Como estás, amado pueblo del Señor Jesucristo. Hoy es 14 de febrero del 2024, y estoy aquí nuevamente como una enviada del Reino de los Cielos para llenar tu vaso de lo que el Señor lo quiera llenar. Dice la Palabra del Señor,
[1 Juan 1:5, RVR1960] Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
El Señor hoy quiere reemplazar la oscuridad que hay en tu vaso por su luz, quiere reemplazar todo desamor por su amor, porque también dice la Palabra que Él es amor. El Señor quiere consumir a través de ese fuego consumidor que Él es y que Él imparte, toda impureza, toda necedad, toda soberbia, toda mugre de tu corazón que no tiene que estar. El Señor hoy quiere impartirte sabiduría de lo alto, dones preciados, conocimiento, interpretación. El Señor quiere ampliar tu vista, y ¿quiénes somos nosotros para decirle que no?
Gloria al Señor, porque Él hoy se quiere glorificar a través mío, y por eso la honra le pertenece a Él y no a mí. Padre, te damos toda la honra, toda la gloria, y le damos espacio en estas transmisiones a tu santo, poderoso y majestuoso Espíritu, al cual amamos, al cual adoramos. Ven, Señor, y paséate entre nosotros. Danos lo que estamos necesitando cada uno de nosotros.
Yo estoy viendo en esta visión ovejas de distintos tamaños. Algunas son más flacas, otras son más gorditas. Algunas son más bajas, otras son más altas. Algunas son como recién nacidas, otras son ya más grandes y han completado un camino en la vida. Esas ovejas son ustedes.
Hijitos, dice el Señor, estoy aquí como un pastor que sabe lo que cada una de esas ovejas necesita, porque las conoce al detalle a cada una de ellas, y me encargo de ustedes, dice el Señor, a través de un amor incomparable, a través de un amor que no puede ser pesado con balanza humana.
Aquí estoy, dice el Señor Jesús. He escuchado sus oraciones y he visto lo que los aqueja. Estoy al tanto de lo que los hace sufrir, he visto las cadenas que atan a algunos de ustedes, dice el Señor, y no estoy ajeno a sus necesidades.
Y hoy, a través de la Palabra que voy a enviar, dice el Señor, esas cadenas van a caer y esa sequedad va a cambiar por una humectación del Espíritu Santo, y les voy a dar lo que tanto están necesitando en este tiempo. Al que necesita fuerza daré fuerza. Al que necesita valentía, daré valentía. Al que necesita determinación, daré determinación. Porque de hecho, con esto quiere empezar el Señor. Muchos de ustedes no son determinados, están indecisos.
Y esto les está provocando que estén paralizados en sus caminos espirituales. La indecisión los deja quietos en un mismo lugar por mucho tiempo, al no decidirse si quieren ir para la derecha o para la izquierda. Esto les provoca quedarse en ese punto de indecisión indeterminadamente, y el enemigo toma provecho cuando ustedes saben que tienen que tomar una decisión, y no la toman.
Entonces al quedarse inmovilizados, le dan tiempo al enemigo para que obre en contra de ustedes y aprovechar esa indecisión para sus propósitos malditos, y empezar a generar culpa en ustedes por no haber tomado esa decisión que ya deberían haber tomado. Y el enemigo no solamente empieza a generar culpa en ustedes cuando no se deciden a tiempo, sino que también aprovecha de ese momento de paralización a través de la indecisión, para hacer que se sientan miedosos. Envía espíritus de miedo, para que tengan miedo al estar quietos.
Porque cuando uno se queda quieto, dice el Espíritu de Dios, en un mismo tramo del camino, viene la noche en algún momento. Es como cuando uno está transitando una carretera de día, y de repente, en vez de seguir adelante hasta encontrar algún lugar dónde dormir, en vez de seguir, frena y se queda quieto. No sabe para dónde ir porque tiene miedo de decidir. Entonces uno se queda paralizado y no va a llegar a una posada, sino que quedándose en ese lugar la noche va a caer sobre esa persona.
Y entonces el enemigo, que es de la noche, el enemigo que se mueve durante la noche, el enemigo que gana fuerza durante la noche, aprovecha para ponerles trampa en su camino, para inmovilizarlos, a través de los miedos. Para confundirlos, para engañarlos, para asustarlos, para oprimirlos y muchas cosas más. Por eso el Señor hoy, a todos ustedes que son indecisos, les imparte en este momento el poder de la decisión, les imparte un espíritu decidido en el nombre poderoso de Cristo Jesús.
Yo veo una cadena ahora que se corta, que se quiebra al medio. Es la cadena de la indecisión, la cadena de la duda, que el Señor en este momento está cortando. Porque muchos de ustedes son indecisos. Y no solamente ustedes, sino que en sus generaciones para atrás había este tipo de indecisión. Es una cadena que los viene atando a la línea generacional desde antes, desde las generaciones pasadas. Bisabuelos, abuelos indecisos, padres indecisos, hijos y nietos indecisos.
Dice el Señor, en este momento pidan perdón por sus familias, sus generaciones pasadas, y arrepiéntanse en el nombre de su genealogía para que pueda ser cortada esta maldición de indecisión. Y el Señor pueda reemplazar toda duda al tomar decisiones, toda quietud que hace que pierdan tiempo. Porque esa es otra de las cosas. El Espíritu Santo dice, cuando ustedes se quedan en un estado de indecisión, comienzan a perder el tiempo en vez de redimirlo. Y entonces, aún más el enemigo puede obrar en sus vidas, porque ese tiempo que ustedes pierden el enemigo lo gana a su favor, me revela ahora el Señor.
Así que ahora arrepiéntanse todos ustedes, dice el Señor, de ser indecisos, de ser dudosos. Yo estoy viendo una persona que va en una carretera. Y esa carretera en un momento se va a dividir, se va a bifurcar en dos, como una letra Y griega, a la derecha y la izquierda. Y es que en realidad no hay más que dos caminos, aunque se disfracen de muchas cosas. Todos los caminos llevan o al bien o al mal, a la voluntad del Señor o a alejarse de la voluntad del Señor, a la derecha o a la izquierda.
