El Señor te bendiga, amada Iglesia del Señor Jesucristo, amada congregación de los santos en Cristo Jesús. Hoy es 13 de febrero del año 2024 y estoy aquí otra vez para entregar un mensaje profético al cuerpo de Cristo y a ciertos pastores por medio del Espíritu Santo de Dios. Mi nombre es Noelia Fernández, soy argentina, y el Señor quiere hablar hoy, a su pueblo, acerca de este tema. Ayer el Señor estuvo hablando sobre pastores a los cuales llamó carceleros, a los cuales llamó manipuladores, controladores, que en vez de darle libertad, traer libertad a sus ovejas, a las ovejas, no de ellos, sino del Señor Jesucristo, están atándolas, están quitándoles la libertad y no dejándolas que obedezcan a Dios en primer lugar.
Hoy el Señor me habló acerca de ciertos pastores que le están robando a las ovejas del Señor Jesucristo y me mandó a dar este mensaje profético a ellos para que, quizás arrepintiéndose, se salven de la ira de Dios, del juicio que viene sobre la casa del Señor en estos últimos días, a donde se está preparando el escenario mundial para la aparición del hijo de pecado, del anticristo, y para la venida del Señor Jesucristo, al cual esperamos, los que creemos en Él y en el arrebatamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así que vamos a comenzar leyendo Ezequiel, capítulo 34, porque este es el pasaje del cual el Señor me hablaba en el día de hoy:
Profecía contra los pastores de Israel. Vino a mí palabra de Jehová diciendo, Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza y di a los pastores: Así ha dicho Jehová, el Señor. Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos. ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura y os vestís de la lana, la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma. No vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada. Ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presas de todas las fieras del campo y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes y en todo collado alto, y en toda faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
Por tanto, pastores, oíd la palabra de Jehová. Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos y no apacentaron a mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas. Repito, y les haré dejar de apacentar las ovejas, ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas y no les serán más por comida.
Gloria al Señor. Y esta es la palabra que habla hoy el Espíritu Santo, a algunos pastores de las congregaciones cristianas evangélicas. No todos, porque no están todos los pastores en este estado, pero el Señor, específicamente en este mensaje profético, habla sobre aquellos ministros que perdieron el amor por el prójimo y que se enamoraron de los bolsillos de su prójimo. El Señor le habla hoy a aquellos que alguna vez fueron llamados e instituidos en el pastorado, pero que comenzando por alimentar a las ovejas que le pertenecen al Pastor de los pastores, a Jesús, el Cristo, terminaron alimentando sus propios bolsillos, llenando sus propios bolsillos.
Porque el Espíritu Santo me está hablando ahora de toda una estructura demoníaca, estructura de hombre, que se ha levantado, inclusive por escrito, porque yo estoy viendo que este problema en las congregaciones viene desde hace mucho tiempo, me dice el Señor durante esta transmisión. El Espíritu Santo me revela que a lo largo del tiempo se han venido creando planes dentro de las iglesias evangélicas, entre los pastores.
Yo veo mesas donde ellos se han reunido juntos, pastores de distintos lugares que se reunían para charlar sobre cómo se sostiene económicamente una congregación. Y durante esas reuniones en estas mesas largas que yo estoy viendo, donde hay pastores de distintas denominaciones, de distintas edades y que pastoreaban congregaciones más pequeñas o más grandes; durante estas reuniones, ellos fueron decidiendo a lo largo del tiempo, cuáles eran las reglas que tenían que enseñarse para que el dinero no falte, pero a la manera del hombre y no del Señor.
Estas juntas, porque estoy escuchando la palabra «juntas», estas juntas que comenzaron a darse hace mucho tiempo, comenzaron a desarrollar técnicas de manipulación, me dice el Espíritu Santo, para lograr obtener el dinero de las ovejas que concurrían a sus reuniones. Y dentro de estas reuniones ellos dijeron: tenemos que pasar de generación a generación, dentro de las familias pastorales, esta educación de como obtener el dinero de la gente que concurre a nuestras congregaciones, para que nunca falte el sostén y para que los edificios tengan cómo sobrevivir, decían ellos.
Pero en vez de dejar que el Señor provea de manera sobrenatural, de manera milagrosa, en vez de abrirle la puerta a Jesús para que Él dirija esas reuniones, esas juntas pastorales que yo estoy viendo, en vez de darle lugar al Espíritu Santo para que le hable a las ovejas y las inspire a dar lo que cada pastor necesita, lo que cada congregación necesita, lo que cada obra del ministerio necesita, económica y financieramente hablando.
Durante estas juntas se lo fue dejando afuera al Señor y cada vez más se trató de lo que ellos como hombres pensaban que tenían que hacer. Y entonces se fueron escribiendo como manuales, manuales en donde hay, se les va enseñando a los pastores de las iglesias evangélicas, cómo manejar el tema del dinero para estar continuamente, para tener una base económica continua.
Pero, vuelvo a repetir, no a la manera bíblica, no como enseñan las escrituras, no por el Espíritu Santo, sino bajo una estructura que se fue levantando; porque yo veo un edificio que se fue levantando a través de todos estos años, y ellos quisieron sentirse seguros a través de esa estructura que ellos mismos levantaron. Manchando las escrituras, torciendo las escrituras, inventando doctrinas en base a la palabra escrita, y alejándose cada vez más de la guía del Espíritu Santo en lo económico, en lo financiero, por distintas razones.
Porque muchos de ellos tenían miedo, me dice el Señor, porque muchos de ellos, a muchos les faltó la fe para creer que si la obra era de Dios, él la iba a sostener. Y en otros porque simplemente sus corazones no estaban puros, y realmente eran codiciosos de ganancias deshonestas, como dice la palabra. Y eso se fue transmitiendo de generación en generación en las estructuras humanas evangélicas, que dentro de las iglesias se sigue enseñando hasta hoy en día. Enseñanzas tergiversadas, enseñanzas erróneas, dice el Señor, enseñanzas sucias, enseñanzas codiciosas, pervertidas, que se fueron alejando de la obra de Dios. Y dentro de esto las congregaciones se fueron acostumbrando a estas estructuras económicas de hombres, es decir, los miembros de cada congregación evangélica en sus distintas denominaciones.
