Dios te bendiga, amado pueblo del Señor. Hoy es 5 de marzo del año 2024 y estamos aquí nuevamente para servir a nuestro Dios, en esta ocasión a través de la intercesión profética, por mandato del Espíritu Santo, que me ha mandado a ser uno de los vasos de estos últimos días llamados a avivar a un pueblo que necesita entender la importancia de la intercesión.
Estoy aquí por obediencia; porque el Padre me dijo: Hijita, intercede en vivo, intercede en público, uniéndote con todos tus hermanos, aquellos que tengan hambre de levantar ese incienso a mi altar y que a través de esas oraciones quizás perdone muchos pecados y que quizás a través de esa congregación en el espíritu, siendo inspirados, orando todos juntos a través del Espíritu Santo en un mismo sentir, en una misma motivación, en un mismo corazón, en un mismo pensar, algunos de los juicios que he mandado sobre la Tierra sean detenidos u otros de ellos sean menguados, porque dice la Palabra del Señor que la oración eficaz del justo mucho aprovecha.
[Santiago 5:16] Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Estamos hoy reunidos en esta ocasión para levantar un clamor santo, con manos limpias, con lengua que ha sido lavada a través del arrepentimiento, con un corazón dispuesto a derramarlo en frente del trono de Dios, para pedir perdón por los pecados de un pueblo descarriado; perdón por los pecados de un pueblo santo, constituido por los hijos de Dios, que se ha desviado de la senda antigua.
Estamos aquí hoy reunidos, no para escuchar cómo intercede la hermana Noelia, sino para interceder junto con ella. Ella será la voz pública en esta intercesión, pero siendo ustedes las voces privadas, voces juntas, serán como voz de muchas aguas que se levanten y lleguen a los oídos de nuestro Creador, voces juntas como voz de muchas aguas, como voz de muchos pueblos al unísono, que se derramen en una misma vasija, vasija que se llena de intercesión, de clamor, peticiones, oración, para que el Señor después derrame de esas oraciones sobre la Tierra y muchas almas sean salvas por causa de ella y un pueblo quizás se encamine y vuelva a aquella senda en la que debería estar caminando.
Para eso estamos hoy reunidos en un mismo espíritu, listos y limpios, para decirle al Padre: Henos aquí, estamos dispuestos a recibir esa oración profética, estamos deseosos de que nos inspires por tu Santo Espíritu, para saber cómo clamar por la iglesia, cómo interceder, desde nuestras entrañas, con el dolor que Tú sientes por el estado en el que está tu cuerpo, el Cuerpo de Cristo.
Señor, tantas cosas están sucediendo en el altar y la casa de Dios, cuando la Palabra dice que el juicio comienza por la casa. Hoy estamos aquí Padre, juntos, para derramar lágrimas delante de tu presencia, para que quizás perdones a un pueblo equivocado, que no sabe verte, servirte, y en parte no te conoce.
[1 Pedro 4:17] Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Venimos hoy juntos, Señor, coloca en nuestros corazones lo que Tú estás sintiendo por el estado actual de tu Iglesia, de los nacidos de nuevo, derrama hoy en nuestros intestinos el dolor que Tú sientes por el estado catastrófico del Cuerpo de Cristo en estos últimos días. Señor, coloca ahora por el Espíritu Santo, y en el Nombre sobre todo nombre, en el nombre de Jesús, una semilla de inspiración en nuestras mentes para darnos las ideas exactas que necesitamos para interceder de un modo eficiente, y que estas oraciones no vuelvan vacías.
Te damos toda la gloria y toda la honra a ti Señor, en el nombre de Jesús, amén. Dice Daniel, capítulo 9, cuando Daniel hace la intercesión por su pueblo, este es el tipo de oración que vamos a hacer hoy, juntos, por su pueblo santo, por el pueblo de los redimidos de Dios, por los hijos de Dios que tienen que prepararse para los últimos días, levantarse y ponerse de pie y caminar honrando el ser ciudadanos del reino de los cielos.
[Daniel 9:1-2] En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.
Y presten atención lo que dice a partir del versículo 3, cómo cuenta Daniel su intercesión por su pueblo, cuál también es el pueblo de Dios, dice:
[Daniel 9:3-4] Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza. Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos
Voy a hacer un stop acá, porque nosotros vamos a proclamar estas escrituras, pero intercediendo, así como Daniel intercedió por su pueblo hebreo, por el pueblo de los judíos, nosotros hoy vamos a utilizar estas Escrituras para abrir una intercesión por el pueblo actual del Señor, por todos los nacidos de nuevo, que han nacido en agua y en espíritu, los que le pertenecen a Yahvé, nuestro Dios, por la iglesia, como le llaman los escritores en el Nuevo Testamento, por el Cuerpo de Cristo.
Vamos a interceder por nosotros mismos y por el estado de la congregación de los justos o de los que deberían caminar en justicia. De esta manera, oramos hoy, Señor, a ti, Jehová, nuestro Dios, para hacer confesión, diciendo: ahora, Señor Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos. Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. No hemos obedecido a tus siervos, los profetas, que en tu Nombre hablaron a nuestros reyes, príncipes, padres y a todo el pueblo de la Tierra.
