El Señor les pregunta a ustedes: «Hijitos, ¿qué es lo que necesitan en esta noche?» Y yo (Noelia) veo que mientras estoy haciendo esta pregunta, ustedes ya tienen las respuestas en sus corazones, pensando: «Necesito tal cosa, necesito tal otra.» Pero el Espíritu Santo me hace saber que muchas de las cosas que ustedes piensan que necesitan no son realmente las que necesitan. Algunas de ellas sí están inspiradas por el Espíritu de Dios y están alineadas a la voluntad de Dios para sus vidas, pero hay otros de ustedes que creen que necesitan algo, cuando en realidad es otra cosa lo que están necesitando. El Señor dice que durante esta transmisión, Él va a aclarar los deseos de sus corazones y los va a alinear a su voluntad, a lo que realmente están necesitando, por la inspiración de su Espíritu y no a lo que ustedes creen que necesitan.
Yo veo a algunos de ustedes que están un poquito corridos del camino, un poquito descarrilados, y por eso se sienten perdidos, como que no pueden avanzar, estancados, como que hay algo que está fuera de lugar, que no funciona como debería, y no sienten que tienen el ritmo que deberían tener. Es una sensación que tienen ustedes, pero no saben cuál es la razón. Y la respuesta es que para los que les está sucediendo esto, lo que ustedes piensan que necesitan no es lo que el Señor espera que busquen, no es lo que el Señor sabe en justicia y en verdad que necesitan, y no es lo que el Señor espera que oren y busquen acorde a lo que verdaderamente están necesitando.
Estoy viendo como un carril de tren por donde tiene que ir un tren, pero ese tren está como descarrilado. Cada tanto se sale del camino. Es como que el tren no está estable en esas vías, y los vagones de ese tren largo que estoy viendo en esta visión, a veces parece que se salieran del carril y volvieran a ingresar. Esto los representa a algunos de ustedes. Y de paso, por si no lo sabían, los trenes en los sueños y visiones pueden representar tu vida espiritual, una congregación, una empresa, o un movimiento ya sea de parte de Dios o del enemigo, pero algo que se mueve y va en una dirección. Y en esta visión que estoy viendo ahora, este tren te representa a vos. Y el Señor te está diciendo: Hay veces que te desviás un poco de mi voluntad, del camino que Yo quiero que camines.
Así que gracias, Señor, por esta revelación, y te pido que a través de la palabra que vas a entregar hoy vuelvas a enderezar los vagones de cada uno de estos trenes y que aquellos que están manejando sus propias vidas puedan darse cuenta de que tienen que dejar de manejar ese tren, que tienen que dejar libre ese lugar del que dirige el tren, del que lo maneja, para que seas vos el que lo dirija y así no equivocarse de camino y poder llegar hacia donde tienen que llegar.
El Señor dice que para algunos de ustedes que no están pudiendo avanzar, que no están pudiendo llegar a donde tienen que llegar y que se sienten detenidos, confundidos, dudosos y con muchos conflictos, una de las razones es porque el tren de sus vidas no lo está manejando realmente el Señor. Lo están manejando ustedes y, por lo tanto, ese tren está guiado por la voluntad de un hombre y no la de Dios. Y yo estoy sabiendo ahora que esta palabra de ciencia a algunos de ustedes se les está clavando en sus corazones y les está doliendo, les está pinchando. Es el Espíritu Santo el que los está redarguyendo, diciéndoles que tienen que soltar ese timón, que tienen que soltar el volante de sus vidas, que tienen que dejar de estar al mando de sus propias vidas y no sólo decir con sus bocas que el Señor maneje sus vidas, sino que lo tienen que hacer, lo tienen que llevar a cabo. No tienen que tener miedo de renunciar a dirigir sus propias vidas para dejar que alguien que es mejor, que sabe más lo que ustedes necesitan lo haga, y ese únicamente es el Señor.
Si esta palabra te está redargullendo, si esta palabra te está tocando, si sentís que eso es lo que te está pasando, es porque el Señor te está confirmando lo que estoy diciendo. Y escucho la palabra «control». Algunos de ustedes tienen un problema que tiene que ver con el control. Les cuesta soltar las cosas, les cuesta soltar las situaciones, las personas, y piensan que si ustedes manejan todas esas cosas les va a ir bien, no solamente a ustedes, sino a las demás personas que ustedes, sin darse cuenta, están tratando de controlar y manejar. Pero no hay nadie que pueda manejar mejor todo tipo de tren, no solamente en donde están viajando ustedes mismos, sino los demás, que el Señor.
Y de eso se trata esta palabra de hoy. Deja de colocar tus manos en ese volante y de guiar ese tren para que lo haga Yo, te dice el Señor, porque muchas de las cosas que te están pasando y que te están haciendo sufrir y que están haciendo sufrir a otras personas que están bajo tu influencia, se deben a que no dejaste todavía de querer controlar tu vida y también, sin darte cuenta, la de los demás. El mensaje de esta transmisión es que verdaderamente entiendas que hasta que no te bajes de ese trono en tu corazón para darle lugar a alguien superior, que es nuestro Señor Jesucristo, muchos problemas por los que estás pasando y conflictos con muchas personas no van a cesar, sino que van a empeorar.