Y vuelvo a repetir, no todas se manejan de esta manera, pero es un gran problema en estos días que el Señor quiere tratar a través de este mensaje profético, y hablarles a ustedes para que sus ojos sean abiertos y para que quizás muchos de estos pastores a los que hoy les habla el Señor se arrepientan y se acomoden a las escrituras y a la guía del Espíritu Santo para salvarse del juicio que viene a ellos si no se arrepienten.
Pero decía que los que concurren a las congregaciones, me dice el Señor, fueron cayendo en estas trampas, creían que así tenía que ser lo que les venían predicando y los que les hablaban durante tantos años, repitiéndoles las mismas frases una y otra vez. Hasta que los miembros de estas congregaciones se fueron impregnando de estas enseñanzas manipulativas, dejando de lado lo que dicen las escrituras sobre este área y escuchando más las enseñanzas de hombres.
Es decir, la culpa de esto no solamente la tienen estos pastores que están en estas piletas sucias, me dice el Señor, sino las ovejas que se están deleitando en estas piletas sucias; las ovejas que están creyéndoles a los hombres más que a Dios, las ovejas que no escudriñan las escrituras ni la defienden. No utilizan esa espada de doble filo, cuando un lobo disfrazado de oveja está tratando de engañarlas. Hay culpa de los dos lados, dice el Señor, y no solamente es de estos pastores que se manejan en estas doctrinas erróneas demoníacas en estos últimos días, sino también de los hijos de Dios que le dicen todo que sí al hombre, sin discernir cuál es la fuente de lo que se les está enseñando.
En este tiempo, dice el Señor, viene juicio, como ya lo viene hablando a través de este ministerio y a través de otros ministerios, el Señor, hace años, hace un par de años; y enfatizando sobre este tema en estos últimos meses, al menos a través mío, que en este tiempo viene juicio, viene limpieza sobre la casa de Dios; donde todas las cosas se van acomodando para que se dé, para que se cumpla el plan profético de Dios para estos últimos días. Y todo árbol que no dé fruto está siendo quitado y va a seguir siendo quitado, y entre esos árboles que no dan buen fruto están estos pastores codiciosos de ganancias deshonestas, de los cuales está hablando el Señor en este momento.
El hacha viene sobre ellos, dice el Señor, si no se quieren arrepentir, porque yo veo ahora, pastores que le meten las manos en los bolsillos a los miembros de sus congregaciones para sacarles el dinero. El sustento no se logra a la fuerza, cuando una obra es de Dios, dice el Señor, el sustento lo doy yo, yo soy el que hace llover, dice el Señor, milagrosamente la provisión del cielo. Si yo no abro los cielos, sobre una congregación nadie lo puede abrir a la fuerza, dice Dios, si yo no alimento a los míos nadie los puede alimentar, si yo no abro una puerta nadie la puede cerrar, dice Jesús.
Pero ellos creen que tienen que obtener el dinero de mis ovejas insistiéndoles a que lo den, dice el Señor, en una manera bajo presión, en una manera manipulativa, en una manera controladora, en una manera amenazante. Porque yo veo pastores que amenazan a algunos miembros de las congregaciones, que si no aportan dinero a esas obras en donde ellos están trabajando que van a recibir el juicio de Dios, pero el Señor dice que para todos ellos que amenazaron a sus ovejas bajo juicio, el juicio les viene a ellos.
Este es un tiempo de retribución, dice el Señor; y muchas veces esa retribución de la que habla el Señor en este momento no va a ser recompensa, sino que va a ser la retribución de los pecados cometidos hasta ahora. Para estos hombres que están puestos como líderes de distintos tipos de rediles, algunos más pequeños, otros medianos, otros grandes y otros que son de miles de miembros. Si no acomodan el área de las finanzas, dice el Señor, que viene el hacha sobre ellos. Arrepiéntanse, dice el Señor, porque así como vino el fuego a Chile y quemó al menos seis iglesias evangélicas en unos días, hace pocos días ahora en febrero, destruyéndose absolutamente todo de esas iglesias evangélicas; como ya el Señor lo había advertido también a través de este ministerio hace un par de meses.
También viene el fuego a las casas de los pastores, que están abusando de la congregación de Cristo Jesús, si no se arrepienten antes. El Señor está trayendo juicio sobre su pueblo, el Señor está ajustando tuercas, el Señor trae un ajuste de cuentas, el Señor ha pesado en la balanza, durante estos años atrás, durante estos meses atrás. Y ahora estamos en un tiempo de pago, en un tiempo de retribución y en un tiempo a donde cada cual, después de haber sido pesado en la balanza de justicia del Señor, está recibiendo lo que le corresponde, al que juicio juicio, al que recompensa recompensa.
Porque el Señor también tiene su remanente bueno y escogido por gracia, remanente de pastores que realmente aman a sus congregaciones; pequeño grupo elegido de ministros apocalípticos que sí entienden el tiempo en el que estamos viviendo, y que realmente quieren hacer las cosas bien y no tienen sus ojos puestos en el dinero. Gloria a Dios por esos pastores de Cristo Jesús.
Pero la gran mayoría, dice el Señor, está pervertido y está desviado y está equivocado y está hasta endemoniado, dice el Señor. Y ya no saben qué hacer para obtener más y más dinero de las ovejas, porque ya no les alcanza con predicar el diezmo. Según lo que me dice el Espíritu Santo, quieren más que el diez por ciento, porque la codicia nunca se sacia, dice el Señor. No solamente que le meten una doctrina mosaica del diez por ciento del diezmo, sino que ahora quieren más, cada vez quieren más, no les alcanza, dicen quiero el diezmo, pero también tenes que aportar para tal edificio que estamos construyendo y también tenes que aportar para la obra de no sé qué, no sé cuánto y nunca alcanza, y nunca es suficiente.
Y yo veo a Jesús, pero antes de decir lo que estaba viendo quiero aclarar que no estoy diciendo que nunca se pueda aportar a una obra, porque también es bíblico, pero estoy hablando de aquellos que no lo hacen ni bajo la guía del Espíritu Santo, ni sustentado bajo las escrituras, ni en una manera bajo la libertad del Espíritu Santo, sino a través de la manipulación del enemigo en ellos. Y lo veo a Jesús, que se pasea en las congregaciones observando lo que ellos están haciendo y sus ángeles están alrededor anotando lo que les dicen a los miembros que se congregan.
