El Señor te bendiga, amado hijo e hija de Dios. Hoy es 29 de enero del año 2024, y estoy aquí en esta oportunidad para dar palabra al pueblo, porque el Señor me dijo: «Hija, quiero darle de beber a mis hijos sedientos de mis aguas, que son las únicas capaces de calmar la sed.»
Yo (Noelia) estoy viendo en este momento a muchas personas que vienen juntas a un estanque a beber, desesperadas de tomar esas aguas que calmen su sed. Esas personas que yo estoy viendo son ustedes, que necesitan de la palabra viva de nuestro Dios hablante en estos últimos días.
El Señor dice: Sin mi palabra, hijitos, no van a poder resistir lo que viene.
Y yo (Noelia) veo que el Señor le abre los oídos a mucho pueblo que antes no podía escuchar su voz, y al abrirle los oídos a los que estaban sordos espiritualmente, empiezan a escuchar la voz de Dios en el medio de los terremotos que se dan sobre la tierra, en el medio de los tsunamis que están por venir, en el medio de los socavones, donde la tierra se hunde, tragando casas completas, autos e inclusive barrios; en medio de las guerras que están por desatarse y que todavía no se han revelado al mundo, pero que ya se están forjando en la parte espiritual.
Hijitos, dice el Señor, ustedes necesitan tener de esas aguas, que es mi Palabra, disponible todo el tiempo, mientras los juicios caen sobre la tierra, para que ustedes, al sentirse secos por causa de este desierto por donde van a pasar, por causa de esta prueba a través de la cual los voy a refinar, siempre tengan de ese vaso a mano para poder beber de mi palabra y que se sientan reanimados, reconfortados, y que tengan la guía para saber por dónde ir en medio de ese desierto.
Yo (Noelia) veo en una visión un desierto muy vasto, y una persona que va pasando por ese desierto se va sintiendo sumamente seco, como que se va deshidratando a medida que los pasos avanzan, a medida que esta persona camina ese camino desértico, que simboliza los dolores de parto por donde está pasando la tierra y por donde su iglesia va a caminar hasta que nazca ese bebé espiritual.
En medio de ese desierto tambien veo pequeños oasis a donde uno puede ir a beber de esas aguas que necesita para refrescarse, que necesita para tranquilizar su espíritu, para aquietar su alma.
El Señor dice que en medio de ese desierto de los tiempos finales vamos a necesitar de esas aguas para beber, y esas aguas son su palabra, pero no solamente su Palabra escrita, sino la palabra que llega por el Espíritu Santo de Dios, la palabra que Él habla por su Espíritu a nuestro espíritu, la palabra que Él nos habla inclusive a través de sus ángeles ministradores y que, entrando por nuestros oídos espirituales, da de beber a nuestro espíritu, alma y cuerpo.
Ustedes tienen que aprender a beber de esas aguas de la palabra continuamente, todos los días de sus vidas, dice el Señor, para nunca sentirse secos, para nunca estar deshidratados mientras están en este desierto.
Yo (Noelia) estoy viendo a Jesús en una visión cuando Él se fue al desierto a ayunar 40 días, y el Espíritu me dministra ahora que, aunque su cuerpo no estaba hidratado por un agua física —porque Él no estaba tomando agua en esos 40 días— su espíritu bebía continuamente de la palabra de Dios cuando Él estaba en el desierto. Entonces, esa agua que le llegaba por un medio espiritual, que era la palabra de Dios que Él recibía, también hidrataba su cuerpo y alma.
El Espíritu me revela que cuando Jesús estaba en el desierto ayunando, Él no bebía agua tampoco, además de no comer. La Biblia no lo aclara, pero eso entiendo por la visión que veo.
El Señor nos está enseñando a través de esta palabra viva, a traves de estas aguas espirituales que Él nos esta dando a beber, que cuando ayunamos, por más que sea un ayuno sin agua, si nosotros nos mantenemos leyendo la Biblia y tratando de escuchar al Espíritu Santo a a lo que el Señor nos quiere hablar a través de ángeles, estas palabras nos hidratan.
[Apocalipsis 1:1, RVR1960] La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.
[Hechos 7:53, RVR1960] Los que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
A veces los ángeles también hablan a los hijos de Dios. Esta es una manera en la que los ángeles ministran a los hijos de Dios. Hay muchas tareas que tienen los ángeles. El ministerio de los ángeles es variado, pero una de las cosas que los ángeles hacen es comunicar a los hijos de Dios algunas cosas que Él quiere decir o mostrar exclusivamente a través de ellos.
