El Señor te bendiga, amada iglesia del Señor Jesucristo. Hoy es 25 de marzo del 2024, y el Señor quiere hablar a su pueblo, a través del Espíritu Santo, como habló en aquellos días antiguos, a través de sus profetas, que denunciaban el pecado del pueblo, que llamaban a arrepentimiento, que insistían en que los corazones tenían que volverse al Señor. Lo mismo hace Dios en estos últimos días, utilizando vasos proféticos como este, para que quizás muchos escuchen el mensaje del Señor a través de sus bocas y se arrepientan de un camino errado y se conviertan verdaderamente a Dios.
El Señor hoy me hace sentir su angustia por todas las falsas doctrinas que se vienen moviendo en la congregación de los santos, esclavizando, atando, cegando, apagando a tantos que necesitan todo lo contrario de lo que estas doctrinas les están otorgando.
Oh, hijitos, hijitos, dice el Señor, mi pueblo está encantado, está fascinado, está atado de manos y de pies, mi pueblo no puede ser libre como debería por causa de las ataduras que hombres insensatos les han colocado. Hijitos, reaccionen, los estoy llamando a reaccionar, a mirarse enfrente del espejo a ustedes mismos y a ver el estado en el que están. No se dan cuenta de que cuando quieren dar un paso no pueden, porque tienen los tobillos atados con grilletes. No se dan cuenta de que cuando quieren mover sus manos para servirme, hay algo que se los imposibilita. Hijitos, hijitos, mi pueblo tiene vendas mágicas, tiene los ojos vendados, está cegado, confundido y perdido.
Vuelvan a la verdad, vuelvan a conectarse con mi Espíritu, hijitos, porque hay hechizos que se mueven en las congregaciones, hay hechizos que se mueven en las redes sociales cuando ustedes escuchan hablar a alguien de cuya boca, en vez de salir verdad, sale error, mentira, confusión, falsas enseñanzas, doctrinas de demonios. Hijitos, reaccionen y no beban de toda agua de las fuentes que encuentran para beber. Hijitos, escudriñen todas las cosas, porque mi pueblo se está perdiendo, yendo detrás de los baales.
Hijos míos, hijos míos, muchos están cayendo de la gracia. Están cayendo de la gracia, hijos. Yo (Noelia) estoy viendo a muchos hijos de Dios, que aman a Dios, pero piensan que tienen que seguir reglas estrictas y ordenanzas de hombres para poder agradarle. Hijitos, hijitos, dice el Señor, todo lo que espero es que ustedes me amen y me obedezcan. Hijitos, reaccionen, no se dejen poner esas esposas en las manos, hijos los están frenando, hijos, los están frenando.
Hijos, ¡reaccionen, reaccionen! Muchos de ustedes están encantados. Están encantados con doctrinas de demonios, tienen vendas mágicas que muchos predicadores les han venido colocando desde hace tanto tiempo. Hijos, ¡reaccionen! Están embrujados, suelten esas cadenas y libérense, porque hay una libertad disponible para ustedes, dice el Señor.
Los voy a liberar de esas personas, dice el Señor. Voy a liberar a mi pueblo de esa gente que cree que lo sabe todo, que habla con la boca y el pecho hinchado, que son aduladores de estos días. Voy a liberar a mi pueblo de aquellos que colocan vendas mágicas.
Oh, hijitos, estoy llamando a que abran sus ojos y escudriñen la Palabra, dice el Señor. ¡Escudriñen, hijitos, escudriñen! ¿Cómo van a resistir los días que vienen si tienen vendas en los ojos y no pueden caminar en libertad para tomar decisiones, para moverse? Hay falsas doctrinas que les están quitando sabiduría, conocimiento de lo alto, y se están volviendo carnales, duros como una roca. Algunos de ustedes ya habían ablandado sus corazones porque Yo venía trabajando en ustedes, ablandando sus corazones. Pero ahora, por causa de creer en estas falsas doctrinas que los están atando, otra vez los corazones se están volviendo de piedra. ¿Qué están haciendo? ¿Qué están haciendo? ¿Por qué vuelven atrás? No vuelvan al vómito, no vuelvan a la esclavitud.
