Bendiciones hermanos. Acá Noelia Fernández en mi canal de YouTube y en mi página de Facebook, en este 18 de febrero del año 2023. Transmitiendo en vivo sobre este tema que ha traído el Espíritu Santo a mi vida en estos últimos días. Me indicaba el Señor compartir con ustedes sobre la importancia de discernir en qué tiempo de nuestra vida estamos.
[Eclesiastés 3:1-8, RVR1960] Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
El Espíritu Santo me decía que muchos hijos de Dios no están reconociendo cuál es la temporada de su vida en la que están transitando y, por ende, no se están comportando acorde a esa temporada para que se puedan cumplir los propósitos del Señor en sus vidas y para que la persona pueda llevar los frutos que están determinados para que lleven esa temporada.
Yo veía personas que estaban en estación de invierno en sus vidas, pero se comportaban como si estuvieran en verano. Y el problema con eso es que, por ejemplo, si te colocas ropa de verano, pero estás en temporada de invierno, vas a sufrir el frío del invierno y no vas a disfrutar de esa temporada en la que estás porque no estás preparado para lo que sucede a tu alrededor. Porque te estás comportando como si estuvieras en verano cuando en realidad la temporada donde estás es en invierno. Y entonces, por falta de acomodarte, por comportarte de una manera en la que quizás a vos te gustaría estar, por ejemplo, en verano, pero en realidad estando en invierno, puedas sufrir las consecuencias de esa falta de acomodarte en la estación de tu vida a donde estás transitando. ¡Aleluya! Porque hoy el Espíritu Santo va a ministrarte sobre este tema tan importante.
Dice la Biblia que tenemos que discernir los tiempos. Dice que la tribu de Isacar era entendida en los tiempos, pero varias veces he dicho en estas ministraciones proféticas que muchos de nosotros no somos entendidos de los tiempos. No solamente de los tiempos proféticos en los que estamos caminando como iglesia del Señor Jesucristo, ni en los tiempos proféticos a donde el mundo está caminando transitando, sino en nuestras vidas.
[1 Crónicas 12:32, RVR1960] De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.
¿En qué tiempo estás tú, en qué tiempo está tu familia, en qué tiempo está tu congregación, en qué tiempo está tu ciudad, tu país, en qué tiempo está el mundo? Pero uno tiene que empezar por casa, uno tiene que empezar por adentro. Y no seamos, como dice (Lucas 12:56): «¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?»
Entonces, hoy el Señor nos está llamando a prestar atención para que podamos entender cuál es el tiempo a donde Dios nos tiene en esta temporada de nuestra vida, para poder sacarle el máximo jugo a ese tiempo, para poder colaborar en lo que el Señor quiere hacer en tu vida en este tiempo. Para poder colaborar en la obra que Él quiere hacer en ti, ya sea que estés en tiempo de plantar o en tiempo de cosechar, en tiempo de trabajar o en tiempo de descansar, ya sea que estés en tiempo de aprender o en tiempo de enseñar.
Puedes estar en una temporada de desierto espiritual, pero si no entiendes para qué el Señor te tiene un desierto espiritual, tu alma no solamente no va a poder descansar mientras pasas por ese desierto, sino que no vas a estar colaborando con los propósitos de Dios para tu vida mientras ese desierto pase.
¿Estás en temporada de quedarte quieto o estás en una temporada de moverte? ¿Estás en temporada de servir o en una temporada de ser servido? ¿estás en una temporada de ministrar o en una temporada de ser ministrado? ¿estás en una temporada de recibir o estás en una temporada de dar? ¿Qué está pasando en tu vida en este tiempo? ¿Está cayendo la lluvia en tu terreno espiritual o está nevando? ¿Está saliendo el sol finalmente? ¿Estás en temporada de crecer, de expandirte, de expandir tu territorio o estás en una temporada de resistir, en una temporada de guardarte, en una temporada de esperar quizás? ¿Estás en un tiempo de ser paciente o estás en un tiempo de recibir aquello que hace tanto tiempo que estás esperando?
Dice el Señor: «hijitos, reconozcan en qué tiempo están de sus vidas, porque Yo he diseñado, un tiempo para todas las cosas, hay un tiempo para que la tierra sea sembrada, pero antes de eso hay un tiempo para que la tierra sea preparada, arada, fertilizada, y después de ese tiempo un tiempo donde la tierra primero tiene que ser limpiada para que después de todas estas cosas las semillas puedan ser plantadas».
Entonces, así como en la agricultura hay un tiempo para todo, y las semillas no pueden ser sembradas sin que antes la tierra sea preparada, también nuestros corazones primero tienen que ser preparados para que luego Dios pueda plantar lo que Él quiere en ellos y que esa semilla crezca y a su tiempo lleve frutos. Algunos de ustedes están queriendo adelantarse a la temporada donde Dios ha planificado para ustedes en este tiempo, y entonces están queriendo correr en vez de caminar, disfrutando del paisaje, y aprendiendo, y recogiendo cada fruto que puedas dar en la temporada donde Dios te tiene.
Algunos de ustedes quieren ya ser maestros cuando recién son estudiantes. Algunos de ustedes quieren ser ministros cuando en realidad en este tiempo tienen que comportarse como discípulos. Algunos de ustedes estuvieron ministrando hasta estos tiempos, pero en este tiempo el Señor los está llamando a parar, a descansar, a sanar, a recuperarse. Hay tantos tiempos distintos. Algunos de ustedes están pidiendo lluvia del cielo, pero el Señor les dice: aún no es el tiempo. Y también dice la palabra de Dios en el libro de Daniel que también hay un plazo establecido para todas las cosas.
[Daniel 2:21, RVR1960] Y él cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios y ciencia a los entendidos.
El Señor dice en el día de hoy que seas paciente para esperar que los plazos establecidos para tu vida se cumplan a su tiempo. Porque los problemas de no caminar en los tiempos y de no primeramente discernir en qué tiempo estás, en qué temporada de tu vida estás, de no entender cuál es el paisaje que te rodea en este tiempo, son varios. No solamente que los propósitos del Señor para esa temporada de tu vida posiblemente no se puedan cumplir si tu no haces tu parte y no reconoces en qué tiempo estás. No solamente que no vas a poner de tu parte y colaborar si no entiendes cuál es el tiempo a dónde estás; sino que por causa de no reconocer en qué tiempo estás y no comportarte acorde a ese tiempo, se pueden abrir puertas a pecados, como por ejemplo la ansiedad. Muchos de ustedes, me muestra el Espíritu Santo, intentan apurarse a que se cumplan los plazos establecidos por Dios y saltar temporadas. Entonces le están abriendo la puerta para que la ansiedad ingrese en sus vidas y se manifieste y los oprima de distintas maneras.
Están abriendo puertas para que la frustración ingrese a sus vidas. Porque al no manifestarse cierta temporada espiritual en la que a vos te gustaría estar, sino que permaneces en ese paisaje a donde el Señor te tiene en este tiempo, si no aceptas esa temporada en la que estás, la frustración se va a manifestar en ti, porque vas a pensar que lo que te gustaría que se dé, nunca se va a dar. Sin embargo, no es quizás que nunca va a venir esa primavera espiritual, que nunca va a venir ese verano, que nunca va a llegar la temporada de dar lo que hoy estás recibiendo, que nunca quizás va a llegar esa temporada de ministrar, cuando en realidad en este tiempo estás siendo preparado para el ministerio.
