Dios te bendiga, amado hijo del Señor, amada alma preciosa que le pertenece al Padre de las luces, hecha específicamente para transitar estos últimos días, forjada como el diamante que se forja a la fuerza, pero así también de resistente y difícil de quebrar.
Le damos la gloria al Señor hoy, 5 de enero del año 2024, porque Dios quiere hablar a su pueblo, para hacerles saber lo que ha de venir, para que su pueblo no esté en tinieblas, no esté como alguien que se siente que está en un cuarto y la luz está apagada, sino como alguien que es avisado y se prepara. El Espíritu de Dios te dice hoy:
Hijitos, tengan presente que Yo estoy en todas las cosas, que mi mano se mueve en todas las áreas de la vida del hombre, aún en aspectos que muchos piensan que no me muevo. Sin embargo, ahí estoy Yo, porque si subieran al cielo, ahí estaría Yo; si bajaran debajo de la tierra, también podrían encontrarme; si fueran al espacio, también allí habito Yo. No hay lugar donde Yo no esté presente.
Todas las cosas creadas habitan en mí. Yo soy el Padre eterno. Yo soy el Dios de Israel, de Isaac, de Jacob y de Abraham. Yo soy el Dios de los vivos, y ellos habitan en mí por causa de la fe en el Mesías. Hijitos, tengan esperanza, porque estoy moviendo mi mano fuerte y extendida sobre el mundo para que mi plan perfecto preparado desde antes de la fundación del mundo se cumpla. No hay cosas que sucedan al azar.
[Mateo 22:32, RVR1960] Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
El Señor aclara esto porque el Espíritu me está revelando ahora que algunos de ustedes piensan que hay cosas que son por casualidad, que hay cosas que suceden por causa del azar, cuando en realidad el Señor tiene presencia en cada milímetro del espacio y del tiempo. Es un Dios que lo abarca todo, es un Dios que tiene esas facultades que van más allá de nuestra comprensión limitada y humana, porque somos vasos de barro creados por su propia mano, uno por uno, hechos en detalle como obra perfecta de su inteligencia.
Hijitos, ¿cómo pueden pensar que hay cosas en las que Yo no estoy? ¿Cómo pueden pensar que si se cae un vaso y se rompe que Yo no lo sé? ¿Cómo pueden pensar que hay cosas que les sucede a sus hijos de las cuales Yo no estoy enterado? Eso es porque aún no han conocido las profundidades de mi ser y el alcance de mi poder. Hijitos, hijitos, aún no han entendido cómo soy Yo.
Por eso les hablo y les hablo, para que quizás puedan dimensionar a quién se están dirigiendo cuando oran, para que quizás puedan recapacitar sobre la autoridad que me caracteriza. Porque cuando ustedes hablan a este Rey, al Rey de reyes, no siempre están conscientes de con quién están hablando, con quién se están dirigiendo. Sí, soy un Dios amoroso, comprensivo, paciente, que sabe esperar al que se equivoca, que no se cansa de que te caigas cientos de veces y te vuelvas a levantar.
Yo no soy de los que abandonan a sus amigos la primera vez que fallan, y mis pensamientos no son como los pensamientos de ustedes; van mucho más allá, son mucho más altos que los de ustedes, superan toda sabiduría que pueda tener un hombre. Cuando ustedes a veces están pensando sobre una pregunta en sus corazones, desde antes que ustedes pidan esa respuesta, Yo ya la sé y la tengo preparada para responderles. Pero muchas veces no me creen, y es la fe la que abre las puertas de los cielos, para que esas respuestas bajen y ustedes puedan adueñarse de ellas.
Muchas veces ustedes oran y me piden cosas y me hacen preguntas, y Yo inmediatamente, en algunos casos, envío la respuesta. Pero cuando ese sobre está bajando y está cerca de ustedes, ustedes dejan entrar la incredulidad, la duda, los miedos. No se sienten dignos de recibir esas respuestas. Entonces, ese sobre que ya estaba casi llegando a sus manos, encuentra como una pared espiritual antes de llegar a ustedes, se choca contra ese obstáculo y, por causa de esa incredulidad, por causa de esa duda, por causa de los miedos, por causa de que se sienten indignos de recibir esas respuestas, ese sobre entonces no encuentra una puerta abierta para entrar y regresa al cielo.
