El Señor te bendiga. Hoy es miércoles 8 de mayo del año 2024 y estamos aquí nuevamente en esta ocasión para ministrar al pueblo del Señor mediante la profecía. Dice la Palabra:
[1 Pedro 4:10, RVR1960] Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Así que, amado Padre Celestial, estamos aquí Señor juntos para recibir tu palabra Señor, acorde a lo que cada cual está necesitando. Estamos aquí Señor para ser ministrados, acorde a lo que el Espíritu Santo quiera repartir. Señor, estamos aquí con los oídos abiertos para escuchar lo que tienes para decirnos, acorde a lo que estamos necesitando. Porque a veces tu pueblo no sabe lo que necesita, piensa que lo sabe, cree que necesita ciertas cosas, pero la realidad es que muchas veces son otras las que tu pueblo está necesitando Señor, son otras cosas. Y por eso es importante Señor que tu pueblo se deje guiar por el Espíritu Santo, que tu pueblo escuche tu voz en estos últimos días para no equivocarse.
Porque también dice la palabra del Señor que engañoso es el corazón más que todas las cosas. Señor y podemos estar equivocados en muchas cosas y no saberlo, no estar conscientes de eso. Por eso Señor necesitamos la profecía, porque si no hay un pueblo que se desenfrena, hay un pueblo que puede desviarse, hay un pueblo que puede equivocarse. Señor necesitamos de esa guía, de esa lámpara que es tu palabra, pero no solamente de la palabra escrita Señor que es la Biblia, sino también de tu palabra hablada Señor a través de la profecía. Y estamos aquí Señor para escuchar lo que tienes para decirnos, para recibir claves proféticas, para recibir soluciones proféticas, para recibir revelación en las áreas en las que estamos mal, o en las que estamos tristes, o en las que estamos afligidos, o en las áreas en las que estamos débiles.
Señor, estamos aquí para escuchar, para beber de esas aguas proféticas, para comer de ese pan profético y ser saciados en esta tarde, en esta noche, o en el momento en el que estamos escuchando este vídeo. Gracias Señor porque tu palabra es viva, es eficaz y es como una espada de doble filo Señor, que corta, que divide el alma Señor, el espíritu, que llega a las profundidades de nuestro ser y estamos necesitando de esa verdad. Tuya es la gloria Señor, la alabanza, la honra por siempre Señor, porque de ti vienen las cosas buenas y no de nosotros. Tú eres la fuente Señor de la verdad y tú eres la fuente Señor de las soluciones que hoy venimos a buscar enfrente de tu trono, juntos, unidos y dispuestos para recibir esas cosas. La alabanza sea para ti en el nombre poderoso de Jesús. Amén y amén.
Y mientras estaba orando, cuando estaba terminando de orar, ya el Espíritu Santo me mostraba muchos signos de preguntas en sus corazones. Muchos de ustedes tienen no una pregunta, sino muchas, muchas preguntas y Él es el Señor de las respuestas, es el Señor que responde. Es como un maestro al cual sus alumnos pueden ir y preguntarle, preguntarle a ese maestro las cosas que están en sus corazones y el maestro no solamente que está dispuesto a responder a sus alumnos, sino que se goza en dar esas respuestas, porque un verdadero maestro instituido por el Señor se goza en dar respuestas, disfruta en responder a esas preguntas que hay en los corazones de sus alumnos, porque un verdadero maestro necesita dar respuestas, necesita enseñar y en él enseñar se siente pleno.
El Señor disfruta de dar respuestas a sus hijos, a los que preguntan, a los que lo buscan, a los que escudriñan, a los que golpean la puerta hasta que se les abre y yo escucho al Señor ahora que dice: Hijitos estoy aquí, estoy aquí, no se desesperen, calmen sus aguas y escucho la palabra «sosiego», y dice el Señor: Sujeten su espíritu, porque los espíritus son como viento. De hecho, en la Biblia los espíritus están nombrados con la misma palabra con la que se nombra el viento, que es «ruach» en hebreo.
Y yo veo a los espíritus de ustedes, los veo como viento ahora, pero no todos esos espíritus están tranquilos hoy mientras entrego esta palabra, porque hay vientos que se mueven despacio y hay vientos que se mueven fuerte, que soplan con fuerza y hay vientos huracanados, hay distintos tipos de movimientos del aire, hay movimientos de aire que son más calmos, más tranquilos, más armónicos, que soplan suave, como una suave brisa, pero hay otros movimientos que son como tornados y que pueden llegar a ser destructivos inclusive y así son nuestros espíritus. Me muestra ahora el Espíritu Santo, se ven como vientos que están en distintos estados, que algunos de nuestros espíritus son estas brisas suaves y agradables, pero otros espíritus son como tornados y dice el Señor: Aprendan a apaciguar ese viento cuando no está calmo. Dice la Biblia
[Salmos 33:6, RVR1960] Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
La palabra original en realidad no es aliento, es la palabra «ruach», la misma palabra con la que se menciona al Espíritu de Dios y a otro tipo de espíritus, y la misma palabra que en hebreo se utiliza para el viento que sopla en los aires. Y el Señor dice: Hijitos, aprendan a dominar el mover de ese viento. Por eso también un ejemplo de esto podría ser cuando la Biblia dice que el espíritu de los profetas está sujeto a los profetas. Esto, interpreto yo, quiere decir que los profetas tienen que aprender a dominar, a tener dominio propio sobre sus espíritus. Como si alguien tomara por las riendas para domar un caballo salvaje. Algunos de nuestros espíritus no están domados, dice el Señor.
Algunos de nuestros espíritus son como estos caballos salvajes de los cuales hablaba también en la transmisión pasada. Que simplemente corren por el campo y no hay nadie que los tome por las riendas, no hay nadie que los dome. Hacen lo que quieren, corren por donde quieren. Muchas veces sin una dirección clara, sino que por causa de ese estado de ser salvajes, simplemente se dejan llevar por lo que sienten en el momento. El Espíritu de Dios nos habla estas cosas porque muchos de ustedes le están preguntando cuál es el problema espiritual que tienen. Y dice 1ª de Corintios 14:32: «Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas», que era el versículo que estaban mencionando antes.
Pero decía que muchos de ustedes han venido a este vivo con una consulta específica en sus corazones. Muchos de ustedes han venido a este vivo pidiéndoles una cosa específica al Señor, o que hable sobre una cosa específica, o que les dé una palabra específica para ustedes, en cierto problema o en cierto asunto de sus vidas. Pero en realidad lo que ahora está hablando el Espíritu de Dios es la razón de muchos problemas que están teniendo, no solamente del que hoy ustedes pusieron sobre la mesa para preguntarle al Señor. Por eso no subestimes lo que el Señor te está hablando diciendo: Pucha, pero yo quiero una palabra directa para mí. Porque lo que está hablando el Espíritu de Dios va a ser la solución para muchos de ustedes, no para uno solo. Y no solamente en un área, sino en muchas áreas distintas de sus vidas.
