque esa luz que es la que habita donde Yo estoy, es la que te va a traer la Revelación que me estás pidiendo. La clave es la intimidad con Dios.
Acércate a Mí, te dice el Señor. Para que, si tu mecha está apagada, Yo la encienda a través de mi Espíritu. Y si me estás buscando, acércate más. Solamente estando en mi Habitación, en la habitación del Trono, todas tus preguntas pueden ser respondidas. Todas tus confusiones pueden ser quitadas. Todas tus dudas desarraigadas. Es ahí donde te voy a guiar, donde no hay nadie más que tú y Yo.
Es ahí conversando conmigo, dice el Padre, en donde ya no te vas a sentir solo. Porque habitando continuamente entre los hombres, sin buscarme, no vas a estar lleno de mi Presencia, sino de la de ellos. Y en vez de ser cada vez más espiritual, te vas a volver más carnal. Mi poder, se ve manifestado en un nivel mayor, en las personas que me buscan continuamente, así como era el caso de Daniel.
[Mateo 12:20, RVR1960] La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará, hasta que saque a victoria el juicio.
Hijitos, dice el Señor, en medio del engaño que viene sobre la tierra, el cual ya está activo, pero no al nivel en el que va a estar. En donde va a ser muy difícil discernir entre la verdad y el error, inclusive para los hijos de Dios. Inclusive para los escogidos. Inclusive para los enviados. En medio de esa oscuridad que se va a volver aún más oscura que antes.
En medio de esas tinieblas cuya calidad va a empeorar, escuchó que dice el Señor, solamente manteniéndose cerca de la luz de Dios, van a ser capaces de reconocer la mentira del error. Deberán llenarse, de esa Luz divina. Deberán procurar que el nivel y la calidad de esa iluminación vaya en aumento. Deberán caminar aún más en justicia para que esa luz incremente.
Porque hay una separación que se está dando en estos últimos tiempos. Una separación de todas las cosas que se están yendo a los extremos. Todo lo oculto será manifestado, pero primero tiene que hacerse una separación de todas las cosas. Y los que están en oscuridad de los que están en la luz están siendo separados.
En el sentido de… de que hay una separación entre el trigo y la cizaña. Porque hay gente, me dice el Señor, que quiere alumbrar con una luz extraña, que quiere hacerse pasar como un foco de Dios, pero que no lo son. Y parte del engaño es que haya focos falsos. Focos que alumbren con una fuente demoníaca, con una luz que no viene de Dios, pero se parece a la del Señor.
Solamente los que verdaderamente estén llenos de la luz de Dios, por habitar cerca de Él, van a reconocer cuáles son los focos verdaderos de los superficiales. Porque… hay distintos tipos de luz. Una es la luz que da el sol, por ejemplo. Otra es la luz artificial, la luz eléctrica. Otra es la luz de Dios, que Él emana, hay distintos tipos de luz. No son las mismas luces.
Y no es que nosotros, por ejemplo, estamos llenos de la luz del sol, o de una luz artificial, de una luz eléctrica. Estamos llenos de una luz de Dios, que es distinta a las otras que nombré. Y los focos de los que habla el Señor, que somos nosotros, están llenos de su luz, cuya fuente es Dios.
Pero van a haber focos, y de hecho ya los hay, pero van a aumentar, que iluminen con otro tipo de luz, que no va a ser la luz de Dios, sino una luz ficticia, una luz inventada, una luz que imita la luz de Dios, pero que no lo es, cuya fuente viene de abajo y no de arriba.
[1 Corintios 15:41, RVR1960] Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.
Son distintos tipos de luz. Y el diablo imita, y va a seguir imitando en un nivel más difícil de reconocer a la luz de Dios. Por eso dice la Biblia que el diablo se disfraza de ángel de luz. Porque él puede hacer esto, me enseña ahora el Espíritu Santo, que también es literal. El diablo puede disfrazarse de un ángel de luz y brillar, con una luz semejante a la que un ángel de Dios brilla.
[2 Corintios 11:14, RVR1960] no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
Y fíjense que la expresión es ángel de luz. Los ángeles también brillan con la luz de Dios, también emanan la luz del Señor. Pero lo que quizás ustedes no habían, digamos, realizado, es que cuando este pasaje dice que Satanás se disfraza como ángel de luz, quiere decir, en parte, que verdaderamente él puede presentarse a una persona con la misma apariencia de un ángel de Dios, emanando luz, iluminado, brillando con una luz semejante.