Y cuando una persona no se decide, se queda antes de entrar en una de esas dos opciones. Dice el Señor, arrepiéntanse porque muchos de ustedes están acostumbrados a manejarse así, y no estaban conscientes o no se daban cuenta de este comportamiento errático. Porque al quedarse uno en el mismo lugar sin tomar estas decisiones, no solo se pierde tiempo, como dije, sino que el enemigo comienza a frustrarlos, a oprimirlos, a hacerles sentir culpables, miedosos, enojados por causa de la indecisión. O sea, la indecisión lleva a muchas otras cosas más. Por eso no es un tema menor, dice el Señor.
Hay que enfrentar este problema al igual que uno tiene que enfrentar problemas de ira, problemas de envidia, problemas de celos. La indecisión hay que enfrentarla, dice el Señor. Hay que orar, hay que pedirle al Señor que nos ayude a los que hemos sido indecisos para que esto sea renovado en nuestras vidas y aprendamos a manejarnos de otra manera. Así que, dice el Señor, sigan arrepintiéndose todos ustedes los que están reconociendo este patrón en su forma de actuar en sus vidas.
Algunos de ustedes yo veo que se quedan indecisos inclusive en detalles. O sea, van a una heladería y se quedan rato largo tratando de decidir cuáles son los gustos de helado que van a pedir. Especialmente mujeres estoy viendo ahora, muy indecisas que se quedan mirando la carta. Y esto les provoca problemas a la larga en las relaciones, con las personas que están alrededor de sus vidas. Porque cuando una persona es indecisa, el otro la tiene que esperar hasta que se decida.
Y eso el enemigo podría utilizarlo en contra de ustedes y de esa persona con la cual tienen esa relación. Es decir, no es un problema menor. Así que, el Señor dice, hijitos tomen conciencia porque en este tiempo estoy yendo fino, para arreglar en ustedes cositas que quizás no las podían ver antes, y no solo eso, sino que tal vez pensaban que no eran tan importantes o que no generaban tanto impacto. Pero estoy aquí, dice el Señor, para que reciban Palabra a través de este espejo.
En este momento (yo Noelia) soy como un espejo para ustedes, diciéndoles lo que ustedes no están pudiendo ver, pero que el Señor me lo está revelando por el Espíritu Santo. Para que tengan una mejor calidad de vida, para que las relaciones con las otras personas en sus vidas sean más estables y más duraderas, para que tengan menos conflictos, para que sus vidas lleven más fruto. Y el Señor está ajustando tuercas al detalle.
Yo estoy viendo un mecánico que trabaja en el motor de un auto. Y el mecánico sabe que no solo las piezas grandes de ese motor son indispensables e importantes, sino que también las más pequeñitas. Es como los tornillos o los clavos, por ejemplo. Las cosas que unen esas piezas grandes del motor de un auto son las realmente importantes, porque sin ellas esas piezas grandes no podrían funcionar unidas, no podrían conectarse entre sí para que el motor finalmente pueda funcionar y el auto pueda andar. Por eso, no subestimen los detalles. Dice el Señor, arrepiéntanse.
Perdónenme si a veces me equivoco con las palabras, porque de vez en cuando, leo un poquito los comentarios y al mismo tiempo trato de escuchar lo que el Espíritu Santo les quiere decir, entonces se me cruzan las palabras. Yo estaba viendo que algunos de ustedes ahora, en este momento, el Espíritu Santo les está ayudando a acordarse de momentos donde la indecisión les ha provocado problemas.
Yo veo gente que le cuesta elegir la ropa que se va a comprar y está horas en las tiendas, perdiendo tiempo para comprarse una prenda de ropa. Cuando la Palabra del Señor dice que redimamos el tiempo porque los días son malos. Así que hay distintas cosas. Hay gente que está escuchando esta transmisión, hombres que están indecisos con el tema del trabajo.
Yo veo a alguien que está sin trabajo y que está mirando este vivo, y que está perdiendo tiempo en decidir qué trabajo va a tomar. Pero en realidad es porque esta persona no se decide. Así que no solo las mujeres pueden ser indecisas, hay hombres que son muy indecisos también, y el Señor les dice que sean más simples, que traten de elegir más rápidamente para no perder tiempo. Que algunos de ustedes que están dejando pasar oportunidades importantes de trabajo por causa de la indecisión, traten de agudizar el oír al Espíritu Santo de Dios y seguir su guía, para poder elegir más rápido lo que piensen que Dios les aconseja que elijan.
El Señor me revela que Él era rápido para decidir. Porque Él le preguntaba todas las cosas al Espíritu Santo. Él estaba tan cerca de su amigo, el Espíritu Santo, que estaba acostumbrado a que el Espíritu Santo viviendo dentro de Él, le indicara para dónde tenía que ir. Si para la derecha o para la izquierda. Cuándo tenía que decir que sí y cuándo tenía que decir que no.
Por eso es tan importante, entre otras cosas, desarrollar una relación muy íntima con el Espíritu Santo de Dios, porque es quien nos guía a tomar decisiones acorde a la voluntad del Señor y a no equivocarnos. Pero aun cuando nos equivoquemos, dice el Señor, también podemos reaccionar rápido y corregir ese error. Y el Señor me está hablando ahora a mi espíritu, haciéndome saber que a veces Él prefiere una persona que no pierde tanto tiempo para tomar una decisión, aunque a veces se equivoque, pero que trata de redimir el tiempo. Porque estamos en los últimos días y realmente cada hora que pasa es importante y genera un impacto de cambio en el plan profético del Señor.
Así que, el Señor a veces prefiere a alguien que tome una decisión rápida. Como Pedro, que se equivocó varias veces cuando hablaba con el Señor, y el Señor le tenía que decir: no Pedro, no es así. Pero Pedro, por lo menos era activo, me enseña el Espíritu Santo. Pedro no quería perder tiempo, Pedro quería ir acorde al ritmo de Dios en su vida y en lo que había que hacer. Pedro siempre estaba disponible me habla ahora el Espíritu Santo, y aunque se equivocaba, el Señor lo amaba porque podía ver que él tenía la voluntad de hacer. Pedro quería hacer, y no tomaba la indecisión como una excusa para no hacer nada. Porque el indeciso muchas veces utiliza inconscientemente, por lo general, esa indecisión para no hacer nada.
Como vuelvo a repetir, la indecisión te deja paralizado, te deja quieto, te deja inactivo. Entonces uno se vuelve improductivo cuando es indeciso. Por eso es tan importante, enfrentar este gigante, dice el Señor. Ni yo sabía que el Señor iba a hablar sobre esto en esta transmisión. Pero Él en cada transmisión nos sorprende con un tema nuevo y con una revelación nueva ¿verdad? Gloria al Señor. Porque son piedras preciosas que Él nos va dando para nuestra colección de sabiduría. Gloria al Señor.
