En esta ocasión, Dios quiere hablarle a su pueblo para que sepa lo que ha de venir, para que no esté en tinieblas, para que no se sienta como alguien que está en un cuarto con la luz apagada, sino como alguien que es avisado y se prepara.
El Espíritu de Dios te dice hoy:
Hijitos, tengan presente que Yo estoy en todas las cosas, que mi mano se mueve en cada área de la vida del hombre, incluso en aspectos donde muchos piensan que no me muevo. Sin embargo, ahí estoy Yo, porque si subieran al cielo, ahí estaría Yo; si bajaran debajo de la tierra, también podrían encontrarme; si fueran al espacio, también allí habito Yo, dice el Señor. No hay lugar donde Yo no esté presente.
Todo lo creado habita en mí. Yo soy el Padre eterno. Yo soy el Dios de Israel: el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Yo soy el Dios de los vivos, dice el Señor, y ellos habitan en mí por causa de la fe en el Mesías.
[Mateo 22:32] Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Hijitos, tengan esperanza, dice el Señor, porque estoy moviendo mi mano fuerte y extendida sobre el mundo para que mi plan perfecto, preparado desde antes de la fundación del mundo, se cumpla. No hay cosas que sucedan al azar.
Noelia: El Señor aclara esto porque el Espíritu me está revelando ahora que algunos de ustedes piensan que hay cosas que son por casualidad, que hay cosas que suceden por azar, cuando en realidad el Señor tiene presencia en cada milímetro del espacio y del tiempo. Es un Dios que lo abarca todo. Es un Dios que tiene facultades que van más allá de nuestra comprensión limitada, porque somos vasos de barro, creados por su propia mano, uno por uno, hechos en detalle como obra perfecta de su inteligencia.
Hijitos, pregunta el Señor, ¿cómo pueden pensar que hay cosas en las que Yo no estoy? ¿Cómo pueden pensar que si se cae un vaso y se rompe, Yo no lo sé? ¿Cómo pueden pensar que hay cosas que les suceden a sus hijos de las cuales Yo no estoy enterado? Eso es porque aún no han conocido las profundidades de mi ser y el alcance de mi poder.
Hijitos, hijitos, aún no han entendido cómo soy Yo, dice el Señor. Por eso les hablo y les hablo, para que quizás puedan dimensionar a quién se están dirigiendo cuando oran, para que quizás puedan recapacitar sobre la autoridad que me caracteriza. Porque cuando ustedes hablan al Rey de reyes, no siempre están conscientes de con quién están hablando, de a quién se están dirigiendo.
Sí, soy un Dios amoroso, dice el Señor. Soy un Dios comprensivo y paciente. Soy un Dios que sabe esperar al que se equivoca. Soy un Dios que no se cansa de que te caigas cientos de veces y vuelvas a levantarte.
Yo no soy de los que abandonan a sus amigos la primera vez que fallan, dice el Señor, y mis pensamientos no son como los pensamientos de ustedes; van mucho más allá. Son mucho más altos que los de ustedes. Superan toda sabiduría que pueda tener un hombre.
Cuando ustedes a veces están pensando sobre una pregunta en sus corazones, antes de que la pidan, Yo ya la sé y tengo preparada la respuesta para ustedes, dice el Señor. Pero muchas veces no me creen, y es la fe la que abre las puertas de los cielos para que esas respuestas bajen y ustedes puedan adueñarse de ellas.
Muchas veces ustedes oran, me piden cosas y hacen preguntas, y, en algunos casos, Yo inmediatamente envío la respuesta. Pero cuando ese sobre está bajando y está cerca de ustedes, dejan entrar la incredulidad, la duda, los miedos, o no se sienten dignos de recibir esas respuestas.
Entonces, ese sobre que ya estaba casi llegando a sus manos encuentra una pared espiritual. Se choca contra ese obstáculo por causa de la incredulidad, la duda, los miedos, o por sentirse indignos de recibir esas respuestas. Y como no encuentra una puerta abierta para entrar, se vuelve para arriba al cielo.