Y lo veo al Señor observando de cerca la conversación entre un pastor y un padre de familia que apenas si tiene para sustentar su casa. Y el pastor le está diciendo: pero hermano, si usted no aporta no puede congregarse en este lugar. Y el hombre le dice en esta visión, pero es que no me alcanza para darle de comer a mi familia. Y el pastor le dice, sí hermano, pero primero le tiene que dar a Dios y Dios después le va a dar a usted.
Y los veo a los ángeles tomando nota de esas palabras y al Señor Jesucristo parado al lado de este pastor y de ese hombre escuchando con atención lo que se habla. Y lo veo al Señor Jesucristo enviando gente para que ese pastor se arrepienta de sus palabras. Y no solo eso, sino que yo estoy sabiendo que muchos pastores maldicen a través de la palabra, a las personas que no diezman en sus congregaciones. Pastores que hacen acepción de personas, me dice el Señor, que les dicen a los ricos y adinerados que se sienten en la mejor parte de sus iglesias y a los que no tienen mucho dinero, que se vayan al fondo y los dejan relegados. Y cuando hablan con las personas, las maldicen o las invitan a irse de la congregación porque no están aportando lo que ellos piensan que tienen que aportar.
Y dice el Señor, traigo juicio sobre todos ellos y lo lamentable es que el juicio no solamente viene contra ellos y sino contra sus casas, porque así como afligiste al pobre, dice el Señor, oprimiendo a su familia, así vas a ser afligido, así como oprimiste a su familia, tu familia va a ser oprimida; dice el Señor, a estos pastores abusivos que exprimen a los miembros de las congregaciones como se exprime una naranja hasta que ya no le quede jugo. El juicio viene sobre ellos, dice el Señor y nuevamente repite que vamos a ver y vamos a continuar viendo ministros que caen muertos en el altar, y específicamente mientras están predicando y pidiendo dinero a los que los escuchan en una manera que no viene del Señor, en una manera que el Señor no les mandó, sino por sus propias concupiscencias.
Y yo veo al demonio de Mamón que es el amo sobre muchas congregaciones evangélicas, a él se le sirve, a él se lo idolatra, para él se canta, en muchas congregaciones, dice el Señor, a él se lo alaba, a este demonio se lo adora. Dice el Señor: Muchos de ustedes se congregan por la plata, no por mí, no van a buscarme a mí, dice el Señor; algunos de ustedes cuando van a congregarse a una iglesia cristiana, van porque piensan que si se llevan bien conmigo que van a tener más riqueza, dice el Señor. Pero no van para entregarme sus vidas, dice el Señor, sino para que yo multiplique sus bolsillos. Ustedes también tienen que arrepentirse, dice el Señor, porque al pastor asalariado le pagan las ovejas interesadas, dice el Señor. Arrepiéntanse, dice el Señor, porque muchos de ustedes van corriendo detrás de una moneda y no detrás de la vida eterna.
Yo veo una balanza donde el Señor está pesando nuestros movimientos en estos días; dice el Señor: Hijitos, no quiero que los míos sufran, pero tengo que purificar a mi iglesia, dice el Señor; tengo que enseñarles a ser desinteresados, a saber vivir en toda situación, dice el Señor, tanto en situaciones de pobreza como en situaciones de abundancia, en necesidad como tener todo lo que uno necesita. Y yo vuelvo a ver estos pastores de los cuales habla el Señor, están llenos de orgullo, de arrogancia, de soberbia. No aceptan ni una palabra de corrección, porque veo que el Señor ha enviado a algunos de ustedes a darles una palabra profética a sus pastores que están en este comportamiento demoníaco, errados de las escrituras, y no han recibido esa palabra profética. El Señor les ha dado sueños a estos pastores para que se den cuenta de que están caminando por caminos errados.
El Señor les ha revelado que están en error y en apostasía, dice el Señor, de muchas maneras y no han querido escuchar. No es que el hacha viene sin antes avisar, dice el Señor, sino que viene después de un tiempo de aviso, después de un tiempo de prueba. No han querido escuchar, tienen sus ojos cerrados, y así de fuerte como cierran sus cajas fuertes, a donde guardan el dinero de los míos, dice el Señor, y lo recaudan como los banqueros, así de fuerte les cierro yo la puerta en la cara, dice el Señor, si no se arrepienten.
Vengan a mí, dice el Señor, y denme todo lo que tienen, estando sueltos de todas las cosas; hijitos, los últimos tiempos son terribles y van a ponerse cada vez peor. Viene el martillo que juzga al mundo entero, dice el Señor, y quiero hallarlos inocentes de ganancias deshonestas, porque no solamente son ellos los que están pecando cuando les están robando a las ovejas del Señor Jesucristo, sino que ustedes están pecando, dice el Señor, cuando les dan para hacer negocios conmigo, dice el Señor.
Porque yo veo que algunos de ustedes les dan a sus pastores, pero no porque realmente tienen un corazón generoso y no son dadores alegres, no porque el Espíritu Santo les mandó a dar, a ofrendar, porque esa es la palabra bíblica del Nuevo Testamento, sino porque ustedes dan, porque piensan que si ustedes dan, Dios sí o sí les tiene que retribuir el doble, es decir, ustedes quieren hacer negocios con el Evangelio al igual que estos pastores corruptos quieren hacer negocios con el Evangelio.
Ustedes quieren hacer un pacto con Dios a través del dinero, dice el Señor; pero sepan que cuando quieren hacer esto y jugar con la fe se ganan maldiciones de pobrezas, se ganan maldiciones de ruinas, porque con Dios no se pacta a través del dinero. Hijitos, cuidado, dice el Señor; yo estoy viendo una alcancía en la forma de un chanchito, y veo una persona que va ahorrando en esa alcancía de a poco, va poniendo monedas, porque le cuesta ahorrar porque no le sobra el dinero. Es una anciana, estoy viendo una anciana que guarda sus pocas monedas en esta alcancía, en este chanchito. El Señor Jesús la ve y se apiada de ella, y dice el Señor que ella es pobre en la tierra pero rica en el cielo.