Entonces, Él dice que la indecisión se puede convertir en un gigante en nuestras vidas. Y en realidad no es normal hablar mucho sobre este tema. No se enseña mucho, me dice el Señor. Porque los gigantes, normalmente, se los enseña como miedos, como el rechazo, como la desvalorización. Y en realidad hay cosas que son tan sutiles pero no por eso menos importantes, y que hay que enfrentar. Yo estoy viendo que algunos de ustedes tienen sueños donde ni siquiera deciden lo que tienen que hacer en esos sueños.
Es decir, van manejando un auto en un camino y se quedan frenados porque no saben, en el sueño, si van a ir hacia la derecha o si van a ir hacia la izquierda. Esto, el Señor se los está hablando hasta a través de los sueños para decirles hijitos, están teniendo un problema de indecisión en sus vidas que quiero que enfrenten. Y así, muchas cosas que están soñando en sus sueños, el Señor se las está revelando para que ustedes vean que tienen un problema en este área.
Por ejemplo, lo mismo que hacen durante el día, están haciendo en los sueños. Van a una tienda, toman un vestido rojo y uno azul, y no saben con cuál quedarse, cuál elegir. Este sueño está mostrando un problema de indecisión. Y yo estoy sabiendo ahora por palabra de ciencia, el Espíritu me está revelando, que algunos de ustedes han soñado que tienen que elegir distintos pares de zapatos y no pueden, en el sueño. El sueño queda inconcluso, el sueño no tiene final. Y se despiertan antes de haber elegido con qué zapatos se van a quedar.
Y muchas veces este sueño está revelando un problema de indecisión, pero como no se habían dado cuenta de lo que significaban estos sueños, entonces los dejan pasar. Y los sueños vuelven y vuelven para que ustedes entiendan algún día que se les está mostrando un gigante que hay que enfrentar. Y de hecho, algunos de ustedes han soñado con un gigante que hay que enfrentar y representa esta indecisión. El miedo los lleva a ser indecisos.
El miedo a equivocarse, el miedo a hacer las cosas mal, el miedo a desagradar al Señor, el miedo a quedar mal a veces los lleva a ser indecisos. El miedo a perder dinero cuando una decisión tiene que ver con gastos, el miedo a tener problemas en las relaciones, y muchos distintos tipos de miedo afectan, provocan y llevan a la indecisión. Pero el Señor dice, hijitos no tengan miedo de decidir, porque a mí me interesa más, dice el Señor, la motivación del corazón a que hagan las cosas absolutamente perfectas y nunca se equivoquen.
Porque Yo sé que ustedes son barro, dice el Señor, hechos y creados por mi mano, que se pueden equivocar, que pueden cometer errores inclusive continuamente. Pero si yo veo, dice el Señor, que la motivación de sus corazones es la correcta, aunque se equivoquen los voy a perdonar todas las veces que sea necesario, dice Jesús, y los voy a levantar de ese golpe para ayudarlos a seguir adelante.
Y de hecho yo estoy sabiendo ahora, que tenemos que equivocarnos a veces, porque ese error nos va a llevar a crecer y a ser mejores personas, más sabias que antes de habernos equivocado. Así que el Señor a veces no nos habla tan claro sobre lo que tenemos que hacer o lo que tenemos que decidir, porque va a aprovechar para refinernos, para transformarnos, si es que cometiéramos ese error en la decisión. Para que crezcamos. Y dice el Señor que las personas ancianas están normalmente llenas de sabiduría por causa de los errores que cometieron.
Pero si una persona anciana se quedó inmovilizada la mayor parte de su vida por miedo a no tomar decisiones, entonces no se volvió tan sabia como una persona anciana que tomó muchísimas más decisiones en su vida y se equivocó muchas veces, pero la ganancia de esa persona fue mayor que de la que se quedó inmóvil para no equivocarse. Gloria a Dios por esta revelación. Por eso, dice el Señor, les estoy impartiendo sabiduría que viene de lo alto para que sean entendidos de las cosas celestiales, para que ustedes aprendan a pensar acorde a la mente de Dios y no a la mente de los hombres.
Para que ustedes le den importancia a las cosas que Yo le doy importancia, dice el Señor, y no a lo que los hombres les han enseñado a ustedes a darle importancia. Por eso el Señor vuelve a repetir que Él mira los corazones, como dice la Biblia. Él mira los corazones, y para Él lo importante es cuál es la motivación que te lleva a tomar una decisión. Porque hay gente que es rápida para decidir también, pero tiene una mala motivación.
Así que, quizás el que tardó un poco más en decidir, pero tiene una buena motivación de su corazón que nace desde el amor al prójimo y a Dios, por mucho que se tarde más en tomar decisiones, el Señor le va a dar más favor que al que es completamente decidido y no tiene problemas para decidir, pero que la mayoría de sus decisiones está basada en una motivación equivocada, en una motivación del desamor, en una motivación de competencia, de celos, de envidia, y de todas estas cosas que no vienen de Dios.
Entonces pidan sabiduría de lo alto, dice el Señor. Y yo veo que en este momento, por el solo hecho de hablar esta palabra que el Señor me está dando, hay candados en ustedes que se están destrabando. Porque era lo que ustedes necesitaban escuchar para que algo haga click en sus corazones, y se sientan como destrabados en esta área. Siento el fuego del Espíritu Santo que se enciende más en este momento mientras les estoy compartiendo esto. Yo veo que algunos de ustedes a partir de ahora ya no van a estar tan trabados para decidir. Gloria al Señor por eso.
Y aquí viene la parte de la impartición. Cuando una persona habla palabra profética que viene de lo alto, esa palabra tiene el poder de impartir solamente a través de hablarla, porque las palabras son espíritu. Y cuando el Espíritu de verdad habla a través de un vaso, provoca cambios en el otro espíritu que la recibe, que la escucha, y que la cree con fe. Gloria al Señor.
Así que en realidad, cada vez que ustedes entran a estos vivos y escuchan estas palabras proféticas, ya están siendo impartidos, ya están bebiendo de ese agua de los cielos, ya están comiendo de ese pan celestial, ya están recibiendo. Y esa palabra una vez ingerida, comienza a trabajar y sigue trabajando en el tiempo, aun después de haberla tomado. Gloria al Señor.