Hay mucho pueblo que vuelve atrás. ¡Reaccionen! Abran los ojos, dice el Señor. ¿Por qué, por qué quieren ponerse ese yugo de esclavitud, hijitos? No están bajo la ley de Moisés. Muchos de ustedes están leyendo la Biblia como un manual estricto. Ya no encuentran gracia, gozo y paz en esa Palabra. No encuentran libertad, porque leen la Biblia y piensan que es un manual estricto de reglas que tienen que seguir en la carne para agradarme, cuando Yo mandé a mi Hijo, al único Hijo, a mi Unigénito, a sacrificarse por ustedes, el cual todavía tiene las marcas de los clavos en las manos y en los pies.
Hijos míos, vuelvan, vuelvan al calvario, vuelvan al sacrificio, vuelvan a Jesús, dice el Señor. Están poniendo sus ojos en mi siervo Moisés; no están poniendo los ojos en el Hijo de Dios que vino a rescatarlos de la esclavitud. Hijitos, ustedes murmuran contra religiones como los adventistas, los testigos de Jehová, los católicos y musulmanes, ustedes son rápidos para murmurar y creerse los mejores, y están cayendo en las mismas doctrinas de demonios que ellos guardan. Mi pueblo está encantado, está hechizado, fascinado, mi pueblo va tras los baales otra vez.
Arrepiéntanse de querer seguir reglas, dice el Señor, reglas que no me agradan, reglas a través de las cuales nunca pueden ser justificados. Esas reglas no los van a justificar, hijos, no los van a justificar. Creer en la sangre derramada de mi Hijo, los justifica. Hijos, ustedes ya son santos, ustedes son justos, porque Él es justo, porque Él se entregó por ustedes. Ustedes son justos por la sangre derramada que los ha comprado para libertad. Hijitos, no hay nada más que se pueda hacer para que sean más santos de lo que ya son, porque la sangre santifica, porque la sangre de Jesús los justifica. No hay nada que puedan hacer o dejar de hacer para ser justificados, porque el justo vivirá por la fe. Es por la fe, hijitos, es por la fe. Vuelvan a la fe, vuelvan a la fe. Quítense el yugo de esclavitud que les están colocando.
Yo (Noelia) veo los diez mandamientos. Dice el Señor, si ustedes aman, si ustedes me aman y aman a su prójimo, están cumpliendo los diez mandamientos. El amor a Dios y al prójimo es la ley, esa es la ley suprema, la máxima ley es el amor, hijitos, es el amor. Reaccionen y amen, amen libremente, amen en libertad. Vuelvan a la fe, vuelvan a la gracia. No es por obras, hijos, es por gracia. No desprecien la gracia que vino a través del sacrificio. Amados míos, de mi alma, estoy celoso por ustedes, estoy celoso por los míos y no quiero que vuelvan atrás. Si ya los saqué de Egipto, no vuelvan atrás, no retrocedan.
Hijitos, sean libres, dice el Señor. Caminen conmigo en la libertad del Espíritu, en la libertad que les da el Espíritu. Hijos, no es por obras de la carne. Amados, no es por obras de la carne, es por fe, hijos, es por fe. Todo lo que ustedes reciben es por gracia, hijos, es por gracia. No hay nada que puedan hacer para merecerlo. Ustedes no han entendido lo que es la gracia, amados. Entiendan lo que es la gracia, pidan revelación sobre lo que es la gracia.
Hijitos, no es por obras que pueden agradarme. No hay nada que puedan hacer para ganar el don del Espíritu Santo, no hay nada que ustedes puedan hacer. No hay obra que pueda comprar al don del Espíritu Santo dado por gracia. No hay nada que puedan hacer para obtener los dones del Espíritu Santo, es por gracia, son dados por gracia. La gracia es la clave, hijos. La gracia es la llave, hijos. Amen, amen bajo la gracia y no bajo la ley, amen, hijos, bajo la gracia.
Mi pueblo está encantado, hechizado, va tras estos becerros de oro, que representan doctrinas de demonios que atan y esclavizan a los hijos de Dios en este tiempo. Mi pueblo va hipnotizado detrás de estas doctrinas, mi pueblo va hipnotizado, sin reaccionar. Mi pueblo no reacciona y se mete más y más profundo en una religión de reglas, que Yo no les pido para este tiempo. Están fascinados, hijos. Se han dejado fascinar y hechizar. Están encantados, dice el Señor.