El enemigo va a aprovechar para hacerte creer que Dios no tiene otras temporadas para ti, pero no es ese el problema, sino que el problema a veces somos nosotros que queremos adelantarnos a los tiempos, cuando en realidad tenemos que ser pacientes y comportarnos acorde al paisaje a donde estamos caminando.
Yo estoy viendo ahora que muchos de ustedes están transitando por un camino pedregoso, por un camino a donde sus pies sienten que les sangran. Ustedes algunos están transitando por un paisaje oscuro, por un paisaje nublado, por un paisaje a donde los árboles parece que estuvieran petrificados, donde el pasto no es verde, sino que todo se ve como sin vida, seco, y están sintiendo esa sequedad en el espíritu. Están sintiendo que el verde falta en sus vidas, que no ven salir el sol. Sin embargo, el Señor está quebrantando tu alma, para que cuando salga el sol y finalmente venga una primavera espiritual a tu casa, puedas ser capaz de disfrutarla, puedas ser capaz de comportarte acorde a las bendiciones que el Señor tiene preparadas para ti.
Otros de ustedes se están comportando, me revela el Espíritu Santo, como si estuvieran en un tiempo para casarse, cuando en realidad es un tiempo de soltería. Y entonces, las mujeres o los hombres se atavían como para buscar esposo o esposa, se comportan como si fuera un tiempo para conseguir pareja, pero en realidad el tiempo de casamiento aún no ha llegado a sus vidas.
Porque se están dejando llevar, me dice el Señor, por deseos propios de sus corazones, por anhelos que ustedes mismos tienen. Pero eso no significa que están en un tiempo previo a casarse, porque cuando nosotros estamos por ingresar en una temporada especial de nuestras vidas, nuestro espíritu, nuestro alma y nuestro cuerpo son preparados, y la persona está especialmente establecida en ese tiempo para que esas cosas lleguen a sus vidas.
Por ejemplo, cuando una mujer está a punto de quedar embarazada, yo (Noelia) puedo ver en visión, a la persona con una predisposición a dar a luz en el espíritu, que antes no tenía. Cuando una persona está pronta a casarse, yo la puedo ver vestida de novia en el espíritu, es decir, lo que se va a dar en lo físico próximamente o en el mundo real. Previo a eso, hay una preparación donde nuestro espíritu ingresa, donde el Señor nos prepara para eso, pero muchos de ustedes no están reconociendo, por distintas razones, cuál es el tiempo a donde están. Y entonces corren el peligro de apurarse para casarse, cuando en realidad, quizás, todavía no se ha cumplido el plazo de ser soltero, no se ha cumplido el plazo de soltería, no se ha cumplido el plazo de preparación para ser apto para compartir la vida y ser uno con otra persona.
Porque el Señor me repite ahora para todos ustedes, «hijitos, abran los ojos y aprendan a reconocer el tiempo en el que están». Algunas de ustedes mujeres, algunas pueden sentir que pronto va a venir un bebé a sus vidas, algunas mujeres pueden discernir, que están siendo preparadas para un nacimiento, para que el Señor coloque una semilla de vida en sus cuerpos, y pueden sentir esto, y entonces comienzan a comportarse antes de quedar embarazadas, como si ya lo estuvieran. Y comienzan a sentir que están en una época de fecundación, en una época como de incubación, como en una época de gestación, antes de que estén embarazadas en lo físico. Las mujeres a veces pueden reconocer que esta temporada está llegando a sus vidas, y que hay una preparación, no solamente en el espíritu, sino en lo físico y en el alma, antes de que finalmente esta semilla sea fecundada en sus vientres.
Así mismo, dice el Señor, cada uno debe y tiene la tarea de reconocer para qué están siendo preparados en este tiempo. Algunos de ustedes están en un tiempo de descanso, están en una temporada de recuperación espiritual, que también va acompañada muchas veces de lo físico, de una recuperación corporal, pero no todos están reconociendo esta temporada, por distintas razones. Y por ende, se comportan como un camión que sigue de largo, pero a veces el motor necesita ser apagado.
Me dice el Señor, si no escuchamos las advertencias del Espíritu Santo, que nos indica continuamente que tenemos que descansar, que es una temporada de frenar, que es una temporada de stop, que es una temporada de parar. Que no significa que, porque hasta un tiempo atrás hayas sido como un auto que iba a gran velocidad sin tener ningún problema, que esta temporada tengas que comportarte igual, porque aún hasta los autos, ¿no es cierto que nunca frenan?, sino que tienen tiempos de andar y tienen tiempos de frenar, tienen tiempos de andar más lento y tienen tiempos de andar más rápido.
Hay tiempos donde los autos son utilizados para pasear, hay tiempos donde son utilizados para llegar lo más rápido posible a cierto destino, pero también hay tiempos donde los autos simplemente permanecen guardados en el garaje, y hay otros tiempos donde los autos son enviados al taller para ser arreglados, porque de otra manera ya no servirían más y no se podrían utilizar. Pero fíjense que también hay tiempos donde si uno no sabe distinguir que nuestros autos tienen un problema y lo seguimos utilizando igual, el motor se puede fundir, lo mismo sucede con nosotros.
Hijitos, entiendan, me dice el Señor, que hay un tiempo para funcionar, hay un tiempo para frenar, hay un tiempo para caminar y un tiempo para correr, hay un tiempo para escuchar y hay un tiempo para ser escuchado.
Muchos de ustedes van demasiado rápido en esta temporada de sus vidas, y no pueden reconocer que hay un paredón muy cerca con el cual están a punto de chocar si no frenan. Y no es el Señor el que no les está indicando que pongan, que aprieten el pedal del freno, sino que son ustedes. Porque algunos son tercos, porque algunos piensan que si frenan no tienen valor. Porque algunos están escuchando los consejos del diablo y no del Espíritu Santo, porque algunos están escuchando y tomando las directivas que le dan los hombres y no el Señor.
¿Cuál es la temporada de tu vida, dónde estás?, ¿sabes cuál es el pasaje, el paisaje espiritual a donde el Señor te tiene en este tiempo?, ¿sabes cuáles son los propósitos que Dios quiere lograr en tu vida a través de que transcurras en este tiempo espiritual?, ¿te has preguntado cómo debes comportarte en este tiempo que se te está dando a ti?, ¿por qué las personas que están a tu alrededor no todas están pasando por lo mismo que vos?, ¿cómo puede ser que tus compañeros de trabajo están a full y no se cansan, pero tu sí? ¿Por qué hace un par de años tenías tanta energía para estar en el ministerio, pero hoy no tienes las mismas ganas de servir? o, mejor dicho, te sientes cansado, te sientes aturdido ¿te preguntaste alguna vez por qué antes te gustaba estar rodeado de tanta gente, pero ahora necesitas estar solo? reconozcan que hay un tiempo para todo, y compórtense acorde al tiempo donde están.