Yo veo ahora un martillo. El Señor les está dando un martillo. Es un martillo pero que no es para juzgar, no es para traer juicio sino para tomar decisiones. Para eso es este martillo. Porque también cuando un juez toma decisiones, el momento en el que juez decide qué es lo que se va a hacer con cierto caso, golpea ese martillo en la mesa. Ese es el momento donde se termina el caso, donde el juez golpea ese martillo en la mesa y pronuncia lo que se ha decidido. Un veredicto o sentencia.
El Señor en este momento, les está impartiendo un martillo para tomar decisiones firmes a todos ustedes que lo necesitaban, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. El Señor imparte hoy este martillo para elegir decididamente. Porque las decisiones tienen un peso, dice el Señor, y algunos de ustedes hasta después de decidir seguían dudosos, a ver si lo que habían decidido estaba bien o no. A veces no termina el proceso de la decisión después de que uno ya ha elegido y que ha accionado.
Es decir, pongamos un ejemplo práctico. Vamos a la tienda, y hay una camisa blanca y una negra. Y este hombre que yo estoy viendo, está indeciso y no sabe cuál comprar. Y pasa mucho tiempo, se prueba las dos camisas, charla con su señora, con el vendedor, se mira al espejo, pregunta opiniones, y así pierde mucho tiempo, o gasta mucho tiempo en eso. Y para cuando finalmente decide cuál camisa va a comprar, y la compra y se la lleva, aún está indeciso, porque llega a su casa y todavía está pensando si la camisa que ya compró es la que realmente quería.
Es decir, la indecisión no frena ahí sino que puede continuar, y alargarse ese sufrimiento. Porque el indeciso sufre. Porque es un proceso que nunca termina dentro de él y que no lo deja descansar, y no puede ocupar su mente en otras cosas porque todavía está pensando si lo que decidió estaba bien o no. Entonces sigue sufriendo inclusive a veces por días. Hay gente que cambia, se compra la ropa, y después se arrepintió de lo que compró, va y la cambia, pero no porque le quede mal el talle o lo que sea.
Y estoy dando este ejemplo, pero hay cosas más graves que comprar ropa ¿verdad? Hay gente que la compra y después dice: me parece que no, que está mal lo que decidí, voy a cambiar mi decisión y voy a ir a cambiar esta ropa que ya compré, que me quedaba bien, que me la probé, que pedí opiniones y demás. Entonces, la persona está en un estado de esclavitud. Esa es la palabra. Hay gente que es esclavo de la indecisión y por eso el Señor quiere tratar este tema hoy.
Hijitos, dice el Señor, algunos de ustedes son indecisos porque tienen falta de sanidad del alma. Yo corto en este momento toda maldición que hayan hablado contra ustedes cuando eran niños, cuando eran adolescentes. Sus padres, sus abuelos, su maestros, personas importantes en sus vidas que los maldijeron diciéndoles inútiles, por ejemplo, que los maldijeron diciéndoles inservibles, incapaces, y todo este tipo de cosas.
Cortamos ahora todas esas maldiciones, porque el Espíritu me revela que muchos de ustedes tienen falta de sanidad y necesitaban que estas maldiciones fueran cortadas. Porque estas palabras los fueron atando desde que eran niños, para que al momento de decidir algo se sientan inseguros, insuficientes. Es decir, la inseguridad y la indecisión son características repetitivas cuando el hijo de Dios no ha recibido sanidad en esas áreas todavía. Cuando por ejemplo, les ha faltado uno de los padres, ha tenido ausencia del padre o de la madre.
Pero el Señor quiere sanarte hoy para restaurarte en esta área. Gloria al Señor por eso. Para que puedas cumplir tu propósito en la tierra. Porque la persona que es tan indecisa a este extremo tiene problemas para concretar su propósito, porque si no decide para dónde va a ir o qué es lo que va a hacer, tiene problemas con la obediencia para con lo que Dios quiere hacer en su vida. Y muchas veces no es que el Espíritu Santo no guía a esta persona, sino que es la persona la que no se decide si hacer o no lo que Dios le está pidiendo.
Por ejemplo, hay algunos de ustedes que el Señor les está llamando a cambiarse de ciudad, a ir a vivir a otro lado, pero por causa de la indecisión no lo están haciendo. Y no es que el Señor ya no les haya hablado claro, sino que están indecisos. Y entonces no pueden avanzar en el propósito de sus vidas porque no están cumpliendo con ese paso de mudarse de ciudad. Es decir, la indecisión es tan importante y puede ser tan grave, que provoca que ustedes se queden estancados en su vida espiritual sin llevar fruto. Porque el indeciso no se mueve, no toma decisiones, no avanza, no se arriesga muchas veces. Entonces, no obedece a Dios. Pero no a propósito, sino porque no se decide a hacer la voluntad de Dios.
Así que, sigan arrepintiéndose muchos de ustedes, para que el Señor imparta decisión sobre ustedes, para que el Señor los libere de todo espíritu de indecisión, de toda inconstancia, escucho. Porque el indeciso suele ser inconstante. Empieza con algo, pero después como deja de estar convencido en lo que estaba haciendo, lo abandona. Entonces, es inconstante y por eso no ve cambios en su vida espiritual. Por eso se siente estancado. Porque hay que perseverar dice la Palabra. Muchas veces para llevar fruto hay que perseverar. Como el agricultor que tiene que tener paciencia y perseverar trabajando en ese campo hasta ver los frutos.
Así que yo veo que el enemigo ha colocado semillas en tu mente, semillas de duda, semillas de temor, de miedos, de cobardía. Muchas veces la indecisión y la cobardía van de la mano, porque el indeciso no quiere decidir, porque es un cobarde en realidad, y tiene miedo a tomar decisiones que lo puedan llevar a cambios. Y mayormente si son cambios drásticos en su vida.
Pero la Palabra del Señor dice que los cobardes no heredarán el reino de los cielos, y que el reino de Dios lo arrebatan los violentos. Es decir, a veces hay que ser valiente para conquistar lo que el Señor nos quiere dar, lo que Él tiene preparado para nosotros. Imagínense si Moisés nunca se hubiera decidido a volver a Egipto, para ir a buscar a su pueblo para sacarlo de ahí, por más que Dios lo llamara. Imagínense si Josué nunca se hubiera decidido a cruzar ese río Jordán para conquistar esa tierra prometida.