Arrepiéntanse de caer de la gracia, de despreciar el sacrificio de Jesús en la cruz. Arrepiéntanse de escupir al Calvario de mi Hijo, dice el Señor. Están diciéndole «no» a la libertad del Espíritu, le están diciendo «no». Están negando que hay una ley espiritual. Están pecando, están pecando. No me abandonen, dice Jesús, no me abandonen, hijitos.
Yo (Noelia) lo veo ahora al Señor Jesús con los agujeros en las manos y en los pies, con la corona de espinas, y lo veo sangrando. No desprecien lo que hice en esa cruz, dice el Señor. No desprecien mi sacrificio para rescatarlos de toda esclavitud. Ustedes ya son libres. No hay nada que tengan que hacer o dejar de hacer para comprarles la libertad, porque Yo la compré a precio de sangre. Hijitos, hijitos, vuelvan a mirarme, dice Jesús. Vuelvan a mirarme. Recuerden lo que era caminar en libertad, en la libertad del Espíritu. Recuerden lo que era servirme y seguirme sin reglas de hombres. Recuerden, hijitos, recuerden, hijitos, el primer amor. Recuerden, hijitos, el primer amor. Se están equivocando, se están equivocando.
Hijitos, vuelvan a la gracia, dice el Señor, vuelvan a la ley de la gracia. Vuelvan, hijitos, vuelvan a la ley de la fe. Oh, amados míos, mi alma los anhela, mi corazón se duele por lo que está pasando.
Yo (Noelia) veo desde arriba en una visión predicadores, hombres y mujeres en distintas congregaciones, que lanzan sogas que atan a los congregantes. Los atan y les dicen: «Tienes que hacer esto y esto para ser justificado. Si no, el Señor no te va a amar y te va a condenar. Si no haces esto que te digo, te vas al infierno», para sacarles el diezmo, y los encantan, dice el Señor, los encantan. Son encantadores modernos que, utilizando las mismas Escrituras, los van rodeando con esto, los van acorralando con las Escrituras, con la ley antigua para sacarles el dinero, para vaciar sus bolsillos.
Recapaciten, hijos, recapaciten y vuelvan a dar por gracia, dice el Señor. Hijitos, recuerden, recuerden que hay un Espíritu Santo al que hay que seguir, que hay un Espíritu Santo que los quiere guiar. Si ustedes lo escuchan y siguen sus instrucciones y no las reglas de la ley de la letra, si ustedes aprenden a seguir las instrucciones del Espíritu Santo y las obedecen por fe, bajo la gracia donde están ahora, gracias al sacrificio de Jesús, ustedes van a conocer verdaderamente la libertad, porque la verdad los hará libres, dice el Señor.
La verdad los hará libres, pero ahora están atados, y están atados porque piensan que tienen que hacer cosas para agradarme y para justificarse.
Oh, hijitos, ya no es por obra, dice el Señor, no es por obra. Sigan al Espíritu Santo, invítenlo, escúchenlo, obedézcanlo, y van a ver mi gloria, mi poder, maravillas, milagros y sanidades, primeramente en ustedes mismos, porque ustedes están encantados, atados, fascinados y hechizados, hijitos. Les duele lo que les digo, les duele, pero a Mí me duele más, porque Yo fui el que me entregué en ese madero, Yo fui el que sufrí. ¿Acaso sufrí en vano? ¿Para qué me entregué si no fue para que ya no estén bajo la ley, sino bajo mi yugo liviano? Yo llevé esa cruz, Yo la llevé por ustedes. Ustedes no tienen que volver a la esclavitud.
¡Reaccionen, hijitos, reaccionen! Reaccionen y vuelvan a la gracia. Enfóquense, dice el Señor. Están distraídos. Hijitos, enfóquense, lávense la cara y mírense en el espejo. ¿Qué han hecho de ustedes mismos? ¿Qué han hecho? No fui Yo el que les impuso esas cargas que los hombres les están diciendo que lleven, no fui Yo, hijos. Yo vine para libertarlos, no para esclavizarlos. Hijos, no soy Yo el que les estoy poniendo esas cargas y esas reglas. Hijitos, examínenlo todo. Todos y todo. Examinen a todos. Juzguen a los árboles por sus frutos. No crean todas las cosas, no lo crean. De un mismo vaso puede salir agua clara y agua oscura. Hijos, tengan cuidado. Son tiempos de apostasía.