¿Cuántos de ustedes están sintiendo que esta palabra es para ustedes? ¿Cuántos se sienten como ese tren que a veces se descarrila y después se vuelve a encaminar, que se sale del carril y después vuelve a su lugar? Por momentos sienten que van bien, que la cosa fluye, pero por otros momentos sienten que hay dificultades y se sienten confundidos, desviados, y el flujo se corta. Esto se debe a que por momentos le están dando lugar a la guía del Espíritu Santo en sus vidas, pero no es algo permanente, sino que en otros momentos el Espíritu Santo no es el que está guiando sus vidas, sino ustedes mismos.
Entonces, en los momentos donde ustedes dejan al Espíritu Santo que sea realmente la guía en sus vidas, sienten paz, sienten que están donde tienen que estar. No se sienten estancados, sino que sienten que las cosas se mueven, que su vida fluye para bien, que las cosas avanzan. Pero desde el momento en que dejan de darle lugar a la guía del Espíritu Santo en sus vidas para decidir por ustedes mismos lo que quieren hacer o lo que tienen que hacer, e inclusive decirle a otras personas lo que tienen que hacer, se sienten desviados, se sienten descarrilados, se sienten frenados. Y esta es una palabra de ciencia que el Señor te está dando hoy para que entiendas que soltar el control de tu vida y la de los demás es la llave que te va a llevar a progresar en todas las áreas de tu vida.
La palabra de Dios dice que donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad, y eso es una de las señales que te va a decir si te estás dejando guiar por el Espíritu Santo o no: las cosas fluyen, uno siente que está en movimiento, en orden con todas las cosas, pero llevado por el viento en dirección a donde tiene que ir, sin necesidad de empujar, sin necesidad de ejercer fuerza, sin necesidad de presionar las cosas para que salgan, sin necesidad de tener que hacer algo por nosotros mismos, sino de responder en obediencia a la guía del Espíritu Santo.
En este momento el Espíritu te invita a arrepentirte de este control si sentís que esta palabra es para vos, si decías que el Señor era el que gobernaba tu vida pero no era cierto. Porque una cosa es decirlo con tu boca, creerlo con tu mente, pero otra cosa es aplicarlo en verdad y dejar que Él gobierne tu vida y no vos. Así que arrepiéntanse todos aquellos que sienten que esta palabra es para ellos. Arrepiéntanse de llevar el timón del barco de sus vidas, el volante del auto de sus vidas.
Yo estoy sabiendo ahora que algunos de ustedes han tenido sueños en donde se han visto manejando distintos tipos de transportes como autos, barcos, motocicletas, bicicletas y demás, y no les ha ido bien en ese viaje. Otros han soñado que primero estaban al control, manejando un auto, por ejemplo, pero después se corrían al lugar del acompañante y alguien más comenzaba a dirigir ese auto. La interpretación para este sueño en algunos casos es que dejes de manejar el auto de tu vida para dejar que el Señor lo haga; que te hagas a un lado, que te corras al costado para que Él verdaderamente ocupe ese lugar. Pero el miedo no te está dejando; el miedo te está amedrentando y te está mintiendo y te está diciendo: «Si vos dejás de manejar tu vida, entonces te va a ir mal. Si vos dejás el volante vacío, entonces, ¿quién lo va a hacer?» Este tipo de cosas son las que te está hablando el enemigo para que no renuncies a ser el propio gobernador de tu vida para dejar verdaderamente el lugar a quien debe gobernar nuestras vidas, si es que realmente te entregaste a Él.
El Señor te dice: Hijito, hijita, no tengas miedo de sacar las manos de ese volante. No tengas miedo, porque si vos sacás las manos de ese volante, no va a chocar ese auto, sino que vas a dejar ese lugar libre y disponible para que finalmente Yo me pueda sentar y llevarte a donde te quiero llevar. No tengas miedo, te dice Jesús, porque quiero manejar ese barco; y si hay tormentas, Yo las voy a calmar; y si se desvía, Yo lo voy a enderezar. Si vas conmigo, vas a estar protegido, vas a estar seguro y no te vas a hundir y vas a llegar al puerto a donde tengas que llegar. Pero si seguís manejando tu vida, entonces es posible que te equivoques, es posible que te desvíes, es posible que te golpees, y hasta es posible que te hundas.
Y me viene el versículo que dice:
[Deuteronomio 6:5, RVR1960] Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
Parte de entregarse y de amar verdaderamente a nuestro Dios es quitar las manos de ese volante y confiar en su dirección. No tengas miedo, dice el Señor, porque Yo soy un conductor perfecto, porque Yo sé manejar todos los transportes que existen, porque Yo sé manejar sin que el auto se desvíe, sin que el auto choque, sin que el auto termine hundiéndose en el mar. Confíen, hijitos, pero no confíen en ustedes mismos, porque engañoso es el corazón más que todas las cosas.