Sería más fácil discernir que este ángel no viene de Dios si no brillara, si no emanara ningún tipo de luz. Pero justamente el truco está en el que la imagen es prácticamente la misma. Los dos ángeles se ven prácticamente igual. Y el discernimiento sólo lo va a dar el Señor. En aquellos que estén llenos de la Luz verdadera que concede entendimiento, interpretación, sabiduría, conocimiento, inteligencia y discernimiento.
Solamente el que habita cerca de la Luz verdadera de Dios puede identificar cuando hay una falsa, porque conoce lo verdadero tanto al detalle que cuando se presenta algo, algo falso, lo reconoce más rápidamente.
Entonces, lo que el Señor te está diciendo es, en estos últimos días van a haber apariciones, no solamente de ángeles del Señor, lo cual es bíblico y sigue sucediendo y siempre sucedió prácticamente, sino que van a haber apariciones de demonios que se hagan pasar por ángeles de Dios.
Y el engaño va a ser tan grande que nuestros ojos carnales no van a saber discernir porque se van a ver prácticamente iguales las dos cosas. Lo que va a hacer la diferencia es nuestra llenura del Espíritu Santo, es nuestra cercanía a la Fuente verdadera, nuestra relación íntima con Dios. El que no esté pegado a la Fuente, el que se desconecte de la vid o vaya y vuelva cuando quiere, no va a ser capaz de discernir este tipo de engaños.
Esta aparición angelical falsa puede pasar en la realidad o puede pasar adentro de un sueño, por ejemplo, o en una experiencia espiritual. El diablo está engañando a muchos en este tiempo con este tipo de cosas, haciéndose pasar por ministros de Dios, por ángeles de Dios, por criaturas de Dios.
Daniel sabía discernir la verdad del error, me enseña el Espíritu Santo, porque estaba tan cerca de Dios, tan acostumbrado a caminar de la mano con el Señor, que cuando alguien quería venderle algo falso, le era fácil para él reconocerlo. Y nosotros a veces tenemos problemas para discernir porque nos falta cercanía con Dios, porque estamos diez minutos al día junto con Él. Y eso no va a alcanzar en este tiempo de engaño tremendo, de error, de imitación.
No va a alcanzar para que puedas discernir la Luz verdadera que viene de la fuente de Dios, de la luz falsificada que venga de la fuente del diablo. Va a ser tremendo. Porque Dios está probando a todo el mundo. Dios va a probar a todos.
Y nos va a provocar a que no nos quede otra que buscarlo en intimidad. A través de este engaño, Él lo va a usar para provocar a sus hijos a que no les quede otra opción que buscarlo más, que estar más cerca de Él, que tener una relación más cercana con el Espíritu Santo, que aprender a escucharlo más claramente, a discernir cuándo una voz viene de Dios, cuándo no, cuándo es del propio corazón y demás.
El Señor va a utilizar este engaño para provocar a sus hijos a que no les quede otra opción que buscarlo más. Este engaño del último tiempo para provocar a sus hijos a buscar la Verdad. Y en eso se va a ir viendo la separación del trigo con la cizaña. Ya se está viendo, pero esto va a aumentar aún más.
El Señor te está advirtiendo que estás buscando revelación sin intimidad, que estás pidiendo entendimiento sin habitar cerca de su luz, que quieres ser inteligente de las cosas espirituales, inclusive quieres interpretar sueños, lenguas, visiones, profecías, sin pagar el mismo precio que Daniel pagó.
Y los dones y el llamamiento son por gracia y son irrevocables, pero una vez que se conceden, uno tiene que guardarlos, cuidarlos, administrarlos, protegerlos, defenderlos y hacerlos crecer como los talentos que Dios le dio a las personas en la parábola de los talentos.
El Señor me está mostrando ahora que muchos de ustedes quieren interpretar lenguas, pero lo buscan al Señor cada tanto. Otros quieren ministerios, pero no tienen el nivel de intimidad con el Señor que les permitiría mantenerse resguardados si el Señor se los diera.
