Bendiciones, hermanos. Hoy estoy aquí para compartir esta palabra para la edificación del cuerpo de Cristo, la cual entregué en Israel el 16 de abril del 2023. Esta fue la primera nación a donde el Señor me llevó a administrar a una congregación de manera presencial. La gloria es para el Señor, bendito por los siglos de los siglos, amén. Padre, en el nombre poderoso de nuestro salvador Jesús, te pido Señor, que abras los corazones de estos hermanos como abriste el corazón de Lidia, para que pueda entender las palabras de Pablo, Señor. Y te pido Señor, que la semilla que hoy voy a colocar en estas tierras de sus corazones, en los días que vienen, la riegues con el agua de tu Espíritu Santo, Señor, para que crezca como un árbol plantado cerca de ríos y lleve fruto que dure para siempre, en el nombre de Jesús, amén.
El mensaje profético que voy a dar hoy se llama cómo bebo del Arroyo del Espíritu Santo. Juan capítulo 7, versículo 38 y 39. Gloria al Señor. Dice: el que cree en mí, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él, pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Y otra escritura que quiero nombrar es 1° de Corintios 12, versículo 13: porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un solo espíritu. Amén. Gloria a Dios. Entonces, el Espíritu Santo es como un Arroyo de agua vivas que yo veo que ustedes tienen sed de beber, Señor. Necesito algo nuevo Señor, conozco la palabra, pero no la vivo como siento que debería. A veces me siento seco, hablan de tu poder, pero no lo experimento, tengo sed, he probado unas gotitas, pero quiero más, y el Espíritu Santo es ese río a donde uno puede acercarse a beber, es un río que fluye, que corre. En Juan capítulo 4, cuando el Señor habla con la mujer samaritana, el Señor le dice a la mujer: Si tú supieras quién te pide, dame de beber, tú le pedirías a él y él te daría aguas que saltan para vida eterna, porque esta agua, cuando la tomes, el agua del pozo, vas a volver a tener sed, pero si bebes de mis aguas, no tendrás sed jamás. Entonces, si ustedes beben del agua del mundo y no del Espíritu, siempre van a tener sed. Si Ustedes beben del agua de la carne y no del Espíritu, nunca van a sentirse saciados. Muchos de ustedes están caminando al lado del Arroyo, pero no se meten, algunos sienten que están escuchando. El ruido de sus aguas, pero no se animan a meter el pie. El mensaje del Señor para ustedes hoy es: vengan a beber de este río, métanse allí. Pero a veces los ríos tienen represas, ¿verdad?, que no lo dejan fluir bien. De la misma manera, el fluir del Espíritu Santo en nosotros a veces tiene bloqueos que no lo dejan fluir bien. La incredulidad, el miedo, las dudas, la superficialidad, la falta de voluntad para caminar a ese arroyo, el preferir estar con los hombres que, con Dios, todas estas cosas funcionan como represas en el arroyo de Espíritu Santo, en los ríos que deberían correr adentro nuestro, como dice la escritura.
Entonces, primero, dice el Señor, tienen que discernirse a ustedes mismos qué represa le estoy poniendo al río de Dios adentro mío, temo meterme en el río, le tengo miedo al poder de Dios en mi vida, leo lo que dice la palabra, pero en realidad no la creo, me llama el mundo y sus superficialidades y no las profundidades de Dios, prefiero estar siempre con gente y nunca a solas con el Señor, porque si uno quiere mojarse con el agua, tiene que meterse allí. Entonces, algunos caminan al costado de ese río, otros se acercan, pero solo meten un pie. El Espíritu Santo hoy te llama a meterte a nadar en el río de Dios, aleluya.