Tienen que entender cómo trabajan, cómo son las cosas espirituales, porque ustedes ahora están en un tiempo intensamente espiritual, donde detrás de las cosas que sus ojos carnales pueden ver, se mueven entidades espirituales del bien y del mal permanentemente, donde hay cosas que suceden que sus ojos carnales no pueden ver. No se trata solamente de lo que se ve, no se trata solamente de lo que sus ojos físicos pueden ver y de lo que sus manos pueden tocar. Hay mucho más detrás de eso, hay todo un mundo espiritual que se superpone a esta dimensión física, y mis hijos muchas veces se olvidan porque son carnales, y los carnales no entienden las cosas espirituales; para ellos es una locura.
Así que tengo que recordarles a los míos que hay cosas que están pasando, que ellos no pueden ver en lo físico, pero eso no significa que no estén pasando igual. Recuerden, hijitos, que Yo soy Espíritu, y que ustedes no puedan verme, no quiere decir que Yo no exista, que Yo no esté ahí. Por lo tanto, lo que es espiritual se eleva por sobre lo que es material, y al ser Yo Espíritu, tengo capacidades de las cuales ustedes a veces se olvidan.
Por ejemplo, cuando ustedes oran, que no me puedan ver parado al lado suyo, no quiere decir que no tenga la capacidad de escucharlos, porque soy Espíritu y estoy ahí, sin la necesidad de presentarme de forma material. Porque vuelve a repetir el Padre que su Espíritu está en todos lados, en todo lugar, en todo tiempo, y todo lo que existe está en Él. Por lo tanto, hijitos, este es un llamado hoy a que lean en las Escrituras de qué se trata el mundo espiritual, a que pongan sus ojos arriba y no abajo, a que se concentren más en las cosas celestiales que en las cosas materiales, a que recuerden cuáles son las capacidades de este Dios eterno al que dicen que sirven. Porque si ustedes regularmente no tienen esto presente, es fácil que su fe sea robada, porque la fe mueve cosas en el mundo espiritual que después provocan cambios en el mundo material.
Por eso dice la Palabra del Señor que es por fe y no por vista. Hijitos, fortalézcanse en esta palabra que les hablo hoy, para que cuando sus ojos físicos vean lo que viene sobre el mundo, que es muy fuerte en todos los aspectos de la vida del hombre, estén cimentados, arraigados y fortalecidos en lo que no se puede ver, y que no les falte la fe para entender que lo que les espera es mucho mayor a lo que se ve, que esta tribulación solamente va a ser un tiempo momentáneo que, comparado con lo que les espera en la eternidad y que es espiritual, no va a significar absolutamente nada.
[2 Corintios 5:7, RVR1960] Porque por fe andamos, no por vista.
[Romanos 8:18, RVR1960] Porque tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Hay una dimensión que ustedes desconocen, pero que es completamente vasta, llena de cosas que ustedes no se imaginan. Por eso dijo Jesús cuando estaba con los discípulos: «Si Yo les hablo de las cosas terrenales y no creen, ¿cómo sería si les hablara de las celestiales?». Yo (Noelia) entiendo por el Espíritu Santo, que Jesús tuvo que reducir el monto de la revelación que le habló a sus discípulos en ese momento, porque no eran capaces de comprender, porque si les hubiera contado realmente en qué consiste el mundo espiritual, no lo hubieran creído y hubieran rechazado al Mesías, porque no estaba lista la mente de esos discípulos, que eran carnales, para comprender lo que el Señor les hubiese hablado. Por eso Él les dijo: «Si les digo estas cosas y no las creen, ¿cómo les voy a explicar las cosas celestiales?»
