El Señor te bendiga y te guarde, el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, en el nombre poderoso de Jesús. ¿Cómo estás iglesia, en este 12 de febrero del año 2024? Aquí estamos, nuevamente en este ministerio, sirviendo al Señor y a los santos de nuestro amado Cristo Jesús, a través de la profecía. Dice la Palabra del Señor:
[Proverbios 29:18] Sin profecía el pueblo perece; mas el que guarda la ley es bienaventurado.
En estos últimos días, días peligrosos, tenebrosos, engañosos, el pueblo de nuestro amado Jesús, necesita aún más la palabra profética.
No solamente la más segura, que son las Escrituras, sino la palabra viva que sale de la boca del Señor y que habla a través de sus vasos proféticos, para que el pueblo no se desenfrene, desvíe, pierda, tenga claridad y escuche la voz de su Señor, su Amo, de Aquel que nos llamó a un reino incorruptible.
Tu Señor que vas a maravillar los ojos de tu pueblo en estos últimos días, mientras todas las cosas se oscurecen y se apresuran a llegar a su final, mientras estos dolores de parto se van agudizando, complicando, volviéndose más difíciles de resistir. A ti, Señor, acudimos en este 12 de febrero del 2024, buscando tu voz, anhelando que nos hables, nos dirijas, corrijas, alientes, levantes, sanes y todo lo bueno Señor, que sale de Ti, que solo Tú puedes dar.
A Ti venimos a darte la honra. Príncipe de Paz, Jesús de Nazareth, Hijo de Dios, que te entregaste por nosotros, siendo llevado al matadero como Oveja inocente, como Cordero que no abrió su boca. Tú, Señor, que entregaste tu cuerpo por nosotros para ser castigado por causa de nuestros pecados. A ti te damos la gloria, la honra. Ante ti, tiramos nuestras coronas. Porque solo Tú eres digno de llamar Rey, perfecto, precioso Salvador. Te necesitamos, Señor Jesús, sálvanos de nuestros pecados.
Sálvanos, Señor, de las cosas malas que están en nuestros corazones y que no podemos ver, porque dice la Biblia, qué engañoso es el corazón, más que todas las cosas. Ayúdanos a mirarnos en el espejo de tu Palabra, para reconocernos verdaderamente como somos, como tú nos ves. Oh Señor, ayúdanos, te necesitamos. Danos un empujón para poder seguir. Se hace difícil la carrera. Pero Tú estás ahí, dándonos tu mano, extendiéndonos tu brazo de fuerza para levantarnos cada vez, para quitarnos, para salvarnos del peligro, para ir a buscarnos, a rescatarnos cuando nos perdemos.
Señor, solo Tú sabes todas las cosas y nosotros no. Solo Tú puedes estar, escuchando los pensamientos de absolutamente cada corazón que late sobre esta tierra al mismo tiempo y en todo lugar, y nosotros no. Solo Tú puedes ver tu plan profético perfecto y ya terminado, y nosotros no. Nosotros vemos en parte, profetizamos en parte. Oh Señor, ¿cuánto falta? Ayúdanos, ayuda a tu pueblo a través de esta transmisión.
Yo te veo, Señor Jesús, veo tu fuerza, puedo discernir tu fuerza, tu grandeza. Puedo ver el fuego de tus ojos y tus pies que son como bronce bruñido, perfectísimos, fuertes, firmes al caminar. Puedo ver tu brazo extendido, con tu túnica que tapa casi tus dedos, porque no hay ni una parte de tu cuerpo que esté expuesta. Porque estás cubierto por tu santidad. Puedo ver tu brazo que se extiende sobre tu pueblo para salvarlo, puedo ver tu mano hacia abajo, mostrando tu palma a nosotros, diciéndonos: «Hijitos, los cubro, los tengo cubiertos, los tengo cubiertos».
Te amamos, Señor, te anhelamos, Tú eres el deseado de las naciones, henos aquí. Alabado seas por siempre, para siempre, ¡loado seas, mi amado Jesús! Quién es digno de recibir nuestras vidas completas como sacrificio viviente y estimar a todas las otras cosas como nada, como basura, comparadas con la eternidad al lado tuyo, en tu presencia. Nuestros corazones se extienden, se alargan hacia Ti, nuestros espíritus quieren estar al lado tuyo. Ayúdanos a limpiar nuestra mugre para estar más cerca de tu luz.
Escudriña nuestros corazones y muéstranos lo que no estamos logrando ver para prepararnos, para ser capaces de resistir al terremoto final. Ayúdanos a limpiarnos, a ponernos a cuentas, a estar fuertes y listos en todo tiempo. Ayúdanos a defendernos, de la maldad del enemigo, de sus flechas, sus dardos, sus ataques. Abre nuestros ojos, necesitamos ver mejor que nunca, discernir las cosas que son enviadas de arriba de las que son enviadas de abajo. Oh Jesús no hay palabras para describirte, para describir tu longitud, tu anchura. Porque todo fue creado por Ti, para Ti y a través tuyo.
Dice el Señor, Hijitos, ¿qué están esperando escuchar de Mí? Yo puedo ver en este momento, los movimientos de sus corazones que son como olas de las aguas. Algunas de esas olas se mueven tranquilas y pacíficas, y otros corazones son como mares agitados, difíciles de calmar. Pero hoy le hablo a la tormenta de tu corazón, para que se calme. Hoy le ordeno al viento de tu corazón que se detenga, porque mi palabra domina los vientos, calma tempestades, aquieta mares agitados.