[Jeremías 17:9, RVR1960] Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Este es el pasaje que ahora me trae el Espíritu Santo para que lo tengas en cuenta. Si vos seguís confiando en la dirección de tu propio corazón y no en el mío, dice el Señor, en lo que hay en mi corazón, entonces te vas a desviar y vas a pasar por mucho sufrimiento, que te quiero evitar.
Yo (Noelia) veo a muchos de ustedes que tienen agarradas en sus manos muchas cosas, ya sean trabajos, personas, situaciones familiares, situaciones en las congregaciones, y no las quieren soltar. Esta visión quiere decir que hay una actitud que muchos de ustedes tienen que cambiar. No van a ser ustedes los que van a provocar un cambio, dice el Señor, sino mi Espíritu, porque no es con fuerza ni con ejército, sino con mi Espíritu.
[Zacarías 4:6, RVR1960] Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Muchos de ustedes no están entendiendo que por más que fuercen esas cosas, esas situaciones, esas personas, no van a lograr un cambio si no es el Señor el que lo haga. Muchas veces es preferible que en vez de ejercer fuerza sobre esas personas y situaciones, es mejor interceder por esas situaciones y pedirle al Señor que haga lo que tenga que hacer con ellas. Y me vuelve esta visión en donde muchos de ustedes tienen muchas cosas agarradas en sus manos y no las quieren soltar. Y en sus corazones están equivocados porque piensan que esas cosas les pertenecen a ustedes, que esas personas son suyas y no del Señor, cuando en realidad, dice el Señor, todas las almas son mías, me pertenecen.
[Ezequiel 18:4, RVR1960] He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.
Sin embargo, hay muchos de ustedes, a los cuales el Señor les está hablando hoy, que piensan y creen que esas personas son de ustedes, que les pertenecen a ustedes y no al Señor, y por lo tanto ustedes tienen que estar al control de esas personas —y estamos hablando de personas que ya son adultas, más que nada— y no el Señor. El Señor dice hoy, en este mensaje de exhortación, que tienen que entender que esto es mentira.
Les aconsejo que tengan muy presente el versículo de Ezequiel 18:4 durante estos días, todos ustedes que saben que esta palabra es la que necesitaban escuchar. Porque, repite el Señor, no están entendiendo que esas almas que ustedes tienen en sus manos no son de ustedes, sino del Señor. Y cuando intentan controlar la vida de esas personas y no las dejan en libertad —ni en sus propios corazones, ni en lo que hablan, ni con las acciones— cuando estas personas ya son adultas, se están entrometiendo entre el Señor y ellas. Pero el Señor habla sobre esto esta noche para que puedas reconocer este problema en vos y lo puedas corregir y confiar en el Señor.
Estoy viendo que algunos de ustedes no solo están manejando el volante de sus autos, que son sus propias vidas, sino que al mismo tiempo están queriendo manejar el auto de los demás. Es un problema de pensar que son indispensables, de pensar que si ustedes no manejan todas las cosas, entonces esas personas se van a chocar o no van a llegar a donde tienen que llegar.
Se están olvidando que hay Alguien que es superior a ustedes, dice el Señor. Se están olvidando que hay Alguien que tiene una mirada más profunda que ustedes. Se están olvidando de que hay Alguien que creó a esas almas, que las hizo con sus propias manos y que sabe bien para dónde tienen que ir y qué tiene que hacer con ellas. Se están olvidando que el que manda es Dios y no ustedes. Hijitos, renuncien a manejar todo volante que se cruza en sus caminos. Hijitos, arrepiéntanse de querer controlarlo todo. Hijitos, arrepiéntanse de querer tomar todo volante que está enfrente de sus ojos y déjenme a mí. Confíen en mí, denme ese lugar, cédanme ese puesto, y van a ver cómo las cosas comienzan a cambiar, van a ver cómo las cosas comienzan a progresar, van a ver cómo las cosas comienzan a moverse. Porque, de hecho, esta es la razón principal por la cual en aquellos que están en este error las cosas están estancadas, dormidas, pausadas, enredadas y no se solucionan.
Hijitos, dice el Señor, si ustedes verdaderamente me reconocieran como el dueño de todo lo que existe, si ustedes entendieran hasta dónde llega mi potestad, si ustedes entendieran la calidad de Dios que soy, no dudarían ni un segundo en soltar lo que ahora tienen en sus manos. Sin embargo, no quieren soltarlo porque son orgullosos, porque creen que ustedes saben más que Yo, porque piensan que pueden controlar todo mejor y tomar decisiones mejores que las mías, y en muchos casos que no me necesitan. Dice la Palabra:
[Juan 14:1, RVR1960] No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Hijitos, dice el Señor, la serpiente les ha mentido, haciéndoles creer que ustedes son más sabios que Yo. La serpiente les ha mentido, haciéndoles creer que tienen que cargar con cosas que Yo no los he llamado a cargar. No sean metidos, no metan sus manos en una mies a donde no los he colocado, porque van a sufrir consecuencias innecesarias, van a sufrir por demás, van a sufrir en algo en donde el Señor no los ha llamado. Se van a sumar aflicciones que Dios no envía a sus vidas, sino que son consecuencia de que ustedes se están metiendo en asuntos donde Dios no los ha llamado a que se metan.