Muchos de ustedes quieren, quieren, quieren, quieren, piden, piden, piden, pero no están dispuestos a hacer la parte que tienen que hacer. Son como la nueva generación que quiere todo servido, que no quieren trabajar, pero quieren vivir bien. Quieren pasarla bien, quieren ser vistos, quieren caminar en el poder de Dios, pero no quieren moverse, no quieren mover ni un dedo, sino que todo se les llegue en una bandeja de oro, me dice el Señor.
Primero anda al cuarto secreto, primero búscalo al Señor, primero desarrolla tu intimidad con Él. Primero mostrá que eres una persona digna de ser llamada, a través de tu comportamiento, ser responsable con tu vida espiritual. Primero deja de ser superficial, de amar más a los hombres que a Dios. Primero llénate de esa Luz, yendo a su Trono cuando lo vas a buscar, cerrada las puertas en tu intimidad.
Primero medita en su Palabra, conócela, léela, amala, estúdiala, practícala, y después pídele cosas a Dios.
Muchos de ustedes quieren servir a Dios, y eso es bueno, pero me dice el Señor que primero tienen que llenarse más de su Luz, para que cuando ustedes sirvan a otros, porque eso es servir a Dios, porque ministerio es ayuda, no es ser servido uno mismo, no es vanagloria, o fama, o un título, un nombre (Esto lo agrego yo, Noelia).
Sino que ministerio, según el significado de esa palabra en la Biblia, es servir, es ayudar, es estar a disposición del otro, no al contrario, no ser servido. Ministerio significa y conlleva una renuncia del ministro, a su propia vida, a sus propios deseos, a lo que Él quiere, a su tiempo, y a un montón de cosas más. Ministerio es equivalente a llevar su propia cruz.
Muchos de ustedes piden ministerios a Dios, pero no se preocupan por ir al cuarto secreto en primer lugar, constantemente, o al menos regularmente, para llenarse más de Dios, para que después se conviertan en portadores y en dadores de esa luz, en impartidores de esa luz. La clave de Daniel, me enseña el Espíritu Santo y me insiste, era la intimidad que él tenía con Dios.
La fidelidad que él practicaba para con el Señor, que siempre lo ponía Dios primero, y por más que era perseguido, amenazado de muerte, tirado en la fosa de los leones, cuestionado, señalado, apartado, acusado falsamente, muchas cosas más, él se mantenía fiel con el Señor.
Eso lo iba llenando de su Luz, junto con su revelación, entendimiento, sabiduría, inteligencia y demás.
[Daniel 9:3, RVR1960] Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.
Ustedes quieren tener un ministerio, pero no gastan ni media hora al día en oración, ruego, ayuno, cilicio y ceniza. No van a buscar el rostro de Dios en primer lugar, y están fallando en ese punto, me dice el Señor.
[Daniel 12:3, RVR1960] Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Si quieres ser entendido, llénate de la luz de Dios. Si quieres discernir, llénate de la luz del Señor en tu intimidad con Él. Si quieres recibir Palabra, ve a la fuente de la Palabra. Si quieres interpretar lo que Dios muestra, ve al Dueño de las interpretaciones. Porque si no, estás expuesto al engaño. Porque si vos estás pidiendo estas cosas y las estás insistiendo, sin tener una intimidad profunda con la fuente que concede estas cosas, el enemigo también puede darte algo similar, pero que venga de su reino.
Primero es la intimidad con Dios, me dice el Señor. Primero es el buscar mi Rostro. Primero es el amarme. Primero es ponerme Primero. Primero es ir a llenarse de Mí, y me viene el ejemplo cuando Jesús iba a orar al monte regularmente. Jesús iba al monte solo y se llenaba de Dios. Por un lado, se derramaba delante de Dios en ese monte. Él se derramaba delante de Dios en ese monte a solas. Pero también se llenaba de Dios en ese monte a solas.
Para después, cuando fuera a las multitudes, cuando habitaba en medio de la gente, cuando enseñaba, cuando hablaba y todo, Él ya estaba lleno de Dios para impartir eso que Dios le había dado adonde, en la intimidad, no con la gente. Si tu permanecés más tiempo con la gente que con Dios, te vas a llenar de lo que hay en la gente y no de lo que hay en Dios.