Porque no tener sujeción del Espíritu, dice el Señor, equivale a problemas. No sujetar a sus propios espíritus, a ustedes, dice el Señor, equivale a tener un caballo poderoso, velocísimo, hermoso, costoso, pero no poder disfrutarlo porque no está domado. Y de esa manera ese caballo no es un caballo útil, sino que se convierte en un caballo con muchísimo potencial, pero inútil en el sentido de que no puede ser utilizado para nada porque no está domado. Dice el Señor: Así muchos de ustedes tienen sus espíritus en este tiempo, no está domado, no tienen dominio sobre él. No saben utilizar el poder de la decisión, la voluntad de ustedes para domar a ese espíritu y, por lo tanto, sin este orden en su espíritu, sin una dirección específica en su espíritu, sin que ese espíritu de ustedes esté entrenado a hacer lo que ustedes quieren que haga.
Entonces, lo mismo se refleja en sus vidas, dice el Señor, desorden en distintas áreas. Indecisión es otra de las cosas que acarrea el problema de no dominar nuestros espíritus. Tener doble ánimo porque un espíritu que no está sujeto a la persona, me enseña ahora el Espíritu Santo, provoca que la persona vaya de un lado para otro, inestabilidad. No sujetar sus espíritus, dice el Señor, les trae inestabilidad. Y ustedes van a ver esto, por ejemplo, cuando un profeta no tiene dominio de su espíritu, profetiza constantemente en todo momento, en todo lugar, sin acomodarse al orden establecido por Dios cuando hablamos de grupos, por ejemplo, o de congregaciones.
Es decir, un profeta que no tiene su espíritu sujeto a sí mismo le cuesta callar, le cuesta parar, le cuesta dominarse a sí mismo para no profetizar a todos en todo tiempo y en todo lugar. Un profeta que no tiene sujeto su espíritu, a ese profeta le cuesta sujetarse a otras cosas porque para empezar no tiene sujeción sobre sí mismo, sobre su propio espíritu. Por lo tanto, mucho menos puede sujetarse a otro espíritu, como por ejemplo el del pastor o el de un líder o el de un mentor, como se lo suele llamar, ¿verdad? Al Espíritu de un maestro, al Espíritu de un hombre de Dios o al Espíritu de alguna cabeza en cuestiones de liderazgo que el Señor haya colocado sobre ese profeta.
Y por eso es importante, dice el Señor, tomar las riendas de nuestros espíritus, porque el que no tiene la rienda de su propio espíritu, el que no tiene su propio espíritu domado tiene problemas de rebeldía, porque justamente la sujeción es opuesto, opuesta a la rebeldía. Así que dice el Señor: Hijitos, les estoy revelando estas cosas profundas, cosas espirituales profundas, en una manera que quizás nunca se las habían revelado, en una manera que quizás nunca se las habían hablado, desde una perspectiva que no todos han escuchado, dice el Señor, para que entiendan cómo se conecta lo espiritual con lo carnal, cómo se conecta la vida de ustedes en la parte espiritual con las consecuencias que tienen en su vida física.
Hijitos, dice el Señor, esto que estoy hablando es una clave, esto que estoy hablando, dice el Señor, es una llave que si ustedes aprenden a utilizarla van a poder desbloquear cosas que hasta hoy estaban bloqueadas, dice el Señor, en sus vidas. Si ustedes, dice el Señor, hoy me escucharan con atención, entendiendo que lo que estoy hablando es justamente lo que están necesitando, aunque ustedes no lo crean así, sus vidas a partir de ahora comenzarían a cambiar y darían un vuelco de 180 grados. Porque hay una gran diferencia, dice el Señor, entre una persona que tiene dominio sobre su propio espíritu y otra que no lo tiene.
Dice Proverbios 35:28, como compartió esta hermana, ¡Gloria a Dios!: «Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda». ¡Wow!, Gloria al Señor, ¡Aleluya! Gracias por ese versículo, gloria a Dios. Dice: hijitos, entiendan que la disciplina es la base del éxito, en el sentido, la disciplina en el sentido de ser diligentes, en el sentido de ser constantes, de ser insistentes, en el sentido de proponerse algo y terminar ese algo, en el sentido de tomar nuestras propias decisiones de una manera seria, que nuestro sí sea un sí rotundo y que nuestro no sea un no total.
Dice Proverbios 16:32: «Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte y el que se enseñorea de su espíritu que el que toma una ciudad». Dice: Hijitos, entiendan, entiendan que si ustedes aprenden a enseñorearse de sus propios espíritus, van a tener la posibilidad de finalmente caminar en poder. Porque muchos de ustedes no caminan en el poder de Dios, porque no se enseñorean de sus propios espíritus. Y yo estoy viendo ahora a una persona que tiene un caballo, pero que no se sube en él, y en esta visión que yo estoy viendo, este caballo representa el poder de Dios. Es decir, algunos de ustedes no pueden subirse a esos caballos justamente porque no están domados. Uno recién puede subirse a un caballo cuando el caballo ha sido domado, pero mientras que el caballo no haya sido domado, uno no puede montarlo y andar en él, ¿verdad?
Lo mismo sucede con nuestros espíritus. Y antes voy a leer este otro versículo que compartió otro hermano. «Determinarás a sí mismo una cosa y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz». Job 22:28, y esto avala lo que el Señor nos estaba diciendo sobre ser determinados, ser decididos, ser insistentes, ser diligentes. Esta palabra, diligentes, es una palabra que le duele a la iglesia hoy en día, ser disciplinados. Yo estoy sabiendo que cuando yo digo diligentes, a muchos de ustedes es como si se les clavaran una daga en el pecho, porque la palabra que yo estoy enviando ahora cuando digo diligentes, les duele porque saben que muchos de ustedes no son diligentes y que esa palabra es para ustedes.
Así que yo veía a una persona que estaba al lado de un caballo y esa persona quería subirse a ese caballo porque si no, no iba a llegar a donde tenía que llegar, porque si no, no iba a tener la velocidad que necesitaba para llegar a ese lugar y cumplir lo que tenía que hacer. Pero esta persona no podía subirse porque el caballo no estaba domado. De la misma manera, dice el Señor, si ustedes no doman a sus espíritus, no van a poder llegar a donde tienen que llegar en términos espirituales, en términos de su propósito. No van a poder cumplir su propósito, dice el Señor, si no se enseñorean de ustedes mismos. Dice la Palabra:
[Proverbios 21:5, RVR1960] Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Hijitos, dice el Señor, ustedes subestiman la importancia del dominio propio y muchos de ustedes tienen falsas creencias en este área. Muchos de ustedes piensan que son indomables. Muchos de ustedes creen que no pueden sujetar a sus espíritus. Muchos de ustedes creen también que no lo van a lograr, que la rebeldía siempre les va a ganar. Pero esto es una escuela, dice el Señor y en una escuela hay distintos niveles, distintos grados, distintos años por donde los alumnos van o deberían ir ascendiendo, comenzando desde lo menos a lo más, dice el Señor, y ustedes no son como un alumno que va a la escuela y no hay maestro. Ustedes tienen al Maestro de los maestros. ¡Guau! ¡Gloria al Señor!