Mi palabra, todas las cosas están sujetas a mi palabra, y por esa palabra fueron hechas. Hoy te digo, calma, calma, hijito, calma hijita, calma, calma. Baja la frecuencia de esas olas, te dice el Señor. Sujeta tu espíritu como cuando alguien toma las riendas de un caballo que no quiere ser domado. Sujétalo, toma el manejo de ese volante, de ese auto que es tu voluntad. Y aprende a ponerle un freno a esa ansiedad. Calma hijito, calma hijita, baja las aguas.
Yo (Noelia) veo un viento que se calma, una tempestad que deja de soplar, nubes que se despejan y puede verse el sol, hay silencio que viene a este paisaje para poder escuchar y recibir lo que el Señor tiene para decir. Porque estoy aquí, dice el Señor, hablando a mi pueblo, no lo he dejado solo, lo tengo en mi mano, y lo estoy preparando para lo que viene.
El Señor, en esta transmisión, me sigue hablando sobre la manifestación del hijo de pecado, sobre la aparición del hijo de perdición. Dice el Señor, Yo tengo a mi pueblo escogido en mi mano, mi pueblo está guardado, está sostenido, no está abandonado, porque es mío, me pertenece. Y lo que es mío no lo pierdo, ustedes son míos. Hijitos, son de mi pertenencia. Yo los anhelo, mi alma los desea, cien por ciento para Mí.
Todo lo que eres, lo quiero para Mí. Soy celoso, de ustedes, celoso. Observo con detalle todo lo que ustedes hacen, lo que piensan, lo que desean en sus corazones. Yo sé lo que ven y lo que han escuchado durante el día. Yo sé cuáles son las emociones, que han pasado por ustedes durante todo el día. Yo sé lo que han sufrido y sé lo que han reído. Yo estoy al tanto de cada detalle de cada una de sus vidas. Para Mí no hay imposibles, no hay cosas demasiado grandes o difíciles, no hay inalcanzables. Todo está en mi mano.
Ustedes son míos y no solamente estoy pendiente de ustedes, sino de sus hijos, de sus esposos, de sus familias, sus casas, sus finanzas, trabajos, y estoy pendiente no por arriba, sino al detalle de cada área de sus vidas. Estoy al tanto de lo que está pasando en sus trabajos, de lo que sufren en sus matrimonios, de los maltratos, de los desprecios que reciben. Yo veo, escucho, presto atención, tengo la capacidad de hacerlo todo el tiempo, en todos ustedes, todos los días de sus vidas.
Tengo una capacidad que no es limitada, que no es corta, y no soy ciego ni sordo. Aunque muchos quieren ponerme bozal en mi boca, para que no hable a través del que Yo quiera. Pero nadie puede callarme, dice el Señor, ¿y quién puede decirme lo que tengo que hacer?, si soy Soberano sobre todas las cosas. Dame tu corazón, y voy a transformar tu vida, porque ya sé que probaste con muchas cosas, y no te funcionaron. Ya sé que te diste la cabeza contra la pared más de una vez, creyendo que podías resolver esas cosas tú solo, pero no te resultaron.
Dame tu corazón, y voy a transformar todas las cosas de una manera milagrosa. Pero no solo tu corazón, sino tu vida completa. Pero ven con la esperanza de que hay una solución. Acércate a Mí. No tengas miedo, porque quiero limpiarte, restaurarte, sanarte, tocarte con mi dedo índice y que ya no seas nunca más el mismo. Estoy acá esperando a que respondas a mi llamado. Ven a mi encuentro, quiero abrazarte porque eres como un hijo que se había perdido, pero que estoy extrañando. Ven a mi encuentro, que no te cerraré la puerta, no te daré la espalda, ni te traicionaré o abandonaré. No soy como los hombres. Mis pensamientos son más altos que sus pensamientos, y mi amor, mucho más perfecto que el amor de los hombres.
Hijito, quiero abrazarte (le dice el Señor a alguien) y rescatarte de las drogas. No hay médico que pueda sacarte de ese pozo, no hay clínica de rehabilitación que pueda realmente liberarte. Pero Yo soy el libertador de los libertadores, el Único que libera y lo hace completamente, Yo soy el único que quita los yugos de las espaldas para que nunca vuelvan, Él que abre las puertas de los encarcelados para que sean libres. No hay psicólogo, que pueda restaurar tu mente dañada, pero Yo sí, porque ellos no te formaron con sus manos, pero Yo sí.
Yo tengo la llave maestra para hacerlo en una milésima de segundo. Ven hijito, no dudes más, responde a mi llamado. Estoy golpeando a tu puerta y quiero que pertenezcas a mi familia real. El Señor le habla hoy a alguien, llamando al arrepentimiento de sus pecados, para que entregue todos esos problemas que ya intentó solucionar de tantas maneras y no se pudo, nadie pudo solucionarlos. Pero Yo soy el Señor de las soluciones, de las respuestas, el que abre y nadie cierra, el que cierra y nadie puede abrir.