Llénate de la luz de Dios en esa montaña, en ese monte, en esa intimidad, en esa soledad. Llénate de sus Palabras, llénate de su inspiración. Llénate de Él, de su luz, de su amor, de su carácter, para que cuando bajes de ese monte, metafóricamente hablando ahora sí, que representa tu habitación, tu lugar, tu cuarto secreto, el tiempo que le dedicas a hablar con Dios, a orar, a buscarlo y a escucharlo también, para que cuando bajes de ese monte y estés con otros, impartas lo que recibiste en esa soledad.
Porque en la soledad somos llenados y en la compañía de los hombres vertemos, impartimos eso que Dios nos dio en la soledad.
[Lucas 6:12, RVR1960] En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Estamos hablando de Jesús, que era el Hijo de Dios. Si Él tenía esta práctica, cuánto más nosotros, muchos de ustedes se están preguntando ¿Por qué les está pasando lo que les está pasando? ¿Por qué no oran con poder, con revelación? ¿Por qué se sienten secos? ¿Por qué los dones espirituales no se manifiestan en ustedes? ¿Por qué no crecen? ¿Por qué Dios no les habla, dicen ustedes? ¿Por qué no los usa, por qué no les da ministerio, por qué nunca los llama a nada?
En muchos casos, salvo cuando es por pecado, que digamos es lo más normal, otra de las razones muy regular, o de las más regulares, es porque no tienen intimidad con Dios. Porque ustedes piensan que van a la iglesia a encontrar a Dios, y ahí se termina todo. Que a Dios se lo encuentra en la congregación.
Si bien esto también es bíblico y es lícito, primero deberían ir al monte a buscar a Dios en soledad, en intimidad, y después a la comunión con los hermanos en una iglesia, en una congregación o lo que sea. Porque Jesús también recorría las sinagogas, Jesús también enseñaba en el templo, pero eso no le quitaba que Él permanentemente iba a la montaña a buscar a Dios, al monte a buscar a Dios.
Es decir, no era la sinagoga o el templo primero, sino el monte a donde Él iba a buscar a Dios. Él ahí recibía las instrucciones. Hay un pasaje en la Biblia en donde después de que él se fue al monte a orar, llama a los doce, elige a los doce apóstoles. Es porque Él en el monte recibía las instrucciones, en el monte Dios le decía lo que tenía que hacer.
En la soledad, donde no había ninguna otra voz que lo pudiera confundir, donde era solamente Él y el Padre en el Espíritu Santo, allí era donde él tenía claridad, donde Él recibía las instrucciones de lo que seguía en su ministerio. Y vos no lo estás teniendo, y después te quejas también, porque Dios me muestra que algunos de ustedes se quejan o miran a otros, se comparan con otros.
Claro, pero capaz los otros sí tienen intimidad con Dios, y tu no. No es una cuestión de competencia, sino de entender que nuestro crecimiento, en parte, depende de nuestro nivel de entrega y de búsqueda del Señor. Y como decía, hay gente que piensa que para encontrar a Dios tiene que ir a la iglesia y ahí se termina todo, o nada más.
Sin embargo, primero deberías edificarte en la intimidad con Dios, y después estar en comunidad. Porque nosotros somos como vasos, espiritualmente hablando, nos llenamos en la intimidad, para que después, cuando nos juntamos con los otros vasos, cada uno comparte de lo que tiene adentro. Imparte al otro según lo que ha recibido, como dice el pasaje que hoy compartí. Es en el monte, como Moisés, en Éxodo 3.4.
v > [Éxodo 3:4, RVR1960] Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
Dios no llamó a Moisés en el medio de la gente, Dios lo llamó en la soledad. Y Moisés lo buscaba en la soledad. En la soledad, Moisés, en aquel monte, Moisés recibió las tablas. En aquel monte, Dios le decía a Moisés lo que tenía que hablar, lo que tenía que hacer, lo que tenía que escribir, cómo guiar al pueblo.
[Éxodo 19:20, RVR1960] descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.
Dios te llama hoy a la intimidad, porque tú quieres ser como Daniel. Quieres interpretar sueños, visiones, profecías, quieres ser un ministro con los nueve dones espirituales, quieres ser profeta, pastor, maestro, evangelista, apóstol. Pero no hay monte en tu casa. No hay ningún cuarto secreto, todo en tu vida espiritual es público.