Pero hijitos, esas cosas que Jesús no habló en ese momento, las dejé reservadas, para que cuando haya un pueblo entendido y preparado en las cosas espirituales, poder revelárselas y darle de ese pan que los discípulos de Jesús, que caminaron con Él cuando Él cumplió su ministerio, no tuvieron el beneficio de comer. Dice la Palabra:
[Juan 3:12, RVR1960] Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijeren las celestiales?
Pero este es el tiempo, en que le voy a abrir los ojos a un pueblo que es espiritual y no carnal, a un pueblo que tiene sed de que sus ojos sean abiertos, sed de recibir revelaciones de los misterios de los cielos. Este es un tiempo donde se desbloquean profecías bíblicas que no se podían entender hasta este tiempo porque estaban selladas. Por eso nacieron tantas doctrinas erróneas, porque los hombres quisieron interpretar sin revelación santa, profecías que en realidad ningún hombre podía interpretar en ese tiempo porque estaban selladas. No estaban escritas para ser entendidas en tiempos pasados, pero sí en estos tiempos.
Por eso le estoy abriendo los ojos a los míos, porque llegó el tiempo, hijitos. Llegó el tiempo en que muchas profecías escritas desde hace miles de años, que los ángeles esperaron con paciencia para ver que se cumplan, se van a cumplir en estos días, y los ojos de los míos se van a maravillar y van a decir: «Aleluya, alabado sea el Señor de las alturas que cumple lo que dijo. Alabado sea el Señor porque se cumple lo que estaba escrito.»
[1 Pedro 1:10-12, RVR1960] Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación; escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras de ellos. A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
Prepárense y preparen sus corazones. Manténganse en oración, movidos por el Espíritu Santo y caminando de una manera más espiritual que carnal, para ser aptos de recibir estas revelaciones, porque el hombre natural no entiende las cosas del Espíritu. Tienen que ser espirituales para poder recibir lo que les quiero revelar para estos días y para poder digerir esos misterios ocultos, guardados y sellados para ser abiertos y entregados en estos últimos días.
[1 Corintios 2:14-16, RVR1960] Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el que es espiritual discierne todas las cosas; mas él no es discernido de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Pero el que siga en la carne, el que sea más carnal que espiritual, el que no desarrolle los sentidos espirituales, el que no tenga una vida íntima con el Espíritu Santo, no va a poder participar de este pan celestial que estoy repartiendo en este tiempo. Así que hijitos, prepárense y entiendan que hay todo un mundo detrás de lo que sus ojos pueden ver.
[Hebreos 5:14, RVR1960] Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
[Juan 6:32-35, RVR1960] Entonces Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
También el Señor alerta y dice: No se obsesionen con estas cosas, pero sí tengan un balance, manteniendo sus pies en la tierra, pero también la mirada al cielo. Muchos de ustedes están desbalanceados para el lado de la carnalidad. Solamente se fijan en lo físico. Solamente creen lo que sus ojos ven, lo que sus oídos escuchan, lo que sus manos tocan, lo que sienten en el cuerpo. Eso es por lo cual se guían, lo que toman en cuenta para dirigirse en estos días. Sin embargo, esa vida física tiene que estar fundamentada en una espiritual.
[Gálatas 5:25, RVR1960] Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
Abran los caminos a través de la oración, dice el Señor. Practiquen las cosas espirituales. Ayunen para estar más en el espíritu y menos en la carne. Dedíquense a servir a las almas en lo que es espiritual. Intercedan juntos, operen en los dones espirituales juntos y sus ojos serán maravillados. Pero si no le dan lugar al Espíritu de Dios, aunque Él habita en todos lados, no va a poder moverse y manifestarse en poder para que ustedes vean señales, prodigios, milagros, sanidades y las cosas que sus corazones desean.