Porque el problema me está mostrando el Espíritu Santo, no es solamente que tú no estás reconociendo el tiempo donde estás, sino que quizás estás ministrando a otras personas sin reconocer en qué temporada están ellos. Y el peligro de esto es que puedes estar dando un mal consejo a esa gente, que porque tú estás en un tiempo en el que el Señor te está enseñando sobre su amor, piensas que a la otra persona también, que porque tú estás en un tiempo en el que el Señor te está revelando su faceta como Padre en tu vida, le estás aconsejando lo mismo a la gente que estás ministrando, quizás sin reconocer por el Espíritu Santo de Dios, que Dios se está revelando a esa persona, quizás como Esposo y no como Padre en este tiempo.
Entonces, es importante que, si estás ministrando a otras personas, primeramente, tu sepas en qué temporada estás, y, en segundo lugar, puedas aprender a discernir en qué temporada están las personas que estás ministrando.
Algunos de ustedes sienten que están como en un luto en este tiempo, están como tristes, compungidos. Dice Eclesiastés que hay un tiempo para llorar, pero, sin embargo, aún, cuando sabes que es un tiempo de largar estas lágrimas que estaban escondidas hace tanto tiempo, crees o porque te dijeron, o porque la sociedad te lo indica, o porque tus pastores te aconsejaron, no estás dejando fluir esas lágrimas.
Está bien, hay que reconocer cuándo viene de Dios esta limpieza espiritual que Él quiere hacer en vos a través del llanto, y cuando viene del enemigo que quiere ponerte en depresión, en una tristeza permanente y constante, en un luto ilícito. Por eso, es importante que disciernas ¿qué está pasando? ¿de dónde vienen estas ganas de llorar? ¿por qué tienes ganas de estar sola? y simplemente dejar que esos recuerdos del pasado afloren a la superficie y salgan a través de esas lágrimas.
Porque quizás es un tiempo de sanidad para ti y vas a sentir que cosas explotan adentro tuyo, que nudos se desatan, quizás no entendiste por qué te recuerdas todo el tiempo de cosas que te pasaron antes y que pensabas que ya las habías superado.
Quizás hay traumas que vienen a ti, cosas que te pasaron en la niñez y que nunca le habías dedicado un tiempo de sanidad, nunca las habías dejado ir, como mariposas que uno suelta de la red. Pero, sin embargo, hay tiempos de sanidad, hay tiempos donde uno tiene que dejarse sanar y no frenar esa liberación que Dios quiere provocar en ti y dejar ir esas lágrimas que, por causa de no haber cerrado esos ciclos en el momento indicado, se cristalizaron en tu alma formando piedras que no te dejan avanzar.
Si el Señor quiere tocarte donde más te duele, déjalo trabajar en ti, así como cuando alguien se entrega a un médico que lo va a operar, sabe que quizás va a doler, pero también sabe que el médico sabe lo que hace y que el fin de esa operación va a ser para tu bien.
El Señor dice, hay muchos de ustedes que estoy llamando a una temporada de sanidad, pero se me están resistiendo, hijitos, entréguense a las manos del Médico perfecto, porque quizás los médicos humanos a veces se pueden equivocar, cortando donde no tienen que cortar, abriendo donde no tienen que abrir, aplicando la medicina equivocada, no pudiendo reconocer cuál es el diagnóstico exacto de lo que te está pasando. Pero Yo, dice el Señor, Yo te hice con mi propia mano. Yo sé lo que te está pasando, yo sé cuál es el problema que te está afectando, yo sé dónde tengo que operar, y no me voy a equivocar, porque yo soy el Médico perfecto.
Yo veo que ahora se están rompiendo bloqueos que impedían la sanidad de algunos de ustedes, porque el enemigo te había colocado miedo para no dejarte tocar por este médico perfecto.
Hay países, como profeticé en estos días pasados, que están pasando por una temporada invernal, pero este invierno, así como las estaciones, no dura para siempre. Estos inviernos espirituales por donde están pasando estos países, tampoco van a durar para siempre, y el problema es que a veces, nosotros también estamos pasando por un invierno en nuestras vidas, creyendo que nunca va a salir el sol.
Pero dice el Señor, aprendan aquellos que están en una temporada invernal, a no dejar que se muera la esperanza. Aprendan a cultivar la esperanza mientras están en un tiempo invernal. Y el Padre me dice, no se resistan cuando estoy gestando algo en sus vidas, cuando quiero traer un nuevo bebé espiritual a ustedes. Algunos a veces abortan los planes de Dios en sus vidas, porque al resistirse, al no aceptar la voluntad del Señor para ustedes en estas vidas, es como si Él gestara una semilla en ustedes, pero ustedes por voluntad propia la abortaran.
Dice el Señor, no aborten mis planes en sus vidas, no se resistan. Porque yo sé los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de malestar, confíen en mí, porque Yo quiero prosperarlos. Pero es a mi tiempo y no el de ustedes. Abran los ojos y observen lo que sucede a su alrededor, para poder reconocer en qué temporada están.
Porque si están en una temporada de aprender, por ejemplo, y no de enseñar, si están en una temporada de ser enseñados y no de ser maestros, si están en una temporada de ser discípulos y no de discipular, imagínense los errores que comete alguien que aún no ha terminado su carrera, imagínense que alguien salga a enseñar lo que todavía no terminó de aprender, imagínense que un médico empiece a trabajar en un hospital, cuando en realidad, todavía no terminó la universidad y no lo hicieron apto para poder ejercer su profesión. Porque muchos de ustedes espiritualmente hablando, se comportan como si ya salieron de la escuela, cuando en realidad están quemando etapas, y los errores que están cometiendo van a ser por causa de adelantarse a un plazo que todavía no se cumplió.
¿Y cómo sé en qué temporada estoy? se preguntan ahora los corazones. Algunas de las respuestas son: ¿qué está pasando a tu alrededor?, ¿cuáles son las cosas que se te dan en tu vida? y ¿cuáles son las cosas que no se te están dando?, ¿cuáles son las puertas que se están abriendo para ti y cuáles las que se están cerrando?, ¿cómo se comporta la gente alrededor tuyo?, porque si estás en una etapa donde el Señor te envía para que hagas una tarea que Él te da, la gente va a reconocer esa unción en ti y se van a comportar acorde a ese llamado. ¿Cómo es la reacción de la gente con la que te relacionas?
Porque a veces, me dice el Espíritu Santo, hasta los que están alrededor tuyo saben reconocer en qué temporada estás, pero no tu. Así que, estudia no solamente cual es el paisaje donde te mueves -espiritualmente hablando- cuáles son las cosas, los ambientes donde te estás moviendo, sino también cuáles son las reacciones de la gente con la que te estás tratando en este tiempo.