Yo tengo, autoridad para llamarte desde la oscuridad donde estás y que vengas hacia la luz. Decídete por Mí, decídete por la vida eterna, por la sanidad, la libertad, porque ahora estás esclavizado, en esas cosas que te atan y que no puedes dejar, pero Yo vine por los esclavos para hacerlos libres, vine por los enfermos para sanarlos, inclusive de la mente, y no hay psiquiatra, que pueda liberarte de esa esquizofrenia. Pero Yo puedo ordenarle que te abandone de un momento a otro.
Búscame porque solo Yo puedo darte esas aguas de beber, aguas que calmen tu sed, y no hay ninguna teoría, ninguna doctrina de la Nueva Era, que pueda calmar tu sed. Porque yo (Noelia) veo gente en esta transmisión que lee, estudia, investiga, practica cosas que son de la Nueva Era. Que le interesan las cosas espirituales, que se están metiendo en estas aguas, que en realidad son de prácticas ocultas, creyendo que allí va a encontrar la verdad, que eso los va a llenar.
Pero esas son cosas limitadas, son imitaciones de las cosas verdaderas y reales, son trucos pasajeros que te entretienen por un poco de tiempo, pero nunca te van a llenar y completar, como las cosas duraderas, las espirituales, reales del Reino de los Cielos. La verdad de todas las cosas está en Mí, dice Jesús, porque Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida. Hijito, ven, porque no vas a encontrar lo que estás buscando en la oscuridad de las calles. Ven y ríndete a Mí, y seme fiel, y vas a heredar la corona de la vida.
Así como el ladrón de la cruz que entendió todo a último momento, tú también, todavía tienes una posibilidad. Ríndete a Mí, como él se rindió, y arrepiéntete, de tus pecados, como él se arrepintió, y te voy a dar la vida eterna. Pero ya no dudes y no tardes, porque el enemigo de las almas es el diablo, y anda buscando a quién devorar y no pierde tiempo. Y a todo aquel que no se arrepiente y viene a Mí, es como una presa que un león está a punto de ingerir y digerir. Hijitos, prediquen la Palabra, prediquen la verdad del Reino.
Hay muchas personas, que estudian los astros a la manera demoníaca, que estudian tirar las cartas, estudian sobre péndulos, horóscopos, magnetismo, cómo leer las manos y tantas otras cosas. Que practican meditación, y demás que les ofrecen estas personas que ganan dinero a través de eso. Prediquen porque son almas sedientas que no saben en qué barro se están metiendo. Ustedes también recuerden cuando estaban allí metidos en esa mugre, y cómo los rescaté, cómo salieron de las tinieblas para venir a la luz.
Prediquen a las almas en oscuridad, porque quiero rescatarlas. Hablen y abran sus bocas, cuéntenles de las verdades de las cosas espirituales y no sean ustedes carnales. Hijitos, hay todo un pueblo, que necesita escuchar la verdad de todas las cosas. Que anhela encontrar una fuente donde ya no tenga más sed. Y ustedes no están abriendo sus bocas. Prediquen, prediquen y no se callen. Liberen a los cautivos, sanen a los enfermos, evangelicen, impartan el don del Espíritu Santo, no se tarden.
Busquen, entre los necesitados. Métanse en esa mugre, pero no para ensuciarse ustedes, sino para rescatar a los que se están hundiendo en ese lodo, en ese barro cenagoso. Hijitos, no hay tiempo que perder. Vayan por los barrios, caminen por las calles, agrúpense y prediquen la Palabra del Reino. Los estoy llamando a predicar, a que ustedes llamen al arrepentimiento. Sean como Juan el Bautista, pero en el sentido de que llamen ustedes también al arrepentimiento, para que ellos se preparen para la venida del Señor. Así como Juan preparó el camino para que venga el Mesías, llamando al arrepentimiento, para que se laven los corazones para cuando Jesús apareciera.
[Mateo 3:1-3] En aquellos días vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas.
De la misma manera, en este tiempo, sean ustedes similares a Juan el Bautista, dice el Señor, preparando el camino para mi venida. Hay muchos que no me conocen todavía, y no quiero que el incrédulo se pierda. Tengan misericordia de esas almas, hablen de mis cosas. Yo (Noelia) veo que muchos de ustedes están esperando que sus líderes o sus pastores, los aprueben para poder salir a evangelizar, a predicar. Yo veo un papel que representa que algunos esperan una autorización, como un certificado, para que ustedes evangelicen a las almas perdidas. Y veo un reloj de arena que corre, se llena, va pasando. Dice el Señor, el tiempo corre y ustedes todavía esperan un sí de parte de los hombres.
Algunos de ustedes hace rato que el Señor los está llamando a salir a evangelizar, pero están esperando que sus autoridades de las congregaciones les abran la puerta. Pero, el tiempo corre hijitos, entiendan que tienen que abrir sus bocas en todo tiempo, en todo lugar. Porque si ustedes no predican, a las almas, las cuales están señaladas para que ustedes lo hicieran, por miedo a los hombres o por obedecer a líderes que nunca recibieron de mi parte esa orden, de no dejarlos ir a predicar, entonces, si esas almas no escuchan el Evangelio, por no hablarles, y mueren en sus pecados, esa sangre va a contar en contra de ustedes, va a estar en sus manos y en la de los líderes.