Y me dice Dios, me muestra esta imagen, porque dice que muchos de ustedes se preocupan por dar más dinero a su pastor sin la guía del Espíritu Santo, que a la gente que son como esa señora, que realmente a veces no tiene para comer, pero que es como la viuda pobre que puso en el templo de la última blanca que tenía. Y dice el Señor que muchos de ustedes no están siendo sabios, no están siendo sabios porque de todo lo que ingresa en sus bolsillos deberían preguntarle al Espíritu Santo de Dios cómo administrarlo. ¿A dónde invertir? Porque todo ese dinero que ingresa a ustedes no sólo el 10% le corresponde al Señor sino el 100%. A partir de que Jesús estableció un nuevo pacto.
Dice el Señor, todo lo que a ustedes les ingresa se los doy yo. Eso escucho de parte del Señor. Por lo tanto, como antes el dinero se manejaba a través de la ley de Moisés, a través de leyes escritas que el Señor le entregó a Moisés. En este nuevo pacto, en la sangre de Cristo Jesús, toda esa provisión que Él mismo la da, se maneja a través del Espíritu Santo. Y dice el Señor que como a ustedes les han enseñado a seguir manejándose en algunas áreas de sus vidas como por ejemplo la economía, por las leyes de Moisés, mencionando el diezmo y estas cosas; es decir que los pastores les enseñan a ustedes utilizando las leyes de Moisés, para que ustedes se sientan obligados a dar ese 10% que el Señor mandó a dar de los productos en ese antiguo pacto establecido a través de Moisés, ¿verdad?
Los pastores siguen enseñándoles a ustedes a dar el 10% en las congregaciones a través de esas leyes que recibió su siervo Moisés para ese tiempo, ¿verdad? En vez de enseñarles que a partir de que el Señor Jesús vino y estableció nuevo pacto, ya no es el 10% lo que ustedes, lo que le pertenece al Señor, sino todo lo que ustedes reciben, que viene de Él, le pertenece al Señor.
Y que se les es entregado por gracia todo lo que ustedes reciben es por gracia y que ustedes ahora deben dar por gracia, es decir, ya no es bajo la ley de Moisés, sino que lo que ustedes reciben es por gracia en el nuevo pacto en Cristo Jesús. Y entonces ustedes no han aprendido a dar por gracia, sino que dan bajo la ley de Moisés y de esta manera no siguen la guía del Espíritu Santo y no ven, muchos de ustedes, milagros financieros en sus vidas porque no se están manejando por el Espíritu Santo de Dios, sino por una ley escrita y derogada a través del derramamiento de la sangre de Jesucristo en esa cruz.
Entonces no están siendo sabios porque en vez de preguntarle al Espíritu Santo qué tienen que hacer con esos ingresos que reciben por gracia, en este nuevo pacto, le están quitando la ofrenda, por ejemplo, a esa anciana que realmente necesita de esa ayuda económica, y le están dando al pastor que les pide el diezmo obligado, utilizando las leyes de Moisés donde quizás el Espíritu Santo no te había mandado a que le des.
Así que de esta manera ustedes nuevamente están obedeciendo a los hombres antes que a Dios, y así como ellos utilizan la frase de, me parece que es el libro de Malaquías, donde dicen que le están robando a Dios cuando no aportan el diezmo, estos pastores corruptos utilizan ese pasaje para obtener sí o sí el diez por ciento de todos los congregantes de sus congregaciones. Dice el Señor, que lo que pasa en estos días es que ustedes, al no utilizar sus recursos que reciben por gracia, por la guía del Espíritu Santo, le están robando un beneficio a gente como esta anciana, que me está mostrando el Señor en esta transmisión, que sí realmente necesita de esa ofrenda de corazón. Es decir, por obedecer a estas tradiciones de hombres, dice el Señor, no están obedeciendo a Dios.
Hijitos, sean sabios, dice el Señor, y retrocedan porque ustedes están obedeciendo a pastores que retuercen las escrituras como a ellos les conviene en este tiempo, dice el Señor, desviándose de mi guía. Pregúntenme a mí, dice el Señor, lo que tienen que hacer con los recursos que les doy. Y yo veo abundancia, veo mucha abundancia, veo que el Señor bendice mucho a una persona. Pero esa persona que está muy bendecida por el Señor en lo económico le pregunta al Padre: «Padre, ¿cómo queres que administre esto que me diste? ¿Está bien si compro tal cosa o si gasto en esto o en lo otro?» Y el Espíritu Santo le da sabiduría financiera para administrar lo que Dios le dió.
Y no solamente mantenerse en un estado de permanente recibir sino también de dar, porque el Señor quiere que nos transformemos en dadores de lo que recibimos por gracia, lo que recibimos por gracia lo tenemos que dar por gracia. Como dice la Biblia, «Por gracia recibiste, dad de gracia». Y esto no solamente se refiere a los dones espirituales o a los ministerios en los cuales el Señor nos haya instituído, sino también en lo económico.
El Señor dice: «Por gracia recibiste lo que tenes, económicamente hablando, dadlo por gracia». Y si es por gracia, dice el Señor, y si es por gracia, dice el Señor, no es a través de la ley de Moisés, porque en la ley de Moisés no era por gracia sino por obras. Hijitos, sean sabios, dice el Señor, y acomódense, salgan de las estructuras humanas, dice el Señor, y caminen guiados bajo la libertad del Espíritu de Dios. Porque yo les voy a decir, dice el Señor, a quién tienen que dar, cuánto tienen que dar, cuándo tienen que dar, y qué tienen que dar. Y a sus pastores no les va a faltar nada si realmente tienen un llamado legítimo, dice el Señor, porque a cada ministro yo asigno proveedores por gracia, dice el Señor, a los cuales les hablo, inspiro en sus corazones y les proveo para que sean repartidores para ellos. No les va a faltar nada, dice el Señor, pero tienen miedo y ceden a comenzar a presionar a los miembros de las congregaciones, porque tienen miedo que les falte, porque no tienen fe en mí, dice el Señor, que yo les voy a proveer.