Imagínense si Jesús se hubiera quedado en un estado de indecisión, sin poder decidir si iba a ir a esa cruz o no, sin poder decidir si iba a tomar ese sacrificio para Él o no. El mundo se hubiera detenido, no hubiera habido restauración. Y el problema con esto ¿saben cuál es, me dice el Espíritu Santo? Que hay puertas que se abren por momentos, pero después se cierran. Porque dice la Biblia que el Señor es el que abre puertas y el que las cierra ¿verdad? Y también hay versículos en donde los apóstoles decían: el Señor nos ha abierto puerta grande para ir a predicar a tal lugar, o porque se nos ha abierto puerta grande para tal cosa, por ejemplo.
Es decir, a veces hay puertas que se abren en el camino espiritual de un hijo de Dios, pero eso no quiere decir que esas puertas se queden abiertas permanentemente. Son puertas temporales, que si uno no está atento y no se decide a entrar por ellas, cuando vienen de parte del Señor en el momento que hay que entrar, esas puertas se cierran. Y ese es el problema que estoy viendo en algunos de ustedes que están buscando trabajo, y que están dejando pasar oportunidades importantes por indecisión pero con la excusa de otras cosas.
El problema de raíz en realidad es una indecisión escondida. Es decir, cuando a ustedes les hacen una oferta de trabajo, por ejemplo, ese jefe no va a mantener esa oferta de trabajo o de un puesto para ustedes indefinidamente. Esa puerta va a estar abierta por un tiempo y cuando ese tiempo se termine o se cumpla, esa puerta se va a cerrar. Y se va a abrir para otra persona quizás, si ustedes no entraron por ahí. Ese es el problema con el indeciso. Si uno no hace lo que tiene que hacer en el momento que lo tiene que hacer y logra tomar una decisión a tiempo, ahí expira la oportunidad.
Entonces, por causa de la indecisión se pueden perder esposas, esposos que quizás el Señor había enviado. Se pueden perder oportunidades laborales, se pueden perder oportunidades para reconciliarse con personas con las cuales habíamos tenido problemas. Porque a veces el Espíritu Santo me muestra que ustedes sienten que tienen que llamar a alguien y pedirle perdón a esa persona para que haya sanidad entre ustedes, y a veces reconciliación. Pero no lo hacen por causa de la indecisión. ¿Será Dios que me está diciendo que hable con esta persona o no? ¿será el Señor? ¿Seré yo? ¿Será el diablo? Es decir, en vez de meterse en el cuarto secreto y orar, y buscar al Señor hasta recibir esa seguridad y tomar esa decisión, y accionar, y obtener esa bendición no solamente para ustedes sino para la otra persona, lo dejan pasar.
El Señor quiere hoy que enfrentemos esta piedra de tropiezo en nuestras vidas, que no solamente afecta al avance en nuestra vida espiritual en el Señor, sino que puede afectarnos en todas las áreas de nuestras vidas. Algunos de ustedes no pueden elegir qué carrera estudiar. Estoy viendo algunas personas que dicen: no sé si casarme con este chico o con este otro. Y las personas normalmente no van a esperar para siempre. Puede pasar obviamente, pero normalmente no pasa. Porque las oportunidades a veces expiran. Y con las carreras pasa lo mismo.
[Lucas 13:25, RVR1960] Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Es decir, hay un momento donde la puerta está abierta y hay un momento donde la puerta está cerrada. Decía que algunos de ustedes no saben qué carrera elegir. O están 6 meses estudiando una cosa y después se arrepienten, por indecisión. Y entran en otra cosa, y así. Y nunca se desarrollan en nada en realidad, nunca terminan con algo. El indeciso es inconstante en todos sus caminos, dice la Biblia.
Pero el Señor no está exponiendo esto para que ustedes se pongan tristes o se sientan mal, culpables, señalados, frustrados. Porque el diablo es quien trae frustración. Intenta frustrar a las personas que tienen este problema. Sino primeramente para que lo puedan ver en frente de sus ojos y decir: bueno entiendo que esto está en mi vida Señor, ayúdame a resolverlo. Porque yo veo que ahora muchos de ustedes se están dando cuenta que esta es la raíz de muchos problemas que tienen, pero nunca se imaginaron que este era el problema. Y por eso el Señor hoy lo pone sobre la mesa. La gloria sea para Él, porque quiere ayudarlos.
El Espíritu de Dios me está revelando que a la indecisión se la debilita a través de leer las Escrituras, que a la indecisión se la debilita a través de la oración y la súplica. Que a la indesición se la debilita a través del ayuno, a través de reprender los miedos y de no escucharlos. Y tomen nota porque el Señor les está dando las estrategias para vencer este problema. El Señor dice que muchos de ustedes se sienten débiles y por eso no se deciden por cosas que ustedes estiman como más grandes que ustedes, como si esas cosas que tienen que decidir fueran a superar sus capacidades.
Pero el Señor te dice hoy que a la indecisión se le gana proclamando los versículos bíblicos, que nos enseñan que en Cristo todo lo podemos y que Él no nos va a dar una carga mayor a la que podamos llevar. Y todo este tipo de versículos que hablan lo contrario de lo que el enemigo nos habla en el oído cuando tenemos que decidir.
Porque algunos de ustedes quieren estudiar contaduría, abogacía, por ejemplo. Hay alguien que anhela en su corazón llegar a ser juez. Pero no lo han hecho porque piensan que es demasiado difícil para ellos. El enemigo les ha mentido. Porque si esta inspiración ha venido de parte de Dios, Él les ha dado la inteligencia que necesitan, la memoria que necesitan, los recursos que necesitan y todo lo que sea. Pero ustedes le han creído al espíritu de la indecisión y no a Dios y a su Palabra.
Aleluya, porque esto también es para alentarlos. El Señor les dice, avancen, hijitos avancen, decidan. Y si ven que se equivocan, dice el Señor, siempre hay oportunidades para volver a enderezarse. Si encuentran que eso no era lo que esperaban, dice el Señor, si esa equivocación llegara a existir, igualmente les va a servir de experiencia, para finalmente tener la certeza de que no es eso lo que querían. Pero si ustedes no deciden ni por una cosa ni por la otra, nunca van a experimentar ninguna de las dos.