Porque hasta el Señor a veces te va a hablar a través de ellos, sean convertidos o no, y te van a dar pistas y señales de cuál es la temporada en la que estás en este tiempo. Por ejemplo, si este es un tiempo en el que sanes a otras personas, en el que ministres sanidad, y no en una temporada de recibir sanidad, entonces naturalmente, sin hacer fuerza, se van a acercar personas a tu vida que te pidan ayuda en el área de la sanidad.
Pero si estás en una temporada de ser sanado, esto no va a pasar quizás tan regularmente como antes cuando vos ministrabas esa sanidad, sino que quizás el Señor envíe gente a tu vida para ministrarte a ti la sanidad que estás necesitando en este tiempo.
Si estás en una temporada de expansión, entonces vas a ver que los caminos se abren para ti, que nuevas oportunidades vienen a tu vida, que las cosas que estás haciendo o cultivando empiezan a crecer. Como cuando las plantas de una cosecha crecen y se agrandan. Si estás en una temporada de expansión, te vas a sentir que tienes mucho para dar.
Reconocer lo que sucede a tu alrededor, reconocer y prestar atención en la reacción de los demás, en lo que te dicen, en lo que hablan, en lo que te piden, en lo que te aconsejan, en los versículos bíblicos que el Señor te va a mandar a través de ellos.
Otra forma de reconocer en qué temporada estás es porque Dios te va a hablar a través de un sueño. Algunos de ustedes están soñando que están en una escuela y que están aprendiendo. Entonces, el Señor te está revelando que la temporada de tu vida ahora es de aprender, y te está pidiendo que te comportes como un alumno y no como un maestro. Algunos de ustedes están soñando con escenas de invierno, a donde hace frío, a donde está nevando, otro tipo de paisajes invernales donde la ropa que tienes en los sueños es ropa para cubrirte, para protegerte, para calentarte.
El Señor te está diciendo, quizás estás pasando por una temporada fría, lo sé, pero estoy contigo y no va a ser para siempre. Algunos de ustedes están soñando que dan pan a la gente, que dan para comer, y quizás es una temporada que viene en tu vida o la que estás pasando ahora, donde el Señor te está llamando a alimentar a otras almas, espiritualmente hablando. Algunos de ustedes están soñando que esparcen semillas, que siembran, están soñando con campos de trigo. El Señor te está llamando, en esta temporada o en la que viene, a evangelizar, a sembrar la Palabra del Señor. Es un tiempo de sembrar el que viene, quizás no el de cosechar, pero, sin embargo, otros están soñando que ven árboles con muchas frutas y que ustedes recogen de esas frutas de los árboles. Entonces, quizás, el Señor te está diciendo: «viene una temporada de recoger los frutos». Otros recogen frutos de los campos en los sueños. El Señor te está diciendo: «viene tiempo de recoger lo que sembraste, de cosechar lo que plantaste. Estás siendo fructífero, sigue adelante».
Hay muchas cosas que el Señor está revelando en tus sueños. Hay muchos de ustedes que están soñando que son sanos en los sueños. Hay muchos de ustedes que están soñando con cosas que te pasaron hace mucho tiempo y que te duelen en tu alma. Hay cosas que se te están revelando que te pasaron en el pasado y que ya no te acordabas, quizás, o que tu memoria había bloqueado. El Señor te está diciendo: «es una temporada de sanidad la que viene para ti».
Acaso estás soñando que te bañas en tus sueños, que vas al baño y te das una ducha. El Señor te está diciendo: «te voy a limpiar», quizás estás soñando que vas al baño, que expulsas cosas de tu cuerpo. El Señor te está diciendo: «te voy a limpiar, te voy a liberar, colabora con este tiempo de tu vida». Algunos de ustedes sueñan que están durmiendo, sueñan con camas, sueñan que están recostados, sueñan permanentemente con una cama o que la cama está iluminada y cosas por el estilo. Están soñando con el número siete, que a veces representa descanso, están soñando con almohadas, están soñando con este tipo de cosas y es porque el Señor te está indicando que no es un tiempo de estar tan activo en algunas áreas, sino de descansar, de tomarte tiempo para recuperarte, de descansar en su Espíritu.
Algunos de ustedes están soñando que miran por las ventanas y ven tornados que se acercan a sus casas o tormentas. Algunos de ustedes sueñan que pasa un terremoto donde están parados, algunos de ustedes ven rayos caer, tormentas de nieve, de granizo, algunos de ustedes sueñan con huracanes que se acercan hacia ustedes y todo tipo de inconvenientes climáticos. Quizás el Señor te está diciendo: «viene una temporada de tribulación a ti o a los tuyos, al trabajo, depende de dónde estás en el sueño», pero también, junto con esa revelación, Dios te va a indicar cuál es, qué es lo que Él espera de parte tuya, cómo te comportes en esta temporada que viene a tu vida. O quizás, con la revelación de la temporada que viene, Dios te va a dar la solución para resistir victorioso esos momentos.
Así que presta atención a tus sueños, porque Dios te va a indicar cuál es la temporada donde estás en esos sueños. Quizás estás en una temporada de guerra espiritual, como una hermana que acá dice en el chat, sueño reprendiendo demonios. Quizás el Señor te está entrenando como guerrera espiritual, quizás el Señor te está diciendo: «en esta temporada de tu vida te voy a enseñar cómo utilizar tu autoridad como hijo de Dios contra las potestades del reino del enemigo». Quizás el Señor te muestra que viene una temporada de influencia hacia las personas en tu vida, de llegada a la gente y entonces te ves en tus sueños rodeado de mucha gente, hablando a muchas personas y este tipo de cosas, y es porque el Señor te está diciendo: «prepárate porque te voy a llevar a un tiempo de salir de tu cueva y de tener contacto con la gente para mis propósitos específicos».
Hay tantas cosas que Dios te puede estar indicando en los sueños, que Él te puede estar revelando acerca de la temporada espiritual en la que estás pasando, o la que va a venir. Porque no es que Él no te lo revele o no te hable, sino que a veces eres tú el que no presta atención en lo que Él está queriendo decir. Y no solamente Él te indica qué es lo que está pasando ahora, sino lo que va a venir después, para que te prepares antes de tiempo.
Entonces, otra de las cosas, otra de las maneras en las que puedes reconocer en qué temporada estás es a través de una palabra profética. Van a venir distintos hermanos y te van a decir puntualmente en qué temporada estás. Pero para cuando esto suceda, el Espíritu ya va a haber preparado tu espíritu para que cuando esta persona venga y te hable, normalmente te confirme lo que a ti te había parecido sentir de parte de Dios.
Hay distintas maneras en las que uno puede reconocer en qué temporada está. Pero no siempre se le presta la atención necesaria, no siempre se le da la importancia que tiene, porque es como si estaríamos realmente en lo físico, en la realidad, viendo con nuestros ojos carnales que un huracán se acerca a nuestra casa y no reaccionáramos, nosotros normalmente no hacemos eso en la vida real.