Tienen que entender cómo son las cosas espirituales, dice el Señor, porque ahora están en un tiempo intensamente espiritual, donde detrás de lo que sus ojos carnales pueden ver se mueven entidades espirituales del bien y del mal permanentemente. Es un tiempo en el que suceden cosas que sus ojos carnales no pueden ver.
No se trata solamente de lo que se ve, dice el Señor. No se trata solo de lo que sus ojos físicos pueden ver y de lo que sus manos pueden tocar. Hay mucho más detrás de eso. Hay todo un mundo espiritual que se superpone a esta dimensión física, dice el Señor, y mis hijos muchas veces lo olvidan porque son carnales, y los carnales no entienden las cosas espirituales. Para ellos, son una locura.
Por eso tengo que recordarles a los míos que hay cosas pasando que ellos no pueden ver en lo físico, dice el Señor, pero eso no significa que no estén pasando. Recuerden, hijitos, que Yo soy Espíritu, y que ustedes no puedan verme no quiere decir que Yo no exista, que Yo no esté ahí.
Por lo tanto, lo que es espiritual se eleva por encima de lo material, dice el Señor. Y al ser Yo espíritu, tengo capacidades de las cuales ustedes a veces se olvidan.
Por ejemplo, cuando ustedes oran, dice el Señor, que no me puedan ver parado al lado suyo no significa que no tenga la capacidad de escucharlos, porque soy espíritu. Estoy ahí, sin necesidad de presentarme de forma material, porque mi Espíritu está en todos lados, en todo lugar, en todo tiempo, y todo lo que existe está en mí.
Por lo tanto, hijitos, este es un llamado hoy a que lean en las Escrituras de qué se trata el mundo espiritual, a que pongan sus ojos arriba y no abajo, a que se concentren más en las cosas celestiales que en las cosas materiales, a que recuerden cuáles son las capacidades de este Dios eterno al que dicen que sirven.
Si ustedes no tienen esto presente regularmente, es fácil que su fe sea robada, porque la fe mueve cosas en el mundo espiritual que después provocan cambios en el mundo material. Por eso dice la Palabra que es por fe y no por vista.
[2 Corintios 5:7] Porque por fe andamos, no por vista.
Hijitos, fortalézcanse en esta palabra que les hablo hoy, dice el Señor, para que cuando sus ojos físicos vean lo que viene sobre el mundo, que es muy fuerte y en todos los aspectos de la vida del hombre, estén cimentados, arraigados y fortalecidos en lo que no se puede ver, y no les falte la fe para entender que lo que les espera es mucho mayor que lo que se ve, y que esta tribulación solo será un tiempo momentáneo que, comparado con lo que les espera en la eternidad y que es espiritual, no significa absolutamente nada.
[Romanos 8:18] Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Hay una dimensión que ustedes desconocen, pero que es completamente vasta y llena de cosas que ni se imaginan.
Noelia: El Espíritu me hace entender que Jesús tuvo que reducir la cantidad de revelación que les habló a sus discípulos en ese momento, porque no eran capaces de comprender. Si les hubiera contado realmente en qué consiste el mundo espiritual, no lo habrían creído y habrían rechazado al Mesías, porque los discípulos eran carnales y su mente no estaba lista para comprender lo que el Señor les hubiese hablado.
Por eso el Señor Jesús les dijo:
[Juan 3:12] Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Hijitos, dice Dios, esas cosas que Jesús no habló en ese momento las dejé reservadas para que, cuando haya un pueblo entendido y preparado en las cosas espirituales, pueda revelárselas y darle de ese pan que los discípulos que caminaron con Jesús no tuvieron el beneficio de comer.
Pero este es el tiempo en el que voy a abrir los ojos a un pueblo que es espiritual y no carnal, dice el Señor, a un pueblo que tiene sed de que sus ojos sean abiertos y de recibir revelaciones de los misterios de los cielos. Este es un tiempo en el que se desbloquean profecías bíblicas que no se podían entender hasta ahora, porque estaban selladas.
