Bendiciones, iglesia de Dios. Muchos de ustedes, los que han seguido este canal, pueden ver que muchas veces el Señor me ha hablado y me ha dado varias profecías acerca de los eventos que se acercan a la nación de Estados Unidos. Entre ellos he profetizado el quiebre del dólar y de la economía, la guerra que va a acontecer entre Rusia, China y los Estados Unidos. No sé si habrán otras naciones que estarán incluidas en ese conflicto bélico, pero lo que me ha mostrado el Señor en una primera instancia fue que Rusia y China invadían a Estados Unidos, estando otros entremezclados en este conflicto, los desastres naturales que iban a venir a esta nación, como terremotos, tsunamis, huracanes, etc.
Múltiples son las razones por las cuales vienen estos juicios a esta nación, pero en este mensaje que el Señor me ha entregado hoy, 19 de marzo del 2023, El nombra algunas de estas causas. No tengo la fecha exacta en que estas cosas van a acontecer, pero el Señor me hace sentir en mi espíritu que se acerca el tiempo del cumplimiento de muchas de estas cosas. Y voy a continuación a leerles esta palabra profética que escribí por el Espíritu Santo hoy, que dice así:
Hijitos amados, mi creación, fruto de mi inteligencia, de mi poder y de mi potencia, hoy les hablo para que entiendan que todo está en mis manos, que Yo soy El Señor Todopoderoso que mueve las naciones como aguas que van de un lado a otro, que direcciona al viento de una esquina a la otra, que hace crecer la planta de la semilla, que dibuja la trayectoria de las nubes y sostiene a las estrellas y a los astros del firmamento por su Palabra.
Ustedes, hijos, los que escuchan mi voz, no deben temblar ante la dureza de mis palabras sino recibir la alerta y prepararse en mí para resistir lo que viene, porque gran sacudimiento viene al mundo y a sus habitantes, y si bien las naciones tiemblan y temblarán por las cosas que van a suceder, ustedes deben sentarse firmes sobre La Roca y mantener la calma ante estos sacudimientos, porque los pueblos pecan contra mí y se rebelan, se contaminan y se ensucian, y agravan su estado, hundiéndose cada vez más en la consecuencia de sus injusticias.
Hijos, hay naciones que estaban en la cima pero que van a caer de allí. Hay gobernantes que se creen intocables pero que serán cortados del mando. Y hay dominios que serán quitados a unos y entregados a otros. Este es un tiempo de cambios, y de cambios profundos, y viene el ocaso para naciones que iluminaban al resto del mundo. Ídolos caerán, y la esperanza de muchos será opacada, porque así como antes mi pueblo puso su confianza en Egipto, cuando estaba en su mejor momento pero después cayó, así también ahora muchos confían en naciones que estaban en apogeo pero que próximamente el brillo de su gloria se oscurecerá.
Hijos, una de estas naciones es los Estados Unidos de América. Así como el sol encuentra su punto de mayor resplandor adonde ilumina más pero luego viene la temporada de bajar para ya no dar su luz, los Estados Unidos de América dejará de resplandecer y se apagará. De afuera espada, de adentro decadencia, porque esta nación se ha ensoberbecido contra mí, contra su Padre que la levantó, y los estados que una vez uní ahora se separarán. Estados Unidos se siente fuerte, se ha independizado de mí, me ha desechado y me ha cambiado por los ídolos mudos. Se enorgulleció y usó el poder que le di para subyugar a otros pueblos, y el cetro que una vez utilizó para hacer justicia, ahora lo utiliza para hacer acepción de personas.
Estados Unidos se aleja más y más de mis principios y enseñanzas. Se ha rebelado contra mí y ha contaminado su tierra matando a los que no deben morir, ensangrentando sus manos con cada embrión que no vio la luz, millones de almas que volvieron a mí sin haber podido abrir los ojos. La cuenta es extensa, la culpa grande. Destrucción está determinada. He aquí que lo destrono y le quito el cetro, la corona y la capa, y ya no hablarán del «sueño americano», sino del «que una vez fue pero ya no es más».
Estados Unidos es como una vela que se apaga, porque vienen vientos fuertes y no resistirá. Su fuego se extinguirá, y todos verán el humo salir de su mecha. Será humillado y perderá el control y el dominio que Yo le había dado, y los que pongan su confianza en él, como también lo hicieron con Egipto y en la fuerza de sus caballos, caerán juntamente con él.