Ustedes son alumnos de Aquel que les puede enseñar absolutamente todas las cosas, que les puede responder absolutamente todas las preguntas, que los puede ayudar a desarrollarse en cualquier área de sus vidas. Pero tienen que tener fe de que esto es así. Tienen que creerme, dice el Señor, porque yo les puedo enseñar cómo dominar a sus espíritus, y yo les quiero enseñar cómo domar a esos caballos, porque aún, me dice el Señor, los que doman, aún los que doman caballos, ¿alguna vez aprendieron de alguien más cómo se domaban esos caballos? No fue que entraron directamente en ese área, que no sé cómo se llama, a donde se doman los caballos, ya sabiéndolo todo. Aún ellos, dice el Señor, primero tuvieron que ser alumnos de aquel, esa persona que les enseñó cómo domar caballos, para después largarse solos a domar esos caballos, una vez que ya hubieron aprendido de alguien más. Y así es como una enseñanza en cadenas que se realiza.
Lo que pasa es que ustedes muchas veces se afanan y son ansiosos, dice el Señor, y quieren todas las cosas para ayer, si fuera posible, no para hoy, y no tienen paciencia de comenzar a trabajar en algo, de comenzar a entrenar en algún área, no tienen la paciencia de esperar a ver los frutos, como un agricultor que no tiene la paciencia de ver los frutos salir de las plantas, dice el Señor. Hay cosas que llevan su tiempo, pero si ustedes nunca empiezan, claro que nunca van a ver esos frutos, porque van a ser igual que un agricultor que nunca planta la planta, y si la planta nunca es plantada, ¿cómo se van a ver sus frutos? Hay que empezar por algo, y nuevamente repite el Señor que los comienzos son muy importantes.
Los comienzos no son fáciles, y normalmente son una etapa del aprendizaje que cuesta mucho y que tiene muchos desafíos, pero eso no quiere decir que ustedes no son capaces de hacerlo, dice el Señor. Empiecen a dominar sus espíritus. Empiecen, dice el Señor, preguntándome cómo dominar sus espíritus. Vengan a mí, dice el Señor, y yo veo un pozo de agua para beber, de donde los antiguos sacaban el agua para tomar, y dice el Señor, vengan al pozo de las respuestas, vengan al pozo de las soluciones, pidan el agua, dice el Señor, y luego yo les voy a mostrar el camino para que vayan caminando a ese pozo, y luego yo les voy a mostrar cómo sacar agua de ese pozo.
Hijitos, dice el Señor, entiendan, entiendan que si no son ustedes los que toman dominio de ustedes mismos, alguien más lo va a hacer. Entiendan, dice el Señor, que si ustedes no tienen dominio propio sobre ustedes mismos, alguien más va a ocupar ese puesto. Entiendan que si no son ustedes los que doman ese caballo, alguien más va a querer hacerlo. Entiendan, dice el Señor, que si ustedes no son amos sobre ustedes mismos en el sentido en el que estamos hablando, entonces alguien más va a querer dominarlos. Y no estamos hablando en el sentido de que nuestro amo, nuestro Señor, en primer lugar es Jesucristo, ¿verdad? Estamos hablando de el dominio que el mundo y los líderes mundiales, y que va a tener el anticristo cuando se manifieste, va a tener sobre los que se sujeten a él.
El Señor está diciendo que aquellos que para ese momento, y ya es un momento muy cercano, no tengan dominio sobre sí mismos, van a ser más fáciles de dominar por él. Porque los que no tengan dominio sobre sí mismos para el momento donde se manifieste el anticristo con todo su control en todas las áreas de la vida del hombre, con toda su manipulación en todas las áreas de la vida del hombre, con todo lo que nos van a obligar a hacer y a dejar de hacer cuando él se manifieste, y ya estamos yendo en ese camino. Aquellos que no tengan dominio sobre sí mismos van a ser como alguien que está en un barco pero no manejando el timón. Y el enemigo ve que el timón está libre, y viendo que el timón está libre, se sube a ese barco y comienza a manejar ese timón, que el dueño del barco no está manejando.
Hijitos, dice el Señor, entiendan que si ustedes no toman las riendas de ese caballo que representa a ustedes mismos, a sus propios espíritus, entonces el que es más fuerte lo hará por ustedes. El que tiene una facilidad para dominar a los demás va a tomar esas riendas, o va a tener más posibilidades para hacerlo si ustedes ya no están montados en ese caballo. Y dice el Señor que ustedes tienen que ser los jinetes de sus propios espíritus e indicarle hacia dónde tienen que correr, indicarle a sus espíritus cuándo tienen que frenar, en cualquier cosa que estén haciendo o que quieran hacer. Ustedes, dice el Señor, son los que urgentemente tienen que subirse a esos caballos y ser los jinetes de esos caballos y dirigir a esos caballos hacia donde ustedes quieren que vaya, hacia donde ustedes quieren que vaya, que a su vez esta dirección está bajo la guía del Espíritu Santo.
Pero normalmente lo que sucede es que el Espíritu Santo guía a la persona hacia dónde tiene que ir, pero es la persona que tiene que decidir ir hacia donde el Espíritu Santo le está marcando o no. Y muchos de ustedes tienen una confusión porque piensan que porque el Espíritu Santo dice la Biblia, que porque dice que los hijos de Dios son los que son guiados por el Espíritu Santo, ustedes piensan que entonces el Espíritu Santo tiene que hacer todas las cosas en sus vidas y que ustedes no tienen que hacer nada, no tienen que decidir nada, no tienen que trabajar nada, no tienen que poner nada de su parte. Pero están confundidos.
Una cosa es la guía del Espíritu Santo y otra cosa son las decisiones que nosotros tomamos. Otra cosa es si nosotros decidimos sujetarnos bajo la guía del Espíritu Santo o no, si nosotros trabajamos para ir en la dirección a donde el Espíritu Santo nos está enviando, si le hacemos caso o no, o también podemos ser rebeldes. Nosotros decidimos qué hacer con la guía del Espíritu Santo. Hijitos entiendan, dice el Señor, que la falta de dominio propio, que la falta de sujeción de sus propios espíritus a ustedes mismos les está trayendo inestabilidad en sus vidas. Porque, por ejemplo, a algunos de ustedes se les ha sido otorgado un trabajo en lo secular, pero no han decidido permanecer estables en ningún trabajo. Entonces son como ese hombre de doble ánimo que va de un lado para otro porque cambia de trabajo constantemente.
Porque en realidad el problema de raíz es que no tienen sujeto a sus propios espíritus y entonces sus espíritus son como un caballo que necesita correr en cualquier dirección y que cuando va corriendo hacia la derecha se cansa y ya quiere ir hacia la izquierda y no ha decidido, no ha determinado determinar ese camino de la derecha hasta el final antes de doblar a la izquierda. Son como un caballo que va en zigzag, me muestra el Señor, y no van derecho en una dirección específica, con un propósito marcado, cambiantes. A muchos de ustedes esto que está hablando el Señor les trae problemas en distintas áreas. Por ejemplo, el área laboral. Porque nunca están estables en ningún lugar, porque se cansan de todas las cosas. Están unos meses aquí, después buscan otro trabajo, están unos meses allá y por ende no pueden escalar en lo que hacen, no pueden crecer, no son ascendidos.
Porque esta inestabilidad se ve desde afuera, se nota en el rendimiento, no están realmente comprometidos como dijo el Señor cuando habló sobre el tema de compromiso en la otra transmisión anterior. Dice: Hijitos, si ustedes no sujetan sus propios espíritus, ¿cómo esperan tener relaciones estables? Y no solo eso, sino que si ustedes se meten en una relación de pareja y no tienen dominio propio, entonces es muy posible que ese timón lo ocupe su pareja y no ustedes, en el sentido de un control demoníaco, de una manipulación demoníaca. No estoy hablando de los roles de autoridades establecidos por Dios, a donde dice Corintios que el Señor es la cabeza del hombre y el hombre de la mujer, ¿verdad?
