Bendiciones, amado pueblo del Señor Jesucristo. Aquí estoy en este 13 de enero del año 2023, con temor de Dios, para compartir y entregar una nueva palabra profética a todos los latinoamericanos que quieren escuchar lo que Dios tiene que decir, lo que viene a esta tierra.
Les recomiendo también escuchar nuevamente, y las veces que sea necesario, otra palabra profética que he publicado hace tres años a través de este canal, que se llama «Estoy dividiendo las aguas en Latinoamérica», y hoy vemos cómo se está cumpliendo todo lo que avisó el Señor aquella vez.
En primer lugar, les voy a compartir una palabra que recibí ayer, 12 de enero de 2023, y que dejé plasmada por escrito. Después les voy a compartir lo que he recibido, lo que el Espíritu Santo me ha hablado sobre lo que se está viviendo y lo que se va a vivir en gran parte de Latinoamérica en este tiempo que viene, en estos años que vienen. Así que comienzo leyendo esta palabra de Dios que se titula «Azote a Latinoamérica» y dice así:
En Latinoamérica es de noche y es temporada de invierno. Yo estoy tapando el sol con mi mano para que no vea la luz porque desecharon mis decretos, falsearon el derecho, torcieron la ley y me menospreciaron. Latinoamérica es como una prostituta que se ha vendido a la perversión y no se arrepiente de su maldad. Estoy enojado con los países latinoamericanos que se han independizado de mí y envío espada, destrucción, hambre y pestilencias. El hambre y la escasez se agravan, la violencia crece, el caos político y social se agudizan, así como el dominio, el control y la opresión al pueblo de parte de los gobernantes. Latinoamérica se sumerge en una oscuridad aún más profunda y las crisis económicas, humanitarias y de todo tipo aumentan. No hay paz, sino espada desenvainada. Traigo juicios sobre América Latina, porque mi balanza ha pesado la corrupción, el libertinaje, la promoción de delitos sexuales, el contrabando de armamento y drogas, el abuso laboral, la delincuencia y toda forma de rebelión, delito tras delito, maltrato tras maltrato. Lo he visto todo, y todos aquellos que se jactaron quebrantando mis mandamientos aplicarán el ramo a sus narices. No hay orden, no hay respeto, no hay ética moral. Se ha perdido la sensibilidad por el prójimo.
Viene el azote a América Latina y la serpiente se levanta para castigar a sus habitantes. Latinoamérica se aísla creyendo que ella puede sola, pero es para empobrecerse más. Venezuela como punta de lanza y luego le siguen los demás que siguieron en alguna medida sus ideas y pasos, hasta que se cumpla el tiempo y los plazos decretados del juicio. He decidido lo que he decidido y se cumplirá sin tardar. Varios países latinoamericanos se hunden en pobreza y en desesperación y van a faltar productos que nunca faltaron, y no se van a poder comprar cosas que siempre estuvieron a la mano. No te sorprendas, hijo, porque tú sabes que soy justo. No temas, sino aférrate a mí porque Yo voy a sostenerte, dice el Señor. Sé tú también justo y verás mi mano milagrosa. Mientras los demás no tienen, Yo doy la paga, tanto al que hace el mal como al que hace el bien, y Yo sé quiénes son los que claman por Latinoamérica. Mi corazón está con ellos.
Hijos, ustedes aprovechen para predicar mi Palabra, salven almas, ayuden para que otros se conviertan a mí. Conviértanse en pescadores de hombres, aprovechando el malestar social que vendrá aún más agudizado sobre las naciones latinoamericanas. Lancen la red y no se preocupen por nada porque Yo estoy con ustedes y no me olvido de los míos.
Es importante recalcar que en la parte de esta palabra profética donde dice «no hay paz sino espada desenvainada», esta espada en esta palabra profética representa enfrentamientos armados, guerra, levantamiento de los civiles, conflictos internos de algunos países de Latinoamérica y también conflictos con otros países de Latinoamérica.
[2 Crónicas 20:9, RVR1960] Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa y delante de ti, porque tu nombre está en esta casa, y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás, y salvarás.