La palabra del señor dice en hechos 1:8: pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el espíritu santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Pero recibiréis, ¿qué cosa?, poder, cuando haya venido el Espíritu Santo sobre vosotros. Muchos de ustedes tienen al Espíritu Santo viviendo en ustedes, pero igualmente no se meten profundo en esas aguas. Estas represas los están bloqueando de caminar en el poder del Señor. Entonces, tenemos que volvernos guerreros espirituales contra estas cosas que nos detienen de mojarnos y meternos en el poder de Dios, reconocer si tengo miedo, reconocer la incredulidad, reconocer las dudas, la confusión, reconocer si estoy dormido o despierto, cada uno de ustedes escudriñen sus corazones para ver si alguna de estas palabras les está llegando. El segundo paso, después de reconocer, sería formar desacuerdo con esas cosas, dejar de creer lo que el diablo me habla, rechazar las mentiras que él pone en mi mente, y proclamar los versículos que dicen lo contrario, que él quiere que yo crea. Por ejemplo, yo sé que algunos de ustedes piensan inconscientemente que caminar en poder es solo para algunos adentro del cuerpo de Cristo, pero eso es una mentira del enemigo, cada uno de vosotros operan de una forma distinta en el Espíritu Santo, y para poder cumplir el propósito que Dios tiene para nuestra vida, tenemos que meternos en el río del espíritu santo, pero para eso hay que luchar esas mentiras y separarlas, hacerlas a un lado en nuestra mente, proclamando los versículos que dicen lo contrario, por ejemplo, cuando el diablo, me dice: «A este hermano camina en poder, pero yo nunca voy a operar de esa manera», yo tomo la espada del Espíritu y proclamo hechos 1:8 : «recibiréis poder, cuando haya venido sobre nosotros el Espíritu Santo». Porque, así como cuando Jesús llevó el Espíritu Santo al desierto a ayunar, y después vino el diablo a tentarlo, Jesús batalló con la palabra escrita, de la misma manera ustedes, hoy les dice el Señor, aprendan a batallar con la espada del Espíritu en sus mentes, estas mentiras, porque si se quedan sentados, estas semillas del enemigo empiezan a crecer en nuestras mentes, para que ustedes nunca se metan en las profundidades del Espíritu Santo y experimenten una vida milagrosa en el Señor.
Entonces, ¿cómo bebo del espíritu santo?, paso número 1, creer que él me quiere dar de beber, paso número 2, pelear contra las mentiras del enemigo en mi mente, paso número 3, buscar al Señor en soledad y en comunión con él, porque también dice la biblia que cuando Jesús volvió de ese ayuno en el desierto, lo hizo lleno del Espíritu Santo. Nosotros somos como vasos, el Señor nos llena del Espíritu de Dios, pero es nuestra tarea mantener la llenura del Espíritu santo en nosotros, y permitirle que esos ríos corran adentro nuestro, pero si dejamos crecer lo que nombramos antes, incredulidad, miedo, duda, superficialidad, y todas estas cosas, entonces estamos contristando al Espíritu de Dios, dice la biblia. Y entonces el Espíritu Santo está, pero se apaga. Entonces, quizás el Señor nos había llenado del Espíritu Santo, pero como nosotros no mantuvimos la llenura del Espíritu Santo, nos empezamos a sentir secos. Eso es cuando salimos del arroyo de Dios, y el Señor te dice hoy; hijito, hijita, métete en el arroyo de mi espíritu, cree que te quiero usar, batalla, ponte la armadura de Dios contra las cosas que te frenan de operar en el Espíritu de Dios, rechaza la pereza, el adormecimiento, porque nadie va a sacarte de esa cama si vos no queres levantarte. Entonces, hay una parte que hace Dios por su misericordia y gracia. Pero hay una parte que tenés que hacer vos, no puede hacerlo el pastor, no puede hacerla tu mentor, si no experimentas el poder de Dios en tu vida, es tu responsabilidad, porque la biblia dice que todo aquel que busca encuentra, que todo aquel que golpea se le abre. Entonces, yo te confronto hoy con una pregunta, ¿cuánto anhelaste el mover del Espíritu de Dios en vos?, ¿cuánto tiempo lo buscaste en soledad, en tu habitación?, ¿cuánto bebiste de la palabra para llenarte de él?, ¿cuánto creíste en los dones del Espíritu Santo?, ¿cuánto los usaste? Entonces, Dios Padre es total, el Espíritu Santo viene a nosotros cuando le pedimos al Señor, cuando lo buscamos celosamente, cuando somos como la viuda insistente. Pero yo estoy viendo por revelación, que varios de ustedes esperaban que algún mentor haga todo por vos, te corresponde a vos romper esa barrera que te separa del poder de Dios. A veces hay que romper separaciones que ponen enemigo en nuestras vidas. La Biblia dice que solo los valientes arrebatan al reino de Dios, ¿verdad? Entonces, a veces hay que empujar y hacer lo que tenemos que hacer de nuestra parte, y a veces violentamente, para romper con esas barreras. Porque algunos de ustedes dicen: «Señor, me aburro, quiero algo más, quiero algo nuevo, quiero experimentar cosas por tu mano milagrosa, quiero escucharte como te escucha tal hermano o hermana», pero no buscas a Dios como él está esperando. No golpeas su puerta como él está esperando.