¡Arrepiéntanse, dice el Señor, arrepiéntanse! Muchos sabían lo que era caminar en libertad, dice el Señor. Disfrutaban de esa gracia, de esa ley espiritual que es amar a Dios y al prójimo, pero se olvidaron. Se olvidaron porque creyeron que no era suficiente, dice el Señor, que no alcanzaba, y se olvidaron de lo que pasó en esa cruz. Se olvidaron de que Yo los justifiqué, que Yo los santifiqué, que Yo los perdoné, que Yo los lavé, que sus pecados los llevo Yo en mi espalda, dice el Señor.
Hijitos, ¡reaccionen, reaccionen! Hay vendas mágicas que les están colocando, dice el Señor. Hay vendas mágicas que ustedes están tomando. Hay vendas mágicas que estoy quitando en estos días y voy a seguir adelante con los que me sigan, voy a seguir adelante reformando la iglesia a lo que debe ser, a como tiene que estar. Voy a seguir adelante limpiando a mi novia de las manchas de sus vestiduras, voy a seguir adelante desatándola de las cadenas y las sogas que los hombres le colocan. Le voy a quitar la ceguera a esa novia. Pero voy a seguir con los que me crean, con los que caminen en el Espíritu y no por obras, porque es imposible agradarme sin fe, y ustedes no están yendo por fe; están yendo por obras. ¿Quién les enseñó eso? ¿Quién les dijo que podían agradarme haciendo o dejando de hacer algo?
Hijos, descansen en Mí, dice Jesús. Descansen en Mí y déjense llevar. Déjense llevar como una hoja en el viento. Déjense llevar por el río de mi Espíritu. ¿Cuánto hace que no sienten mi presencia? ¿Cuánto hace que no ven mis maravillas, mis milagros, mis portentos? ¿Cuánto hace que no tienes gozo? ¿Cuánto hace que no estás alegre? ¿Cuánto hace que no sonries? Son todas esclavitudes de la ley de las obras: amargura, tristeza, ataduras, lugubredad. Porque el que cree que tiene que seguir reglas estrictas que Yo no mandé que guarden en este tiempo, se vuelve amargo, triste, crítico, como un juez de los otros hermanos.
¡Reaccionen, hijitos! Es por eso que ya no se gozan en mis cosas, dice el Señor. Es por eso que ya no ven el poder del Espíritu Santo manifestado en sus vidas. Es por eso, hijos, porque quieren caminar en una ley de obras y no por fe, porque se han ido de la gracia, es por eso, vuelvan, vuelvan a seguirme a Mí, al Redentor de todas las cosas. Vuelvan, hijitos, los quiero a mi lado, pero los quiero libres, alegres, sanos. Oh, hijitos, mi yugo es liviano. Quítense ese yugo de las espaldas, quítenselo, hijos. Arrepiéntanse, aléjense de estas doctrinas de demonios que ponen vendas mágicas en los míos. Reaccionen, hijos, reaccionen. Reaccionen y vuelvan a la libertad del Espíritu.
Hoy llamo a un pueblo a abrir sus ojos, pero para mirarme a Mí, para cumplir mis mandamientos y no los de la ley bajo la cual estaba mi pueblo en la antigüedad. Los llamo a mirarme a Mí y a cumplir la ley del amor, a cumplir mis mandamientos que dejé escritos en mi Palabra. Esos son los mandamientos que quiero que cumplan: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
[Marcos 12:30-31] Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
Hijitos, si ustedes aman, ustedes cumplen con la ley, porque es la ley del amor. Entiendan, hijos, entiendan. Tienen la mente enredada. Hay laberintos mentales en su forma de pensar, de tanto escuchar doctrinas de demonios, doctrinas carnales, dice el Señor. Quiero desenredarlos, pero muchos de ustedes se me oponen, se resisten. Son duros de cerviz, al igual que Israel cuando los llamé a salir de la tierra de Egipto. Son duros de cerviz, se oponen a ser libres y le tienen miedo a la libertad. Al igual que ellos, le tienen miedo a la libertad. Hijos, dejen esas cargas ahora en el piso y síganme a la tierra prometida. Síganme, hijitos. Arrepiéntanse de ser tercos, arrepiéntanse de defender lo indefendible, arrepiéntanse de permitir que estos brujos oren por ustedes.