Ustedes, hijitos, solo deben apoyarse en mí, porque solo Yo salvo, solo Yo rescato, solo Yo proveo y solo Yo levanto, y los idólatras serán quebrantados. Hijitos, Estados Unidos de Norteamérica cae, cae como un águila herida que ya no puede resistir por sus propios medios. Y así como una vez lo levanté ante la mirada de todos, he aquí que lo depongo también ante todos, porque he pesado en mi balanza y lo he hallado falto; falto de justicia, falto de misericordia, falto de humildad, falto de dependencia de mí. Estados Unidos se cree importante más que el resto, se ha enaltecido y se cree invencible, pero Yo vengo con aguas de destrucción para humillar lo que se cree superior a mí.
Nadie puede burlarme, ni esconder lo que se hace. No hay secretos para mí, y ellos muestran una cara que no es real. Yo no miro las apariencias sino lo que hay en el corazón, y el corazón de esta nación se contaminó y se vendió al pecado y al horror. He aquí que vengo con mi mano a hacer justicia, y paso el hacha para cortar este árbol fuerte, como cuando corté a Nabucodonosor por no darme la gloria a mí, por no reconocer que Yo gobierno sobre la tierra, sobre los cielos y sobre todo lo que existe.
Muchos no lo creen, pero viene el hacha, y las armas de destrucción ya están preparadas. Éste país se ha hecho odiar, porque a pesar de que ha hecho cosas buenas, la balanza cada vez pesa más del lado del mal que del bien, y deberá pagar las decisiones que ha tomado sin consultarme a mí, beneficiando lo que Yo no quería beneficiar, y afectando lo que Yo no quería afectar. Se alejaron, simplemente. Una vez estuvieron cerca, pero fueron como el hijo que se rebela contra su padre, lo desobedece y lo deshonra, y al que deshonra a sus padres, el tiempo se le acorta.
Hijitos, ustedes, los que confían en mí, no desmayen, porque Yo voy a socorrer a los débiles y a exaltar a los humildes. Yo me voy a ocupar de los que se apoyan en su Dios, y los voy a sacar a tiempo de esa tierra antes de la destrucción, así como saqué a mi pueblo de Egipto, antes de que el mar se cierre. Ustedes deben ser sabios y entender que la gloria de este pueblo no es para siempre, revisar el pasado y ver como la historia se repite y se repite: Egipto, Babilonia, Roma, Grecia, y todos los que fueron grandes pero que luego se llenaron de soberbia y fueron derrocados; imperios que crecieron y dominaron pero que luego perdieron esa dominancia y fueron avergonzados. Todos los que no me dan la gloria a mí son abatidos y tienen el tiempo contado.
Oren, hijos, oren para saber qué es lo que tienen que hacer, porque lo que ahora pueden ver sus ojos ya no será. Distintos tipos de juicios están determinados para esta nación, y una a una las copas irán cayendo y derramándose en esa tierra de libertinaje y perversión. Torcieron mis leyes, engañaron, fueron inteligentes para hacer el mal, usaron el prestigio para prostituirse.
Juicios vienen, hijos: guerra, hambre, pestilencias, terremotos, huracanes, tornados, inundaciones y desastres de todo tipo. El pueblo ya está dividido, y un reino dividido no puede permanecer. Los civiles harán boicot contra su propia patria, y todo se les vendrá encima, no contando con apoyo, ni desde adentro, ni desde afuera. Estados Unidos cae, y con él su soberbia. Amen.
[Isaías 31:1-3, RVR1960] ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.
Este es uno de los pasajes que el Espíritu Santo me entrego acerca de esta profecía, y también Daniel capítulo 4, que a partir del versículo 19 voy a leer ahora. Pero ustedes luego estudien el capítulo 4 completo para entender mejor como habla el Señor metafóricamente a través de la profecía al rey Nabucodonosor, asemejándolo a la nación de Estados Unidos.
[Daniel 4:19-27, RVR1960] Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren. El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.
Así como en esta profecía este árbol representa al rey Nabucodonosor y al futuro que le esperaba si él no se arrepentía de su arrogancia, de su soberbia, y de no darle la gloria a Dios, en esta palabra el Señor utiliza este símbolo que es este árbol y este rey Nabucodonosor para representar a la nación de Estados Unidos. Y así como esta nación creció como un árbol importante y destacado entre todos los otros árboles, bajo cuya copa las aves del cielo y todo tipo de animales se alojaban, así, si Estados Unidos no se arrepiente, viene el juicio, y de hecho ya está decretado.
Son muchos los pecados que esta nación viene cometiendo, haciendo propaganda de ellos en el resto del mundo. Estados Unidos hacía ha sido punta de lanza para quebrantar las leyes del Altísimo y propagar la homosexualidad, el aborto, y todo tipo de injusticias delante de Dios. Una vez tomada la iniciativa a Estados Unidos, las otras naciones siguieron o copiaron. Ha llegado el tiempo en que la balanza de Estados Unidos el Señor la está pesando en su justicia y ha sido encontrado falto.