Tuya es Señor la justicia y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre, y en las Escrituras dice de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, pero nosotros vamos a decir, como en el día de hoy lleva todo hijo de Dios, de todos los confines de la Tierra, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras a donde los has echado, a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti, oh Jehová, nuestra es la confusión de rostro de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque contra ti pecamos.
De Jehová, nuestro Dios, es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra Él nos hemos revelado y no obedecimos a la voz de Jehová, nuestro Dios para andar en sus leyes, que Él puso delante de nosotros, por medio de sus siervos los profetas.
Las Escrituras en el versículo 11, dicen: todo Israel traspasó tu ley, apartándose para no obedecer tu voz.
Pero nosotros hoy podemos utilizar este pasaje, de esta oración por el pueblo de Daniel que Él hizo y decir: toda, todos los tuyos, todos tus hijos, toda tu iglesia traspasó tu ley, apartándose para no obedecer tu voz, todo tu pueblo, Señor, en estos últimos días traspasó tu ley, apartándose para no obedecer tu voz, por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque contra Él pecamos, y Él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal, pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho con Jerusalén, conforme está escrito en la ley de Moisés.
Todo este mal vino sobre nosotros, y no hemos implorado el favor de Jehová, nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros, porque justo es Jehová, nuestro Dios, en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos su voz.
Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente. Señor, tu pueblo, los tuyos han pecado, hemos pecado, hemos hecho impíamente, y dice: oh, Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártense ahora tu ira, en el versículo 16, y tu furor, de sobre tu ciudad, Jerusalén.
Pero nosotros podemos decir: apártense ahora tu ira y tu furor de tu pueblo esparcido sobre toda la tierra, de tu pueblo santo, porque a causa de nuestros pecados y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos alrededor nuestro.
Ahora, pues, Dios nuestro, oye la oración de tu sierva. Y ustedes pueden decir: de tu siervo, o de tu sierva, y sus ruegos, y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, sobre tu casa, Señor, en estos últimos días, por amor del Señor, inclina, Oh Dios mío, tu oído y oye. Abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre, porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.
Oye, Señor. Oh Señor, perdona, presta oído, Señor, y hazlo. No tardes por amor de ti mismo, Dios mío, porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo. Y obviamente nosotros no estamos bajo el pacto de Moisés, sino bajo el pacto de Cristo Jesús, pero estamos tomando estas escrituras como ejemplo para proclamar una intercesión que quedó escrita, inspirada por el Espíritu Santo a través del Profeta Daniel y utilizarla para interceder por el pueblo de Yeshua en estos últimos días. Amén.
[Daniel 9:12-17] Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén. Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad. Por tanto, Jehová veló sobre el mal y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que ha hecho, porque no obedecimos a su voz. Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente. Oh Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro. Ahora pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.
Así que amado Padre Celestial, venimos hoy a clamar por tu pueblo, Señor, a clamar por tu pueblo en estos últimos días, por todos los nacidos de nuevo, por los que proclaman tu nombre, Padre, por los que son tus hijos, por la congregación de los justos, por tu casa, por tu pueblo santo. Oh, Señor, venimos a clamar porque hemos pecado contra ti, debiendo ser ejemplo al mundo, debiendo ser la luz, la sal del mundo, muchas veces no nos comportamos así, Señor, perdónanos, perdónanos, porque debiendo tener las manos limpias, están sucias, porque debiendo ser justos y caminar en tu justicia, conociendo la Escritura, las leyes espirituales que gobiernan sobre la vida del hombre, y muchas veces hasta estando consciente Señor, de las consecuencias que pueden acarrear el pecar contra Ti.
Señor igualmente hemos pecado Señor, contra Ti. Perdona a tu pueblo, perdona a tu iglesia, porque debiendo estar ya lista, santa, inmaculada, sin mancha, con su vestido blanco y preparado para esas bodas, para recibir al novio. Oh, amado mío, nuestro vestido no está listo, no está planchado, no está blanquito, hay manchas, porque nos equivocamos, porque nos olvidamos de Ti.
Al igual Señor, que tu pueblo, el pueblo de los hebreos, que salió de Egipto pero después se olvidó de Ti, Señor perdona a tu pueblo de estos últimos días, porque así igual como hiciste milagros para sacar a los hebreos de la esclavitud de Egipto, nos sacaste a nosotros de la esclavitud del mundo, para rescatarnos y perdonarnos y darnos una salvación tan grande, y de la misma manera Señor, que ellos pecaron, nosotros hemos pecado, de la misma manera que tu pueblo saliendo de Egipto murmuró contra Ti, contra tus siervos en el desierto. Nosotros hemos murmurado contra Ti, nos hemos quejado Señor, somos como niños caprichosos que nunca nos alcanza lo que nos das, que queremos más.
