Bendiciones, hermanos. Hay mucho pueblo de Dios en Colombia que se pregunta: «¿Cómo sigue todo?», viendo que las cosas se están complicando en esta nación. El Señor no quiere que su pueblo esté en incertidumbre, sino que está hablando para darle vista a larga distancia a sus hijos.
Los del mundo andan en tinieblas y no saben a dónde van ni lo que viene. Pero nosotros somos de la luz y tenemos un Dios que nos avisa lo que viene con anticipación, para que estemos avisados, prevenidos y alertados. Y no solo eso, sino que nos da instrucciones para saber cuál es nuestro rol en medio de los procesos que pasan las naciones de la Tierra en estos últimos días.
[Juan 12:35, RVR1960] Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.
[1 Tesalonicenses 5:4, RVR1960] Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
Voy a compartirles lo que he recibido para Colombia en mis tiempos de oración y que puse por escrito. Así que hoy, 12 de febrero de 2023, les voy a entregar este mensaje de las cosas que he visto y he escuchado que vienen sobre esta nación: guerra, guerrilla, enfrentamientos armados, violencia y rebelión en las calles son algunas palabras que escuché. Vi cosas que explotaban, armas que eran utilizadas, humo y fuego.
Otra cosa que me mostraba el Espíritu de Dios: represión al pueblo. El comportamiento del gobierno será similar al de una dictadura. Muchos civiles van a morir, y pastores, ministros y creyentes serán apresados.
Económicamente hablando, la pobreza en Colombia aumenta, el peso colombiano se sigue devaluando, la inflación sigue creciendo y, como consecuencia de estas cosas, los pobres van a aumentar. Las cosas se van a complicar económicamente sobre esta nación. Este proceso ya ha comenzado, pero el Señor quiere que sepas que aún no ha terminado y que no ha llegado a su punto más grave.
Otra cosa que el Espíritu me hablaba es que habrá éxodo y exilio. Algunos se van y otros son expulsados de este país. Mucha gente se va a ir de Colombia a vivir a otros países. La gente va a huir de Colombia porque se vienen tiempos no solo difíciles económicamente, como decíamos recién, sino porque va a haber represión en el pueblo de parte del gobierno y por los enfrentamientos armados que van a acontecer en esta nación.
Colombia es una nación muy colorida, muy creativa, que disfruta mucho de la música, el festejo, la alegría. Pero, por causa de la oscuridad que viene, va a pasar por un tiempo de blanco y negro, de falta de color, de falta de alegría, de angustia, de tristeza, me decía el Espíritu Santo. Pero, ¿por qué pasa esto?, se pregunta el pueblo del Señor. Porque los pecados han rebalsado el vaso, me decía el Señor, y el tiempo de la corrección ha llegado. La iglesia del Señor en Colombia está exaltada y se ha olvidado de que, sin Dios, no se puede hacer nada. Hay gran individualismo, egoísmo, materialismo y distracción en la iglesia colombiana. Entonces, ¿por qué el Señor revela estas cosas? No solamente para que el pueblo colombiano y latinoamericano sepa por dónde estamos caminando, cuál es la temporada en la que estamos y, en este caso, como ya he dicho antes, Colombia está pasando por una temporada de frío, por una temporada invernal. No solamente para que sepamos en qué temporada estamos, sino para que sepamos qué tenemos que hacer los hijos de Dios en medio de este proceso que aún no ha terminado, sino que recién comienza.
Número uno: Arrepentirse de la independencia de Dios y del individualismo, me decía el Señor; limpiarse de toda mancha en las vestiduras, ponerse a cuentas con Dios, humillarse, poner en orden el hogar y cerrar toda puerta al enemigo. Para los que no hagan esto, la sangre de Cristo no va a cubrir sus casas.