No está Él primero, sino los hombres. Y ahí estás fallando. Porque los hombres siempre van a fallar, pero Dios no. Los hombres siempre se van a equivocar, pero Dios no. Los hombres no te van a decir siempre lo que tienes que hacer de parte del Señor. A veces sí y a veces no, pero Dios nunca se va a equivocar, y Él siempre te va a guiar con una guía exacta, correcta, pura, verídica.
[Mateo 14:23, RVR1960] Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Él subía al monte a orar aparte, Él se apartaba ¿de qué? De la gente se apartaba, se apartaba de la gente. Y en la noche estaba solo con Dios. Y después, cuando estaba con la gente, ministraba lo que había recibido en esa soledad. Tú, en vez de buscar llenarte en ese monte, en tu monte, en tu intimidad, en tu montaña, estás buscando llenarte en la congregación.
Y sí, en la congregación vas a recibir lo que otros recibieron quizás, es válido, pero no directamente lo que Dios te quiere dar en la intimidad. Y lo que vos recibiste en la congregación, Dios te lo puede confirmar, o te lo puede avisar en tu intimidad. Porque en la congregación, además de eso, se mueven distintas cosas.
No porque sea una congregación de cristianos, no, todo es bueno lo que se mueve. Hay veces donde hay otras cosas que se mueven que no vienen de Dios. ¿Cómo las vas a reconocer? Habiendo estado en la intimidad. Es clave en este tiempo la intimidad con el Señor. En un nivel mayor a lo que los hijos de Dios veníamos practicando. Porque todo está en incremento. La maldad va en incremento. Los corazones se están enfriando.
El amor de muchos se va a enfriar, dice la Biblia. El hermano entregará muerte al hermano, el hijo se levantará contra el padre, la madre contra la hija, la suegra contra la nuera, los enemigos serán los de tu propia casa. ¿Cómo vas a resistir lo que viene? La persecución para la iglesia, si no estás lleno de Dios. Porque en el único lugar donde vas a encontrar esa fuerza para resistir todo lo que viene, sobrenatural, es en ese monte con Dios.
Por eso Daniel resistió a las tentaciones. Por eso Daniel siguió adorando a Dios igual, aunque se lo prohibieron. Por eso cuando fue probado, en el caso del horno de fuego, él no negó a Dios. ¿Saben por qué no negó a Dios cuando le dijeron que iba a ser llevado a muerte, si no lo negaba? Porque estaba lleno de Dios. Porque estaba lleno de Dios y de la luz de Dios porque él tenía intimidad. Iba tres veces a buscar a Dios. Más los ayunos que hacía, el clamor, la intercesión, el cilicio.
[Lucas 5:16, RVR1960] Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.
El Señor está advirtiendo que en estos últimos días hay una verdad y hay una imitación de la verdad que cada vez van a ser más serios. Que cada vez van a ser más semejantes. Van a ser más semejantes. Y al ser más semejantes va a ser más complicado distinguirlas. Y sólo los que conozcan muy bien a su Dios van a poder discernir y diferenciar estas dos cosas que a primera vista van a ser iguales.
El resto, los tibios, los superficiales, los carnales, los que no quieren pagar el precio, los que no permanezcan, no resistan por propia voluntad hasta el fin, van a caer en ese engaño y van a perder la salvación. Y el diablo está concediendo dones falsos, imitaciones. El diablo está enviando espíritus en este tiempo que imitan la manifestación de los dones espirituales.
El diablo se está moviendo en algunas personas de manera muy similar a cómo se mueve el Espíritu Santo. Metiendo inclusive en hijos de Dios espíritus de adivinación, espíritus de kundalini, espíritus de mentiras, espíritus de error y toda esta gama que imita las cosas de Dios. Espíritus que imitan el mover del Espíritu Santo, la manifestación del Espíritu de Dios.
Los que no estén llenos de la luz de Dios, les va a ser difícil reconocer estas manifestaciones. Por eso Mateo, por ejemplo, 24, el pasaje que habla tanto de lo que va a pasar en los últimos tiempos, insiste tanto con el engaño.
[Mateo 24:4, RVR1960] Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
¿Por qué insiste tanto el libro de Mateo con el engaño? Porque es algo que va a ir en incremento y que no se va a parecer a los tiempos anteriores, sino que va a ser extremadamente superior. Va a ser magnífico. Y muchos van a caer. Van a caer fácilmente. Muchos hijos de Dios van a caer fácilmente por no tener intimidad con Dios y por estar en pecado.