Hijitos, dice el Señor, renuncien a esas cadenas; porque yo veo una persona que paga cuotas, que ha comprado algo en cuotas y todos los meses va a una oficina a pagar las cuotas de lo que ha comprado en cuotas. Y veo un hombre que se encadenó con esta deuda. Es como si se hubiera esclavizado con esta deuda, es decir, hasta que no termine de pagarla, él es un deudor, simplemente, como dice la palabra, donde habla sobre las deudas. Dice el Señor, que cuando ustedes dan basado en reglas y no guiados por el Espíritu Santo, por gracia, están operando como alguien que paga cuotas de un préstamo. Ustedes se comportan como deudores, dice el Señor, cuando van y dan a sus congregaciones por obligación y no siendo guiados por Dios. Es como si saben que el mes que viene tienen que pagar una cuota al igual que esa persona compró algo en cuotas y hasta que no termina de pagarlos se endeudó. Ustedes se sienten endeudados, dice el Señor, comprometidos con una obra que no está guiada por el Espíritu Santo de Dios.
Y piensan que cumpliendo con eso tienen la mitad de su vida espiritual arreglada, pero el que no va por gracia está esclavizado, dice el Señor, porque va por obras. El que no va guiado por el Espíritu Santo va a dar, inclusive cuando da, está atado, porque donde está el Espíritu Santo ahí hay libertad, pero bajo la ley de Moisés no había libertad. Dice el Señor que hay que educar a un pueblo para que aprenda a seguir la guía del Espíritu Santo, porque dice la palabra del Señor que aquellos que son hijos de Dios, que esos, que aquellos que son guiados por el Espíritu Santo de Dios, perdón, esos son los hijos de Dios.
Y cuando ustedes hacen las cosas porque les dicen que las tienen que hacer, pero no porque el Espíritu Santo se los dijo, que tenían que hacerlas, ustedes no están siendo guiados por el Espíritu de Dios, sino por el Espíritu de los hombres, utilizando escrituras del Antiguo Testamento, esclavizándose a ustedes mismos y colocándose bajo un yugo que no pueden llevar, que no deberían llevar.
Yo veo un pastor en esta nueva visión predicando en un púlpito y todo se trata de dinero, todo se trata de plata, de casas, de autos, de joyas y de bienestar material. Y todos los que están escuchando a este hombre están con esposas en las manos sentados en las sillas, están esclavizados. Y este hombre habla algunas palabras sobre la prédica y a los 10 minutos les recuerda que tienen que ser generosos cuando den, para conseguir el dinero de los congregantes por la fuerza. Y nuevamente veo los ángeles ahí tomando nota de lo que este pastor predica.
El Señor dice: si tan solo se dejará guiar por el Espíritu Santo en sus prédicas, y dejara de pedir lo que yo le quiero dar libremente, vería milagros de abundancia en su vida. Pero todo lo que tiene ese tipo de pastor, dice el Señor, se lo ha ganado por él mismo, no se lo he dado yo, lo ha logrado a través de la presión que él ejerce sobre los congregantes, no por el Espíritu Santo de Dios que fué a tocar a los congregantes para que bendigan a ese pastor, lo cual es legítimo; sino que él obtiene lo que él necesita, pero el Espíritu Santo no estuvo en esa ecuación.
Y este tipo de pastores en sus congregaciones se manejan con espíritus de culpa que se pasean entre los congregantes hablándoles al oído y diciéndoles que si ellos no aportan y no aportan mucho, hasta casi empobrecerse, entonces que el juicio de Dios va a caer sobre ellos. Eso hablan los espíritus de culpa, estas personas manipuladas por este tipo de pastores. Es como si, porque veo que este tipo de pastores que no pide por el Espíritu Santo, sino por la carne, desde el púlpito lanzan sogas espirituales sobre estos congregantes y los enlazan. Los tienen atados a través de su lengua, a través de las palabras que hablan, y sus bolsillos están llenos, son lobos rapaces que buscan exprimir a las ovejas del Señor, empobrecerlas.
Hijos, despierten, dice el Señor. No se dejen condenar, no se dejen convencer, no hagan tratos con este tipo de ministros; porque ellos se manejan como arañas que van tejiendo, y que manipulan a las personas. Y muchos de ustedes tienen sueños con arañas que están tejiendo en sus congregaciones justamente porque el Señor les está revelando que hay manipulación en esos lugares. Hijos despierten, dice el Señor. No se pongan bajo un yugo que no pueden llevar. Quiero liberarlos, dice el Señor y enseñarles a vivir bajo la ley de la libertad, porque existe una ley en este pacto en la sangre de Cristo Jesús pero es la ley de la libertad, la ley del Espíritu.
Hijos reaccionen, dice el Señor, porque el Espíritu Santo me muestra que a muchos de ustedes el Señor les ha llamado a ofrendar de alguna u otra manera, a alguna u otra persona; inclusive a personas que no pertenecen a sus congregaciones, y ustedes dudaron y dijeron: ¿pero cómo voy a dar una ofrenda a alguien que no pertenece a mi congregación? Y no le hicieron caso al Espíritu de Dios, porque están tan acostumbrados a dejarse llevar por las leyes impuestas en estas congregaciones corruptas, que cuando el Espíritu Santo los manda a comprarle un par de zapatillas a alguien que vieron en situación de necesidad, creyeron que era el diablo, que estaban locos, esas también son ofrendas voluntarias.
Y también me muestra el Señor que otro error que están cometiendo, es que están dando para comprar palabras proféticas, están ofrendando a profetas para ver si pueden comprarlos; están ofrendando a pastores para manipularlos ustedes a ellos, para que tal vez a través de esas ofrendas que ustedes, o ese dinero como quieren llamarlo, le dan a sus pastores, tal vez ellos dediquen más tiempo a sus necesidades, a ustedes.
Ustedes quieren comprar también dice el Señor a las personas, ustedes también están queriendo comprar los servicios de los ministros de Dios; ustedes también son negociantes de la fe dice el Señor cuando hacen estas cosas, muchos de ustedes no envían por generosidad para sostener a un ministerio, lo cual es bíblico, lícito y necesario. Porque también dice la palabra que el que trabaja para el evangelio, que viva del evangelio. No pondrás bosal al buey que trilla y demás. Y hay muchos ejemplos en las escrituras a donde se habla de las ofrendas, ¿verdad?
Pero en ningún momento se puede ver que algún ejemplo en la Biblia, a donde alguien ofrendó guiado por el Espíritu Santo para obtener algo porque era por gracia. Pero muchos de ustedes son como el mago que quiso comprar al Espíritu Santo, ofrenciéndole dinero a los apóstoles para obtener el don de Dios; porque ustedes piensan: si le mando tanta plata a este profeta capaz me bendice, capaz me elige de entre tanta gente.