Así como tu pueblo Señor, que salió de Egipto con brazo extendido y fuerte de poder, lo sacaste de una manera asombrosa, así y después se hicieron un becerro de oro, olvidándose de tus milagros, de tu misericordia, con lo cual los perdonaste y los sacaste, cumplido el tiempo de la esclavitud de Egipto.
Así hemos hecho nosotros, Señor, tu pueblo, tu iglesia de los últimos días, así hemos hecho, tenemos ídolos, te cambiamos rápidamente por cualquier cosa que amamos más que a Ti. Perdona a tu pueblo Señor, porque así como los hebreos no supieron reconocerte cuando salieron de Egipto, somos igual que ellos, no sabemos reconocerte Señor perdónanos, estamos aquí, humillándonos delante de Ti y reconociendo que no somos perfectos, somos tus hijos, pero pecamos contra Ti y no sabemos quién es nuestro Padre.
Te tratamos, Señor, como a una persona más, como si no merecieras una honra superior. Oh, Padre, perdónanos, porque somos iguales que Israel cuando pecaban, y Tú los perdonabas, y volvían a Ti, y pecaban, y Tú los perdonabas, y volvían a Ti.
Señor, perdónanos porque así somos hoy, porque tu iglesia peca, y toma tus cosas livianamente, perdona a tu pueblo, perdónanos Señor, porque no sabemos a quien tenemos enfrente. Perdona a tu pueblo Padre, porque somos ignorantes y se sigue repitiendo, se sigue cumpliendo la escritura que dice, mi pueblo pereció por falta de conocimiento, siempre lo mismo, no somos mejores que el pueblo de la antigüedad, no somos mejores que aquellos que salieron de Egipto, desagradecidos, murmuradores, quejosos, arrogantes, soberbios, perdónanos, porque somos orgullosos, porque tu pueblo camina con los ojos altivos Padre, en vez de humillarnos delante de Ti y reconocerte realmente como nuestro Creador, como el Todopoderoso.
Oh Señor, perdona a tu pueblo, perdona, Señor, ten misericordia Padre, Tú eres tardo para la ira y grande en misericordia. Señor, hoy imploramos por tu misericordia, por tu piedad, porque somos malos, porque tu pueblo es como una novia manchada, como una novia que te engaña, y va y fornica con cualquiera que se cruza enfrente de ella, perdónanos Señor, no tomamos tus cosas en serio Padre.
Perdona a tu pueblo, venimos delante de Ti para clamar por tu misericordia, porque gran parte de tu pueblo está ciego, está ciego y no sabemos verte, ten misericordia Padre, de tu iglesia en los últimos días, porque muchos juicios vienen, vienen y empiezan por la casa de Dios, yo (Noelia) veo muchos juicios que vienen y caen sobre las congregaciones, como ya he venido diciendo, por causa de que los hijos de Dios están jugando con el evangelio, están haciendo comercio con las cosas de Dios, están destruyendo a las ovejas en vez de rescatarlas, vendarlas, ayudarlas, juicio viene sobre la casa de Dios.
Tú lo has dicho, Señor, pero venimos delante de Ti para implorar, tu misericordia, para implorarte Padre, que quizás a través de estas oraciones, de este dolor que pones en nosotros, Padre Celestial, puedas dar una nueva oportunidad a aquellos pastores, ministros y líderes en las congregaciones, que están equivocados, que están errados y cualquiera de nosotros podría ser esa persona.
Señor, redarguye por tu Espíritu, Tú eres un Dios de oportunidades, un Dios que perdona, un Dios piadoso, venimos a pedirte que detengas tu mano fuerte sobre todos aquellos que estén pecando contra tu santidad, contra tus cosas santas, en tu casa, en las congregaciones, en los templos a donde nos reunimos en tu nombre, oh, Padre, detén, detén tu látigo de juicio.
Oh Señor, te pedimos por una oportunidad más para aquellos pastores, que no se dan cuenta lo que están haciendo, o que lo saben, pero no se han percatado de la gravedad de sus actos. Perdona Señor, perdona Señor, a todo apóstol, profeta, maestro, evangelista, pastor, y persona que se congrega en tus altares, en los templos levantados para adorarte, para servirte, para disfrutar de tus cosas santas.
Perdona Señor, a todos ellos, y a todos los nuestros que están errados, aquellos que han seguido un evangelio de negociantes, perdona Señor y redarguye por tu Espíritu. Oh Señor, detén, detén tu mano extendida, sobre aquellos que han sido pesados en la balanza en este tiempo y no fueron encontrados justos.
Señor, te pedimos misericordia para todos ellos, Señor, te pedimos misericordia para tus hijos a los cuales les diste tantas oportunidades de arrepentimiento y no lo tomaron. Oh Padre, mis hermanos en este momento nombran a todo pastor que el Espíritu Santo les traiga a la mente, a todo aquel que ejerce el ministerio, a todo diácono, misionero, a cualquier tipo de servidor, que esté jugando con tus cosas o que esté equivocado, que esté caminando en error acarreando juicio sobre su cabeza.