Estoy hablando de un control fuera del orden de Dios. De alguien que usurpa a la otra persona, que decide absolutamente todo por la otra persona, que le quita la libertad a la otra persona, que la domina en un modo demoníaco, ¿verdad? Es decir, a aquellos, y estoy viendo muchas mujeres ahora en la realidad, el Señor les está hablando a todos, pero en especial es un problema muy regular en la parte femenina, en las mujeres, donde hay muchas mujeres que no tienen sujeción sobre sus propios espíritus, no tienen dominio propio sobre ellas mismas, no tienen control sobre ellas mismas, no saben lo que quieren, son indecisas, son inestables por esta causa, no saben cuándo empezar o cuándo terminar en muchas cosas y demás.
Por lo tanto, inconscientemente buscan una pareja, un hombre que ocupe el lugar, es decir, que tome las riendas de su espíritu que en realidad ellas mismas deberían tomar. Y esto acarrea problemas, como dice una hermana en el chat, acarrea abuso de poder, abuso de autoridad o uso de una autoridad falsa, control, manipulación, violencia también, en maneras escondidas. Es decir, el problema de no tener sujeción de nuestros propios espíritus puede traer a su vez complicaciones en distintas áreas de la vida del hombre. Porque una persona que no tiene dominio propio sobre su espíritu, sobre su propia persona, no sabe ni cuándo estar sentado o cuándo pararse.
Estoy hablando, por ejemplo, estoy viendo una congregación y estoy viendo personas que no saben cuándo estar de pie, cuándo sentarse, cuándo hablar, cuándo callarse, cuándo profetizar, cuándo dejar de profetizar, cuándo interpretar las lenguas que alguien más habla, cuándo no, por más que lo pueda hacer igual. Estoy viendo desorden en las congregaciones y una de las razones, más no la única, de que esto suceda es porque muchos de los congregantes no sujetan sus propios espíritus, los dejan correr como un caballo impulsivo, no tienen dominio sobre ellos mismos. Se dejan llevar por lo primero que les viene, por lo primero que se les ocurre, por la primera sensación de lo que quieren hacer, de lo que sienten hacer. Y no saben manejarse con sabiduría.
Hijitos, entiendan, dice el Señor, que este es un grave problema que tienen que solucionar aquellos de ustedes que cuando estoy hablando estas cosas se sienten de esa manera, se sienten como un barco sin timón, que no tiene una dirección fija. Hijitos, dice el Señor, escuchen lo que se les está siendo revelado hoy. Escuchen y sepan y aprendan, dice el Señor, y sean humildes para recibir estas palabras, para que quizás poniéndolas por obra, sus vidas comiencen a cambiar, porque el que no tiene estabilidad en nada no va a ver los frutos que espera ver. El que no tiene dominio propio, dice el Señor, de su espíritu, ¿cómo puede tener dominio sobre otras cosas?
Y yo estoy sabiendo ahora que las personas que no tienen a sus propios espíritus sujetados, otro de los problemas que tienen es que siempre les gusta vivir bajo alguien más, en el sentido de que cuando son adultos les cuesta irse de sus casas, de la casa de sus padres. Porque no tienen el dominio propio de decidir irse, de decidir volar. Es decir, son dependientes, las personas que no tienen dominio propio de sus espíritus, se vuelven dependientes de que alguien más domine a esos espíritus, consciente o inconscientemente, de que alguien más lidere esos espíritus, consciente o inconscientemente, de que alguien más lidere sus vidas, maneje sus vidas, controle sus vidas, decida por ellos. Les cuesta independizarse y están acostumbrados a manejarse así.
Por eso el Señor hoy está trayendo esto sobre la mesa, para que escuchando estas palabras reconozcas que esa situación es la que te está pasando a vos. Lo lleves delante del Señor para pedirle ayuda en este área y que Él te enseñe a cómo sujetar tu espíritu, cómo tener dominio sobre ese caballo que sos vos mismo. Alabado sea el Señor. Aleluya. Y la diferencia entre ese hombre que no podía, entre esa persona que yo estaba viendo que tiene un caballo pero no lo puede usar, no lo puede montar para andar en él porque no está domado y otra persona que sí tiene su caballo domado es que puede usarlo cuando quiera para llegar a donde tiene que llegar. Puede subirse cuando él quiera, puede bajarse cuando quiera, puede andar el tiempo que quiera, en la velocidad que él determine y en la distancia que necesite. Andar. Y esto le trae facilidades a su vida, le trae comodidad a su vida, lo ayuda a redimir el tiempo porque la persona que no tiene dominio de sí misma pierde tiempo y no sabe cómo administrarlo.
Dice: Hijitos, ustedes tienen que ser el jinete, repite, el Espíritu de Dios sobre ustedes mismos. Ustedes tienen que dirigir el timón de sus vidas en el sentido de que no sea otra persona que no sean ustedes mismos. Es decir, sabemos que en realidad en el timón de nuestro barco, que es nuestra vida, en primer lugar está el Señor, pero en esta enseñanza profética el Señor se está refiriendo a que tenemos que aprender a dirigirnos a nosotros mismos bajo la guía del Señor. Dice: Hijitos, entiendan la importancia de ser determinados porque la determinación va a ser lo que los ayude a terminar esta carrera. La determinación hará que lleguen a buen puerto. La determinación de ustedes hará, dice el Señor, que cumplan con los objetivos que les propongo cada día. Pero si son como un barco que es llevado de un lado para otro por el viento, por cualquier viento que sopla, entonces difícilmente lleguen a la orilla que tienen que llegar. ¡Aleluya!, ¡Alabado sea el Señor!. Gracias Padre Celestial.
Muchos de ustedes no tienen dominio sobre sus espíritus porque no tienen tiempos de oración a solas con Dios. Otros, dice el Señor, les cuesta dominarse a sí mismos porque escuchan más la voz del orgullo que la del Espíritu de Dios. Y muchos de ustedes no tienen dominio sobre sus espíritus porque no tienen tiempos de oración a solas con Dios. Otros no tienen dominio sobre sus espíritus porque son cómodos y quieren que alguien más lo haga por ellos. Hijitos, arrepiéntanse de la negligencia, dice el Señor, porque no sujetarse a ustedes mismos es no administrarse a ustedes mismos. Y ustedes no son suyos, sino míos, dice el Señor. Y cuando ustedes no se ocupan de ustedes mismos y no sujetan a sus propios espíritus a ustedes mismos, no están administrando bien lo mío, que son ustedes mismos.
Hijitos, entiendan que ustedes no son de ustedes. Ustedes han sido comprados por precio de sangre, dice el Señor. Por lo tanto, ya no son de ustedes, sino que me pertenecen, dice Jesús. Gloria a Dios. Por lo tanto, a partir de que yo los compré, dice Jesús, ustedes son como un regalo que alguien les da o como algo que alguien les da por un tiempo para que lo cuiden. Ustedes son como cuando alguien viene y les da algo para que lo cuiden por un tiempo. Y si ustedes no se cuidan a ustedes mismos y no son diligentes con ustedes mismos y no se administran bien a ustedes mismos, entonces están siendo negligentes con lo mío.