Porque yo (Noelia) veo ministros que son adivinos dentro del pueblo de Dios, pastores y demás tipos de ministros que son adivinos. Tienen espíritu de adivinación, hechizan al pueblo, hacen conjuros con el pueblo, los maldicen. Les dicen: «Si no me das tu plata, te maldigo». En mi nombre lo hacen, dice el Señor.
Yo (Noelia) escucho «los adventistas, los adventistas». Los adventistas se están mezclando con los cristianos. Las doctrinas demoníacas bajo las cuales se mueven los adventistas, las doctrinas que ellos predican y practican, que son demoníacas, se están mezclando en la doctrina cristiana y ustedes las están tomando, creyendo y comiendo, y están siendo encantados bajo los mismos hechizos que ellos están caminando.
Reaccionen, hijos, reaccionen. Ustedes son cristianos, dice el Señor, porque siguen a Cristo Jesús, porque son de Cristo Jesús. Recuerden los primeros rudimentos de la fe. Recuerden que la Biblia dice que los primeros cristianos eran guiados por el Espíritu de Dios. Ustedes tienen este beneficio de caminar por el Espíritu Santo, lo cual no estaba disponible en los días de Moisés, ellos no tenían disponible la libertad que ustedes tienen hoy.
Reaccionen, hijos, reaccionen, porque hay ecumenismo en la iglesia cristiana. Hay ecumenismo, y por causa de la conveniencia, pastores y otros ministros están tomando doctrinas de demonios de otras religiones, introduciéndolas y lavándoles el cerebro a los míos, noche y día, utilizando tergiversadamente la Escritura para capturarlos, para cautivarlos. Los están cautivando, hijos, los están cautivando con esas doctrinas ecuménicas. Hijitos, hijitos, dice el Señor, de ahí en más hay un paso. En creer en el anticristo es un paso, si ustedes entran en estas religiones de reglas, si ustedes comienzan a guardar estas reglas que les están enseñando que tienen que guardar para agradarme, erróneamente, de ahí en más es muy fácil que aparezca el anticristo y que ustedes le crean.
Hijitos, se prepara todo, se prepara todo para la venida del Señor y para la aparición del anticristo. Hijitos, ya está pronto todo a revelarse. Cuidado, hijos, cuidado. Están siendo hechizados y encantados, al igual que los judíos, que todavía esperan al Mesías. Cuidado, hijitos, cuidado. ¡Alerta roja, alerta roja! ¡Doctrinas de demonios! Mi pueblo está encantado y hechizado. Ellos esperan al Mesías todavía. Tienen los ojos cegados. Se les pasó el tren, el tren ya pasó y ellos no subieron. Pero ¿saben qué? Ustedes subieron al tren y se bajaron, ustedes sí subieron al tren, pero después se bajaron. ¿Qué es peor? Mejor es nunca haber subido, que haber subido y después haberse bajado.
[2 Pedro 2:21-22] Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
Arrepiéntanse, dice el Señor. No es por la ley de las obras. No es por la ley de las obras. Están en la gracia, están bajo la gracia, saboreen la gracia, disfruten la gracia, agradezcan la gracia. Hijitos, vuelvan a subirse a ese tren antes de que sea tarde, porque todo el que no camine en ese tren, que no camine bajo la gracia, será encantado, y esa supuesta verdad que les envío por causa de que eso fue lo que quisieron, como dice la Biblia, lo van a creer. Van a creer a esa supuesta verdad, pero va a ser mentira, con prodigios, con señales.
[2 Tesalonicenses 2:11-12] Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
A este engañador que viene, muchos le van a creer, dice el Señor, porque es una verdad engañosa que envío al mundo. Si ustedes no vuelven a subir al tren de la gracia, la van a creer, al igual que ellos. Van a estar en la misma bolsa junto con los judíos, que todavía esperan al Mesías, junto con los musulmanes, que no se arrepientan, y todas las otras religiones que se están uniendo, dándose las manos para engañar a la población completa.