Y entonces, a veces, para elegir uno de esos dos caminos, tienen que experimentar uno de los dos. Porque al experimentar uno de esos dos caminos, si les gusta, si se sienten plenos, si sienten que es por ahí, si sienten la confirmación, la paz en sus espíritus, si se enamoran de eso que eligieron, entonces van a saber que decidieron correctamente. Y si no, si una vez tomada esa decisión, empiezan a caminar ese camino y ven que no es para ustedes, y ven que no se enamoraron de eso que eligieron, que el Espíritu de Dios no les da paz en eso y demás señales, almenos se van a dar cuenta de que eso no es lo que tienen que hacer. Y van a decidir más convencidos por la otra opción.
Pero si se quedan en la nada, no hay forma de avanzar. A veces hay que avanzar a través de equivocarse, dice el Señor. A veces, equivocarse ayuda a avanzar. Porque una vez que uno sabe que se ha equivocado, finalmente sabe que eso es lo que no tiene que hacer. Gloria a Dios por esta revelación, aleluya. Así que, siempre que las intenciones hayan sido las correctas, buenas intenciones de un corazón simple e inocente para el mal, el Señor dice que no piensen que los errores que cometieron fueron en vano, y que perdieron tiempo.
Porque vuelve a repetir el Señor a través mío, a veces es mejor cometer errores y arrepentirse, levantarse y volver a enderezarse y cambiar esa decisión, y decidir otra cosa, que quedarse quietos sin hacer nada. Porque el Señor detesta la tibieza, detesta la cobardía, detesta la incredulidad. Y esa es otra de las razones por las cuales a veces no se toman decisiones, porque no creemos que el Señor nos inspiró para elegir o decidir algo.
Así que la indecisión muchas veces está conectada a la incredulidad. Porque si José el carpintero, no le hubiera creído a Dios cuando el ángel se le presentó en sus sueños para decirle que tome a María y que se case con ella, entonces él por incredulidad no hubiera tomado esa decisión. Así que creerle a Dios y tener fe en Él es otra de las maneras en la que uno puede destruir al espíritu de indecisión que trabaja en contra nuestro. Gloria a Dios por esta revelación, aleluya.
El Señor está impartiendo conocimiento de lo alto ahora en ustedes. Yo veo algunos que están tomando nota, gloria al Señor. Algunas decisiones que tienen que tomar, dice el Señor, están claramente enseñadas en la Biblia. Pero algunos de ustedes están indecisos en lo que tienen que decidir porque no buscaron las respuestas en las Escrituras, en la Biblia, sino en otras fuentes primero. El Señor les está diciendo, que muchas de las respuestas de lo que están preguntando para saber qué decidir, están en las Escrituras.
Y una de esas cosas es muy importante. Porque algunos de ustedes, y son varios, yo estoy viendo que le están preguntando al Señor si tienen que ir a una congregación determinada o no, si tienen que seguir en tal congregación determinada o no, o si tienen que salir de una congregación específica o no. Y el Señor dice que hay cosas que no hacen falta orarlas, hay cosas que están claras en las Escrituras, hay cosas que están preguntando que son claramente enseñadas en las Escrituras.
Hay alguien acá, que está preguntando qué tiene que hacer porque está en yugo desigual, por ejemplo. Si tiene que decidir dejar a esa persona o no, casarse con esa persona o no. Es que hay decisiones que hay que tomarlas directamente por lo que enseñan las Escrituras. Por ejemplo, cuando dice no os unáis en yugo desigual, no hay mucho que preguntar. Hay cosas que están escritas, dice el Señor. Simplemente hay decisiones que ustedes tienen que tomar basadas en las Escrituras. Y son cosas que están muy claramente escritas.
Así que muchos problemas de decisiones se van a resolver estudiando las Escrituras, haciéndole caso a las Escrituras, aplicando lo que dice la Biblia. Y dice el Señor que es un gran problema la falta de fe. La falta de fe alimenta al espíritu de indecisión, porque el que no le cree a Dios no le hace caso, entonces se queda inmóvil, no avanza, no decide.
Créanme, dice el Señor, hijitos créanme, créanle a las Escrituras, soy Yo hablando a través de ellas, dice el Señor. Estoy viendo una Biblia abierta y en el Espíritu se ve con la luz de Dios. La luz de Dios está en las Escrituras. El Señor dice, amen esas Palabras, pónganlas por obra y van a ver milagros en sus vidas. Esos prodigios y señales que me piden, dice el Señor, se van a realizar a través de creer a esas Palabras, porque creer esas Palabras, dice el Señor, es creerme a mí.
Y el Señor me dice ahora que no está contestándoles directamente algunas cosas que ustedes les están preguntando para tomar decisiones, porque ya las dejó escritas. No hace falta ir a preguntarle algunas cosas sobre ciertos casos en sus vidas, porque Él está esperando que ustedes no solamente lean, estudien y mediten en lo que está escrito sino que lo pongan por obra. Las respuestas las van a encontrar ahí, dice el Señor.
Y a veces, Él es como un padre que no se repite, como un padre que ya le dijo al hijo lo que tenía que hacer. Y cuando el hijo vuelve y le pregunta diez veces lo mismo, el padre le dice: ya te dije lo que tienes que hacer. No me vuelvas a preguntar. Eso estoy viendo ahora, como para que ustedes entiendan que es muy importante leer lo que está escrito, creerlo y aplicarlo. Y muchas cosas son literales, ni siquiera hace falta interpretarlas, son muy claras.
Entonces, cosas que ustedes le están preguntando a Dios y se están quejando porque Dios no les habla directamente, no se las responde, no les da un sueño, no les da una palabra acerca de eso, es porque Dios está esperando que encuentren esa respuesta en las Escrituras. Allí donde está la luz de Dios, allí donde está la sabiduría de Dios, en esas Palabras de vida. Gloria a Dios, gracias Señor. Y yo veo nuevamente que se rompen estas cadenas, cadenas de indecisión, cadenas de esclavitud, caen en este momento en el nombre de Cristo Jesús. Y el Señor les da agua para beber a muchos de ustedes en este momento, a los que tenían sed.
El Señor dice, tengan esperanza porque yo puedo arreglar absolutamente todo auto que esté averiado. Yo soy como un mecánico para el cual no hay un auto que le sea imposible de arreglar. Tráiganme, dice el Señor, todo lo que en ustedes esté roto, porque yo tengo la capacidad de solucionar absolutamente todos sus problemas. Porque algunos de ustedes no creen que pueden salir de este problema de la indecisión. Algunos de ustedes no creen que el Señor los puede liberar y que los quiere liberar, y que pueden cambiar y empezar a manejarse de una manera sana en esta área.