Hijitos, esto es búsqueda inconsciente de vanagloria, dice el Señor, porque al intentar resolver por ustedes mismos todas las cosas sin ponerme primero, sin consultarme primero, sin haber llevado esos problemas y situaciones delante de mi trono, ustedes están buscando solucionar las cosas por ustedes mismos, por su propia fuerza, y de esta manera la gloria entonces sería para ustedes y no para mí. Arrepiéntanse del individualismo, arrepiéntanse de sentarse en ese trono a donde Yo me quiero sentar para ser el Rey en sus vidas, y pónganme primero de verdad. Muchos de ustedes están corriendo detrás de cosas en las que Yo no quiero que corran, y se olvidan del camino que tienen que caminar.
Hijitos, dice el Señor, entiendan que el tiempo es poco, que los días son malos y que tienen que aprovecharlos y redimir ese tiempo. Si ustedes no caminan acorde a mi voluntad y lo hacen acorde a la voluntad de sus propios corazones, no van a estar redimiendo el tiempo; lo van a estar perdiendo, porque cuando ustedes están manejando su auto, se desvían del camino. Cuando ustedes son sus propios conductores y no me dejan a mí conducir, se desvían del camino y pierden el tiempo, y después tengo que volver a reencaminarlos por donde Yo quería que vayan. Cuando ustedes quieren manejar el auto de otra persona que no les he llamado a manejar, pensando que tienen todas las respuestas, que saben todo mejor que Yo, no dándome ese lugar para que Yo sea el Rey sobre la vida de esa persona, para que Yo sea el conductor del auto de la vida de esa persona, están no solamente perdiendo el tiempo ustedes, sino haciéndoles perder el tiempo a ellos. Arrepiéntanse, dice el Señor, y déjenme gobernar no solamente sobre ustedes mismos, sino también sobre ellos.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora a muchas mujeres, madres de hijos que ya son adultos, que ya tienen la mayoría de edad, que ya tienen que tomar decisiones por ellos mismos, guiadas por el Espíritu Santo de Dios y no por ellas. Estas madres piensan que si no les dicen a sus hijos ya adultos permanentemente lo que tienen que hacer, sus hijos van a terminar mal, se van a equivocar, se van a golpear, se van a alejar de Dios. Estas mamás están dominadas por el miedo. El diablo les habla de día y de noche, haciéndoles creer que son indispensables para sus hijos y que tienen que ocupar el lugar de Dios en sus vidas. El diablo les miente con esto, haciéndoles creer que si no se meten permanentemente en la vida de sus hijos adultos, entonces se van a perder. Atrevimiento es este, dice el Señor, de meterse entre mi hijo y Yo y de pensar que una madre puede ser más necesaria que Dios.
Yo (Noelia) sé que ahora a muchas mujeres les está doliendo lo que estoy hablando, pero el Señor lo hace para salvarte de esta creencia, para salvarte de este error y para que entiendas que cuando te hagas a un lado y dejes que tu hijo deje de necesitarte para tomar decisiones en su vida, cuando te hagas a un lado y dejes libre el volante del auto de la vida de tu hijo, entonces habrá lugar para que él busque al Señor.
El Señor les dice a todas estas mamás: Hijita, no tengas miedo. Dame a tu hijo, soltalo, porque él no es tuyo sino mío. Yo lo hice. Yo lo creé a mi imagen y semejanza. Yo lo formé en tu vientre. Yo hice crecer sus huesos y sus músculos. Yo provoqué que se desarrolle su cerebro cuando él estaba siendo gestado. No fuiste vos. Él o ella es mío y me pertenece. Hacete a un lado y dejá de controlarlo, dejá de controlarla. Confía en mí. Intercedé por él, ayuná por él, clamá por él, pero confía en mí, dice el Señor, porque en vano se construye una casa si no es Dios el que la levanta, en vano se construye un castillo si el constructor no soy Yo. Y todo lo que construyas con tu propia mano sin la guía y la dirección de mi Espíritu se va a caer, provocándole más dolor a tu hijo y a vos.
Yo (Noelia) sé que Dios no le está hablando solo a las madres sino también a algunos padres que están escuchando esta palabra, a algunos papás que están desesperados por la situación de algunos de sus hijos y piensan que si ellos no van delante de sus hijos para que los sigan, entonces los hijos se van a perder, se van a desviar y van a sufrir. Esta actitud no es porque sean malas personas, no es a propósito, no es un pecado voluntario, pero no deja de ser un pecado igual, porque no están dejando que Jesús sea el pastor de sus hijos adultos y no ellos, porque no están permitiendo que sus hijos sigan las pisadas del Pastor de los pastores, que es Jesucristo, nuestro Señor, sino que ellos, sin darse cuenta, están yendo por delante de sus hijos para que los sigan.