Estados Unidos tiene que arrepentirse, y primeramente la iglesia del Señor que habita en esa nación tiene que presentarse en humillación, en ayunos, en ruego y en súplicas, para que tal vez lo que viene y lo que ya está decretado para esta nación quizás sea no detenido, por qué no va a ser detenido, pero quizás se retarde un poco más o sea levemente, que no caiga en la magnitud en la que el Señor lo tiene decretado hasta ahora, sino que sea amortiguado el juicio que viene a esta nación. Lo que viene sobre Estados Unidos no solamente es grave, sino que van a ser muchos los sucesos que van a acontecer en esta nación que sean repentinos.
Yo tuve una visión que compartí en este canal profético, donde veía en una visión en sueños el mapa de Estados Unidos desde arriba y como un gran terremoto venía a sacudir esta tierra. Yo veía cómo se separaban partes de Norteamérica por un gran terremoto y veía cómo las aguas ingresaban en la tierra y la tierra se separaba. Luego veía el número 23. En ese momento, cuando yo compartí esa visión profética que tuve en sueños, interpreté que este número 23 se trataba de un terremoto que iba a venir físicamente hablando a Estados Unidos y que iba a provocar la separación de su tierra, la división de la tierra. Pero ahora, luego de haber aprendido a través del Espíritu Santo como el Señor habla por símbolos, y que ese es el medio actual por el cual el Señor más me habla a mí, entiendo que esta visión no solamente habla de los terremotos que van a venir y que van a ser graves sobre este subcontinente, y más que nada sobre Estados Unidos y también sobre México, sino que esto habla de una división de su tierra, y habla de juicios que vienen a esta tierra.
El número 23 es significativo en la Biblia, y no solamente puede representar a una fecha, como un año, o puede ser un simbolismo, sino que en sentido negativo este número representa la muerte o el infierno, el Hades. Así que hoy, habiéndome el Espíritu Santo hablado mucho más claro sobre los juicios que van a caer sobre esta nación, y que son distintos tipos de juicio, puedo entender que este agua que yo veía entrar a esta nación representa la inundación que Dios trae a esta tierra, representa la invasión que Estados Unidos va a sufrir de parte de otras naciones, la guerra, los problemas políticos, los problemas civiles, los atentados que vienen contra esta nación, todos los distintos juicios que como inundación van a ingresar en esta tierra, provocando desastres no solamente en la población, sino que van a afectar, pienso yo, al mapa territorial y político de Estados Unidos.
Ahora bien, la iglesia del Señor Jesucristo no debe temer la que habita en esta nación, porque así como en esta profecía que se le fue interpretada a Nabucodonosor a través de Daniel, el juicio que le sobrevino fue por un tiempo, así también entiendo en mi espíritu que Estados Unidos no va a ser destruido para siempre, sino que va a quedar parte de él, pero no con la gloria que tenía antes. Lo que debe hacer la iglesia del Señor Jesucristo es no temer, sino arrepentirse delante de los ojos de Dios, viniendo en humillación, para que quizás el Señor retarde o disminuya el juicio que viene sobre esta tierra, buscar al Señor en intimidad y en oración, en ayunos, para que a través de su Espíritu Santo conceda la guía a cada uno de los hijos de Dios que viven ahora en esta tierra, porque entiendo que algunos hijos de Dios serán llamados a mudarse a otros países, pero otros van a ser llamados a quedarse en esas naciones con propósitos específicos. Es decir, no hay una regla general para cada persona que habita en esta nación, sino que cada uno de ustedes debe buscar el rostro de Dios para encontrar la guía y para cumplir con los propósitos que Dios tiene planeado para ustedes, a cada uno en particular, y en sus casas y en sus familias.
Así que amados hermanos, continuemos orando por esta revelación que el Señor ha entregado. Continuemos en oración y pidámosle a Dios que traiga aún más claridad sobre estas cosas que están mostrando, que está alertando, que está avisando. Y pídenle al Señor que confirme en sus mismos espíritus los que varios atalayas estamos hablando en un mismo sentir, en una misma revelación, para que ustedes mismos tengan la confirmación por el mismo Espíritu que me hable a mí y a otros hermanos para alertar, y sepan lo que tengan que hacer. No se duerman, levanten las armas y estén atentos a la dirección y a la voz del Padre.
Yo veo este sol que estaba en la cima del cielo, en el apogeo, en el punto máximo de su alumbramiento, pero que ya siento en mi espíritu que ha comenzado a descender poco a poco. Viene un eclipse sobre Estados Unidos de América, me dice el Señor, y muchos van a ver cómo la oscuridad llega a esa nación, y no lo van a poder creer, porque creían que su gloria era para siempre. Mas sin embargo, dice el Señor, todo lo que se exalte va a ser humillado, y todo lo que se humille va a ser enaltecido. Y cómo Estados Unidos creyó que era invencible y que nunca caería, Yo mismo la voy a tomar con mi mano, dice el Señor, y la voy a hacer aprender que todo aquel que se exalte más arriba que Yo va a bajar, va a caer.