Señor, nombramos a todas estas personas ahora que pusiste en nuestros corazones para implorar misericordia sobre sus vidas, muestra su pecado, Señor, muéstrales, muéstranos si nosotros estamos errando en algo, y perdónanos por creernos mejores muchas veces, o perfectos, o santos, cuando estamos errando y pecando, ábrenos los ojos ante cualquier pecado Señor, que estemos cometiendo, que te esté ofendiendo.
Presentamos Señor, a todas estas personas, delante de tu altar con sus nombres escritos, las nombramos en este momento, Padre, te pedimos por esa persona que es un hijo de Dios, que quizás empezó bien, pero que ahora está mal, que quizás empezó en el camino recto, pero luego se torció, que quizás empezó limpio, pero después se corrompió.
Señor, Tú eres tardo para la ira, espera, Señor, detente, detente, detén esos truenos que van a caer sobre ellos, esos rayos, detén, Señor, esos rayos, porque yo (Noelia) veo rayos que caen sobre pastores, que representan el juicio de Dios que viene sobre su casa en este tiempo, para todos aquellos que no se arrepientan de estar en error de distintas maneras, de estar cometiendo maldad, de distintas formas.
Padre, detén, detén esos rayos. Oh, Señor, te pedimos por más tiempo Padre, te pedimos por más tiempo Señor, te pedimos nuevas oportunidades de arrepentimiento. Oh, Señor, no agotes, no agotes las oportunidades de arrepentimiento. Revélanos, revélales la verdad, Señor, en cualquier aspecto que estemos mal, antes de que ese juicio sea enviado sobre tu pueblo equivocado, que te ofende y algunos diariamente, constantemente.
Oh, Señor, revela Señor, todo pecado a tu pueblo, revela toda codicia, toda avaricia, rebeldía, revela Señor, porque hay ocultismo adentro de tu casa Señor, porque los pastores están en pecado de brujería, en pecado de manipulación, de control con tus hijos, están en ocultismo Señor, hasta se hacen hechizos adentro de tu casa, en el nombre de tu Hijo.
Perdona Señor, a tu casa, perdónanos Señor, perdona, perdona Señor, acuérdate de dónde nos sacaste, y perdónanos Señor, por amor de tu Nombre, y danos una nueva oportunidad de arrepentimiento, revela por sueños todo pecado abierto, todo pecado escondido, que posiblemente esté llamando a tu juicio, que esté provocando que tu juicio caiga sobre ellos.
Oh, Padre Santo, revela por palabra profética, por visión, revela Señor, enviando a tus ángeles para que les hablen a tus siervos para revelarles sus pecados, así como hiciste con tu siervo David, a quien le enviaste al profeta Natán, a decirle que había pecado gravemente contra Ti, tomando una mujer que no era suya, adulterando y cometiendo homicidio contra Urías.
Oh, Padre, a él le enviaste, tu profeta, para hacerle saber que había pecado, y él se arrepintió, Señor, se arrepintió. Oh, Padre, y no lo cortaste de la Tierra, si bien sufrió pérdida por su pecado, no lo cortaste Señor, a tu siervo David.
Así Señor hoy hay tantos dentro de tu casa, que están en pecados graves, y aún no han reaccionado a tu llamado, a tus advertencias, a tus avisos, Padre de la Gloria, Santo, eterno Dios perdonador, Dios de misericordia. Te pedimos juntos ahora, que envíes profetas a estos siervos que hoy están como tu siervo David en aquel momento, que pecó gravemente contra Ti.
Oh, Padre, envía una revelación impactante para que salgan de su ceguera, y puedan ver sus propios errores, y humillarse delante de Ti, y arrepentirse. Oh, Padre Santo de la gloria, porque dice tu Palabra en:
[2 Crónicas 7:14] si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Oh, Santo, Santo, envía revelación Señor, de todo pecado adentro de tu casa Señor, para que se puedan arrepentir y perdones sus pecados. Oh, Santo, Santo, Santo, nos estamos humillando delante de ti Señor, tu pueblo que viene a interceder ahora, delante de Ti, invocamos tu nombre Señor, y oramos y buscamos tu rostro Señor, para que quizás reveles nuestros caminos torcidos, para que podamos arrepentirnos Señor, y hallar tu socorro, tu descanso, tu misericordia.
Perdona, Señor, perdónanos Señor, porque tu pueblo, tu cuerpo está enfermo, enfermo de malicia, de codicia de los ojos. Perdona, Señor, porque muchos dentro de tu pueblo van detrás de los becerros de oro, en vez de ir detrás de Ti. Perdona, Señor, a tu pueblo, porque en vez de tener la mira en las cosas celestiales, las tenemos en las cosas materiales.
Oh, Padre, perdona Señor, esta injusticia, esta idolatría porque fornicamos muchas veces. Perdona a tu pueblo Señor, que te engaña, gran parte de tu pueblo te engaña, somos fornicarios espirituales, adúlteros espirituales, debiendo estar casados y comprometidos y ser fieles a nuestro esposo, vamos y fornicamos detrás de los baales.