Y entonces prueban la chance de mandar un dinero a esa persona, para que ustedes se destaquen de entre la multitud, estoy hablando de los profetas que hablan a las masas. Ustedes están manejando igual que este Simón, que les ofreció dinero a los apóstoles para comprar al Espíritu Santo. Hijitos, están errados, dice el Señor, arrepiéntanse, porque esto es una ofensa contra el Espíritu Santo. Darle plata a una persona que recibe palabra profética para que tal vez les hable de mi parte, dice el Señor, me ofende, me deshonra. Arrepiéntanse, dice el Señor, de semejante orgullo.
Y yo veo un arroyo de agua, una persona va a ese arroyo de agua y se lava la cara en ese arroyo de agua, y sigue con el camino. Esa persona soy yo, que me dice el Espíritu Santo que me lave la cara, y siga hablando aunque me cueste. Gloria a Dios, como hijita, refréscate la cara y sigue adelante. Gloria a Dios, habla sin miedo, me dice el Señor, porque te respaldo.
Así que, el Espíritu Santo les dice que estudien las Escrituras, las diferencias de la ley de Moisés con la ley de Cristo, las diferencias de cómo se enseñó a manejar el dinero, y los recursos materiales en el viejo pacto con el nuevo pacto. Las enseñanzas de Jesús que tienen que ver con el dinero, con la prosperidad, porque hay una prosperidad buena que sí viene de Dios, porque el Señor nos quiere prósperos, nos quiere sanos, económicamente hablando también, y libres del deseo demoníaco, codicioso del dinero y de estas cosas.
No está mal tener recursos materiales, está mal apegarse a ellos, dice el Señor. Y el problema con estas congregaciones, a donde son manejadas por estos pastores ladrones, como los llama el Señor en esta palabra, es que son como maestros que van enseñando a sus alumnos a hacer lo mismo. Y que si ustedes se acostumbran a estos comportamientos, van a ser como hijos espirituales de ellos, que van a repetir los mismos patrones, creyendo que están haciendo bien las cosas, terminando en pecar de la misma manera. Tengan cuidado, porque bajo la cobertura donde ustedes se sientan es en lo que ustedes se van a convertir. Tengan cuidado y disciernan, dice el Señor, porque recuerden que viene juicio contra mi casa; y dentro de las cosas que he pesado en mi balanza es el manejo de los recursos materiales, tanto del lado de los líderes como de los congregantes, dice el Señor.
Cuidado, hijitos, revisen sus finanzas; oren en intimidad para preguntarle al Señor si están bien parados, si no hay manchas oscuras en sus manos, si no están robando de alguna manera. Porque hay muchas maneras de robar, si no le están quitando la bendición a alguien cuando no están obedeciendo al Espíritu Santo de Dios, que los manda a ofrendar a esa persona o a ese lugar. Hijitos, tengan cuidado, dice el Señor, y revisen cómo se está manejando el dinero en sus casas, y donde vean corrupción, no participen de ella.
Porque yo estoy sabiendo que algunos de ustedes saben, y han discernido, y han visto que en sus congregaciones sus pastores no tienen las manos limpias, e gualmente, ustedes están participando de eso. Y dice el Señor: cuidado de no ser cómplices de ese pecado, cuidado de no apoyar a estos banqueros, como los llama el Señor, cuidado de no depositar el dinero en un banco corrupto, dice el Señor, pero refiriéndose a algunas congregaciones.
No den por miedo, les dice el Señor, porque yo veo a muchos de ustedes que dan, pero por miedo, no por amor. Muchos de ustedes dan porque tienen miedo al juicio de Dios, porque les tienen miedo a los hombres que les están pidiendo, porque tienen miedo de que los echen de las congregaciones si no hacen lo que ellos les dicen. Hijitos, cuidado, dice el Señor, porque el que teme no ha sido perfeccionado en el amor; y si ustedes dan por miedo y no por gracia, están siendo reos de esos miedos.
Y yo veo corazones atados, corazones encadenados, corazones con sogas; son esclavos. Algunos de ustedes son esclavos de dar, pero no a una manera bíblica, sino a una manera obligada. Los que dan por obligación y no de corazón sincero son esclavos de dar, pero en realidad el Señor quiere que encuentren la libertad en dar. Dar en libertad, porque dar a través del Espíritu Santo y a través del amor, y de una verdadera generosidad desinteresada, a través de un corazón alegre, trae libertad; no encadena, no aprisiona, no hay obligación en ese dar, porque es por gracia. No es cumplir con algo, es hacer algo porque amas a Dios y a tu prójimo, eso cumple con la ley y los profetas, el amor a Dios y al prójimo.
Si ustedes aprenden a dar de una manera desinteresada, dice el Señor, y se convierten en dadores alegres y genuinos y responsables, dice el Señor, van a conocer una nueva libertad económica en la que antes no se movían, y las puertas que ahora están cerradas en sus vidas se van a abrir en lo económico y en lo financiero. Quiero bendecirlos, dice el Señor, pero tienen que ordenar ciertas cosas en este área.
Y yo veo una persona que ahorra, todos los meses pone dinero en el banco para juntar más dinero, para tener algo guardado. El problema no es el ahorro, sino que hay un problema en colocar nuestra seguridad en esos ahorros, dice el Señor. Que hay pastores que tienen muchísimo dinero ahorrado en los bancos, y lo que los congregantes le van dando, ellos, lo que pueden, algunos, no todos, lo van ahorrando en esos bancos. En caso de catástrofe, dicen, pero en una manera desbalanceada y no guiada por el Señor. Porque vuelvo a repetir, no hay, no es malo ahorrar en sí, sino la motivación y la forma está mal a veces.
Y estos pastores que el Señor me está revelando ahora ahorran porque tienen terror de no tener recursos para subsistir si viene otra pandemia, por ejemplo, dicen: ¿Cómo voy a hacer si cuando vino la pandemia del COVID no tuve con qué sostener al templo? Entonces, ahora están ahorrando todo lo que puedan para cuando venga la próxima enfermedad mundial, la próxima pandemia. Pero dice el Señor que están a punto de que esos ahorros se conviertan en su ídolo, porque la seguridad de ellos no está en el proveedor, sino en lo proveído, en lo que Dios ha proveído, lo que Dios proveyó, mejor dicho.