Si a ustedes les ponen una traba para que no salgan a predicar y evangelizar, pero el Señor los está llamando a hacerlo, dice la Biblia: «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres». Y esto se interpreta cuando el Señor está mandando una orden que los hombres están refutando o trabajando en contra de esa orden. En ese caso, si sus líderes van en contra de la orden que Yo les doy, pero ustedes me hacen caso a Mí, entonces la sangre de esas almas no va a estar en sus manos.
[Hechos 5:29] Y respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Ustedes no van a quedar con las manos manchadas de la sangre, de esas almas, pero sus líderes sí. Pero Yo me voy a arreglar con ellos. Ustedes obedézcanme a Mí, porque estoy llamando a un pueblo que abra su boca y que no tenga miedo de los carceleros, que le dicen a los que se congregan que no pueden predicar o evangelizar sin una autorización de ellos. El Señor en esta visión les llama carceleros y los veo con una llave, porque ustedes están en esa cárcel.
A ustedes los tienen encarcelados cuando ellos les mandan a dejar de hacer cosas que Yo les he mandado, dice el Señor Jesús. Así que fíjense, a quién quieren agradar y obedecer. Porque escrito está «los mando a predicar mi Palabra en cada rincón de la tierra con el poder del Espíritu Santo». Hijitos, no se dejen encarcelar. Recuerden que si los llamo a predicar en el lugar que les ordene y ustedes no van, no van a tener que rendirle cuentas a ellos, sino a Mí. Estén a cuentas conmigo primeramente, obedézcanme.
Yo (Noelia) sigo viendo estos pastores que el Señor les llama carceleros. Están poniendo trabas a la obra del Evangelio. Son como alguien que le pisa el freno al auto de Jesús. Yo veo al Señor Jesús manejando un auto y a un pastor al lado, y él mete su pie mientras Jesús conduce y le pisa el freno al Señor.
Dice el Señor, estos pastores no apacientan a mi rebaño, sino que se alimentan a sí mismos y no van viento en popa junto con mi obra, acompañando, ayudándome, sino que van viento en contra, frenándola, obstruyéndola, destruyéndola. No juntan conmigo, sino que desparraman. Para ellos viene el juicio, hijitos, porque ellos están cerrando las bocas, que Yo mando abrir. Son pastores que no apacientan a mi rebaño, o que piensan que una vez construida una congregación con cierto grupo de gente, ya está hecho el trabajo.
Yo (Noelia) veo pastores que forman una congregación con cierta cantidad de gente, pero una vez que la congregación ya se formó, se cierran las puertas. Yo veo simbólicamente que se cierran las puertas y las ventanas de esa congregación, y todo lo que ocurre se limita a su interior. Todo se desarrolla dentro de ella, mientras que afuera no se puede hacer nada. Todo se trata de ese lugar, y si esa congregación no se corrige, se termina convirtiendo en un becerro de oro.
Hijitos, ¿qué pasa si mi Espíritu quiere salir de ese lugar, y guiarlos a que entren en una casa, a ministrar, a hablar de la Palabra, a impartir las cosas que vienen del cielo? Hijitos, ¿qué pasa si mi Espíritu, estando adentro de esa congregación, los llama a salir a las calles, a las favelas, los barrios más pobres, donde hay más necesidad de la Palabra, donde hay peces que realmente tienen hambre?
Hijitos, ¿qué pasa si mi Espíritu, quiere salir de esa congregación y llevarlos a un lugar de ricos, pero donde hay gente que, estando en su aposento de muerte, necesita de una oportunidad más? ¿Qué van a hacer si se quedan encerrados ahí adentro? ¿Para qué predicar a los que no necesitan un médico? ¿Entienden, que mi obra se está frenando? Ustedes no pueden empujar en contra, recapaciten.
Los estoy llamando a salir no de una congregación, sino a salir a las calles, a juntarse en las casas, a llevar el Evangelio al quiosco, al almacén, al supermercado, a la farmacia, a la viejita que cruza la calle, que le queda poco tiempo. A los hospitales, a las cárceles. ¿Qué les pasa?, que leen la Biblia, pero no la practican. Reaccionen, hijos, reaccionen, porque corto árboles. Voy a talar a estos árboles que están tapando el sol.
[Santiago 1:22] Pero sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Porque esos son esos pastores que frenan la obra y que los detienen a ustedes, que los controlan. Yo (Noelia) veo una visión de una congregación donde hay un pastor que tiene esos lazos de vaquero, con el cual se enlazan los caballos para domarlos. Dice el Señor, esos pastores son como estos vaqueros que tienen el lazo en la mano y cuando alguno quiere ser guiado por el Espíritu Santo para llevar fruto para el Reino, ellos revolean estos lazos en un sentido espiritual y los lanzan sobre ustedes, los atan por el cuello, así no los dejan salir por esa cuerda y los vuelven a traer hacia ellos.
Parte de la culpa la tienen ellos, pero también ustedes porque no reaccionan. Porque en vez de sacarse esas sogas del cuello y obedecer al Espíritu de Dios antes que a estos carceleros, bajan la cabeza y aceptan esa soga. ¿Y saben por qué? Porque tienen miedo, no son valientes, son cómodos, superficiales y se quedan conformes con estar sentados dentro de ese lugar 24/7. Hijitos, reaccionen, porque vienen cosas terribles, ¡terribles!