Porque si el pronóstico del clima dice: «se viene tormenta», entonces nos preparamos para eso, cerramos las ventanas, preparamos velas por si se corta la luz, ponemos trapos quizás debajo de la puerta para que el agua no ingrese a la casa, guardamos el auto, porque si viene granizo, para que no se abolle y tantas cosas que hacemos para prepararnos cuando viene una tormenta. Sin embargo, a veces el Señor te está diciendo que viene una tormenta a tu vida a través de distintas maneras y tú no te preparas y después, una vez a veces que sufrimos las consecuencias, le decimos al Señor: «por qué no me cuidaste, por qué no me protegiste, por qué no me avisaste». Pero en realidad no es su culpa, sino que nosotros no accionamos lo que Él nos está avisando, no reaccionamos a los avisos de Dios.
Entonces, como dice Lucas, no seamos hipócritas y reconozcamos los tiempos en los que estamos caminando. En estos tiempos difíciles de los últimos días, los hijos de Dios vamos a tener que agudizarnos en esta área, vamos a tener que agudizar nuestro discernimiento, no solamente a través de discernir por el Espíritu, no solamente a través de pedirle a Dios discernimiento de espíritus, no solamente pidiéndole al Señor que nos revele para que podamos discernir en qué temporada estamos. En este tiempo, me dice el Señor, va a ser una herramienta esencial para que podamos sobrevivir las cosas que vienen para el pueblo de Dios, la persecución, los desastres en la naturaleza, las guerras y todas estas cosas que están profetizadas en Mateo 24, en Lucas 21, en Marcos 13, en el Apocalipsis y en distintos pasajes de los profetas.
El discernimiento en este tiempo no solamente lo vamos a tener que utilizar para distinguir la verdad del error, las ovejas de las cabras, los lobos de los verdaderos pastores enviados por el Señor, sino para discernir los tiempos en los que estamos caminando. «Despierten», dice el Señor, «y reconozcan en qué temporada están ustedes, en qué temporada está el mundo, para acomodarse y caminar acorde a eso».
Porque muchos de ustedes, me dice el Espíritu Santo, están escuchando las profecías de alerta que estamos dando varios siervos del Señor y que están solamente dando luz a lo que ya está escrito, para que el pueblo del Señor reconozca en el tiempo que está. Están escuchando, pero no se están preparando. Estamos anunciando, así como los meteorólogos, creo que se llaman, anuncian las tormentas y la gente se prepara en las ciudades. A veces dicen: «viene un huracán, se está acercando el huracán», y la gente se va de sus casas, tiene que irse a otros lados, porque sabe que estos huracanes los van a destruir.
A veces los atalayas de Dios somos como meteorólogos, estamos diciendo: «gente, se viene la tormenta, se viene el huracán, prepárense, preparen sus casas, preparen su vida espiritual, su vida física, sus hogares, a sus hijos, a los suyos, actúen acorde a lo que va a suceder y a lo que se está levantando, no ven las nubes que se están formando en el cielo, pero no reaccionan». Así que cuando sufran las consecuencias de las cosas que vienen, no es porque el Señor no te las haya avisado, sino porque no supiste reaccionar a tiempo. Porque fuiste quizás como un perezoso que se acostó a dormir cuando no era tiempo para invernar. «No seas como un oso que se va a dormir cuando no es tiempo de hibernación».
«¿En qué tiempo estás?», dice el Padre, porque muchos de ustedes están hablando cuando no es tiempo de hablar, están abriendo sus bocas, compartiendo lo que no tienen que compartir en este tiempo. Quizás en este tiempo, el Señor te está revelando muchas cosas, pero eso no quiere decir que sea un tiempo de hablar, sino de recibir, lo que va a haber que hablar más adelante. Porque que recibas revelación no significa que sea un tiempo de compartirla.
El error más común, me animo a decir, del pueblo del Señor, es que no se deja guiar por el Espíritu Santo. Cuando la Palabra de Dios dice que sus ovejas, mis ovejas, escuchan mi voz y me siguen. Pero sus ovejas hoy escuchan cualquier otra voz, menos la voz del Señor en general, no todas, pero en su gran mayoría. El error más grave, uno de los errores más graves, que el pueblo de Dios está cometiendo en este tiempo, es no escuchar la voz del Pastor en primer lugar, no seguir la guía del Espíritu Santo.
Cuando la Palabra dice que los que son guiados por el Espíritu de Dios, esos son los hijos de Dios. Pero hoy, ¿quién te está guiando, es la voz de tu corazón?, ¿es la voz del enemigo? ¿es la voz del hombre y no la de Dios? entonces, puedes perderte en el camino y cometer errores por no escuchar la guía del Espíritu Santo. A muchos de ustedes el Espíritu Santo les ha dicho en este tiempo que se guarden en sus casas, que no es tiempo de ministrar, que tienen que salir de ese ministerio donde han estado muchos años, pero no están haciendo caso, y entonces son como ese auto que hablaba más temprano que está llegando al punto donde próximamente se va a fundir.
Muchos de ustedes están actuando como temporadas pasadas que ya cumplieron su tiempo y su plazo, en vez de actuar como la temporada presente donde están ahora. Alinéense dice el Señor y cumplan con mis tiempos y no con los suyos. Y muchos de ustedes tienen miedo a cortar ciclos que ya están terminando, por culpa, porque el enemigo les está diciendo, pero hijita, si dejas de hacer eso que venís haciendo hace tanto tiempo, es porque no te importa, es porque las almas ya no te importan, es porque no quieres trabajar para Dios y este tipo de cosas te está hablando el diablo a tus oídos, cuando en realidad es el Señor el que te está pidiendo que pongas un freno a lo que venís haciendo.
Algunos de ustedes saben que ya es tiempo de renunciar a ese trabajo, y que si no lo hacen, enfermedad va a venir a sus cuerpos, que si no lo hacen, la van a pasar mal, que si no lo hacen, nada nuevo se va a suceder en sus vidas, porque aún no han soltado lo viejo.
Porque como dije otras veces, antes de meter muebles nuevos en la casa, antes de redecorarla, hay que quitar lo viejo y hay que limpiar. Pero, sin embargo, ustedes le están pidiendo una nueva temporada de sus vidas a Dios, le están pidiendo cosas nuevas, pero no están haciendo caso a la voz de Dios, no están quitando las cosas viejas, no están terminando esos ciclos que ya se han cerrado, espiritualmente hablando, no están sacando esos muebles viejos, y mucho menos limpiando, no están preparando para lo nuevo que Dios quiere establecer en ustedes, y entonces no hay lugar para lo que el Señor te quiere dar.
No tengas miedo, dice el Señor, porque si Yo te estoy pidiendo que salgas, es porque tengo otra cosa preparada para ti. No tengas miedo, que si Yo te estoy pidiendo que termines con eso y que lo cierres, es porque te quiero llevar a un nuevo nivel espiritual.
No tengas miedo de cerrar esa puerta, dice Dios, que, en algún momento, ciertamente Yo abrí, pero que ese tiempo ya culminó. No tengas miedo, porque si no, una de las cosas que te puede pasar es que te encuentres con un callejón sin salida, que te encuentres con un estancamiento espiritual, que te encuentres en una posición donde no puedes avanzar. Y entonces vas a tener que retroceder, en algún momento, no te va a quedar otra que retroceder y salir de ese callejón, para retomar el camino que Dios tenía trazado para ti.