Cuando Jesús estaba ayunando esos 40 días en el desierto, su cuerpo no estaba recibiendo agua física, pero como Él estaba conectado con el Espíritu de Dios, esa palabra que Él iba recibiendo a través de lo que el Padre le iba hablando era lo que lo hidrataba, era lo que mantenía vivo su espíritu, alma y cuerpo.
Esto es una llave para cuando nosotros, los hijos de Dios, ayunamos.
El Señor dice que cuando ayunes sin beber liquidos, incluyendo agua, esto debe realizarse por la guía del Espíritu Santo, por todo lo que implica en el cuerpo. Cuando el Espiritu Santo te llama a realizar este tipo de ayuno, más debes permanecer noi solo en oración, sino tambien leyendo las Escrituras y escuchando lo que el Padre quiere ministrar a través de sus palabras por el Espíritu Santo, para mantenerte hidratado.
Si una persona ayuna de alimento y agua por el tiempo indicado por el Padre y se mantiene leyendo las Escrituras, que son palabra viva, esta persona se mantiene sostenido tambien corporalmente y no solo espiritualmente a través de esas aguas que son la palabra del Señor.
Sin embargo, si una persona está ayunando y se abstiene de alimento y agua, pero no lee la Palabra y no ora para mantener el arroyo del Espíritu Santo fluyendo en su vida, y no abre sus oídos para recibir lo que el Señor le quiere ministrar, entonces no solo su espíritu se va secando en ese ayuno, sino tambien su alma y cuerpo, y el ayuno se puede complicar por no beber en lo físico ni en el espíritu. Entonces no hay forma de que esa persona esté hidratada.
Cuando una persona ayuna, es clave que el ayuno vaya acompañado de la lectura de la Palabra y de la oración.
Eto es una respuesta para varios de ustedes a los cuales el Espíritu Santo estaba llamando a ayunar, pero cuando lo hacían no tenían en cuenta la importancia de mantenerse en oración y en comunión con el Señor, bebiendo de esas palabras de la Escritura y de lo que Él te quiere hablar a través de su Espíritu Santo.
Yo sigo viendo un pueblo sediento, un pueblo que se siente seco en este tiempo de tribulaciones, de angustias, de pruebas, de enfermedades, en este tiempo difícil económicamente, políticamente, en medio del zarandeo.
El Espíritu Santo me muestra que muchos sienten que hasta la piel de sus cuerpos seca y se preguntan por qué. No solamente se sienten secos en sus espíritus, sintiendo una sequedad en su ser, sino que hasta su cuerpo realmente necesita hidratarse más, y su piel manifiesta manifesta esta deshidratación.
El Espíritu Santo dice que hay una deshidratación espiritual, y hay una deshidratación física. No solo el cuerpo se deshidrata cuando un hijo de Dios no bebe agua física, soino también cuando su espíritu está seco porque no bebe de la Palabra del Señor, que es el agua espiritual.
En este tiempo, el Señor está aconsejando a su pueblo que beba la suficiente agua para que el cuerpo se mantenga hidratado y pueda limpiar las contaminaciones que traen los alimentos, como metales y otras impurezas. Es necesario mantenernos hidratados, tomando la cantidad de agua que necesita nuestro cuerpo, lo cual es diferente para cada persona. Tenemos que pedir sabiduría al Señor y consejo al Espíritu Santo, para que nos revele cuánta agua necesita tomar cada uno de nosotros durante el día.
En este tiempo el diablo ha enviado enfermedades renales, para ver si fuera posible que entren en los hijos de Dios, y por lo cual es necesario que cuidamos aún más nuestra hidratación para que nuestros riñones se mantengan limpios y capaces de filtrar lo que deban, porque los estoy viendo como el filtro de un auto. Los riñones son los órganos que filtran la mugre en nuestros cuerpos. Pero si los riñones no cuentan con suficiente agua para transportar esa mugre filtrada y expulsarla del cuerpo, entonces la mugre se queda en el cuerpo y nos va contaminando. la sangre se vuelve más espesa, más pesada, y esto acarrea diversas enfermedades.
Una vez enfatizada la importancia de tomar agua física, el Señor está hablando ahora de la importancia de beber del agua espiritual.