Por eso nacieron tantas doctrinas erróneas: porque los hombres quisieron interpretar sin revelación santa profecías que nadie podía interpretar en ese tiempo, porque estaban selladas. No estaban escritas para ser entendidas en tiempos pasados, sino en estos tiempos.
Por eso le estoy abriendo los ojos a los míos, dice el Señor, porque llegó el tiempo en que muchas profecías escritas hace miles de años, que los ángeles esperaron con paciencia para ver que se cumplan, se van a cumplir en estos días. Los ojos de los míos se van a maravillar y van a decir: «¡Aleluya! Alabado sea el Señor de las alturas, que cumple lo que dijo. Alabado sea el Señor, porque se cumple lo que estaba escrito».
Prepárense y preparen sus corazones, dice el Señor. Manténganse en oración, movidos por el Espíritu Santo y caminando de una manera más espiritual que carnal, para ser aptos de recibir estas revelaciones, porque el hombre natural no entiende las cosas del Espíritu.
Tienen que ser espirituales para poder recibir lo que les quiero revelar para estos días y para poder digerir esos misterios ocultos, guardados y sellados para ser abiertos y entregados en estos últimos días.
Pero el que siga en la carne, el que sea más carnal que espiritual, el que no desarrolle los sentidos espirituales, el que no tenga una vida íntima con el Espíritu Santo, no va a poder participar de este pan celestial que estoy repartiendo en este tiempo.
Así que, hijitos, dice el Señor, prepárense y entiendan que hay todo un mundo detrás de lo que sus ojos pueden ver. No se obsesionen con estas cosas, pero sí mantengan un balance, con los pies en la tierra y la mirada al cielo.
Muchos de ustedes están desbalanceados hacia la carnalidad. Solo se fijan en lo físico. Solo creen lo que sus ojos ven, lo que sus oídos escuchan, lo que sus manos tocan, lo que sienten en el cuerpo. Eso es lo que toman en cuenta para dirigirse en estos días. Sin embargo, esa vida física debe estar fundamentada en una vida espiritual.
Abran los caminos a través de la oración, dice el Señor. Practiquen las cosas espirituales. Ayunen para estar más en el espíritu y menos en la carne. Dedíquense a servir a las almas en lo espiritual. Intercedan juntos, operen en los dones espirituales juntos y sus ojos serán maravillados.
Pero si no le dan lugar al Espíritu de Dios, aunque habita en todos lados, no va a poder moverse y manifestarse en poder para que ustedes vean señales, prodigios, milagros, sanidades y las cosas que sus corazones desean.
Noelia: Estoy viendo a los apóstoles cuando estaban juntos, cuando oraban y ayunaban juntos, cuando buscaban a Dios juntos y hablaban sobre las cosas espirituales. El Espíritu Santo venía y se manifestaba en esas reuniones, porque ellos hablaban en lenguas, profetizaban, oraban por los enfermos, buscaban a Dios y le pedían al Señor que se manifieste en sus vidas con poder y gloria.
Ellos creían en estas cosas y anhelaban la manifestación del poder de Dios a través de esas señales. Ellos valoraban la manifestación de los distintos dones del Espíritu Santo, lo que era algo regular y normal entre ellos.
Ellos también tenían discernimiento para saber qué cosas venían de Dios y cuáles no, porque entrenaban ese discernimiento a través de la oración y de estar juntos. Conocían bien las Escrituras y aplicaban lo que el Señor les decía.
Pero hoy en día, solo un remanente camina de esa manera.
Ahora veo en una visión una torta grande, que representa la iglesia del Señor Jesucristo. De esa torta se saca una sola porción, y esa porción representa a los que caminan en el poder del Espíritu Santo de Dios y que realmente se mueven en las cosas espirituales y las conocen.
El resto de la torta son los que no conocen las cosas espirituales, los que no creen en el mover de Dios, los que no le dan lugar a la manifestación del Espíritu de Dios a través de los dones espirituales, los que dicen que los profetas y los apóstoles ya no existen, los que condenan a los que se mueven por el Espíritu, los que rechazan los sueños, las visiones, las profecías, y que muchas veces hasta ven la Biblia como una fábula de cuentos.