Hay veces en donde uno tiene que cambiar el comportamiento, me dice el Señor, según la temporada en la que está caminando, porque donde los caminos están cerrados, simplemente no queda otra que probar otra estrategia. Algunos de ustedes vienen viendo que el comportamiento que están teniendo en este tiempo no les está funcionando, no los está ayudando a crecer, no los está ayudando a avanzar, no los está ayudando a sanar, ni a ser fructíferos, y entonces va a llegar un momento donde no les quede otra que cambiar la estrategia, que comportarse de otra manera, y entonces así salir de esos caminos cerrados, y retomar otros caminos que sí están abiertos.
No corras, dice el Señor, si te estoy pidiendo que camines. Porque si no estás todavía entrenado para resistir una corrida, te vas a caer en el camino, o tus piernas se van a lastimar, porque para que un maratonista sea capaz de resistir una maratón, ya va a haber entrenado mucho tiempo, y entonces sus piernas van a saber resistir ese largo camino. Pero si alguien que no ha sido entrenado, no ha sido preparado, quiere entrar en una maratón sin haberse preparado, entonces va a sufrir las consecuencias.
Es muy regular que muchos hijos e hijas de Dios quieran entrar en una maratón espiritual sin estar listos, sin estar preparados. Y entonces después, sus piernas se fatigan, viene el estrés a sus vidas, están cansados y no pueden resistir más, lo único que quieren es parar, frenar, se vuelven atrás, rotos, frustrados, frágiles, desesperanzados y tantas cosas más. Entonces ellos mismos están frenando el avance espiritual que Dios quiere provocar en sus vidas. No te apures, porque Yo no te estoy pidiendo que corras, te dice el Señor, sino que camines tranquila, de mi mano, hasta que Yo te indique el ritmo en el que debes andar.
Padre, te pido en este momento que pongas balanza espiritual en todos los que escuchan esta ministración. Que impartas discernimiento, Señor, para que cada uno de ellos pueda discernir en qué temporada están. Padre, te pido que les des las herramientas que necesitan en este tiempo, y que les reveles a aquellos que están utilizando herramientas que quizás les sirvieron en otro tiempo, pero no ahora.
El Espíritu me revela que para cada temporada en la que estás caminando, Dios te da herramientas específicas para esa temporada en particular. Así como cuando el sembrador prepara la tierra, necesita ciertas herramientas, máquinas específicas para preparar la tierra, que no sirven para cosechar, y así mismo, hay ciertas herramientas en la agricultura que se usan para cosechar, que no sirven para nada cuando uno tiene que preparar la tierra.
Lo mismo están haciendo algunos de ustedes, utilizando las mismas herramientas que Dios te había dado para temporadas pasadas, pero que no te van a rendir igual ahora, dice el Señor, y entonces, las herramientas que sí te he dado para utilizar en este tiempo, están inactivas, no las estás aprovechando, no las estás utilizando, y entonces, no ves avance en el tiempo presente.
Entonces, otro de los puntos y consejos, hoy, que espero que estés anotando para después aplicarlo en tu vida espiritual, es, Señor, ¿cuáles son las herramientas que me diste para este tiempo especial?, ¿cómo tengo que utilizarlas para que me sea de provecho a mí y a los que me rodean?, Señor, ¿cuáles son las herramientas que estoy utilizando, que eran de otra temporada quizás, y que no me están rindiendo igual ahora?, ayúdame a reconocerlas, y Dios te va a responder, pero Él quiere ver un movimiento de tu parte.
Hay gente que Dios está llamando a guardarse en este tiempo, a estar en soledad, a estar solos, a no estar en multitudes, a no congregarse con demasiada gente en este tiempo en particular. A no moverse en lugares a donde hay masas de personas, hay temporadas de tu vida donde Dios te llama a un desierto, pero en el sentido de la soledad, y no es malo cuando estas temporadas se tienen que dar en tu vida, porque Dios quiere hablarte de una manera en especial. Hay temporadas donde Dios te llama a subir a ese monte, como cuando Dios le habló a Moisés en esa montaña, en soledad, cara a cara con Dios, cuarenta días delante del rostro del Señor.
Lo mismo, a veces el Señor los está llamando a ustedes, a esa soledad con Dios, pero a veces, tú crees que, si pasas por ese tiempo, está mal, y los hombres te hacen creer a veces que, si te apartas por esa temporada, no para siempre, está mal, estás en pecado. Reconoce la voz del Espíritu de Dios, que te dice, hijita, hijito, ven a mi lugar secreto en este tiempo; deja de escucharlos a ellos por un momento, y escucha lo que yo te tengo que decir, hijita, ven al silencio, a la oscuridad de tu habitación, para que allí yo pueda revelarme a vos. Hay muchos de ustedes a los que el Señor está llamando a esta soledad en ese monte espiritual, a esa oración.
Pero Dios dice: no es que no he querido hablarte, sino que no has dedicado tiempo a escucharme. No es que no me he querido manifestar, sino que me has dejado de lado y has preferido a los hombres y a las multitudes en vez de a mí. Si Dios te llama este tiempo de soledad, a los días que Él diga para que estés en soledad con Él, entonces vas a ver sus maravillas. Si esa temporada viene de Dios y sus mandamientos y sus directivas y sus instrucciones para ese tiempo se te van a ser entregadas, así como cuando los ángeles les entregaron los mandamientos a Moisés en esa soledad.
Dice el Señor que escuches ese llamado a esa soledad para que puedas recibir lo que Él tiene para darte en este tiempo. No te sientas culpable porque a veces el Señor te va a decir que pares un poco y que te dediques a Él en la soledad. Y a veces las voces del enemigo van a hablar por las personas y te van a decir ¿por qué paras?, ¿por qué dejas de hacer esto o aquello? ¿Por qué no te ocupas de nosotros y tantas otras cosas? Pero Dios te dice: escucha mi consejo primero y vas a ver mi Gloria manifestarse en tu vida.
El Espíritu me revela que viene un tiempo de guerra al mundo. No estoy hablando solo de esta guerra entre Ucrania y Rusia. Viene un tiempo de guerra al mundo entero. Hijitos, prepárense. Ármense de las armas espirituales que van a necesitar para resistir estos tiempos. Provean sus casas, porque en tiempos de guerra viene la escasez. Ustedes están avisados, dice el Señor. Llenen sus armarios de provisiones. Manténganse fuertes espiritualmente. Sepan ayunar. Prepárense para guerrear también en lo espiritual, porque esta guerra de la que estoy hablando es una guerra real.
El Espíritu me habla de guerra entre naciones en este tiempo. Prepárense, dice el Señor, porque guerra viene al mundo, pero, sin embargo, mis hijos se comportan como si fueran tiempos de paz. Las armas se están preparando. Los rifles se están cargando. Hay municiones que se están produciendo en cantidad. Yo veo fábricas. Veo fábricas de armas, fábricas de armamentos. Están increíblemente activas en este tiempo. Veo cómo se producen armas, armas y más armas. Veo muchas fábricas de armas alrededor del mundo, y los países se están armando.