Pero lo que más apunta el Espíritu Santo hoy es la intimidad. Por no tener una relación más cercana que nunca al Espíritu de Dios van a caer en este engaño, en estas trampas.
[Mateo 24:5, RVR1960] Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Por eso dice Mateo 24:5, Pero no solo esto, sino las manifestaciones del poder van a engañar a muchos. Como dice el libro de Apocalipsis, cuando salen estos espíritus a maneras de ranas y más, que estos espíritus, la misión que tienen es engañar a las naciones, desviar a los que estaban bien, torcer a los que estaban en la verdad, hacer errar a los que siguen a Jesús. Y por eso dice la Biblia que el diablo, la serpiente antigua que engañaba al mundo entero.
Justamente una de las cartas más importantes que el diablo tiene en estos últimos tiempos no es solamente el miedo, sino el engaño. Son dos cartas de las más importantes que el diablo juega en estos últimos días, el miedo y el engaño. Y a través de esas dos cosas, el diablo va a manipular a las masas, a controlar al mundo, excepto a los que resplandezcan como estrellas del cielo, como dice el libro de Daniel.
Señor coloca ahora en todos nosotros el querer buscarte en ese monte como el hacerlo. Aumenta la luz que hay en nosotros y quita todas tinieblas. Enciende estos focos que me estás mostrando que están apagados en el nombre de Jesús. Aviva el fuego en nosotros. Enséñanos cómo ir de gloria en gloria.
Ayúdanos a ser obedientes, porque me dice Dios que la obediencia es otra de las cosas que nos ayuda a que el Señor nos vaya llenando cada vez más de luz. Obedecer a Dios provoca que nuestra luz vaya en aumento. Hacer justicia provoca que nos llenemos más de su luz. Amar provoca que nos llenemos más de su luz. Perdonar, servir al prójimo, humillarnos son prácticas que provocan que nos llenemos más de luz.
Sean imitadores de Daniel, dice el Señor. Y búsquenme regularmente. Aparten tiempos para Mí. Organicen su agenda, y aparten tiempos de oración para buscar mi Rostro. Porque yo (Noelia) veo a Moisés cuando estaba en la presencia de Dios, cuando él bajaba, su rostro resplandecía al punto que tuvo que ponerse un velo de tanto que su rostro resplandecía. No resplandecía por la justicia de Moisés, sino porque había estado en la presencia del Santísimo.
A ustedes les pasa lo mismo, dice el Señor, en distintos grados, en distintos niveles. De acuerdo al tiempo y a la calidad de la intimidad que tienen conmigo en ese cuarto secreto, cuando ustedes me buscan regularmente, a solas, de todo corazón, y se entregan en esa búsqueda. Están concentrados en esa intimidad.
Cuando ustedes dan, pero también reciben en esa intimidad, sus rostros se vuelven más luminosos. Literalmente esto sucede, me dice Dios.
[Éxodo 34:29, RVR1960] Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.
Cuando ustedes vienen a buscarme y ponen su rostro frente al Mío, dice el Señor, en esa búsqueda personal, íntima, entre nosotros dos solos, al acercarse su rostro con el Mío, se llenan de la luz que habita en Mí, porque es inevitable. El que se acerca a Mí se va llenando más de esa luz que habita en Mí.
Cuando ustedes se alejan, esa luz disminuye, dice el Señor. Hijitos, vengan, vengan, acérquense más, acérquense más, para ser como focos que iluminen aún más de lo que están iluminando ahora. El mundo los necesita, los que están perdidos necesitan ver luz en medio de la oscuridad. No se vuelvan opacos, oscuros, apagados.
Enciéndanse por amor a Mí y por amor a las almas, dice el Señor. Suban a ese monte a donde me van a encontrar, a donde se van a llenar de mi verdad, de mis palabras, de mi sabiduría, de mi amor. Es en ese monte donde están todas esas piedras preciosas que me están pidiendo. Es en ese monte a donde les voy a marcar el camino, a donde van a comenzar a ver las flechas que he puesto para que sigan.
Hijitos, es en ese monte a donde los quiero direccionar, dice el Señor, a donde les quiero advertir de que tengan cuidado con ciertas cosas, a donde les voy a abrir los ojos para que puedan ver las trampas del enemigo en ese camino.