Muchos de ustedes están bebiendo la suficiente agua fisica, que sus cuerpos necesitan, dice el Señor, pero no están bebiendo de la suficiente agua espiritual, que su espíritu necesita.
Como somos alma, cuerpo y espíritu, y las tres cosas están conectadas entre sí, lo que le falta al uno afecta a los otros dos. Los tres forman un mismo ser, que somos nosotros, y trabajan unidas y conectadas entre sí. Por lo tanto, hay que ocuparse de las tres.
La Palabra dice:
[1 Tesalonicenses 5:23, RVR1960] Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Yo estoy viendo ahora un cordón de tres dobleces, y el Espíritu me dice que esto no solamente representa a un matrimonio, que en el medio está el Señor como número tres, y no solamente representa al Padre, Hijo y Espíritu Santo, sino que también nos representa a nosotros como la creación del Señor: cuerpo, alma y espíritu. Y estas tres partes tienen que estar fuertes.
[Eclesiastés 4:12, RVR1960] Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Si uno de los tres dobleces que forman el cordón se afloja, debilita a los otros dos y, con eso, al cordón entero, porque son intimamente conactados.
El Señor llama a sus hijos a beber la suficiente agua espiritual. Ustedes se preguntan quizas: «¿Cómo se bebe el agua espiritual?» Muchos de nosotros estamos bebiendo mucha agua en lo físico, pero igualmente nuestra piel se está secando. Nuestro físico y espíritu se sienten secos, porque no estamos bebiendo la suficiente agua espiritual.
El agua espiritual se bebe cuando abres tu Biblia y empiezas a leer de esas palabras que están vivas, que son espíritu y que ingresan en tu espíritu. No solamente son como pan que te alimenta, sino tambien como agua que te hidrata. Esta hidratación del espíritu impacta al alma y al cuerpo, y vas a ver cómo a medida que vayas bebiendo aún más de estas aguas espirituales de la Palabra escrita, vas a ver un cambio en tu cuerpo físico.
Lo que la Biblia dice es literal.
[Proverbios 3:8, RVR1960] Porque será medicina a tu cuerpo y refrigerio para tus huesos.
Cuando nosotros leemos la Palabra escrita, es como si nos sentáramos a comer. Si la leemos en la mañana, es como si desayunáramos.
Cuando se sientan a leer la Palabra o la están escuchando, sus espíritus están siendo alimentados. Esa Palabra funciona no solo como un pan, sino también como el agua que sus espíritus necesitan beber. Cuando ustedes le dan de beber a su espíritu a través de esta Palabra poderosa, viva y eficaz, entonces el espíritu afecta e impacta al resto de las partes que conforman nuestro ser, y este cordón se va fortaleciendo más y más mientras nosotros de esta Palabra, que también funciona como medicina y refrigerio para nuestro cuerpo y huesos.
Estoy viendo ahora a una persona que mira al cielo, y del cielo baja agua como una catarata. Esta persona está desesperada y tiene mucha sed de beber de esas aguas cristalinas y limpias, como de un manantial.
El Señor dice que su Palabra que baja del cielo tiene una pureza del 100%, que no se puede comparar con ningún tipo de agua de manantiales, por más pura que sea. Si crees que tomando agua física te va a alcanzar para hidratarte en tu cuerpo y espíritu, estás equivocado. Si no lees la Palabra, vas a estar hidratado, pero en un porcentaje, nada más, y te va a faltar el resto de la hidratación que tu ser necesita para no estar seco.
Ahora que están escuchando y recibiendo esta palabra que Yo hablo por este vaso, dice el Señor, están bebiendo de mi palabra santa, y aunque no puedan sentir nada, están siendo hidratádos completamente en sus almas, cuerpos y espíritus.
Ustedes están siendo sabios, dice el Señor, porque hay una parte de la iglesia que no cree en la palabra profética. Hay una porción demasiado grande que no cree que hay profetas en estos días, que no cree que Él habla a través de sus vasos y de sus bocas, que cree que los profetas fueron solamente hasta Juan, interpretando mal las Escrituras.
Ellos son los que muchas veces se sienten deshidratados, demasiado secos, incompletos, como si les faltara algo. Y en algún momento de su camino espiritual, se sienten estancados y hasta retroceden, porque les falta algo, porque nunca sus espíritus son saciados de esta agua que Él tiene para darles.