Hijitos, prepárense, ármense. Tomen las armas espirituales, porque en medio de esta caída y de esta destrucción repentina que viene sobre esta tierra, el enemigo va a intentar utilizar este proceso de limpieza que viene sobre esa nación para destruirlos también a ustedes. Pero aquellos que escuchen, dice el Padre, aquellos que se preparen, aquellos que se muevan, aquellos que reaccionen, aquellos que se levanten, como cuando alguna vez hablé a los oídos de Samuel para llamarlo y él se levantó y me dijo, «Heme aquí, Señor», asi mismo aquellos que respondan a mi voz y que escuchan las alertas Yo colocaré mi mano sobre ellos y los voy a guardar de todos estos juicios que van a caer sobre esa tierra.
Algunos van a tener que salir, me dice el Padre, así como Lot salió de Sodoma y Gomorra antes de que caiga el fuego de destrucción. Pero otros también, dice el Señor, se van a quedar, porque necesito que las luces se queden encendidas, que haya luces que iluminan mientras la obscuridad viene sobre Estados Unidos. Algunos ciertamente los voy a llamar a quedarse, dice el Señor, a seguir viviendo en Estados Unidos mientras este proceso se da, para que alimenten a los pobres, para que proclamen las noticias del reino, para que evangelicen y salven almas, para que hagan entender a los que no entienden porque está pasando lo que está pasando.
Muchos son los propósitos que tengo en mi mano, dice el Padre, para aquellos a los que Yo llame a quedarse a vivir allí mientras la destrucción viene a ese pueblo. Pero tengan fe, hijitos, tengan esperanza, de que terminado este proceso de renovación, de limpieza, voy a volver a levantar esta bandera, más ya no con la soberbia con la que se levantaba antes. Y aquellos que se preguntan, ¿Porqué van a venir estas cosas? mi balanza es justa, dice el Padre, y Yo peso a cada alma, a cada nación. Yo peso al mundo en mi balanza de justicia perfecta, así que no me cuestionen, sino más bien umillensen delante de mí, llevando el dolor de su alma por el quebranto que viene a esta nación delante de mis oídos, y levantando clamor y súplica de día y de noche en unión de la iglesia, para que tal vez la copa del juicio sea detenida antes de que termine de derramarse. Pero la cuenta es grande, me muestra el Señor. Hay una deuda. Hay una deuda que pagar, y viene llegando el tiempo en que esa deuda debe de pagarse.
Yo soy el Dios poderoso que gobierna sobre todas las naciones de la tierra, y muchos cambios están viniendo y van a venir sobre el mundo. Van a ver naciones caer y otras que se consideraban como pequeñas levantarse. Van a ver cómo destruyo reinos, y van a ver como entrego el poderío de unos a otros que eran insignificantes a los ojos de muchos reyes. Y van a saber de esta manera, dice el Señor, que el poderío es mío y que yo levanto al que quiero levantar y que yo destrono al que quiere destronar.
Hijitos, ustedes oren, intercedan por estas cosas y no decaiga su estado de ánimo. Alábenme, porque todas estas cosas están pasando y tienen que darse para que venga el avivamiento final de los últimos días. Pero la casa primero tiene que ser limpiada, y ustedes van a estar ahí, mirando como paso mi escoba. Alégrense, esfuércense, sean valientes y no desmayen, porque ciertamente mantengo y mantendré mi mano sobre mi pueblo mientras las naciones de la tierra pasan por estos procesos de sacudimiento. Yo soy fiel.
Aleluya. Amén. Gloria a Dios. Se han confirmando todas estas cosas y trayendo aún más claridad sobre lo que viene, porque el Dios Altísimo no deja a los suyos sin linterna, y Él está iluminando nuestro camino y avisando desde años y años con anticipación sobre estas aguas que van a entrar, aguas de inundación que van a ingresar sobre esta nación y sobre otras. La Palabra dice:
[Isaías 8:7-8, RVR1960] He aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas; y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel.
Y así, la inundación viene sobre esta nación en forma de espada, en forma de guerra, en forma de catástrofes, en forma de desastres humanitarios, en forma de humillación, en forma de hambres y de pestilencias, de sacudimientos. Desprestigio viene a esta nación. Así como una vez tenía un prestigio, un prestigio sublime, el Señor hace caer a Babilonia la grande delante de los ojos de toda la tierra.