Es en ese monte, en donde se vuelven más fuertes en Mí. Es en ese monte, a donde consiguen la resistencia para durar hasta el fin. Hijitos, fortalezcan esa relación. Ustedes saben bien, los que están casados, que no es lo mismo compartir una comida con su pareja que estar en la intimidad de su habitación. No es el mismo grado de intimidad estar charlando con sus parejas que estar juntos y ser una sola carne.
Por lo tanto, no es lo mismo, dice el Señor, cuando ustedes hablan conmigo durante el día, en cualquier situación. Y esto no quiere decir que no los escucho, los estoy escuchando igual, estén donde estén cuando hablan conmigo. Pero no es el mismo nivel de intimidad que tienen conmigo, cuando hablan conmigo en distintas situaciones y lugares en donde están durante el día, que cuando apartan un espacio para Mí y cuando se apartan de todo lo que están haciendo para buscarme a solas, no es el mismo grado de intimidad. Es más profundo.
Aunque las dos cosas son válidas, no van a lograr los mismos resultados porque es otro nivel de entrega y es otro nivel de sacrificio. Cuando ustedes hablan conmigo en distintas partes del día, cuando están haciendo cualquier cosa, puede ser lavando los platos, manejando, trabajando, estando en la intimidad conmigo, estando con alguien, cuando están en comunión con otros hermanos, igualmente pueden estar en comunión conmigo, hablándome, tratando de escucharme, adorándome, alabando.
Pero no es el mismo nivel de sacrificio que ustedes se aparten a buscarme, porque eso les cuesta, dice el Señor. Eso les cuesta, les cuesta dejar de hacer todo lo que están haciendo para ir a buscarme, estar en silencio, contener sus pensamientos, tener dominio propio sobre su mente, entregarse en ese momento, humillarse, estar de rodillas y después de hablar, hacer silencio.
Es un sacrificio que ustedes hacen para Mí. Una ofrenda grata, que mis narices huelen con complacencia. Hay una diferencia entre buscarme cuando no están solos conmigo y buscarme en la soledad. Hay una diferencia entre experimentarme en medio de la comunidad con los hermanos y experimentarme en la soledad. Las dos cosas son válidas, pero lo que sucede en la soledad alimenta lo que sucede en la comunidad.
Lo que se manifiesta en la comunidad se gesta en la soledad. En esa soledad se gestan muchas cosas, que después nacen en otros momentos del día. La soledad, la intimidad conmigo, es la base, es el sustento, es la tarima, es el apoyo, es el fundamento, debe ser el fundamento de sus vidas espirituales. Y hoy por hoy, en la mayoría de los casos, no lo es.
Tomen conciencia, dice el Señor, y corrijan esta actitud, porque ahora tienen un conocimiento que muchos antes no tenían. Y quizás los que sí sabían sobre esto que el Señor está hablando, lo han profundizado, se han acordado, y han entendido que tienen que volver a practicar esos momentos de intimidad que tenían antes.
[Mateo 6:6, RVR1960] Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Muchos de ustedes solamente oran en público, pero no en lo secreto. No hay ningún cuarto secreto, es un cuarto público lo de ustedes. Hijitos, tomen conciencia, y tomen su calendario, reescriban sus actividades, poniéndome primero a Mí. Vayan al monte, ahí reciban las instrucciones del día, y después derramen de lo que recibieron en esa intimidad.
Pregúntenme cómo organizar sus agendas, sus horarios, en esa intimidad. Muchos de ustedes se sienten secos porque no reciben agua en esa intimidad. Están confundidos porque no reciben claridad en esa intimidad. No saben quiénes son, no tienen clara su identidad, porque únicamente se las voy a revelar en ese cuarto secreto.
Porque Moisés entendió quién era en el monte Sinaí. Moisés entendió quién era en la soledad cuando fue llamado en la zarza. Estaba solo con Dios. Si ustedes quieren dar, primero reciban, en ese cuarto secreto. Muchos están hablando palabras proféticas que no les di porque descuidaron el cuarto secreto. Por lo tanto, lo que están recibiendo no viene de Mí porque no lo recibieron en el cuarto secreto para después entregarlo en público.