Y cuando le preguntaba al Espíritu Santo sobre esta palabra que Él me entregó, esto era lo que escuchaba una y otra vez de parte del Señor para Latinoamérica: «Espada, pestilencia, hambre». Así que Latinoamérica está enferma y esa enfermedad va avanzando, como cuando hay un cáncer en un cuerpo que lo va ocupando todo. Latinoamérica está pasando por una temporada oscura, fría, de noche, de invierno espiritual, y esto sabemos que ha comenzado hace un tiempo, pero aún no va a terminar. Si bien no va a ser para siempre, porque en algún momento, así como ahora, Latinoamérica es como una persona que está desmayada y que no puede levantarse a causa de la debilidad que siente en sus piernas, en algún momento, cuando pase por este proceso fuerte de quebranto —porque ahora recién está entrando en el ojo de la tormenta, me decía el Señor—, cuando salga de esta tormenta, cuando se levante de este desmayo, se va a recuperar y entonces la gloria del Señor se va a manifestar en Latinoamérica.
Entonces decía que, desde hace un tiempo, sabemos que Latinoamérica está pasando por procesos difíciles en varios aspectos de la vida del hombre, pero aún falta más, y eso es lo que el Señor quiere que su pueblo sepa, para saber cómo reaccionar y para estar preparados para lo que aún falta por venir. No hemos visto lo peor de lo peor en muchos de los países latinoamericanos, sino que, en lo que viene, vamos a ver, vamos a tocar el fondo de lo que realmente Dios tiene preparado en sus juicios para las naciones latinoamericanas.
Haciendo un resumen de las cosas que yo veía, intercediendo por Latinoamérica en estos meses pasados y en lo que el Espíritu me hablaba a mi espíritu para compartir con su pueblo, lo que el Señor está diciendo es que lo que seguirá viniendo y agravándose es lo siguiente: las crisis políticas se seguirán dando, la inestabilidad política se seguirá agudizando. Hay complots en los gobiernos que se están dando a espaldas del pueblo, hay traiciones de políticos contra políticos. Hay naciones latinoamericanas que, en apariencia, en los dichos, se están amigando y se están agrupando, se están uniendo para conseguir objetivos comunes, países que comparten ideologías, pero, en verdad, por detrás, estos gobernantes, muchos de ellos, están preparando el puñal para traicionarse unos a otros, y no solo el puñal, sino el armamento para atacarse unos a otros.
Así que en algunos países —recibía de parte del Espíritu Santo— se está empezando a perder la democracia y, de hecho, se va a perder la democracia. Por otro lado, en lo económico, se agravan las crisis económicas, los mercados se cierran, algunos países de Latinoamérica se aíslan del resto del mundo, y esto que ya se está dando en algunas naciones se va a empezar a enfatizar, se va a agudizar y se va a mostrar en otros países que ahora esto no se está dando. Crece la inflación, la hiperinflación. Yo veía alimentos y productos imposibles de comprar, y otros alimentos y productos, medicinas y de todo tipo de productos, no solamente alimentos y medicinas, que no se podían conseguir, van a desaparecer de las góndolas, van a desaparecer de las farmacias.
Esto también en algunos países ya ha comenzado, pero el Espíritu me decía: Avisa a mis hijos que esto se va a agravar y que tienen que armarse de provisiones y que tienen que prepararse para la escasez de cosas que hoy son fáciles de conseguir, pero que en estos tiempos que vienen ya no vamos a contar con esos recursos.
Así que el hambre crece. La hambruna que yo veía, la falta de alimentos, es grave. Veía niños, veía ancianos, veía a las personas que -así como hoy se está viendo en Venezuela- esto va a darse en otros países sudamericanos, latinoamericanos, en ese grado. Y mucha gente no cree que esto se va a dar, sino que piensan que algunas voces proféticas estamos exagerando, pero esto está a la puerta y el Señor lo avisa con tiempo para que te prepares.
Nuevamente, como te estoy diciendo, crece la violencia, pero la violencia a un nivel que ahora no se ve en las calles, en el nivel que se va a ver en el futuro. Violencia en todas las áreas de la vida, violencia en los colegios, violencia en los civiles, en las manifestaciones sociales, ataques de ciudadanos contra ciudadanos, de civiles contra civiles, de ciudadanos del pueblo contra los políticos, contra los gobernadores, contra los presidentes, contra las cabezas de las naciones y contra todo dirigente político.