Oh, Señor, perdona Señor, porque gran parte de tu pueblo anhela las riquezas antes que tu presencia Señor. Perdona, porque hemos puesto los billetes antes que a Ti, porque hemos puesto las joyas antes que a Ti, tu pueblo que debería estar entrenado para saber cómo vivir tanto en la escasez como en la riqueza.
Como dijo Pablo Señor, entrenado para todo, libre de todo Señor, en el corazón, libre en el corazón Señor, muchas veces no estamos así, tenemos el corazón enganchado a las cosas materiales, el corazón atado a los autos, a las casas, al dinero, a los trabajos, vamos corriendo detrás de lo que él nos ofrece para tener cada vez más de una manera ilícita, en vez de correr detrás de Ti, en vez de seguir las pisadas de Jesús para ganar esta carrera.
Perdona Señor, a un pueblo ambicioso, pero no de tu presencia, sino del oro y la plata que se corrompen. Perdona Señor, perdona Señor, a tantos pastores que corrompen a tus ovejas, mostrándoles los billetes ante sus ojos y dejándolas secas.
Perdona Señor, haz algo Padre, sal en el rescate de esas personas que van a una congregación buscando sanidad, perdón, restauración, compañía, porque se sienten solos, pensando que allí van a encontrar a gente justa y buena que no les haga mal, y encuentran muchas veces, lobos rapaces que solamente quieren meter las manos en sus bolsillos.
Haz algo, Señor, imploramos por tu misericordia por ellos, que reveles este pecado, pero también que rescates a estas ovejas que están en manos de estos lobos rapaces. Ay, Padre, porque tu corazón te duele Señor, tu corazón te duele por estas cosas que se repiten una y otra vez, muchos salen del mundo y se convierten a tu Nombre con la esperanza de estar mejor que antes, pero la realidad es que hoy, con la apostasía que hay en tu pueblo, en tus iglesias, cuando entran a algunas congregaciones, están peor que lo que estaban.
Porque siendo usados, siendo abusados, engañados, pervertidos a través de estos pastores y otro tipo de ministros que en vez de levantarlos, los destruyen, pierden la esperanza tus ovejas, pierden la esperanza Señor, y dicen: Si fui a una iglesia donde me dijeron que estaba el amor de Dios y son peores que los del mundo, ¿qué me queda?
Perdona Señor, perdona Padre, porque el estado de tus congregaciones en general, en estos días es terrible Señor, es terrible, y muchos se están yendo Padre de allí, hay un éxodo, un éxodo de las congregaciones en estos días, y cuando la gente más necesita de Dios, cuando la gente más desesperada está por Ti, por respuestas, por amor, por perdón, por restauración, peor ejemplo estamos dando Padre.
Oh, Señor, ¿qué podemos hacer?, ¿cómo oramos? ¿Cómo oramos por esto Señor?, que tanto te duele en tu corazón, enséñanos cómo interceder Padre, eficientemente.
El Señor nos dice a todos los reunidos para interceder: Hijitos, hijitos, estoy escuchando, hijitos, estoy buscando corazones que no tengan vergüenza de llorar delante de mi presencia, con un llanto genuino, porque Yo lloro, por el estado de mis hijos, por el estado del cuerpo de Cristo, se duele mi Alma, hijitos, por lo que está pasando en el pueblo de Dios, estoy viendo y contando, estoy anotando, todo lo que está pasando en aquellas congregaciones que llevan mi Nombre, pero que no me representan.
Hijitos, me duele mi alma porque tenía mi iglesia que ser un edificio alto, poderoso y santo, sin mancha, un edificio limpio, donde puedan venir a refugiarse los que me necesitaban, pero en vez de eso encuentro una pocilga, dice el Señor, llena de mugre, de hurto, robo, mentiras, vanagloria. Hijitos, clamen, clamen, clamen por perdón, clamen por misericordia, por piedad, porque viene el martillo a esas congregaciones que tienen mi Nombre, pero que no me pertenecen, y voy a arrancar los carteles de sus templos. Se van a caer esos carteles falsos, porque mi Alma está asqueada, dice el Señor, de ver lo que pasa dentro de esos templos, a donde me cantan, pero tienen los bolsillos llenos de robo, donde dicen que me adoran, pero después se van y siguen fornicando.
Mi Alma está asqueada de ver estas cosas, traigo el juicio sobre mi casa. Traigo la limpieza sobre mi casa, viene la escoba, dice el Señor, viene con fuerza, voy a limpiar los pisos a donde pisan los que dicen que son mis hijos. Viene la inundación a muchas congregaciones y viene el fuego a otras.
Hijitos, clamen, clamen, porque los desastres naturales van a destruir también a muchas congregaciones, con tornados, ciclones, huracanes, terremotos, y van a seguir viendo que muchos edificios construidos por manos de hombres, levantados en mi Nombre, pero que después se olvidaron de Mí, haciendo sus propias leyes de hombres, creando sus propias estructuras y dejando afuera mi Santo Espíritu, van a caer, dice el Señor.