Hijitos, es un remanente el que no va a comer de esa verdad engañosa que viene en los últimos días, dice el Señor. Tengan cuidado, tengan cuidado y arrepiéntanse. Arrepiéntanse, porque están los judaizantes. Hay gente que los está mandando a judaizarse. Hay gente que no tiene revelación de la gracia en el nivel que debería tenerlo y les están imponiendo cargas que ustedes no pueden llevar y si ustedes creen en eso, es el primer paso para caer profundo en el abismo. Es un yugo que no pueden llevar, hijitos. Es un yugo que no deben llevar. Es un yugo que Yo ya llevé, dice Jesús. Es un yugo que Yo, que nací bajo la ley de Moisés, ya llevé por ustedes y cumplí con la ley de Moisés, para que a través de mi muerte, a través del derramamiento de mi sangre, se establezca un nuevo pacto en mi sangre.
Otra vez se levantan los fariseos modernos que encandilan a los míos para judaizarlos. Tengan cuidado, hijitos, porque amar la raíz del árbol, entender la raíz de todas las cosas, amar al pueblo judío, de dónde viene Jesús, no es lo mismo que guardar preceptos que ustedes no tienen que guardar, que respetar reglas que ustedes no tienen que respetar. Cuidado, dice el Señor. Abran los ojos, hijos, y sean libres. ¡Sean libres!
Así que este mensaje va a provocar una división en los que escuchan este canal. Este mensaje va a dividir las aguas, y, a partir de ahora, muchos de ustedes van a tener que tomar la decisión de qué van a hacer: ¿Van a seguir escuchando la voz de Dios a través de este vaso profético o no? ¿Van a creer en la verdad o en el error?
Arrepiéntanse de la incredulidad, porque es el Espíritu Santo contra el cual están yendo, dice el Señor. No están yendo contra mi sierva; están yendo contra el Espíritu Santo, que es el que en este momento está derramando en su copa las palabras que Yo hablo. Arrepiéntanse, muchos de ustedes no le están preguntando a Dios hasta dónde estudiar las raíces hebreas, no le están preguntando al Señor hasta dónde meterse en esas aguas, están yendo porque quieren ir o porque les dijeron, pero no porque le preguntaron a Dios y el Espíritu Santo se los dijo. No es un llamado para todos, una cosa es estudiar las costumbres de Israel, las costumbres de la población judía. Una cosa es estudiar el hebreo, estudiar la raíz de ese árbol en el cual ustedes están injertados, y otra cosa es confundirse y caminar como si fueran uno de ellos.
Se olvidaron, hijitos, que no es judío el que es externamente, dice el Señor. Ustedes han sido circuncidados en sus corazones. Ustedes son judíos en el espíritu, no hay nada más que tengan que hacer o dejar de hacer para seguir injertados en ese árbol, porque no es judío el que lo es externamente, sino el del interior, el del corazón. Yo ya entré en sus corazones, dice Jesús. Yo ya estoy ahí, sentado en ese lugar santísimo. Entiendan las cosas espirituales, hijitos. Entiendan, entiendan. Ustedes ya me agradan porque son míos, ustedes son míos, no hay nada más que hacer, lo hice todo, lo hice todo. Ya son míos, ya los compré, ya está hecho, ya está consumado. Deténganse, deténganse de hacer rituales en la carne, porque cada día agregan cosas nuevas a esos rituales que están siguiendo. Cada día agregan más reglas a sus vidas, que Yo no mandé a que hagan.
Cuidado, hijos, cuidado, porque ustedes mismos se están atando. Ustedes mismos están mirando a la Biblia como si fuera un manual de reglas estrictas, un manual de reglas por obras de la carne. Están confundidos, dice el Padre, están confundidos. Paren, los que están en eso, paren y búsquenme en la intimidad y mediten. Paren, paren. Están yendo muy lejos. Es peligroso, están hechizados bajo estas doctrinas, porque las doctrinas hechizan, encantan, atan. Cuidado, hijitos, cuidado. Sáquense esas sogas inmediatamente, inmediatamente. Salgan de esas piletas sucias antes de que sea tarde y sus conciencias estén cauterizadas. Salgan ahora y vuelvan a la gracia y sigan la ley escrita en sus corazones.