Violencia de muchas maneras se va a empezar a manifestar en un nivel mayor al que se manifiesta ahora, porque esto va de la mano del hambre que viene al pueblo y del pecado en el que se sumerge Latinoamérica y que conlleva a este tipo de violencia, opresión y maltrato al pueblo, me decía el Señor. Cada vez que el pueblo se quiera levantar, cuando el pueblo se quiere mostrar, se quiere manifestar, cuando el pueblo quiere hablar, cuando el pueblo se quiera poner en contra de cosas que se están viendo que son injustas en contra de la población, va a haber opresión y maltrato del pueblo de parte de las fuerzas políticas y militares. Van a haber presos políticos, me decía el Señor. Iglesias cristianas cerradas por la fuerza, enfrentamientos armados, conflictos, como decía antes, conflictos internos y conflictos entre algunos países y otros países. Yo veía la espada clavada sobre Latinoamérica.
Pero, ¿para qué el Señor está dándonos este mensaje? De ninguna manera es para que su pueblo tiemble, para que su pueblo se amedrente, para que su pueblo se esconda, sino primeramente para que su pueblo no esté en tinieblas sin saber lo que viene a su tierra, para que el pueblo camine en la luz de la revelación del Espíritu Santo y sepa lo que viene a los lugares donde están habitando. Si bien algunos de ustedes van a ser removidos del lugar donde están viviendo ahora y van a ser llevados o llamados de parte del Señor a mudarse a otros países, a otras ciudades, los que se queden en estas naciones latinoamericanas tendrán propósitos específicos de parte del Señor. Él va a aprovechar esta limpieza a través de sus juicios para traer a mucha gente a su Reino, para que nosotros, su pueblo, prediquemos la palabra de Dios en medio de estos juicios, y Él nos va a fortalecer con una fuerza especial para poder resistir estas tribulaciones en Latinoamérica y para ayudar a los débiles mientras pasan por estos procesos.
Esto el Señor lo está revelando para que su pueblo se arrepienta, para que se despierte y rectifique sus caminos delante de Dios. La iglesia de Latinoamérica está dormida en su mayoría. Si bien el Señor siempre tiene un remanente escogido, que son los consagrados a Él, los que nunca se alejan de la presencia de Dios, los que se entregan al Señor en cuerpo, alma y espíritu. Si bien el Señor siempre tiene una minoría de su pueblo que está en llamas por el Señor, lo que Dios busca, en parte, mientras sus juicios se derraman sobre Latinoamérica, es que su iglesia se despierte, se active y se ponga a trabajar, porque cuando las almas del mundo son atribuladas es donde nosotros tenemos que aprovechar a tirar las redes, me decía el Espíritu Santo, para rescatar esos peces del estanque sucio donde están habitando.
Estas cosas el Señor las muestra para que su pueblo clame. No para que estos juicios retrocedan, porque no van a retroceder, pero sí para que los tiempos se aceleren, para que los corazones se arrepientan, para que el pueblo latinoamericano reconozca su pecado, reconozca que ha abandonado al Señor, permitiendo este prototipo de Sodoma y Gomorra en Latinoamérica, y para que vuelvan al Señor.
Yo escucho al Señor ahora que habla a su pueblo latinoamericano, diciéndole: Hijitos, no tengan miedo de lo que va a venir. Ustedes son míos, dice el Señor, y los guardo en mi mano. Si bien a algunos voy a refinarlos y los voy a probar a través de estos juicios que seguirán cayendo sobre las naciones latinoamericanas, les voy a dar lo que necesitan para tener la victoria, dice el Señor.
Abrácense a mí fuertemente y más que nunca, para poder resistir la espada que viene a Latinoamérica: el hambre, la destrucción, la violencia, los enfrentamientos armados, las enfermedades, los virus que van a venir. Porque la enfermedad va a crecer sobre Latinoamérica, mientras los juicios de Dios caen sobre esta población. Aférrense a mí y abrácense, dice el Señor, a mí. Como cuando alguien se abraza fuertemente a una columna gruesa, porque sabe que si todo se cae alrededor, esa columna va a permanecer.