Viene un tornado espiritual sobre mi casa, y van a haber predicadores que se caen muertos en el mismo altar, habrá distintos tipos de siervos y siervas que no quieren escuchar mi corrección, que los he llamado muchas veces para que se arrepientan, para que se vuelvan de sus malos caminos, pero que no quieren escuchar, los van a ver morirse de golpe, viene muerte súbita para muchos dentro de mi casa, los van a ver caer en el piso como Ananías y Safira, porque nadie se burla de mi Nombre, nadie se ríe de mi Nombre santo.
Viene el juicio, dice el Señor, de Ananías y Safira, y van a ver, se van a sorprender, se van a acordar de esta palabra que hablo a través de mi sierva, porque muchos van a blasfemar contra el Espíritu Santo de distintas maneras, viene el hacha y ya está puesta sobre los árboles que no dan fruto; había árboles que eran verdes, que daban fruto en su tiempo, pero que después se secaron, dejaron de crecer por mi Espíritu Santo, y empezaron a seguir las órdenes de los hombres, árboles otoñales, dice el Señor, los voy arrancar, viene el hacha sobre muchos líderes adentro de mi casa, que se burlan de Mí, hacen chistes sobre mi Nombre, hablan de mis cosas de una manera liviana, como si Yo no los escuchara.
Viene el martillo, dice el Señor, el martillo golpea sobre la mesa, y salen, el martillo de juicio golpea, y sale el decreto de los vigilantes para matar.
Me viene la porción de las Escrituras, de Ezequiel capítulo 8, donde el profeta es llevado al templo para ver las abominaciones que los judíos cometían en la misma casa de Dios, adorando al sol, a distintos dioses, a Satanás, y después de eso la gloria abandonó la casa. La gloria de Dios abandonó el templo, y vino juicio sobre ellos, y el ángel empezó a matar a esos ancianos que estaban reunidos, que eran como 70, y Ezequiel le rogó al Señor, y le dijo, Señor, Señor, e intercedió por ellos para que no siga la mortandad.
[Ezequiel 8:6-13] Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿no ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores. Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero. Y me dijo: Hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta. Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que estos hacen allí. Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor. Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra. Me dijo después: Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que hacen estos.
Y después dice que había mujeres sentadas endechando a tamuz. Y en el versículo 18, dice:
[Ezequiel 8:18] Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré.
Luego Ezequiel tuvo una visión de la muerte de los culpables:
[Ezequiel 9:1-11] Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce. Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo. Y les dijo: Contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron, y mataron en la ciudad. Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén? Y me dijo: La maldad de la casa de Israel y de Judá es grande sobremanera, pues la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad; porque han dicho: Ha abandonado Jehová la tierra, y Jehová no ve. Así, pues, haré yo; mi ojo no perdonará, ni tendré misericordia; haré recaer el camino de ellos sobre sus propias cabezas. Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.
Pero Ezequiel clamó al Señor cuando vio el juicio que el Señor había mandado sobre su casa, diciendo: Ay Señor, Jehová, destruirás a todo el remanente de Israel, derramando tu furor, por lo tanto, nosotros podemos clamar a Dios para tal vez encontrar su gracia y su misericordia y su perdón, diciendo, Señor Jehová, destruirás a todo el remanente de tu casa, derramando tu furor sobre tu iglesia, perdona, Señor, Perdona Padre, detén tu juicio y dale tiempo a estos ancianos de estos últimos días para que se arrepientan, Tú eres el Dios de las oportunidades, da nuevas oportunidades a estas personas que están adorando a otros ídolos, que están ensuciando tu casa.
Padre, levanta más intercesores por tu pueblo, levanta más intercesores, porque tu Palabra dice: Si tan solo uno se hubiera colocado en el vallado, tan solo uno que hubiera levantado vallado, Señor, cuánto más si fuéramos muchos.
[Ezequiel 22:30] Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
Señor hoy estamos más de un hombre más de una mujer delante de tu presencia, nos ponemos en la brecha delante de ti Señor a favor de la iglesia para que no la destruyas, estamos aquí para levantar ese clamor que estás esperando Padre, para que tal vez la balanza que ahora se inclina del lado de la injusticia en todos estos ministros que vienen pecando contra Ti, de un modo enorme, tal vez Señor, a través de nuestra intercesión vuelques estas oraciones en esa balanza y el peso se incline a su favor, intercedemos y nos humillamos delante de Ti a implorar por tu favor, a implorar por tu perdón, a implorar que envíes señales a los que están desviados adentro de tu casa, para que tal vez se enderecen y no venga la muerte sobre ellos, no venga la enfermedad y todo tipo de juicios sobre sus casas.
Oh Padre de la gloria, restaura tu pueblo Señor, ábrenos los ojos, porque estamos ciegos en tantas áreas, no te entendemos. Restaura tu palabra.