Entonces, cambian de colocar su fe y su seguridad en la fuente de la provisión que es Dios, a lo que el Señor proveyó, y ahí dejan de agradar a Dios en esa área. Porque ellos se sienten seguros si tienen ahorros, pero si no tienen esos ahorros, no hay ningún tipo de seguridad, cuando la seguridad tiene que ser el Señor y no los ahorros en sí.
Arrepiéntanse de colocar su seguridad en los ahorros, dice el Señor, porque viene un golpe monetario tan grande al mundo, en donde los ahorros de gran parte de la población se van a esfumar en milésimas de segundos. Y yo veo un quiebre mundial de bancos, una desestabilización de la moneda, caos económico. La base, veo como una base que se borra, se desaparece. No hay donde apoyar los pies; el piso se esfuma. Quiere decir que las seguridades económicas y financieras con las que contamos ahora se van a esfumar, van a desaparecer, va a haber como un reseteo de los bancos.
Estoy tratando de transmitir lo que el Espíritu Santo me está revelando, es como un quiebre mundial de bancos que viene; es todo lo que figuraba en las cuentas digitales y demás va a volver a cero. En algún momento va a haber, va a ser como una bomba económica mundial para resetear al mundo y establecer un nuevo orden económico mundial. Y a través de esto, el Señor va a probar los corazones de los suyos para ver a dónde tenían su confianza puesta, si en esos números digitales, en esos ahorros, o en el cielo, en los tesoros del cielo.
Así que prepárense, dice el Señor, porque todos esos pastores que ahora se sientan seguros a tomar un café, relajadas sus espaldas porque cuentan con muchos ahorros de distintas maneras, esa seguridad les va a ser quitada; especialmente si están adorando a esos ídolos materiales en vez de a Dios. Pero al que ponga su confianza en el Señor, el Señor le va a proveer, como le proveyó al profeta, que los cuervos le traían pan y carne para comer y no tuvo hambre. Para que el que ponga su confianza en él tenga o no tenga dinero ahorrado o cosas materiales, porque hay pastores que me muestran al Señor que no ahorran dinero, sino que compran casas. Pero si su confianza la ponen en esas casas o en lo que sea que inviertan, el Señor las va a destruir, para destruir sus becerros de oro.
Para los que confíen en Él, en cambio, dice el Señor, que la provisión no va a faltar, y va a ser milagrosa, y va a ser celestial, y va a fluir como un arroyo que nunca se corta, que no tiene barreras. Y va a ser como cuando los hebreos pasaron por el desierto, que el maná los alimentó mientras no había nada para comer. El Señor va a ser el sustento milagroso de los últimos días, cuando esta bomba económica explote sobre el mundo y haya un caos mundial, por causa de que las cuentas van a volver a cero y lo que tenías ahorrado se va a esfumar.
Ahí no va a quedar otra de que muchos hijos de Dios vuelvan a mirar a Dios y a pedirle su sustento sobrenatural. El Señor va a provocar que su iglesia lo busque, y que los pastores, que aún tengan oportunidad, se arrepientan y entiendan que si Dios no da, nadie da, y que si Dios quita, nadie puede devolver lo que Él quitó. Así que, hijitos, revisen sus finanzas, dice el Señor, y revisen a dónde están invirtiendo, porque en donde ustedes invierten participan. El dinero a donde ustedes lo dan es como si pusieran una firma en un contrato y se convirtieran en socios de aquello que están apoyando económicamente hablando. Se genera como una comunión espiritual entre ustedes y la persona o el lugar a la que están ayudando, ustedes se vuelven partícipes de lo que apoyan financieramente hablando.
Pregunten a Dios dónde tienen que aportar y dónde no, porque muchos de ustedes les va a decir el Señor que dejen de apoyar a ciertas personas que están apoyando, o que dejen de dar económicamente a ciertos lugares a donde están dando. Y a otros, sin embargo, que se están guardando las ofrendas, el Espíritu Santo los va a redargüir para que den lo que no estaban dando. Hay desequilibrios de los dos lados, hay gente que se guarda lo que tiene que dar, por el Espíritu Santo, y hay gente que da lo que el Espíritu Santo nunca les llamó a que den. Es una cuestión de obediencia, amén, gloria a Dios. Gracias Señor. Gracias Padre.
Pero yo veo un hacha que pasa y corta árboles de raíz, algunos no se van a arrepentir, no se van a arrepentir porque han construido en base a Mamón. Han edificado en base a sus dioses del dinero, han edificado, han trabajado tantos años para vivir en sus riquezas, que no vienen de Dios sino de este dios al que ellos sirven, que no están dispuestos a renunciar a todo esto. Yo estoy viendo algunos ministros famosos que manejan iglesias, mega iglesias, yo estoy viendo algunos de ellos, el juicio viene sobre ellos y viene fuerte.
Aleluya, gracias Señor, gracias Padre, Santo eres, Señor, Santo eres. Yo escucho la palabra egoísta, el Señor dice que no sean egoístas tampoco, que no tomen esta palabra como excusa para volverse egoístas, y no dar nunca nada a nadie. Disciernan todas las cosas, repite el Señor, lo blanco de lo negro, lo verdadero del error, lo que viene de Dios de lo que no viene; y caminen derechos en todo tipo de justicia, dice el Señor.
Sean justos ustedes como jefes, porque algunos le están pagando poco a sus empleados, menos de lo que les corresponde; y el juicio viene también para estas personas, porque el obrero clama por el jornal, me dice el Señor. Sean justos ustedes primero si quieren que yo sea justo con ustedes, en materia del dinero, dice el Señor. Den como si les dieran a ustedes, den lo que a ustedes les gustaría recibir, dice el Señor. Porque algunos pueden dar más de lo que están dando, pero una mano la muestran y la otra la esconden en el bolsillo, para que den solamente lo que ustedes quieren dar, pero no lo que el Señor les está llamando a dar.
Sean obedientes, dice el Señor, aprendan a obedecer en este área y no sean rebeldes en el tema del dinero, amén. Aleluya, gracias Señor. Abre, Señor, la puerta de los cielos, educa a tu pueblo, Padre. El Señor me dice que oren por sus pastores, especialmente los que ustedes disciernen que no se están manejando bien bíblicamente hablando, correctamente hablando, y por el Espíritu Santo en este área. El Señor dice intercedan por ellos, pídanme que les revele, dice el Señor, que les quite las vendas a ellos y a los congregantes. Pídanme, dice el Señor, restauración de todas las cosas en la vida cristiana, incluyendo cómo manejar los recursos materiales.