Número dos: Estar fuertes espiritualmente para poder resistir la tormenta, de pie, mediante oración en el cuarto secreto con el Señor, ayuno, alabanza, orar en lenguas, tener comunión con los hermanos, estar permanentemente edificándonos unos a otros, haciendo guerra espiritual y defendiéndonos, porque el enemigo va a intentar tomar provecho de este proceso que Colombia tiene que pasar para destruir a muchos hijos de Dios. Pero nosotros tenemos a un Dios poderoso, a un Dios que es más grande que el dios del mundo. ¡Aleluya!
Número tres: No permitirle la entrada al miedo y a la desesperación, cuidar la mente y las emociones. Esto no solamente es importante para la acción colombiana, sino para todo hijo de Dios que camina sobre la Tierra en estos últimos días. Porque, como también el Señor habló antes, al menos a través de mi boca, el miedo es una de las armas fundamentales que el diablo está utilizando para derribar a los creyentes.
Ponerse a disposición del Señor para ser un vaso de bendición para otros en medio de estos tiempos difíciles. El Señor me decía que no nos concentremos en lo malo que está pasando, sino que pongamos nuestra mira en las cosas celestiales y en las necesidades que se van a dar en las calles, en las necesidades que van a tener personas que estarán en condiciones mucho más difíciles, tal vez más que nosotros. Que le digamos al Señor: «Heme aquí, ¿qué puedo hacer para servirte, para ser útil en medio de estos tiempos difíciles? ¿Qué puedo hacer para traer el Reino de Dios a Colombia mientras la oscuridad se cierne sobre la Tierra?» Dios me decía: «Quiero que mis hijos en Colombia emanen más luz, cuanta más oscuridad se desparrame sobre esta Tierra». Gloria a Dios, aleluya.
Entonces, no distraernos y prestar atención a estas cosas catastróficas que van a venir, a todas las cosas difíciles que van a tener que pasar los colombianos, sino poner nuestro foco en el servicio, en darle ánimo a los que están caídos, en levantar a los débiles y en este tipo de cosas. Y mientras nosotros pongamos nuestra atención en las cosas de Dios, Él va a poner su atención en las nuestras. Trabajar en la unión de la iglesia colombiana como cuerpo de Cristo. Gloria a Dios.
Otro punto que pienso que el Espíritu me hablaba es pensar muy bien cómo van a manejar los recursos materiales, pedirle dirección a Dios en esta área para manejarse con sabiduría económicamente hablando, no malgastar el dinero, tratar de no contraer deudas y preguntar al Espíritu Santo en qué invertir y en qué no invertir, para también tener éxito y la victoria en lo que es material mientras se pasa por este proceso esencial. Me decía el Señor: «Pedirme dirección».
Algunos serán llamados a mudarse a otro país y otros a quedarse. Es importante que no te muevas por la carne y, aunque quieras irte de tu país en medio de estos procesos que está pasando, que no sea porque vos tenés ganas de irte, sino porque el Señor te llame a eso. Porque si das un paso en falso y te movés por la carne, por los miedos o por lo que el diablo te está diciendo que hagas, y no por lo que Dios te está indicando, si no te movés en el camino que Él te está marcando que camines, entonces podrías cometer un error y salirte de la voluntad de Dios en tu vida y agravar tu situación. Pero nosotros tenemos el Espíritu de Dios, dice la Palabra del Rey.
[Romanos 8:14, RVR1960] Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Esta palabra es clave para los colombianos en este tiempo y en los que vienen: clamar por el país. No solo cada hermano colombiano, sino especialmente aquellos que tienen un llamado de intercesión en Colombia. Aquellos que están inactivos, estamos hablando de los intercesores, de aquellos que saben que Dios los ha llamado específicamente para interceder por Colombia en este tiempo, esos que están inactivos van a tener que dar su cara, me decía el Señor. Van a tener que aparecer, dejar de entretenerse, entender la seriedad de lo que viene y ponerse a trabajar. El ejército de oración en Colombia va a tener que levantarse, orar de madrugada y ayunar, entregarse como sacrificio vivo para su nación, porque lo que viene es fuerte. Pero dentro de todo esto, amados hermanos, tengan en cuenta que esto no es todo, que solamente es una parte que el Señor revela, que profetizamos en parte y que Dios tiene muchos vasos distintos para hablar hoy en día a su pueblo, y que, sin profecía, su pueblo se desenfrena.