El Señor me indica de pedir por jueces dentro de la iglesia, Señor levanta jueces como al principio Señor porque me viene la porción de la Escritura donde Pablo les dijo no hay ningún sabio entre vosotros que pueda juzgar este caso de inmoralidad y el Padre dice que pidamos por jueces dentro de la casa de Dios para que puedan juzgar lo que se hace adentro de sus atrios.
[1 Corintios 6:5] Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos
Dice el Señor, hacen falta sabios que tengan espíritu de juicio sobre ellos, para que puedan juzgar las acciones, las obras que se llevan adelante en las congregaciones de Dios y emitir esos juicios a los pastores, a los ancianos y a todos los ministros que estén llevando adelante esas obras.
Levanta jueces dentro de tu casa, Señor, jueces como Moisés, como Débora, levanta jueces como al principio, jueces, profetas, para que puedan juzgar los pasos de los líderes, en tus congregaciones y avisar de todo desviamiento. Padre, Oh Señor, derrama espíritu de sabiduría sobre tu iglesia, sobre tu pueblo descarriado, liviano, superficial.
Perdona Padre, porque yo (Noelia) veo un pueblo que nada en la superficie, pero no quiere meterse en las profundidades, es esa parte del pueblo, esa porción de la torta que representa tu iglesia, que no quiere meterse en las cosas espirituales de un modo profundo, que no quiere nadar y bucear en tu Espíritu Santo, que quiere solamente ir a la iglesia los domingos o los sábados y después volver a su casa y seguir en el mundo.
Perdona Señor, toda nuestra superficialidad, porque no te buscamos en el cuarto secreto, derrama espíritu de oración sobre tu casa, restablece los cuartos secretos en las iglesias.
Yo (Noelia) veo templos donde nos congregamos, la iglesia del Señor Jesucristo que tiene como cuartos aparte a donde uno se puede meter a orar en silencio en esos lugares, creo que esto es una palabra, una indicación por el Espíritu Santo para las congregaciones que escuchan esta intercesión, de que tenemos que construir cuartos secretos adentro de los templos para que la gente tenga un lugar para ir a orar, en ese lugar, a solas o quizás con otros hermanos, pero en la intimidad con el Señor.
Porque estoy sabiendo que mucha gente, muchos hermanos no pueden, no tienen la comodidad en sus casas, ni en ningún lado para ir delante de la presencia del Señor, en soledad, en la intimidad porque sus casas son muy pequeñas o tienen mucha gente, o la familia es muy grande, no hay intimidad, no hay soledad, no hay espacio donde uno pueda dedicarse a buscar a Dios en silencio, en soledad, en intimidad en la oración o estar a oscuras buscando a Dios.
El Señor dice, tenemos que construir en las congregaciones de estos últimos días cuartos secretos de oración que estén disponibles las 24 horas, para que estas personas que no tienen esa facilidad o este tipo de lugares puedan tener un espacio para ir en cualquier momento y buscar a Dios en esa intimidad, estos cuartos tienen que estar en silencio, tienen que estar consagrados para el Señor, como un cuarto donde se respeta el silencio, a donde está dedicado exclusivamente para buscar a Dios en soledad, a donde uno va no solamente para hablarle, sino para escucharlo, para hacer silencio y recibir lo que Él nos quiere decir.
Esta es una palabra, una indicación, un consejo santo que Dios hoy está dándonos para que mucha gente pueda tener un espacio a donde buscar a Dios en soledad, oremos por eso.
Dice el Señor, oren por eso hijitos, oren para que se abran estos cuartos de oración en los templos a donde no se dispone, donde no lo tienen y para que los que dirigen estas congregaciones pongan a disposición estos lugares, a los que verdaderamente quieren ir a buscar a Dios.
Yo (Noelia) estoy viendo que mucho pueblo no se perdona, el hijo de Dios se levanta contra otro hijo de Dios, la hija de Dios murmura contra otra hija de Dios y así somos igual que los de afuera o peor, porque sabiendo que está mal lo seguimos haciendo, Señor perdona a tu pueblo, redarguye a todo aquel que le falta perdonar, a todo aquel que va a una congregación con falta de perdón contra su pastor, a todo aquel que va a una congregación pero no a buscarte, y a crecer en Ti para hacer buenas obras, para congregarse para las buenas obras y motivarse mutuamente, sino para murmurar sobre los otros, para saber sobre la vida de los otros hermanos, para buscar novia o novio, para divertirse en una manera mundana, para distraerse, pero no tiene los ojos puestos en Ti.
Perdona, Señor, coloca en nosotros un corazón semejante al tuyo, tardos para la ira y rápidos para perdonar, para tener misericordia del prójimo, gracias Padre Santo.
El Espíritu me dice: Hijitos sigan intercediendo en estos tiempos que vienen por este juicio que ha sido enviado sobre la casa de Dios, con respecto a estas muertes, estos desastres de congregaciones que van a caer, no solamente en la estructura humana sino sus paredes, los edificios físicos que van a seguir siendo destruidos en este tiempo.