Pero el Señor dice que vayan a su taller y que Él va a renovar el motor de sus autos, gloria a Dios. Que ustedes simplemente presenten este problema a los pies de esa cruz con fe. Pidiendo pero como alguien que cree que va a recibir la solución. Y que de esta manera, si hacen esto, ustedes van a recibir la respuesta y la transformación. El Señor dice que crean que esto puede ser revertido.
Y nuevamente insiste en que lean regularmente la Biblia porque provoca una renovación en la manera de pensar, y eso incluye en la toma de decisiones. Porque el espíritu de indecisión viene del diablo, pero la decisión viene del Espíritu de Dios. Yo los puedo renovar, yo puedo provocar cambios eternos en ustedes, dice el Señor. Yo puedo cambiar un corazón de piedra por uno de carne en instantes. Yo puedo transformar las cosas en un nivel milagroso e inesperado antes de que ustedes puedan provocar un pensamiento.
Y el Señor me muestra que todos nosotros fuimos creados con una idea original, con un diseño original de cada uno de nosotros. Hay un diseño original de cada uno de nosotros que era perfecto. Es decir, la idea de cada uno de nosotros es perfecta. Pero después, al nacer, hay cosas que se van rompiendo, cosas que se van desestabilizando, lugares que el enemigo va ocupando. Como un vaso que originalmente uno lo compró y estaba nuevo y perfecto, reluciente, limpio, pero que después puede quebrarse, puede ensuciarse, puede oscurecerse, puede rayarse, puede picarse o lo que sea. Así somos nosotros. Pero el Señor dice que Él con solo hablar puede restaurar un vaso a su idea original.
No hay nada imposible para mí, dice el Señor, crean hijitos. Porque yo veo en este mismo momento, mientras yo hablo, que para los que se arrepintieron y están creyendo esta palabra, hasta el ADN está siendo cambiado ahora en ustedes, hasta el ADN está siendo arreglado en ustedes. Hasta la memoria que tienen las células de sus cuerpos ahora está siendo borrada en el área de la indecisión, para ser reprogramada, para ser apta de decidir firmemente a partir de ahora. Gloria a Dios, gloria a Dios.
Porque recuerden que el cuerpo afecta al espíritu, como siempre digo y el Espíritu nos ha enseñado. Somos cuerpo, alma y espíritu, y cada una de esas cosas se afectan entre sí, están relacionadas, íntimamente conectadas. No son elementos aparte, no son partes separadas. Somos uno, pero en cuerpo, alma y espíritu. Y lo que le pasa a una cosa impacta a la otra. Y hoy el Señor está restaurando nuestra alma para que pueda estar a una. Porque la indecisión provoca fragmentación, me revela ahora el Espíritu de Dios.
La indecisión fragmenta el alma porque la indecisión provoca separación no solamente en uno mismo, sino en los matrimonios, entre hermanos, entre amigos, entre hermanos de sangre, entre hermanos en la iglesia. La indecisión separa, dice el Señor. Y entonces, el espíritu de indecisión lo que hace es fragmentar el alma, separar partes del alma. Pero el Señor hoy, a través de esta impartición, vuelve a unir esas partes de tu alma que estaban fragmentadas. Él las vuelve a unir y arregla lo que estaba roto en esa área. Gloria a Dios.
Yo bendigo toda mente que recibe sanidad ahora en este tema. Yo unjo con aceite de restauración toda mente, corazón y todas las partes que conforman tu ser. Por fe lo hago, enviando la palabra en el nombre que es sobre todo nombre, en el nombre de Jesús. Recibe sanidad ahora en el nombre de Jesucristo, recibe decisión ahora en el nombre de Jesús, recibe firmeza al tomar decisiones en el nombre de Jesús, recibe el poder para sostener esas decisiones en el tiempo, en el nombre de Jesús. Recibe gozo para disfrutar de las decisiones que vas a tomar a partir de ahora, en el nombre de Jesús, para disfrutar de esa estabilidad en la toma de decisiones en el nombre de Jesús. Sé decidido dice ahora el Señor, en el nombre de Jesús. Decídete por mí, dice Jesús. Decide por lo bueno, decide por lo alto y no por lo bajo. Decide por lo de arriba, y no por lo de abajo, decide por la luz y no por las tinieblas, decide por lo recto y no por lo torcido, decide por la obediencia y no por la desobediencia, decide por la humildad y no por la vanagloria.
Yo te estoy impartiendo ahora, para que empieces a tomar decisiones acorde a la voluntad del Señor y sus principios. Y el Espíritu dice que otra de las cosas que va debilitando la indecisión es hablar en voz alta lo que uno decide y no solamente pensarlo. Si hay que elegir una carrera entre la biología y la geografía por ejemplo, no solamente ayuda pensar en que voy a decidir por la biología, sino también decirlo. Decir con la voz: yo decido hoy estudiar biología, por ejemplo. Porque las palabras tienen poder, aunque se elige con el corazón. Gloria al Señor.
Así que decídete hijito, decídete hijita. Avanza como un barco decidido que sabe a qué puerto tiene que ir. Hoy pongo decisiones en tu mente, dice el Señor. Hoy traigo claridad en el paisaje, hoy te pongo convicción en tu espíritu sobre lo que tienes que decidir. Hoy te doy certeza, dice el Señor, sobre las decisiones que tienes que tomar. Hay gente acá que no sabe si vender una propiedad o no, está indecisa.
Y el Señor te dice, hoy te doy la convicción y te doy la valentía para tomar esa decisión. Porque hay alguien que se tiene que desprender de una propiedad, que tiene que vender una propiedad. Esa es la decisión que tiene que tomar, pero le daba miedo. El Señor imparte valentía ahora, para que seas libre del apego de esa propiedad. Gloria a Dios, aleluya. Al igual que los viajes, el Señor imparte ahora decisión, certeza, sabiduría para elegir dónde tienen que ir. Gloria a Dios.
El Padre ahora te imparte certeza en fechas que estuviste preguntando, en el nombre de Jesús. Se te coloca hoy una semilla para tener velocidad en las decisiones. Se te imparte ahora velocidad en las decisiones, en el nombre de Jesús. Se te emparte ahora valor para sostener el por qué tomaste esas decisiones, para defender esas decisiones. Gloria a Dios, aleluya. Dice el Señor que ahora Él te imparte valor para defender tus decisiones.