El Señor les pregunta ahora a todos ustedes: «¿A quién piensan ustedes que sus hijos tienen que seguir cuando ya tienen la mayoría de edad? ¿A ustedes o a mí?» La respuesta es obvia, pero ahora hay que tomar conciencia de esto, arrepentirse y hacerse a un lado para que realmente Jesús se convierta en el pastor de estas almas que le pertenecen. Hijitos, dice el Señor, los estoy llamando a reconsiderar sus caminos.
Yo (Noelia) vuelvo a ver por tercera vez que muchos de ustedes tienen agarradas en sus manos personas, situaciones, cosas, grupos y demás, y que en sus corazones no confían tanto en el Señor como para soltarlas. Es un problema donde la fe está faltando y la confianza en Dios llega solo hasta un punto, donde ustedes no están entendiendo que si no sueltan y dejan libres a sus hijos en donde los están presionando, entonces más les va a costar a ellos encontrar la voluntad del Señor para sus vidas. Porque si ustedes hacen eso, no es Dios el que los está dirigiendo sino ustedes.
Dejen de ser el Dios de sus hijos, dice el Señor. Dejen de ser el Dios de sus casas, dejen de ser el Dios de sus hogares, dejen de ser el Dios de sus congregaciones para darme lugar a mí. Arrepiéntanse de la soberbia de creer que ese puesto lo pueden ocupar ustedes, porque están pecando al igual que Lucifer cuando quería ocupar el lugar de Dios y fue expulsado. Arrepiéntanse de querer ser Dios en todas las áreas de sus vidas, dice el Señor. Renuncien a un gobierno que no les he dado y déjenme gobernar a mí, porque solo a través de colocarme a mí como cabeza en estas áreas van a ver mi gloria. Pero si siguen buscando su propia gloria, no solamente no van a ver cambios en esas relaciones, en esas situaciones, en esos ambientes y demás, sino que van a estar cada vez peor, porque son estructuras de hombres en donde ustedes se están moviendo cuando quieren lograr las cosas por su propia fuerza, por lo que ustedes piensan que tienen que hacer pero que no viene de mí.
Son obras muertas aquellas que salen de sus propios deseos y no de mi propio corazón, dice el Señor, obras donde no hay vida, donde no hay libertad, donde no hay avance ni redención. Confíen en mí y entréguenme todas esas cosas que tienen agarradas en sus manos ahora. Suéltenlas, dice el Padre, por más que les cueste lágrimas, llanto y sudor. No tengan miedo, porque Yo sé lo que tengo que hacer con ellos. Yo sé bien lo que tengo que hacer con esas cosas que tanto te preocupan, que tanto te cargan. Sean conscientes de que soy un Dios que todo lo puede, que todo lo ve, que todo lo considera, que todo lo pesa en su balanza, y que sabe bien cuál tiene que ser el destino de todas las cosas. Pónganme primero a mí y no a ustedes mismos, dice el Señor, y van a ver un cambio verdadero.
Oh, hijitos, estoy mirando desde los cielos y estoy viendo una congregación de santos que está tomando decisiones propias, que nacen de sus propios deseos. Estoy viendo sacerdotes de su casa que se olvidaron de que sirven para mí. Estoy viendo padres de familia que se acuerdan de que deben ser cabeza, pero se olvidan de que por encima de ellos estoy Yo, dice el Señor. Se han olvidado de pedirme consejo, de consultarme, de dejarse guiar por mí, y están cometiendo errores, errores que tienen que ver con el control y con la manipulación; padres de familia que ciertamente tienen autoridad dada por mí, pero que cuando se desvían de mi guía y dirección y no me dejan gobernar a mí en primer lugar, la ejercen por la fuerza y no por el Espíritu.
Abran los ojos, dice el Señor, porque si ustedes no aprenden a confiar en mí en esas cosas que hoy tienen agarradas en sus manos y que no quieren soltar, van a seguir sufriendo y van a sufrir cada vez más, porque ustedes mismos no se están sintiendo libres cuando hacen esto. Renuncien a la manipulación y al control, porque a veces hasta los hijos tienen que equivocarse para poder aprender, tienen que pasar por aflicciones y tribulaciones para ser refinados, y muchas veces ustedes se interponen en ese refinamiento que Yo estoy haciendo y cortan el proceso. Los sacan de ese fuego por donde Yo los estoy pasando, interfieren en mis asuntos, cuando no los he llamado a meterse en eso.