El Espíritu me dice que si esa torta tuviera ocho porciones, solo una de ellas es el remanente que está vivo en las cosas espirituales. El resto es como un árbol seco.
Hijitos, no permitan que estas cosas les pasen. Muévanse en las cosas espirituales. Crean lo que está escrito. Anhelen los dones espirituales que están nombrados en 1 Corintios 12.
Hablen en lenguas, porque cuando uno habla en lenguas, una de las cosas que pasa es que uno habla misterios por el Espíritu. Anhelen poder interpretarlas. Anhelen profetizar para edificarse unos a otros. Es clave en estos tiempos que crean en la profecía y que la practiquen, porque todos pueden profetizar, uno por uno, mientras los demás juzgan.
[1 Corintios 14:31] Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
Es necesario que me den lugar para que Yo pueda hablar a través de cada uno de ustedes en estos días, para que puedan entender lo que sucede en sus vidas, en sus congregaciones, en sus naciones y en el mundo en general.
Tiene que haber un resurgir profético, dice el Señor, porque no es que Yo no quiera hablarles a las otras siete porciones de la torta, sino que son los que forman parte de estas porciones los que me cierran la puerta.
No es que Yo quiera hablarle solamente a una porción pequeña de los que son míos, dice el Señor. Quisiera que todos pudieran profetizar, pero no lo creen, no tienen fe y dudan. Comen ese pan de incredulidad de aquellos líderes a los que no les conviene que ustedes profeticen, porque de lo contrario sus pecados y sus obras muertas quedarían expuestas.
Yo quiero hablar a través de tu boca, dice el Señor. Yo mismo quiero enseñarte directamente, a través de mi Espíritu que puse en ti.
Crean y denle lugar al Espíritu, que quiere moverse en sus vidas poderosamente y traer renovación a sus ambientes, dirección, confirmación, para que lleven fruto y fruto abundante.
Si ustedes no le dan lugar a la manifestación y a la guía del Espíritu Santo en sus vidas, los frutos que van a llevar serán frutos para la carne, no frutos eternos. Serán frutos para los hombres, pero no para mí, dice el Señor. Lo que van a hacer serán obras muertas y sin vida, porque no estarán hechas bajo mi guía.
Si realmente quieren ver eventos milagrosos en sus vidas y tener testimonios fuertes, tienen que darme lugar. De lo contrario, si únicamente siguen la guía de los hombres que no están guiados por mi Espíritu, no van a ver los milagros que están escritos. No van a tener testimonios de obras vivas. Eso es una vida muy seca y aburrida.
Busquen la manifestación del Espíritu de Dios y pidan discernimiento, dice el Señor, porque que existan manifestaciones del poder del diablo no quiere decir que todo venga de él. No subestimen las cosas celestiales solo porque existan las infernales. Simplemente separen las aguas. Desechen lo malo y quédense con lo bueno, con lo verdadero, con lo que edifica, con lo que levanta, con lo que sana, con lo que restaura, con lo que trae salvación.
Crean, dice el Señor, porque en este tiempo el Espíritu de Dios está buscando corazones abiertos y vasos disponibles para derramarse en ellos, para que me pueda manifestar en sus vidas.
Si quieres ser uno de ellos, primero tienes que creer que quiero hacerlo, y que quiero hacerlo a través tuyo, tanto como quiero hacerlo a través de tu hermano. Ábrete como una flor dispuesta a recibir el sol, dice el Señor. No te cierres.
Vengan a mí, hijitos. Vengan a beber de la fuente de la vida, de la fuente de poder. Déjenme moverme a través de ustedes y glorificar mi nombre a través de sus bocas. Déjenme limpiarles mientras esto pasa, para que estos vasos útiles estén transparentes y el agua derramada en ellos se mantenga cristalina.