Yo (Noelia) estoy viendo a los apóstoles, cuando se reunían juntos—como dice la Biblia, por ejemplo, en el libro de los Hechos—cuando ellos estaban juntos y oraban y ayunaban juntos y buscaban a Dios juntos y hablaban sobre las cosas espirituales, sobre las cosas de Dios. Entonces el Espíritu Santo venía y se manifestaba en esas reuniones, porque ellos hablaban en lenguas, porque ellos profetizaban, porque ellos oraban para las enfermedades, porque ellos buscaban a Dios y le pedían al Señor que se manifieste en sus vidas con poder y gloria.
[Hechos 1:14, RVR1960] Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.
[Hechos 2:42-43, RVR1960] Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
[Hechos 4:31, RVR1960] Y cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con de nuevo la palabra de Dios.
Pero ellos creían en estas cosas, ellos anhelaban la manifestación del poder de Dios a través de estas señales, ellos valoraban la manifestación a través de los distintos dones que otorgaba el Espíritu Santo. Era algo regular entre ellos, era algo normal. Tenían discernimiento para saber cuáles eran las cosas que venían de Dios y cuáles no, porque entrenaban ese discernimiento a través de la oración, a través de estar juntos, conocían bien las Escrituras, aplicaban lo que el Señor les decía.
Pero hoy en día hay solo un remanente que camina de la misma manera. Yo veo ahora en una visión una porción de una torta demasiado grande, que representa la iglesia del Señor Jesucristo, al cuerpo de Cristo, a los nacidos de nuevo, a los hijos de Dios. De la cual se saca una sola porción de todo. Digamos, si la cortáramos en ocho partes, solamente una porción de esas ocho, es la que camina en el poder del Espíritu Santo de Dios y la que realmente se mueve en las cosas espirituales y las conoce.
El resto, las otras siete porciones de esa torta, son el resto de la iglesia, que no conoce las cosas espirituales, que no cree en el mover de Dios, que no le da lugar a la manifestación del Espíritu de Dios a través de los dones espirituales, que dicen que los profetas y los apóstoles no existen, que condenan a los que se mueven por el Espíritu, que rechazan los sueños, las visiones, las profecías, que muchas veces hasta ven la Biblia como una fábula de cuentos.
[1 Tesalonicenses 5:20-21, RVR1960] No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno.
Lamentablemente, el Espíritu me dice: Si esa torta tendría ocho porciones, solamente una de esas porciones es el remanente que está vivo en las cosas espirituales. El resto es como un árbol seco. Hijitos, no permitan que estas cosas les pasen. Muévanse en las cosas espirituales, crean lo que está escrito, anhelen los dones espirituales que están nombrados en 1 Corintios 12, hablen en lenguas. Porque cuando uno habla en lenguas, una de las cosas que pasa es que uno habla misterios por el Espíritu. Anhelen poder interpretarlas. Anhelen profetizar para edificarse unos a otros. Es clave en estos tiempos que crean en la profecía y que la practiquen, porque todos pueden profetizar, uno por uno, mientras los demás juzgan.
[1 Corintios 12:31, RVR1960] Por tanto, procurad también los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.
[1 Corintios 14:2, RVR1960] Porque el que habla en lengua no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, y en espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
[1 Corintios 14:13, RVR1960] Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.
[1 Corintios 14:31, RVR1960] Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.
Es necesario, que me den lugar para que Yo pueda hablar a través de cada uno de ustedes en estos días, para que puedan entender lo que se da en sus vidas, en sus congregaciones, en sus naciones y en el mundo en general. Tiene que haber un resurgir profético. Porque no es que Yo no quiera hablarles a las otras siete porciones de torta, que son esa iglesia que niegan estas cosas, sino que los que forman parte de estas siete porciones, que son más carnales que espirituales, ellos son los que me cierran la puerta, dice el Señor.
[Apocalipsis 1:11, RVR1960] Yo soy el Alfa y la Omega, el primer y el último; y escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea.
No es que Yo quiera hablarle solamente a una porción pequeña de los que son míos. Quisiera que todos pudieran profetizar, pero no lo creen, no tienen fe y dudan. Comen ese pan de incredulidad de aquellos líderes a los que no les conviene que ustedes profeticen porque si no, sus pecados y sus obras muertas quedarían expuestas. Yo quiero hablar a través de tu boca. Yo mismo quiero enseñarte directamente a través de mi Espíritu que puse en ti.