Es necesario escuchar y no solamente tener en cuenta lo que dice la Palabra de Dios, que Él nos dejó escrita desde hace miles de años y que se viene cumpliendo de la A a la Z, a rajatabla, sino también escuchar lo que los atalayas de Dios, que Él mismo ha levantado para este tiempo, dicen, para que ustedes sepan en qué temporada están, en qué temporada está su vida, en qué temporada están ustedes individualmente, en qué temporada está su nación, en qué temporada está su congregación. Es importante ser entendido de los tiempos, mirar alrededor y entender, discernir y darse cuenta en qué temporada estás, para saber cómo moverte y para acomodarte a ese tiempo que estás viviendo. Amén.
Entonces, decía que en medio de este tiempo difícil que aún viene sobre Colombia, el Espíritu me compungía fuertemente; me hablaba de dolor, de llanto, de tristeza, de quebranto que viene para esta nación. No todo es triste, porque Dios me decía: «Dales un mensaje de esperanza a mi pueblo colombiano». Todo esto va a provocar cierto nivel de unidad y humillación en la iglesia colombiana. Y no solo eso, el Señor me decía: «Esto no será para siempre, sino que hay un tiempo estipulado para esta temporada de juicios y corrección. Los juicios sobre Colombia no pueden ser detenidos, pero sí se puede acortar el tiempo de duración, si se alcanza con cierto nivel de arrepentimiento, clamor, ayuno, oración y servicio a los necesitados en medio de la necesidad».
No se olviden que tenemos un Dios misericordioso, un Dios que no solo es amor, sino que también es severo, porque también es justo, si el pueblo de Dios primeramente se arrepiente y clama en ayuno y en oración.
[2 Crónicas 7:14, RVR1960] Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
Así que es esencial que, primeramente, la iglesia en Colombia, y cuando digo iglesia, estoy hablando del cuerpo de Cristo, no de los establecimientos ni de los edificios, sino de cada persona que es el Templo del Espíritu Santo, haga lo suyo para que el Señor oiga este clamor, este arrepentimiento. Entonces, el Espíritu me decía que, si el pueblo de Dios hace su tiempo, no va a ser detenido, porque es necesaria esta limpieza que se tiene que dar en Colombia, pero puede ser acortado, y el Señor puede reducir el tiempo del juicio.
Así que, para terminar este mensaje, el Señor dice que tengan esperanza, que no se olviden de la fe, de la esperanza y del amor, especialmente de la esperanza, porque tiene que llevarse a cabo una limpieza en Colombia hasta que se cumplan los plazos para esto. Este proceso tiene propósitos específicos, y Dios no se ha olvidado de esta nación, sino que la está limpiando para establecer cosas nuevas, así como en otros países latinoamericanos que están pasando ahora por un proceso similar. Cuando los muebles viejos de la casa sean quitados y la casa sea limpiada, estará lista para una nueva decoración. Gloria al Señor por este mensaje.
No te desalientes, sino que dedícate aún más a las cosas de Dios. Entrégate aún más a tu Rey, sirve al Creador de todas las cosas, y vas a ver cómo el Señor te sostiene. Y no solamente eso, sino que te transforma, te purifica y te refina como la plata, porque Él te ama y no se ha olvidado de ti, Colombia. Por eso mismo, porque es un Padre que ama, también corrige. Es necesario pasar por este tiempo, pero cuando te desalientes, acuérdate de que no es para siempre y que este proceso tiene propósitos bien específicos y delineados de parte del Señor. Él sabe bien lo que está haciendo. Así que mantén la esperanza, la fe, actúa en amor y confía en que Dios sabe lo que hace. Amén.