No es que esta agua no está disponible, no es que esta fuente se termine, porque el agua de vida que el Señor quiere darnos a través de su palabra es una fuente inagotable, que siempre está disponible, sin importar la cantidad de personas que beban. No es que Él no la quiera dar, sino que los incrédulos no toman de esa bendición.
El corazón del Señor se duele por esto. A Él le gustaría que todos sus hijos beban de estas aguas, que todos sus hijos estén alimentados a través de su pan, hidratados a través de la palabra que Él les quiere hablar por el Espíritu Santo, a través de profecía y a través de todas las formas que Él utiliza para hablar a sus hijos.
El Señor dice que en estos últimos tiempos se van a abrir las compuertas de los cielos de par en par para que baje esa agua fresca que estaba preparada para estos últimos días, por cause de que los hijos de Dios vamos a tener que pasar en mediio de los dolores de parto.
Hijitos, dice el Señor, prepárense, porque la cantidad de agua que les voy a dar de beber a mis hijos en estos últimos días se incrementará. Voy a llenar a muchos vasos vacíos con palabras proféticas, no solamente para que esos vasos tomen de esas aguas, sino para que le den de beber a más y más ovejas sedientas.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora como el Señor lleva a su rebaño de ovejas hacia un arroyo para que ninguna de ellas se quede con sed. Una vez que las ovejas comieron del pasto verde, el Señor las lleva y las guía amorosamente y firmemente a ese arroyo para que beban.
Hijito, hijita, dice el Señor, no te quedes sin beber de esta agua de los últimos días.
Yo (Noelia) estoy viendo que muchos de ustedes ahora están diciéndole al Señor: «Dame de beber. Señor, tengo sed. Dame de esas aguas que saltan para vida eterna».
[Juan 4:7-15, RVR1960] Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
Muchos de ustedes tienen que venir a mí y buscar la comunión con el Espíritu Santo, dice el Señor, para que nunca tengan sed.
Una de las cosas que está pasando en la iglesia es que, aunque ustedes a veces leen la Palabra, igualmente se sienten secos y se quedan con sed. Y esto es porque no aprendieron a tener una relación con el Espíritu Santo, porque no aprendieron a seguir su guía. La Palabra dice:
[Romanos 8:14, RVR1960] Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Por lo tanto, el que está sin guía se siente semejante a un huérfano que lo dejaron solo y que está como un ciego que anda tanteando con su bastón lo que está delante de él, pero no lo ve con certeza.
Así son los que les falta la guía del Espíritu Santo, dice el Señor, los que no saben escuchar su voz. Y esto no solo está disponible para los profetas.
[Juan 10:27-28, RVR1960] Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Ese es el problema que muchos de ustedes están teniendo en estos tiempos. Hacen lo que tienen que hacer, cumpliendo sus deberes cristianos. Oran, leen la Palabra, cantan alabanzas al Señor, ayunan, están en comunión con otros hermanos y hacen la obra de un cristiano, pero como no saben escuchar la voz del Pastor, siempre sienten que les está faltando algo. Y como no saben escucharlo, no saben cómo seguirlo. Porque, ¿cómo van a seguir al Pastor si son sordos y no pueden escuchar que los está llamando? No es que el pastor no te diga por dónde tienes que ir, sino que tu no aprendiste a escuchar su voz.
En estos últimos días, lo que les pasa a muchos de ustedes es que desde hace 5 o incluso 40 años que van a la iglesia y nunca aprendieron cómo es la voz del Pastor. Nunca aprendieron a seguir la guía del Espíritu Santo. Aprendieron a escuchar la voz de sus pastores terrenales quizás y a seguirlos a ellos, pero no la voz del Pastor celestial, del Pastor de los pastores, de Jesús de Nazaret.
Si la oveja está sorda o no reconoce cómo es la voz del pastor, ¿cómo puede seguirlo? ¿Cómo puede responder a ese llamado? La oveja va a estar perdida. Se va a meter en lugares peligrosos. No va a saber para dónde tiene que ir. No va a reconocer cuál es su redil.
La voz del pastor es crucial para que la oveja se mantenga protegida, para que la oveja sepa hacia dónde caminar, para que cuando venga el lobo y quizás la lleve por terrenos peligrosos y el pastor la llame, entonces sepa para dónde tiene que escapar.
Eso es lo que le está pasando a muchos de ustedes. Les está faltando el agua espiritual. No están escuchando la voz del Pastor.