Avancen en las cosas espirituales y no duden, hijitos. Practíquenlas por fe. Pídanme que los asombre. Pídanme que sea Yo mismo quien les abra los ojos a estas cosas y les muestre lo que se mueve detrás de lo que no pueden ver. Y recuerden que no les voy a dar una carga mayor de la que puedan llevar.
Noelia: Este ha sido un regalo de fe. Estoy viendo un pedacito de pan, un impulso de fe que muchos de ustedes necesitaban en este momento. El Espíritu les dice que estudien en la Biblia la manifestación del poder de Dios; de qué maneras está escrito que se manifestó el Espíritu de Dios; cuáles son los milagros que acontecieron; cuáles son las sanidades; cuáles son los dones espirituales que otorga el Espíritu Santo.
Lean sobre los ángeles, sobre los principados, sobre todas las cosas espirituales que menciona la Biblia, porque esas no son letras que quedaron ahí escritas en el papel. Son realidades que existen en el mundo espiritual. Y con toda duda que tengan, vengan a mí, porque Yo soy el Señor de las respuestas.
Noelia: Pero estas respuestas el Señor las va a dar en el cuarto secreto, cuando lo busques a solas en oración, concentrado en entender lo que Él te quiere mostrar, lo que Él te quiere hablar. Es allí, en la montaña de tu intimidad, donde el Señor te va a responder lo que le estás preguntando.
Hay una parte que tienes que hacer tú. El Señor quiere relacionarse contigo y que sea un ida y vuelta, una pregunta y una respuesta, una pregunta tuya y una respuesta de Dios, pero también una pregunta para ti de parte de Dios y una respuesta de tu parte.
Podemos ver en la Biblia cómo el Señor le hacía preguntas a sus siervos y les decía, por ejemplo, «¿Qué ves, Jeremías?». Jeremías le respondía y el Señor le volvía a preguntar. O cómo el Señor le dio a David la opción de elegir entre distintos juicios.
El Señor también hace preguntas a sus hijos, porque Él quiere una comunicación que no sea de un solo lado. No es un monólogo hablar con Dios, sino una comunicación bilateral. Esto es lo que el Espíritu me trae ahora, para que ustedes busquen en su intimidad esa comunicación de doble vía y, con el tiempo, la desarrollen más y más.
[Jeremías 1:11-12] La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
Entiendan que hoy el Señor habla de la misma manera a sus siervos y a todo aquel que lo busque, porque el Espíritu de Dios habita adentro tuyo y quiere hablarte y quiere guiarte. Pero tienes que creerle y darle lugar.
Derrama de tus dones ahora sobre tu pueblo, Señor. Entrega en este momento piedras preciosas a todo aquel que hoy, a través de esta palabra, abrió su corazón para recibir y creyó que todos los dones mencionados en 1 Corintios 12 son lo que el Espíritu Santo de Dios sigue entregando hoy a su iglesia.
Reparte, Padre, don de profecía. Reparte don de ciencia. Reparte don de sabiduría. Reparte lenguas dadas por el Espíritu Santo y distintos géneros de lenguas. Reparte interpretación de lenguas, Padre. Reparte sanidades. Reparte milagros. Reparte discernimiento de espíritus. Reparte cada don, amado mío, a cada uno de los que lean. Reparte fe, amado mío, en el nombre de Jesús.
Equipa a tu iglesia ahora, Señor, y a todo aquel que sabía que tenía el don de profecía pero no lo usaba. Te pido que le impartas denuedo y valentía ahora y que eches fuera toda incredulidad, toda duda, todo miedo satánico que frena a los tuyos, Señor. Porque ¿qué es más hermoso que escuchar tu voz, que nos hables, que nos dirijas, que nos corrijas? Es hermoso no estar a ciegas y no estar sordo. Gracias, Padre, por hablar a tu pueblo.
Veo ahora gente que empieza a hablar en lenguas, gente que ha sido desbloqueada para que el don profético empiece a fluir. El don ya estaba ahí, pero estaba detenido por causa de tu incredulidad.