Arrepiéntanse, dice el Señor, porque ustedes son como si alguien se hubiera metido en el horno de fuego para sacar a los hebreos que estaban siendo probados. Quiten sus manos de una mies en donde no los he llamado a trabajar. Quiten sus manos de una mies en donde no los he llamado a ministrar. Porque yo (Noelia) estoy sabiendo ahora que algunos de ustedes ciertamente están llamados a aconsejar en una congregación o en un ministerio en particular o en ciertas situaciones, pero no en todas, y no están discerniendo bien cuándo tienen que ministrar y cuándo no. No saben regular el agua y son como una canilla que está permanentemente abierta por completo, corriendo el riesgo de que esa casa se inunde.
Aprendan a tener un balance, aprendan y vuelvan a ser guiados por el Espíritu Santo de Dios, porque muchos se vanagloriaron y se olvidaron de Dios, e inclusive están ministrando a todo lo que se cruza enfrente de ustedes; hiperactivos, inclusive en las cosas de Dios. No es sano. Tienen que aprender a ser como una canilla que solamente se abre para lo que se necesita y que de esta manera no inunde la casa donde está, dice el Señor. Tienen que aprender a abrir y cerrar esa canilla para que corra exactamente y únicamente para lo necesario.
Pero, me vuelve a repetir el Espíritu de Dios, algunos de ustedes —los que hacen esto, los que les cuesta frenar, los que les cuesta soltar, los que piensan que siempre tienen que decirle a los demás lo que tienen que hacer y no ponen primero a Dios en sus vidas para consultar por dónde tienen que ir, por dónde tienen que caminar— piensan que son indispensables, cayendo en orgullo, en soberbia y en arrogancia. Es el mismo pecado que cometió Lucifer antes de caer. Tengan cuidado, dice el Señor, porque el que se exalte será humillado, y el que se humille será enaltecido.
El Espíritu de Dios dice: Bajen, hijitos, bajen la velocidad, bajen el ritmo. Búsquenme en la soledad, en el cuarto secreto, para que Yo vuelva a guiarlos como antes, para que vuelva a guiarlos como al principio, para que encuentren paz, calma, sosiego. Porque querer controlar sus autos y el de los demás les quita la paz y les da ansiedad. Pero si ustedes confiaran en la guía de mi Espíritu en sus autos y en los autos de los demás, ya no estarían ansiosos porque descansarían en mí.
Aprendan a confiar en mí, dice el Señor. Sean míos, pero sean míos de verdad. Entréguenme lo que tienen agarrado en sus manos. Estoy esperando un acto de confianza de parte de ustedes hacia mí, porque no solamente me ofende, sino que me duele cuando mis hijos no confían en mi sabiduría. Y cuando ustedes no quieren soltar, por ejemplo, a los hijos que tienen agarrados en sus manos y confiar en que Yo sé lo que tengo que hacer con sus vidas, me duele, porque no están confiando en mí, sino en ustedes mismos.
Recapaciten, dice el Señor, porque Yo los amo a ustedes, pero también amo a sus hijos. Ellos están en mis manos, porque toda alma es mía y me pertenece y no a ustedes. Si apenas se pueden hacer responsables de sus propias vidas, ¿cómo piensan que pueden manejar la vida de los demás? Arrepiéntanse de creer este engaño de que ustedes pueden ser superiores a mí, sabiendo mejor lo que necesita alguien que tiene que buscarme a mí.
Yo (Noelia) estoy viendo muchas congregaciones en la tierra, y este problema del control y de la manipulación es moneda corriente en este tiempo. No son solamente los padres y las madres que por miedo o por distintas cosas están tratando de manejar la vida de sus hijos que ya tienen que tomar decisiones como adultos, bajo la guía del Señor y no de ellos. Son también los pastores, en su gran mayoría, que están controlando a la grey de Dios, que están manipulando sus vidas y que se creen dueños de ellos, quitando a Dios de ese trono de las vidas de los congregantes para sentarse ellos mismos allí. Quizás algún día comenzaron bien, pero después se olvidaron de que ellos no son Dios.
[1 Pedro 5:2-3, RVR1960] Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
Ustedes se quejan de ellos y no quieren sufrir ese control y manipulación. Sin embargo, están haciendo lo mismo en sus casas con sus esposos, con sus esposas, con sus hijos, con sus amigos, con sus familiares. Piensan que deben tener el control de todas las cosas y se están equivocando. Dios no tiene las riendas de sus vidas y ustedes lo saben. Sienten que desde hace un tiempo es el pastor quien controla sus vidas, o algún líder, alguna persona que en su momento los edificó, ayudó y guió, y que Dios usó para eso. Pero luego, esa persona se desvió y comenzó a tratarlos como si fueran su posesión y no del Señor.