La gente necesita de ustedes, los perdidos necesitan de que alguien les dé una oportunidad más. Piensen en ellos como si fueran sus hijos. Ustedes están concentrados nada más que en sus familias, en sus parientes, sus congregaciones y no en mi familia, dice el Señor, o en los que Yo quiero que formen parte de mi congregación de los justos y de los santos. Hijitos, están equivocados, tienen el foco mal puesto, tienen todas sus fichas en un lugar donde no corresponde, no las tienen en Mí, no apuestan por Mí.
Apuestan a lo seguro y por eso están estancados, cansados, aburridos, hasta a veces se preguntan ¿para qué voy?, ¿para qué sigo en este camino de la fe si no pasa nada? Voy a arrancar a estos pastores, estoy cortando estos árboles, estoy talando estas higueras secas que no dan de comer. Son una piedra de tropiezo en el camino de la fe, que voy a sacar por la fuerza si no se arrepienten.
Pregúntense ustedes, ¿qué quieren hacer con la fe que les he dado? ¿Quieren ser piedras de tropiezo también, y que los tenga que quitar del medio?, porque no tengo tiempo para perder, y todo lo que estorbe a la obra de mi Reino será quitada de lado, porque mi plan se va a cumplir de la «A» a la «Z», les guste a esos pastores y a ustedes o no les guste, lo voy a hacer igual.
Cada pieza del rompecabezas va a estar donde tenga que ir, y todo lo que se interponga va a ser corrido del medio. Hoy llamo al arrepentimiento, de obras muertas, obras que no generan fruto. Yo (Noelia) veo una visión, de una congregación, en la que todo se trata de ir a ese lugar, de alabar a Dios en ese lugar, de servir a Dios en ese lugar, de predicar la Palabra en ese lugar, de estudiar la Palabra en ese lugar.
Veo los adoradores que cantan, tocan instrumentos, gente que danza para el Señor. Hermanos que charlan entre sí, que se edifican en comunión unos con otros. Veo al Espíritu de Dios moviéndose ahí, pero dentro de esas cuatro paredes. Es como la veo desde arriba, como una casa de luz, iluminada en el Espíritu que se ve de lejos, pero donde nadie puede ingresar y salir. Se encierran, dice el Señor, se dogmatizan, se transforman en sectas, donde no dejan que se entre y salga.
Y se van transmitiendo las cosas de generación en generación. Se trata de familia en familia. La madre pertenece a esa congregación, después la hija, la nieta, la bisnieta, pero no se abren para llamar a los que verdaderamente nunca conocieron nada del Evangelio. Solo practican la Cena del Señor ahí adentro, si no no lo hacen. Todas sus prácticas cristianas, para muchos, solamente están dentro de la congregación, y de ahí para afuera no hay fe, no hay oportunidad para nadie más. Son como una élite.
Hijitos, recapaciten, dice el Señor, y los que sean intercesores oren para que esas paredes espirituales que se han levantado en sus congregaciones, donde nadie entra y sale, y no se expanda la obra del Reino, entonces caigan, y se amplíen esas congregaciones, pero no para tener más números, cantidades, dinero, edificios esplendorosos y ese tipo de cosas, sino para que el Reino crezca, se expanda y la familia de Dios se vuelva más numerosa. Hijitos, ustedes expándanse, porque la obra no termina ahí.
El Señor no está diciendo que está mal congregarse en un templo y realizar todas estas cosas, que son bíblicas, Él dice que no termina ahí. Si no lo que encontramos ahí, lo repartamos afuera, el pan para comer, lo llevemos afuera para dar de comer a los que tienen hambre. Es un tiempo de evangelización fuerte, y los míos están callados, sentados un par de días a la semana en un lugar donde ya todos fueron evangelizados.
Servir no es solamente adentro del templo, sino también afuera. Amplíense, dice el Señor, expándanse, entiendan que es un tiempo de pesca, ¿y qué van a pescar adentro, donde ya todos los peces han sido pescados? Porque las congregaciones son como un lago donde ya fueron pescados todos, ya se han terminado. La caña la tienen que extender afuera para traer esos peces después a ese lago.
Hijitos, sean pescadores de hombres, no se encierren y dejen que les pongan esposas en sus muñecas. Yo (Noelia) escucho las palabras «rendir cuentas, rendir cuentas». A ustedes sus pastores les enseñan que ustedes tienen que rendir cuentas de lo que hacen. Veo muchas congregaciones donde se nombra mucho esto. Les van metiendo esta frase de «rendir cuentas», en sus cabezas.
[Mateo 4:19] Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
[Hechos 26:29] Y Pablo dijo: Quiera Dios que de cierto, y no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuesen hechos tales como yo soy, excepto estas cadenas.
El Señor pregunta, ¿a quién tienen que rendir cuentas? ¿Quién va a ser el juez de todas las cosas? ¿Quién va a pesar en la balanza lo que hicieron o dejaron de hacer? A Mí van a tener que rendir cuentas, quien va a juzgar todas las cosas. Aclaro que el Señor no está diciendo, que no tenemos que sujetarnos a las autoridades superiores, cuando estás si están sujetas a Dios, obedecen al Señor, van a favor de la Palabra, de la obra del Evangelio y no en contra.