Sean inteligentes, me dice el Señor, y en vez de abrirle las puertas al miedo, en vez de escuchar a Satanás, que les dice que cuando todo caiga, ustedes también van a caer, escuchen mi voz, dice el Padre. Porque mientras las nubes vienen sobre Latinoamérica, mientras esta tormenta se sigue desarrollando en estos países, a ustedes les voy a iluminar con mi luz, a ustedes el sol no les va a faltar, pero voy a probar su fe, dice el Señor. Y quiero reavivarlos, quiero reanimarlos, porque yo veo ahora que muchos cristianos están como muertos en el espíritu.
Yo veo una persona que está desmayada en una cama, que representa en esta visión que estoy mirando, a un cristiano que, en realidad, está desmayado espiritualmente, está como muerto en el espíritu. Pero Dios dice: Voy a utilizar estas cosas para despertar a muchos que se confiaron y se durmieron. Yo voy a encender muchas velas en Latinoamérica, dice el Señor. Porque a la misma vez que mis juicios se desparraman sobre América Latina, al mismo tiempo mi Espíritu Santo va a ir detrás de esa escoba que barre y que limpia, reorganizando todas las cosas, encendiendo lo que está apagado, reavivando lo que estaba muerto. Voy a sacudir a mi iglesia en Latinoamérica, porque es la única manera en la que van a abrir los oídos a escuchar mi voz. Porque muchos se han apartado de mí, dice el Señor, pero como son míos, los voy a traer de nuevo hacia mí y voy a utilizar todos los medios posibles, dice el Señor, para que vuelvan a buscarme, para que vuelvan a reencontrarse conmigo, para que recuerden su primer amor.
Hijitos, ustedes no desmayen, ustedes, los que me pertenecen, ayuden, dice el Señor. Primero fortalézcanse a ustedes mismos, preparen el escudo de la fe, la espada del espíritu, orando en todo el tiempo, para no caer en ninguna tentación. Mientras todas estas cosas se siguen desarrollando en los países latinoamericanos, ustedes primeramente, levántense como templos del Dios vivo, para luego ayudar a otros que van a estar desesperados por una palabra, desesperados por conocerme, desesperados por encontrar la paz en medio de tanto caos.
Primero edifíquense ustedes, dice el Señor, primero edifiquen sus hogares, primero, dice el Señor, coman de la palabra, para después poder darla. Estén activos en todo tiempo. Aun como cuando alguien sale, abre la puerta de su casa y mira al cielo y ve venir los chaparrones, porque ciertamente se da cuenta de que la tormenta se acerca. Aun, viendo que la tormenta se acerque, dice el Señor, saquen ese paraguas espiritual que representa mi protección y salgan a las calles a dar de comer el pan del Evangelio, a rescatar esas almas.
Yo veo muchísima pobreza -nuevamente lo digo- en las calles. Las calles se van a llenar de pobres en un nivel aún mayor de lo que ahora estamos viendo, y nosotros -el Espíritu me indica- que salgamos a predicarle a esas almas, no solamente a darles el pan material, sino también el espiritual. Yo veo bombas en Sudamérica, yo no sé si esto es real o simbólico, pero estoy viendo Sudamérica y estoy viendo bombas de esas que se muestran en algunos dibujitos animados, que son negras y redondas, que tienen como una mecha que se enciende y luego explotan. Estoy viendo esta imagen simbólica y el Padre me dice que algunas cosas van a explotar en Latinoamérica. Pero especialmente yo en mi corazón siento muy fuerte que gran parte de esta palabra es para Sudamérica. Algunas cosas van a explotar y sus ojos se van a sorprender. Cuando vean estas bombas explotar delante de ustedes, cuando eso pase, dice el Señor, levanten sus escudos.
Nuevamente me dice el Padre: Vístanse con la armadura de Dios y comiencen a defenderse de los ataques que van a venir contra los cristianos, contra su fe, porque el diablo también va a hacer su trabajo mientras estos juicios se van desparramando sobre la tierra y va a aprovechar para robarle la fe a muchos. Por eso, el diablo ha pedido a muchos de ustedes, me dice Dios, para zarandearlos. Y ahí se va a mostrar quién verdaderamente está plantado y creyendo sin dudar en ninguna manera en el Hijo de Dios, en el Santo de Israel, en el Todopoderoso, en aquel Salvador que el mundo necesita. No se olviden que algunos de ustedes, me dice Dios, van a pasar por enfermedades, van a pasar por necesidades. Algunos de ustedes sí van a ser probados con estas cosas y voy a retirar el pan de sus mesas para ver si aún me aman, para ver si, pasando por una situación en la que no tienen todo servido, siguen confiando en mí y esperando que, si hoy no tienen para comer, mañana aparezca el pan en esa mesa por fe. Voy a probar su confianza, dice el Señor, voy a mirar sus corazones para ver cómo reaccionan mis hijos, especialmente mientras la espada cae sobre Latinoamérica.