[Juan 10:27, RVR1960] Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
Así que en este tiempo hay una tarea que tiene que hacer el pueblo del Señor que todavía está sordo espiritualmente y se coloca debajo de direcciones de hombres y mujeres en primer lugar, porque no conoce la voz de su Pastor, porque no oye la voz de su Pastor, cuando en realidad debería ser al revés. Primero tendrías que escuchar y obedecer la voz de tu Pastor celestial, para que Él te diga a cuáles voces humanas tienes escuchar y seguir, y asi crecer, y asi saber cuál es tu redil, cuál es tu lugar, y asi saber a dónde debes que caminar.
Así que esta es otra de las razones por las cuales ustedes están tan sedientos y nunca se sienten plenos y llenos. Nunca es suficiente. Siempre les falta algo en su vida espiritual. Y es que no aprendieron a escuchar la voz de su Pastor a través del Espíritu Santo de Dios.
Muchos de ustedes tienen que ir a la intimidad con el Señor, donde todos los hombres se callan, donde hay silencio, allí en la intimidad de tu habitación, donde tu espíritu puede relajarse y calmarse, donde las aguas agitadas pueden aquietarse, en esa tormenta que se calma, vas a poder empezar a reconocer la voz del Espíritu Santo en tu vida, y aprendiendo a escucharla, vas a comenzar a beber de esas aguas que necesites, gota a gota. Es alli, cerraando la puerta en tu cuarto secreto, haciendo silencio y pidiéndole al Señor que te hable, que te revele, que te muestre, que te guíe, para saber qué debes hacer. Alli vas a empezar abrir de a poquito esa canilla y beber.
Pero muchos de ustedes están acostumbrados a ir a la congregación, y con eso cierran su vida cristiana. Para muchos de ustedes, ser cristiano es ir a una iglesia, congregarse en algún lugar, y ahí termina todo, cuando en realidad primero deberíamos aprender a relacionarnos con el Espíritu Santo en la intimidad, en lo secreto, para que después vayamos, bajo su guía y su compañía, a congregarnos, a hacer buenas obras, a tener fruto abundante. Porque sin su guía, el árbol no es regado y no crece, y también se seca.
Así que, hijitos, aprendan a escuchar mi voz, dice el Señor. No pueden depender de los hombres continuamente, cada día, 24 horas de sus vidas.
Yo (Noelia) estoy viendo ahora que muchos de ustedes buscan una voz profética para que les dé de beber, sin buscar primero la voz del Espíritu Santo a solas en sus lugares secretos. Y entonces, esto los vuelve dependientes continuamente de los hombres y no de Dios. No estoy diciendo que esté mal que los hombres te den de beber por el Espíritu Santo, porque también hay instrumentos y vasos que hidratan a otros vasos y imparten a otros vasos, y todos nos edificamos entre todos.
Pero el problema es que tus prioridades están mal, y esa es una de las causas por las cuales sientes que te falta algo y que siempre dependes de congregarte en primer lugar con los hombres y no con el Espíritu de Dios, volviéndote dependiente de las voces humanas, dependiente del que recibe palabra profética, cuando en realidad la Biblia dice que todos pueden profetizar.
[1 Corintios 14:31, RVR1960] Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
Hijitos, abran sus oídos, dice el Sen1or. Hijitos, estoy aquí, con la jarra preparada para darles de beber. Abran sus bocas para que los hidrate y los vivifique a través de esta palabra viva y celestial. Pero muchos de ustedes no están tomando porque hay incredulidad, y cuando ustedes no creen que el Señor les quiere hablar, es como alguien que en vez de abrir su boca para que le den de beber, la mantiene cerrada. No es que la jarra no esté ahí, lista para verter esa agua en ti, sino que tu no abres la boca para beberla.
Así funciona la incredulidad: El que no cree no bebe. El que no cree no come. El que no cree no ve milagros, señales y prodigios en su vida.
Qué triste es esa vida sin la manifestación del Espíritu Santo de Dios. Qué triste que es ver a tantos hijos de Dios secos, como árboles en un bosque que se van secando porque no tienen agua para beber.
El Señor quiere darle de beber al bosque de su iglesia más que nunca en estos últimos días, para que cuando el viento sople sobre ellos en una forma huracanada, ya estén hidratados y este viento no los seque…
La transmisión se interrumpió repentinamente aquí por un corte de luz.