Ustedes se están quejando de este control que están sintiendo sobre ustedes mismos de parte de ellos, se están quejando de estas redes que sienten que les tiraron encima, que los atraparon, de estas redes de control y de manipulación en las cuales ustedes cayeron, donde ya no sienten más libertad, donde en vez de sentirse cada vez mejor se sienten cada vez peor, más atados. Ustedes se están quejando de esta situación y no se están dando cuenta de que les está pasando o les pasó, porque ustedes hacen lo mismo, porque ustedes estaban en este pecado de control y de manipulación con otras personas o en otras áreas, quizás en el trabajo. No son jefes o líderes que están guiando a sus trabajadores, liderándolos, dirigiéndolos de una manera sana, sino que terminaron adueñándose de sus trabajadores, de sus empleados, y entonces cayeron bajo las mismas redes que ustedes tiraron.
Tienen que arrepentirse y volver atrás, arrepentirse y dar un paso atrás, arrepentirse de hablar cuando Dios no los mandó a hablar, dando consejos que Dios no les mandó a aconsejar, dando órdenes que Dios nunca envió a través de ustedes. Tienen que soltar las riendas de las vidas que no están en sus manos, dice el Señor.
[Gálatas 6:7, RVR1960] No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Lo que ustedes no se daban cuenta es que de aquello que se estaban quejando es lo que ustedes estuvieron haciendo y eso fue lo que abrió la puerta para que les pase lo mismo en sus vidas. Suelten lo que tienen en sus manos si ustedes quieren ser soltados, dice el Señor. Liberen a las personas que tienen apresadas si ustedes quieren libertad. Dejen ir lo que no tienen que retener si ustedes no quieren ser retenidos.
Hijitos, los amo demasiado. Yo quiero gobernarlos, dice el Señor. Yo quiero ser el gobernador de la vida de mis hijos. Yo quiero ser el gobernador de todo aquel que me busca, que me ama, que me sigue. No interfieran en mi relación con los demás si no los he llamado a interferir. Hijitos, reconozcan que se están equivocando y bájense de ese podio a donde no los coloqué. Renuncien a la manipulación, renuncien al control, lo cual se convierte en brujería, en rebelión y alimenta a la sedición y a la ira. Tengan paz y confíen en que soy un buen director, un buen conductor, y que sé por dónde tienen que caminar ellos, siguiéndome a mí y no a ustedes.
No traten de ayudarme si no los he llamado a ayudar. Déjenme trabajar libre y no se metan donde no los llamo a meterse. Corríjanse y salgan del camino para dejar que esas personas que no tienen que ser guiadas por ustedes en muchas cosas busquen mi guía y me puedan seguir de verdad. Encárguense de ustedes mismos, dice el Señor. Encárguense de sus propias vidas. Síganme ustedes a mí y pongan sus manos en la mies donde sí los estoy llamando a ponerlas, sin mirar al costado para ver qué hacen los demás. Háganse libres de cargas que Yo no les he colocado para que los pueda colocar a donde sí quiero llamarlos.
Yo (Noelia) estoy sabiendo ahora que ustedes vienen orando porque quieren servir al Señor, porque quieren trabajar para el reino de los cielos, pero no están libres, porque están ocupados con cosas que Dios no los ha llamado.
Libérense para que pueda guiarlos, dice el Señor, para que pueda usarlos, para que pueda glorificarme en sus vidas, y van a ver milagros, milagros que nunca vieron, en ustedes y en los demás y en esas situaciones y personas que no tienen que ser guiadas por ustedes. Suelten todas las cosas y entiendan que si no es por mi Espíritu, nada va a pasar, que las cosas no se pueden empujar, que una flor no se puede abrir por la fuerza. Es la luz del sol la que provoca que la flor se abra por su propia cuenta. Es la flor la que tiene que desear recibir esa luz.
Entiendan que ustedes no son capaces de lograr nada fuera de mí y que en muchas ocasiones están yendo por ustedes mismos y no están enviados por mí. Métanse en lo que Yo quiero que se metan. Involúcrense en mis asuntos cuando Yo les abra la puerta. Pero no abran esas puertas por la fuerza, porque se van a golpear, se van a desviar y van a provocar que otros se desvíen y también se equivoquen, porque si Yo no los mando, van solos. Y el diablo lo sabe y está esperando que vayan sin mi guía, sin mi dirección, para aprovechar de esa situación.
Yo (Noelia) estoy sabiendo ahora que muchos de ustedes están teniendo muchos conflictos laborales, familiares, en las congregaciones y en las relaciones interpersonales por lo que Dios está hablando ahora.
Así que, repite el Señor, suelten lo que tienen agarrado. Suelten a las personas que ustedes creen que les pertenecen. Reconozcan que son mías y no de ustedes. Dejen de poner su confianza en ustedes mismos para ponerla en mí. Busquen mi guía y no la guía de sus propios corazones. Ábranse a mí si quieren ver mi gloria. Búsquenme a mí, porque Yo sé bien lo que tengo que hacer, porque mis pensamientos son más altos que los de ustedes y quiero el bien de todas las almas.