[Hebreos 13:17] Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Pero no debemos sujetarnos cuando estas autoridades, no se sujetan al Señor. No cumplen con la Palabra, o solamente hablan, predican, practican, toman lo que les conviene para poder controlar a la congregación. Sigo escuchando: rendir cuentas, rendir cuentas. Hijitos, a quien tienen que rendir cuentas, es a Mí, dice el Señor. Porque ustedes van a acudir ante el Trono blanco, y allí van a tener que rendir cuentas.
Y les voy a preguntar, ¿pero por qué no saliste? ¿Por qué no compartiste la Palabra con las personas que tenías enfrente? ¿Por qué te callaste? ¿Por qué no compartiste el pan (la Palabra)? ¿Por qué no compartiste el pan y el vino con otros hermanos que no pertenecían a tu congregación? ¿Por qué los dejaste de lado? ¿Por qué los rechazaste? ¿Por qué te apartaste del resto del cuerpo de Cristo, juntándote solamente con los que iban a tu misma congregación?
Hay muchas maneras de pecar, dice el Señor, y la desobediencia es una de ellas. Yo (Noelia) veo un rey. Un rey exige que se lo obedezca, un rey está por encima de todos sus súbditos y siervos. Y ustedes, obedecen hasta un punto nada más, en esa escala de autoridades.
Algunos no llegan a la obediencia a Dios, que es la autoridad más alta, si no se quedan más abajo y obedecen solo a las autoridades humanas. Pero dice el Señor, la autoridad sale de arriba, la autoridad se imparte de arriba hacia abajo. Del Rey a las demás autoridades, y va bajando hasta el de menor autoridad. No es al revés.
No es que sale de los hombres y termina en Dios. Dios es el Padre, la principal y primera autoridad en nuestras vidas, también su Palabra, de ahí el resto. Si hay alguna autoridad humana que no está alineada en ese orden jerárquico, entonces hay que seguir igual hacia donde está la autoridad del Rey, dice el Señor, y no desviarse, no quedarse abajo; se obedece a las autoridades humanas que el Señor puso en nuestras vidas, cuando están alineadas con la autoridad principal que es el Rey, el Sumo, el más Alto, Él que está más arriba que todos. Pero ustedes llegan hasta la autoridad del hombre.
Si el Señor mismo les da una orden de hacer algo, no saben acatarla, porque no están acostumbrados a ir directamente a Dios, sino al hombre. Dice el Padre, si Yo he dado una orden, como la autoridad más grande que hay, la más alta, la más poderosa, suprema, los hombres que puse debajo como autoridades en tu vida, a través del Espíritu Santo, tienen que estar alineadas con la orden que Yo te di, si es que se están manejando por el Espíritu de Dios y no por otro espíritu.
Cuando es así, hay que obedecer a esas autoridades humanas, porque están alineadas con la orden que sale desde el trono, que es más alto. Pero cuando no es así, uno tiene que ir a la autoridad más Alta y preguntar qué es lo que tienen que hacer y obedecer a esa autoridad, cuando esas autoridades más bajas humanas están desviadas fuera de la Escritura, principalmente, o que quieren que ustedes hagan algo que Dios les dice que no hagan. No es el hombre primero y después Dios.
Es primero Dios, primero la Cabeza de las cabezas, a quien hay que obedecer y como consecuencia, obedecer al hombre que está alineado en esa línea jerárquica a través del liderazgo que Dios le otorgó en tu vida. En este tiempo Dios va a cortar lazos, ataduras entre hijos de Dios y pastores carceleros, dominantes, que atan los pies de ustedes, yo (Noelia) estoy viendo una oveja y el pastor la ata de las cuatro patas, la lleva arriba de sus hombros, eso hacen algunos pastores.
[Hechos 21:10-11] Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo. Y cuando él hubo venido, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
Les atan las patas a ustedes, que son estas ovejas, y los llevan para donde ellos quieren, dice el Señor. Así que en estos días hemos visto y vamos a seguir viendo la muerte no solamente de líderes presidenciales, líderes mundiales, expresidentes, sino de todo tipo de liderazgo que está yendo en contra del plan profético de Dios, incluyendo a los pastores de las congregaciones cristianas que se opongan a la voluntad del Señor para con sus hijos. Autoridades que se salieron de la línea jerárquica y que dejaron de recibir las órdenes del Rey de reyes. Que se olvidaron de que eran siervos del Rey de esta Monarquía, del que tiene la orden superior.
Se olvidaron para apartarse de esa orden de autoridades establecidas por Dios y hacer lo suyo propio. A todos esos que están atando a mis ovejas, dice el Señor, los quito. Porque estoy limpiando mi casa. Oren por sus líderes, para que tal vez el que sea hallado en este pecado de estar obrando fuera de la voluntad del Padre, lo pueda reconocer y arrepentirse, para salvar su vida, porque van a seguir muriendo muchos.
Y sigo viendo pastores que caen cuando están predicando en el púlpito. Viene mucho dolor a las congregaciones. Pero es porque tengo que libertar a mi pueblo a la fuerza, porque le he dado tiempo para que recapaciten, tiempo para que estudien las Escrituras, para que las entiendan, se alineen, se arrepientan, y no lo quieren hacer. Ya no son más pastores que aman a mis ovejas, se convirtieron en jefes de empresas. Son negociantes de la fe.