Mientras el pan es quitado, mientras la violencia se agudiza, las agitaciones sociales se duplican, el robo va a aumentar porque, a causa del hambre que va a tener la gente, muchos van a empezar a robar para suplir las necesidades. Pero esto, en vez de mejorar la situación, la va a agravar. Así que, en estos tiempos de juicio que aún van a venir sobre Latinoamérica, los hijos de Dios van a ser probados para ver cómo reaccionan en medio de la adversidad. Porque, como muchas veces digo, es fácil decir que uno tiene fe cuando todo está bien. Pero la fe verdadera se muestra cuando todo está mal, y ahí el Señor te va a observar de cerca para ver qué hablas con tu boca, para ver si esa fe que predicabas antes de estos juicios la seguís predicando cuando caigan estos juicios al lado tuyo, cuando las nubes se vengan sobre tu cabeza y puedas sentir la humedad de la lluvia que va a llover para todos.
El Señor me indica que se levanten los intercesores latinoamericanos, aquellos que no están activos. Porque yo sé que hay mucha gente que ya viene desde hace mucho tiempo intercediendo por Latinoamérica. Porque el Padre ha revelado que estas cosas venían, pero el Señor llama a aquellos que no se están activando. Porque el ejército latinoamericano debe ser numeroso, debe levantarse, debe activarse más en ayunos, en oración, en unión, en acuerdo, para que cosas se destruyan en el Espíritu. Para que altares de idolatría caigan a través de la oración, para desatar a las almas que el diablo está aprovechando para atar en este tiempo de tribulación en Latinoamérica y para establecer los planes de Dios sobre la tierra en estas naciones y destruir los planes del diablo para estas naciones.
Lo bueno de este mensaje es que el Espíritu Santo me dijo: Esto no va a ser para siempre, esto se va a dar hasta que los plazos y los tiempos se concreten. Porque hay un plazo establecido para que Latinoamérica pase por estos juicios y sufra la consecuencia de sus pecados. No va a ser para siempre. Y una vez que la tormenta termine y las nubes larguen hasta la última gota de lluvia que Dios ha preparado sobre los países latinoamericanos, va a salir el sol y Latinoamérica va a ver la luz. Y esa mujer, que hoy es una ramera ante los ojos de Dios, vendida al pecado, se va a vestir de blanco para Dios, y Dios va a manifestar, así como ahora está manifestando su juicio, en algún momento cuando estos juicios terminen, Dios va a manifestar su gloria sobre Latinoamérica y se va a ver el poder de Dios en un nivel mayor al que se puede ver ahora, porque los hijos de Dios van a despertar, muchos de ellos, una vez refinados a través de estos juicios.
Así que el Señor nos dice, para cerrar con este mensaje que es palabra dura de digerir, difícil de comer: Hijitos, les estoy hablando porque quiero que sepan lo que viene, porque no quiero que crean a los profetas que están hablando mentiras, alimentando la ilusión de mi gente. Quiero que ustedes se saquen los anteojos oscuros, que ahora no les están permitiendo ver la verdad de las cosas, para que, quitando ese velo de sus ojos, puedan mirar lo que se viene.
Yo veo caballos, veo caballos de distintos colores que representan el hambre, los conflictos armados, la muerte, las pestilencias, las enfermedades, la muerte por estos encuentros armados, por estas agitaciones, por esta opresión, por la falta de comida, por tantas cosas que se vienen. Estos caballos están cabalgando en el espacio territorial espiritual de Latinoamérica desde hace un tiempo y aún no han terminado de recorrer todo ese territorio, me dice el Señor.
Así que, mientras esto pasa, ustedes tienen que brillar aún más. Mientras todo se amarga, ustedes tienen que colocarse aún más alto, me dice el Señor. Mientras la oscuridad se viene sobre Latinoamérica, ustedes tienen que alumbrar más. No se escondan, dice Dios, y salgan de sus aposentos a compartir esa luz que ustedes tienen, esa paz y esa seguridad en mí, a los que no cuentan con eso, y Yo los voy a recompensar, dice el Señor. Pero adelante, hijitos, no se amedrenten.