Porque su cuerpo no es suyo, dice el Señor, sino que me pertenece. Su alma no es de ustedes, sino mía, y sus espíritus me pertenecen. Pero les he dado, dice el Señor, a ustedes mismos para que sean buenos administradores, dice el Señor, de aquello que me pertenece. Hijitos, dice el Señor, adminístrense bien. Aprendan a decirse que no a ustedes mismos cuando tengan que hacerlo. Porque me está mostrando ahora que una de las maneras de sujetarnos a nosotros mismos, de estar sujetos a nosotros mismos, es que cuando queremos algo y sabemos que no lo debemos tener o hacer, tenemos que decirnos que no. Cuando nos decimos que no a nosotros mismos en esas ocasiones, eso es una manera de sujetarnos a nosotros mismos. Porque todo el tiempo estamos queriendo, queriendo hacer cosas, queriendo decir cosas. Y también lo contrario, todo el tiempo estamos queriendo dejar de hacer cosas, dejar de decir cosas. Y cuando, sabiendo lo que nos conviene o lo que no nos conviene, aprendemos a decirnos que sí o que no a nosotros mismos, y además de eso, a hacerlo. Entonces estamos teniendo dominio propio sobre nosotros mismos.
Y esto está conectado con lo que decía al principio sobre que el espíritu de los profetas está sujeto a los profetas. Hay personas que podrían estar profetizando permanentemente, pero eso no quiere decir que lo tengan que hacer. Sino que la profecía tiene que estar guiada por el Espíritu Santo. Pero es el profeta el que decide si sujetarse a la guía del Espíritu Santo o no. Y cuando el profeta toma decisiones acorde a la guía del Espíritu Santo, y no a sí mismo entonces está también sujetando su espíritu. Por ejemplo, yo veo a un profeta en una congregación, y cuando mira a distintas personas por causa del don de ciencia y por los distintos dones de revelación que tiene, quizás ese profeta podría profetizarle a todos los que están allí en esa congregación. ¿Podría hacerlo? Sí, porque el don está. Pero eso no quiere decir que el Espíritu Santo siempre quiere que lo haga, o que quiere que profetice a todos.
Quizás solamente tiene que profetizarle a una persona o a un par de personas, pero no a todos. O quizás simplemente en ese momento el Espíritu Santo le indica que tiene que callar, por más que podría profetizarle igual a las personas. Esto es una muestra de lo que sería que el profeta sujete a su espíritu. Es decir, es la persona la que tiene que decidir lo que tiene que decir o callar, lo que tiene que hacer o dejar de hacer. Y en esto erramos muchas veces y pecamos muchas veces, porque decimos lo que no tenemos que decir, porque hacemos lo que no tenemos que hacer, y porque somos como un caballo salvaje que no tiene riendas, que no tiene freno, que no sabe ubicarse. ¿Cuándo tiene que quedarse quieto? ¿Cuándo es tiempo de comer? ¿Cuándo de dormir? ¿Cuándo de trotar? ¿Cuándo de correr? ¿Cuándo es tiempo de descansar? La persona tiene que decidir. ¿Cuándo es tiempo de descansar?
La persona que no tiene sujeción sobre su propio espíritu, muchas veces no tiene freno, le cuesta frenar. Hay gente en este caso, por ejemplo, que habla y habla y habla, y le cuesta parar de hablar. En ese caso la persona no tiene dominio propio, no sabe sujetarse a sí mismo, se deja llevar por lo que necesita, y por falta de sanidad normalmente le cuesta parar de hablar, por distintas razones que ahora no vamos a tocar. En cambio, cuando una persona se maneja bajo la sabiduría de lo alto, y tiene sujeción de sí mismo, tiene dominio propio, está atento a cuando tiene que empezar a hablar, tanto como cuando tiene que hacer pausas, como cuando le tiene que dar la palabra a alguien más, o cuando tiene que simplemente estar callado o dejar de hablar. Y una persona que habla demasiado regularmente, y no está guiado bajo el Espíritu Santo en no frenar, en no frenar, no tiene sujeción en este área. Quizás la tiene en otras áreas, pero no en este área.
A veces uno tiene que dejar de hablar, y esto es como cuando alguien toma de las riendas a ese caballo y le pone un freno, y le dice, oh, oh, para que el caballo frene. El Señor te dice hoy, a veces tenés que ponerle un freno a ese caballo que no para de hablar. A veces tenés que ponerle un freno a ese caballo que no quiere parar de comer, de dormir. O de distintas cosas, porque hay un tiempo para comenzar, y hay un tiempo para terminar, hay un tiempo para frenar, y hay distintas velocidades y demás. Y muchas veces la falta de sanidad que tiene una persona en distintas áreas, se muestra en el nivel de dominio propio que tiene. Es decir, si hay alguien que tiene debilidad con la comida, que tiende a cometer el pecado de la glotonería, y le cuesta dejar de comer, por ejemplo, empieza a comer pero le cuesta frenar, sabe que tiene que frenar. Pero no lo hace, porque le cuesta, entonces esto muestra que no está sana en esa área, y que no tiene dominio propio en esa área, y que ese caballo en el tema alimentación no está domado.
Les voy a hacer un pedido, por favor, haciendo una pausa mientras hago esta transmisión. Por favor, los que ponen stickers en el Facebook, les voy a pedir que no lo hagan mientras transmito, porque son como que distraen. Igualmente, tengo el dominio para sujetar mi espíritu y seguir profetizando, pero pienso que no son edificativos. Gracias, les agradezco.
Así que, dice el Señor, si ustedes aprenderían a dominar ese caballo constantemente en todas las áreas de sus vidas, entonces encontrarían la sanidad, dice el Señor, en esas áreas, y especialmente en las que están rotas, en sus debilidades, verían, comenzarían a ver resultados, dice el Señor, si aprendieran a dominarse a sí mismos. Si en vez de dejarse llevar por impulsos permanentemente, porque estamos hablando de gente impulsiva, cuando nos referimos a las personas que no tienen dominio sobre sus espíritus. Una persona que no tiene dominio sobre su espíritu es impulsiva. Pero estas personas que son impulsivas generan daño para ellas mismas y para los demás, porque hacen las cosas sin pensar, muchas veces.
Y dice el Señor, si ustedes aprendieran a dominarse a ustedes mismos, en este sentido, a liderar sus vidas en el sentido de decidir lo que tienen o lo que no tienen que hacer y hacerlo, cumplirlo, bajo la guía del Espíritu Santo, entonces esto cambiaría sus vidas y ustedes empezarían a ver resultados y empezarían a llevar fruto. O los que ya lo están haciendo en distintas áreas, pero no en otras, entonces llevarían más fruto. Dice el Espíritu del Señor que, en esas áreas, entonces llevarían más fruto. Dice el Espíritu del Señor que, estudien sobre esto, en la palabra, para entender aún más profundo a qué se está refiriendo el Señor.