Es que la ley está en sus corazones, hijitos. Entiendan, reaccionen. Reaccionen y entiendan. Pídanme entendimiento en el lugar secreto, pídanme que les hable, que les revele en el lugar secreto, en el monte. Suban a la montaña a buscarme, se olvidaron de Mí, se olvidaron de lo que es tener una relación conmigo, y están metiéndose en una religión vana de reglas.
Hijos, cálmense, dice el Señor. ¿Qué están haciendo? Son cosas vanas que no generan fruto para el Reino. Oh, amados, no refuercen a la carne a través de eso. Cambien, cambien y búsquenme. Aprendan a caminar por el Espíritu y no por la carne. Aprendan, porque se vienen tiempos difíciles, hijos. Son muy difíciles y muy engañadores, hijos, muy engañadores. Va a ser muy difícil discernir, y si no tienen la verdad bien aferrada, si no tienen una doctrina sana en sus mentes, son más fáciles de cazar para caer en ese error.
Los amo, dice el Señor. Los amo con un amor entrañable, que sale de mis entrañas, y quiero verlos libres, al igual que ustedes quieren ver libres a sus hijos. Acaso ¿Ustedes no quieren ver libres a sus hijos? ¿O los quieren ver en una cárcel? ¿Los quieren ver atados? ¿Cómo quieren ver a sus hijos? ¿Cómo? Yo los quiero ver así, como ustedes quieren ver a sus hijos: libres, sanos, alegres, gozosos, adoradores en espíritu y en verdad. Hijitos, la letra mata, la letra mata. Es el ministerio de la muerte, no pueden ser justificados. No, así no. Pero el Espíritu vivifica, es el Espíritu el que vivifica.
[2 Corintios 3:6] el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
[2 Corintios 3:7] Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer
Reaccionen y ayunen. Ayunen, los que no entiendan, dice el Señor, los que aun sus vendas no han caído, los que sientan resistencia ante lo que estoy hablando. Ayunen y búsquenme, y les voy a revelar si mi sierva habla de parte mía o no, y les voy a revelar si soy Yo llamándolos a salir de la esclavitud o no, porque todo el que busca encuentra. Si me buscan de todo corazón, me van a encontrar y me van a hallar. Pero recuerden que el justo vivirá por la fe y que sin fe no me agradan. Amén.
[Romanos 1:17] Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
[Hebreos 11:6] Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Este es un llamado de arrepentimiento, es un llamado a reaccionar rápido, a tomar acción rápido y a volver a caminar en la verdad, en la luz de Dios, en la senda recta. Es por amor, hijos, es por amor. Es por amor que hablo estas cosas. Es por amor, hijitos, que los traigo de nuevo a mi luz. Arrepiéntanse, humíllense en mi presencia, quebrántense, y los voy a libertar de espíritus de falsa religiosidad. Ayunen para ser libres de estos espíritus de falsa religiosidad que entraron en ustedes. Pero tampoco sean orgullosos, porque si no, no va a haber libertad. Bajen la cabeza, bajen los ojos altivos, y déjense ministrar por mi Espíritu, que les voy a revelar a cada uno de ustedes si esto es así o no. Amén.
«Nuevo pacto», escucho, «Nuevo pacto». Es un nuevo pacto en mi sangre. Es nuevo, no se puede derramar vino viejo en odres nuevos, dice el Señor, y para establecer lo segundo, primero había que darle de baja a lo primero. Entiendan, hijos. Comprendan y métanse bajo el régimen del Espíritu y no de la letra. Sean libres para poder amarme y adorarme de verdad. Sean libres para poder adorarme cien por ciento y de todo corazón. Dejen lo que vienen arrastrando desde hace tanto tiempo y que los atan y los esclavizan, y sean míos de todo corazón, dice el Señor. Sean míos, los anhelo, los amo, y quiero que estén conmigo cien por ciento, que me den todo lo que son, lo que son en espíritu y en verdad.
[Lucas 5:37-38] Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.
[Romanos 7:6] Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
He hablado hoy, dice el Señor. He dejado plantada la bandera de la paz entre ustedes y Yo, para que vuelvan a Mí y se reconcilien y sean libres de estas cosas, dice Jesús. Amén.