Hijito, pregunta el Señor, ¿verdaderamente confías en mí? Hijita, ¿verdaderamente me entregaste a tu hijo? Si encontrás que no es así, si la respuesta hoy es no, aún estás a tiempo de redimir esta área de tu vida y recibir la paz y la libertad del Señor. Porque haciendo libres a otros, te haces libre vos. Respetando las decisiones de los otros, también respetas a Dios. Confía en mí, dice el Señor. No sufras más, porque Yo estoy en todas las cosas. Así que tengan cuidado de no estar tirando redes sobre personas que ya tienen edad suficiente y que están aptas para tomar decisiones por ellos mismos, de no estar tirando sogas para atarlas a lo que ustedes piensan que tienen que hacer.
[Jeremías 23:24, RVR1960] ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
Tengan cuidado de no estar encadenando a los suyos, diciéndoles constantemente lo que tienen que hacer, cómo lo tienen que hacer y cuándo lo tienen que hacer, cuando ese consejo no venga de mí. Aprendan a callarse, tengan dominio propio, inclusive los pastores que tienen una vara y un callado, dice el Señor. Aprendan a utilizar esa vara y ese callado por el consejo de mi Espíritu y no por su propia arrogancia de creer que lo tienen que utilizar permanentemente en todo tiempo, en todo lugar, con todas las personas. Porque si hacen esto, ya no son servidores míos, sino de ustedes mismos, y hasta es posible que de Satanás. Cuidado, dice el Señor. Corríjanse y busquen balance en su manera de comportarse. Abran sus manos y muéstrenme lo que hay en ellas que les está costando soltar. Pasen por ese proceso de entregarme todas las cosas y no se van a arrepentir.
Yo (Noelia) estoy viendo que mientras estaba hablando por el Espíritu, muchos de ustedes estaban recapacitando en sus corazones, reconociendo que estaban en esta actitud y arrepintiéndose. Están entristecidos, pero no por una tristeza del mundo, sino con una tristeza que viene del arrepentimiento. Yo oro ahora en el nombre de Jesús para todos aquellos que se hayan arrepentido o que se estén arrepintiendo, que el Señor los llene de su gozo, de su alegría, de su libertad. Y recuerden que la Biblia dice:
[1 Juan 1:9, RVR1960] Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
[2 Corintios 7:10, RVR1960] Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Reciban el perdón del Señor. Corrijan sus caminos en este área y reciban la paz de Dios. Si se sienten tristes porque esta palabra los redargulló, simplemente apliquen 1 Juan 1:9.
Señor, confieso este pecado y me arrepiento. Pensé que yo era mayor que Vos, pensé que yo era más importante, más sabio, que sin mí nada iba a prosperar. Pensé que tenía que meterme en asuntos donde no me llamaste, que tenía que controlar la vida de la gente porque, si no, se iban a golpear. Pensé que tenía que hacer que todos dependieran de mí en vez de Vos, sin darme cuenta. Pensé que si yo no aconsejaba permanentemente a mis hijos, que ya tienen edad para buscar tu consejo por ellos mismos y rendirte cuentas a Vos, se iban a estrellar. Me olvidé que eras Vos el que tenía que conducir ese auto y yo no. Me olvidé, Señor, que Vos querés ser su Dios y no yo. Perdoname, Padre. Reconozco que tengo muchas cosas agarradas en mi mano que quiero controlar por mi propia fuerza, decisión y voluntad. Me arrepiento y ahora decido soltar todo eso y entregártelo a Vos, porque Vos sabés lo que tenés que hacer, Señor. Sólo Vos sabés todas las cosas y no yo. Recibo el perdón y la paz. Ayudame a aprender a manejarme distinto, a soltar el volante de mi propio auto también y a no dejarme llevar por los impulsos demoníacos que me dicen que tengo que dirigir no sólo mi auto sino también el de los demás. Ayudame a ser libre de cualquier control y manipulación en mi propia vida que ejercen los demás y a respetar a las autoridades establecidas por Vos cuando se manejen por tu Espíritu y no por un espíritu de manipulación y de control. Traé libertad a mi vida en la medida que yo la dé a los demás, Padre. Dejo todas las cosas en tus manos y me libero. Libero mi camino y libero el camino que yo estaba obstruyendo en la vida de esas personas a donde me estaba metiendo cuando no me llamaste, para que Vos los guíes y no yo. Ayudame a discernir cuando querés que dé un consejo, que hable, que dirija, que redarguya o que exhorte, pero que sea tu voluntad, Señor. Ayudame a discernir cuando es tu voluntad y no la mía o la del adversario, para que mis decisiones en esta área lleven fruto abundante. Te doy toda la gloria, porque si Vos no levantás un edificio, en vano se construye, y yo no soy capaz de hacer nada lejos de ti. Ayudame a seguir tu guía, Señor. Te dejo sentarte en el trono de mi corazón y me muevo del trono del corazón de los demás, de mis hijos o de mis discípulos, para dejarte el lugar a Vos. Goberná sobre mi vida, Señor. Te reconozco como el único líder perfecto que no se equivoca, y yo sí me equivoco. Ayudame siempre a acordarme de esto y a darte la gloria en todas las cosas, a ser libre y a traer libertad por tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús, amén.