[Mateo 10:20, RVR1960] Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
[Juan 14:26, RVR1960] Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho.
[1 Juan 2:27, RVR1960] Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según os ha enseñado, permaneced en él.
Crean y denle lugar al Espíritu que quiere moverse en sus vidas poderosamente y traer renovación a sus ambientes, dirección, confirmación, para que lleven fruto y fruto abundante. Porque si ustedes no le dan lugar a la manifestación y a la guía del Espíritu Santo en sus vidas, los frutos que van a llevar van a ser frutos para la carne, no frutos eternos. Van a ser frutos para que coman los hombres, pero no para mí, dice el Señor. Van a ser como obras muertas y sin vida porque no van a estar dirigidas bajo mi guía.
[Apocalipsis 3:1, RVR1960] Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
[Gálatas 5:19-23, RVR1960] Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Si ustedes realmente quieren ver eventos milagrosos en sus vidas y tener testimonios fuertes, tienen que darme lugar. De lo contrario, si siguen la guía únicamente de los hombres que no están guiados por mi Espíritu, no van a ver los milagros que están escritos, no van a tener testimonios de obras vivas. Eso es una vida muy seca y aburrida.
Busquen la manifestación del Espíritu de Dios, dice el Señor, y pidan discernimiento, porque que existan manifestaciones del poder del diablo no quiere decir que todo venga de él. No subestimen las cosas celestiales por causa de que existan las infernales. Simplemente separen las aguas. Desechen lo malo y quédense con lo bueno, con lo verdadero, con lo que edifica, con lo que levanta, con lo que sana, con lo que restaura, con lo que trae salvación.
Crean, porque en este tiempo el Espíritu de Dios está buscando corazones abiertos y está buscando vasos disponibles para derramarse en ellos, para que me pueda manifestar en sus vidas. Si quieres ser uno de ellos, primero tienes que creer que quiero hacerlo y que quiero hacerlo a través tuyo, tanto como que quiero hacerlo a través de tu hermano. Ábrete como una flor dispuesta a recibir el sol, no te cierres.
Vengan a mí, hijitos. Vengan a beber de la fuente de la vida, de la fuente de poder. Déjenme moverme a través de ustedes y glorificar mi nombre a través de sus bocas. Déjenme que los limpie mientras esto pasa, para que estos vasos útiles estén transparentes y el agua derramada en ellos se mantenga cristalina. Avancen en las cosas espirituales y no duden. Practíquenlas por fe. Pídanme que los asombre. Pídanme que sea Yo mismo abriéndole los ojos a estas cosas, mostrándole lo que se mueve detrás de lo que ustedes no pueden ver. Y recuerden que no les voy a dar una carga más alta de la que puedan llevar.
Este ha sido un regalo de fe. Estoy viendo un pedacito de pan, que muchos de ustedes necesitaban en este momento, un impulso de fe. Y me recuerda el Espíritu de Dios que, como tarea, estudien en la Biblia la manifestación del poder de Dios; en qué maneras está escrito que se manifestó el Espíritu de Dios en la Biblia; cuáles son los milagros que acontecieron; cuáles son las sanidades; cuáles son los dones espirituales que otorga el Espíritu Santo. Lean sobre los ángeles, sobre los principados, sobre todas las cosas que menciona la Biblia que son espirituales, porque esas no son letras que quedaron ahí escritas en el papel, son cosas que existen en una realidad espiritual. Y con toda duda que tengan vengan a mí, porque Yo soy el Señor de las respuestas.
Pero estas cosas, estas respuestas, el Señor las va a dar en el cuarto secreto, cuando lo busques a solas en la oración, concentrado para entender lo que Él te quiere mostrar, lo que Él te quiere hablar, lo que Él te quiere decir. Es allí, en la montaña de tu intimidad, donde el Señor te va a responder lo que le estás preguntando. Hay una parte que tienes que hacer tú, porque el Señor quiere relacionarse contigo y que sea un ida y vuelta, una pregunta y una respuesta, una pregunta de parte tuya y una respuesta de parte de Dios, pero también una pregunta para ti de parte de Dios y una respuesta tuya.