Todos estos que está nombrando el Señor, que quizás alguna vez comenzaron bien, de jovencitos, estaban a pleno en su primer amor, pero con el tiempo se fueron endureciendo, corrompiendo, estructurando en estructuras de hombres, fueron cambiando el Evangelio, agregando, quitando a la Palabra. Yo (Noelia) los veo como gerentes de empresas. Ya no son más pastores humildes, con un corazón ayudador, con un corazón misericordioso, por la oveja quebrantada, por la perniquebrada, por la manchada, por la sucia.
[Apocalipsis 2:4-5] Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete y haz las primeras obras; pues si no, vendré a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te arrepientes.
Se olvidaron de lo esencial. He aquí que los corto, para reemplazarlos por pastores conforme a mi corazón. Y me viene el ejemplo de Saúl y David. Estos que el Señor quita son como Saúl, que un día fueron ungidos, establecidos, puestos verdaderamente por el Señor, pero después se desviaron, se enfriaron, se carnalizaron, le cerraron la puerta al Espíritu Santo de Dios. Y en vez de trabajar para el Reino, trabajan en contra de este, y para sí mismos, para toda una estructura eclesiástica que se armó en las congregaciones cristianas que va en contra de la Palabra.
[1 Samuel 13:14] Pero ahora tu reino no será duradero; el Señor se ha buscado un hombre conforme a su corazón, y el Señor lo ha designado como príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que el Señor te mandó.
Ellos son como Saúl y van a ser quitados, y los voy a reemplazar por los David de este tiempo, van a ser como David cuando era pastor, que defendía a las ovejas al punto de matar osos, cazar los lobos, y otros animales, dice el Señor. Pastores valientes que no sean cobardes como estos que voy a quitar, porque no me tienen miedo a Mí, sino a sus superiores. Voy a destruir todas estas estructuras del hombre, y ya están cayendo.
Todo este dolor de todas estas congregaciones que ahora están viendo, que se prenden fuego, que se destruyen con los desastres geográficos, naturales, no es nada a comparación de lo que viene. Por eso, dice el Señor, que oren por sus congregaciones para que caiga todo velo, se alineen en cualquier área que esté fuera de mi voluntad. Porque el juicio empieza por la casa y el escenario se está preparando para la venida del anticristo, para su manifestación y la venida del Señor Jesucristo.
Todo lo que no se alinee, al cumplimiento profético, será quitado. Así que viene mucho caos en las congregaciones cristianas. Muertes, accidentes, fuego, inundaciones, terremotos que van a seguir afectando específicamente a estos templos de la iglesia del Señor. Oren por eso, hijitos, para que tal vez tenga misericordia, de todos los que se quieran arrepentir. Para que tal vez sus oídos sean abiertos a mi voz como una vez la escucharon, porque no es que no les hable, sino que no me escuchan. Hace rato que me dejaron de lado, que me cerraron la puerta.
Yo (Noelia) también veo un remanente fiel, que contra viento y marea, con sufrimiento, dolor, rechazo, despecho, murmuración, está obedeciendo al Señor. Son corazones que no quieren desobedecer a las autoridades terrenales establecidas por Dios en sus vidas. Si no que llegó un momento que no les quedaba otra, porque Dios les estaba diciendo que ustedes vayan para la derecha y esas autoridades les decían que vayan para la izquierda. Y tuvieron que decidir a quién iban a obedecer. El Señor está al tanto de ustedes y dice que sean fuertes, sigan adelante, ustedes van a ser los que levanten la congregación de los justos, como fue una vez.
Ustedes van a ser los que restauren las costumbres cristianas como están escritas, van a ser los que levanten el nuevo edificio espiritual que el Señor quiere levantar, con la congregación de los justos, a la manera y guía del Espíritu Santo. Con un orden dirigido por el Espíritu Santo y las Escrituras. Basado, fundamentado en la Palabra del Señor, pero con el poder de Dios, donde lo principal sea el Señor y no los hombres, donde se cumplan sus propósitos. Volviendo como a la iglesia antigua. Pero la de los últimos días será más poderosa, para aquellos que participen de esta obra.
Yo (Noelia) escucho «Nehemías», que fue uno de los que el Señor llamó a construir el templo para Dios. El Señor dice que muchos de ustedes son como los Nehemías de este tiempo, los que obedecen al Señor directamente o a través de los hombres que operan guiados por Él, ustedes van a ser como los constructores de la edificación real, con una estructura de verdad, donde se manifestará el poder de Dios en estos últimos días, con sanidades, milagros, prodigios y señales que nunca se vieron.
Ustedes son los Nehemías de este tiempo, los que van a construir este templo espiritual simbólico, basados en la verdad y no la mentira. Pero van a tener oposición para construir ese templo, y los van a querer derribar, así como a Nehemías. Van a venir enemigos para que no construyan el templo, para detener esa obra. Resistan, dice el Señor, y pregunten al Espíritu Santo todas las cosas, porque este es un tiempo de restauración de todo, y lo que estaba caído por causa de los hombres, lo voy a levantar. Lo que los hombres destituyeron de las prácticas cristianas, lo voy a restablecer, todo lo que fue cambiado por mano humana, lo voy a borrar y lo voy a reescribir para que los míos hablen, caminen y vivan en la verdad.