Pídanme que mande maestros conforme a mi corazón, que enseñen la palabra tal cual como está escrita. Pídanme que les revele sobre la gracia, dice el Señor, en este área. Bendigan a otros, dice el Señor, para ustedes ser bendecidos. Caminen en libertad, hijitos, guiados por mi Espíritu. Los amo, dice el Señor, y por eso los corrijo, amén. Aleluya, gracias Padre. Gracias Señor, gracias Amado. Yo corto toda maldición económica en todo el que participa en este vivo. Corto toda maldición de ruina, de escasez, de necesidad, de desempleo en el nombre de Jesús, y bendigo a todo aquel que recibe ahora, por fe, esta bendición económicamente hablando en el nombre de Jesús. Señor, coloca un pan material ahora en todas las manos que se disponen a recibir, Padre, y que están necesitadas. Señor, a todos los que tienen deudas, te pido, Padre, en el nombre de Jesús, que les enseñes lo que dice la palabra acerca de las deudas, y que los ayudes a saldar esas deudas, Señor, y a corregir su comportamiento acerca de ser deudores permanentes en sus vidas.
Te pido, Señor, que cortes maldiciones de deudas en su sangre, en el nombre de Jesús, porque Dios me muestra que algunos de ustedes tenían maldiciones generaciones de deudas, es decir, sus abuelos siempre estaban en deuda, sus padres siempre estaban en deuda, ustedes siempre en deuda, los hijos endeudados constantemente, no saben vivir sin deber, pero dice el Señor que hoy corta maldiciones de deudas, y que tienen que aprender a renovar su manera de pensar acerca de lo que las deudas, y de estar libre de deudas a través de la palabra, ¿amén? Gloria Dios, gracias Señor, gracias Padre, gracias Señor.
Y el Señor me dice que busquen sabiduría, y que pregunten al Espíritu Santo también para los que ahorran en dólares, porque el dólar va a ser quebrado, el dólar va a ser rajado, va a ser partido al medio. Yo no sé cuándo, el Señor no me lo reveló, pero el Espíritu les dice que a los que pongan su seguridad en los dólares también se les será quitada, si esa seguridad de dólares se convierte en un ídolo para ustedes. Y no lo hacen porque el Señor les dijo que ahorren en dólares, por ejemplo, es decir, cada uno de ustedes tiene que ser guiados por el Espíritu de Dios.
Estando libres de toda posesión en el corazón, porque si no, el Señor va a romper todos esos ídolos, hasta que aprendan a no depender de nada, ni de nadie, ni de ningún tipo de moneda, ni de oro, ni de casas, ni de piedras preciosas, ni de autos, ni de nada que tenga valor. Gloria Dios, gloria Dios, gracias Señor, gracias, Padre Amado, gracias Señor, en el nombre de Jesús.
Pero dice el Señor nuevamente que los que confíen en Él y se dejen guiar por el Espíritu Santo, nada les va a faltar, y van a saber exactamente qué hacer. Con la sabiduría que el Señor le dió a José cuando Egipto pasó por los siete años de hambruna. Si ustedes se dejan guiar por el Espíritu Santo, el Señor les va a hablar por su Espíritu Santo y los va a capacitar por su sabiduría financiera, diciéndoles específicamente qué tienen que guardar, si tienen que guardar, cuánto, cómo, dónde y de qué manera. Aleluya, gracias por esta llave, Señor. Amén.
Bueno, amados, bueno, no sé por qué, pero sigo viendo un billete de dólar, es un billete de dólar, un billete verde, y el Señor repite a su pueblo ahora, no pongan su confianza en el dólar; porque el billete del dólar se ha convertido en sí en un ídolo mundial, y este becerro va a ser destruido, dice el Señor. Amén. Gracias Padre, gracias Señor. También fíjense a dónde ponen sus recursos, sus ahorros, en qué cuenta, en qué país, de qué manera, todo, pregúntenle al Espíritu porque estamos en tiempos de cambios. Y de esa manera van a sobrevivir económicamente hablando, pero si no, si siguen obedeciendo a leyes de hombres y siguiendo bajo estructuras de hombres, de hombres corruptos, no de ministros que sí están guiados por Dios, se van a empobrecer. Gracias Padre, amén. La gloria sea para ti, Señor.
Y yo veo este mensaje que vuela, haz correr tu palabra, Señor, como tú quieras, en el nombre de Jesús, amén. Muy bien, los bendigo, hijitos, y a propósito de eso, el Espíritu me indica de agradecer a los que apoyan económicamente a este ministerio por gracia. Y ustedes saben que nosotros nunca pedimos absolutamente nada que sea, que tenga que ver con dinero, porque la palabra dice: «De gracia recibiste, da por gracia». Así que, si ven en algún lugar o en algún canal que no sea el mío, que les piden dinero de cualquier manera, tengan por seguro que no somos nosotros, denuncian a esos canales, a esas personas que a veces utilizan mi nombre, mi imagen para estafar a la gente, ¿sí? Gracias, gracias a los que sustentan a esta obra.
El Señor me indica que agradezca públicamente a algunas personas que sustentan a esta obra, gloria Dios. Gracias, porque es una muestra de amor, dice el Señor. Algunos de ustedes que sustentan, a algunos ministros de Dios que están llamados a vivir del Evangelio, a dedicar sus vidas completamente a Dios, y que el Señor les mandó a no tener trabajo mundano en el mundo sino 100% en la mies del Señor.
El Señor me dice que Él los va a bendecir muchas más veces por causa del sustento que ustedes envían a los ministros que son de Dios, y que no obligan a las personas a que participen económicamente en esos ministerios, sino que ellos dan desinteresadamente y el Señor los sostiene sobrenaturalmente. El Señor me indica que agradezca, y que les haga saber que el Señor ve sus esfuerzos para sostener a ministerios como este, y como otros más, y que tengan por seguro que esa semilla ha caído en tierra fértil, dice el Señor, y que va a dar su fruto en sus propias vidas y que va a servir para bendecir a muchos más. Gloria Dios, gracias. Saludos, hermanos desde Argentina, amén.