Dice el Señor que te plantes en tus decisiones una vez que las tomaste, porque después viene el diablo a través de otras personas a hacerte dudar también. Pero dice el Señor que levantes el escudo de la fe cuando pasa esto, si estás convencido de esa decisión que tomaste, acorde a lo que te enseñan las Escrituras, o a lo que te dijo el Señor que tenías que decidir. Defiende tus decisiones, dice el Señor, y esos enemigos que vienen a boicotear tus decisiones una vez que ya las tomaste, se van a ir corriendo como lobos que escapan por causa de ver tu fuerza. Gloria a Dios.
No seas como un junco que se balancea para un lado y para otro. Me parece ver una planta, un junco de esos que crecen en las aguas de los ríos, que se mueve con el viento. Dice el Señor que no seas como esas plantas que están entre las aguas, que cuando hay viento se mueven de un lado para otro, sino que seas como un árbol firme, que no hay viento que lo pueda mover. Porque sus raíces son tan fuertes en lo que ha decidido que no hay viento que lo pueda hacer tambalear o caer.
Recibe firmeza, te dice el Señor. Recibe fuerza en tu cuerpo para ser capaz de resistir a los golpes contra esas decisiones que quieres tomar. Tu sistema inmunológico está siendo fortalecido ahora en el nombre de Jesús, para que tu cuerpo resista los ataques contra el poder de tu decisión. Gloria a Dios. Recibe fe, dice el Señor, para tomar decisiones acorde a mi voluntad. Hoy lleno tu vaso de fe, te imparto una nueva medida de fe para decidir en eso que yo te había llamado, te dice el Señor, pero que te daba miedo.
Recibe fe para tirarte en esa pileta. Para dar ese paso importante de fe. Recibe esa fe en el nombre de Jesús. Y el Señor repite, avanza hijito, avanza. Decídete por avanzar y ya no te quedes quieto ni estancado. Decide por algo, pero decide dice el Señor. Y no tengas miedo, porque si yerras o te equivocas, siempre que tengas buenas motivaciones en tu corazón, te voy a ayudar a reencaminarte, dice el Señor. Pero decídete y ya no te quedes quieto ni estancado, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Amén.
Yo veo valentía. El Señor da valentía. Hay cosas que se van a empezar a mover en sus vidas ahora. Porque en algunos de ustedes no se movían las cosas. Tienen que decidir para que las cosas se muevan. Tienen que entrar por puertas abiertas o tienen que cerrar puertas a partir de ahora. A medida que vayan tomando decisiones las cosas se van a mover en sus vidas. Gloria a Dios, gracias Señor.
El Señor me dice que le enseñemos a nuestros hijos y a los niños, a ser decididos. La importancia de las decisiones y de tomar decisiones, y de no quedarse estancados en el camino. Esto ha sido una bendición inesperada para muchos, me dice el Señor. Gloria a Él. ¿Y también saben qué estoy viendo? Que algunas personas acá le tienen que pedir perdón a otras por haberlas hecho esperar durante tanto tiempo, por causa de no haber tomado decisiones en el tiempo correcto.
Le tienen que pedir perdón a personas cercanas, queridas, porque las han hecho sufrir al no decidirse en el momento correcto. Oren sobre esto y pregunten al Espíritu Santo, y Él les va a revelar quiénes de ustedes son y a quién le tienen que pedir perdón para que haya paz. Gloria a Dios, gracias Señor por esta revelación. Te bendecimos, te amamos Señor, te glorificamos Padre. Gracias Jesús, por haber decidido ir a la muerte por nosotros y no haber dudado a pesar del dolor. Gracias Señor.
Hay veces que hay que decidir algunas cosas aunque ustedes saben que va a conllevar dolor, dice el Señor. Así como Él igualmente decidió tomar esa última copa sabiendo el sufrimiento que significaba. Igualmente decidió hacer la voluntad del Padre. Esa es otra de las cosas que los frena, que los hace indecisos, que los deja inmóviles y estancados. Que saben que si toman algunas decisiones les va a provocar dolor o que va a conllevar un sacrificio esa decisión. Pero no por eso no viene de Dios.
Ustedes tienen que llegar al punto de decir, hágase tu voluntad y no la mía. Gloria a Dios, Santo de Israel. Gracias Señor. Porque hoy han recibido una llave para la solución de muchos problemas. Ahora la tienen que usar y tienen que mantenerse en este camino, guardando sus mentes de los ataques mentales del enemigo en esta área y protegiéndose con el escudo de la fe. Gloria al Señor. Gracias amado mío.
Así que hoy les entrego un regalo, dice el Señor, y les doy este conocimiento de lo alto, como una clave que necesitaban muchos de ustedes para poder avanzar y crecer. Y que se destraben muchas áreas alrededor de ustedes en sus vidas. Sean libres ahora de la indecisión en el nombre de Jesús. El ayuno, recuerden, también debilita a este espíritu, para no darle de comer pensamientos, que el enemigo coloca para que sean indecisos.
Muy bien, anoten todas estas instrucciones y pónganlas por obra, y oren en lenguas cuando la indecisión los ataque. Oren mucho en lenguas, porque aunque a veces no puedan interpretarlas, igualmente las lenguas funcionan como un arma contra las estrategias del enemigo contra ustedes.
Así que cuando se vean envueltos en una indecisión potente, oren mucho en lenguas dadas por el Espíritu Santo, me dice el Señor. Hasta que ese ataque disminuya, baje, se detenga y el camino se despeje a través de esa oración en lenguas. Y a través de esa misma oración en lenguas ustedes van a recibir la inspiración para decidir. Gloria a Dios. Y ahora sí, veo un cierre como el cierre de una campera. Un cierre que estaba abierto y que ahora se cierra en esta visión. Significa que esta Palabra está cerrada y que se ha terminado la entrega de esta ministración.
Y que aprendan de este símbolo, dice el Señor, para que cuando vean un cierre en una visión o en un sueño, entiendan el simbolismo. La gloria sea para ti Señor. Aleluya. Le damos la gloria al Señor. Muy bien hermanos, los saludamos de acá de Argentina. Acá está mi esposo Mándala. Él es austríaco y normalmente estamos los dos aquí en esta obra. La gloria sea para Dios. Los amamos, les mandamos saludos desde Argentina y esperamos que el Señor se glorifique en sus vidas a través de esta obra. Adiós, bendiciones.