Todo esto irá contra todo espíritu de falsa religiosidad. Resistan, porque caminan en el poder de mi Espíritu Santo. Son constructores de la iglesia real y verdadera, edificio santo, duradero, eterno, del Señor Jesucristo. Estos son los últimos días y se levanta la congregación real de los justos, guiados por el Señor y no por el hombre, no por Satanás con doctrinas demoníacas.
Resistan a la oposición mientras la apostasía hace lo suyo, porque el enemigo no va a ser el de afuera, sino el de adentro. Los amo hijitos. Y así como el Señor está reconstruyendo, restaurando, renovando, limpiando y corrigiendo todo lo que tiene que ver con su Palabra, con la estructura de la congregación de los justos, de las órdenes, de las autoridades y todas estas cosas, también el Señor está haciendo lo mismo en nuestras casas.
Dice el Señor, que muchos tienen los roles cambiados en sus casas, entre hombre y mujer, la mujer es la cabeza y no el hombre, o hasta alguno de sus hijos es la cabeza. Si el padre no está, el hijo o hija es la cabeza en lugar de la madre. Las autoridades en sus casas están cambiadas, los roles están desacomodados.
El Señor está rearmando los hogares, reacomodando los roles, como deben ser, a la idea original. El Señor está restaurando creencias, que tienen que ver con autoridades, también en sus casas. Porque muchos de ustedes están, confundidos, muchas mujeres, operan como padres, como maridos, como cabezas del hogar, cuando en realidad no es el rol que les corresponde siempre. Y los hombres están operando en un rol femenino cuando no les corresponde. Y así, en muchas de las casas no hay orden.
Pero el Señor no solo está trabajando y reacomodando las cosas dentro de su congregación de los justos, de su cuerpo, sino también en los hogares cristianos. Ríndanse a ese trabajo, dice el Señor. Obedezcan al Espíritu Santo que les va enseñando de a poco cómo tienen que funcionar las cosas. Estudien la Palabra sobre esto. Y para los que sí tengan pastores que escuchan la voz de Dios, para los que sí estén debajo de alguna autoridad que Dios envió a sus vidas, el Señor los va a recompensar.
Porque el Espíritu me muestra que Dios ama a una persona que sabe sujetarse, que sabe obedecer, de una manera sana, celestial, divina. El Señor ama a una persona que no quiere estar por arriba de la autoridad de otra que tiene más. El Señor ama a las personas que saben ubicarse en su rol maternal, paternal, pastoral, o lo que sea, en el lugar donde sea, como empleado, como jefe. Cuál sea el rol que tengas que tener en cada área de tu vida.
Dice el Señor, que para los que sí tienen una autoridad, que está alineada en esa línea jerárquica que yo (Noelia) veía, Él está complacido con eso, no se levanten contra ellas. Porque cuando Dios dice que tienen que ir por la derecha, esas autoridades les dicen tienes que ir por la derecha. Están alineadas con el Señor.
A esas autoridades sí obedezcan, honren, sigan. Pero ustedes van a saber primero. Porque tienen que ir junto con lo que dice la Palabra y no contradecirla, estar alineados con lo que el Señor está haciendo en este tiempo, con su plan profético, darle lugar al Espíritu Santo y confirmarles o guiarlos por dónde el Espíritu Santo los guía también a ustedes.
A esas autoridades valórenlas, respétenlas, hónrenlas y obedézcanlas, porque no están obedeciendo a ellos, sino a Dios. Yo (Noelia) estoy viendo que muchos tienen sueños de que tienen que salir a predicar. Sueños donde el Señor los está llamando a hacer algo, y ya más de una vez. Así que tienen que accionar, a través de lo que ya saben que Él le ha encomendado.
Cuando tengan una duda, busquen en la Palabra, donde ahí el Señor nos manda y nos dice todo lo que tenemos que hacer para servirlo a Él. Y lo que no es bíblico, no lo tomen y no lo obedezcan, porque la obediencia tiene que ser a Dios y a la Palabra escrita por Él, y todo lo que no se sujete a esa Palabra va para la izquierda y no para la derecha donde Él te envía.
El Espíritu me insiste en que les diga que intercedan y oren por este tema. Intercedan por los lugares donde se congregan, para romper trabas demoníacas, para que los velos caigan, para que al Espíritu Santo se le dé lugar y se pueda manifestar libremente, para que las órdenes que no están guiadas por el Señor se acomoden dentro de las congregaciones, para que los pastores que se desviaron vuelvan al camino, para los que se olvidaron del primer amor se vuelvan a enamorar del Señor, para que estas estructuras de hombres caigan y se pueda manifestar la gloria de Dios y su plan sobre nosotros.
Bueno, amigos, una vez más he cumplido con entregar este duro mensaje, pero no tengo sangre en mis manos. Nos va a saludar acá mi esposo que va a aparecer en la pantalla. Mi pastor, Mándala. Él es quien comparte aquí los versículos bíblicos, el que chequea lo que estoy profetizando, el que acompaña en cada transmisión. Es mi esposo, y quien me pastorea, me corrige, guía, aclara a través de la Palabra. Él es mi autoridad terrenal que el Señor me ha colocado, maestro de la Palabra y pastor, llamado primeramente por el Señor, para bendecir a la iglesia.
Los amamos y les mandamos saludos desde Argentina. Escudriñen también estas palabras, mediten, pregúntenle al Señor. No crean todo lo que digo en un primer lugar, sino que sean sabios con cualquier vaso que esté en frente de ustedes.