Y yo veo ahora a una persona que le ha dado la llave de su vida a otra, la llave maestra, escucho. Yo veo una persona que le dio la llave maestra de su vida a otra persona. Es decir, no es amo, esta persona no es amo sobre su propia vida, sino alguien más. Muchos de ustedes han hecho esto, me muestra el Señor. Y en muchos casos no le han dado la llave maestra de su vida al Señor ni siquiera, sino a otro hombre, a otra persona, o a otra mujer en el caso de los hombres. La llave maestra de sus vidas, dice el Señor, la tienen que tener ustedes en este sentido del dominio propio. Porque si no, ustedes no van a dirigir sus vidas por el Espíritu del Señor. Ustedes no van a dirigir sus vidas por el Espíritu Santo, sino por otro hombre u otra mujer.
Y esto lo dice el Señor porque muchos de ustedes toman decisiones porque otras personas les indican esas decisiones que tienen que tomar. Pero ustedes saben que no tienen que tomar esas decisiones que alguien más les está diciendo que tomen. Pero como no tienen dominio propio, no saben defender esa posición. No se defienden a ustedes mismos, no guardan esa llave maestra con celo. No protegen la dirección de sus vidas, sino que son fáciles de dejarse llevar por alguien más que no es el Señor. Y dice Dios: Esto es muy peligroso porque si ustedes siguen caminando un camino que alguien más les está dictando y que no es el Señor, entonces no van yendo por el camino que Dios quiere que vayan, sino las personas, los hombres.
Y dice el Señor que muchos de ustedes tienen que aprender a tener la llave maestra de sus vidas, a guardarla, a protegerla. Amén, aleluya por esos versículos. Es importante tener dominio propio, dice el Señor, sujetarse a ustedes mismos. Porque sólo de esta manera pueden ser obedientes a mi palabra. Porque sólo de esta manera y siendo sujetos a ustedes mismos, teniendo autocontrol, autodominio, sabiendo cuándo andar y cuándo frenar, cuándo estar activos y cuándo estar inactivos, cuándo estar activos y cuándo estar inactivos, sabiendo decirse a ustedes mismos que sí y que no. Dice el Señor, solamente a través de estar entrenados ustedes mismos en ese área pueden a su vez sujetarse a alguien más.
Solamente, dice el Señor, de esa manera pueden ser obedientes porque el obediente tiene que estar sujeto a sí mismo para obedecer. Porque el que no tiene su propio espíritu sujeto y alguien viene y les dice que hagan tal cosa, esa persona capaz le dice sí, lo voy a hacer, pero después no puede sujetarse a sí mismo, entonces no lo hace, no obedece. O tal vez obedece a medias, porque no tiene dominio propio para empezar y terminar esa tarea. Es inestable, inconstante. Entonces, de acuerdo al nivel de sujeción de sus propios espíritus que ustedes tengan, dice el Señor, es el nivel de obediencia que van a tener conmigo, es el nivel de obediencia que van a tener con sus autoridades establecidas por Dios. Y de acuerdo a la falta de sujeción de sus espíritus, es el nivel de rebeldía que operan ustedes.
Hijitos, mediten en esto, dice el Señor. Hoy se ha abierto una puerta a un tema que nunca habían escuchado algunos de ustedes, me revela el Señor. Para ustedes este tema es algo nuevo y les ha generado preguntas nuevas. Dirijan esas preguntas hacia mí, dice el Señor, para que yo les responda. ¡Aleluya! Hijitos, estoy aquí y a través de estas distintas enseñanzas cada día les voy revelando una verdad distinta que para algunos de ustedes son cosas nuevas, no lo sabían, no lo habían visto de esa manera, no lo habían entendido así en la Biblia. Pero en la Biblia hay muchísimos secretos escondidos, dice el Señor, que a través de estas palabras proféticas les voy a revelar.
Secretos escondidos para alimentarlos, no como alguien que toma leche, sino como alguien que come carne, alimento sólido, espiritual. Los estoy armando de todas maneras, dice el Señor, para que puedan resistir todo lo que viene. Y lo que se está hablando a través de estas transmisiones son cosas nuevas, a través de estas transmisiones son cosas relevantes para sus vidas. Los que aprendan a seguir el hilo de estas enseñanzas que salen de mi boca, dice el Señor, se van a convertir en personas versátiles, que sepan acomodarse a los distintos desafíos que se manifiesten en estos últimos días. Van a estar entrenados en distintas áreas.
Y yo veo a un atleta que tiene un salón, como un circuito se le llama, por donde en un área tienen que entrenar, por ejemplo, las piernas, en otra parte de ese circuito tienen que entrenar los brazos, otra parte es para fuerza, otra para el entrenamiento aeróbico, lo que sea. Es decir, los estoy pasando por un circuito de entrenamiento espiritual, dice el Señor, para que estén completamente preparados para resistir a los días que vienen. Gócense en estas cosas, dice el Señor, porque cada día les voy dando un pancito, pero con distinto sabor al anterior. Sepan disfrutar, dice el Señor, este tiempo, porque va a haber un tiempo donde no van a tener facilidad para encontrar palabra profética como ahora.
Va a haber un tiempo donde mi voz va a escasear, dice el Señor, porque no van a poder reunirse, no van a poder conectarse entre ustedes. Vienen tiempos difíciles para la Iglesia, dice el Señor, y las facilidades que hoy tienen, mañana no se van a encontrar. Aprovechen ahora, dice el Señor, y escriban estas cosas en sus cuadernos, mediten en ellas, órenlas, escudríñenlas para ver si es así en la Biblia. Sumérjanse profundo como un buzo y no naden por encima de la superficie, nada más. Exprímanles el jugo a estas naranjas, y de hecho, gloria a Dios, qué hermoso. Estoy viendo que algunos de ustedes soñaron con árboles de naranjas, o con naranjas, o que iban a comprar naranjas. Y una de las cosas que las naranjas pueden significar es palabra jugosa, enseñanzas jugosas. La palabra del Señor que nutre, que fortalece el sistema inmunológico, porque se dice que las naranjas tienen vitamina C, que se dice que ayuda al sistema inmunológico, ¿verdad? Y el Señor me decía, expriman estas palabras, como cuando alguien exprime las naranjas, para sacarle no un poquito de jugo y después desperdiciarlas, sino completamente hasta que está seca. Dice el Señor, aprovechen ahora que pueden beber libremente y gratuitamente.
Porque dice, Amós 8:11-12: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra. No hambre de pan ni de sed, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar y del norte al oriente, correrán buscando palabra de Jehová y no la hallarán». Hijitos, dice el Señor, como cuando alguien se sienta a comer la comida del día. Se toma el tiempo de bendecir esa comida. La come sabiendo que está comiendo para mí. Con respeto, con honra, con alegría, tomándose un tiempo para eso. Y no haciéndolo como un trámite rápido, sin importancia. De la misma manera coman cuando vengan a esta mesa, dice el Señor. Con respeto, con honra, con alegría. Porque lo están haciendo sabiendo que esta comida viene de mí. Gloria a Dios.
Y ahora voy a orar por ustedes, Padre, te pido en el nombre poderoso de Cristo Jesús que otorgues riendas espirituales a todos aquellos que no las tengan, Señor. A todos aquellos que no las tengan, Señor, que no sepan cómo sujetar o aprender, comenzar a aprender a sujetar sus espíritus, Señor, en el nombre de Jesús. Te pido, Dios mío, que les des la determinación para ser más fuertes que ese caballo y terminar con esa doma. Porque algunos de ustedes veo que empezaron a domar sus espíritus, pero no terminaron con ese trabajo. Son como un domador, o no sé cómo se llama la persona que doma los caballos, que dejó el trabajo a la mitad. Y el caballo está medio domado y medio no, está confundido. Dice el Señor que terminen ese trabajo.