Cuando el Espíritu Santo viene y entra en nosotros, una llama que estaba apagada se enciende. ¡Gloria al Señor por eso! Un foco que estaba apagado se prende, pero después viene el diablo a tratar de apagarla. Por eso tenemos que defender la llenura del Espíritu Santo con garras y dientes, y solo viviendo por el Espíritu y no por la carne, ese aire mantiene encendida la llama. «Llena tu vaso», dice el Señor. «No esperes más, vienen tiempos difíciles, vas a ser probado en distintas maneras. El diablo no pierde tiempo y cuando quieras acordar, vas a ver caer a muchos hermanos alrededor tuyo. En ese momento, lo único que te va a sostener en pie es la fuerza, el fuego del Espíritu Santo en vos. No te descuides, estate alerta, ayuna, ora en soledad, primeramente. Te estoy llamando», dice el Señor. «Quiero usar a todos ustedes de maneras distintas y estoy viendo que el Señor los ha llamado a cada uno de ustedes varias veces de distintas maneras, pero le han dado vuelta la espalda sin darse cuenta. El Señor te dice hoy: despierta, abre los ojos, no hay tiempo que perder, quiero darte ese poder que estás necesitando, que estás deseando. No es mi Espíritu el que no quiere moverse en tu vida, sos vos el que no está queriendo escucharlo». Y veo que el Espíritu Santo se mueve alrededor de ustedes regularmente, inspirándolos con pensamientos. ¡Gracias Señor Santo eres Padre glorioso, poderoso, Salvador eterno! El Señor les dice: no tengan miedo del Espíritu Santo, hijitos, él nunca va a hacer algo para lastimarlos, él nunca les va a pedir algo que no pueden hacer, él los va a llevar poco a poco hasta encontrar la plenitud en Cristo Jesús. Dice Juan 14:26: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho». Fíjense bien lo que dice: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre», dice Jesús, «les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho». Es el Espíritu Santo el que te tiene que enseñar en primer lugar, en esa soledad con el Señor, en ese monte de tu habitación, y cuando busques al Señor en esa soledad, en ese monte de tu habitación, entonces después el Señor usará hombres y mujeres para hablarte por el Espíritu Santo también, pero no es primero Moisés, sino el Señor. ¡Entonces, vayan a la fuente de la vida!, dice el Señor. ¡Aleluya!, alabado seas, Padre Santo, Santo, Santo, poderoso Señor. Quiero hacer una oración por ustedes, Padre, empodera estos hermanos ahora, Señor, en el nombre de Jesús, abre los cielos ahora Señor en este lugar, y derrama de tu Espíritu sobre nosotros hoy, Señor, y danos de beber, danos de beber, Señor. ¡Oh, Padre Santo, que tu Espíritu Santo ingrese ahora en estos corazones poderosamente, poniendo el querer como el hacer, buscarte en soledad Señor, es hacerte buscar esa agua para que ya no tengamos sed jamás! Padre, envía ángeles ahora a este lugar, a tocar las espaldas de mis hermanos Señor, para ungirlos en este momento para buscarte, aceite de oración, aceite de amor profundo por el Espíritu Santo y las cosas de Dios, enciende estas llamas Señor, que están en piloto ahora, llamas bajitas. ¡Oh, Padre Santo!, que sea tu poder corriendo a través nuestro ahora, ¡en el nombre de Jesús! Nos arrepentimos de tener miedo al Espíritu Santo, nos arrepentimos de escuchar las mentiras que el diablo nos habló, y nos levantamos hoy como guerreros para pelear contra las mentiras del enemigo en nuestras vidas. La palabra dice: «Recibiréis poder cuando venga el Espíritu Santo sobre vosotros». Padre, ahora que caiga tu poder por el Espíritu Santo en esta reunión, enciende estas llamas que lleguen hasta el cielo Señor, en el nombre de Jesús. Señor, dándoles palabra de vida para evangelizar en poder de Dios. Padre, imparte don de profecía ahora a estos hermanos, en el nombre de Jesús. La Biblia dice que Pablo impuso las manos sobre los hermanos y recibieron el don de lenguas y palabras proféticas. ¡Padre, así como en Pentecostés, derrama de tu poder ahora, Señor! Creemos, abre los oídos Señor, de todos nosotros para escuchar tu voz, quitad trabas, bloqueos de los oídos de estos hermanos para no poder escucharte Señor, quita todo bloqueo que no nos permite levantarnos Señor, de esa cama espiritual, quita todo espíritu de letargo en esta reunión y reemplázalo por un espíritu de vida y movimiento, Señor, coloca el torbellino de fuego que guiaba a los hebreos en el mar Rojo en estos hermanos Señor, y enséñales por el Espíritu Santo para que se mantenga siempre encendido, Señor. ¡Gracias, Señor! Unge las manos de estos hermanos, todos aquellos que reciban siempre tienen que ponerse en posición de recibir; los que quieren recibir tienen que creer que van a recibir y ponerse en una posición abierta a Dios, Señor. Unge todas estas manos en el nombre de Jesús para tu obra, otorga dones de sanidad Señor, ahora porque tu palabra dice que el Espíritu reparte los dones como él quiere. Oh, ¡Señor Santo, Santo, Santo Señor, activa el don de ciencia en mis hermanos ahora!, porque dice 1 Corintios 12 que no ignoremos los dones espirituales! Así que no ignoremos, no ignoremos, no ignoremos estos dones, si quieren moverse en el poder de Dios, tienen que tener los dones espirituales, el Espíritu Santo reparte como él quiere, dice la Biblia, y hoy están recibiendo piedras preciosas del Señor. ¡Oh, gracias Señor, te alabamos Padre, te alabamos, Señor bendito, Santo, Rey de la gloria! ¡Gracias, Padre celestial! Señor, yo veo la paloma del Espíritu Santo que cae sobre esta reunión ahora, gloria a Dios, aleluya, gloria al Señor, alabado sea, Padre Santo, Rey de gloria y majestad.