Ustedes aún no pueden ver en la superficie de las aguas lo que se está forjando. No quiere decir que no esté por debajo. Hijitos, abran sus oídos, porque vienen noticias de guerra. Pregunten al Espíritu de Dios y pidan consejo, dice el Señor, para que sepan lo que tienen que hacer para resistir este sacudón. Amigos míos, disciernan el tiempo del mundo en el que están caminando. No son tiempos de paz, las armas se están preparando, y más.
Yo (Noelia) veo misiles que ya fueron direccionados. No solamente ya están listos y ya están armados, sino que ya están direccionados hacia el país a donde tienen que dirigirse. Ya los blancos están marcados en los mapas. Y yo veo habitaciones con mesas donde hay mapas grandes, mapas del mundo, mapas de países, donde los distintos presidentes tienen blancos que ya están marcados en estos mapas, y solamente están esperando el día y la hora programada para dar el okay para que estas armas se envíen, para que estas armas sean activadas.
Espionaje se está dando en este tiempo entre los países. Hay muchas cosas que están sucediendo. Y me vienen esos versículos:
[Mateo 24:7-8, RVR1960] Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.
[Lucas 21:28, RVR1960] Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
Así que prepárense, dice el Señor, y disciernan este tiempo, que es un tiempo de batalla, un tiempo de encontronazo entre las naciones, tiempo de conflictos desatados, tiempo de ataques inesperados, tiempo donde van a caer baluartes del mundo, potencias mundiales. Disciernan, y prepárense. Preparen sus casas, preparen a los suyos, prediquen la Palabra del Reino. Pregunten al Espíritu de Dios si ¿tienen que moverse de lugar o no? ¿a dónde? ¿en qué tiempo justamente?
Es esencial estar alerta en estos tiempos, permanecer velando, porque cuando el mundo menos se lo espere, van a estallar las bombas. Mis hijos tienen que entender que deben prepararse para estas cosas y discernir lo que ya se está gestando en el espíritu. Yo (Noelia) veo aires de guerra. Esto no lo puedo explicar, porque es por revelación. No es como una visión. Es como un saber, de que antes de que una guerra se dé, el aire se prepara para la guerra. En lo espiritual hay espíritus de guerra en el ambiente en los lugares donde se van a dar.
Sepan oler lo que sucede a su alrededor, dice el Señor. Desarrollen el discernimiento espiritual. Desarrollen los sentidos espirituales para ser capaces de discernir lo que se viene, lo que se está gestando en el ambiente, y poder reaccionar y prepararse acorde a eso. No tengan miedo, porque los voy a guiar en todo tiempo. Pero sepan escucharme también, porque nuevamente les digo: No es que Yo no revele, sino que muchos no me prestan atención y no me saben entender cuando hablo.
Hay un tiempo para gestación, hay un tiempo para gestar, hay un tiempo para parir, hay un tiempo para criar y hay un tiempo para dejar ir. Y muchos de ustedes se están comportando como si aún fuera un tiempo para criar a los hijos, cuando en realidad ese tiempo ya terminó, ya se cumplió y tienen que dejar ir a esos hijos. Hay un tiempo para anidar, dice el Señor; y hay un tiempo para dejar volar. Reconozcan el tiempo a donde están caminando sus hijos para poder actuar acorde a esos tiempos, para poder colaborar en los tiempos en los que están pasando sus hijos. Y no se comporten como a ustedes les gustaría en el tiempo que estuvieran sus hijos, sino en el tiempo en el que están. Así como Yo reconozco el tiempo en el que mis hijos están y actúo acorde a esos tiempos en sus vidas. Ustedes también sean responsables y disciernan en qué tiempo están sus hijos.
Y aún, los que no puedan discernir entre estas pistas que les he dado para reconocer en qué temporada están, la oración es clave. Preguntándole al Señor justamente, ¿en qué estación estoy?, ¿qué tengo que hacer en este tiempo?, ¿qué preparaste para mí?, ¿cómo me muevo en este tiempo? Algunos de ustedes están en tiempo de estar detrás del telón y no arriba del escenario, pero se siguen comportando como alguien que tiene que ser visto y no como alguien que el Señor tiene escondido. Por deseos escondidos del corazón, porque hay confusión en sus vidas, porque hay dudas, porque no saben reconocer su llamado, porque no saben reconocer en el tiempo en el que están, hay tiempos para estar escondidos, hay tiempos para trabajar detrás de lo que se ve y hay tiempos para estar expuestos y para ser vistos y para trabajar en esa exposición. No todos los tiempos son iguales.
El Señor te tuvo escondida este tiempo, pero ahora te llama a que salgas a la luz, o quizás el Señor te tuvo en la luz hasta este tiempo, pero ahora te llama a dar un paso atrás. Compórtate y pisa a donde tienes que pisar y no quieras caminar en un rol que el Señor no te da en este tiempo.
Los tiempos no se pueden apurar, no se pueden apresurar, no se pueden empujar. Yo veo un asno que se queda quieto en el lugar, un burro que se, que se empaca y no camina. Dice el Señor, hagas lo que hagas, cuando un burro se empaca no vas a lograr que se mueva de ninguna manera. Así son los tiempos, cuando son lentos no vas a lograr que se aceleren si no se tienen que acelerar y cuando son tiempos de ir más rápido, no los vas a poder ralentizar por más que quieras ir más despacio.
Hasta los animales conocen el tiempo en el que están y se comportan acorde a eso. Hasta las perras saben cuándo van a quedar embarazadas antes de que pase. Hasta los animales se comportan raro antes de que un terremoto suceda porque saben que viene tiempo de terremoto. Hasta los animales saben emigrar a veces antes de que el invierno venga a ese lugar.
Pero nosotros somos tan tercos y estamos tan ciegos y estamos tan materializados y no escuchamos al Espíritu de Dios y no escuchamos al reloj espiritual que el Señor nos ha colocado adentro de nosotros mismos, que no sabemos reconocer en qué tiempo estamos. Hasta la luna sabe lo que tiene que hacer y el sol, cuánto tiene que brillar. Pero los míos no reconocen los tiempos a donde están.
He colocado señales por todos lados, dice el Señor, y yo (Noelia) estoy viendo distintas señales que están sucediendo en el cielo. Cosas raras, dibujos extraños que están apareciendo en los cielos, la luna que se pone de color rojo, los astros que se muestran distintos, formas de las nubes, veo como los colores del arco iris, pero no es el arco iris, que se manifiestan en el cielo de distintas formas y maneras, veo luces extrañas que hay en los cielos.
El Señor dice «estoy hablando a través de las señales y mis hijos no entienden lo que hago. Hasta los antiguos eran capaces de discernir las señales de los astros, de la luna, de las estrellas y del sol. Hasta los antiguos sabían reconocer a dónde estaban parados por causa de las señales de los cielos y de la tierra. Pero los míos hoy no saben distinguir las señales de los tiempos. Aprendan y abran los ojos porque estoy hablando a través de la naturaleza.