Padre, te pido determinación para aquellos a los que les estás hablando. En el nombre de Jesús, imparte ahora determinación. Oh Señor, danos poder en el Espíritu Santo, Señor, para sujetar nuestros espíritus a nosotros mismos bajo la guía del Espíritu Santo. Señor, danos dominio propio sobre la vida. Señor, danos dominio propio sobre la boca, sobre la lengua, en el nombre de Jesús. Señor, enséñanos cuándo poner un freno, cuándo hacer que ese caballo frene, cuándo hacer que ese caballo ande, aumente la velocidad, o tenga que saltar, o lo que sea, Señor, en el nombre de Jesús.
Padre, te pido que quemes ahora toda falsa creencia en la mente de mis hermanos, de que no es posible lo que estoy diciendo, de que no es real lo que estoy diciendo. Toda mentira del enemigo, Señor, sea quemada ahora en las mentes, en el nombre de Jesús. Yo estoy viendo los cuatro jinetes nombrados en el Apocalipsis. Capítulo 6, si no me equivoco. Estos jinetes que son mencionados en el libro del Apocalipsis son jinetes expertos en el manejo de esos caballos. Son jinetes que tienen un dominio 100% sobre lo que hacen esos caballos. Y cuando el jinete, porque dice Apocalipsis 6: «Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira, y miré, y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer».
Muchos hablan sobre los caballos del Apocalipsis, pero no de los jinetes. Y estos caballos que menciona el Apocalipsis no son caballos que salen solos, son dirigidos por sus jinetes. Por lo tanto, el caballo que está dirigido por el jinete, que está, tiene la tarea de traer, por ejemplo, hambre, mortandad, fieras de la tierra, que es el caballo traducido como amarillo en la Reina Valera 1960, que otras versiones también dice que el caballo era pálido. Lo pueden ver en Apocalipsis 6:7 y 8. El Espíritu me habla y me hace entender, y acá dice: «Y el que lo montaba tenía por nombre muerte», o sea, el jinete se llamaba muerte. Pero voy a que estos caballos no son enviados solos, sino que están dirigidos por ciertos jinetes, y estos jinetes son totalmente expertos en dirigir estos caballos.
El jinete y el caballo están totalmente acoplados, se entienden, es como si estuvieran tan acostumbrados a cabalgar juntos. El caballo a ser dirigido por el que lo monta, y el que lo monta a dirigir a ese caballo, se conocen tan bien que son muy eficientes en la tarea para la cual fueron enviados. Y estos cuatro jinetes nombrados en Apocalipsis 6, ya han sido enviados a la tierra, ya han estado trabajando sobre la tierra, y realizando las tareas para lo que fueron enviados. Pero no los caballos, sino los jinetes, son los que tienen la dirección, el liderazgo sobre estos caballos. De hecho, el jinete que estaba destinado a traer guerra, está muy activo en este tiempo.
Y esta visión, se me está haciendo dada, este entendimiento de estos jinetes, es para que ustedes entiendan la importancia del dominio de los jinetes, porque lo que representan estos caballos en Apocalipsis 6, una de las cosas que representan es el dominio de la guerra sobre el mundo, el dominio del hambre sobre el mundo. Y el dominio, así, de las distintas cosas que estos cuatro jinetes tienen, digamos, están encargados de derramar sobre la tierra. Pero dice el Señor que estos jinetes tienen una determinación total a hacer y a comenzar y a terminar lo que Dios les ha enviado que hagan. Y están absolutamente complementados y conectados con esos caballos, que los llevan a los jinetes a donde tienen que ir para traer hambre, destrucción, guerra y demás cosas.
Esto representa el dominio que tienen estos jinetes sobre esos caballos también. Y esto el Espíritu les habla a ustedes para que les resulte más fácil entender por qué es importante dominar los espíritus, porque estos caballos son espirituales. Estamos hablando de caballos espirituales, no físicos, reales. Estamos hablando de jinetes espirituales que existen en el espíritu. Estamos hablando de espíritus de jinetes y de espíritus de caballos. ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! Y el Señor dice: Hijitos, entiendan cómo se conectan las cosas espirituales con las cosas físicas. Porque ustedes pueden y tienen que aprender de las cosas espirituales para tener dominio inclusive sobre las físicas. Ustedes tienen que entender cómo funcionan las cosas espirituales para luego saber cómo dirigir sus vidas.
Pero si ustedes son carnales y esquivan las cosas espirituales, si ustedes esquivan la realidad de las cosas espirituales, entonces más difícil se les va a hacer tener dominio sobre las cosas físicas, tener dominio sobre sus vidas y ver buenos resultados, llegar a buen puerto. Cumplir el propósito para lo cual fueron creados. Si ustedes no creen o no entienden o no saben sobre las cosas espirituales, entonces son como un ciego que camina sin ver lo que igualmente está ahí. Porque que no lo vean, que no lo crean o que no lo entiendan no quiere decir que no exista de todas maneras. Hijitos, les estoy enseñando la profundidad de las cosas espirituales para que sean sabios y que no se pierdan las cosas espirituales.
Hijitos, les estoy enseñando la profundidad de las cosas espirituales para que sean sabios y entendidos de este tiempo a donde están caminando. Ustedes saben que una de las cosas que se les enseñan a los satanistas es ser determinados, ser diligentes, terminar los trabajos que hacen una vez que los empiezan, tener dominio propio sobre su sí y sobre su no, porque ellos saben cómo controlar a los demás a través de la determinación que han desarrollado. Ellos, dice el Señor, tienen un dominio de sí mismos elevado. Están conscientes de la importancia de sujetarse a sí mismos y no van a permitir que nadie venga a decirles lo que tienen que hacer en el sentido de que al único que obedecen es a su amo el diablo y quizás a otros brujos que están por encima de ellos, pero no van a dejar que nadie más les domine la vida en ese sentido porque ellos son dueños de sus propias vidas, son amos de ellos mismos.
Y por eso muchas veces los brujos y satanistas son más eficientes para la obra del reino de las tinieblas y llevan más frutos para su amo porque tienen un dominio propio que los hijos de Dios no siempre, pero muchas veces no tienen. Son más productivos los hijos de la oscuridad que los de la luz a veces, no siempre y en todos los casos, pero a veces, porque son como un instrumento que ellos mismos dirigen de una manera eficiente. En cambio, muchas veces los hijos del Señor, los hijos de Dios, los hijos de la luz, son instrumentos que ni se dominan a sí mismos, ni se sujetan a nada, no dejan ser dominados en el sentido de que no se dejan ser guiados por el Señor, no se dejan ser usados y mucho menos ellos a sí mismos.
Entiendan, dice el Señor, la importancia de estar asentados en ésta área. Así que, Padre, te pido sanidad para todos aquellos a los que les falte, Señor, dominio propio, «Autosujeción», escucho. Algunos de ustedes no se aguantan, tienen que chismosear, tienen que murmurar, por ejemplo. En ese momento, cuando saben que no tienen que hacerlo, pero no se aguantan y lo hacen igual, no están sujetando sus espíritus a ustedes mismos. No es que le dicen a sus propios espíritus, quédate quieto, no, no lo hagas. No tienen el control, no tienen el dominio, no tienen la autoridad sobre sus propios espíritus para no hacerlo. Simplemente se dejan guiar por el espíritu de la murmuración y del chisme. Es otro espíritu al que se sujetan ustedes cuando se dejan llevar por la murmuración y el chisme, y no es su propio espíritu. ¡Qué fuerte!