A muchos de ustedes se les van a empezar a abrir los ojos acerca de quién es el Espíritu Santo, porque saben quién es el Mesías, saben quién es Dios Padre, y saben que hay un Espíritu Santo, pero no lo han bebido como Dios quiere. «Hijito, déjame usarte», dice el Señor, «quiero moverme en ustedes», dice el Espíritu Santo, «entréguense a mí, entréguense a mí», repite el Espíritu Santo, «porque así como un médico sabe lo que tiene que hacer cuando opera y ustedes se relajan y se entregan en sus manos, yo mucho más», dice el Señor, «sé lo que tengo que hacer a través del Espíritu en ustedes, porque yo soy el médico perfecto», dice Jesús, «no me teman», dice el Señor, «y entréguense a mí, si ustedes quieren cambio, si ustedes quieren ser transformados, entonces entréguense al médico perfecto, porque si el paciente resiste a ser operado, entonces el médico no puede hacer mucho. Ábranme sus corazones», dice el Señor, «para que yo pueda meter esta Paloma Blanca adentro de él. ¡Aleluya, Señor, gracias, Padre celestial! Vivifica estos corazones, raja y se velo Señor, de aquellos corazones que están cerrados ahora, Padre, abre ese velo Señor, como cuando el velo del templo se trajo en dos para que el Espíritu Santo pueda entrar en ese lugar santísimo, rompe los corazones de piedra ahora Señor, y cámbialos por corazones de carne, Señor muéstrate en ellos, Padre, en el afuera, en las calles de Israel. Pero muchos de ustedes tienen que quebrantarse, dice el Señor, doblar sus rodillas y buscar al Señor en humildad y en humillación. Y entonces, cuando ustedes mengüen, el Señor se hará grande en ustedes.
Amén, aleluya. ¡Gracias Señor, alabado sea Señor, Santo eres Padre, Rey de Gloria! No tengo vergüenza Señor, de alabarte en frente de todos, Padre, porque dice la palabra que: «El que se avergüence de ti, tú ya avergonzarás de él delante de los ángeles del cielo, Señor amado. Coloca martillo, Señor, rompiendo toda dureza en los corazones. ¡Oh Padre Santo, que corra el río de tu Espíritu Santo ahora, Dios mío! Te alabo, te bendigo, Señor Santo, Santo, Santo, Santo, Rey, únelos Señor, purifícalos Padre, coloca amor el uno por el otro (habla en lenguas). Abre las puertas a este grupo, puertas del cielo, para que venga el espíritu y se derrame Señor, sobre todos ellos. Oh Padre, entra en todo corazón para que te experimenten Señor, gracias Padre (habla en lenguas). Me gozo Señor. Te amo Señor, te amo Espíritu Santo, te amo Padre. Rey de Gloria y majestad. Oh majestuoso, poderoso, magnífico, Dios eterno. En Pentecostés estaban todos reunidos juntos Señor, alabándote juntos, esperando al Espíritu Santo Señor, juntos en un solo corazón.
¡Alabado sea Señor grande, Rey poderoso, eterno y bendito! Oh derrama de tu poder. Gracias, Señor, como ese día Padre, o para ir hasta los confines de la tierra Señor, a predicar tu palabra en el poder del Espíritu Santo, sin cobardía. ¡Oh Dios mío, gracias Señor, gracias Señor, santo, santo, santo, santo, santo! Oh qué bueno Señor. Aleluya, Aleluya. Amén, amén.