Y Dios me dice que desde hace un tiempo y ahora también, y lo va a seguir haciendo, está revelando a sus hijos todas estas cosas que estoy hablando y lo que va a venir a través de sueños a muchos de ustedes. Presten atención, porque esos sueños son para interceder por lo que Dios les está mostrando que va a pasar, y son sueños proféticos, muchos de ellos, que están anunciando lo que viene.
Hay distintas palabras proféticas que he publicado en mi canal desde que empecé a compartir la palabra de Dios desde el año 2016 hasta hoy, sobre distintos países latinoamericanos: Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Nicaragua y distintos países, Bolivia. He hablado en distintas palabras proféticas de todos estos juicios por separado, y el Señor dice que así mismo ha hablado a muchos de ustedes, a muchos de sus hijos que ni siquiera son profetas, ni apóstoles, ni maestros, ni pastores, ni evangelistas, pero son personas de oración que buscan a Dios, preguntándole: Señor, ¿qué es lo que va a venir? ¿Qué es lo que va a pasar? Avísanos para estar preparados y para poder avisar.
Escuchen lo que Dios les va a hablar en este tiempo, préstenle atención a los sueños que van a tener, anótenlos, grábenlos, compártanlos, si el Espíritu les permite, para traer luz a sus congregaciones. Avisen a sus pastores, y si Dios les indica sobre lo que va a venir en sus ciudades, en sus provincias, en sus países, no se queden callados, porque Dios no se está quedando callado. Dios quiere que nosotros, sus hijos, caminemos en luz y sepamos lo que viene sobre cada nación en las que estamos viviendo: desastres humanitarios. Veo ambulancias que van a tener mucho trabajo, gente que se muere, mucha mortandad en Latinoamérica, mucha brujería, muchas personas, en vez de recurrir a Dios, van a recurrir a los brujos más que antes, al ocultismo; van a aferrarse a la oscuridad en vez de a la luz.
Por eso es importante que nosotros oremos, oremos e intercedamos por estas cosas, para que quizás estas almas sean inspiradas por Dios para alejarse y no tocar este fuego del infierno, sino que busquen la luz del Señor en medio de estas cosas.
Gracias, Padre Celestial. Gracias, Padre, por esta palabra. Te damos las gracias, Señor, y te pido, Padre, que equipes a tu pueblo que escucha esta palabra con toda clase de armas espirituales que necesiten para defenderse, para atacar y para vencer. Para destruir estas potestades que han empezado a ocupar ciudades que antes no ocupaban en Latinoamérica, para ir y guerrear y batallar y hacer lucha contra estas entidades de las tinieblas que han comenzado a tomar nuestras ciudades, nuestras provincias, nuestros países.
Señor, en el nombre de Jesús, conecta una nueva red de intercesores latinoamericanos, mucho más grande de lo que ahora está conectada, para poder resistir los tiempos que vienen y que tu luz sea desparramada sobre Latinoamérica. Mientras tus juicios caen, haz tu misericordia, Señor. Ve a aquellos que están clamando por tu pueblo y por tu gente, Señor, y por los desvalidos, en el nombre de Jesús. Amén.
Agradezco sus oraciones porque, por causa de estas palabras proféticas y de la intercesión que estamos realizando, he recibido muchos ataques de brujería y de las tinieblas en contra de mi vida y de mi casa. Pero gloria a Dios, que mi escudo, mi protector, Jehová de los ejércitos, me ha dado la victoria. De igual manera, pido las oraciones para que este trabajo ministerial se pueda seguir realizando y que detalles como estos, con problemas en las transmisiones y demás, sean quitados del medio, como cuando uno quita las piedras de tropiezo del camino para poder caminar libremente.
Los amamos y voy a estar transmitiendo palabra cada vez que el Espíritu me hable, porque en cuanto estos juicios sean desparramados, más el Señor va a hablar. Tengan fe, tengan esperanza y no se debiliten sus piernas. Solamente que se doblen las rodillas para ir delante de nuestro Dios. Amén. Gloria a Dios. Bendiciones.