Aceptamos ahora la manifestación de tu Espíritu Santo en nosotros, Señor. La iglesia de los últimos días es una iglesia de poder, fundamentada en la Palabra, pero que también se mueve en el poder de Dios.
[1 Corintios 4:19-20] Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
Ambas cosas son importantes, y es necesario mantener un equilibrio entre lo carnal y lo espiritual.
Gracias, Señor, por este impulso. Gracias, Señor, por la valentía que estás impartiendo ahora a tus hijos y por la sabiduría para que sepan usar estos dones espirituales.
Ahora escucho la palabra «justicia» y veo una balanza y un martillo que golpea.
Es justo que mis hijos caminen en poder y no solo hablen, dice el Señor. Es justo que mis hijos incluso se manifiesten en un poder mayor que el de los hijos del diablo, que sí creen en sanidades, en milagros y en poderes espirituales. Y es justo que los míos cumplan mi Palabra y hagan obras mayores.
Créanlo, hijitos, dice el Señor, porque esto es para los últimos días y lo van a necesitar. Denle espacio en sus reuniones grupales al mover del Espíritu Santo y a la manifestación de estos dones. No tengan miedo. Pesen todo acordes a la Palabra, dice el Señor, pero no me pongan freno.
Avancen con poder, destruyendo las obras de las tinieblas. Echen fuera demonios. Impartan el poder que les doy, porque Jesús dijo que cuando reciban al Espíritu Santo, recibirán poder y me serán testigos hasta los confines de la tierra.
No sean como el que habla, pero no sabe de lo que habla. Si aprenden a caminar en las cosas espirituales, van a ser mis testigos de verdad, porque me van a vivir en sus vidas. No van a hablar como aquellos que no saben, que nunca experimentaron, que no conocen.
Tengo mucho preparado para ustedes, pero tienen que abrirme la puerta de la fe y defender lo que les doy con la espada del Espíritu. Y cuando viene alguien que los quiere frenar para que sean como un cadáver, sin vida, defiendan lo que les he dado —hablando de estos dones espirituales— con lo que dicen las mismas Escrituras.
No permitan que el diablo les robe lo que les he dado. Anhelen avanzar de nivel en eso que les he dado. Porque hay distintos niveles de profecía, distintos niveles de lenguas y de interpretación de lenguas, distintos niveles de discernimiento de espíritus, distintos niveles de ciencia, de sabiduría, de fe, de sanidades, de milagros.
Hay distintos niveles. Algunos de ustedes están en la base de la escalera, pero Yo quiero que suban, dice el Señor. Es por fe, es por obediencia, es por práctica, es con oración que se sube esa escalera. No frenen. He sido Yo el que los envío, dice el Señor.
Noelia: Veo que muchos de ustedes están interesados en estas palabras proféticas porque están desesperados por nadar en una pileta espiritual cristalina y pueden ver que a través de estas palabras se manifiesta el poder de Dios. Pueden ver que son palabras vivas y no muertas. Pueden discernir que es el Espíritu de Dios quien les habla.
Muchos de ustedes están desesperados por comer este pan fresco, este maná sobrenatural que viene del cielo, porque no tienen otro lugar y todas las otras fuentes en su vida diaria están secas. Pero el Señor quiere que ustedes se conviertan en una fuente para dar a otros de beber, que sus casas sean fuentes de aguas vivas y no se sequen.
El Señor está abriendo pozos en los hogares. Está cavando pozos de aguas espirituales en sus propias casas para que no solo ustedes tengan una fuente permanente para beber, sino también para que inviten a otros a beber de esas aguas en sus hogares.
Tengan fe y avancen, dice el Señor, fundamentados en lo que dice la Escritura, porque la Biblia no dice que los apóstoles se reunían solo para leer la Palabra y luego se iban a sus casas. Había señales, había prodigios y había manifestaciones del poder de Dios en las calles, en las casas, en las sinagogas. No era únicamente la Palabra; era la Palabra y el poder de Dios, que juntos completan la obra de Dios.
Amén.