El Espíritu me indica que les transmita, que sigan orando en los próximos días por esto, para pedir perdón en el nombre del pueblo santo de Dios, para pedir misericordia y así tal vez el juicio sea menguado, muchos se arrepientan y puedan ver su pecado, pedir perdón a Dios y no ser cortados porque el hacha viene, pero también hace falta que se levante un pueblo santo a interceder, para tocar al corazón de Dios con una oración genuina, una oración potente, con un clamor desde nuestro espíritu, inspirado por el Espíritu de Dios.
Dice el Señor, pidan la inspiración del Espíritu Santo para saber cómo interceder y por qué específicamente, presten atención, porque el Espíritu Santo les va a traer las Escrituras que tienen que proclamar como hicimos hoy en esta intercesión, para interceder eficazmente porque proclamar las Escrituras en medio de una intercesión es como utilizar la espada del Espíritu para cortar las obras de las tinieblas que se están realizando o los planes de Satanás que se quieren llevar a cabo en la vida de las personas.
Este incienso santo que ustedes han elevado hoy, este clamor, dolor, llanto, sufrimiento, petición profunda de un corazón sincero, ha sido elevada a mis narices, he escuchado sus voces, he mirado sus súplicas, he tenido en cuenta lo que me han pedido hoy.
Yo (Noelia) los veo en visión a ustedes, en sus casas pidiendo por el pueblo de Dios, pero por distintas cosas, que inclusive yo no mencioné, pero que la intercesión se ha completado, el vaso se ha llenado, porque el Espíritu Santo los inspiró a ustedes para que pidan lo que tenían que pedir particularmente. Dice el Señor, por eso, el rompecabezas y la intercesión están completados. Es como una tarea a la cual se le coloca un cheque porque ha sido realizada y terminada.
Yo (Noelia) veo muchas mujeres intercesoras; dice el Señor, sigan adelante, aunque a veces el cuerpo les duela por interceder, a veces el Señor mismo coloca ese dolor en sus cuerpos cuando interceden porque es una señal de cosas que a Él le duelen. No es una enfermedad física lo que muchos de ustedes están pasando cuando interceden, aunque les duele el cuerpo, es un dolor espiritual que el Señor derrama, porque Dios Padre les hace sentir lo que Él siente, y se manifiesta en lo físico.
Muchas veces el cuerpo duele, la carga es pesada y la tristeza que van a sentir no es de ustedes, es una tristeza espiritual que viene del corazón de Dios por las cosas que Él sufre, son cargas que Él coloca en ustedes, y hasta que no intercedan por esas cosas, ese dolor no se va a ir, esa carga no se va a liberar o ese malestar no va a menguar.
A veces se van a sentir raros, se van a sentir mal y van a tener necesidad de interceder por algo o alguien, y esa va a ser una señal que el Señor va a colocar en ustedes, ese malestar, de distintas maneras, que es espiritual, pero se manifiesta en sus cuerpos físicos, para que vayan y derramen con un sentimiento genuino y verdadero delante del trono de Dios esa oración, como a Él le gusta, para que no oren desde la debilidad, sino desde una fuerza sobrenatural a través de esa señal que el Señor coloca en ustedes.
Después de interceder, van a sentir que los síntomas menguan, que se sienten mejor, se sienten livianos, que han cumplido con algo, como que uno suspira y se siente alivianado. Esa es una señal de que era algo que el Señor derramó en ustedes para que ustedes lo derramen en la intercesión. El Señor me ha dado esta nueva tarea de interceder por distintas cosas en público, y mientras haga estas transmisiones, acorde a las motivaciones que me dé el Espíritu Santo para interceder, el Señor nos va a ir dando tips sobre cómo hacerlo, cómo orar de una manera eficiente, y cuáles son las estrategias que se aplican durante una intercesión para que esas oraciones no encuentren una barrera entre nosotros y Dios.
Así que sigamos juntos en este trabajo que ha iniciado en público, y no tengan miedo ni vergüenza, si es genuino y no fingido, de derramar su corazón delante de Dios. Si tienen que llorar, lloren, si tienen que clamar, a veces van a gritar, pero no van a ser gritos de ustedes, sino el gemido del Espíritu Santo en ustedes que se manifieste por sus bocas.
A veces van a empezar a hablar en lenguas de una manera muy poderosa y fuerte, pero van a ser lenguas de intercesión que cuando se hablan, rompen cosas en el espíritu que vienen del enemigo, abren puertas que vienen de Dios y provocan una intervención espiritual sobrenatural y poderosa, eso hace la oración en lenguas espirituales.
Así que déjense llevar por el Espíritu de Dios, porque al Señor no le gusta la tibieza. Amén.
La gloria sea para el Señor, y estudien sobre las personas que intercedieron por otras, por pueblos y naciones, en la Biblia, ¿cómo lo hacían?, ¿cómo eran sus oraciones? Y demás, así van a crecer mucho.