Quita venda espiritual ahora. Porque algunos de ustedes no pueden reconocer la temporada en la que están, ni en la que está el mundo, porque están velados. Pero ahora quitamos todos esos velos en el nombre de Jesús para que los ojos sean abiertos y seas capaz de reconocer las distintas temporadas espirituales. Cortamos toda brujería, toda influencia negativa que impide que puedas reconocer la temporada en la que estás, en el nombre de Jesús, porque al diablo no le conviene que sepas cuál es la estación de tu vida en la que te estás moviendo. Porque si no sabrías aprovechar de ese entendimiento.
Hasta el enemigo sabe en qué tiempo está transcurriendo el mundo. Hasta el enemigo a veces puede reconocer en qué temporada estás tú, pero no tú mismo. Y entonces él toma ventaja de esa confusión que tienes en tu mente para hacerte caer o para hacerte creer que Dios te abandonó. Porque cuando no reconoces el tiempo en el que estás es fácil sentirse desubicado, no acompañado, no protegido. Pero no es el caso de parte del Señor, sino que el enemigo puede tomar ventaja de tu vida si no reconoces el tiempo en el que estás.
Reconozcan lo que estoy haciendo en ustedes. Reconozcan lo que les he dado, reconozcan por donde los estoy llevando, miren a su alrededor y disciernan el camino que están caminando, dice el Señor. Observen lo que sucede en sus vidas, observen cómo se comporta el alrededor de ustedes, el ambiente a donde están, escuchen lo que les hablo a través de la Palabra. Porque a veces el Señor hasta te indica en qué temporada estás cuando estás leyendo la Biblia, pero no te das cuenta. Cuando alguien viene con un versículo bíblico o un pasaje, pero no te das cuenta. Les estoy hablando.
Aprendan a reconocer mi voz y les voy a enseñar cómo sacar especial provecho, de esa temporada donde están. Algunos de ustedes están en temporada de quebranto, pero eso no significa que Dios no los ame, sino que Dios está rompiendo estructuras de piedra en sus corazones para ablandarlos más; para que aprendan a amar. Algunos de ustedes sienten como si un martillo espiritual los estuviera golpeando permanentemente en este tiempo, pero el Señor, les dice, confíen en mí, porque estoy derribando esos escudos que no te permiten acercarte más a mí y más a tu prójimo. Estoy rompiendo estructuras que no te sirven para crecer.
Muchos de ustedes están pasando por temporada de quebranto y no entienden por qué les duele tanto este tiempo de sus vidas. Dios está derribando ese orgullo que no te deja manifestar lo mejor que Dios te dio. Déjense quebrantar y no se resistan, dice el Señor, a los que están pasando por ese tiempo de quebranto. Entréguense, como una estatua que está pronta a ser destruida para que yo derribe completamente esos ídolos que operan en ti.
Hijitos, los estoy tratando de distintas maneras, pero ninguna de estas estaciones de sus vidas es negativa cuando viene de mí. Ni el otoño, ni el invierno, ni la primavera, ni el verano; ninguna de ellas es mejor que la otra, simplemente son distintas. Aprendan a sacar provecho de cada una de ellas y no solo hecho eso, sino a alabarme y a disfrutar y a gozarse en ellas, por más que algunas de estas temporadas duelan, porque Yo me ocupo de los míos y no los dejo solos, por más que los esté refinando, estoy tomándolos de mi mano, y no los he abandonado. Resistan hijitos a esos golpes que sienten porque son para su bien. El Señor les dice a aquellos que están pasando por una temporada de quebranto.
Porque cuando esa temporada termine, lo bueno se va a poder manifestar en ustedes y a través de ustedes, y el amor no va a tener barreras para fluir en sus corazones, y se van a haber transformado en vasos limpios y capaces de dar de beber lo que ahora es servido en ellos a otros que lo necesitan y que están pasando por una temporada que ustedes ya pasaron.
Aprendan de la temporada de la que están y no se resistan, sino que entréguense a mí, al Alfarero perfecto, porque algunos de ustedes los estoy desarmando para volver a hacerlos de nuevo. Confíen en mí, que los amo. Ustedes son piedras preciosas para mí, que estoy tallando con mi propia mano. Ríndanse ante mis instrumentos que estoy utilizando para tallarlos, que Yo sé lo que hago, y tengan esperanza porque el día nublado no es para siempre, sino que tengo un sol preparado para sus vidas, pero en el tiempo justo; cuando se cumpla el plazo, va a ser manifestado. Y esas nubes que hoy están sobre tu cabeza, en algún momento se van a dispersar. Cuando sea el tiempo perfecto que he decretado para ti.
Los bendigo hermanos, nos estamos viendo próximamente cuando el Señor tenga palabra para su pueblo, cuando quiera ministrar. Mediten en estas cosas, estudien la palabra sobre los tiempos, sobre las estaciones, sobre las temporadas, tomen nota de los consejos por el Espíritu Santo que Dios nos ha dado hoy y aplíquenla en sus vidas pidiéndole guía al Espíritu Santo y van a ver como a veces esos procesos en los que están pasando se acortan porque al ustedes colaborar ya no es necesario que sean tan largos o que duren tanto.
Sino que el tiempo se va a acelerar y los procesos se van a cumplir más rápido y las temporadas dolorosas van a durar menos por causa de su colaboración. Pero si ustedes se resisten, no reconocen la temporada donde están, no actúan acorde al paisaje donde están caminando, entonces es posible que algunos tiempos duren más de lo que el Señor hubiera querido, hasta que se cumplan sus propósitos.
Los saludamos desde Argentina y que el Señor los unja para el tiempo especial a donde están. De hecho, estoy viendo que hay unciones especiales para temporadas específicas y que, si vas a pasar por un desierto espiritual, el Señor te unge especialmente para resistir ese desierto. Y que, si vas a pasar por una temporada fructífera, por un tiempo de dar mucho fruto, de llevar mucho fruto, el Señor te unge con una unción especial porque veo un árbol por donde corre aceite por fuera que es ungido para ser fructífero.
Hay distintos tipos de unciones, me revela el Espíritu ahora que son dadas en el Espíritu a cada persona de acuerdo a la temporada en la que va a entrar para que sea capaz de pasar por ella victorioso y de resistir ese tiempo. Amén. Así que confíen en el Señor, que les ha dado todo lo que necesitan para tener la victoria y que todas las cosas ayudan a bien para los que aman a Dios.
En el 2013 tuve una revelación donde miraba que en el cielo las estrellas se alineaban un círculo
Luego volaron dos ángeles levantaban una cruz dorada y volaron con dirección al poniente inmediatamente escuché el estruendo de las detonaciones y un anciano gritaba son los gringos y yo le contesté tenga cuidado mejor arrepientase de todos sus pecados porque el día y la hora ha llegado el calor era insoportable las fuentes de agua se havian secado y en una montaña buscábamos con mi familia un charco con agua la atmósfera estaba contaminada y se respiraba polvo parecía erupciones volcánicas todo era tenebroso.desperte y mi corazón palpitaba estrepitosamente y estaba muy espantada de aquella revelación pasé 3 días recordando y dando testimonio.
La venida de Jesucristo por su iglesia es pronto