El cuarto secreto es la llave. El cuarto secreto es la clave. El cuarto secreto es tu protección y fuera de él, la protección de Dios no está garantizada. El cuarto secreto es tu sostén. El cuarto secreto es tu protección. Es como un cuarto blindado al mal. Cuando tienes un cuarto secreto activo.
Yo veo a la persona en un cuarto secreto cerrado que está blindado. Los demonios no pueden entrar. Satanás no puede meter su mano ahí. Dios te protege en ese lugar y después de ese lugar.
Así que, hijitos, entiendan y actívense. Muchos de ustedes no saben estar solos. Les cuesta estar solos. Rechazan estar solos. No quieren estar solos con ustedes mismos. Se ponen ansiosos, se quieren ir, se sienten que están perdiendo tiempo. El diablo les miente y ustedes lo escuchan.
Practiquen el estar solos con Dios y con el tiempo se van a acostumbrar. Al principio les va a costar a los que no estén acostumbrados, pero después lo van a llegar a necesitar. Y van a reconocer la diferencia entre tener un cuarto secreto y no tenerlo.
Vuelvan, dice el Señor. Algunos se olvidaron de su primer amor por descuidar la intimidad con Dios. Se perdieron en las prácticas eclesiásticas por descuidar la intimidad con el Espíritu Santo. Cayeron en engaños por no ir al monte regularmente a orar.
Pero vuelvan, dice el Señor, para que los restaure, para que los limpie, para que los ayude, para que los levante. Vuelvan. Los estoy esperando, y los voy a llenar de esa misma luz que habitaba en Daniel y que produjo una diferencia entre él y los demás.
Hagan esto por amor a Mí, dice el Señor. Hijitos, los amo y quiero que brillen más, porque los hijos de las tinieblas son cada vez más oscuros. Están cada vez más negros. La oscuridad en ellos es cada vez más densa. Yo veo como un negro que se vuelve de ser como liviano a ser denso, como si las tinieblas pesaran en ellos. Y dice que los hijos del diablo, cuando ellos hacen sus ritos, sus sacrificios, ayunan, lo buscan y demás, las tinieblas que están en ellos van creciendo y se van volviendo más pesadas, más densas, más espesas.
Dice el Señor que Él espera que sus hijos mientras esto pasa ganen aún más luz, que choque contra esas tinieblas y que sea superior a esas tinieblas. Va a llegar un momento en donde las cosas van a ser tan evidentes al fin de los tiempos que el poder del enemigo se va a manifestar a simple vista.
Las brujas y los hijos de Dios se van a pelear, digamos, como en los videojuegos, como en las películas de ciencia ficción, de fantasía. Porque las cosas se van a dar en un nivel impensado, inimaginado, en cosas que ustedes no piensan que van a ser reales, dice el Señor.
Pero el diablo se va a dejar de esconder. Y los demonios van a caminar en la tierra haciéndose pasar por aliens. Y los hijos de Dios van a ser los que batallen contra ellos y los que glorifiquen al Señor a través del poder y los milagros y las sanidades que van a realizar.
Pero, para llegar a este nivel, el nivel de intimidad que van a tener estos hijos de Dios va a ser superior al de hoy, porque esta es una generación seca. Para contrarrestar los poderes de las tinieblas que se van a manifestar en este siglo, es necesario ser como Daniel, y resplandecer por encima del poder de esas tinieblas.
Yo veo que a través de esta palabra el Señor ha llenado el espíritu de muchos, de sed de ir al cuarto secreto, de sed de buscar a Dios en la intimidad. No te seques, no seas como la higuera que se secó, porque para dar el fruto que quieres dar tienes que tener ese cuarto secreto. No hay árbol fructífero en el nivel que Dios lo espera o en el nivel que el árbol está hecho, diseñado para dar frutos, si no tiene ese cuarto secreto regular.
Sé justo, dice el Señor, porque es justicia buscar a Dios en ese cuarto secreto. Si querés ser fructífero y no secarte como la higuera y volverte estéril, mantén activo ese cuarto secreto, recibiendo de Mí.
Bueno hermanos, no se olviden de esta palabra, practíquenla y comenten los cambios en los comentarios para glorificar a Dios. Les mandamos saludos desde Argentina y nos vemos en la semana que viene para la gloria de Dios haciendo su trabajo. Les agradecemos las oraciones por nosotros, por favor. En medio de este engaño, justamente.