Podemos ver en la Biblia cómo el Señor le hacía preguntas a sus siervos y les decía, por ejemplo, «¿Qué ves, Jeremías?» y Jeremías le respondía, y el Señor le volvía a preguntar; o cuando el Señor le dio la opción a David para que elija cuáles de los distintos juicios elegía. El Señor también hace preguntas a sus hijos porque Él quiere una comunicación que no sea de un solo lado. No es un monólogo hablar con Dios o que Él hable contigo, es una comunicación bilateral. Y eso es lo que el Espíritu ahora me trae, para que ustedes busquen en su intimidad esa comunicación bilateral y con el tiempo la desarrollen más y más.
[Jeremías 1:11-12, RVR1960] La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
Así ustedes pueden encontrar ejemplos en las Escrituras de lo que estoy diciendo. Entiendan que hoy el Señor habla de la misma manera a sus siervos, a sus hijos y a todo aquel que lo busque, porque el Espíritu de Dios habita adentro tuyo y quiere hablarte y quiere guiarte, pero tienes que creerle y darle lugar.
Derrama de tus dones ahora, Señor, sobre tu pueblo. Imparte, Padre, entrega en este momento piedras preciosas a todo aquel que hoy, a través de esta palabra, abrió su corazón para recibir y creyó que todos los dones mencionados en 1 Corintios 12 son lo que el Espíritu Santo de Dios sigue entregando hoy a su iglesia.
Reparte, Padre, don de profecía, don de ciencia, don de sabiduría. Reparte lenguas dadas por el Espíritu Santo, Señor, distintos géneros de lenguas. Reparte interpretación de lenguas, sanidades, milagros, discernimiento de espíritus. Reparte cada don, amado mío, a cada uno de los que escuchan, en el nombre poderoso de Cristo Jesús. Reparte fe, amado mío, en el nombre de Jesús.
Equipa a tu iglesia ahora, Señor, y a todo aquel que sabía que tenía el don de profecía pero no lo usaba. Te pido, Señor, que le impartas de nuevo valentía ahora y que eches afuera toda incredulidad, toda duda, todo miedo satánico para frenar a los tuyos, oh Señor, porque, ¿qué es más hermoso, Señor, que escuchar tu voz, que nos hables, que nos dirijas, que nos corrijas, Señor? Hasta eso es hermoso y no estar a ciegas y no estar sordo, gracias por hablar a tu pueblo.
Yo (Noelia) veo ahora gente que empieza a hablar en lenguas, gente que ha sido desbloqueada para que el don profético empiece a fluir. Ya estaba ahí, pero estaba como cerrado, como bloqueado, como detenido por causa de tu incredulidad. Aceptamos ahora, Señor, la manifestación de tu Espíritu Santo en nosotros. Es una iglesia de poder, la de los últimos días, fundamentada en la Palabra, pero que se mueve en el poder de Dios.
[1 Corintios 4:19-20, RVR1960] Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
Las dos cosas son importantes, y es necesario mantener un balance entre las cosas carnales y las espirituales. Gracias, Señor, por este incentivo, por la valentía que estás impartiendo ahora a tus hijos, por la sabiduría, para que sepan utilizar estos dones espirituales.
Yo (Noelia) escucho la palabra ‘justicia’ ahora y veo una balanza y un martillo que golpea. Porque es justo que mis hijos caminen en poder, dice el Señor, y no solo que hablen, porque es justo que mis hijos inclusive se manifiesten en un poder mayor a los hijos del diablo, porque ellos sí creen en las sanidades, en los milagros y en los poderes espirituales, pero es justo que cumplan mi Palabra y que los míos hagan obras mayores.