Padre, te pido, Dios mío, sanidad para todos aquellos que estén afectados en ésta área, para los que están acostumbrados a ser controlados desde chiquititos y que no conocen otra forma de vivir. Te pido, Señor, arrepentimiento, te pido que reveles esta palabra para aquellos a los que les tengas que revelar, para que haya un cambio, un vuelco en sus vidas. Señor, en el nombre de Jesús. Te pido, Señor, un freno para los descarrilados, para los que están en el camino, para los que están en el camino de la muerte. Señor, en el nombre de Jesús. Te pido, Señor, un freno para los descarrilados, para los desbocados, para los descontrolados, para los que no están domados, pero en un buen sentido, Señor. En el nombre de Jesús. Gracias, Padre, por esta palabra. Gracias, Señor.
Otórganos caballos sabios, es decir, poder en el espíritu. Y otórganos la sabiduría para saber utilizar ese poder, porque los caballos muchas veces representan poder, como los caballos de fuerza de los autos. Poder y fuerza. Padre, en el nombre de Jesús, danos sabiduría, Señor, para saber sujetar a nuestros espíritus. Señor, revélanos cuando estamos dejando libre el timón de nuestras vidas, dejándole lugar al diablo, para que maneje ese timón. En el nombre de Jesús trae inspiración de lo alto para todo aquel que escucha y cree esta palabra, Señor, y ora sobre ella, dándonos estrategias para sujetar nuestros espíritus a nosotros mismos bajo la guía del Espíritu Santo. En el nombre de Jesús. Alabado seas, Señor, bendito sea tu nombre. Gracias, Señor. Santo eres.
No sé por qué, pero estoy viendo ahora a Rebeca, la que iba a ser la esposa de Isaac, ¿no? Cuando la fueron a buscar, cuando enviaron a buscar a Rebeca para que se convierta en la esposa de Isaac. Ella sujetó su propio espíritu, me revela ahora el Señor, para que obedezca a lo que sabía que el Señor quería que haga. Génesis 24:58 «Y llamaron a Rebeca y le dijeron, irás tú con este varón, y ella respondió, sí, iré». Ella tuvo que sujetarse a sí misma para, a su vez, en el sentido de lo que ella sabía que tenía que hacer, para, a su vez, sujetarse a la voluntad de Dios. Ella tuvo dominio propio sobre sí misma y sobre todas las voces que le hablaron distintas veces. Y sobre todas las voces que le hablaron distintas cosas, como por ejemplo, cómo vas a casarte con alguien que no conoces y demás. Ella tuvo el dominio sobre ella misma para decir que sí, a pesar de todas esas cosas. Y sujetándose a sí misma, me dice el Señor, se sujetó bajo la voluntad de Dios. Para llevar adelante el plan profético y para que el Mesías venga por esa línea de sangre. ¡Gloria a Dios!
De la misma manera Jesús se sujetó a sí mismo porque su carne no quería ir a la cruz. Como cuando el Señor decía, Señor pasa de mí esta copa, pero que se haga tu voluntad y no la mía. El Señor tuvo dominio propio sobre sí mismo. En el sentido de que uno decide si sujetarse a la voluntad de Dios o no. Eso es sujetar nuestros espíritus, tener dominio propio sobre nosotros. Decidir lo que tenemos que hacer o dejar de hacer acorde a la voluntad de Dios, aunque no es lo que sintamos que queremos hacer. Aunque los miedos nos hablen y tantas otras cosas más, el Señor Jesús tuvo sujeción de sí mismo. Él sabía cuándo hablar y cuándo callar, por más que él veía todo lo que estaba en el hombre, todo el tiempo. No todo el tiempo decía lo que había en el hombre, sino cuando era edificativo. De esta manera sujetaba su espíritu y tenía dominio propio y hablaba lo que Dios quería que hable y no lo que él podría haber hablado. Gloria a Dios.
Pero ustedes también pueden, dice el Señor. Ustedes pueden lograrlo porque es por mi Espíritu. Tengan esperanza, hijitos, porque los estoy refinando y los voy a ayudar, dice el Señor, para terminar con este mensaje. Hijitos, perseveren y practiquen, dice el Señor. Pongan en práctica las cosas que hoy he hablado. Díganse a ustedes mismos a veces que no y sostengan ese no. Díganse a ustedes mismos a veces que sí y sostengan ese sí. Sean coherentes con ustedes mismos, dice el Señor. Y con lo que decidan, salvo que haya sido una decisión errónea, equivocada o en contra de la voluntad de Dios. Hijitos, tengan fe, dice el Señor, porque hoy les otorgo una rienda espiritual a cada uno de ustedes para que comiencen a domar a ese caballo.
Hoy es el comienzo de esa doma, dice el Señor. A través de mi Espíritu lo van a lograr, pero tienen que ser constantes y pacientes y practicar hasta que sus espíritus entiendan que ustedes son más fuertes que ellos en el sentido de que nuestra decisión tiene que permanecer cuando nos cueste sujetar a nuestros espíritus. Tengan fe, dice el Señor, porque estoy con ustedes para ayudarlos cada vez que se caigan de ese caballo que están domando. Resistan, porque no es fácil domar un caballo. A veces lanza patadas, cuesta, trata de tirarlos de sus lomos. Hay que resistir hasta ganarle a ese caballo, hasta que el caballo entienda que ustedes no van a ceder y que van a seguir hasta el final determinados con esa doma. Plántense en esa posición, determinados a sujetar sus espíritus y a lograr el dominio propio que necesitan, porque les va a hacer del lingote de oro para los tiempos a donde están caminando y para los que vienen.
El dominio propio será clave en los tiempos que se avecinan, porque van a tener que tener dominio propio para decir que no cuando les ofrezcan la marca de la bestia, dice el Señor. Van a tener que tener dominio propio para no negar mi nombre cuando les pidan que lo nieguen. Es muy importante que se desarrollen en esta área, dice el Señor, y se hace a través de la fe, de saber que no lo están haciendo solos, sino que soy Yo en ustedes, dice el Señor, ayudándolos a beber la copa que no quieren beber y que viene de mi Padre. ¡Gloria a Dios! ¡Los amo, hijitos!
Y me insiste el Espíritu Santo que los que quieran profundizar en esta área, estúdienla en las Escrituras y oren sobre esto, pidiendo consejo santo al Señor. Y el Espíritu Santo les va a ir guiando paso a paso, y con el tiempo verán los resultados. ¡Amén! ¡Aleluya! ¡Gracias, Señor! ¡Alabado sea el Señor!
Muy bien, hermanos, hemos entregado otra administración profética, otra clave para estos últimos días. Y esperando que sea de mucha bendición y que crezcan en esta área, los saludamos, mi esposo y yo, desde Argentina, y nos vemos en estos próximos días, acorde a la voluntad del Señor. ¡Amén! ¡La gloria sea para el Señor!