Créanlo, hijitos, porque es para estos últimos días y lo van a necesitar. Denle espacio en sus reuniones grupales al mover del Espíritu Santo, a la manifestación de estos dones. No tengan miedo. Pesen todas las cosas acordes a la Palabra, pero no me pongan freno. Avancen con poder, destruyendo las obras de las tinieblas. Echen afuera demonios. Impartan el poder que les doy, porque dijo Jesús: «Cuando reciban al Espíritu Santo recibirán poder y me serán testigos hasta los confines de la tierra.»
No sean como el que habla, pero no sabe de lo que habla. Si ustedes aprenden a caminar en las cosas espirituales, van a ser mis testigos realmente, porque me van a vivir en sus vidas, y no van a hablar de aquellos que no saben, que nunca experimentaron, que no conocen. Tengo mucho preparado para ustedes, pero tienen que abrirme la puerta de la fe y defender lo que les doy con la espada del Espíritu. Y cuando viene alguien que los quiere frenar para que sean como un cadáver, sin vida, defienden lo que les he dado, hablando de estos dones espirituales, con lo que dicen las mismas Escrituras.
No permitan que el diablo les robe lo que les he dado. Anhelen avanzar de nivel en eso que les he dado, porque hay distintos niveles de profecía, distintos niveles de lenguas, distintos niveles de discernimiento de espíritus, de ciencia, de sabiduría, de fe, de sanidades, de milagros, de interpretación de lenguas. Hay distintos niveles. Algunos de ustedes están en la base de la escalera, pero yo quiero que suban, y es por fe, y es por obediencia, y es por práctica, y es con oración que se sube a esa escalera. No frenen. He sido Yo el que los envío.
Yo (Noelia) veo que muchos de ustedes por eso vienen a escuchar estas palabras, entre otras cosas, porque están desesperados de moverse en una pileta espiritual cristalina y de nadar, porque pueden ver que a través de estas palabras se manifiesta el poder de Dios, que son palabras vivas y no muertas. Porque pueden ver, discernir, que es el Espíritu de Dios que les habla. Muchos de ustedes están desesperados de comer este pan fresco, este maná sobrenatural que viene del cielo, porque no tienen otro lugar y todas las otras fuentes en su vida diaria están secas.
Pero el Señor quiere que ustedes se conviertan en una fuente para dar a otros de beber, que sus casas sean fuentes de aguas vivas y no se sequen. El Señor está abriendo pozos en los hogares, está cavando pozos de aguas espirituales en sus propias casas para que no solamente ustedes tengan una fuente permanente para beber de allí, sino para que inviten a otros a ir a beber de esas aguas en sus hogares.
Tengan fe y avancen, fundamentados en lo que dice la Escritura, porque no dice la Biblia que los apóstoles solamente se reunían para leer la Palabra y después se iban a sus casas. Había señales, había prodigios, había la manifestación del poder de Dios en las casas, en las calles, en las sinagogas. No era solamente la Palabra, era la Palabra y el poder de Dios, ambas cosas juntas que completan la obra de Dios.
Yo (Noelia) veo que ha sido impartido un vaso de agua. Yo me veo como un vaso de agua y veo que este vaso se multiplica en ustedes, que cuando ustedes escuchan estas palabras, ustedes son impartidos por lo que se mueve en mí. Por eso, durante estos años de profetizar en público, ustedes mismos han comenzado a profetizar, ustedes mismos han comenzado a soñar, a ver visiones, a discernir cosas que antes no discernían.
Gloria a Dios, porque es por Él, no por mí. Es porque yo (Noelia) le doy lugar a que Él se manifieste en mí, pero cuando uno le da lugar a Dios para que se manifieste en él, se convierte en un canal de bendición para otros, y eso se imparte. Es una vela que está encendida, que enciende a otras que estaban apagadas. Eso quiere hacer el Señor con ustedes. Hagan lo mismo en cualquier oportunidad que tengan, pero bajo la guía del Espíritu Santo.
Yo (Noelia) veo un cierre, como los cierres que tienen los pantalones, las camperas y demás, y quiere decir que aquí cierra la palabra de Dios. Amén.